Sobre el nuevo período genocéntrico


El camino que abrió Darwin nos ha conducido a la sustancia genética (al ADN). Este descubrimiento nos hace pasar (a todos los grupos humanos) del fenocentrismo al genocentrismo. El centro se ha desplazado de la criatura al creador (de los fenotipos a los genotipos). La sustancia genética es la única sustancia viviente (‘viva’) en este planeta. Nosotros, pues, no podemos ser sino sustancia genética. Esta ‘revelación’ (esta
auto-gnosis) ha partido en dos nuestra historia sobre la tierra. Todo el pasado cultural de los humanos ha resultado arruinado, vacío, nulo... La ilusión antropocéntrica que nos ha acompañado durante miles de años se ha desvanecido. Se ha producido una mutación simbólica (en orden al conocimiento y a la conciencia de sí como sustancia viviente única); el cariotipo humano entra en un nuevo período de su devenir.

Esta aurora, este nuevo día cuyo comienzo presenciamos, alcanzará en su momento a todos los pueblos de la tierra. Pueblos, culturas, tradiciones, creencias… todo lo ‘humano’ desaparecerá. Viene una luz (un saber, una sabiduría) tan devastadora como regeneradora. Esta regeneración del cariotipo humano en el orden simbólico tendrá sus consecuencias. En un futuro no muy lejano hablaremos, pensaremos, y actuaremos, no como humanos sino como sustancia viviente única.

No hay filósofos aún, ni poetas, ni músicos, ni científicos… para este período genocéntrico que inauguramos. No hay nada aún para las nuevas criaturas, para la sustancia viviente única –en
esta nueva fase de su devenir. Nos queda la elaboración de una cultura, de un ‘mundo’ nuevo (digno de la naturaleza de nuestro regenerado, de nuestro recuperado ser). Queda todo por hacer.

domingo, 14 de agosto de 2011

69) La marcha anti-Papa

La marcha anti-Papa.

Manu Rodríguez. Desde Europa (13/08/11).


