Sobre el nuevo período genocéntrico


El camino que abrió Darwin nos ha conducido a la sustancia genética (al ADN). Este descubrimiento nos hace pasar (a todos los grupos humanos) del fenocentrismo al genocentrismo. El centro se ha desplazado de la criatura al creador (de los fenotipos a los genotipos). La sustancia genética es la única sustancia viviente (‘viva’) en este planeta. Nosotros, pues, no podemos ser sino sustancia genética. Esta ‘revelación’ (esta
auto-gnosis) ha partido en dos nuestra historia sobre la tierra. Todo el pasado cultural de los humanos ha resultado arruinado, vacío, nulo... La ilusión antropocéntrica que nos ha acompañado durante miles de años se ha desvanecido. Se ha producido una mutación simbólica (en orden al conocimiento y a la conciencia de sí como sustancia viviente única); el cariotipo humano entra en un nuevo período de su devenir.

Esta aurora, este nuevo día cuyo comienzo presenciamos, alcanzará en su momento a todos los pueblos de la tierra. Pueblos, culturas, tradiciones, creencias… todo lo ‘humano’ desaparecerá. Viene una luz (un saber, una sabiduría) tan devastadora como regeneradora. Esta regeneración del cariotipo humano en el orden simbólico tendrá sus consecuencias. En un futuro no muy lejano hablaremos, pensaremos, y actuaremos, no como humanos sino como sustancia viviente única.

No hay filósofos aún, ni poetas, ni músicos, ni científicos… para este período genocéntrico que inauguramos. No hay nada aún para las nuevas criaturas, para la sustancia viviente única –en
esta nueva fase de su devenir. Nos queda la elaboración de una cultura, de un ‘mundo’ nuevo (digno de la naturaleza de nuestro regenerado, de nuestro recuperado ser). Queda todo por hacer.

viernes, 1 de octubre de 2010

49) Para los libres y para los sometidos

Para los libres y para los sometidos.

Manu Rodríguez. Desde Europa (24/09/10).


