Genogramas
LXIV.
Manu
Rodríguez. Desde Gaiia (24/08/21).
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1.
La ética que viene, la bioética.
Lo que es bueno y lo que es malo
para la vida. Para Nos. Lo que nos
beneficia y lo que nos perjudica…
Ésta es la correcta perspectiva.
El genocentrismo no podía surgir
más que en nuestra época (después
del descubrimiento de los ácidos
nucléicos, de la sustancia viviente
única). Aquí y ahora, pues, los primeros
transformados, los primeros futuros;
los nuncios, los mensajeros del nuevo ciclo.
Han de ser también sus configuradores.
Una
conciencia no fenocéntrica (no centrada
en las
criaturas), y no antropocéntrica
(no
inspirada ni centrada en alguna idea
acerca
de la ‘humanidad’), sino genocéntrica
(centrada
en la sustancia genética);
una
conciencia no sólo trans-étnica,
sino
trans-específica también (más allá
de la
especie). Ahora nos identificamos
como
vida, como sustancia viviente única
–ni como
tal etnia, ni como tal especie.
Los
genotipos (los sujetos naturales, genéticos)
que se
reconozcan en dicha sustancia
vivirán
un retorno a la fuente, al origen,
a la
vida, al ser viviente único; ‘saborearán’
su
co-pertenencia al Uno. Nosotros somos la vida
–no esta
o aquella vida, sino la misma vida.
Vivirán los futuros el cambio más radical
y más integral de toda nuestra historia,
de todo nuestro devenir (como vida).
Nunca hubo un antes y un después
como el que ahora vivimos –ni lo habrá.
Es una transformación, una mutación
biosimbólica que dividirá en dos nuestro
devenir sobre este planeta. Es un nuevo
comienzo absoluto; un comenzar desde cero.
Todo lo que conlleva la autoconciencia
de la sustancia viviente única; la conciencia
de sí del ser único que somos –los corolarios,
las consecuencias de este saber de sí.
Lo que vendrá inexorablemente.
Nada ni nadie podrá detener este futuro.
El saber acerca de la sustancia genética,
y el reconocernos en ella –la conciencia
de sí como sustancia viviente única–,
nos convierten de hecho en seres
biosimbólicos nuevos, y nos sitúan
ya en el futuro. Ya damos los primeros pasos.
Ya estamos; ya vivimos, ya somos el futuro.
Las
nuevas criaturas: Genousse & Genoussin.
El
futuro genocéntrico ya ha comenzado.
Este séptimo milenio (de la escritura)
es también el primer milenio de Xenus/Nexus.
2.
Seguimos viviendo en el neolítico,
con ideologías y creencias del neolítico.
Nuestras sociedades, nuestras culturas.
Humanas, neolíticas, fenocéntricas;
arcaicas, anacrónicas. Fuera de tiempo
y de lugar. Desfasadas, inútiles
–para los seres nuevos; para los futuros.
3.
Esta aurora, este nuevo día cuyo comienzo
presenciamos, alcanzará en su momento
a todos los pueblos de la tierra. Pueblos,
culturas, tradiciones, creencias… todo
lo ‘humano’ desaparecerá. Viene una luz
(un saber, una sabiduría) tan devastadora
como regeneradora. Esta regeneración
del cariotipo humano en el orden simbólico
tendrá sus consecuencias. En un futuro
no
muy lejano hablaremos, pensaremos,
y
actuaremos, no como humanos
sino
como sustancia viviente única.
No
hay filósofos aún, ni poetas, ni músicos,
ni
científicos… para este período genocéntrico
que
inauguramos. No hay nada aún para
las
nuevas criaturas, para la sustancia viviente
única
–en esta nueva fase de su devenir.
Queda la elaboración de una cultura,
de un ‘mundo’ nuevo (digno de la naturaleza
de nuestro regenerado, de nuestro recuperado ser).
Queda
todo por hacer.
4.
