Sobre el nuevo período genocéntrico


El camino que abrió Darwin nos ha conducido a la sustancia genética (al ADN). Este descubrimiento nos hace pasar (a todos los grupos humanos) del fenocentrismo al genocentrismo. El centro se ha desplazado de la criatura al creador (de los fenotipos a los genotipos). La sustancia genética es la única sustancia viviente (‘viva’) en este planeta. Nosotros, pues, no podemos ser sino sustancia genética. Esta ‘revelación’ (esta
auto-gnosis) ha partido en dos nuestra historia sobre la tierra. Todo el pasado cultural de los humanos ha resultado arruinado, vacío, nulo... La ilusión antropocéntrica que nos ha acompañado durante miles de años se ha desvanecido. Se ha producido una mutación simbólica (en orden al conocimiento y a la conciencia de sí como sustancia viviente única); el cariotipo humano entra en un nuevo período de su devenir.

Esta aurora, este nuevo día cuyo comienzo presenciamos, alcanzará en su momento a todos los pueblos de la tierra. Pueblos, culturas, tradiciones, creencias… todo lo ‘humano’ desaparecerá. Viene una luz (un saber, una sabiduría) tan devastadora como regeneradora. Esta regeneración del cariotipo humano en el orden simbólico tendrá sus consecuencias. En un futuro no muy lejano hablaremos, pensaremos, y actuaremos, no como humanos sino como sustancia viviente única.

No hay filósofos aún, ni poetas, ni músicos, ni científicos… para este período genocéntrico que inauguramos. No hay nada aún para las nuevas criaturas, para la sustancia viviente única –en
esta nueva fase de su devenir. Nos queda la elaboración de una cultura, de un ‘mundo’ nuevo (digno de la naturaleza de nuestro regenerado, de nuestro recuperado ser). Queda todo por hacer.

miércoles, 26 de enero de 2022

252) Genogramas LXXIV

 

Genogramas LXXIV.

 

Manu Rodríguez. Desde Gaiia (26/01/22).

 

                                                                  *****

 

1.

Todo ha cambiado. Los mundos

humanos han caído, se han esfumado.

Las ilusiones antropocéntricas.

Ahora viene el tiempo de la des-ilusión,

del des-encanto, de la des-alienación…

 

Primero, quedar en nada. Despojarse

de todo lo humano. Silencio alrededor.

La vía solitaria, silenciosa. La noche

del espíritu (del genouma).

A la espera de Xenus; de lo Uno.

 

El ser que somos se revela a sí mismo;

a sí mismo se da a conocer.

 

Que nada te detenga. Ni pueblo,

ni razas, ni lenguas, ni culturas…

Que nada humano te detenga

(ideologías, creencias…).

 

El despojamiento, la desnudez.

La purificación. La soledad;

el silencio.

 

El camino de la vida

hacia sí misma.

 

2.

La lucha por el ser. El ‘individuo’.

La unidad lograda mediante

la lucha, la conquista…

 

La ‘dureza’ de la purificación.

La ‘multiplicidad’ coaligada,

dirigida, plena, fuerte… jerarquizada.

Bajo la hegemonía de lo Uno.

La lucha interna

en el camino

hacia el ser.

 

3. 

El ‘yo’ múltiple, plural. La lucha

interior. La voluntad de (auto)plasmación.

Una lucha entre pulsiones, afectos,

pensamientos, voluntades…

 

La vida una y múltiple, simple y plural,

homogénea y heterogénea, antitética,

contradictoria, amiga de sí, enemiga de si,

libre y esclava… noble y vulgar, aristocrática

y plebeya… Sublime y abyecta.

 

La ‘síntesis’ imposible. La jerarquización

interior. La subordinación de las pulsiones

dañinas, perjudiciales… ‘feas’.

 

¿Qué futuro queremos?

 

4.

Todo parece indicar que la naturaleza

(la viviente y la no viviente)

no conoce el reposo.

 

5.

La vida aparece siempre cubierta,

protegida, armada… Lo que aparece

son sus vehículos, sus armas,

sus instrumentos…

 

La vida que construye y pilota

su soma, su cuerpo…

 

La vida se provee de piernas,

de manos, de sensores, de armaduras,

de garras…; de medios de transporte,

de defensa, de ataque… 

 

6.

No puedo pensar un cosmos sin vida;

un cosmos puramente mecánico;

un cosmos sin ojos, sin oídos, sin voz…

Un cosmos para nadie –sin testigos.


7.

La vida como tal no tiene

un comportamiento uniforme

e inambiguo. La vida como tal

es contradictoria y antitética.

Encontrarás de todo.

 

8.