*


*Los inútiles, los improductivos, los parásitos, los charlatanes, los ‘falsos héroes’… Estos son los componentes de los grupos que pretenden montar una marcha contra el Papa –grupos laicos, ateos, miembros del 15M, e incluso cristianos ‘auténticos’ (fundamentalistas cristianos que viven como pequeños burgueses de provincias). Qué antiguos, qué anacrónicos, qué trasnochados; tanto como la institución contra la que combaten –el Papa, el Papado; su poder, su historia, su influencia.
Esta ‘gesta’, digna de Aristófanes o de Moliere, abunda en la incoherencia o la falta de reflexión habitual en los actos y palabras de estos movimientos.
No sé por qué no incluís en vuestro multiculturalismo al secular Papado, y a la multitud de católicos que éste representa. ¿Si os oponéis al islam sois fascistas y ultraderechistas y si os oponéis al Papado sois lo más de lo más? Pero ¿qué lógica es ésta? ¡Ah, generaciones vanas, indoctas, y arrogantes!
Estos grupos se auto-enmarcan entre los modernos y progresistas. Estos grupos absurdos e incongruentes (al mismo tiempo anti-taurinos y pro-abortistas). Los muy modernos, los más que modernos, los postmodernos, los ‘multi-culti’…
Miembros de los vuestros han profanado recientemente templos cristianos, no hace mucho, en la Capilla de la Universidad de Madrid, creo recordar. ¿Por qué no profanáis también una mezquita? ¿Qué os lo impide? ¿O un templo budista; o una sinagoga? ¿Contra qué vais, en verdad? Yo digo que vais contra lo vuestro. Consciente o inconscientemente. Contra instituciones y tradiciones vuestras.
Gente que está más con y por los extraños, que con y por los propios. Que muera lo propio y que viva lo ajeno parece ser su consigna. Células sociales que destruyen las instituciones bajo las cuales nacieron y se desarrollaron, instituciones que constituyen buena parte de su ser simbólico. La auto-censura, la auto-crítica, la auto-destrucción. Minando los fundamentos culturales de su ser. ¿Por qué? No traen nada, no ponen ni proponen nada; sólo están capacitados para la destrucción -la destrucción de lo suyo.
Es una sociedad que se auto-agrede; se auto-mutila. Como cuando el sistema inmunitario de un ser vivo va contra su propio organismo, como sucede en el ‘Lupus Eritematoso Sistémico’, por ejemplo. Estamos ante una patología social.
Muerte lenta de la madre Europa a manos de sus propios hijos. Negando su ser, privándola de su ser.
¿Qué puede hacer una sociedad así enferma, así afectada?
Dejar estar, dejar ser. Dejar que estas instituciones y tradiciones nuestras vivan y mueran en paz; que tengan su vida en paz. Dejar evolucionar estas instituciones y tradiciones nuestras.
Instituciones políticas, religiosas, científicas, filosóficas, artísticas, jurídicas… que apadrinan mi ser; que forman parte de ‘mi’ historia.
*Neolítico, antropocentrismo y nihilismo están íntimamente relacionados. Desde Sumer, desde Egipto, desde China… pasando por Grecia y Roma. El nihilismo, activo o pasivo, en las ideologías y culturas del periodo gira en torno al hombre. Su ser, su sentido, su destino. No preocupa otra cosa.
La desacralización de la naturaleza, la cosificación. El menosprecio, la indiferencia hacia el resto de la naturaleza, viva o inerte. Útiles, recursos para el hombre. La tecnología invasora y destructora aquí y allá –desde el principio.
No es el fin de la historia lo que vivimos (la tesis de Fukuyama) sino de un período histórico determinado, el neolítico. Los últimos ocho o diez mil años.
En realidad todo el pasado humano es dejado atrás. Es una mutación, una metamorfosis. Un cambio sin precedentes.
Es el post-Renacimiento (desde Copérnico) el que nos ha traído aquí, a las circunstancias presentes. Comienza la caída del ‘hombre’, la declinación del hombre del neolítico, antropocéntrico. El paso del geocentrismo al heliocentrismo. Ni el pensamiento judío ni el helénico tenían ya nada que decirnos en aquellos momentos; ni el Génesis, ni Ptolomeo; ni Platón, ni Aristóteles. Copérnico, Kepler, Galileo, Newton… son los Padres de este período nuevo y primero; de este despegue del antropocentrismo. Con Darwin da comienzo el descentramiento definitivo (el paso del fenocentrismo al genocentrismo); el ser natural (el plasma germinal) acaba revelándose como el centro de la vida en este planeta. No cualquiera de sus criaturas. El extrañamiento que del resto de la naturaleza padecía el hombre del neolítico desaparece gradualmente y van surgiendo seres biosimbólicos nuevos. Las ciencias de la vida nos ilustran acerca de nuestro ser biológico, de nuestro ser único. Las ciencias del hombre nos ilustran acerca de nuestro ser simbólico. Nuestro mundo es otro. La vida, la naturaleza, el cosmos, la sociedad… todo ha cambiado. Cielo nuevo, tierra nueva. El período antropocéntrico ha terminado, el ‘hombre’ ha desaparecido.
En sólo tres pasos hemos dejado atrás al neolítico. El dado por las ciencias físicas, el dado por las ciencias de la vida, y el dado por las ciencias del hombre.
Ésta es la cultura de la que ahora gozamos, la luz nueva. Los parámetros simbólicos nuevos, los formantes de nuestro ser nuevo, renovado, futuro. Los mundos y discursos del neolítico desaparecerán tarde o temprano.
*El panorama social europeo (por lo que respecta a los autóctonos, a los europeos ancestrales) está roto, resquebrajado; escindido y enfrentado. Secciones, sectas; sectores sociales enfrentados. Política y culturalmente. Estas sociedades nihilistas nuestras.
Forma parte de ese panorama un buen porcentaje de seres de los que podríamos decir que componen el sector nulo de nuestras sociedades. Seres socialmente anulados. No se puede contar con ellos para nada en común. Faltos de interés por las cosas, por la vida; incultos, ignorantes. Indiferentes a todo lo esencial. Su ‘cultura’ (de masas); su gusto por la basura cultural (televisiva y otras). Su cinismo, su hedonismo, su ‘individualismo’ (siendo, como son, los más adocenados). Pierden su vida, tratando de ganarla o salvarla (¿para qué?). Pequeños egoístas. Malos ciudadanos, malos padres, malos hijos, malos hermanos, malos amigos, malos amantes.
Sólo una minoría se salva. Son los necesarios, los creativos; los claros, los lúcidos. Los responsables también, los honestos; los puros. Los constructores del futuro, que afortunadamente nunca faltan.
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Hasta la próxima,
Manu

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