Sobre el nuevo período genocéntrico


El camino que abrió Darwin nos ha conducido a la sustancia genética (al ADN). Este descubrimiento nos hace pasar (a todos los grupos humanos) del fenocentrismo al genocentrismo. El centro se ha desplazado de la criatura al creador (de los fenotipos a los genotipos). La sustancia genética es la única sustancia viviente (‘viva’) en este planeta. Nosotros, pues, no podemos ser sino sustancia genética. Esta ‘revelación’ (esta
auto-gnosis) ha partido en dos nuestra historia sobre la tierra. Todo el pasado cultural de los humanos ha resultado arruinado, vacío, nulo... La ilusión antropocéntrica que nos ha acompañado durante miles de años se ha desvanecido. Se ha producido una mutación simbólica (en orden al conocimiento y a la conciencia de sí como sustancia viviente única); el cariotipo humano entra en un nuevo período de su devenir.

Esta aurora, este nuevo día cuyo comienzo presenciamos, alcanzará en su momento a todos los pueblos de la tierra. Pueblos, culturas, tradiciones, creencias… todo lo ‘humano’ desaparecerá. Viene una luz (un saber, una sabiduría) tan devastadora como regeneradora. Esta regeneración del cariotipo humano en el orden simbólico tendrá sus consecuencias. En un futuro no muy lejano hablaremos, pensaremos, y actuaremos, no como humanos sino como sustancia viviente única.

No hay filósofos aún, ni poetas, ni músicos, ni científicos… para este período genocéntrico que inauguramos. No hay nada aún para las nuevas criaturas, para la sustancia viviente única –en
esta nueva fase de su devenir. Nos queda la elaboración de una cultura, de un ‘mundo’ nuevo (digno de la naturaleza de nuestro regenerado, de nuestro recuperado ser). Queda todo por hacer.

martes, 24 de diciembre de 2019

202) Genogramas XXIV


Genogramas XXIV.

 

 
Manu Rodríguez. Desde Gaiia (24/12/19).

 

 
                                                                  *****

 
1.

Configuraciones contingentes de materia
viva. La materia viva no aparece sino
envuelta, protegida, corporeizada…
siquiera sea en las cápsides víricas.
En todo momento genouma y soma.

2.

Fonones que devienen fotones;
fonemas que devienen grafemas.
Actualizados, fijados por la escritura.
En tanto hablados, efímeros, virtuales.
Estallidos en el silencio. Fogonazos
en la oscuridad. Átomos en el vacío.
Sonoros, luminosos… Metáboles de la nada.

Con la escritura logramos fijar
la palabra, la lengua. Esa praxis.

3.

La hoja en blanco, la tablilla, los soportes.
Los genogramas no tienen por qué ceñirse
a unidades geométricas (puntos, líneas…).
Pueden usarse todo tipo de elementos: personas,
árboles, edificios, elementos cualesquiera
coloreados y dispuestos en orden de escritura.
Una pintura, o una escultura, cifradas.
Puedo ordenar un espacio cromático
según una palabra, una expresión.

A primera vista una reunión de elementos
cualesquiera coloreados, ordenados,
dispuestos  de una manera determinada.
En un segundo momento es un término,
o una expresión. Pueden usarse edificios,
casas, calles… indumentaria…
 
Permite grafías propias y múltiples. Cada
cual tendría su propia letra, como decimos
de la escritura ordinaria. Pero además, una sola
palabra puede ser realizada –con la misma grafía–
de muy diversas formas. Respetando la secuencia
propia de la palabra o la frase, estas pueden ser
pintadas-escritas de maneras cada vez distintas. 

Los límites de su ‘estilización’, podríamos
decir, son los límites de su legibilidad.

Una praxis colectiva estimulante. Hermosa
y buena. Plural. Que no atenaza, que no obliga.
Que nos invita a explorar límites; a crear.

Una composición que dijera esto:
“Nosotros somos genogramas”.
O: “Lo que ves son genogramas”.
La expresión contiene una información
autoalusiva, autorreferencial.

“Tú, que miras, atiende.
Somos genogramas.
Estás leyendo genogramas”.

4.

Es preciso atender a las refracciones
de la palabra o la frase. Tienes
que poner de tu parte, querido lector.

Metabolitos verbales solos, aislados.
Formas visibles, decibles, pensables.

5.

El ‘problema’ de la palabra es que no ves
una sustancia (forma y contenido), sino
una forma. Su contenido es relativo
al discurso. La palabra se debe al discurso.

Una forma, y unos contenidos virtuales.

