Sobre el nuevo período genocéntrico


El camino que abrió Darwin nos ha conducido a la sustancia genética (al ADN). Este descubrimiento nos hace pasar (a todos los grupos humanos) del fenocentrismo al genocentrismo. El centro se ha desplazado de la criatura al creador (de los fenotipos a los genotipos). La sustancia genética es la única sustancia viviente (‘viva’) en este planeta. Nosotros, pues, no podemos ser sino sustancia genética. Esta ‘revelación’ (esta
auto-gnosis) ha partido en dos nuestra historia sobre la tierra. Todo el pasado cultural de los humanos ha resultado arruinado, vacío, nulo... La ilusión antropocéntrica que nos ha acompañado durante miles de años se ha desvanecido. Se ha producido una mutación simbólica (en orden al conocimiento y a la conciencia de sí como sustancia viviente única); el cariotipo humano entra en un nuevo período de su devenir.

Esta aurora, este nuevo día cuyo comienzo presenciamos, alcanzará en su momento a todos los pueblos de la tierra. Pueblos, culturas, tradiciones, creencias… todo lo ‘humano’ desaparecerá. Viene una luz (un saber, una sabiduría) tan devastadora como regeneradora. Esta regeneración del cariotipo humano en el orden simbólico tendrá sus consecuencias. En un futuro no muy lejano hablaremos, pensaremos, y actuaremos, no como humanos sino como sustancia viviente única.

No hay filósofos aún, ni poetas, ni músicos, ni científicos… para este período genocéntrico que inauguramos. No hay nada aún para las nuevas criaturas, para la sustancia viviente única –en
esta nueva fase de su devenir. Nos queda la elaboración de una cultura, de un ‘mundo’ nuevo (digno de la naturaleza de nuestro regenerado, de nuestro recuperado ser). Queda todo por hacer.

jueves, 27 de junio de 2019

190) Genogramas XII


Genogramas XII.

 

Manu Rodríguez. Desde Gaiia (27/06/19).

 

                                                                  *****

1.

Cuando cambian las formas de vida,
el mundo cambia. Viejas palabras,
nuevas palabras. Viejos sistemas,
nuevos sistemas. ¿El mundo cambia?
¿Qué mundo?

2.

Cosmos, naturaleza, cultura.
Abismos inmediatos donde
me sumerjo ‘yo’.

‘Yo’. Una unidad. Uno
entre muchos. Uno
entre otros. Alguien.
Nadie. Cualquiera.

3.

La mirada triste de los niños
desatendidos, faltos de amor.
Tristes hasta la muerte.

4.

Rescatadme, recogedme,
llevadme de aquí. Estoy harto
de este incienso maloliente,
de estas cofradías nauseabundas,
de este ambiente mortecino;
de esta ciudad estancada
y pútrida. Extraño por completo
soy en esta tierra, de todo punto
extranjero. Uránidas, llevadme
de aquí; rescatadme hiperbóreos.

5.

Moriré de pena en esta ciudad.
Soy un mirlo blanco
y a una mirla blanca espero.

El canto del mirlo es breve
y siempre el mismo.
Una y otra vez el mismo fraseo,
el mismo trino enamorado.

Mirlos y palomas, siempre en pareja.
Las palomas en las cornisas, en los tejados.
Los mirlos en las espadañas, los pararrayos,
las antenas, los cimborrios. Los vencejos
siempre en el aire, anidan en la pared,
en la vertical hacen nido. No se posan,
siempre en vuelo. Los murciélagos,
los búhos, en los campanarios,
en las troneras. Los gorriones
siempre en la calle, mendigando.

Mirlos de azabache lustroso. Palomas
blancas de azulado iris. Por aquí,
alrededor de ‘los Terceros’. Año tras año
yo mismo vuelvo a recordarme la soledad
enamorada en la que vivo. Una mirla blanca
que emigre al sur, eso espero. Envidio
a las palomas blancas, siempre zureando,
siempre en celo. Renuevo cada otoño
la llamada. Busco y no encuentro.
Pongo el pico al aire, silbo hasta agotarme.
Al atardecer y en horas tempranas.
Espero el blanco, el amarillo claro,
el iris azul, el pico rosado.  No espero
sino la misma mirada, el mismo brillo,
el mismo fondo azulado.
Una mirla blanca espero.

Estos mirlos otoñales, cada año me recuerdan
mi soledad de amor, mi amor desventurado.