Esta aurora, este nuevo día,
este período, genocéntrico,
cuyo comienzo presenciamos,
alcanzará en su momento
a todos los pueblos de la tierra.
Tierras, pueblos, razas, tradiciones,
creencias… Todo
desaparecerá.
Viene una luz destructora, devastadora.
Es el triunfo de Xenus/Nexus.
Tenemos necesidad de nuevas
representaciones, de nuevos mundos.
Adecuados a la nueva realidad, al nuevo saber.
Esta mutación, este salto cultural
cambiará la mirada, la lengua, el oído…
Ya no hablaremos, ni sentiremos,
más como hombres, como fenotipos,
como criaturas. Xenus, el Uno primordial,
el Único, a través
del cariotipo Nexus,
tiene ahora la palabra. Es Xenus quien
ahora habla por boca de Nexus.
Ahora es Xenus en todas las criaturas.
Nos hemos topado con el demiurgo
de las formas vivas, nos hemos topado
con nosotros mismos.
5.
Nosotros somos la luz en este cosmos
oscuro, y frío. Nuestras representaciones
iluminan este mundo; proyectan luz, forma y figura.
Hemos hecho fértil a este planeta otrora inerte.
Hemos hecho brotar la vida hermosa por doquier.
Este planeta rebosa ahora de plenitud y vida.
Este mundo respirable es obra nuestra.
El aire puro, el agua dulce, la luz tamizada,
seleccionada, escogida. La biosfera, la genosfera.
En gran parte, obra nuestra.
La vida siempre inteligente, siempre activa.
Xenus/Nexus, el demiurgo. Nosotros mismos.
6.
La desconsideración o el menosprecio
de la vida emergente que encontramos
en la práctica del aborto (libre, no eugenésico)
denotan bien a las claras el carácter tanático
de nuestra civilización. No hay contradicción
entre el aborto y la desforestación o el uso
bélico de la energía atómica. Son formas
de vida coherentes y solidarias entre sí.
En ningún caso se piensa en la vida
–en lo que es bueno para la vida.
Sociedad absurda, incongruente.
Las masas sociales movidas, llevadas
y traídas (la opinión pública), alienadas…
adoctrinadas, sometidas a un constante
condicionamiento operante (mediante
la educación, los mass media…
la completa cultura de masas).
Los mismos que marchan contra
las guerras o el maltrato animal,
abogan por el aborto libre
(y gratuito, a ser posible).
En toda cópula heterosexual (con finalidad
reproductiva o no) subyace la voluntad
de cariogamia, de la unión de las células
sexuales de ambos sexos; la voluntad
de generación, de creación. Es la sustancia
viviente única la que mueve sus cuerpos
sexuados, los hace entrechocar buscando
la cópula, el tránsito de un cuerpo a otro,
la unión… la generación. Es el camino
de la vida. Amándose y generando vida
es como se eterna el plasma germinal,
la sustancia genética, la sustancia viviente
única –Nos: Genousse y Genoussin.
7.
Amar a
la vida es amarnos
a
nosotros mismos.
8.
Todo
aquello que predicamos
de las
criaturas, de la vida
lo
predicamos. Astucia,
inteligencia,
apetito
(deseo,
voluntad…)…
La
intelección, la volición…
las
pasiones y afectos.
El amor,
el odio…
9.
Decirnos.
Decir la nueva
mirada.
El ser recobrado;
recién
descubierto.
Nuestra
verdad.
10.
No
tenemos nada. Xenus/Nexus
no tiene
nada que le acune.
Ni una
palabra, ni un poema…
Nada. Ni
siquiera las ciencias
biológicas
más recientes
se han
percatado de su venida.
No
encontramos nada para nosotros.
Las
viejas culturas, las viejas
historias,
los viejos mundos…
Todo ha
perdido su brillo,
su
esplendor… la sabiduría,
la
gnómica… No para nosotros.
Pobreza
inaudita. Apenas si contamos
con
materiales para construir.
Desnudos
aparecemos.
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Saludos,
Manu