Sobre el nuevo período genocéntrico


El camino que abrió Darwin nos ha conducido a la sustancia genética (al ADN). Este descubrimiento nos hace pasar (a todos los grupos humanos) del fenocentrismo al genocentrismo. El centro se ha desplazado de la criatura al creador (de los fenotipos a los genotipos). La sustancia genética es la única sustancia viviente (‘viva’) en este planeta. Nosotros, pues, no podemos ser sino sustancia genética. Esta ‘revelación’ (esta
auto-gnosis) ha partido en dos nuestra historia sobre la tierra. Todo el pasado cultural de los humanos ha resultado arruinado, vacío, nulo... La ilusión antropocéntrica que nos ha acompañado durante miles de años se ha desvanecido. Se ha producido una mutación simbólica (en orden al conocimiento y a la conciencia de sí como sustancia viviente única); el cariotipo humano entra en un nuevo período de su devenir.

Esta aurora, este nuevo día cuyo comienzo presenciamos, alcanzará en su momento a todos los pueblos de la tierra. Pueblos, culturas, tradiciones, creencias… todo lo ‘humano’ desaparecerá. Viene una luz (un saber, una sabiduría) tan devastadora como regeneradora. Esta regeneración del cariotipo humano en el orden simbólico tendrá sus consecuencias. En un futuro no muy lejano hablaremos, pensaremos, y actuaremos, no como humanos sino como sustancia viviente única.

No hay filósofos aún, ni poetas, ni músicos, ni científicos… para este período genocéntrico que inauguramos. No hay nada aún para las nuevas criaturas, para la sustancia viviente única –en
esta nueva fase de su devenir. Nos queda la elaboración de una cultura, de un ‘mundo’ nuevo (digno de la naturaleza de nuestro regenerado, de nuestro recuperado ser). Queda todo por hacer.

jueves, 10 de octubre de 2019

197) Genogramas XIX


Genogramas XIX.

 

 
Manu Rodríguez. Desde Gaiia (10/10/19).

 

 
                                                                  *****

 
1.

Sol naciente, nuevo.
Atmósfera, vientos,
brisas matinales.

Hojas y frutos se renuevan,
nuevas ramas nacen.
Es una nueva primavera.

Las generaciones pasan,
el hogar permanece.
Limpio y encendido, vivo.

2.

Un mundo espiritual, diáfano,
atravesado por el entusiasmo.
Un mundo encendido, luminoso,
vivo, esperanzador, inaugural.
Está todo por hacer, por descubrir.

Una espiritualidad de los comienzos.
La aurora, el día, la transparencia,
la luz, el sonido; el viento arrebatador.
El fuego luminoso y crepitante,
el chisporroteo, el centelleo.
La vida pujante, la pujanza.
Los ríos caudalosos y sonoros;
los relinchos, los trotes;
los rayos, truenos, y relámpagos.

Mundo estruendoso, esplendente,
hirviente, activo. Vientos impetuosos.
El ímpetu, la velocidad, el vértigo.
El aire, el agua, la luz.
Mundo maravilloso y bello
hasta las lágrimas, hasta el balbuceo.
El entusiasmo, la alabanza, el canto.

3.

Pueblo agradecido y vital.
Luminoso, diurno,
celestial como pocos;
lleno de entusiasmo.

Centellas, chispas. Fuego vivo.
El fuego, el ánimo encendido.

El crecimiento espontáneo súbito,
sonoro, de la llama. La inflación
de la llama. El crepitar.
El entusiasmo, el grito mismo.

Los futuros Nexus.

4.

Ciervos y gamos moteados.
Veloces, vertiginosos,
huidizos, bellos.

Silbantes, ululantes.

5.

Lo común en las formas vivas.
La sustancia viviente única.
La vida como un ‘fuego’.
El fuego común.

6.

Un fuego, un pequeño
fuego, o un punto de luz
siempre encendido.

Un nexo siempre
presente, despierto,
avivado.

Un lugar santo
en el interior del hogar.

7.
 
Cantos de la mañana, del amanecer, de la partida.
Cantos de la plenitud, del esplendor del día.
Cantos del crepúsculo, de la madrugada.
 
Cantos sublimes al amanecer,
al fuego, al día, a la luz,
a la movilidad, a la marcha,
a la libertad, a la vida.
A la plenitud, al esplendor.

La alegría, el fervor regocijado.

8.

El amor más puro
a los próximos y a los lejanos,
a los ausentes y a los presentes.
No hay otra cadena aurea;
no hay otro hilo,
no hay otro camino.

9.

La alegría que circula
es una alegría sublime.
Diurna, incandescente,
solar –encendida.

Lo que se consume en común.
Lo que se liba, lo que se aspira.
Lo que inspira, lo que aviva el fuego.
Lo que se escande sobre el fuego.
La inflación de la llama. El resoplido.

La vida, la salud, la prosperidad,
la alegría… el futuro.
 
Es una vida consagrada,
es una vida santa.
No hay otra santidad.

10.

Criaturas del agua, de los ríos
y de los húmedos bosques…

Remontad; remontad la corriente
que vuelve a llevar agua el rio.
Mirad como corren las aguas.

Esa agua que corre,
ese cauce rebosante…
es el camino, el hilo.
Fluye, llueve, viene, cae…

Desde el origen mana…
al origen conduce.

11.

El fuego es término correcto
para el espíritu; el espíritu
es afecto y juicio –calor y luz.

En todo momento es el genouma
el que piensa, el que siente, el que quiere;
el que ríe y el que llora; el que habla;
el que padece; el que ama.

El genouma es el espíritu.
Es el fuego.

El genouma es fuego.
Arde y transpira.

12.

La inflación de la llama
tras esfuerzo vigoroso;
en la atmósfera más elevada.

13.

Las palabras que recuerdan,
que alientan, que vivifican.
Todo aquello que sublima,
transfigura, enciende, ilumina;
que aviva el fuego interno, propio.

14.

Aquello que cultivamos
en nuestro espíritu es nuestra
luz (nuestro sueño y nuestra
vigilia). Nos guía en el camino.
Mapa celeste. Es en ese espacio
en el que se mueve la mente,
que es el genouma, que es
el espíritu, el fuego que somos.

15.

Los depositarios del saber.
Maestros de la verdad, poetas ilustrados.
Los conservadores del tesoro.
Son los valedores, los defensores,
los que mantienen vivo y encendido
el ánimo, que es el espíritu,
que es el fuego de todos.

16.

El fuego ausente –el juicio
mismo, la luz. Un pueblo
privado de fuego, de luz.

17.

El fuego que crea
y anima todas las cosas.
Justamente el germen.
La sustancia viviente única.

18.

El modo poético,
el modo hierático,
el modo inspirado,
el modo sagrado.

19.

Rayos, truenos, vientos tempestuosos…
Protegen y avanzan, conquistan.
Los fuertes… los que abren caminos,
los que abren la marcha.

Se oponen a lo frío, a lo sombrío,
a lo oscuro, a lo impenetrable,
a lo opaco; a lo yerto, a lo inerte,
a lo estéril, a lo impotente;
al eunuco, al castrado…

 
*****

Saludos,

Manu

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