Sobre el nuevo período genocéntrico


El camino que abrió Darwin nos ha conducido a la sustancia genética (al ADN). Este descubrimiento nos hace pasar (a todos los grupos humanos) del fenocentrismo al genocentrismo. El centro se ha desplazado de la criatura al creador (de los fenotipos a los genotipos). La sustancia genética es la única sustancia viviente (‘viva’) en este planeta. Nosotros, pues, no podemos ser sino sustancia genética. Esta ‘revelación’ (esta
auto-gnosis) ha partido en dos nuestra historia sobre la tierra. Todo el pasado cultural de los humanos ha resultado arruinado, vacío, nulo... La ilusión antropocéntrica que nos ha acompañado durante miles de años se ha desvanecido. Se ha producido una mutación simbólica (en orden al conocimiento y a la conciencia de sí como sustancia viviente única); el cariotipo humano entra en un nuevo período de su devenir.

Esta aurora, este nuevo día cuyo comienzo presenciamos, alcanzará en su momento a todos los pueblos de la tierra. Pueblos, culturas, tradiciones, creencias… todo lo ‘humano’ desaparecerá. Viene una luz (un saber, una sabiduría) tan devastadora como regeneradora. Esta regeneración del cariotipo humano en el orden simbólico tendrá sus consecuencias. En un futuro no muy lejano hablaremos, pensaremos, y actuaremos, no como humanos sino como sustancia viviente única.

No hay filósofos aún, ni poetas, ni músicos, ni científicos… para este período genocéntrico que inauguramos. No hay nada aún para las nuevas criaturas, para la sustancia viviente única –en
esta nueva fase de su devenir. Nos queda la elaboración de una cultura, de un ‘mundo’ nuevo (digno de la naturaleza de nuestro regenerado, de nuestro recuperado ser). Queda todo por hacer.

jueves, 2 de diciembre de 2010

56) Dos cuestiones. Sobre el concepto 'gentil', y sobre cultura y religión

Dos cuestiones. Sobre el concepto ‘gentil’, y sobre cultura y religión. A propósito de algunas observaciones de C. M.

Manu Rodríguez. Desde Europa (28/11/10).