Ya no se trata de humanizar

a las nuevas crías, sino de conducirlas

hacia el conocimiento de su esencia única,

de su identidad genética.

 

Más allá de lenguas, razas,

y culturas. Más allá de identidades

étnicas, culturales, nacionales…

Más allá del ‘hombre’ en verdad.

 

Nosotros somos la vida. 

 

Nueva ‘paideia’. La formación,

la ‘bildung’ de las nuevas crías, 

tiene ahora el cometido de hacer

de ellas seres conscientes de su ser único.

 

La conformación de una cultura

genocéntrica, trans-específica,

suprahistórica… eterna.

Esto es lo que queda.

 

9.

El genocentrismo deja a los cuerpos

girar alrededor del sol de la vida,

de la sustancia genética. Lo importante

es la materia genética, nosotros mismos.

 

Esta centralidad nueva trastorna

por completo la habitual perspectiva

antropocéntrica (fenocéntrica)

que sostenemos; la subvierte

absolutamente. No se trata ya

de la criatura (del fenotipo),

sino del creador (el genotipo).

La perspectiva genocéntrica.

 

10.

No es el ‘hombre’ el que se extraña

en sus creaciones, es la sustancia

viviente la que se extraña en sus criaturas

(en el ‘hombre’, nuestro caso). El ‘fetiche’

es el ‘hombre’ o los ‘hombres’

que han pergeñado las diferentes

civilizaciones y culturas.

 

El genotipo se ignora como

sustancia viviente única,

todo lo atribuye al ‘hombre’,

su creación. La sustancia

genética se ignora a sí misma.

 

11.

La vida está supeditada

a las ‘leyes’ físico-químicas,

pero no se reduce a éstas.

 

Hay en la vida algo

que es suyo propio.

 

12.

No se trata de llamar la atención

de los ‘hombres’ acerca de su propia

conducta, sino de llamar la atención

de la vida, pues es la vida en el ‘hombre’,

en el cariotipo humano, la que se comporta.

Porque no es el ‘hombre’ (esa ficción cultural)

sino la vida la que pone en peligro la vida;

es la misma vida la que se pone en peligro

a sí misma (sus propias condiciones

de existencia); es la misma vida la que

se desmadra, la que enloquece…

 

La vida llama al orden a la propia vida.

La vida se dirige a sí misma, se reconviene,

se censura… No se trata de que el ‘hombre’

sea interpelado por el ser. Es la vida, el ser

viviente único, la que se interpela a sí misma.

 

El olvido del ser afecta a la propia vida,

no al ‘hombre’, no a la criatura…

La vida que somos se ignora, ignora

su propio ser. Algo la distrae de sí…

 

El ‘hombre’, una de sus criaturas,

la aleja de sí misma –el pensamiento

antropocéntrico, que gira alrededor

del hombre… acerca de su ‘ser’,

de su esencia, de su existencia…

 

13.

Arraigar, ¿dónde? Echar

raíces en la misma vida.

La vida arraigada en sí misma.

 

14.

La civilización técnica contemporánea

es la flor de las ‘creaciones’ del neolítico.

Requiere de los ‘mundos’ del neolítico.

Encaja perfectamente en sus culturas,

en sus religiones, en sus filosofías…

 

15.

El lugar desde el cual se habla

determina el decir. La perspectiva,

el lugar desde el cual se mira.

La perspectiva antropocéntrica

desvía a la vida de sí misma.

 

*****

 

Hasta la próxima,

Manu

viernes, 14 de enero de 2022

251) Genogramas LXXIII

 

Genogramas LXXIII.

 

Manu Rodríguez. Desde Gaiia (14/01/22).

 

                                                                  *****

 

1.

Los renacidos son como Xenus/Nexus.

Un ‘homo’ nuevo. Un ‘homo’ en el que

la vida ha tomado el timón; en el que

la vida ha devenido el sujeto único.

 

Nacer a la vida. Renacer. La revelación

en carne propia. En el propio ‘corpus’

genético. En el propio ser.

 

Es la vida la que ha de despertar,

cobrar conciencia… purificarse…

renacer…

 

Una vida purgada, purificada, renacida…

con la vista puesta en los milenios

por venir. Un futuro genocéntrico.

 

Es un mundo de deberes el que viene.

 

Una ascesis y una mística que tenga

como centro la vida –la vida que somos.

No el hombre, sino la vida.

 

2.

El alma inmaterial que se libera

de las ruedas de las reencarnaciones

(hinduismo y budismo), o que se ‘salva’

(en el cristianismo), no es otra cosa

que el ‘yo’ cultural, la conciencia

cultural –el ser simbólico, social

(el más efímero, el más relativo).

 

El alma (la ‘psykhé’) de toda criatura

es su cifra genética única e irrepetible.

