Genogramas
LXXX.
Manu
Rodríguez. Desde Gaiia (25/04/22).
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1.
El nuevo
‘éthos’. La nueva con-ducta;
el nuevo
morar, con-vivir, co-habitar,
com-portarse…
Los nuevos usos
y
costumbres por venir.
Lo
primero es la conciencia de sí
genética.
Es preciso allegarse
a la
perspectiva genocéntrica
–a la
mirada de la vida. Con ello
la vida
que somos cobra conciencia
de sí,
se re-cupera. Esta conciencia
(este
saber) es el punto de partida,
la
puerta, el acceso, la condición
necesaria
para un futuro otro.
Es una
conciencia que ilumina,
ilustra,
instruye… guía, conduce.
Una
conciencia (y un saber)
providencial
que ya nunca
nos
abandonará.
Sólo la
identificación con la sustancia
viviente
única puede traernos otra vida,
otra
existencia, otro mundo. La conciencia
genética.
Y hablo a nivel colectivo.
2.
Regenerar
la existencia. Establecer
unas
condiciones ‘simbólicas’
de
existencia acordes con nuestro
ser
(viejo y nuevo; descubierto,
reencontrado);
crear un nuevo
‘mundo’,
un mundo genocéntrico,
una
cultura (y una conciencia)
genocéntrica
planetaria.
Más allá
del hombre, de la criatura…
3.
Ser de
aquellos que regeneran
la vida
(la existencia, el mundo…).
La nueva
vanguardia.
Este
periodo de transición
que
iniciamos es el ‘puente
de la
separación’, y el ‘hombre’
no
pasará este puente. En la otra
orilla
está el nuevo mundo,
la nueva
vida…
El
‘puente de la separación’
es
extraordinariamente ligero.
Deshacernos,
des-anudarnos,
des-ligarnos,
purgarnos
de lo
humano… del viejo
camino
antropocéntrico,
egocéntrico,
etnocéntrico…
Abandonar,
dejar atrás.
Sin
equipaje.
La vida
desnuda.
Elegir
el camino de la vida.
Este
camino conduce
directamente
a la otra orilla.
Ya no
nos queda otro camino
hacia el
futuro que el de la vida
–si
queremos seguir siendo.
Y aquí
no se habla de la
supervivencia
de la ‘especie’,
sino de
la vida.
La vida
se juega la vida.
4.
Un arte
y un pensamiento dignos
de la
vida, a la altura de la vida.
Es
Xenus/Nexus quien ahora,
conscientemente,
a sabiendas, piensa,
habla,
hace… El único sujeto,
el único
protagonista, el único creador.
A tal
vida, a tal ‘sujeto’, no le satisfacen
ya los
modos humanos, sus obras,
o su
sabiduría. Tal ‘sujeto’ necesita
otras
palabras, otras obras, otra sabiduría…
5.
Seamos
de aquellos
que
regeneran la existencia…
6.
Las
guerras humanas que padecemos
–étnicas,
territoriales, económicas,
ideológicas
(políticas o religiosas)…
Miles de
años en guerra –en el nombre
del
poder. Y la tecnología armamentística.
Tenemos
armas capaces de destruir
la vida
en este planeta. Un camino
loco,
absurdo, demencial, suicida…
Del otro
lado la explotación de las ‘riquezas’
del
planeta. La agresiva y nociva tecnología
que
aplicamos en la explotación del planeta
está
poniendo en peligro sus condiciones
de
habitabilidad (suelo, agua, atmósfera, luz…).
Los
desastres ecológicos se amontonan,
apenas
si hay rincón del planeta no contaminado.
Otro
camino loco, irracional, suicida…
Nuestros
modos de vivir en general.
Todo lo
humano contribuye al deterioro
de la
vida en este planeta. Nuestro
antropocentrismo,
nuestro egoísmo,
nuestro
etnocentrismo… Los soportes
ideológicos
de estos comportamientos
–nuestras
ideologías, nuestras creencias,
nuestras
culturas... nuestros ‘mundos’.
No
vivimos desde hace milenios.
La
violencia y el engaño dominan
por
doquier. Atmósfera tanática,
irreal,
de pesadilla. Se huele la muerte,
la
‘morgue’. Pobreza, miseria, hambrunas…
Un
planeta doliente, desfalleciente, herido…
La huida
hacia delante de los más –de todos.
Liderados
por los menos (los señores
de los
medios de producción y consumo,
de la
riqueza, de la ‘opinión’ pública…).
La nave
de los locos, de los necios.
‘Stultifera
Navis’. El ‘homo stultus’.
Es la
necedad, sin duda, el no saber
(‘ne
scio’), quien gobierna, quien manda.
Entre
tuertos y ciegos anda el juego.
7.
El saber
que ahora nos ilumina arruina,
pulveriza
todo antropocentrismo del pasado;
lo
reduce a cenizas. La historia –el pasado–
de las
nuevas criaturas es la historia de la vida.
El
pasado humano es el periodo de extrañamiento,
de
ofuscamiento, de inconsciencia, de ignorancia,
de
ceguera, de ‘olvido’, de no saber…
Ya no se
trata del bienestar, del futuro
del
hombre, o de la especie (su supervivencia
y
demás), sino del bienestar y del futuro
de la
vida. No avanzar hacia el futuro
como
hombres (más o menos ‘mejorados’,
o ‘auto-realizados’),
sino como vida
(como
sustancia viviente única).
El paso
a la otra orilla, al otro continente,
al otro
mundo, al otro espacio
–el
espacio genocéntrico.
8.
El
‘hombre’ es imprescindible.
La única
criatura capaz de poner fin
a su
propio extrañamiento de la vida,
a su
comportamiento errático
y
(auto)destructivo…
El
‘hombre’ debe despertar a la vida
que él
mismo es. Ésta es la ‘revolución’,
la
transformación, el giro, el vuelco…
el paso
que hay que dar. La conciencia
no ya
ecológica o biocéntrica,
sino
específicamente genocéntrica.
9.
Los
despiertos, los renacidos
a la
vida, esta es la ‘humanidad’
que hará
posible la regeneración
de la
existencia. La vanguardia
de la
vida; los adelantados.
10.
La
desnudez de los renacidos,
la
pobreza… Aún sin ‘mundo’.
Todo por
hacer.
11.
El
sujeto vida. ‘Yo’, la vida, hablo.
Y hablo
en nombre de la vida.
Esto que
digo es lo que ha de asumir
todo
miembro de la especie humana.
El
camino que ha de transitar.
La
transformación que ha de experimentar.
12.
La vida
es la iniciativa,
el
primer movimiento,
la
acción… la libertad.
Pese a
las constricciones
físico-químicas
alberga
su
propia ley, su propio
orden.
Autonomía.
13.
La
biosfera conlleva la semiosfera.
La vida
consigo mismo se comunica.
14.
El
murmullo de la vida. El flujo
de
mensajes. La comunicación
universal
a nivel celular. Un planeta
viviente
que se comunica
consigo
mismo, que se informa,
que se
mantiene al día.
Nada le
pasa desapercibido
a la
sustancia viviente única.
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Hasta la próxima,
Manu