Una aurora roja.
Manu Rodríguez. Desde Europa (02/06/10).
*
*Mi anti-islamismo es consecuencia de mi anti-fascismo. Mi blog es la expresión más pura del anti-fascismo. Es el anti-fascismo en su máxima pureza, me atrevo a decir. El islam es la última ideología totalitaria amenazante. Pero no es la única ideología totalitaria superviviente. Se lo recuerdo a los lectores.
Ningún paso en vano da el islam, ni otras ideologías del neolítico, en estos momentos, en este período de transición donde se juegan su futuro, su supervivencia.
Con respecto al islam, es una ofensiva planetaria lo que vivimos. Es un frente internacional. Es preciso advertir sus múltiples estrategias. Lo último, enviar esa flotilla de alimentos, denominada cínicamente ‘de la libertad’, a Gaza. Todo calculado y bien calculado. Es obvio que han provocado este asunto. Es un acto de guerra, una batalla, una misión encubierta y suicida (sin reparar en ‘gastos’). Contaban con las víctimas (los mártires). Los peones (y algún que otro alfil) que se apuntaron a esta ‘aventura’. Pobres desgraciados. Movidos. Instrumentalizados. Este uso de civiles en sus estrategias de poder. No les importa sacrificar ni a sus propios hijos –como todos sabemos. ¿Cómo van a tener piedad de los demás, de los otros? La ambición de poder de los líderes musulmanes; su total falta de escrúpulos morales –su arma más poderosa. Como el ‘alien’ en la película de Scott. No es invencible, empero.
Ningún análisis crítico en nuestros medios de comunicación. Todos han entrado a saco contra Israel. Nuestra falta de inteligencia y de claridad mental en estos momentos es uno de los signos de nuestra decadencia. Que caigamos en estas trampas tan burdas. Que le sigamos el juego al peor y al más absurdo y delirante enemigo que en estos momentos tienen los pueblos y culturas del mundo; que tiene la humanidad. En nombre de la democracia y de la libertad, precisamente. Es deplorable e indignante.
Poner las cosas en su lugar, de esto se trata. Que sepamos con quién (con qué clase de gente) nos enfrentamos. Que nada puedan ni sus gritos, ni sus amenazas, ni su violencia, ni sus lágrimas. Que no nos intimiden, que no nos conmuevan. Es una guerra declarada contra el no-islam, a ver si nos enteramos. Contra el mundo libre. Contra todos nosotros. Se nos ha declarado la guerra. Estamos en guerra. Hay que entender cada gesto como parte de la estrategia, de la guerra (ideológica, cultural, económica, de posiciones, de conquista…). No nos engañemos. Llevamos años así.
Es el mundo libre, el mundo no sometido (no islamizado), el que debe responder como se debe a estos fantasmas y poner en su lugar las ridículas y peligrosas pretensiones de dominio del islam. Decirle no al islam aquí y allí. Dentro y fuera de sus dominios. Sin temor ni rubor.
Es una torpeza intolerable, imperdonable. La de nuestras clases políticas, la de nuestros gobernantes, de la de nuestros pueblos. Las presentes generaciones. El tema ‘islam’ los tiene confundidos. Tanto peor será en el futuro, cuando los flujos migratorios indeseados –son intrusos- de millones de musulmanes alóctonos se hallen asentados en los países del mundo libre. En nuestra ciudades y tierras europeas, americanas, asiáticas… Una quinta columna que tan sólo espera su momento en cada lugar; sedientos de sangre.
La terrorífica ‘umma’ y sus terroríficos ‘pastores’. Seres aborrecibles. Su presencia, aquí y allá, en este nuevo período que ilumina a la humanidad es, cuando menos, siniestra. Anuncian males. Astutos, tramposos, violentos, sin escrúpulos morales. Harán lo imposible por permanecer, e incluso por destruir este incipiente período. Nos esperan tiempos de muerte y de dolor a todos –pueblos e individuos. Una aurora roja. La que ya vivimos.
*Provocará, el islam, una guerra planetaria que, en último término, acabará con los residuos ideológicos del neolítico. Precipitará su propia desaparición, y la de otros; será la muerte definitiva del segundo período. Se encaminan hacia su total destrucción. Lo sepan o no lo sepan; lo quieran o no lo quieran. Ya están espiritualmente vencidos. Hace ya tiempo que deambulan como clones, como zombis; como fantasmas del pasado. Testigos somos de su agonía –de su violenta y destructiva agonía.
Serán vencidos, como digo, espiritual y materialmente vencidos; arrojados del cielo y de la tierra.
*
Hasta la próxima,
Manu
Manu Rodríguez. Desde Europa (02/06/10).
*
*Mi anti-islamismo es consecuencia de mi anti-fascismo. Mi blog es la expresión más pura del anti-fascismo. Es el anti-fascismo en su máxima pureza, me atrevo a decir. El islam es la última ideología totalitaria amenazante. Pero no es la única ideología totalitaria superviviente. Se lo recuerdo a los lectores.
Ningún paso en vano da el islam, ni otras ideologías del neolítico, en estos momentos, en este período de transición donde se juegan su futuro, su supervivencia.
