Genogramas XXXIX.
Manu Rodríguez. Desde Gaiia (09/08/20).
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1. Es una heliosfera habitada. El planeta sede de la vida parece una célula. La vida cubre como un manto la superficie pétrea, la tierra, con el concurso del agua, del aire, de la luz…
2. Los navegantes de la heliosfera. La vida humana. Esa bioforma. Pero es la vida, es la sustancia viviente única, la que navega. No el hombre, no el fenotipo, sino los genotipos. El ser, la sustancia viviente única. Nos. Xenus. Genousse y Genoussin.
3. Luz. Medio abiótico. Medio biótico. Medio simbólico.
4. La Señora de las cuevas, de los bosques, de valles y montañas, de los fluidos… La dispensadora de rocío.
5. La tierra de la eterna juventud. Aire de las altas mesetas. Con frescas cuevas de donde fluyen las puras aguas de ocultos manantiales. Potable, saludable, dulce.
6. Pueblos de arquitectura pétrea entre el follaje y el boscaje. Apenas se distinguen de las rocas alrededor. Parajes solitarios en la montaña rodeados de árboles, agua, aves, insectos, ciervos, jinetas, jabalíes… Roces, rumores, ruidos… El crujir de la hojarasca reseca. Sonidos, rumores del bosque y de la montaña. El azor, el hábil, el que vuela entre las ramas. Es la única ave de presa que no exige el llano o los espacios despejados para cazar. Son obstáculos, constricciones, que envuelven el vuelo del azor y que este no rehúye. Con extremada velocidad atraviesa el corazón del bosque, se lanza vertiginoso a través del ramaje salvando obstáculos; ágil, veloz, directo al blanco. El húmedo bosque es lugar de vida. Las cuevas, las fuentes manantiales. Es un hermoso lugar. Todo tipo de árboles con sus frutos. Los animales de antaño, de siempre. Los ciervos huidizos. Todo es veloz. Carreras, saltos, vuelos. Y un verdor tremendo, hiriente, vivo. El musgo tenaz que cubre suelos, rocas y cortezas. Musgo audaz. Amanece. Gira, rota el planeta en pos de Sol en esta clara mañana donde todo tiene su voz, con su voz habla. Atmósfera radiante, aire fresco y puro, aguas claras claras. Ciervos, lobos, zorros, jabalíes, linces, comadrejas, raposas, murciélagos, búhos, ratones, culebras, azores… aves cantoras de todo tipo. Toda clase de criaturas, de seres. Un bosque vivo, inmenso. E igualmente la noche, la luna y las estrellas. La luz nocturna y fría. La noche iluminada, el cielo poblado. Los albergues de montaña, las cabañas camufladas entre el boscaje y las rocas. Antros, grutas, cuevas, grietas, hendiduras, madrigueras, escondrijos… donde todas las criaturas del bosque encuentran refugio. En las poblaciones próximas a los bosques aves de presa y otras emigran. Hacen sus nidos en lo alto de los edificios. La avifauna que emigra a las aldeas y a los pueblos de alrededor. Estas aves libres y silvestres que hacen casa en la aldea son como una metonimia del bosque. Mirlos y búhos y aves de presa. Sus sonidos, sus llamadas en la noche y en la mañana. Poco más. Insectos, moscardones, avispas, libélulas, mariposas, hormigas… pequeños reptiles. En las aldeas cercanas o en medio de bosques conocen además las culebras, y los lagartos, los pequeños roedores e incluso lobos y osos y zorros pueden aparecer por sus calles. Hay variedad de árboles, de sonidos, de olores, de texturas, de sabores. Bosque bebible, gustable, múltiplemente perceptible. Múltiples irradiaciones sonoras, aromáticas, cromáticas, tangibles… Todo ese murmullo, griterío, clamor, atmósfera, aire perfumado, esplendor… Noche y día. El bosque es una isla relativamente autónoma, autosuficiente. Tierra, agua, aire y temperaturas diversas, luz de variada intensidad. El clima y los accidentes. Los ciclos de luz, de temperatura, de agua… La nieve, el agua, las tormentas… La sequía, el ardor. La altura, el aire, la presión. Los montes invernales. El hogar de la señora de los bosques, de las montañas; la señora de albergues y cuevas; de fuentes y ríos; del aire feliz. En la ciudad como en el bosque. Ninfas, mujeres bellas. De aquella parte de la ciudad; de aquella aldea de muy arriba. Plazas, calles, arboledas, jardines y parques. Fuentes. Una ciudad es como un bosque. Fuentes y jardines, plazas y alamedas. Los lugares de encuentro, de cita. Hitos, lugares santos de la ciudad. Todo lo que en la ciudad nos recuerda al bosque, a la sierra, a la montaña. Montañas, bosques, aguas sagradas. Alrededor de fuentes y arboledas nace el pasionario y el legendario. Himnos. Preces. Diálogos de amor. La atmósfera de la ciudad. Calles y plazas y fuentes. El escenario. Fuentes. Manantiales. La corriente sonora; el contrapunto de sonidos, olores, luz… En el bosque o la ciudad. A las jóvenes, a las doncellas; a las vírgenes, ninfas, apsaras, moiras, xanas… que moran en los bosques. Salud, diosas. Deseables compañeras. Un genio os saluda. Vale lector.
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Hasta la próxima. Manu
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