No es que su significado sea borroso o vago
sino, sencillamente, indeterminado. La palabra
(su significado) se debe a la frase, la frase (su sentido)
se debe al texto, y el texto se debe al contexto.

La palabra, o la frase, actúan como
atractores de sus variados usos o acepciones.
Campo de referencia, lugar, situación,
momento… Los múltiples parámetros
que determinan el significado y el sentido
de términos y expresiones.

El decir múltiple; el escuchar múltiple.
El escribir; el leer. Es poner, es asignar.

Querido lector. Aprende el hablar
y el escuchar múltiples.

6.

Desde las primeras cápsides o envolturas;
desde los primeros momentos combatimos.
Todos los problemas físicos o físico-químicos
están resueltos o camino de resolver.
La locomoción. La natación y el vuelo. Todo
tipo de metabolismo –respiración, digestión…
Modos diversos de reproducción, de reproducirse
–solos o intercambiando material genético
propio con semejantes complementarios.

Vencer, superar… Los obstáculos físicos
y físico-químicos del medio. Temperatura,
gravedad, presión, atmósfera, agentes
químicos diversos, agresivos…

Esparcido o enucleado, el genouma controla,
decide, se mueve, va… en todo momento.

7.

El genouma sabe y quiere saber. La lengua
es un modo de aprehensión del entorno
y de nosotros mismos. Decir el mundo
en el que venimos a ser. En el que somos.
El medio físico y físico-químico
y nosotros, la vida.

Nosotros somos la vida, sin duda. La vida
que dice y se dice. La vida es inteligencia,
es lenguaje, es conocimiento, es expresión,
creación. Es pasión y deseo y anhelo infinito.
Es luz.

Su excepcionalidad, su fragilidad. Su potencia,
empero, de intelección, de apercepción,
de manipulación del medio –la superación
del medio, el habilitar el planeta para sí.
 
El planeta es una plataforma para nosotros.
El sistema solar hemos de recorrer, y poblar,
habilitar, en la medida de lo posible.
El sistema solar es nuestro hogar, la heliosfera.
 
8.
 
Pensar y pensarnos de modo nuevo.
Partiendo de la sustancia genética.
Desde la sustancia genética.
Como sustancia genética.
 
9.

Que falta de honestidad, de pureza, de luz
de largo alcance. Deshonestos, inmundos,
tenebrosos. ¿Cómo? ¿Por qué? Perversos,
enfermos, tanátidas, fúnebres, macabros.
Los sacerdotes, las religiones de salvación.
La ‘hermandad’. Los castrados. Los que odian
la vida. Los que aman la muerte. Los eunucos.
Los sombríos. La fuga, la huida, la muerte
como salvación. No vivir, no volver a vivir.
Estas son las ‘éticas’, los discursos
‘últimos’ que se nos ofrecen.

Está claro que no todo es amor y creación…
Que hay tendencia a la muerte, al no-ser,
al vacío… a las tinieblas. Eros maldito.
La vida, el amor, la generación, la luz,
la claridad, la verdad… proscritas, como
malditas, mal nombradas, mancilladas,
desconocidas, mal vistas o conceptuadas,
marginadas, menospreciadas, vilipendiadas,
minusvaloradas… Cuando no perseguidas,
prohibidas, aniquiladas… En el nombre
del amor, de la luz, de la verdad…

La vida no tiene otro adversario, se diría.
Estos canallas que hablan el lenguaje
de la vida son el adversario de la vida.

Se nos presentan como defensores de la vida.
Como pro-vida. Pese a su prédica de auto-castración
(la castidad como virtud suprema). Ese núcleo
horrible evidencia su origen, su ser.

Son el obstáculo mayor, el adversario mayor
que puede tener la propia vida. Es vida afectada,
tocada por la muerte, enferma, que no quiere vivir,
que no ama la vida. Que murmura contra la vida.
Que roe las raíces mismas del árbol de la vida.

Tánatos adopta desde que nace las palabras
de Eros. Las tinieblas hablan de luz.
La muerte habla de la vida y del amor.

 
*****

Saludos,

Manu

miércoles, 11 de diciembre de 2019

201) Genogramas XXIII


Genogramas XXIII.

 


Manu Rodríguez. Desde Gaiia (11/12/19).

 

 
                                                                  *****
 

1.

En un principio era el silencio,
el frío, la noche oscura…
Sólo al cabo de millones de años
surgieron las formas vivas.
Fue una ocupación del planeta.
La vida se extendió, conquistó.

