Sobre el nuevo período genocéntrico


El camino que abrió Darwin nos ha conducido a la sustancia genética (al ADN). Este descubrimiento nos hace pasar (a todos los grupos humanos) del fenocentrismo al genocentrismo. El centro se ha desplazado de la criatura al creador (de los fenotipos a los genotipos). La sustancia genética es la única sustancia viviente (‘viva’) en este planeta. Nosotros, pues, no podemos ser sino sustancia genética. Esta ‘revelación’ (esta
auto-gnosis) ha partido en dos nuestra historia sobre la tierra. Todo el pasado cultural de los humanos ha resultado arruinado, vacío, nulo... La ilusión antropocéntrica que nos ha acompañado durante miles de años se ha desvanecido. Se ha producido una mutación simbólica (en orden al conocimiento y a la conciencia de sí como sustancia viviente única); el cariotipo humano entra en un nuevo período de su devenir.

Esta aurora, este nuevo día cuyo comienzo presenciamos, alcanzará en su momento a todos los pueblos de la tierra. Pueblos, culturas, tradiciones, creencias… todo lo ‘humano’ desaparecerá. Viene una luz (un saber, una sabiduría) tan devastadora como regeneradora. Esta regeneración del cariotipo humano en el orden simbólico tendrá sus consecuencias. En un futuro no muy lejano hablaremos, pensaremos, y actuaremos, no como humanos sino como sustancia viviente única.

No hay filósofos aún, ni poetas, ni músicos, ni científicos… para este período genocéntrico que inauguramos. No hay nada aún para las nuevas criaturas, para la sustancia viviente única –en
esta nueva fase de su devenir. Nos queda la elaboración de una cultura, de un ‘mundo’ nuevo (digno de la naturaleza de nuestro regenerado, de nuestro recuperado ser). Queda todo por hacer.

viernes, 4 de noviembre de 2016

141) Más cosas de España


Más cosas de España.


Manu Rodríguez. Desde Europa (03/11/16).
 