*


*Los que hablan de prohibir el islam (en Europa o América) no parecen darse cuenta que éste comparte con el cristianismo la teocracia (clero-cracia), el universalismo, y el totalitarismo. Que no hay diferencia entre uno y otro (baste recordar el período de dominio cristiano en Europa). Que no es posible iniciar un ataque cultural (filosófico, antropológico, jurídico, político, sociológico…) al islam sin que otras ideologías semejantes se vean afectadas. Que si cae el islam caen también el resto de las ideologías religiosas universalistas y totalitarias del neolítico. Que la caída del islam y de ideologías afines supondrá la definitiva salida del neolítico.
La proximidad ideológica y el temor a un eventual triunfo de los musulmanes en nuestras tierras son los motivos de la actitud conciliadora y cómplice que, en Europa por ejemplo, y en los tiempos recientes, se advierte en las altas jerarquías de las diversas sectas cristianas con relación al islam –la numerosa población musulmana extranjera. Me refiero a las iglesias-mezquitas compartidas, o a los elogios al Corán o a la ‘piedad’ musulmana, así como la posición favorable a la construcción de mezquitas o centros culturales islámicos, o el apoyo a las tradiciones musulmanas en general (culinarias, jurídico-políticas…). Se han convertido en defensores de la ‘minoría’ musulmana (cincuenta millones) en Europa. Está claro que es una estrategia de supervivencia de la débil y pusilánime ‘ecclesia’ frente a la fuerte y amenazadora ‘umma’; se temen lo peor. Ambas buscan sobrevivir, e incluso dominar, aunque por caminos diferentes. La astucia y la violencia son sus armas.
En Europa y el mundo libre ya estamos acostumbrados a las habituales críticas de los sectores cristianos al laicismo o a la apostasía de las masas y el abandono de la ‘fe’, al lamento por la pérdida de las ‘raíces cristianas’ de Europa, o al ‘materialismo’ de occidente, también usado por los clérigos musulmanes, y merecedor, según estos, de nuestra destrucción.
Hay que decir que nuestra identidad (o nuestras raíces), como individuos o como pueblos, no está precisamente en el cristianismo o en el islamismo. Bien al contrario. Los pueblos cristianizados o islamizados son pueblos alienados, privados en su momento de sus propias culturas, y por lo general de manera violenta y traumática.
La victoria sobre el islam en los momentos presentes supondrá la derrota de los aspectos más sombríos de nuestro pasado (del pasado de la humanidad); será una purificación. Sólo una revolución cultural podrá enfrentarse con visos de victoria a estos residuos tenebrosos. Una revolución que pasaría, en primer lugar, por la recuperación espiritual de las identidades ancestrales y autóctonas.
Ha de cambiar nuestra actitud hacia esas ideologías, en sí destructivas y alienantes. Salir del laberinto conceptual judeo-cristiano-musulmán, por ejemplo. Verlos desde fuera; desde el futuro también. Ver su estela, su obra, su legado. Ver su inoportunidad, su estar fuera de tiempo y de lugar, su estar de más; sus absurdas, demenciales, y anacrónicas demandas, y pretensiones (pueblos elegidos, textos revelados por algún dios…).
Estamos, por lo demás, ante fenómenos sociales de masas (las religiones universales de liberación o salvación) que llevan la mitad del neolítico histórico (tres mil años) perturbando a la humanidad; alterando, modificando, o destruyendo para siempre pueblos y culturas. El balance es negativo. Nada bueno trajeron, nada bueno traen; nada bueno son.
La tradición judeo-cristiano-musulmana ha resultado ser la más dañina. No sólo por su tenebroso pasado, sino por su violento presente y su amenazante futuro (en esta tercera oleada del islam). Su área de dominio se extiende por la casi totalidad del planeta; y la criminal y demencial querella judeo-cristiano-musulmana vuelve a protagonizar la escena de la guerra en el mundo.
Salir de ahí, de esto se trata; de esa locura. Liberarnos, verdaderamente. Des-alienarnos. Dejar atrás. Renovarnos; renacer.
*Está en entredicho lo que, en los últimos doscientos años, y entre todos (científicos, políticos, filósofos… los propios pueblos), hemos realizado: el nuevo período, la nueva aurora para la humanidad; revoluciones culturales trascendentales. El paso del fenocentrismo (antropocentrismo) al genocentrismo, por ejemplo, aún no pensado/vivido hasta el final.
Todo ha cambiado. Todos los mundos del neolítico han perdido color y sabor (el sol, la luna, y las estrellas del neolítico han perdido su luz). Sólo por sus vínculos con nuestros respectivos pasados (como pueblos) los conservamos; y por la memoria de nuestros antepasados todos, para que no caigan en el olvido. Es nuestro deber.
*El proceso de renovación cultural que se ha dado en Europa y en el ámbito de lo que hoy consideramos el mundo libre (por oposición al mundo islamizado (o sometido)) ha puesto a muchos pueblos con un pie en el futuro. Pues bien, ambos, los diversos pueblos libres y el radiante futuro, están amenazados y en peligro.
Se anuncia una regresión, una involución. La voluntad de poder y de futuro que nos está demostrando la sombría ‘umma’ en los momentos presentes aquí, en nuestra propia casa, en nuestras tierras ancestrales, no está recibiendo respuesta adecuada por nuestra parte. Se les deja hacer y ganan terreno cada día; en la tierra y en el cielo. Se arruina y degenera minuto a minuto lo conseguido; el estatus cultural y material alcanzado; la hacienda, el legado; nosotros mismos.
Somos cuestionados y en nuestra propia tierra por esta muchedumbre venida de fuera. Nos cuestionan, cuestionan nuestro ser. ¿Cómo lo toleramos? Están en entredicho tanto nuestra naturaleza, como nuestra cultura; nuestro genio, y la cultura por nosotros mismos generada a través de las generaciones –nuestras condiciones espirituales de existencia (de libertad, de luz, de verdad). Está amenazada, pues, nuestra esencia, nuestra existencia, nuestro ser; podemos desaparecer
La nave Europa escora, tiembla, cruje (y todo el mundo libre, en verdad); nos despeñamos, nos hundimos, desaparecemos. Éste es el negro futuro que nos espera si nada hacemos. Hemos de recuperar nuestro horizonte, nuestro rumbo; hemos de recuperarnos a nosotros mismos.
Sólo desde un mundo otro, desde nuestro futuro, venceremos.
*
Para los libres y para los sometidos escribo. Para que los libres cuiden y protejan su libertad, y para que los sometidos la recuperen o la alcancen.
*
Hasta la próxima,
Manu

3 comentarios:

  1. Si alguien proclamase lo que dice el Islam, a título personal o como filosofía, sin escudarse en que es una religión, acabaría en el manicomio o en la carcel.

