Sobre el nuevo período genocéntrico


El camino que abrió Darwin nos ha conducido a la sustancia genética (al ADN). Este descubrimiento nos hace pasar (a todos los grupos humanos) del fenocentrismo al genocentrismo. El centro se ha desplazado de la criatura al creador (de los fenotipos a los genotipos). La sustancia genética es la única sustancia viviente (‘viva’) en este planeta. Nosotros, pues, no podemos ser sino sustancia genética. Esta ‘revelación’ (esta
auto-gnosis) ha partido en dos nuestra historia sobre la tierra. Todo el pasado cultural de los humanos ha resultado arruinado, vacío, nulo... La ilusión antropocéntrica que nos ha acompañado durante miles de años se ha desvanecido. Se ha producido una mutación simbólica (en orden al conocimiento y a la conciencia de sí como sustancia viviente única); el cariotipo humano entra en un nuevo período de su devenir.

Esta aurora, este nuevo día cuyo comienzo presenciamos, alcanzará en su momento a todos los pueblos de la tierra. Pueblos, culturas, tradiciones, creencias… todo lo ‘humano’ desaparecerá. Viene una luz (un saber, una sabiduría) tan devastadora como regeneradora. Esta regeneración del cariotipo humano en el orden simbólico tendrá sus consecuencias. En un futuro no muy lejano hablaremos, pensaremos, y actuaremos, no como humanos sino como sustancia viviente única.

No hay filósofos aún, ni poetas, ni músicos, ni científicos… para este período genocéntrico que inauguramos. No hay nada aún para las nuevas criaturas, para la sustancia viviente única –en
esta nueva fase de su devenir. Nos queda la elaboración de una cultura, de un ‘mundo’ nuevo (digno de la naturaleza de nuestro regenerado, de nuestro recuperado ser). Queda todo por hacer.

martes, 22 de diciembre de 2020

226) Genogramas XLVIII

 

Genogramas XLVIII.

 

Manu Rodríguez. Desde Gaiia (22/12/20).

 

                                                                  *****


1.

Fundamentar espiritualmente el futuro.

Sin recaídas, sin retornos. Nuevos relatos,

nuevos discursos. Nuevas maneras.

A la altura de la sustancia genética

que somos. Todo ha cambiado.

 

Arte y pensamiento nuevos

no relacionados con las viejas

tradiciones antropocéntricas.

Nuevos manantiales espirituales.

 

2.

La aurora no es

sin la brisa

y el rocío.

 

3.

La juventud, la pujanza,

la plenitud. La salud.

La cordura. La vida.

 

¿Mejor no haber nacido?

¿Por qué?

 

4.

No una vida que mengua,

sino una vida en plenitud.

En su máxima expresión.

Vida eterna.

 

“Deja un bello

y noble recuerdo.”

 

5. 

En cada criatura,

el mismo ser;

la única sustancia

viviente.

 

El ser que a sí mismo

se sucede. Se eterna.

Su modo y manera.

La ardiente semilla.

 

6.

Es la vida, el esplendor de la vida.

Rodeada de tinieblas, de silencio.

Entre el hielo y el fuego.

En la zona de habitabilidad.

 

7.

El agua, el rocío.

El aire, los vientos.

Los fluidos aéreos.

La luz.

 

8.

Viene la brisa, el aire;

viene el rocío,

viene la mañana,

la aurora.

La risa, la luz,

el día.

 

9.

Vino bondadoso,

generoso;

vino bueno,

que se deja beber.

 

10.

Una nueva cultura y una nueva

espiritualidad. Maneras nuevas

de vivir la cultura, el legado; de vivir

la vida que tenemos, y que somos.

 

11. 

Hemos de velar por nuestro futuro,

por nuestros herederos. No cabe pereza

en este asunto, no cabe negligencia,

no cabe cobardía.

 

Son las generaciones presentes

las emplazadas por el destino.

A nosotros nos toca; nos tocó.

 

Un ejemplo para los futuros.

Esto hemos de ser.

 

12.

Los veraces aparecen al alba.

Dan paso al día.

 

13.

