Genogramas
LXXIV.
Manu
Rodríguez. Desde Gaiia (26/01/22).
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1.
Todo ha
cambiado. Los mundos
humanos
han caído, se han esfumado.
Las
ilusiones antropocéntricas.
Ahora
viene el tiempo de la des-ilusión,
del
des-encanto, de la des-alienación…
Primero,
quedar en nada. Despojarse
de todo
lo humano. Silencio alrededor.
La vía
solitaria, silenciosa. La noche
del
espíritu (del genouma).
A la
espera de Xenus; de lo Uno.
El ser
que somos se revela a sí mismo;
a sí
mismo se da a conocer.
Que nada
te detenga. Ni pueblo,
ni
razas, ni lenguas, ni culturas…
Que nada
humano te detenga
(ideologías,
creencias…).
El
despojamiento, la desnudez.
La
purificación. La soledad;
el
silencio.
El
camino de la vida
hacia sí
misma.
2.
La lucha
por el ser. El ‘individuo’.
La
unidad lograda mediante
la
lucha, la conquista…
La
‘dureza’ de la purificación.
La
‘multiplicidad’ coaligada,
dirigida,
plena, fuerte… jerarquizada.
Bajo la
hegemonía de lo Uno.
La lucha
interna
en el
camino
hacia el
ser.
3.
El ‘yo’
múltiple, plural. La lucha
interior.
La voluntad de (auto)plasmación.
Una
lucha entre pulsiones, afectos,
pensamientos,
voluntades…
La vida
una y múltiple, simple y plural,
homogénea
y heterogénea, antitética,
contradictoria,
amiga de sí, enemiga de si,
libre y
esclava… noble y vulgar, aristocrática
y
plebeya… Sublime y abyecta.
La
‘síntesis’ imposible. La jerarquización
interior.
La subordinación de las pulsiones
dañinas,
perjudiciales… ‘feas’.
¿Qué
futuro queremos?
4.
Todo
parece indicar que la naturaleza
(la
viviente y la no viviente)
no
conoce el reposo.
5.
La vida
aparece siempre cubierta,
protegida,
armada… Lo que aparece
son sus
vehículos, sus armas,
sus
instrumentos…
La vida
que construye y pilota
su soma,
su cuerpo…
La vida
se provee de piernas,
de
manos, de sensores, de armaduras,
de
garras…; de medios de transporte,
de
defensa, de ataque…
6.
No puedo
pensar un cosmos sin vida;
un
cosmos puramente mecánico;
un
cosmos sin ojos, sin oídos, sin voz…
Un
cosmos para nadie –sin testigos.
7.
La vida
como tal no tiene
un
comportamiento uniforme
e
inambiguo. La vida como tal
es
contradictoria y antitética.
Encontrarás
de todo.
8.
Ya no se
trata de humanizar
a las
nuevas crías, sino de conducirlas
hacia el
conocimiento de su esencia única,
de su
identidad genética.
Más allá
de lenguas, razas,
y
culturas. Más allá de identidades
étnicas,
culturales, nacionales…
Más allá
del ‘hombre’ en verdad.
Nosotros
somos la vida.
Nueva
‘paideia’. La formación,
la
‘bildung’ de las nuevas crías,
tiene
ahora el cometido de hacer
de ellas
seres conscientes de su ser único.
La
conformación de una cultura
genocéntrica,
trans-específica,
suprahistórica…
eterna.
Esto es
lo que queda.
9.
El genocentrismo deja a los cuerpos
girar alrededor del sol de la vida,
de la sustancia genética. Lo importante
es la materia genética, nosotros mismos.
Esta centralidad nueva trastorna
por completo la habitual perspectiva
antropocéntrica (fenocéntrica)
que sostenemos; la subvierte
absolutamente. No se trata ya
de la criatura (del fenotipo),
sino del creador (el genotipo).
La perspectiva genocéntrica.
10.
No es el ‘hombre’ el que se extraña
en sus creaciones, es la sustancia
viviente la que se extraña en sus criaturas
(en el ‘hombre’, nuestro caso). El ‘fetiche’
es el ‘hombre’ o los ‘hombres’
que han pergeñado las diferentes
civilizaciones y culturas.
El genotipo se ignora como
sustancia viviente única,
todo lo atribuye al ‘hombre’,
su creación. La sustancia
genética se ignora a sí misma.
11.
La vida está supeditada
a las ‘leyes’ físico-químicas,
pero no se reduce a éstas.
Hay en la vida algo
que es suyo propio.
12.
No se trata de llamar la atención
de los ‘hombres’ acerca de su propia
conducta, sino de llamar la atención
de la vida, pues es la vida en el ‘hombre’,
en el cariotipo humano, la que se comporta.
Porque no es el ‘hombre’ (esa ficción cultural)
sino la vida la que pone en peligro la vida;
es la misma vida la que se pone en peligro
a sí misma (sus propias condiciones
de existencia); es la misma vida la que
se desmadra, la que enloquece…
La vida llama al orden a la propia vida.
La vida se dirige a sí misma, se reconviene,
se censura… No se trata de que el ‘hombre’
sea interpelado por el ser. Es la vida, el ser
viviente único, la que se interpela a sí misma.
El olvido del ser afecta a la propia vida,
no al ‘hombre’, no a la criatura…
La vida que somos se ignora, ignora
su propio ser. Algo la distrae de sí…
El ‘hombre’, una de sus criaturas,
la aleja de sí misma –el pensamiento
antropocéntrico, que gira alrededor
del hombre… acerca de su ‘ser’,
de su esencia, de su existencia…
13.
Arraigar, ¿dónde? Echar
raíces en la misma vida.
La vida arraigada en sí misma.
14.
La
civilización técnica contemporánea
es la flor
de las ‘creaciones’ del neolítico.
Requiere
de los ‘mundos’ del neolítico.
Encaja
perfectamente en sus culturas,
en sus
religiones, en sus filosofías…
15.
El lugar
desde el cual se habla
determina el
decir. La perspectiva,
el lugar
desde el cual se mira.
La
perspectiva antropocéntrica
desvía a
la vida de sí misma.
*****
Hasta la próxima,
Manu