Nosotros nombramos la luz
y decimos: “la palabra es luz”.
La luz es a las tinieblas lo que
la palabra al silencio, al no ver,
a la ignorancia, al no saber…

2.

 
La soledad de la vida, la nuestra,
de toda vida. La materia inteligente,
viva, creadora. En un medio adverso,
casi imposible. Condiciones físicas
y físico-químicas. Modificación
del medio, incluso. Para que sea
posible la vida, para que haya más
vida. El oxígeno, por ejemplo,
producto del metabolismo de desecho
de los protobiontes, de las primeras
formas vivas. Como si prepararan
el terreno a lo que había de venir.
Hacer habitable. La atmósfera esencial.
La ocupación del agua, de la tierra, del aire...

La soledad, el aislamiento –cósmico.
La fragilidad. Orden frágil, delicado.

3.

La inteligencia genética es la única.
No hay otra inteligencia.  Es la misma
en el ave, en el pez, en la ameba,
en nosotros… Somos una sola cosa.
Una sola es la sustancia viviente.
Cada instante de la vida de este planeta
es vivido por una sola sustancia.
El único sujeto de toda actividad
biológica en este planeta.
Incluida esta que ahora realizo.
Sólo esta sustancia actúa. Sólo 
nosotros. Sólo en nosotros se da
la acción. Permanentemente nos
enfrentamos con el no-ser,
con la muerte, con el desorden…

Creamos, configuramos, nos movemos.
Únicamente nosotros. Siendo mundo,
nos movemos en el mundo. El mundo
es nuestro –de la sustancia viviente
única. No del hombre, que es nada,
sino de su creador, del creador de todas
las formas vivas que pueblan el planeta.
Nosotros somos el señor del hombre,
de esa envoltura. No el hombre, pues,
no el soma, sino el genouma.

4.

La lucha de todos contra todos. Cómo
la misma sustancia viviente está dividida,
particularizada… ajena a sí misma,
enfrentada a muerte consigo misma.
O tú o yo. La propia vida escindida,
compitiendo por lo mismo: por la tierra,
por el aire, por el agua, por la luz… Todo
necesita de todo. Todo se nutre de todo.

El juicio de valor ético-estético. El sentido.
El sentido de la vida, el que la vida siente,
y no meramente percibe.

En nosotros la vida emite un juicio de valor
ético-estético. No sólo acerca del mundo sino
acerca de sí misma. Los modos y maneras
de la materia viva. Su manera de ser. Crea
orden a partir del desorden. Mata, devora,
asimila… para contribuir a su propio orden.
Constantemente abatida, rota, destrozada,
desordenada, muerta, ingerida…

Hay dolor por doquier. Hay lucha y muerte,
y engaño y horror. Contra sí misma ha de
defenderse la vida. De sí misma ha de tener
cuidado. A sí misma se acecha, se acosa,
se derriba… Con indiferencia infinita.

Brutal, cruel, cruda, indiferente,
desapasionada… fría matanza,
frio banquete…

Sólo en nosotros, parece, se dan estos
sentimientos, esta sensación de horror.
Nausea. Que sea así. ¿Por qué así?

4.

Ciertamente la vida es dolor,
mas no únicamente o no toda.
La alegría de ser, de contemplar.

La vida se empina en el planeta.
Quiere ver. Con dificultades
surge, y se eleva.

6.
Todo lo que hacemos tiene trascendencia
cultural. Redunda, incide, mueve…
Es una agitación, una perturbación,
una onda… que tiene sus consecuencias.
Las palabras, el lenguaje y las actividades
verbales todas, agitan; su circulación
repercute, genera respuestas, reacciones,
otras realizaciones, metabolitos nuevos… 
Modifica el espíritu poco o mucho.
Es una interacción, un componente más.

Una práctica colectiva. La escritura, 
¿es tan importante como el lenguaje
hablado? Durante milenios carecimos
de escritura, aunque no de imágenes
colectivas, de iconos, de diseños,
de ornamentos… La colectivización
de la escritura, ya en Sumer –las escuelas,
la “casa de las tablillas”.
La imprenta en China, en Europa.

Sin solución de continuidad la imprenta
e internet. Contra MacLuhan. Esa
colectivización que inaugura la imprenta.
Con el ordenador se han multiplicado
los ‘cajistas’, los componedores de textos.
Los que se sientan ante el teclado.
Los que sacan copias, los que imprimen.
Se ha generalizado la imprenta, la autoedición.
¿Cómo que la galaxia Gutenberg ha concluido?
No ha hecho más que empezar. Las impresoras
pululan, junto a los ordenadores. Nos hemos
convertidos en linotipistas, en impresores…

Los pasos de la escritura son lentos.
Su invención. La idea misma de escritura.
Los sumerios le dieron una divinidad.
Un escriba. Una discreta, modesta divinidad.
Haya. Poco más tarde pasó a una divinidad
femenina ligada a la agricultura, a las plantas.

