Operación
‘Reconquista’.
Manu Rodríguez.
Desde Europa (30/12/15).
*
*Digamos que no
se está dando una ofensiva nacionalsocialista a las agresiones que padecemos
desde hace décadas. Estamos obligados a la reacción, a actos meramente
defensivos. Hay ofensivas aisladas, ciertamente. Pero ineficaces. Necesitamos
un frente común. Y planes de ataques conjuntos.
Un frente común
de movimientos nacionalistas étnicos a nivel europeo. Y acciones conjuntadas,
sincronizadas. Carácter pan-arya y paneuropeo. Ahora es la batalla de Europa.
Debemos concentrarnos en ello.
Lo que debe ser
vencido, superado, son los Juicios de Núremberg y nuestra situación legal,
moral, social, pública… desde entonces. Nuestras actuales circunstancias
superan con mucho al lamentable estado en que quedó Alemania tras la derrota en
la I Guerra y el posterior Tratado de Versalles.
Núremberg es,
para las actuales generaciones identitarias europeas, lo que Versalles fue para
la Alemania de Hitler, para la primera nación arya.
Debemos reparar
aquel daño, aquella injusticia. Poner las cosas en su lugar. Es una lucha que
compete a todos los movimientos identitarios europeos. Ya en la segunda mitad
de la guerra, junto a los ejércitos nacionalsocialistas, participaron jóvenes
voluntarios provenientes de todas las tierras de Europa (recuérdense las legiones
extranjeras de las Waffen SS). Debemos recuperar el espíritu de aquellas legiones.
Una ofensiva
nacionalista étnica desde todos los rincones de Europa. Presencia (pacífica) en
las calles. Presencia en la red. Conjuntada, concertada, sincronizada.
Es importante
insistir en la no-violencia. No olvidemos que la gente, de acuerdo con la
omnipresente propaganda anti-nazi, espera de nosotros actos violentos, e
incluso crueles. Debemos contrarrestar esa injuriosa propaganda con nuestra
‘pacífica’ oposición a cierto estado de cosas: La prohibición, la persecución,
la penalización del nacionalismo étnico europeo; por qué se le persigue. Queremos
esclarecer este asunto, nuestra reciente historia. Lo consideramos vital para
nuestra existencia, para nuestro futuro (para el futuro de los pueblos blancos).
Las insignias,
las banderas, los estandartes nacionalistas aryas yacen sepultados bajo una
pesada losa llamada ‘Juicios de Núremberg’.
Es la
demonización del nacionalismo étnico –tras su derrota y los citados Juicios. Su
prohibición, su deslegitimación, su persecución… Éste es el origen de nuestros
males (población extranjera en aumento, degradación, desintegración de nuestras
ciudades, de nuestros modos de vida; devaluación del trabajo, del salario;
aumento del paro, de la miseria, de la corrupción…). No podemos repeler esta
invasión; detener esta degeneración. Impotencia. Estamos atados de pies y
manos. Moralmente, ideológicamente, jurídicamente, políticamente… espiritualmente
desarmados.
Es obvio que nos
estamos debilitando, que las naciones, una vez étnicamente homogéneas, de los
europeos se están degradando. Que se nos impone la sociedad multiétnica y multicultural (¿quién; desde
dónde; cómo; por qué?); que la Europa milenaria nuestra, la Europa que
heredamos de nuestros antepasados, desaparecerá.
*Núremberg es el
problema, el obstáculo. Tenemos que luchar contra la imagen del nazismo que de
los Juicios se deriva. Núremberg es el muro tras el cual vivimos los ‘nazis’.
Éste es el muro que tenemos que derribar.
Las
consecuencias sociales, políticas, económicas, morales, culturales… de esa
imagen construida han resultado nefastas para nuestros pueblos. Nos paralizan, y
nos enmudecen. Cualquier conato de liberación, cualquier muestra de
nacionalismo o identitarismo son reducidos al ‘nazismo’ y apartados de la circulación.