¿Actos de culto? Cultiva en tu espíritu.

Tus palabras y tu conducta dirán

lo que hay en  tu mente y en tu corazón.

 

14.

Un fuego siempre encendido,

así como una fuente que no cesa, 

y el verdor de la vida, tendrían

que ser los únicos (o parecidos)

elementos simbólicos que albergasen

los recintos acotados de religación; 

como signos de nuestra fidelidad,

de nuestra espiritualidad,

de nuestra pujanza.

Siempre vivas y activas.

 

Recintos iluminados, luminosos,

transparentes. Luz natural.

El fuego encendido y el rumor

de la fuente nos recordarán

en el silencio de la noche quiénes

somos y dónde estamos; aliviarán

nuestra sed de agua y de luz.

 

15.

Tenemos que avanzar y hacer retroceder

a las tinieblas, o las tinieblas nos destruirán.

En este período de transición,

en esta aurora. Que no se prolongue

más la noche. Decidíos

por  la claridad,

la transparencia, el día.

Decidíos por el futuro.

 

16.

La gran rueda ha girado.

Por más que se prolongue

la noche, vendrá el día.

No podrán contra la luz

los tenebrosos. Venceremos.

 

Tiempos fundacionales;

tiempos de cambio, de transición.

Son las tinieblas del neolítico

las que nos tienen detenidos.

 

17.

Seres nuevos somos. Seres

biosimbólicos nuevos.

Nuevo cosmos tenemos,

y nueva tierra, y nuevo cielo,

y nueva naturaleza,

y nuevo hombre.

La nave Futuro.

 

18.

Los que ven claro, los claros.

Los que apuestan por la luz,

los que proyectan luz.

 

Aquellos que saben

que nuestros tiempos

son nuevos y que nada

tienen que ver con nuestro

pasado neolítico. Los que se saben

en un tiempo nuevo. Los conscientes.

Los que lo tienen claro. Los claros.

 

19.

Qué pocos los que escuchan,

los que miran, los que ven.

Qué pocos los avisados,

qué poca la luz.


20.

Decídete por la luz.

Opta, elige.

Apréstate a la batalla,

ármate de luz.

Ocupa tu puesto.

 

21.

Héroes fieles, devotos, iluminados.

Amantes. Generaciones heroicas.

Padres y madres del futuro.

La nueva y sagrada primavera.

 

22.

Hombres y mujeres,

tropa adolescente.

Revestidos de dignidad,

de orgullo, de honor.

Transfigurados.

 

23.

La ‘negación’ nietzscheana

es también una vía negativa.

Queda en nada el filósofo.

Es la condición sin  la cual

no habría estrella danzarina

–la ‘crisis’, la ‘epopteia’, la visión.

 

*****

 

Saludos,

Manu

jueves, 10 de diciembre de 2020

225) Genogramas XLVII

 

Genogramas XLVII.

 

Manu Rodríguez. Desde Gaiia (10/12/20).

 

                                                                  *****

1.

El deseo no es del cuerpo, del soma,

sino del alma, del genouma.

Tiene su origen y término

en la sustancia genética,

en la sustancia viviente única.

En todo momento es el genouma

el que hace y el que padece.

 

2.

La poética es el goce

y el dolor creador.

El tormento del creador.

La experiencia sublime.

La estética es la alegría,

la dicha en la contemplación.

La visión sublime.

La experiencia sublime.

 

La armonía, el acuerdo,

el orden.

 

3.

Ética no es lo que hay que hacer

sino lo que se hace.

E, igualmente, la poética.

Ni las buenas palabras

ni los buenos deseos.

Sino la acción

siempre perdurable.

 

No hay meta, ni próxima,

ni lejana. La acción,

la actividad, es la meta,

el camino.

 

4.

Un cosmos que alberga vida

inteligente, parlante, inquisitiva…

 

Una vida que se ha dotado

de ojos, oídos, pies, manos…

lengua, cerebro… para interpretar,

para comprender el mundo

en el que hemos venido a ser.

 

5.