El ave, inquieta, salta de torre en torre,
de saliente en saliente; busca y agita la cabeza 
hacia aquí y hacia allá, busca y no encuentra;
ojos desmesurados de abiertos, de expectantes.
De cuando en cuando un silbo estremecedor.
Va y viene inquieto. El cuello, el buche,
la cabeza, el pico… de puntillas, todo erguido,
estirado, tenso; entonces el espeluznante silbo.
Tal vez está desesperado de tan solo,
y pasa de la demanda al grito, o al aullido.
Cortante, breve, desgarrador. Me proyecto
en este pájaro. Solitario a su pesar, viudo,
extraño; en esta tierra extranjero.
Que no encuentra su par,
compañera de su color.

Moriré de pena en esta ciudad.
De pico en pico, de torre en torre,
de pararrayos en pararrayos.
Sin compañía espiritual ninguna.
Imposible más perdido, más desviado,
más expatriado, más solo.

6.

En lo profundo de la amada
el par se anuda.
Cuando la cariogamia,
cuando las bodas.

7.

Como ardientes filamentos
atraviesan la ciudad.
La vida crepuscular
de las ciudades marchitas.
Justo como luciérnagas
en la noche, los amantes;
únicos puntos de luz
en ciudades sombrías.

8.

Un código de correspondencias,
entre el genouma y el soma.
El genouma se dice en el soma.
La risa y el llanto parten del genouma.
El saludo. El abrazo. El goce, la alegría,
la pena, el dolor… todas las pasiones
tienen asiento en el alma, en el genouma.
Es el espíritu del cuerpo, sin duda.

9.

Plantas, insectos, aves, peces, mamíferos…
Xenus pasa de soma en soma; de generación
en generación se perpetúa, se eterniza.

10.

El genouma es el sujeto de la actividad,
el sujeto del verbo, el sujeto único.

11.

Un oxímoron ambulante somos.
Mortales y eternos.
Claros y sombríos.
Llenos y vacíos.
Vivos y muertos.
Muriendo vivimos.

12.

Entre lo que ama y lo que odia;
entre lo que le atrae y lo que le repele.
En esa juntura, en ese borde,
en esa línea se encuentra Nexus.

13.

El orden vivo. La sustancia
viviente única, Xenus.
Los genotipos, los genotextos.
No hay módulo o paradigma.
El cariotipo específico se encuentra
repartido en las cifras únicas.
El cariotipo no es un modelo.
No podemos remitirnos a un modelo.
No respondemos a un  patrón determinado.
No estamos obligados.
No nos dejemos engañar.

La conformación de la multiplicidad
a un prototipo. El horror.
Lo procrustiano, lo diabólico,
lo perverso, lo malvado,
lo malsano.

14.

¿Qué importa el padecer o el sufrir?
Grosera cosa es buscar el goce.
Vana cosa la búsqueda de la felicidad.

15.

El genouma ha de encontrarse
con la lengua y la cultura.
Pasa. Se realiza, se vierte. Es un filtro.
Toda la potencia, toda la virtualidad
del genouma, se pone a prueba
a su paso por el momento y lugar
en el que ha venido a ser.
Ha de usar esa lengua, esos símbolos.
Ha de adaptarse; vencer, o morir.

16.

Un mundo estúpido y sombrío.
Siempre gobernado por los mismos.
Los violentos y los mixtificadores.
Esto encontré, esto dejaré.
¡Maldita sea!

Sin atisbos de solución. Siempre lo mismo.
Lo que fue, lo que es, lo que será.
Enteraos los bellos, los claros, los puros.
Alejaos de esas fuentes. Ocultaos.
Pasad a la clandestinidad.
No colaboréis.

*****

Hasta la próxima,

Manu
 

jueves, 20 de junio de 2019

189) Genogramas XI


Genogramas XI.

 

Manu Rodríguez. Desde Gaiia (20/06/19).

 

                                                                  *****

1.

La multitud de signos que emitimos
y recibimos. Y todo este ‘diálogo’,
se produce en centésimas o milésimas
de segundo. El sujeto de toda esta actividad
decodificadora y emisora es el genouma,
la sustancia viviente única. El sujeto único.
 
Un simbolismo profundo, decisorio;
genouménico. Desde la capa más profunda
del sujeto, la menos tocada por la cultura.
Un lenguaje expresado en los fenotipos.
Fenogramas, fenotextos. Símbolos cromáticos,
sonoros, visuales (gestuales), químicos…
Emitidos y recibidos desde el genouma.
Decodificadas en el genouma, por el genouma.
 