*


*Los términos ‘gentil’ y ‘gentilidad’ no tenían, en su origen, nada que ver con ‘cortés’, ‘cortesía’, o términos afines. Eran las palabras que judíos y cristianos usaban para designar a aquellos que no eran judíos o cristianos, y se usaban de forma peyorativa para designar a todo otro –la ‘gente’, o las ‘gentes’. Estos términos son traducción del término hebreo ‘goy’ (‘goyim’, plural), de igual significación. El término griego para el caso es ‘etne’ (acuérdate de la música ‘étnica’); recuerda también que se suele hablar de religiones étnicas (a las cuales también podríamos denominar religiones gentiles), esto es, de religiones/culturas no universales, culturas ancestrales ligadas a un pueblo y que entran en pugna con el universalismo y el totalitarismo del cristianismo, o el islamismo (porque corren el peligro de desaparecer). Estos términos (‘etne’, ‘gentil’…) se usaban como equivalentes del concepto ‘pagano’ (que se refiere a las primitivas tradiciones campesinas –de ‘pago’, que significa ‘campo’ en latín), o del posterior ‘infiel’ usado por los musulmanes, y eran susceptibles de ser usados también como armas conceptuales; como conceptos generales, tenían (y tienen) la ‘virtud’ de hacer desaparecer a los diversos pueblos y culturas, de borrar las diferencias esenciales; la humanidad se dividió en cristianos y paganos, o en musulmanes e infieles.
Yo reivindico esta primitiva acepción del término ‘gentil’ para designar, como digo en el blog ‘Europa Gentil’, a la Europa no cristiana, no judía, o no musulmana; a la Europa autóctona y ancestral; a la nuestra, a la propia. Es como decir: “sí, nosotros somos los otros, los gentiles, y nos sentimos orgullosos de ello; nos sentimos orgullosos de no ser vosotros”. Es el orgullo y el honor de no haber roto el nexo milenario que te une a tu pueblo, a tu genio, a tu ser.
El uso actual del concepto ‘gentil’ (como sinónimo de ‘cortés’, ‘galante’, o ‘delicado’) comenzó en la Edad Media (siglos XII y XIII), y fueron los poetas del, así auto-denominado, amor gentil (Guitone, Guinizelli, Cavalcanti, Dante…), herederos de los poetas del amor cortés (los trovadores), los que lo retomaron y volvieron a ponerlo en circulación ya con esta significación añadida. De esta manera se distinguían de los cristianos. Era una forma divertida y sutil de oponerse a estos (a su ideología y a su poder), así como de burlar la censura. Confesarse gentil era confesarse cortés, y era confesarse no-cristiano… Hay que tener en cuenta la ambigüedad y, al mismo tiempo, la equivalencia lógica y semántica que introdujeron los poetas e intelectuales de aquel período en estos conceptos: ‘gentil’ valía como ‘cortés’, y como ‘no judío’, ‘no-cristiano’, o ‘no-musulmán’; un concepto llevaba a otro. “Sólo en corazón gentil cabe Amor…”, dijo Guinizelli. ¿Cómo hay que leer, escuchar, o entender esto?
Los poetas trovadorescos y los del ‘dolce stil novo’, los poetas del Amor cortés y del Amor gentil, son los poetas del dios Amor, del dios otro, del dios gentil. Aquella época fue para Europa un proto-Renacimiento, o un conato de ello; un destello de luz, un amago de aurora.
Todo este excurso viene a cuento por tu conexión de ‘gentil’ con ‘idílico’; te has movido en el campo de resonancias conceptuales del uso moderno del término ‘gentil’. Hay que tener en cuenta también el antiguo; o pensar en todos los usos posibles de un término, para hablar de manera filosófica.
Aclarado esto, te responderé. Ni idealizo, como dices en otro lugar, ni consideró idílico el pasado de mi pueblo, pues no se trata de eso. No se trata de que el pasado de mi pueblo fuera idílico o no (además, ¿desde qué punto de vista ‘idílico’; para quién?); se trata sencillamente de que es el pasado de mi pueblo, de mi gente, de mi sangre, de mi ser. Y no veo por qué he de abandonar o ignorar o desconsiderar el pasado propio, o, como sucede en las ‘conversiones’, abandonar el propio y adoptar el ajeno, lo que sería, en ambos casos, auto-alienación; bien al contrario, he de tener mi pasado en lo más alto, y he de anteponerlo a otros. Es lo que un pueblo no debe perder, so pena de desaparecer él mismo; es lo que un pueblo no debe perder en absoluto.
Te recuerdo que los cristianizados, sean de donde fueren, tienen a los patriarcas de los judíos como antepasados propios, y la historia de Israel y del pueblo judío como sagradas, así como santa a la tierra de Israel. Para los musulmanes, sean de donde fueren, y no sólo para los salafistas (de ‘salaf’, ‘antepasado’ en árabe), el período de los antepasados está en los primeros tiempos tras la muerte de Mahoma, descansa en los primeros califas; su propio pasado pre-islámico es como si no hubiese sido, lo que vale también para los pueblos cristianizados y su pasado pre-cristiano. El pasado pre-cristiano o pre-islámico de los pueblos es destruido, o satanizado. Es todo un despropósito. Multitud de individuos y pueblos con pasado y antepasados espurios; aquí y allá. ¿Qué pasa con sus verdaderos antepasados, su propia historia, y su tierra ancestral?
Es la propia ideología judeo-cristiana, no su manipulación, la que sumió a toda Europa en la oscura Edad Media, en un ‘invierno supremo’. Hasta el Renacimiento no se comenzó a resurgir. Se recuperaron poco a poco las tradiciones jurídicas, artísticas, filosóficas, políticas y demás de la cultura greco-romana –la democracia que tanto hoy apreciamos. Se recuperó la gentilidad. Volvimos a pisar terreno europeo. Estábamos en casa. Habíamos vuelto.
