Genogramas
XLVI.
Manu
Rodríguez. Desde Gaiia (26/11/20).
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1.
Vemos
qué es porque vemos
qué
hace. Su obra le dice.
Su
potencia. Su ser. Su poder.
Su
naturaleza de demiurgo.
Su ser
creador.
Ver el
creador en la criatura.
El
genouma creador.
La
naturaleza fecunda. El ser.
2.
Ojos y
oídos que disciernen, dilucidan.
Lenguas
y manos creadoras de mundos.
En todo
somos sujetos creadores.
Nosotros
somos luz, proyectamos luz;
iluminamos.
Es luz que proyecta orden.
Es luz
creadora. Es luz que destruye
las
tinieblas, la opacidad.
Luz que
es transparencia y día.
3.
A la luz
nueva. A la nueva luz
nos
debemos. A la nueva palabra.
Nueva
comprensión, nueva vida.
Renovación
de la mirada.
Otra es
la mirada, otra la luz.
Ahora
vivimos a la luz
de un
saber nuevo.
Ahora nos
sabemos.
Sabemos
de nuestro ser.
Las
nuevas acerca de nuestro ser
y de
nuestro hacer.
A
nosotros hemos llegado.
Es otro
mundo el que vemos,
el que
percibimos,
y el que
comprendemos.
Es una
nueva sensibilidad.
Ahora
vivimos a flor de piel,
expuestos.
Desnudos, se diría.
Más frágiles. Sin protección.
Nuestro
nuevo mundo
transparente, diáfano.
4.
A la luz
de la sustancia genética.
A la luz
del genouma. Eso eres tú.
Eso
somos. Pura sustancia viviente.
Pura
vida.
Los
nuevos modos de expresión
–en arte
y pensamiento.
Todo se
verá afectado
por la
nueva luz.
Hoy se
requiere una nueva
espiritualidad,
aún sin rostro.
Nosotros
tenemos que construir,
prácticamente
de la nada,
la nueva
espiritualidad.
En
primer lugar, hay novedad
absoluta.
El nuevo discurso,
el nuevo
mundo, es novedoso
en
profundidad.
Los
saberes del pasado
no nos
sirven. Han quedado
vacíos.
Las interpretaciones,
las
‘explicaciones’, responden
a mundos
que ya no son los nuestros.
Con el
tiempo se irán haciendo
cada vez
más borrosos,
más
incomprensibles,
más
incoherentes.
Las
nuevas expresiones,
las
nuevas formas
de
expresión que surgirán
a la luz
del nuevo mundo.
5.
Ya no
habla el hombre,
sino la
vida, la sustancia
viviente
única. Sin más.
El
asunto ha cambiado
de raíz.
Es la vida única
la que
se expresa,
la que
dice,
la que
crea.
Es como
vida
que nos décimos,
no como criatura,
no como
ser humano.
Todo ha
cambiado.
No hay
otro sujeto
que la
vida que somos.
6.
Necesitamos
un nuevo lenguaje
espiritual
desconectado del pasado,
sin
conexiones con el pasado,
inspirado
en el nuevo mundo,
que
hunda sus raíces en los padres
del
nuevo mundo, del nuevo período.
Nuestro
incipiente mundo nuevo.
El
lenguaje del pasado no nos vale.
Nada del
pasado nos vale.
Del
mismo modo que a los agricultores
y
ganaderos, a los herreros y demás
que
iniciaron el segundo período
tampoco
les satisfacían los mundos
de los
cazadores-recolectores nómadas.
El mundo
que inauguraron los agricultores
requería
sus propias claves en Sumer,
Egipto,
China y demás. Y nosotros
hemos de
hacer lo mismo ahora.
Los
mundos del pasado
chocan
con el nuestro.
No
satisface el lenguaje,
no
satisface el mensaje.
Impropios,
inadecuados,
insuficientes.
Erráticos.
El mundo
espiritual
ha de
ser coherente
con el
nuevo mundo
que
vivimos. La nueva
civilización
ha de generar
sus
propias claves espirituales.
7.
Una
nueva concepción de la vida,
de los
seres humanos
–del
cariotipo humano–,
del
cosmos todo.
Un nuevo
saber.
Una
nueva apercepción.
Una
nueva mirada.
Un nuevo
discurso.
Un
discurso que generaremos,
que
mostraremos.
Un
discurso que, en cierto modo,
ya
circula. Manifestaciones
de la
nueva sensibilidad,
de la
nueva espiritualidad,
de
nuevos espacios culturales.
8.
El nuevo
mundo supone nuevos
conceptos,
nuevas ideas sobre
el
entorno, exige nuevos espacios,
nuevas
alegorías…
Una
nueva atmósfera, nuevos conceptos,
nuevo
arte, nuevos héroes y heroínas
en un
marco lingüístico-cultural nuevo
–sin
conexiones con el pasado.
Ir
elaborando, aportando,
creando…
avanzando frutos.
Renovar
de manera absoluta.
La
labor, el deber en esta época.
La
elaboración de toda una cultura
–arte y
pensamiento–
que no
desdiga del mundo nuevo.
La
creación de una cultura
coherente
con el mundo nuevo.
Nuevas
claves espirituales.
Nueva
poesía, nueva música,
nueva
creación… nueva cultura.
Todas
las culturas actuales –procedentes
del
primer y segundo períodos–
han de
superar su situación.
Han de
dejar atrás.
Desde la
desnudez
y el
silencio. Más allá.
8.
Los
fenotipos son signos
para los
genotipos.
Los
genotipos deletrean
el
fenotipo; detectan,
se
detectan a través
de los
fenotipos,
en los
fenotipos.
Se
advierten.
Se
reconocen.
Se descubren.
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Saludos,
Manu