2.

El amor y la cópula son,
para la sustancia genética,
pasaportes a la eternidad.
 
Las cifras, los genoumas,
son contingentes, efímeros,
pero la sustancia genética
es virtualmente eterna,
imperecedera.

3.
 
Los genoumas se comunican
entre sí mediante signos sensibles;
y se reconocen.

El cuerpo es su libro, su texto,
su expresión más genuina.

El soma es el genouma transportado,
metaforizado.

4.

No podemos guiarnos
sino por lo que aparece,
lo que tenemos a la vista
y al oído. Todo lo que acertamos
a percibir. El cuerpo, el soma,
es el libro, el texto.

5.

Es la sustancia viviente única
la responsable de los diversos somas.
Y es con estos somas que tiene
que sobrevivir y prolongarse.
Los dos factores:
la alimentación y la reproducción.
Apto para lo uno y para lo otro. 
Fortaleza, flexibilidad, rapidez, valor…
y atractivo, encanto sobre el otro sexo.
Y no sobre cualquier miembro
del otro sexo, sino sobre aquellos
miembros elegidos, preferidos.

6.

Uno/a para varias/os. Polisemia.
Varios/as para uno/a. Sinonimia.

Apareamiento selectivo.

Cuando elijo o prefiero
tiendo a un tipo determinado.
Cuando soy preferido
estoy entre un tipo determinado.

7.

La elocuencia del cuerpo,
de los gestos, de la mirada.
El cuerpo es un mensaje-mensajero.
El remite es, en todo momento,
el alma, la sustancia viviente única,
Xenus –Genousse y Genoussin.

8.

El varón es el sujeto que envía,
la hembra es la sujeto que recibe.
Recibe, acoge, provee (suministra).

9.

Es la hembra la que elige o prefiere.
Los machos no discriminan
y copulan con cualquier hembra
que se les pone a tiro.

El amor es una rareza en el varón.
Los varones son, en su mayoría,
meras máquinas copuladoras.
Indiferentes a la sujeto que recibe.
No cuidan de preámbulos o preludios
amorosos. La amorosa charla,
tan demandada por la mujer.
Los coloquios, las caricias,
los besos prolongados,
los abrazos interminables.
El anhelo de eternidad en el encuentro.
La alegría del hallazgo, en la mujer.

Es posible que sea también escasa
tal pasión en la mujer. Quién sabe.
Tal vez el amor no sea tan corriente,
que sea un bien escaso,
que sea incluso excepcional.

10.

La noche, el espacio infinito, es la natural mortaja;
un sudario estrellado para este planeta murmurante
y activo. Un sudario, una mortaja el cosmos infinito,
oscuro y frío. En el planeta todo se duele, todo efímero
y huidizo; centellas un instante y al otro disipados,
consumidos; como devorados por la sombra,
por la tierra oscura engullidos. El planeta es como
un sepulcral paritorio. Fúnebre. Tenebroso.
En un rincón la cuna y en el otro la sepultura.
Tumbas, túmulos, piras funerarias, cadáveres
a cielo abierto. No vivimos, morimos. Contemplamos
en nuestro cotidiano morir la mortaja, el sudario
ya tejido. Un paso has dado y el otro es la muerte
y el olvido. Estamos ya muertos, sentenciados.
No hay remedio, no hay cura para este planeta
moribundo y vivo. Agonizando vivimos.
Un breve tiempo y ya fallecidos. Un compás,
una mínima cadencia, una breve melodía,
y un final tan hosco como brusco. Impávida
mortaja. Insensible sudario. Planeta agonizante,
¿para qué me has traído? Estallidos de luz que
se hunden en lo oscuro; un instante luz y al otro
sombra, nada. Disipado, disperso, desaparecido.

Pero, muramos cada día. Acabemos de una vez
el hoyo. A plena sombra, a plena efímera luz
aguardemos del adiós el día. Ya, mañana mismo
no podré contemplar la transparente mortaja
que me cubre; el sudario como un párpado
infinito se cerrará, como una losa oscura y fría.
No vida sino muerte inagotable. Una tumba
el cosmos para los fugaces vivos,
para los vivientes efímeros.
 
Entre un paso y el otro, suspendidos
entre el aparecer y el desaparecer;
sosteniéndonos apenas en este aire
que hace imposible el vuelo; entre
el elevarnos y el caer inexorable.
En este breve tiempo encontrar
la contra-parte, el contramor.
Esto nos queda.