*Hay muchas historias truculentas, verdaderas y/o falsas, que pusieron en circulación en Europa los primeros cristianos para minar la confianza que aquellos pueblos tenían en sus propias tradiciones culturales. Se prodigo una visión negativa de las antiguas culturas –ya sin distinción, re-nombradas como culturas simplemente ‘paganas’. Se las despersonalizó, se las desdibujó.
Lo que padecemos hoy en Europa con los musulmanes es lo que el ámbito cultural greco-romano (y finalmente toda Europa) comenzó a padecer con los cristianos hace casi dos mil años. La misma crítica, la misma propaganda, la misma campaña de intoxicación, la misma estrategia de desprestigio y desmoralización de los pueblos a los que se pensaba cristianizar (ahora islamizar). El mismo proceso de aculturación y enculturación. La misma insidiosa destrucción de la memoria. Nuestras tradiciones discutidas, nuestros antepasados vituperados, mancillados; nuestro ser todo pisoteado.
Volverán a alienarnos culturalmente; volveremos a ignorarnos. La historia se repite. Perderemos de nuevo la recién recuperada gentilidad. (Estas frases puedes ponerlas también en interrogación; que pasen de aseverativas a interrogativas. La duda o la incertidumbre resultan menos dolorosas que la certeza; dan esperanzas.)
*
*Querida C., un ‘slogan’ no es una cultura, en una cultura están implicados miles de seres humanos y miles de hechos. Es de justicia tener en cuenta a todos y a todo (en la medida de nuestras posibilidades). Un ‘slogan’ puede ser representativo de una ideología religiosa (el que tú mencionas –‘ama a tu prójimo como a ti mismo’), o una política (‘proletarios de todo el mundo…’), o una filosófica (‘trata al otro como quieras que te traten a ti’). Estas frases, más sonoras y rimbombantes que efectivas, pueden formar parte de una cultura, pero no la representan de ninguna de las maneras. No es tan simple la cosa.
La cultura de un pueblo es su religión; y cuanto más ligado esté un individuo a su propia cultura, tanto más religioso será. Toda la cultura, incluida la culinaria, o la manera de hacer sus necesidades, hacer el amor, o enterrar a sus muertos; su ciencia, su derecho, su música… Todo. Lo grande y lo pequeño; tierra y cielo. Y eso es lo que cada pueblo debe amar con todas sus fuerzas, y defender hasta la muerte; su propio patrimonio lingüístico-cultural, su propio mundo, sus propias condiciones espirituales de existencia; la atmósfera, el aire que requiere para respirar con amplitud y libertad. Es también el fruto de las generaciones.
En cuanto a esa frase que citas, y a esa religión, han causado en el mundo tanto daño como el que ha causado y causa el islam (recuerda lo del ‘el islam es paz’). Esas frases no han servido más que como instrumentos de poder y de dominio de las castas sacerdotales y políticas. Han destruido centenares de culturas y hecho desaparecer del mundo cientos de pueblos. La propia cultura china ha estado a punto de desaparecer a causa del comunismo. Se perdió la cultura egipcia, la persa, la griega, la romana… En el nombre de esas ideologías, de esos principios; en el nombre del dios de los cristianos, del dios de los musulmanes, del humanismo comunista. Toda la humanidad ha perdido; todos, individuos y pueblos, hemos perdido algo de nuestro ser. El árbol de los pueblos y culturas del mundo, que es también el árbol de la vida, el árbol más puro, está desmochado, sucio, roto.
El resultado final de toda esta triste historia es que no quedan en nuestro mundo sino esas pocas ideologías religiosas y políticas. Se han adueñado del planeta y lo han dividido y enfrentado. Las áreas de dominio de estas ideologías están en guerra entre sí. Nosotros, los humanos, no somos más que herramientas en manos de sus líderes religiosos o políticos, nos enfrentan unos a otros; somos sus peones, sus soldados… Nos alienan y nos instrumentalizan. ¿Hasta cuándo?
Hablar de este tema me entristece. Tu salida me entristece. ¿Por qué una cita de Jesús, por qué no una cita de Tales, Solón, Tirteo, Jenofonte, Heráclito, o Píndaro? ¿Cómo tan lejos de casa? ¿Es que no conoces ya a los tuyos; te has olvidado que tienes antepasados y sabios propios? Se descuidan las enseñanzas del propio pueblo. Esto es muy común en nuestros días. Citas budistas, taoístas, cristianas o musulmanas en los labios de nuestros hombres y mujeres; y la ignorancia o el olvido de lo propio. ¿Qué saben de sus propios sabios, o de su propio pueblo?
Me dices, en otro comentario tuyo, que vas a leer a Lévi-Strauss; era judío, efectivamente, y un judío filosófico y europeo (que había asimilado la cultura europea (desde Grecia y Roma)), a la manera de Einstein. De él te recomiendo ‘El pensamiento salvaje’. Espero que te ayude a redefinir o a reubicar los conceptos ‘cultura’ y ‘religión’; y a reencontrarte con ellos.
Hasta la próxima,
Manu

2 comentarios:

  1. Como comentario a este interesante e inteligente artículo... se me ocurre pensar que no fue gratuito el nacimiento de la sacterizaban por unos modos más agradables, afables, etc. que los característicos modales derivados por religiones fanatizadas o de pueblos de razas más adustas y brutales. Es así que con todo derecho podemos decir que nosotros, los gentiegunda acepción del término gentil... Posiblemente, la gente, es decir lois gentiles se fueron dando cuenta que ellos se carles, somos gentiles, es decir cortesanos, más liberales y amables...

    ResponderEliminar
  2. A AUNQUE NO SOY EUROPEO, RECONOZCO QUE ES UN BUEN CONCEPTO

    ResponderEliminar