*


*‘Podemos’ se retrata, se destapa. Ha mostrado ser lo que es: una marioneta en manos de los independentistas en el Parlamento nuestro, en la cosa de todos.
El apoyo explícito a los independentistas, incluso a los más radicales (Bildu y ERC), del grupo parlamentario de ‘Podemos’ es un claro indicio de su naturaleza (de su ADN, como les gusta decir). El apoyo a los ‘matutes’ y a los ‘rufianes’.
Los independentistas cuentan con un grupo parlamentario extra introducido en el parlamento de tapadillo, de manera disimulada.
‘Podemos’ ha conseguido engañosamente los votos de extremeños, de andaluces, de castellanos… para ponerlos al servicio del independentismo vasco y catalán. Su grupo parlamentario es una fuerza más de los independentistas.
Pero, ¿qué tienen que ver los andaluces, los murcianos, los castellanos… con las pretensiones independistas de vascos y catalanes? ¿Por qué van a contribuir a ello?
No ese Estado plurinacional que nos venden (semejante al ‘bolivariano’) será el fin. Los independentistas no quieren pertenecer a ningún Estado plurinacional por muy bonito que se lo pinten. Quieren su propio y único Estado. Y esto debería estar ya más que claro, a estas alturas.
No sé qué pensar de los líderes de ‘Podemos’, sobre todo de P. Iglesias. No sé si es un mentiroso (un zorro), o un necio, un estúpido (un asno). No sé si su verdadera intención es cargarse definitivamente a España, o está siendo usado para el caso por los nacionalismos internos (de su propio grupo) y externos, o, sencillamente, no sabe lo que hace. Lo que a todas luces parece es que la coalición ‘Podemos’ está aliada con todas las fuerzas disolutivas del Parlamento. Forma parte de las fuerzas disolutivas.
¿Qué pensarán los abogados, jueces, militares… que militan o simpatizan con ‘Podemos’ acerca del descarado apoyo del grupo parlamentario a los radicales independentistas vascos y catalanes? En todo este apoyo es P. Iglesias el que toma la iniciativa y arrastra a los demás.
P. Iglesias, y su grupo, manifiestan siempre simpatías para con los radicales independentistas vascos y catalanes –y no sólo desde su ‘cheka’ mediática.  P. Iglesias, y los suyos, recuerdan a esos personajes cobardes y serviles que se solidarizan, se congracian con los violentos para no resultar ellos mismos una de sus víctimas. Les dan la razón; se ponen de su parte. Les corean, les aplauden, incluso. Se ven así libres de los insultos, amenazas y golpes de estos matones; fuera de su punto de mira. Hay mucha bajeza en esta actitud, hay que decirlo.
*Hemos podido escuchar en esta última sesión de investidura los ladridos y gruñidos de los radicales. Hemos podido observar también cómo el odio y la violencia (verbal, de momento) han entrado en el Parlamento.
Es el estilo de los radicales de izquierda. La violencia y el terror en la política es el patrimonio de la izquierda (desde la Rev. Francesa; desde Marx, Lenin, Trotsky…). Puede recorrerse el siglo pasado. Todas las técnicas –desde ‘reventar’ los mítines, discursos, o conferencias de los ‘otros’, hasta el uso de la intimidación, la violencia armada y el terror… No hay nada nuevo.
Estos nuevos radicales traen consigo aquel viento ceniciento que mencionaba M. Hernández. Traen vientos cenicientos llenos de odio, de rencor, de violencia, de muerte. Siembran la discordia. Como buenos instrumentos del ‘sistema’ –del ‘amo’.  
*Me gustaría decir unas palabras acerca de los recientes ataques de los radicales (Podemos, Bildu, ERC) al PSOE. Se le acusa de traidor a los ideales de izquierda, de no ser progresista… No cabe duda de que es la oposición del PSOE a los intereses independentistas la causa de tales ataques –no se busque otra causa. Lo ‘progresista’ es ser favorable a los independentistas. Si estás con ellos eres ‘bueno’, ‘progresista’ y todo lo demás, si no, eres ‘malo’, ‘reaccionario, ‘facha’… He aquí los fundamentos ‘ideológicos’ de esta retórica maniquea. Las injurias que se sostienen ahora contra el Partido forma parte de una estrategia política que tiene como finalidad quitar de en medio a ese PSOE adverso. Eso es todo. Se procura avergonzarlo, humillarlo, castigarlo por no ceder a las pretensiones de los independentistas (ellos no son de ‘izquierda’, ellos no son ‘progresistas’, ellos no son ni siquiera socialistas). En último término estos dardos envenenados van dirigidos contra la militancia, la base; se piensa de este modo afectar a los militantes… confundirlos, e incluso ponerlos a su favor –alterar la ‘esencia’ del Partido, por así decir; transformarlo desde su base, hacerlo otro. Se