Genogramas
XXIII.
Manu
Rodríguez. Desde Gaiia (11/12/19).
*****
1.
En
un principio era el silencio,
el
frío, la noche oscura…
Sólo
al cabo de millones de años
surgieron
las formas vivas.
Fue
una ocupación del planeta.
La
vida se extendió, conquistó.
Nosotros
nombramos la luz
y
decimos: “la palabra es luz”.
La
luz es a las tinieblas lo que
la
palabra al silencio, al no ver,
a
la ignorancia, al no saber…
2.
La
soledad de la vida, la nuestra,
de
toda vida. La materia inteligente,
viva,
creadora. En un medio adverso,
casi
imposible. Condiciones físicas
y
físico-químicas. Modificación
del
medio, incluso. Para que sea
posible
la vida, para que haya más
vida.
El oxígeno, por ejemplo,
producto
del metabolismo de desecho
de
los protobiontes, de las primeras
formas
vivas. Como si prepararan
el
terreno a lo que había de venir.
Hacer
habitable. La atmósfera esencial.
La
ocupación del agua, de la tierra, del aire...
La
soledad, el aislamiento –cósmico.
La
fragilidad. Orden frágil, delicado.
3.
La
inteligencia genética es la única.
No
hay otra inteligencia. Es la misma
en
el ave, en el pez, en la ameba,
en
nosotros… Somos una sola cosa.
Una
sola es la sustancia viviente.
Cada
instante de la vida de este planeta
es
vivido por una sola sustancia.
El
único sujeto de toda actividad
biológica
en este planeta.
Incluida
esta que ahora realizo.
Sólo
esta sustancia actúa. Sólo
nosotros.
Sólo en nosotros se da
la
acción. Permanentemente nos
enfrentamos
con el no-ser,
con
la muerte, con el desorden…
Creamos,
configuramos, nos movemos.
Únicamente
nosotros. Siendo mundo,
nos
movemos en el mundo. El mundo
es
nuestro –de la sustancia viviente
única.
No del hombre, que es nada,
sino
de su creador, del creador de todas
las
formas vivas que pueblan el planeta.
Nosotros
somos el señor del hombre,
de
esa envoltura. No el hombre, pues,
no
el soma, sino el genouma.
4.
La
lucha de todos contra todos. Cómo
la
misma sustancia viviente está dividida,
particularizada…
ajena a sí misma,
enfrentada
a muerte consigo misma.
O
tú o yo. La propia vida escindida,
compitiendo
por lo mismo: por la tierra,
por
el aire, por el agua, por la luz… Todo
necesita
de todo. Todo se nutre de todo.
El
juicio de valor ético-estético. El sentido.
El
sentido de la vida, el que la vida siente,
y
no meramente percibe.
En
nosotros la vida emite un juicio de valor
ético-estético.
No sólo acerca del mundo sino
acerca
de sí misma. Los modos y maneras
de
la materia viva. Su manera de ser. Crea
orden
a partir del desorden. Mata, devora,
asimila…
para contribuir a su propio orden.
Constantemente
abatida, rota, destrozada,
desordenada,
muerta, ingerida…
Hay
dolor por doquier. Hay lucha y muerte,
y
engaño y horror. Contra sí misma ha de
defenderse
la vida. De sí misma ha de tener
cuidado.
A sí misma se acecha, se acosa,
se
derriba… Con indiferencia infinita.
Brutal,
cruel, cruda, indiferente,
desapasionada…
fría matanza,
frio
banquete…
Sólo
en nosotros, parece, se dan estos
sentimientos,
esta sensación de horror.
Nausea.
Que sea así. ¿Por qué así?
4.
Ciertamente
la vida es dolor,
mas
no únicamente o no toda.
La
alegría de ser, de contemplar.
La
vida se empina en el planeta.
Quiere
ver. Con dificultades
surge, y se eleva.
6.
Todo
lo que hacemos tiene trascendencia
cultural.
Redunda, incide, mueve…
Es
una agitación, una perturbación,
una
onda… que tiene sus consecuencias.