Más claro, más oscuro, más pesado,

más liviano, más grave, más agudo…

Relativo a la percepción, a la criatura,

al cariotipo, al genosoma. Queda la luz,

el peso, el sonido… queda el color,

la temperatura, queda el sabor.

Este mundo es múltiplemente

perceptible. Así nombramos

diferencias. La temperatura,

el sonido, la luz, la distancia,

la magnitud…. Estos conceptos son,

empero, universales, si bien relativos.

 

6.

En verdad, nada del anterior

período satisface; ningún

lenguaje del pasado satisface.

Todo queda obsoleto,

rancio, lejos, atrás,

insuficiente, otra cosa…

 

7.

El neolítico, y los ‘hombres’ forjados

durante este período por las diferentes

civilizaciones, han quedado atrás.

Vivimos la violenta agonía del neolítico

–las ideologías religiosas y políticas

que se gestaron durante el período

más antropocéntrico y antropomórfico

de la ‘humanidad’ se resisten a morir,

a desaparecer.

 

Si no dejamos atrás el neolítico,

sus perversas ideologías  acabarán

con nosotros. Acabarán con el planeta.


8.

La codicia, la intolerancia religiosa,

política… el antropocentrismo…

 

Todo el planeta contaminado,

perturbado, sucio, roto…

El aire, las aguas, la tierra…

los pueblos, las culturas…

El árbol mismo de la vida.

 

El legado del neolítico.

 

9.

Los pocos miles años que llevamos

sobre la tierra es nada, apenas empezamos.

 

Estamos, pues, en la infancia, por así decir,

y sin embargo, parecemos ya ancianos.

Demencia senil. Decadencia. Pero se trata,

esperemos, de la decadencia del neolítico.

 

Necesitamos salir del laberinto del neolítico,

del período antropocéntrico. De sus ideologías,

de sus ‘mundos’. Dejar atrás al ‘hombre’.

 

La muchedumbre de fieles, de creyentes,

de incultos… de ‘hombres’ del neolítico.

¿Cuánto tiempo durará’ ¿Cuántas generaciones?

 

Es preciso, con todo, cimentar aquí,

justamente en este territorio,

la casa del futuro. El hogar de la vida

inteligente en el cosmos.

 

Es preciso que la vida –Nos–

prosiga, aún con estos parámetros

culturales indeseables.

 

10. 

La filosofía es una incursión

por el extravío y la arrogancia

de los humanos.

El arte –la ‘poiesis’–

es un  alivio en el camino.

 

11. 

Lo que dejamos atrás

está hundido,

disuelto, deshecho…

es territorio

ya inhabitable.

 

El arte y el pensamiento

de nuestra época abren

un período milenario.

Nuestra posición actual

es “sin retorno posible”.

 

Los actuales somos

los primitivos

de un nuevo período.

 

12. 

Vida capaz de decir el mundo,

de pensarlo, de percibirlo

y reflexionarlo como tal.

Vida como la nuestra.

Vida que interroga

y se interroga.

Vida que quiere saber.

 

13.

Mundo ambivalente, frío, caliente, tibio…

Una sustancia enfrentada consigo misma.

Auto-fagocitosis. Auto consumo.

La violencia. Pero también el amor.

 

14. 

Genoumas, almas sexuadas.

Espíritus apasionados.

El amor, el odio,

el deseo, el temor…

 

15.

Escombros. Ruinas.

Todo el pasado.

Desierto helado.

 

Lo que queda es el vacío,

el hundimiento de todo,

la ruina de todo.

Nada nos viste;

nada nos vale.

 

16.

La unidad sustancial. El ser sustancial.

La sustancia viviente única.

Cuando nace y cuando muere;

cuando sufre y cuando goza;

cuando destruye y cuando crea.

En todo momento y en todo lugar.

 

La unidad sustancial. El ‘uno’.

La unidad fragmentada,

multiplicada, dispersa.

Una y la misma.

 

17.

El hombre aniquilado;

superado; dejado atrás.

Desaparecido.

 

Formas culturales agotadas.

Las culturas del pasado.

Fórmulas que han perdido

vigencia. Extrañas,

ajenas a nuestro hoy.

 

*****


Hasta la próxima,

Manu