Genogramas
L.
Manu
Rodríguez. Desde Gaiia (26/01/21).
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1.
Este
amanecer tan sombrío, aún.
Que
lento, dificultoso, lleno
de
obstáculos el camino de la luz.
No
lo tendrá fácil el nuevo sol,
el
nuevo día. No lo tendremos
fácil
nosotros, los futuros.
Vencer
espiritualmente
a
las tinieblas, de esto se trata.
Es
una guerra contra el pasado
más
sombrío, contra los sombríos;
por
la nueva aurora, por el nuevo
período,
por el nuevo día.
Las
criaturas, y los creadores,
de
la mañana. Estos vendrán,
aparecerán.
De la tierra,
de
la madre surgirán.
Multitud,
muchedumbre
de
seres nuevos preñados
de
futuro, con voluntad de futuro.
Alba,
tú eres la mañana.
Tú
eres lo que escribo
y
lo que quiero.
Por ti lucho,
por ti sufro,
por
ti muero.
2,
Hablar
del futuro es hablar
de
victorias, de las victorias
de
la aurora. Son victorias
de
la claridad, de la luz
del
nuevo día, de la nueva era.
Estas
victorias están siendo
difuminadas,
desdibujadas…
por
las tinieblas residuales
del
neolítico. No acaba
de
amanecer, de verse claro.
Generaciones
perdidas.
Criaturas
de la mañana
que
no se conocen,
que
no se saben;
que
no se escuchan,
que
no se ven. Aturdidos
por
el ruido del neolítico;
por
los gritos, amenazas,
y
zarpazos del neolítico.
Su
violenta agonía.
3.
La
sombría luz del neolítico.
Esas
ideologías (de poder),
esos
discursos, esas palabras,
esas
voces… No terminan
de
hundirse en la noche,
no
terminan de callar.
Todo
ese maldito ruido
que
ahoga, oculta, desfigura
la
luz y el sonido de las criaturas
de
la mañana. El bendito sonido
del
comienzo, del despertar;
los
primeros compases,
las
primeras luces
del
nuevo día.
Nunca
fue más duro
y
difícil un nacimiento.
Peor
está siendo la lactancia.
En
tan difíciles condiciones.
Turbio
el panorama; turbio
comienza
el nuevo día.
Hay
ruido por doquier.
Fuego
y humo. Y sangre,
mucha
sangre. Es la sangre
de
las víctimas que los tenebrosos
sacrifican
a sus dioses sombríos.
Es
obligación, deber de los futuros,
la expulsión de estos tenebrosos.
Combatir, disipar, destruir…
acabar
con estas monstruosidades
ideológicas.
Derrotarlos espiritualmente.
Callarles
la boca de una vez.
Que
suene y luzca de una vez
el
nuevo día sin ruidos ni interferencias.
4.
Esos
nuevos seres, esos seres
renovados;
que no se conocen,
que
no contactan. Aquellos
para
los que ese pasado sombrío
está
simplemente muerto.
Su
nueva mirada, su nueva faz.
Promesas
de futuro.
Dispersos
y sin reconocerse.
Sin
consignas comunes. Aislados.
Solos.
Los hijos de la aurora.
Los
padres del futuro. Los futuros.
5.
A ti únicamente me dirijo,
Alba,
Aurora. A las criaturas
de
la mañana. A los futuros.
Ahí
tenéis los cadáveres
de
aquellos que os retenían.
Han
quedado inexorablemente
atrás.
Aquella alianza de civilizaciones
muertas,
aquella reunión de fantasmas.
Están
espiritualmente acabados.
No
pertenecen al futuro.
Nada
podrá detener el nuevo día.
Los
niños del alba,
de
la mañana.
A
estos espero.
6.
Seguir
destilando, seguir produciendo
soma
simbólico para los futuros.
Aire
para el futuro, la nueva atmósfera;
esto
es lo que hay que crear.
Colaborar
con aquellos que sacan
a
la humanidad de las pesadillas
del
neolítico; del cenagal espiritual
del
neolítico, de su aire viciado y letal.
Sigo
por donde voy, pues.
Destruyendo
y construyendo.
Diciendo
sí y no. Amando y odiando.
Como
un ser pleno. Prodigando,
amplificando
esta alba, esta nueva
aurora
de la humanidad. Disipando
las
tinieblas residuales;
purificando
esta mañana.
7.
No
duermas, no calles.
Es
la mañana. Tú eres la mañana.
Disipa
las tinieblas. Despierta
y
activa a las criaturas.
Da
comienzo al nuevo día.
Esto
les digo a los futuros.
8.
Los
neolíticos se encaminan
hacia
su definitiva desaparición.
Lo
sepan o no lo sepan;
lo
quieran o no lo quieran.
Ya
están espiritualmente vencidos.
Hace
ya tiempo que deambulan
como
clones, como zombis;
como
fantasmas del pasado.
Testigos
somos de su agonía
–de
su violenta y destructiva agonía.
Serán
vencidos, como digo, material
y
espiritualmente vencidos;
arrojados
de la tierra y del cielo.
9.
Los
momentos presentes
son
momentos de confusión
semántica,
lingüística,
cultural,
ideológica…
Es
confusión sembrada
desde
antiguo. Rebrota,
tristemente,
en nuestros días;
se
recrudece en estos tiempos
de
transición, en esta aurora.
Voces
que ya deberían estar
apagadas vuelven a sonar.
Vienen
del pasado. Son fantasmas
del
pasado. Nos confunden,
nos
ciegan. Nos dividen
y
nos enfrentan.
No
terminan de callar
esos
discursos dia-bólicos
que
nos retienen con astucia
y
violencia en esta pesadilla
(locura)
colectiva milenaria.
Sal
de ahí, te lo ruego.
Sitúate
en el futuro,
piensa
en el futuro,
sé
tú uno de los futuros.
Aclárate,
purifícate,
renuévate,
renace.
Disponte al nuevo día.
Alégrate.
10.
Vuelvo
a ti, Alba, Aurora.
Lo
que me preocupa te cuento.
Ese
futuro, que ya es, que ya vivimos,
es
más que el futuro de la humanidad;
Es
el alba de un nuevo período.
Como
un recién nacido en su cuna.
Una
niña, la nueva aurora.
Un
niño, el nuevo día.
Tenemos
que proteger ese futuro;
no
puede perderse ese futuro.
No
podemos perder,
es
el futuro de la vida.
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Saludos,