Y ello tan sólo para que los mortales
continúen recibiendo la herida de la vida,
de la luz, del anhelo eterno. Haber sido.
Habrás sido. Un futuro perfecto. Camina
como sombra entre sombras. No te engañes.
Tente por cadáver eterno, por siempre muerto.
Por no sido. Por un trozo de nada fugazmente
activa. Prodígate por amor. Enlázate, únete,
fúndete con tus hermanos, con las cifras efímeras.
Multiplica el dolor, las dolientes criaturas.
No le ocultes el hogar. Una tumba excavada
en el vacío, en la tenebrosa nada; un hueco de muerte.

No mueve el amor sino a los mortales,
por eso aman, porque murieron ayer,
mueren hoy, y morirán mañana.
Por eso te amo como te amo, con tanta fuerza,
con tanta avidez y vehemencia. Este amor será
tan duradero como mi vida, como mi luz.
No por mí acaba este amor que te tengo,
sino porque mi deseo, aunque inquebrantable,
tiene los días contados. Mi amor por ti tiene
los días de mi luz, y mi luz ya mismo acaba.
Pero en tanto dure mi luz, tienes todo mi amor.
Estarás presente en mi espíritu hasta mi disolución.
Hasta mi último suspiro te daré vida. Estarás viva
más allá de ti, serás parte de mí. No te olvidaré
mientras viva. En tanto viva yo, tú vivirás en mí,
como parte de mí. El amor que te tengo viene
de lejos, y hoy por hoy, me habita. Estés donde estés,
no lo olvides, vives en mí. Tienes vida añadida en mí.
No lo dudes, aunque tú a ti misma te ignores
o de ti misma te olvides, aunque cansada duermas,
o yazcas sin saber de ti, ten por seguro que vives en mí.
Perdurará tu figura, tu semblante, tu aroma, tu voz…
toda tú, en tanto yo viva. Ésta es mi promesa.

De esta manera, tú en mí, y yo en ti,
seremos tan duraderos como nuestra luz.
Es nada, o tanto como nada, pero es una nada
plena de amor. Centellas enamoradas en este
cosmos tenebroso y frio. Tiempo hay para
el olvido. Toda la eternidad para el olvido.
En tanto para el amor no queda sino el más
pequeño rincón y el instante más fugitivo.
Ni yo sin ti, ni tú sin mí. Ésta es la promesa.
Tenernos en cuenta y darnos mutuamente
la vida. Sólo el amor rivaliza con la muerte.

El amor reúne nupcias y funerales.
El himeneo y la endecha se enlazan
en una suerte de triste epitalamio.
Lecho, tálamo de amor y de muerte;
de recuerdo inquebrantable
y de inexorable olvido.

Esto te escribo, amada, para que no te sean ocultos
mis pensamientos. Amada conocida o por conocer,
abrazada o por abrazar, pasada o por venir.
Siempre con el mismo amor te recibo,
te saludo, te abrazo, y me despido.

*****

Hasta la próxima,

Manu

jueves, 13 de junio de 2019

188) Genogramas X


Genogramas X.

 

Manu Rodríguez. Desde Gaiia (13/06/19).

 

                                                                  *****

1.
 
La vida siempre levantada,
agitada, convulsa. Estremecida.
Temblorosa. Frágil.
Sublime.

2.

Cuando el germen se transfiere
a otro cuerpo. Cuando los gametos
emigran. El ajetreo del transporte.
El alboroto amoroso.

La revuelta hormonal. Una revuelta,
una revolución, es una criatura enamorada.
Una agitación. Se prepara una emigración,
y una recepción. Los cuerpos tiemblan,
cascadas de sustancias van y vienen.

Las unidades pasan como por una tormenta,
como por un fragor; algo profundo y arrebatador.
Por un instante no sabemos lo que somos.

Profundo es el goce erótico
intensamente vivido. Sabido.

Goza el genoúmeno. La vida misma
se sabe y se goza. La común unión.
Boca con boca, sexo con sexo.
La cópula, el beso, el abrazo.

La jubilosa eyección en lo más
alto del goce y del contento
(hablo como varón).

El goce en la emisión,
el goce en la recepción.
El goce mutuo.

3.

La otra parte no es un objeto que yo deseo;
o que yo desee poseer, u obtener;
o que yo logre poseer, o una meta
a conseguir, un premio; o un objeto
separado que yo puedo tomar, o coger;
o un botín, algo que se toma al asalto.

No obtenemos, no poseemos a la otra parte.

