A propósito de Anders B. Breivik.
Manu Rodríguez. Desde Europa (31/07/11)
*
*Ese pobre diablo ha conseguido lo contrario de lo que pretendía. Con su estupidez criminal se ha convertido en enemigo de su propio pueblo, ha desprestigiado el anti-islamismo europeo, y ha proporcionado armas y argumentos a aquellos que están causando la destrucción de Europa, de nuestra madre patria.
Con esta acción se ha asemejado a los criminales musulmanes, que no dudan en masacrar (amedrantar, intimidar, aterrorizar…) a sus propios pueblos para la obtención de sus fines (el poder absoluto). Por desgracia la red está llena de ‘cruzados’ como él. De un golpe nos ha retrotraído a la Edad Media. Con su lenguaje, con su discurso (‘de novae militiae’…); un lenguaje y un discurso en los que los musulmanes se encuentran como peces en el agua. Esto es, entre otras cosas, lo que esperaban, hundirnos en el pasado, llevarnos a su terreno. Que abandonemos la actualidad, los tiempos presentes; el lenguaje (político, filosófico, sociológico, científico…) de los tiempos que corren (en Occidente); el status, el nivel socio-cultural alcanzado. Siento pena y dolor por los que han de venir, por nuestros hijos, nietos y herederos, pues ya no podrán usar las armas intelectuales que hasta ahora nos han protegido.
Hay que tener presente que buena parte del anti-islamismo europeo (y Occidental en general) lo es más por demócrata que por cristiano.
Con todo, tiene razón, él y miles otros. Me refiero a sus datos, sus estadísticas. Nos están destruyendo lenta y fríamente. La ineptitud de nuestra clase política en los últimos veinte o treinta años (de izquierda y de derecha), y la escalofriante estrategia del islam, que no tiene otra meta en nuestras tierras que la destrucción de nuestro ser biológico (étnico), y de nuestro ser cultural. Ambos milenarios.
Desde nuestra posición no puede sentirse más que desprecio y asco por el islam en su conjunto (político-religioso-jurídico…).
La disolución, la desaparición, la desnaturalización de la Europa milenaria, de la Europa nuestra. Nuestros descendientes nacerán en una Europa no europea, en una Europa desvirtuada. ¿Qué pensarán de nosotros? Las presentes generaciones, inconscientes y absurdas, serán las responsables de la pérdida de Europa.
“De fuera vendrá quien de tu casa te echará”. Así dice un refrán español. Eso es lo que se está cumpliendo en nuestros días en nuestra amada Europa.
Dada la evolución demográfica que se está dando en nuestro continente, no habrá Reconquista posible. Nuestro escaso número lo impedirá. Perderemos Europa irreversiblemente, nosotros los europeos milenarios. Será nuestro último ocaso (‘Ragnarök’). No habrá nueva primavera ni nuevo amanecer para nuestro pueblo. Pereceremos para siempre. Mañana seremos historia.
¿Podemos cambiar este infausto destino? ¿Qué necesitamos? ¿Qué podemos hacer? Hemos de ser serios, graves, y veraces. Hemos de convencer a nuestros conciudadanos mediante la palabra; la palabra informadora y liberadora. Hemos de recordarles nuestra común identidad ancestral y autóctona, nuestro común destino. Hemos de hacer proselitismo europeo en nuestra propia casa, en nuestra propia tierra; en Europa, nuestra tierra sagrada. Casa a casa, puerta a puerta. Hemos de recuperar intelectual y afectivamente a los europeos para Europa, para la causa europea. Hemos de despertar, despabilar a Europa. Mediante la pasión, mediante el amor, mediante la ternura. Mediante nuestros besos, esta, nuestra Blancanieves, despertará.
Una dulce tormenta será el despertar de Europa.
*
Hasta la próxima,
Manu
Manu Rodríguez. Desde Europa (31/07/11)
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*Ese pobre diablo ha conseguido lo contrario de lo que pretendía. Con su estupidez criminal se ha convertido en enemigo de su propio pueblo, ha desprestigiado el anti-islamismo europeo, y ha proporcionado armas y argumentos a aquellos que están causando la destrucción de Europa, de nuestra madre patria.
Con esta acción se ha asemejado a los criminales musulmanes, que no dudan en masacrar (amedrantar, intimidar, aterrorizar…) a sus propios pueblos para la obtención de sus fines (el poder absoluto). Por desgracia la red está llena de ‘cruzados’ como él. De un golpe nos ha retrotraído a la Edad Media. Con su lenguaje, con su discurso (‘de novae militiae’…); un lenguaje y un discurso en los que los musulmanes se encuentran como peces en el agua. Esto es, entre otras cosas, lo que esperaban, hundirnos en el pasado, llevarnos a su terreno. Que abandonemos la actualidad, los tiempos presentes; el lenguaje (político, filosófico, sociológico, científico…) de los tiempos que corren (en Occidente); el status, el nivel socio-cultural alcanzado. Siento pena y dolor por los que han de venir, por nuestros hijos, nietos y herederos, pues ya no podrán usar las armas intelectuales que hasta ahora nos han protegido.
Hay que tener presente que buena parte del anti-islamismo europeo (y Occidental en general) lo es más por demócrata que por cristiano.
Con todo, tiene razón, él y miles otros. Me refiero a sus datos, sus estadísticas. Nos están destruyendo lenta y fríamente. La ineptitud de nuestra clase política en los últimos veinte o treinta años (de izquierda y de derecha), y la escalofriante estrategia del islam, que no tiene otra meta en nuestras tierras que la destrucción de nuestro ser biológico (étnico), y de nuestro ser cultural. Ambos milenarios.
Desde nuestra posición no puede sentirse más que desprecio y asco por el islam en su conjunto (político-religioso-jurídico…).
La disolución, la desaparición, la desnaturalización de la Europa milenaria, de la Europa nuestra. Nuestros descendientes nacerán en una Europa no europea, en una Europa desvirtuada. ¿Qué pensarán de nosotros? Las presentes generaciones, inconscientes y absurdas, serán las responsables de la pérdida de Europa.
“De fuera vendrá quien de tu casa te echará”. Así dice un refrán español. Eso es lo que se está cumpliendo en nuestros días en nuestra amada Europa.
Dada la evolución demográfica que se está dando en nuestro continente, no habrá Reconquista posible. Nuestro escaso número lo impedirá. Perderemos Europa irreversiblemente, nosotros los europeos milenarios. Será nuestro último ocaso (‘Ragnarök’). No habrá nueva primavera ni nuevo amanecer para nuestro pueblo. Pereceremos para siempre. Mañana seremos historia.
¿Podemos cambiar este infausto destino? ¿Qué necesitamos? ¿Qué podemos hacer? Hemos de ser serios, graves, y veraces. Hemos de convencer a nuestros conciudadanos mediante la palabra; la palabra informadora y liberadora. Hemos de recordarles nuestra común identidad ancestral y autóctona, nuestro común destino. Hemos de hacer proselitismo europeo en nuestra propia casa, en nuestra propia tierra; en Europa, nuestra tierra sagrada. Casa a casa, puerta a puerta. Hemos de recuperar intelectual y afectivamente a los europeos para Europa, para la causa europea. Hemos de despertar, despabilar a Europa. Mediante la pasión, mediante el amor, mediante la ternura. Mediante nuestros besos, esta, nuestra Blancanieves, despertará.
Una dulce tormenta será el despertar de Europa.
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Hasta la próxima,
Manu
es lo que pasa cuando se mezcla sionismo y masoneria con nacionalismo: que este ultimo se acaba corrompiendo...
ResponderEliminarun saludo Manuel. magnifico blog como siempre