Sobre el nuevo período genocéntrico


El camino que abrió Darwin nos ha conducido a la sustancia genética (al ADN). Este descubrimiento nos hace pasar (a todos los grupos humanos) del fenocentrismo al genocentrismo. El centro se ha desplazado de la criatura al creador (de los fenotipos a los genotipos). La sustancia genética es la única sustancia viviente (‘viva’) en este planeta. Nosotros, pues, no podemos ser sino sustancia genética. Esta ‘revelación’ (esta
auto-gnosis) ha partido en dos nuestra historia sobre la tierra. Todo el pasado cultural de los humanos ha resultado arruinado, vacío, nulo... La ilusión antropocéntrica que nos ha acompañado durante miles de años se ha desvanecido. Se ha producido una mutación simbólica (en orden al conocimiento y a la conciencia de sí como sustancia viviente única); el cariotipo humano entra en un nuevo período de su devenir.

Esta aurora, este nuevo día cuyo comienzo presenciamos, alcanzará en su momento a todos los pueblos de la tierra. Pueblos, culturas, tradiciones, creencias… todo lo ‘humano’ desaparecerá. Viene una luz (un saber, una sabiduría) tan devastadora como regeneradora. Esta regeneración del cariotipo humano en el orden simbólico tendrá sus consecuencias. En un futuro no muy lejano hablaremos, pensaremos, y actuaremos, no como humanos sino como sustancia viviente única.

No hay filósofos aún, ni poetas, ni músicos, ni científicos… para este período genocéntrico que inauguramos. No hay nada aún para las nuevas criaturas, para la sustancia viviente única –en
esta nueva fase de su devenir. Nos queda la elaboración de una cultura, de un ‘mundo’ nuevo (digno de la naturaleza de nuestro regenerado, de nuestro recuperado ser). Queda todo por hacer.

lunes, 17 de noviembre de 2014

116) Correo dedicado a todos aquellos...

Correo dedicado a todos aquellos aryas que, a lo largo del camino (de su llegar a ser lo que son), alguna que otra vez se desaniman (a todos nosotros, vale decir). Escrito en respuesta a un amigo, y bajo el signo de Atenea Promachos, de Apolo arquero, de Indra, de Thor…

Manu Rodríguez. Desde Europa (15/11/14)