dirige, pues, arteramente, a la dignidad de los militantes socialistas, que no soportarán el verse tildados de la noche a la mañana de reaccionarios o fachas –a despecho de toda su historia. Los militantes y votantes no deben caer en esa burda trampa. Apelo a su inteligencia y a su dignidad. No tienen más que advertir las circunstancias. Sucede que estos radicales e independentistas necesitan claramente un PSOE (otro) que les favorezca. Quieren un PSOE dócil, manejable (como el muy ‘izquierdista’ y muy ‘progresista’ ‘Podemos’). Son estrategias y tácticas en la lucha política de cada día adecuadas al momento presente. Mañana serán otras. Ni los militantes ni los diputados del grupo parlamentario deberían concederle la menor atención a esos ataques.
La política es el arte de la mentira, dicen. Pero yo prefiero la definición de E. Haeckel: “La política es biología aplicada”. En la política tienen cabida todos los medios que advertimos en la naturaleza viviente para prevalecer, para dominar, para vencer: la violencia, la amenaza, la mentira, el disimulo, el camuflaje, la ‘mimesis’…
Pedro Sánchez es el otro problema del PSOE. El momento de confusión con respecto a sus mismas señas de identidad que hoy vive el Partido, a P. Sánchez se le debe; la escisión política, ideológica –la pérdida del sentido. A P. Sánchez le ciega su ambición de dominio y su soberbia. Se hizo muy bien al apartarlo de la Secretaría General. Su impaciencia  por llegar a la presidencia del gobierno, a la jefatura del Estado –(su intemperante codicia de poder)–, le hubiera hecho pactar sin reticencias ni remordimientos con los independentistas y ‘Podemos’.  Él sí que era el político de ‘izquierda’, ‘progresista’, y favorable a las políticas del ‘cambio’ que los nacionalistas y radicales demandaban. Un Parlamento con una mayoría como la que pretendía P. Sánchez (PSOE, Podemos, independentistas) hubiera significado el principio del fin de nuestra comunidad nacional. Ese era el precio de su ambición de poder.
La intención de P. Sánchez de presentarse de nuevo como candidato a la secretaría general del Partido dividirá y enfrentará aún más a los miembros del Comité federal y a los militantes. Los elogios a Podemos y a su militancia por parte de P. Sánchez, así como los mutuos elogios que en estos días se hacen P. Sánchez y P. Iglesias incidirán en esta confusión y división. Los recientes movimientos de P. Sánchez acabarán dañando al Partido. Parecen hechos adrede. Todo esto me suena a venganza personal. P. Sánchez quiere hacerle daño al Partido. Está dolido, y es rencoroso. Es fundamental para el futuro del PSOE que sus dirigentes y militantes no secunden sus iniciativas; que no sigan ese camino; que sean inteligentes y prudentes.
*Alguna vez habrá que hablar acerca del ‘marxismo’ y la cuestión de las nacionalidades. 
¿Cómo es posible que una ideología internacionalista y apátrida (“los proletarios carecen de patria”, Marx) apoye los movimientos nacionales de independencia?
Téngase como ejemplo de esto que digo el incongruente nacionalismo de la CUP en Cataluña. ¿Un partido claramente internacionalista, anti-sistema y todo lo demás, predicando un nacionalismo independentista? Algo huele a podrido en todo esto.
El internacionalismo del marxismo, del comunismo, o del socialismo, tiene un interés meramente estratégico cuando apoya a los nacionalismos en el seno de grandes unidades. La finalidad es, siempre, debilitar, descomponer, destruir.
Naciones pequeñas y débiles requiere el ‘sistema’. Cuanto más pequeñas e indefensas, tanto mejor. Naciones que, además, se plieguen a los requerimientos (políticos, jurídicos, económicos…) del ‘sistema’. Pequeñas naciones multiétnicas y multiculturales; ‘naciones’ abiertas, plurales, carentes de una personalidad definida (étnica y cultural)
Simulacros de nación tendremos. Para no parecer, ni de lejos, nacionalistas étnicos (se les compararía con el nacionalismo étnico que preconizaba Hitler –se les llamaría entonces fascistas, o nazis) los independentistas vascos y catalanes se manifiestan favorables a los flujos migratorios de asiáticos y africanos hacia nuestras tierras. Les dan la bienvenido. Se han convertido, incluso, en defensores de estos millones de extranjeros. Los partidos independentistas en Cataluña (ERC, CUP…) cuentan entre sus filas con subsaharianos, magrebíes, pakistaníes… muestran de este modo su ‘apertura’,  su multiculturalismo –su docilidad al ‘sistema’.
