Sobre el nuevo período genocéntrico


El camino que abrió Darwin nos ha conducido a la sustancia genética (al ADN). Este descubrimiento nos hace pasar (a todos los grupos humanos) del fenocentrismo al genocentrismo. El centro se ha desplazado de la criatura al creador (de los fenotipos a los genotipos). La sustancia genética es la única sustancia viviente (‘viva’) en este planeta. Nosotros, pues, no podemos ser sino sustancia genética. Esta ‘revelación’ (esta
auto-gnosis) ha partido en dos nuestra historia sobre la tierra. Todo el pasado cultural de los humanos ha resultado arruinado, vacío, nulo... La ilusión antropocéntrica que nos ha acompañado durante miles de años se ha desvanecido. Se ha producido una mutación simbólica (en orden al conocimiento y a la conciencia de sí como sustancia viviente única); el cariotipo humano entra en un nuevo período de su devenir.

Esta aurora, este nuevo día cuyo comienzo presenciamos, alcanzará en su momento a todos los pueblos de la tierra. Pueblos, culturas, tradiciones, creencias… todo lo ‘humano’ desaparecerá. Viene una luz (un saber, una sabiduría) tan devastadora como regeneradora. Esta regeneración del cariotipo humano en el orden simbólico tendrá sus consecuencias. En un futuro no muy lejano hablaremos, pensaremos, y actuaremos, no como humanos sino como sustancia viviente única.

No hay filósofos aún, ni poetas, ni músicos, ni científicos… para este período genocéntrico que inauguramos. No hay nada aún para las nuevas criaturas, para la sustancia viviente única –en
esta nueva fase de su devenir. Nos queda la elaboración de una cultura, de un ‘mundo’ nuevo (digno de la naturaleza de nuestro regenerado, de nuestro recuperado ser). Queda todo por hacer.

martes, 10 de noviembre de 2020

223) Genogramas XLV

 

Genogramas XLV.


Manu Rodríguez. Desde Gaiia (10/11/20).

 

                                                                  *****

1.

El aire, la tierra, el agua,

la luz puras de nuestros días.

La radiante mañana.

El ocio creador.

 

2.

El orden sublime

es forma sin forma.

El cosmos es un juguete

bien construido.


3.

Toda práctica cultural es una práctica

religiosa, religante. Reúne en un todo

a sus usuarios,  a sus practicantes,

a sus fieles. Las normas establecidas,

por ejemplo, son escrupulosamente

respetadas. Se cuenta con lo que hay.

Se añaden poemas y matemas.

Se sigue, se prosigue, se continúa.

 

Son prácticas comunes, que se comparten,

que se respetan (se hacen bien), que

producen variaciones de sí mismas,

ramas, variantes. De manera espontanea

surgen, brotan, se abren paso.

 

4.

El Kapinjala atraviesa las nubes y hunde

su pico en los manantiales del cielo.

Cualquier humano, en cualquier actividad,

hace lo mismo.

 

Un puente al cielo la escritura.

Un camino que recorre el cielo.

Aguas puras provenientes del cielo.

 

Hundo el cálamo en aguas celestiales.

Un arco iris la escritura, un puente

restaurado hacia la otra orilla.

 

6.

La deriva actual. El nuevo hombre universal.

Homogéneo, anodino, neutralizado, vacío,

átono, monocromo. Individuos fríos, bosonizados.

Individuos desvinculados entre sí. No hay pueblo,

no hay comunidad. No hay cultura común. Indiferencia.

 

Mundo oscuro y frío. Húmedo. Incómodo.

Superpoblado. Híbrido. Colectivos atomizados

y que no se comunican entre sí.

Pueblos fragmentados, atomizados.

Espacio simbólico aniquilado.

Nada vale. Todo vale.

 

En un mundo así, ¿qué filosofía; qué arte?

En un mundo donde sólo la ciencia tiene

valor universal –sus espacios, sus enunciados.

Todo el resto de la cultura es relativo:

leyes, artes, tradiciones… La fragmentación,

la escisión en los colectivos afecta, cómo no,

al individuo, también estos rotos, fragmentados.

Nada une. Nada nos une.

 

Soledad, nostalgia, melancolía. Nostalgia

de futuro, de luz. Tanta sombra.

Nuestro hoy es infecundo y sombrío.

 

Individuos, sí, pero dóciles a la publicidad,

a los medios de comunicación…

No hay juicio, crítica, selección….

Todo es efímero, todo ‘déjà vu’.

Todo está quemado de antemano.

Materia fungible. Efímera.

 

Nuestra condición dolorosa, trágica,

absurda, irrisoria. Nuestras metrópolis.

Nuestras vidas.

 

Sólo tenemos nuestras pobres vidas.

Un puñado de recuerdos, de lecturas,

de vivencias, de fotografías…

No es posible usar el plural, pues,

¿en nombre de quién hablo?

Sólo en mi nombre. ‘Qué quiero’,

y no ya ‘qué queremos’.

Una población totalmente atomizada.