*


*Amado lector, las quejas  y lamentaciones que encontrarás en este breve texto no van dirigidas a Zeus. Se apela a la dignidad, al honor, y al amor propio de los aryas europeos. No espera, pues, risas y chanzas, sino ira y furor guerrero; tempestades.
*Estimado amigo, me dices que abandonas de momento la lucha, esto me llena de sorpresa y preocupación.
Contempla a todos esos minúsculos grupos identitarios europeos en Suecia, en Dinamarca, en Alemania, en Francia… que tienen el valor de dar la cara, de responder a la llamada de su pueblo arrostrando el peligro –los insultos, la incomprensión de los suyos, la persecución, la prisión…
Los que advierten del peligro que corre la ‘tribu’ de desaparecer; aquellos que deberían ser considerados como la porción sagrada de la comunidad, el nexo con lo más alto; los apegados a los Padres, a los ancestros, a la madre patria… acosados, insultados, perseguidos, condenados; prohibidos, deslegitimados, proscritos. Precisamente las excepciones, los puros, la flor de la aryanidad. Los que tienen oídos, los que presienten, los que se adelantan, los precavidos… los ‘prometeos’. Las semillas de futuro, de un futuro otro, de un futuro digno; de un futuro nuestro.
Según la voz de la mass media (la voz de la sociedad del masivo desarraigo –de esta sociedad desalmada en la que vivimos) el nazismo, el nacionalsocialismo étnico, es el mal. Hablo de la ubicua, de la omnipresente, de la multiforme e incesante propaganda del enemigo. Desde incluso antes de la ascensión de Hitler al poder. Se usa  la mentira, la difamación, la calumnia, el perjurio, el falso testimonio… Se nos convierte en la imagen odiosa en esta sociedad deforme –con lo cual se nos honra y dignifica, dicho sea de paso (pues confirma que nosotros no tenemos nada que ver con este falso, cruel y absurdo mundo que nos han construido (con esta ‘Matrix’); que estamos fuera; que hemos salido; que hay otras ‘salidas’ que no son las suyas –las que ellos nos proporcionan (la nueva Sión)).
(¿Qué individuos, en esta sociedad del desarraigo universal, podrán encontrar el camino de sus respectivos pueblos? ¿Qué individuos se preguntarán siquiera acerca de su identidad étnica y cultural?  Esta sociedad cierra esas puertas, tapona esos caminos… los hace desaparecer.)
Esta calculada e insidiosa propaganda (esta ingeniería social) que padecemos desde hace decenios ha logrado sus objetivos, ha conseguido que seamos odiados, despreciados, denostados, ridiculizados, señalados…  acusados por los nuestros. Que nos odiemos a nosotros mismos, en suma –que odiemos nuestro genio, nuestra historia, nuestras raíces; nuestro ser étnico y cultural (biosimbólico). Este proceso aboca a la auto-destrucción. Es un suicidio étnico inducido.
Hay que tener valor hoy día para incorporarse, para darle cuerpo y semblante y voz al nacionalismo étnico arya; para reivindicar nuestro ser arya. Con toda esta corriente hostil en contra. Pero nos hemos atrevido. Hemos sido capaces de  atravesar las barreras morales, políticas, sociales, o jurídicas que nos ponía el enemigo. Y con ello hemos renacido. No cabe duda que hoy nuestro nacionalismo es más puro, más sabio, más fuerte, más aquilatado,  más seguro.
Obviando los motivos que aduces acerca de tu abandono, me pregunto si no será el desánimo. Los comienzos de Hitler y los suyos fueron también extremadamente duros y desalentadores. Apenas seguidores, apenas nadie les prestaba atención. Debo reconocer que nuestros tiempos tienen otras características (nuestra absurda ‘sociedad de consumo’). Fíjate, por ejemplo, en la cantidad de estúpidas ocurrencias que en pocas semanas alcanzan miles o incluso millones de seguidores en las ‘redes sociales’. (¿Puedes imaginarte a Goebbels en la conquista (ideológica) del Berlín actual; qué estrategias usaría?). El grado de alienación y desposesión espiritual de nuestros pueblos es tan grande… Tan grande y tan inmenso como nuestro cometido,  como nuestro quehacer.
Se necesita sangre arya que fluya hacia Europa; hacia la ‘Metrópolis’. Sangre arya que venga de las colonias. Brigadas internacionales aryas en defensa de su tierra sagrada. Ahora es la batalla de Europa. Y esta batalla no la podemos perder. Europa es la tierra sagrada milenaria de los aryas todos: de los romanos (neolatinos), de los celtas, de los germanos, de los baltos, de los eslavos…
Si has pasado por Londres habrás visto con tus propios ojos el caos, el horror multiétnico y multicultural… la ‘sustitución’ en marcha de la milenaria población autóctona arya. Habrás tenido noticia también de las violaciones de niñas y adolescentes británicas por ‘mafias’ de paquistaníes y africanos (más de 1500 casos en los últimos años), bajo el silencio de las autoridades competentes (temerosas de ser acusadas de ‘racismo’). Estos insultantes sucesos tendrían que haber provocado un grito, un clamor… un explosivo alzamiento de todos los nacidos aryas (en Europa, al menos); una respuesta adecuada a la ofensa. Pero nada. Ni indignación, ni ira. Ninguna respuesta colectiva; ninguna revuelta de indígenas. Apenas si queda, entre los nuestros,  algo de honor, orgullo, amor propio, o dignidad; algo del antiguo fuego.
Inglaterra (por no hablar de otras naciones europeas) es no sólo una muestra bien patente de lo que nos espera en cuanto a humillaciones y vejaciones; es testimonio también de nuestra ajenidad, de nuestra indiferencia; de nuestro individualismo, de nuestro narcisismo. De nuestra insolidaridad étnica. De la devaluación de toda palabra dada, de todo compromiso. De nuestra despreciable alma social (la de las masas de apátridas). De nuestra ignominia. De nuestro mal.
Ignórate a ti mismo y entrégate a tu pueblo, podríamos decir. Ocúpate, cuida, lucha por tu pueblo. No conozco otra medicina para nuestro mal.
Es preciso seguir luchando por la futura nación arya. La nación arya necesita voces, heraldos, mensajeros… guerreros de la palabra. Nuestros hombres y mujeres siguen viviendo en las nubes en lo que respecta a su condición y a su situación –a su origen, a su ser, a su futuro (cada día más incierto). Despertar de su sueño a la bella Europa, ésta es nuestra labor y meta. Que torne en sí; que recupere la conciencia y la memoria; que se recupere, que vuelva a ser. Si esto consiguiéramos, tendríamos más de media guerra ganada. Cuando Europa responda.
Algún día llegará nuestra hora, y se buscará nuestra palabra. El nuestro es un discurso religioso (religante, vinculante, simbólico) y espiritual étnico. Es una nueva fe para nuestros pueblos. Sólo para nuestros oídos. Es otra cosa que lo político, o lo económico… Nosotros hemos recuperado al dios autóctono; nuestro ser, nuestra luz, nuestra identidad, nuestra verdad; nuestra libertad.
La hermandad arya llegará; la nación arya. Y tendremos una sola fe, una sola causa, un solo destino. Hasta entonces no podemos sino perseverar, insistir, repetir nuestra palabra, nuestro alegre mensaje. De manera incansable, inaccesibles al desánimo y al desaliento. Con la mirada puesta en nuestro brillante y hermoso futuro.
*El nacionalismo étnico es exportable. No el arya, claro está. La idea es simple, sencilla, y poderosa. Podrían adoptarlo los chinos, los japoneses… todos los pueblos que se hayan mantenido puros, al menos étnicamente, ya que culturalmente la mayoría de los pueblos del planeta estamos contaminados. Las áreas de dominio del budismo, del hinduismo, del cristianismo, del islamismo… sobre los pueblos más diversos. Pueblos cristianizados, islamizados… bolchevizados, democratizados…
Cientos de pueblos espiritualmente exiliados; lejos de casa, lejos de los suyos. Adorando dioses o principios extranjeros. Deshacerse de todos esos discursos universalistas o internacionalistas, religiosos o políticos; recuperar el ser propio y ancestral; el nexo con los antepasados. Esto es el nacionalismo étnico. La liberación colectiva –no individual o personal. Quedan por venir las revoluciones nacionalistas étnicas.
*El nazismo (el nacionalismo étnico) tenía que ser destruido: chocaba (y choca) contra todos los poderes políticos, económicos, religiosos… (contra todo el viejo orden/mundo judeo-mesiánico), como acertadamente observó Saint-Loup en la segunda de sus ‘Quotations’; era la única ‘revolución’ (o cambio) verdaderamente radical, como incluso llegó a reconocer Marcuse, un judío. Fue una suerte de mutación espiritual, simbólica; un acontecimiento en los cielos. Estábamos ante un verdadero nuevo orden/mundo. Era una nueva oportunidad (un puerto, un paso, un camino nuevo que se abre), todo un nuevo inicio (Heidegger); una nueva aurora para nuestros pueblos. Un nuevo día, un nuevo futuro. Deslumbrante, resplandeciente, cegador. Su mera existencia hacía palidecer de envidia y rencor a sus oponentes; su belleza, su luz, su esplendor ofendían a los tenebrosos, a los opacos, a los sombríos… a los ‘malos’ (aquellos que buscan nuestro mal); su marcha triunfal, sus hercúleas victorias –la recuperación de Alemania en tan breve tiempo–, aterraban al enemigo. Aquella primera nación arya, aquella gloriosa experiencia, aquella sublime singularidad tenía que ser destruida, reducida a cenizas mediante aquellas bombas, aquellas luciferinas armas, aquel fósforo tenebroso, mortífero, letal. Esto fue lo que sucedió.
El alcance y la profundidad del ‘movimiento’ relumbran, empero, en sus ardientes y heroicos rescoldos  –su “interna verdad y grandeza”; su imperecedera luz.
El nacionalismo arya ha sido probado, templado, acrisolado. Ha sobrevivido a los más aniquiladores ataques –en la tierra y en el cielo; ha vencido a la muerte; ha vencido.
La lealtad, la fidelidad, la bravura, el honor, la nobleza; el culto a la verdad, a la claridad, a la luz. La excelencia arya. El camino arya. Nosotros no aspiramos al superhombre; nos basta con nuestro ser arya.
*
Saludos, y hasta la próxima

