Genogramas
LXXVIII.
Manu
Rodríguez. Desde Gaiia (24/03/22).
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1.
La comunidad de amantes
de la vida. La escuálida,
la mínima, la diminuta
comunidad. Débiles, pobres;
sin poder, sin fuerza.
2.
No se vive o mora de manera
consciente y plena. Apenas nadie
se estremece ante el fenómeno ‘vida’.
3.
Ser conscientes de nuestro papel,
de nuestro estado, de nuestra situación,
de nuestro contexto, de nuestro entorno…
Com-portarse, cohabitar, convivir,
con-templar lo otro.
4.
No ya cómo vivir, sino cómo con-vivir.
Nosotros no vivimos sino con-vivimos
(con otros miembros de la especie,
con otras especies, con un entorno
físico-químico…).
5.
Piénsate como vida. Considérate
como vida y no como ‘hombre’,
o criatura. Comienza desde
este punto. Parte de ahí.
6.
Es como vida que debemos vivir;
y es como vida que debemos elegir
lo que es bueno para la vida –para Nos.
7.
Si fuéramos educados e instruidos
desde la sustancia viviente
única,
como sustancia viviente única,
y no como miembros de tal etnia,
tal nación, o tal cultura…
Las
discordias entre etnias,
entre
culturas, entre naciones…
Las
consecuencias letales.
La
locura y el horror.
La
pérdida de tiempo,
de
vidas, de luz…
El
planeta está lleno de tales
estupideces.
La alienación
étnica,
nacional, cultural,
religiosa,
política… de las masas.
Colectivos
poseídos, dirigidos,
instrumentalizados…
La
vida alienada,
extrañada
de sí;
detenida,
paralizada.
El
desvío, el extravío.
El
olvido, el soterramiento
del
ser único que somos.
Individuos
que cifran su dignidad
y
su contento en ser de aquí o de allá,
y
sólo de aquí o de allá.
En
este planeta viviente.
Patrias,
naciones… ideologías…
cosas
muertas, idas… Residuos
del
neolítico; fantasmas del pasado,
de
los tiempos más sombríos.
Que
siguen moviendo, agitando
a
los colectivos humanos,
desviándolos
de sí, apartándolos
de
su íntima naturaleza, de su ser
y
de su sentido; fabricando 'yoes',
conciencias, 'identidades' asesinas.
Retardan,
obstruyen la salida
del
neolítico estos movimientos
colectivos.
Lastran, dificultan
el
destino de la especie humana,
de
la especie elegida.
No
hay otra salida de este desnortado
periodo,
que se resiste a desaparecer,
que
el genocentrismo. Necesitamos
una
nueva ‘paideia’, una nueva
instrucción
para los recién llegados
que
les inicie, desde que nacen,
en
su ser genético único; un nuevo
comienzo
o principio (‘arkhé’),
un
nuevo ‘éthos’, y una nueva
excelencia
(‘areté’).
8.
Los malos caminos para la vida se unen.
El insaciable, el ciego deseo de oro,
de poder, de placer. Todo contribuye
a su degradación. Las aguas, la atmósfera,
el suelo productivo… la flora y la fauna…
los colectivos humanos… Todo contaminado,
mancillado, impuro.
Ésta es la civilización que vivimos.
La corona de las prácticas depredadoras
y destructivas del entorno físico-químico
y del mundo nuestro viviente; la corona
del neolítico. Destruimos un mundo
cuyas condiciones físico-químicas
(atmósfera, temperatura, salinidad
de los océanos…) la vida ha ido
modificando hasta hacerlo cada vez
más habitable. El ecosistema planetario
es obra también de la vida. La misma
vida ha colaborado en sus propias
condiciones de existencia.
¿Quién es el sujeto de tales pésimas
actuaciones; en nombre de quién…?
Es el ‘hombre’, es la ‘humanidad’…
El ‘hombre’ o la ‘humanidad’
son el fetiche o la coartada, la excusa…
9.
La vida alienada, esclavizada…
subordinada a una especie
determinada, a una etnia,
a una cultura… No gira
alrededor de sí misma.
No piensa en sí. Se ignora.
La ignorancia fatal.
Liberar a la vida, a la sustancia
viviente única, de toda servidumbre.
10.
Tiempos finales. Decisivos. Batalla final.
Las catástrofes de todo tipo (humanas
y medioambientales) que nos envuelven;
que ponen en peligro a la misma vida.
Nunca tan cerca del final.
El caos, la destrucción como nunca antes.
En todo el planeta. La ciega violencia,
la ciega explotación… Las malas prácticas
–el mal hacer. Todo el planeta afectado
–no hay rincón que se libre.
Sujetar, vencer, dominar… Es la vida
la que ha de poner freno a la vida.
La vida que se lamenta, la vida que ‘ve’,
ha de proyectar luz sobre nuestras acciones.
Corregir el rumbo. Cambiar de camino
–de costumbres, de hábitos. Habitar,
morar de otro modo.
11.
¿Cómo, conoces lo mejor
y eliges lo peor?
¿Has perdido el juicio?
Hoy no cabe
alegar ignorancia.
12.
La vida que a sí misma se explota,
se agrede, se destruye, se arruina…
La vida mala, la vida enferma…
13.
La buena fe, las buenas intenciones,
la buena conciencia… nada pueden
contra esta turbia lucha por la hegemonía
entre los diversos sistemas de poder.
Omnipresente. Ubicua. No hay rincón
del planeta libre de la querella por el poder
entre los codiciosos. Las banderas,
las facciones enfrentadas (las masas
manipuladas, instrumentalizadas…
la carne de cañón).
La lucha, absurda, incongruente,
por el dominio del ‘mundo’ de unos
contra otros. Un dominio que ya la vida
ejerce. Porque la
vida es poderosa
en sí misma. Y la vida en el cariotipo
humano tanto más. ¿A qué buscar
y codiciar un poder que ya se tiene?
14.
El tiempo apremia. Hay procesos
irreversibles. Perdida de flora y fauna.
Contaminación del suelo, del aire,
de las aguas… La hambruna, la miseria,
la violencia, la guerra… –endémicas,
enquistadas, eternas. Dolor, dolor, dolor…
¿Cómo saldremos de ésta? Son los últimos
tiempos, sin duda. Como nunca antes.
Nunca más necesitados de una salida.
*****
Hasta la próxima,
Manu