Sobre el nuevo período genocéntrico


El camino que abrió Darwin nos ha conducido a la sustancia genética (al ADN). Este descubrimiento nos hace pasar (a todos los grupos humanos) del fenocentrismo al genocentrismo. El centro se ha desplazado de la criatura al creador (de los fenotipos a los genotipos). La sustancia genética es la única sustancia viviente (‘viva’) en este planeta. Nosotros, pues, no podemos ser sino sustancia genética. Esta ‘revelación’ (esta
auto-gnosis) ha partido en dos nuestra historia sobre la tierra. Todo el pasado cultural de los humanos ha resultado arruinado, vacío, nulo... La ilusión antropocéntrica que nos ha acompañado durante miles de años se ha desvanecido. Se ha producido una mutación simbólica (en orden al conocimiento y a la conciencia de sí como sustancia viviente única); el cariotipo humano entra en un nuevo período de su devenir.

Esta aurora, este nuevo día cuyo comienzo presenciamos, alcanzará en su momento a todos los pueblos de la tierra. Pueblos, culturas, tradiciones, creencias… todo lo ‘humano’ desaparecerá. Viene una luz (un saber, una sabiduría) tan devastadora como regeneradora. Esta regeneración del cariotipo humano en el orden simbólico tendrá sus consecuencias. En un futuro no muy lejano hablaremos, pensaremos, y actuaremos, no como humanos sino como sustancia viviente única.

No hay filósofos aún, ni poetas, ni músicos, ni científicos… para este período genocéntrico que inauguramos. No hay nada aún para las nuevas criaturas, para la sustancia viviente única –en
esta nueva fase de su devenir. Nos queda la elaboración de una cultura, de un ‘mundo’ nuevo (digno de la naturaleza de nuestro regenerado, de nuestro recuperado ser). Queda todo por hacer.

viernes, 26 de agosto de 2011

70) Carta abierta a los miembros de 'Europa Laica'

Carta abierta a los miembros de ‘Europa Laica’.

Manu Rodríguez. Desde Europa (24/08/11).


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*Perdéis el tiempo en vuestra querella con el Papado. Os enfrentáis a una institución caduca, a un tigre de papel. Erráis completamente el tiro y el objetivo. Prestad atención más bien al avance del islam en tierras europeas. Ahí está el verdadero peligro, aquí y ahora, para toda nuestra cultura –y no sólo para la tradición política. Nuestras instituciones laicas (jurídicas, políticas o sociales) y sus conceptos fundamentales (libertad, igualdad, democracia…) no están amenazadas por la iglesia católica o cualquiera de las sectas cristianas, que hace tiempo que perdieron su poder sobre nuestras mentes y nuestros corazones, sino por la actual expansión demográfica e ideológica del Islam en nuestros pueblos, ciudades, y naciones. Consultad las estadísticas sobre población musulmana extranjera en Europa; consultad acerca de sus demandas políticas, jurídicas o sociales, y sus logros (sus conquistas) aquí y allá (la ‘no-go’ áreas pululan). Perdemos tierra y cielo (ideología, cultura) europeos; perdemos también ciudadanos que se islamizan.
Ya está bien de considerar ultraderechistas a los que se oponen al islam y progresistas a los que se oponen a cualquiera de las sectas cristianas. Informaos. Despertad. Acercaos a los grupos republicanos y laicos franceses anti-islamistas, pongamos por caso, que hace tiempo que se oponen a la degradación de sus instituciones (os recomiendo ‘Riposte Laïque’, o ‘Bivouac’: http://ripostelaique.com/; http://www.bivouac-id.com/).
Conoced la situación europea al respecto. Los laicos tenemos que liderar (teórica y prácticamente) esta oposición, tenemos que impedir el progreso del islam en Europa; y la más que posible destrucción de nuestro patrimonio (si nada hacemos).
La mayor parte de la población europea le está dando la espalda a este gravísimo problema que pone en peligro todo lo conseguido por nuestros inmediatos antepasados, y aún la misma identidad europea; sea por indiferencia, ignorancia, inconsciencia, complicidad o, simplemente, cobardía (los creyentes musulmanes no tienen nada que ver con los santurrones cristianos, y nosotros, en Europa, ya tenemos experiencia de esto; ya conocemos su respuesta a nuestras críticas –la amenaza, la violencia, y la muerte). Tenéis que cobrar conciencia acerca de esto; tenéis que mirar de frente la angustiosa situación en la que nos encontramos.
Nuestros herederos lamentarán nuestra torpeza, nuestra confusión, y nuestra cobardía. Estamos perdiendo el tiempo; un tiempo precioso, vital. Cada día aumenta su poder e influencia (la absurda ‘alianza de civilizaciones’ es un ejemplo), y su número. En un par de generaciones no podremos hacer nada.
Hoy por hoy se atenta contra la libertad y contra la igualdad en nuestras tierras (la condición de la mujer, por ejemplo, en los colectivos musulmanes); se intimida y aterroriza a nuestros ciudadanos; se roba, se insulta, se golpea… se mata; y no veo que los ciudadanos se manifiesten por estos abusos. Tampoco veo que los europeos se solidaricen con los movimientos pro-democráticos en países dominados por el islam. Nadie mueve un dedo contra las masacres diarias de los musulmanes en Paquistán sobre su propia gente; o contra las guerrillas musulmanas que impiden la llegada de ayuda humanitaria a los necesitados en Somalia (esto, entre cientos de casos atroces que recorren el área islamizada).
Mientras tanto nosotros perdemos el tiempo con vanas sutilezas acerca de nuestras democracias, o arremetiendo contra fantasmas del pasado.
Un monstruo devorador nos ronda ahora, un viejo fantasma que se ha despertado con hambre de pueblos y naciones. ¿Seguiremos mirando hacia otro lado?
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Hasta la próxima,
Manu

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