Manu

3 comentarios:

  1. Quería comentar algo sobre el apelativo "Sionista"; y es que muchos NS dicen ser antisionistas, mientras abrazan el cristianismo, es por ello que no dejan de ser unos sionistas más, puesto que el judeomesianismo está enraizado en la cultura judía, su mesias es Judio y su texto "sagrado" tambien lo es. Estos fanáticos religiosos que ven en Hitler como la Némesis de Jesús y como el gran salvador del cristianismo o de lo que ellos consideran "occidente", cuando realmente fue todo lo contrario, llegando él mismo a decir que el comunismo es hijo del cristianismo, ambos invenviones judías.
    Hace tiempo que lo dije y lo vuelvo a repetir, hasta que los identitarios españoles no se deshagan de raiz de esa doctrina judeomesiánica (cristianismo), no se producirá ningún avance significativo. Y el avance que se produzca será inducido por eventos externos, porque en este pais siempre se camina a remolque de lo que sucede en el exterior.


    ResponderEliminar
  2. Querido amigo, completamente de acuerdo contigo. Llevo años postulando esto. Es un discurso judío, pero un discurso judío para gentiles, para los ‘goys’, para los otros. Nietzsche tiene un aforismo que comienza: “Algún día nos arrepentiremos de los dos mil años de cultura cristiana” (o algo así). El mensaje pacifista cristiano es letal para los pueblos y, desgraciadamente, ha tenido una influencia tremendamente perniciosa en la cultura y en la psicología de los pueblos europeos. Hace tiempo que escribí lo siguiente: “El cristianismo es el arte de convertir a lobos y osos en cabritos y corderos.”
    El nacionalcatolicismo español es el más severo obstáculo que nuestra gente tiene para tener una conciencia clara de lo que es el nacionalismo étnico. El modelo sigue siendo el nacionalsocialismo alemán –en sus textos y en sus obras. No hay otro espejo, no hay otro camino.
    Gracias por tu comentario, y hasta la próxima,
    Manu

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Esos no saben lo que es el nacionalismo ético, todo esto les suena a Chino mandarín.
      Gracias a ti por tu blog, si nada más que el 10% de los europeos tuvieran asimilado lo que en este blog de expone, otro gallo nos cantaría.
      Saludos.

      Eliminar