Partes separadas que tienen que atraerse,
seducirse; mutuamente convenir,
desear, querer la cópula. El encuentro,
el acercamiento, la aproximación.
El negocio de amor. La ocupación
amorosa, a dos, entre dos. Mutua.

Elementos co-subordinados.
Inter-definidos. Únicos.
Diferenciados. Distinguidos.
Solos. Efímeros.

4.

El soporte, el sostén.
El que subyace, el que ordena.
El que expresa.
El que se expresa, el que se dice.
El sujeto único.

5.

Los progenitores de la vida,
los generadores, son, a su vez,
los herederos; mediante la duplicación
y la replicación se eternizan,
a sí mismos se suceden.

Una sola cosa somos, por naturaleza,
con el progenitor, con el creador.
Una sola cosa el creador y la criatura.

6.

El saber nuevo con el cual uno comulga.
El flujo ininterrumpido y sin fronteras
de lo mismo, la comunión de lo mismo.

7.

Abunda los textos desgarradores,
pesimistas, nihilistas, fatalistas.
Desmitifican, des-construyen,
deshacen el velo, y encuentran el vacío.
Tras el velo no hay nada, dicen.
Pero tras el velo estamos nosotros,
el genoúmeno, la sustancia viviente única.

Todo el esfuerzo se pierde, avanza
en el vacío; el vector no retorna, no gira;    
no se alcanza, no se encuentra; no cuenta
consigo, se diría. Origen y término.
Los términos ignoran su origen, su principio.
El orden, la preeminencia del genouma.

8.

El alma quiescente de la amada.

Su aspecto. Su reposo. Su serenidad.

Signos, señales. El alma constituida.

9.

El genouma se expresa.
Los genoumas sexuados.
No hay otra cosa
que lo que se advierte.
Todo está a flor de piel.

10.

Parece que elegí la inseguridad,
la incertidumbre, la desazón,
la zozobra, el infortunio;
un permanente no-saber;
un sin-saber, un sin-vivir;
un no-estar, un no-ser, un no-parar.

Abandoné lo seguro, lo estable.

11.

El actor, no el personaje.

El sub-jectum, no la persona (o el rol).

12.

Las vías, los modos de natura,
de la sustancia viviente única,
de Xenus. Cómo cuida de sí,
cómo se manifiesta,
cómo se reconoce,
cómo a sí mismo se da cita.

Voy a mi encuentro.
Uno no entiende
sino de lo suyo.

13.

Dirigir la mirada, dirigir los pasos;
dirigir la palabra, la voz.

Hasta beber las aguas interiores.
Rebasar las aguas jurisdiccionales.

El olor, el perfume. El sabor.
El beso. El abrazo. La cópula.

14.

Ni diosa, ni señora (ni dios, ni señor).
Ni adoración, ni servidumbre (ni vasallaje).
Pero si criatura, alma sufriente.
Los genoumas sexuados.
Sujetos solos. Nudos.
Al fondo, allá, ocultos.

15.

Son expresiones ambulantes, los sujetos.
Signos. Señales. Algo para alguien.
La sustancia viviente los crea y ellos se juntan.

El genouma, el genotexto, se expresa.
Los genotextos se expresan, se dicen,
se comunican, se envían señales.
El fenotipo como fenotexto.
Todo lo que aparece es signo, señal.
Sea natural, sea artificial.
Color de ojos, de cabellos, de tez.
El atuendo (colores, tonos).
Todo es entendido, recibido, como señal.
La selección interviene aquí.

Hay correlación genotipo-fenotipo;
los que se comunican entre sí
son los genotipos a través
de sus fenotipos.

16.

Desde el fondo los gametos
se buscan, se envían señales,
se eligen. La elección-selección
amorosa, sexual. Los signos,
las señales que aparecen
en los fenotextos. La expresión.
Ambulante, orientada;
invocante, convocante.

Las señales que aparecen. Visuales,
auditivas, olfativas, táctiles…
Un murmullo de señales.
¿Cómo se orientan los sujetos?
En una selva de signos.

¿Cómo se orienta uno?
¿Cómo se encuentran los unos y las unas?
¿Cómo se encuentran, cómo se reconocen,
cómo se eligen? La elección. La selección
entre diversos portadores de información.
Semáforos. Portadores de señales.

La operación de búsqueda la dirige
y la protagoniza el genouma.
El genotipo-genotexto. El sub-jectum.
Xenus/Nexus.

 
*****

Hasta la próxima,
 
Manu