Las
palabras, el lenguaje y las actividades
verbales
todas, agitan; su circulación
repercute,
genera respuestas, reacciones,
otras
realizaciones, metabolitos nuevos…
Modifica
el espíritu poco o mucho.
Es
una interacción, un componente más.
Una
práctica colectiva. La escritura,
¿es
tan importante como el lenguaje
hablado?
Durante milenios carecimos
de
escritura, aunque no de imágenes
colectivas,
de iconos, de diseños,
de
ornamentos… La colectivización
de
la escritura, ya en Sumer –las escuelas,
la
“casa de las tablillas”.
La
imprenta en China, en Europa.
Sin
solución de continuidad la imprenta
e internet. Contra MacLuhan. Esa
colectivización
que inaugura la imprenta.
Con
el ordenador se han multiplicado
los
‘cajistas’, los componedores de textos.
Los
que se sientan ante el teclado.
Los
que sacan copias, los que imprimen.
Se
ha generalizado la imprenta, la autoedición.
¿Cómo
que la galaxia Gutenberg ha concluido?
No
ha hecho más que empezar. Las impresoras
pululan,
junto a los ordenadores. Nos hemos
convertidos
en linotipistas, en impresores…
Los
pasos de la escritura son lentos.
Su
invención. La idea misma de escritura.
Los
sumerios le dieron una divinidad.
Un
escriba. Una discreta, modesta divinidad.
Haya.
Poco más tarde pasó a una divinidad
femenina
ligada a la agricultura, a las plantas.
Con
relación al alfabeto inspirado en el código
genético,
los genogramas. Escritura básica.
Fundamental.
Las letras de la vida. Los cuatro
ácidos
nucléicos. Las cuatro bases.
Con
esta escritura nos tenemos siempre presentes.
Tenemos
siempre presente nuestro ser.
Los
elementos constitutivos. La materia viva,
inteligente,
creadora, parlante. Que escribe,
y
cuya escritura se inspira en su propio ser.
Su
generalización, su colectivización.
Su
praxis colectiva. Como escritura artística,
si
se quiere. Junto a otros alfabetos. Ciertos
textos,
ciertos usos. Pero aceptada, usada,
colectiva.
Si no, no sirve para nada.
Es
como una escritura privada, un mundo
privado
no compartido. Un asco, en verdad.
Una
escritura para mí sólo es un absurdo.
Que
éste carece de importancia. El autor tiene
que
resultar innecesario. Lo importante
es
la escritura. Su uso. No compite
con
el alfabeto latino, ni con ningún otro.
Es
otro alfabeto y puede tener su campo
de
usos. La práctica y la deriva lo determinarán.
Como
una nueva praxis social, colectiva,
que
tiene sus propios usos, que genera
su
propio campo de aplicaciones.
A
la luz de nuestro conocimiento actual
surgen
los genogramas, y estos se hacen
populares,
se usan. ¿Quién las puso
en
circulación? Nadie, cualquiera, alguien…
De
pronto esta escritura comenzó a circular
en
joyas, en prendas de vestir, en tejidos,
en
muebles, en arquitectura…
Se
usa y generaliza, se extiende. Poco o mucho,
no
importa. Pública, compartida. Conocida
al
menos su posibilidad. Algo accesible,
comunicable,
común. Integrada, que está ahí;
que
podemos disponer de ella. Nada elitista,
aparte,
privado o exclusivo… sino algo para
todos
o para cualquiera. Algo común y corriente.
Yo
propongo, pongo en circulación. Puede
usarla
cualquiera, yo mismo soy un usuario más.
La
conozco y la uso. Yo propongo su uso,
el
que sea conocida y practicada, poco o mucho.
Que
circule. ¿Qué importa el autor?
Lo
que importa es que haya surgido, que sea.
Que
esté ahí y que podamos disponer de ella…
Úsela,
pues, quienquiera, cuando quiera,
como
quiera, para decir lo que quiera, donde quiera…
*****
Saludos,
Manu
No hay comentarios:
Publicar un comentario