Sobre el nuevo período genocéntrico


El camino que abrió Darwin nos ha conducido a la sustancia genética (al ADN). Este descubrimiento nos hace pasar (a todos los grupos humanos) del fenocentrismo al genocentrismo. El centro se ha desplazado de la criatura al creador (de los fenotipos a los genotipos). La sustancia genética es la única sustancia viviente (‘viva’) en este planeta. Nosotros, pues, no podemos ser sino sustancia genética. Esta ‘revelación’ (esta
auto-gnosis) ha partido en dos nuestra historia sobre la tierra. Todo el pasado cultural de los humanos ha resultado arruinado, vacío, nulo... La ilusión antropocéntrica que nos ha acompañado durante miles de años se ha desvanecido. Se ha producido una mutación simbólica (en orden al conocimiento y a la conciencia de sí como sustancia viviente única); el cariotipo humano entra en un nuevo período de su devenir.

Esta aurora, este nuevo día cuyo comienzo presenciamos, alcanzará en su momento a todos los pueblos de la tierra. Pueblos, culturas, tradiciones, creencias… todo lo ‘humano’ desaparecerá. Viene una luz (un saber, una sabiduría) tan devastadora como regeneradora. Esta regeneración del cariotipo humano en el orden simbólico tendrá sus consecuencias. En un futuro no muy lejano hablaremos, pensaremos, y actuaremos, no como humanos sino como sustancia viviente única.

No hay filósofos aún, ni poetas, ni músicos, ni científicos… para este período genocéntrico que inauguramos. No hay nada aún para las nuevas criaturas, para la sustancia viviente única –en
esta nueva fase de su devenir. Nos queda la elaboración de una cultura, de un ‘mundo’ nuevo (digno de la naturaleza de nuestro regenerado, de nuestro recuperado ser). Queda todo por hacer.

domingo, 8 de noviembre de 2009

9) Sobre el tercer período

Sobre el tercer período y los momentos presentes. Llamada…

Manu Rodríguez. Desde Europa (08/11/09)