Con relación al alfabeto inspirado en el código
genético, los genogramas. Escritura básica.
Fundamental. Las letras de la vida. Los cuatro
ácidos nucléicos. Las cuatro bases.

Con esta escritura nos tenemos siempre presentes.
Tenemos siempre presente nuestro ser.
Los elementos constitutivos. La materia viva,
inteligente, creadora, parlante. Que escribe,
y cuya escritura se inspira en su propio ser.

Su generalización, su colectivización.
Su praxis colectiva. Como escritura artística,
si se quiere. Junto a otros alfabetos. Ciertos
textos, ciertos usos. Pero aceptada, usada,
colectiva. Si no, no sirve para nada.
Es como una escritura privada, un mundo
privado no compartido. Un asco, en verdad.
Una escritura para mí sólo es un absurdo.
 
Un uso colectivo quiere decir que no hay autor.
Que éste carece de importancia. El autor tiene
que resultar innecesario. Lo importante
es la escritura. Su uso. No compite
con el alfabeto latino, ni con ningún otro.
Es otro alfabeto y puede tener su campo
de usos. La práctica y la deriva lo determinarán.
Como una nueva praxis social, colectiva,
que tiene sus propios usos, que genera
su propio campo de aplicaciones.

A la luz de nuestro conocimiento actual
surgen los genogramas, y estos se hacen
populares, se usan. ¿Quién las puso
en circulación? Nadie, cualquiera, alguien…
De pronto esta escritura comenzó a circular
en joyas, en prendas de vestir, en tejidos,
en muebles, en arquitectura…

Se usa y generaliza, se extiende. Poco o mucho,
no importa. Pública, compartida. Conocida
al menos su posibilidad. Algo accesible,
comunicable, común. Integrada, que está ahí;
que podemos disponer de ella. Nada elitista,
aparte, privado o exclusivo… sino algo para
todos o para cualquiera. Algo común y corriente.

Yo propongo, pongo en circulación. Puede
usarla cualquiera, yo mismo soy un usuario más.
La conozco y la uso. Yo propongo su uso,
el que sea conocida y practicada, poco o mucho.
Que circule. ¿Qué importa el autor?
Lo que importa es que haya surgido, que sea.
Que esté ahí y que podamos disponer de ella…
Úsela, pues, quienquiera, cuando quiera,
como quiera, para decir lo que quiera, donde quiera…
 

*****
 
Saludos,
Manu

viernes, 22 de noviembre de 2019

200) Genogramas XXII


Genogramas XXII.

 

 
Manu Rodríguez. Desde Gaiia (22/11/19).

 

 
                                                                  *****

 
1.

Las auroras. Los comienzos.
El esplendor de los tiempos inaugurales.
El entusiasmo, la alegría del comienzo.

2.

El sujeto ‘quién’, ‘aquel que’, ‘el que’…
habla, dice, escribe, o camina… Desde
sí mismo, desde el espacio íntimo del ser.
La entidad genética, la cifra intemporal,
núcleo inefable. Más acá de todo lenguaje.
Que no se ignora, que no se pierde de vista,
que se tiene en cuenta, que se sabe.
Que a sí mismo se tiene. Que mora en sí,
que descansa en sí. Él mismo su morada.

3.

El laberinto, la red del lenguaje, se diría.
Transparente. Sin pliegues ni oscuridades.

4.

La cifra  genética que somos
nunca antes se ha dado,
y nunca más se dará.
Nacer, venir a ser, vivir…
es un milagro, un prodigioso azar.

5.
El genouma quiere saber
en qué mundo ha venido a ser.
La sustancia viviente
es la inteligencia en el cosmos.
La inteligencia cósmica
forma cuerpo con el cosmos.
Es la potencia noética
y poética del cosmos.
Las moléculas vivientes,
semovientes, inteligentes,
creadoras, activas.

6.

¿La virtud de los humanos –la potencia,
el poder, lo que puede–; de ese cariotipo
específico? No es la virtud de una criatura
determinada, sino del que la ha creado
y la anima. No habla, no piensa el hombre,
sino su genouma. Así pues, ya no quiero
seguir hablando (ni pensando, ni actuando)
como hombre: sujeto a tal cultura, a tal
lengua, a tal momento, a tal lugar…

No hablar, no dirigirse, no amar… sino
al fondo, al fundamento; al núcleo, al genouma,
al ser. Los ingenieros, lo creador, lo único
inteligente; lo único vivo.