Cada cual con su quimera.

Con su ‘mundo propio’.

 

Una civilización sin rumbo, sin norte.

E igualmente los individuos.

 

                         *

 

Sólo los ‘nexus’ quieren más.

Quieren más vivir, quieren más vida.

Quieren más. Quieren otra cosa.

Sólo ellos hablan en plural,

y dicen nosotros. Nos, Nexus.

 

Luz y futuro.

 

Las unidades efímeras. Los ‘nexus’.

Los ‘nexus’ en busca de Xenus.

El señor de la vida, el creador.

Se interroga al señor de la vida,

a Xenus. Su orden, su lógica,

sus modos y maneras. Su ser.

Su identidad. Su razón (su sentido).

 

Operación ‘nexus’. Homo ‘nexus’.

Los ‘nexus’. Nexo, nudo, unión, vínculo.

Ligar, conectar, reanudar.

Nodópolis.

 

7. 

La lógica subyace al lenguaje.

Llena el lenguaje. No el mundo,

sino el lenguaje sobre el mundo.

Lógica, y lenguaje, y vida. La lógica,

la heurística es inherente. Ser es pensar,

entre otras cosas. Es nuestro lenguaje.

Es nuestro lenguaje el lógico, el ordenado.

Aplicamos su luz sobre el mundo.

Es un logos que ilumina, que ordena,

que interpreta, que introduce un sentido.

El mundo por el que caminamos

es un mundo ordenado por el lenguaje.

El lenguaje es nuestra luz.

 

8.

Aquello de lo que no podemos hablar

no es por ello trascendente.

No podemos decir la naturaleza

de aquello que nos reduce al silencio.

No podemos nombrar. No hay nada para decir.

No hay nada de qué hablar. Todo nos ciñe

a un punto inextenso de nada

–de ignorancia, de silencio, de abismo.

 

No podemos decir si el sentido

es uno o múltiple. Si es parcial

o global. Si es interno o externo.

Y del cosmos, igualmente. Si es uno

o múltiple, si limitado o ilimitado,

si abierto o cerrado, si finito o eterno…

Un sistema físico-matemático

podría ‘mostrarnos’ un cosmos cerrado,

pero también uno abierto.

Ambos igualmente inverificables.

Esta posibilidad del lenguaje de afirmar

y negar la misma cosa neutraliza a ambas.

El lenguaje sería un sistema en el que tienen

cabida expresiones tales como ‘p’, y ‘no-p’.

Es un sistema que, para hablar del mundo,

se invalida o neutraliza a sí mismo.

Produce enunciados contradictorios entre sí.

No alcanza el estatuto de un sistema lógico,

uno de cuyos principios es el de no contradicción.

El sistema de la lengua alberga enunciados

que se contradicen entre sí, que se invalidan

y neutralizan mutuamente. Toda antinomia,

se diría, invalida a sus pares constituyentes.

 

Hemos de decir en el vacío.

Volver a decir. Metabolizar, sintetizar;

volver a crear mundos, caminos.

 

9.

La novedad en arte y pensamiento.

Se crea a la manera del demiurgo,

partiendo de una ‘materia’ previa,  existente.

No es una creación ex-nihilo.

 

La ‘creación’, en cualquier rama o actividad,

está impregnada de verdad, de bondad, de belleza.

El compromiso es con la verdad,

con la bondad-bella-de-ver.

Compromiso, intimidad, amor…

hacia la cosa o el asunto. La materia.

No es una materia informe.

Se parte de lo dado, en arte y pensamiento.

Es la pasión, la entrega, el fervor… el cuidado.

Es la honestidad, el decoro, el pudor.

Es la delicadeza con el asunto. La responsabilidad.

Nada de esto se enseña o se puede transmitir.

La honestidad –en arte y pensamiento– es luz.

 

Los valores espirituales aducidos son la guía,

la luz de los poetas, de los demiurgos.

La capacidad inventiva ha sido esclarecida

por esos propios valores. Estos valores facilitan,

esclarecen, conducen… la acción.

 

Ver claro. Es claridad relativa al discurso.

Toda verdad y toda claridad es, siempre,

relativa al discurso. Es desde el interior.

Hay que entrar, acceder. El poeta opera

desde el interior. La intimidad supone

fidelidad, entrega, fervor incluso.

Toda rama, toda actividad, exige entrega,

dedicación. Una dedicación pura, genuina,

sincera. No se pueden descuidar estos valores

espirituales si se quiere ‘crear’. Éste es el camino

del poeta, del demiurgo, del creador.

Si se descuidan estas claves espirituales que digo,

no se llega a ver claro. Estos valores son pilares,

fundamentos, elementos sustentantes.

La creación exige este vínculo con la ‘materia’,

con la cosa. En cualquier rama o actividad.

Lo excelente, en arte y pensamiento,

es efecto de amor. Sin esta pasión

no hay ni criatura ni creador.

 

Estos valores que digo no garantizan

la creación, pero ésta los exige.

 

*****

 

Saludos,

Manu

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