No cabe hablar de reencarnación o salvación.

 

Las ideologías religiosas del neolítico

(sus interpretaciones del mundo,

del hombre, del ‘alma’…) no pueden

aportar nada al ‘homo’ nuevo.

 

La espiritualidad del futuro

ha de ser creada. Ex novo.

 

3. 

Un alma mortal. Un alma

que es fragmento de lo Uno

primordial.  Los puntos

de partida. Aquí no hay

hipótesis, no hay fantasías,

no hay creencias.

 

Una ascesis (la ‘limpieza’,

la catarsis) no humana,

no antropocéntrica.

 

La autorrealización del ser

genético. El ‘renacimiento’.

La unión misteriosa con lo Uno.

 

La conciencia génica.

La perspectiva

correcta, óptima,

justa… nuestra.

 

4.

Muerte espiritual, simbólica.

Desaparece el ‘yo’ cultural,

el sujeto histórico, social…

 

La vida se recupera a sí misma,

a sí misma se conoce, se ‘sabe’.

Ésta es la máxima sabiduría

que nos es posible alcanzar.

Es la ‘sabiduría’ por excelencia.

 

5.

El ‘saber’ del ser que somos;

el saber de sí. No más ignorancia,

no más confusión, no más alienación…

 

El cambio, la transformación.

El vuelco. En un instante.

Aquí no se trata de fe, sino de saber.

La revelación de la sustancia viviente

transformará tarde o temprano la vida

de los humanos; transformará

la vida en este planeta.

 

6.

La conciencia colectiva del ser

que somos. La cultura planetaria

por venir. La cultura genocéntrica.

 

La perspectiva génica.

El imperio del centro.

El período milenario.

El nuevo eón. Un futuro

sin retornos, sin recaídas…

 

7.

La nueva conciencia, la nueva

cultura, la nueva era… los nuevos

seres humanos. La transformación

del cariotipo humano. La mutación

lingüístico-cultural –simbólica.

 

Otras palabras, otras verdades…

otras tradiciones vienen;

un mundo nuevo que todos

los humanos compartirán.

 

En pro de la vida siempre.

Cuidando, protegiendo, velando…

por la vida; por nosotros mismos.

 

8.

La vida se perpetúa a pesar

de la tendencia a la entropía,

vence al tiempo, a la degradación.

La lucha por el ser, por el seguir

siendo. La vida intemporal.

 

Constantemente se actualiza.

Siempre en acto. Hacia arriba.

La sustancia genética (el plasma

germinal) perdura a través

de las generaciones ella misma;

siempre ella misma.

 

Supera, vence al tiempo.

Se eterniza. La vida eterna.

La vida virtualmente imperecedera.

 

La materia viviente del planeta

crece y mengua a una. La genousfera.

El hologenoma, como dicen.

Toda la sustancia genética

del planeta. Xenus. Lo Uno.

 

Una sola historia que se diversifica,

se ramifica. Una historia interminable.

La de la vida. Contra el tiempo.

 

9.

Las unidades pasan, el plasma

germinal permanece. El ser

de las unidades es el plasma

germinal mismo, la materia

viviente virtualmente

imperecedera. Lo único

viviente (‘gaiia’).

El/la/lo que fue,

el/la/lo que es,

el/la/lo que será.

 

Nuestro ser es la misma vida.

La vida eterna. Pese a nuestra

contingencia, a nuestro ser/no-ser,

somos la misma vida.

No hay otro ser.

 

La vida constantemente

se renueva, se rehace,

se recompone… Constante

regeneración. La vida

se sucede a sí misma.

 

El murmullo de la vida.

Siempre en acto, siempre

en movimiento. 

 

10.

El hombre ha de ser superado;

dejado atrás. Los mundos humanos.

Despegarse. Cortar amarras.

Limpiarse. Renacer a la vida; a lo Uno.


11.

La sustancia viviente única,

Nos, Xenus, Genousse y Genoussin…

De los nombres de lo Uno.

 

12.

El camino del conocimiento de sí,

ahora, pasa por la superación

del ‘hombre’. La sustancia genética

en el organismo humano se des-aliena

de su soma, de su revestimiento,

de su aspecto, de su fenotipo…

 

13.

 El ‘hombre’, la ‘humanidad’…

tal etnia, tal cultura…

Todo ha de ser dejado atrás.

Desprenderse, desnudarse,

limpiarse… mudarse… mutar.

 

14.

La educación, la cultura…

Todo ha de girar en torno

a la sustancia viviente única

–al ser que somos.

 

Los futuros Xenus/Nexus.

Los milenios por venir,

y por vivir, bajo esta conciencia.

 

*****

 

Saludos,

Manu