Resulta que no son sólo los catalanes ‘de toda la vida’ los que reclaman la independencia de Cataluña del Estado español, también la reclaman los andaluces, castellanos, extremeños… indios, pakistaníes, magrebíes, subsaharianos… que votan a (e incluso militan en) estos partidos independentistas que digo.
No sé si los identitarios de pura cepa advierten cómo se les escamotea la nación cuando estos ‘independentistas’ se la ofrecen a todos –vengan de donde vengan. Es una manera de desposeerlos de un patrimonio (de una ‘herencia’) que sólo a ellos les pertenece y del cual sólo ellos pueden disponer. Otros, venidos de fuera incluso, disponen ahora acerca del futuro de la ‘nación’ catalana (algo que no les pertenece), y construyen una nación a su medida, aunque también al gusto del ‘sistema’ (heterogénea, plural…).
¿Qué nación nos venden; que nación les venden los políticos independentistas catalanes a sus connacionales? Una nación en la que caben todos. Una nación no ligada a la etnia ancestral, a las tradiciones milenarias de un determinado pueblo… ¿Qué sentido tiene tal nación? ¿Qué sentido tienen naciones no ligadas a ningún pueblo en particular?
Si cualquiera, venido de donde fuera, puede llegar a ser francés, inglés, ruso, gallego, catalán…  ¿Qué valor, qué sentido tiene entonces el serlo…?
Pequeñas naciones multiétnicas y multiculturales que no se diferenciarán en nada unas de otras. La misma población (heterogénea, plural…), la misma ideología… ¿Para qué fronteras, pues? ¿Qué necesidad tendremos de naciones?
Pérdida de significación, de sentido. De los conceptos, de las palabras… de la geografía humana ancestral. Asiáticos, africanos, amerindios, chinos… que dicen ser franceses, italianos, ingleses, suecos… catalanes.
Estos son los nacionalismos que promueven los radicales de izquierda. Pero también el ‘sistema’.
Naciones superfluas. Sin sentido, sin personalidad… sin rostro definido. Ya circula el concepto ‘post-nacional’. Vivimos tiempos post-nacionales, dicen. Dan ya por finiquitadas las ancestrales naciones. Es sólo cuestión de tiempo.
Otro cariz que puede tomar ese futuro post-nacional (esa Matrix/Nueva Sión que nos están construyendo) es el de las discordias internas en las poblaciones. Una heterogeneidad en discordia. Los diferentes grupos étnicos y culturales lucharán entre sí –por las mejores tierras, por las materias primas… Zonas en guerra permanente. El territorio ancestral de los europeos se rediseñará. Tendremos nuevos territorios, nuevas fronteras. Las ‘nacionalidades’ que nos vienen (de África, de Asia…) ya se están agrupando en nuestros Estados. Ya tenemos territorios (en nuestras grandes ciudades) habitados casi exclusivamente por argelinos, o pakistaníes, o somalíes… Es territorio europeo ocupado por población extranjera. Son territorios europeos perdidos.
En cualquier caso, es la ruina de los pueblos  ancestrales lo que viene, el fin de las milenarias patrias carnales.
Libre flujo de capital y mano de obra. Un mundo sin fronteras. Es la finalidad     –el futuro deseable. Para unos y para otros. Los pueblos y patrias ancestrales son un estorbo, hay que desvirtuarlos, difuminarlos, hacerlos desaparecer…
Estos radicales de ‘izquierda’ (ácratas, anti-sistemas, y anti-fascistas incluidos) son también fuerzas del ‘sistema’. Lo sepan o no lo sepan. Lo quieran o no.
Ciertamente, instrumentos del ‘sistema’ son todos ellos. Esenciales, fundamentales. Su papel, su ‘rol’. Disolviendo, desvirtuando… confundiendo… amedrentando… Los radicales, los ‘fundamentalistas’ del ‘sistema’. Los dóberman del ‘sistema’. Los ‘perros’ del señor.
*
Hasta la próxima,
Manu

1 comentario:

  1. Así es, los perros del amo. Y no se puede decir nada en contra, no se puede comunicar una opinión que difiera de ese discurso multiétnico, multiracial, pues inmediatamente te tildan de racista, xenófobo, reaccionario, nostálgico. En cambio, ellos si pueden lanzar sus proclamas y escupir por su boca toda clase de improperios contra lo que llaman ellos "el fascismo"; y nosotros debemos guardar silencio. En el vocablo "fascista" meten a todo aquel que no piensa como ellos, lo señalan, le ponen la letra escarlata, por no decir lo persiguen, lo agreden o le hacen la vida imposible.
    Que tenemos frente a ellos? La nada más aboluta. Pues los pocos Valientes que existem, entre ellos Pedro Varela (el librero), estàm absorbidos,absortos, engañados y perdidos por la otra ideologia del sistema, madre de todas las demàs, y de la cuál derivan el resto de las concepciones o visiones del mundo, políticas, económicas y sociales; como el marxismo, o el internacionalismo; me refiero al judeomesianismo, "alias" cristianismo.

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