Ni a razas, ni a pueblos, ni a naciones
ni a ciudadanos me debo. Sino al espíritu
que subyace, al soporte vivo, al sujeto
único de toda acción, de todo pensamiento,
de toda pasión, de toda volición.

7.

Pensar, y decir, y amar… desde
el genouma; como genouma
–como sustancia viviente única.

No hay cuerpo, no hay soma, sólo
hay genouma –sustancia viviente.
No hay sino esta ‘sustancia’ en el otro,
allí. En el árbol, en el ave, y en el pez;
en mis congéneres todos. Sustantes,
soportes, sub-jectum… allí.

No el cerebro-sistema nervioso
–el dispositivo neuronal–,
sino sus ingenieros, sus creadores.
La sustancia genética.
Nosotros. Xenus. Nos.

8.

Las secuencias sonoras significativas.
Sus ‘efectos’, se diría; su poder.
La potencia semántica de los términos;
su ubicuidad, su polivalencia.
Su carácter de producidos de la nada;
en silencio; en la oscuridad.
En el vacío de la página –la escritura.

La hoja en blanco es el vacío;
el silencioso, tenebroso, y frío vacío.

La palabra aporta luz y calor,
ilumina las tinieblas, el vacío.
Resuena en el silencio.

9.

¿Para quién tiene sentido
la palabra hablada o escrita;
escuchada o vista? Revienta,
irrumpe, estalla, explota
en el vacío. El insoportable
vacío; el insoportable silencio.

10.

Preguntas: ¿Coadyuva?
¿Complementa? ¿Se opone?
¿Produce? El no-ser al ser.

Podría decirse que este no-saber
nos acompañará a lo largo
de toda nuestra existencia.

Entretanto, poblemos el vacío
y el silencio; iluminemos
las tinieblas. La palabra
luce en la hoja en blanco.

La palabra, núcleo luminoso
y sonoro en el vacío.

Silencio y sonido. Tinieblas y luz.
Palabras que resuenan-lucen en el vacío.

El calor, la fuerza, la luz, el clamor…
lo aporta el ser, que brama, arde,
y resplandece en el no-ser.

11.

El estío abrasador y el invierno
helado nos hacen apreciar la bondad
de la primavera y del otoño.
¿Qué sabríamos de la sobriedad
y de la calma sin la embriaguez
y la tormenta?

12.

Copias sexuadas de lo mismo.
Copias ejemplares sexuadas.
De lo mismo.
Compañeros y compañeras.
‘Genousse’ y ‘Genoussin’.

13.

Se enuclea el espíritu, el genouma.
Se hace uno. Se centra.
Se reconoce, se ve, se ‘nace’.

La aparición del ‘sentido’.
Lo disperso cobra sentido,
orden, dirección.

La comprensión nos une o unifica;
nos hace al mismo tiempo uno.

El discurso cobra sentido;
‘yo' cobro sentido.

14.

El movimiento, el metabolismo,
la re-producción… La percepción,
la ponderación del medio físico,
químico, viviente… No hay más
que ver cómo se mueve una criatura
cualquiera. Cómo va olisqueando,
lamiendo, curioseándolo todo.
Detectando, decodificando, ‘leyendo’…
Signos químicos, ópticos, sonoros...

Los genoumas leen, descifran
esos textos que son los somas.
Ese sonido, ese aroma, ese color…

15.

La materia viva se conoce, y pone
los medios para conocerse. Desde
el  nivel de las criaturas. Con órganos
creados ad hoc. Con instrumentos,
con medios. A sí misma, en sí misma
inquiere. Por sí misma, para sí misma.

Desde el nivel de la lengua el genouma
se aproxima a sí mismo. La materia
viva a sí misma se analiza.
Tiene acceso a sí misma, a su ser.

16.

No como criaturas debemos enfrentarnos
con los manipuladores de la sustancia genética.
Sino como sustancia genética, justamente.

Un riesgo, una apuesta… el particular
cariotipo que somos. El humano. El más
poderoso. El que puede poner en riesgo,
incluso, la continuidad de la vida en este
planeta, la vida de todos nosotros.

Es importante que el clímax físico-químico
del planeta no se rompa, pues entonces
la sustancia viva –nosotros– desaparecería,
o se vería reducida a las condiciones
del principio, hace cientos de millones
de años. Se perdería lo ganado.

 
*****

Hasta la próxima,

Manu