    El Islam no tiene cabida en las democracias occidentales, porque para empezar y sin entrar en más detalles, segrega a la mitad de la población, las mujeres.

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  2. Aún admitiendo la equivalencia entre
    judaismo-cristianismo-islamismo... no entiendo
    cuál sdería la alternativa salvadora en el plano económico y político social desde su punto de vista de usted... Pues si también descartamos el NS ó el racialismo europeista... entonces
    qué bandera nos queda y que pueda ser una solución?

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  3. LAS RAICES CRISTIANAS DE EUROPA LAICA: El cristianismo se inició como un movimiento laico en las provincias greco romanas. La Epístola apócrifa de los Hechos de Felipe, expone al cristianismo como continuación de la educación en los valores de la paideia griega, que tenía como propósito educar a la juventud en la virtud (desarrollo de la espiritualidad) y la sabiduría (cuidado de la verdad), mediante la práctica continua de ejercicios espirituales (cultivo de sí), a efecto de prevenir y curar las enfermedades del alma. El educador utilizando el discurso filosófico, más que informar trataba de inducir transformaciones buenas y convenientes para si mismo y la sociedad, motivando a los jóvenes a practicar las virtudes opuestas a los defectos encontrados en el fondo del alma, a efecto de adquirir el perfil de humanidad perfecta (cero defectos). El apóstol Felipe introdujo en los ejercicios espirituales la paideia de Cristo a fin de alcanzar la trascendencia humana (patente en Cristo) y la sociedad perfecta (Reino de Dios). A partir de entonces, los pueblos helénicos tomando a Cristo como ejemplo de lo que es la trascendencia humana, lo siguieron no como Dios, sino como hombre, a fin de alcanzar los fines de la paideia (la supra humanidad); por ello lucharon por helenizar el cristianismo estructurando la fe conforme a la razón. Tarea a la que se avocaron: San Basilio, San Gregorio, San Agustín y San Clemente de Alejandría (utilizando el pensamiento de los filósofos greco romanos: Aristóteles, Cicerón, Diógenes, Isócrates, Platón, Séneca, Sócrates, Marco Aurelio,,,),. Lo cual propició el choque entre culturas ante la oposición radical e intransigente de los príncipes de la sinagoga al uso de la razón en cuestiones sagradas tendente a evitar que se helenizara el cristianismo y se criticara el profetismo judío para mantenerlo sujeto a la Sinagoga. Desde entonces el talón de Aquiles de la doctrina de la Iglesia ha sido el profetismo judío y el fideísmo bíblico, al abrogar la enseñanza sobre el uso de la razón en cuestiones de fe que Cristo había revelado metafóricamente al ciego de nacimiento (Jn IX, 39), para hacer un juicio justo de nuestras creencias a fin de encontrar la verdad que nos liberara de las falsas certezas de la fe que nos mantienen ciegos__ Provocando en los pueblos cristianos la estulticia generalizada y la entronización del oscurantismo, al olvidar las raíces helenistas de nuestra cultura; lo cual ha convertido las Iglesias en sinagogas, los sacerdotes en rabinos, los cristianos en siervos del gobierno mundial judío, y el judeo cristianismo en religión basura. Así el movimiento cristiano dejó de ser laico y dejó de perseguir los fines últimos de la educación en la paideia; y por ello, no hemos alcanzado la sociedad perfecta ni la trascendencia humana. P Hadot: Ejercicios Espirituales y Filosofía Antigua. Ed. Siruela. http://www.scribd.com/doc/33094675/BREVE-JUICIO-SUMARIO-AL-JUDEO-CRISTIANISMO-EN-DEFENSA-DEL-ESTADO-LA-IGLESIA-Y-LA-SOCIEDAD

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