*


*Los musulmanes repartidos por todo el planeta, la tropa de Surt. Hoscos, sombríos, hostiles. Extendiéndose, extendiendo las tinieblas y la muerte. En la tierra como en el cielo.
Es un planeta enfermo, afectado. Mientras que el mundo no se aperciba de esta guerra de expansión, el islam irá ganando terreno. Pues nadie le planta batalla. ¿Hasta cuándo? ¿Qué espera la gente, es que acaso no ven cómo se ocupan sus calles, sus barrios, sus ciudades; cómo se pierden y oscurecen las zonas? Es una ofensiva ‘pacífica’.
Hay que vencer, hay que derrotar al islam. Es la última manifestación del horror, la última monstruosidad ideológica. La última amenaza. Estos son los tiempos de la gran batalla. Todos los hombres y mujeres libres, todos los pueblos libres están llamados a participar en esta batalla -si aprecian en algo su libertad y su vida. Es una batalla de magnitudes planetarias, cósmicas.
La gran rueda ha girado. Por más que se prolongue la noche, vendrá el día. Ésta es la confianza que tenemos en nuestra lucha. No podrán contra la luz estos tenebrosos. Venceremos.
*Tiempos míticos, fundacionales; tiempos de cambio, de transición. Son las tinieblas del neolítico las que nos tienen detenidos, las funestas ideologías religiosas universalistas. De entre todas estas ideologías es el islam la más peligrosa y la que está plantando la última batalla. Ni el área cristiana, ni el área budista o hinduista tienen hoy la fuerza que tuvieron antaño para impedir nada; perjudican de otro modo, a través de la educación, prolongando sus discursos, sus mundos. Sólo el islam usa, además, la violencia. Es un monstruo formidable.
Sumisión o muerte es su grito. La amenaza, la intimidación. El islam es intocable. En las zonas o ciudades con abundante población musulmana (en Europa) los no musulmanes viven amenazados e intimidados, como si ya viviesen bajo servidumbre (‘dimmi’), subyugados. Nadie osa censurar el islam. Se juega la vida. Cada día son más arrogantes y osados. Cada día se atreven a más. Son astutos, aguardan su momento, nada más.
Es terrible que nuestros gobiernos nos oculten o nos regateen la información acerca de los progresos del islam en nuestras tierras.
Hasta ahora son los grupos extremistas, el frente armado, o los radicales, los que protagonizan toda acción. Pero algún día será la masa musulmana, la ‘umma’, la que nos dará la sorpresa. Sólo espero que cuando ese momento llegue no sea demasiado tarde para enmendar nuestros errores al respecto. La expulsión de esa masa de musulmanes extranjeros será la única salida. Y el tiempo nos lo demostrará. No nos dejarán otra salida. Será, o ellos, o nosotros.
El rebrote de este monstruo, de esta monstruosidad, el islam, pone en peligro no sólo las culturas particulares sino este incipiente tercer período en el que los pueblos estamos encarrilados. Lo arruinará, lo agostará, o lo retrasará quién sabe por cuánto tiempo.
Este rebrote se produce en la aurora de un nuevo período. Podría no haber coincidido, como no lo hicieron su primera y segunda oleada. Esta coincidencia convierte los momentos presentes en una auténtica batalla entre la luz del nuevo período y las tinieblas del neolítico –lo más tenebroso del neolítico.
Esta situación se ha resuelto conceptualmente como una lucha entre el área ‘occidental’ y el área islámica.
Hay que usar argumentos que debiliten al monstruo, que lo derriben, que acaben con él. Estos argumentos deben circular en el área islámica, que es la más afectada por la alienación. ‘Extráñate del islam, enajénate de él; siéntelo como extraño, extranjero, ajeno. Supéralo. Véncelo.’
Tenemos que acabar ideológicamente con el segundo período, con el período neolítico. Someter a severa crítica sus ideologías –vencerlas, dejarlas atrás.
El islam es un fantasma que nos viene del pasado. Un pasado ya muerto. El pasado más sombrío.
Los que ven claro, los claros, tienen que tomar partido en este asunto. No pueden pasar, no pueden seguir pasando. No cabe aquí ni indiferencia, ni cobardía. Tienen que apostar por la luz, tienen que proyectar luz. La luz de los pueblos, la luz del tercer período.
*En los momentos presentes se trata de una lucha contra las tinieblas y también de una liberación (de un retorno), y de una reparación. La derrota de las tinieblas nos situará en el nuevo día, la derrota de los tenebrosos liberará a los pueblos y hará justicia. Ésta es la complejidad de los momentos presentes.
Carácter múltiple, doble cuando menos, del combate actual.
Otras batallas nos esperan en el futuro, pero hoy por hoy ésta es la batalla ‘escatológica’, podríamos decir. La batalla final, la gran batalla.
Hay que decir que estas ideologías universalistas y maniqueas detienen el progreso en cualquier sentido, es a pesar de estas ideologías que éste se ha producido y se produce. Detienen, paralizan. Se quieren eternas. Es obvio que tal es la voluntad de la clase dominante. De ahí la represión y la opresión en estas sociedades. El mundo, los mundos que imponen estas minorías dominantes. Ideologías teocráticas, sacerdotales.
No sólo detienen sino que alienan. Son ideologías trans-culturales, universales. Es la universalización de una tradición particular, con todo. Los pueblos han de dejar atrás sus culturas y adoptar estas ideologías extranjeras. Es un fenómeno múltiple, el de estas ideologías. Tiene múltiples efectos sobre la sociedad. Alienan y confunden en grado sumo a los individuos y a los pueblos.
Es vital su derrota, su eliminación incluso. Una derrota definitiva de esos monstruos, de esas quimeras. No hay otros monstruos, no hay otras quimeras. Son monstruos y quimeras ideológicos.
Será un combate en la tierra y en los cielos. Los expulsaremos de la tierra y de los cielos. No tendrán más poder. No harán más daño. Su tiempo acabó. Representarán el mal hasta el final de los tiempos: la alienación, la confusión, el caos; la opresión, la represión, la supresión; la miseria, la debilidad, la muerte.
Será una victoria sobre el islam no sólo en su área de dominio sino en el planeta entero, y no sólo sobre el islam.
*La vanguardia de la humanidad. Aquellos que saben que nuestros tiempos son nuevos y que nada tienen que ver con nuestro pasado neolítico. Los que se saben en un tiempo nuevo. Los conscientes. Los que lo tienen claro. Los claros.
Sólo estos pueden enfrentarse al auge del islam en estos momentos de transición con conocimiento de causa. Sólo estos pueden advertir del peligro de involución y regresión que nos amenaza a todos. Involución social, política, económica… cultural, espiritual. ¿Dónde están? Peligra el tercer período. Peligra lo conseguido.
Es esa vanguardia la única que puede dar un paso adelante y sacar de la incertidumbre y la confusión al resto de la humanidad. Hacia el futuro.
Yo convoco a esa vanguardia. De aquí y de allá. A los sabios, a los valientes, a los buenos. Los urjo a participar, a tomar partido en esta batalla en la que nos lo jugamos todo. No cabe negligencia, ni cobardía, ni ambigüedad en los momentos presentes. Claridad, y valor, y compromiso, eso requerimos.
La punta de lanza de la humanidad. La única que puede acabar con los monstruos del pasado. Acabar definitivamente con ellos.
En tanto se multipliquen los signos de presencia de estos monstruos, se oscurece, se ensombrece la tierra. Se aproxima un nuevo invierno supremo que afectará esta vez a todo el planeta. Prolongarán el periodo medio, el período neolítico. Esta nueva era, esta nueva aurora que vivimos puede frustrarse, arruinarse, quedar detenida por tiempo indefinido. Tenemos que impedirlo.
Nada lograremos si el problema se resuelve tan sólo aquí o allá. La victoria ha de ser total. En todo el planeta. Contra la araña universal.
Emplazo y urjo a todos los hombres y mujeres libres a que participen en este combate que alcanza dimensiones míticas y que será recordado y cantado durante milenios.
Uníos a esta lucha que es grande y digna y os garantiza un destino heroico.
Las generaciones que participen en esta gesta, en esta epopeya; la vanguardia del futuro. Las primeras generaciones tras los Padres y las Madres del nuevo período. Las que den el paso adelante. Las generaciones heroicas.
Daos prisa, el tiempo se agota. El tiempo cuenta a su favor. El monstruo crece y de desarrolla. Puede llegar un momento en el que ya no podamos con él. Perderemos la tierra y los cielos. Daos prisa.


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