Con respecto al islam, es una ofensiva planetaria lo que vivimos. Es un frente internacional. Es preciso advertir sus múltiples estrategias. Lo último, enviar esa flotilla de alimentos, denominada cínicamente ‘de la libertad’, a Gaza. Todo calculado y bien calculado. Es obvio que han provocado este asunto. Es un acto de guerra, una batalla, una misión encubierta y suicida (sin reparar en ‘gastos’). Contaban con las víctimas (los mártires). Los peones (y algún que otro alfil) que se apuntaron a esta ‘aventura’. Pobres desgraciados. Movidos. Instrumentalizados. Este uso de civiles en sus estrategias de poder. No les importa sacrificar ni a sus propios hijos –como todos sabemos. ¿Cómo van a tener piedad de los demás, de los otros? La ambición de poder de los líderes musulmanes; su total falta de escrúpulos morales –su arma más poderosa. Como el ‘alien’ en la película de Scott. No es invencible, empero.
Ningún análisis crítico en nuestros medios de comunicación. Todos han entrado a saco contra Israel. Nuestra falta de inteligencia y de claridad mental en estos momentos es uno de los signos de nuestra decadencia. Que caigamos en estas trampas tan burdas. Que le sigamos el juego al peor y al más absurdo y delirante enemigo que en estos momentos tienen los pueblos y culturas del mundo; que tiene la humanidad. En nombre de la democracia y de la libertad, precisamente. Es deplorable e indignante.
Poner las cosas en su lugar, de esto se trata. Que sepamos con quién (con qué clase de gente) nos enfrentamos. Que nada puedan ni sus gritos, ni sus amenazas, ni su violencia, ni sus lágrimas. Que no nos intimiden, que no nos conmuevan. Es una guerra declarada contra el no-islam, a ver si nos enteramos. Contra el mundo libre. Contra todos nosotros. Se nos ha declarado la guerra. Estamos en guerra. Hay que entender cada gesto como parte de la estrategia, de la guerra (ideológica, cultural, económica, de posiciones, de conquista…). No nos engañemos. Llevamos años así.
Es el mundo libre, el mundo no sometido (no islamizado), el que debe responder como se debe a estos fantasmas y poner en su lugar las ridículas y peligrosas pretensiones de dominio del islam. Decirle no al islam aquí y allí. Dentro y fuera de sus dominios. Sin temor ni rubor.
Es una torpeza intolerable, imperdonable. La de nuestras clases políticas, la de nuestros gobernantes, de la de nuestros pueblos. Las presentes generaciones. El tema ‘islam’ los tiene confundidos. Tanto peor será en el futuro, cuando los flujos migratorios indeseados –son intrusos- de millones de musulmanes alóctonos se hallen asentados en los países del mundo libre. En nuestra ciudades y tierras europeas, americanas, asiáticas… Una quinta columna que tan sólo espera su momento en cada lugar; sedientos de sangre.
La terrorífica ‘umma’ y sus terroríficos ‘pastores’. Seres aborrecibles. Su presencia, aquí y allá, en este nuevo período que ilumina a la humanidad es, cuando menos, siniestra. Anuncian males. Astutos, tramposos, violentos, sin escrúpulos morales. Harán lo imposible por permanecer, e incluso por destruir este incipiente período. Nos esperan tiempos de muerte y de dolor a todos –pueblos e individuos. Una aurora roja. La que ya vivimos.
*Provocará, el islam, una guerra planetaria que, en último término, acabará con los residuos ideológicos del neolítico. Precipitará su propia desaparición, y la de otros; será la muerte definitiva del segundo período. Se encaminan hacia su total destrucción. Lo sepan o no lo sepan; lo quieran o no lo quieran. Ya están espiritualmente vencidos. Hace ya tiempo que deambulan como clones, como zombis; como fantasmas del pasado. Testigos somos de su agonía –de su violenta y destructiva agonía.
Serán vencidos, como digo, espiritual y materialmente vencidos; arrojados del cielo y de la tierra.
*
Hasta la próxima,
Manu
ya sabes mi posición respecto a llamar "fascista" al islamismo...
ResponderEliminarEsto conduce a que en consecuencia, todos los "antifascistas" y los "izquierdistas" que hoy son cómplices del islamismo y promueven la "alianza de civilizaciones" se convierten automáticamente en "fascistas"...
Por otra parte, todos las personas que están en contra de la invasión islámica de Europa, entre los cuales abundan los elementos que la prensa del Sistema llama "neonazis", "fascistas" y "extrema derecha" pasarían a ser, según tu terminologia... "Antifascistas"...
Aunque no tiene exactamente relación con este tema, te sugiero leas un artículo que se publica en el número 100 de "el catoblepas", de cual hay información en www.jrania.wordpress.com y también, directamente, en http://www.nodulo.org/ec/2010/n100p10.htm
Por cierto, que aunque admiro a Gustavo Bueno, no comparto todos sus puntos de vista... y finalmente yo te hago una pregunta: ¿Quienes, como el obispo Williamson, no aceptan el "dogma" laico ó judio de los seis millones... ¿también son "fascistas" ...
Saludos amistosos... porque en el fondo creo que opinamos casi igual...