Todos los movimientos nacionalistas europeos están ya criminalizados, ya
perseguidos, ya mal vistos, ya moral y socialmente rechazados…
Así opera el
dispositivo de Núremberg. Tal dispositivo está presente en todos los aspectos
de nuestra vida: educación, medios de comunicación, ocio… Y tiene efectos
conductuales, psicosociales. Es la guerra. Nosotros los pueblos blancos somos
los agredidos. Se nos bombardea cada día con propaganda tan multicultural y
multiétnica, como antipatriótica y antinacionalista… Nos rodea por doquier.
Formatea y programa nuestras vidas. Hace de nosotros lo que quiere. Cumplimos los
designios y la voluntad del Amo.
Núremberg es el arma esencial del enemigo
nuestro –de aquel que busca y procura nuestra perdición. La clave de bóveda de
su montaje, de su edificio; la actual fuente de su prestigio y de su poder.
La Reconquista
de Núremberg. De esto de trata.
Exigiremos la
legitimación del nacionalsocialismo, del nacionalismo étnico arya; la
reparación de su nombre y de su honor. Justicia y verdad, esto queremos.
El conocimiento
y rechazo social de los difamadores y calumniadores es fundamental. Que
nuestros pueblos conozcan la historia de estos estafadores, de estos
sinvergüenzas. Sepamos quiénes son; de dónde provienen; cuáles son sus
intenciones; qué quieren. Qué medios, qué armas utilizan para lograr sus
propósitos.
*PEGIDA huye de
Hitler y del nacionalsocialismo étnico. Se desmarca. Reniega. Estos ‘patriotas’
europeos no son de los nuestros. No tienen el valor suficiente para reconocer a
Hitler y el período nazi –amedrantados por la propaganda anti-nazi que circula
desde hace décadas, por la represión moral y espiritual, por las leyes
coercitivas. No quieren que se les identifique con el ‘monstruoso’ nazismo. No
saben que, con su cobarde actitud, se alejan cada vez más de la ‘salida’, de la
solución.
Es posible que
muchos de sus miembros pudieran ser perfectos militantes aryas. Pero antes
tendrán que tener el valor de acercarse al nazismo; de superar, de vencer las
barreras morales, jurídicas, sociales… interpuestas por el enemigo.
Son décadas de
propaganda anti-nazi; de represión, de persecución. Hay que tener valor. Se
requiere un espíritu fuerte; una potente dosis
de voluntad de verdad.
La verdad sobre
el período nazi, sobre la guerra, sobre la postguerra, sobre los Juicios de
Núremberg… La verdad pura y simple acerca de estos episodios de nuestra
reciente historia hace añicos la diabólica imagen pública del nazismo pergeñada
por el ‘sistema’.
Los movimientos
nacionalistas o patrióticos europeos que reniegan públicamente del nazismo no
saben lo que hacen. Le siguen el juego al enemigo y contribuyen a sostener la
mentira que nos cuentan. Se cierran la única salida que nos queda (aunque
obstruida). Sus esfuerzos resultarán estériles.
Es
imprescindible acercarse a las tesis sostenidas por los revisionistas.
Reivindicar con valor el nazismo. Enfrentarse sin temor al ‘sistema’. Los
futuros nos lo agradecerán.
*Tenemos que
reconquistar la tierra, la libertad, el honor; el derecho. Recuperar la
autonomía, la independencia, la soberanía; la palabra, la voz.
Se nos oponen
todas las Instituciones Internacionales o supranacionales (los Señores de estas
Instituciones, claro está), que coartan
nuestra libertad y nos privan de soberanía. Todas las ideologías universales
(religiosas, morales, filosóficas, jurídicas, políticas…). Se nos opone la
opinión pública –bien construida por la poderosa maquinaria de propaganda del enemigo
(que dispone de todos los medios; que diseña toda la cultura de masas por
sectores y generaciones). Se nos opone la injusta ley, igualmente construida,
que pende sobre nosotros.
Ni en sus peores
momentos estuvo el nacionalsocialismo de Hitler tan constreñido, tan
perseguido, tan denostado… como lo
estamos nosotros hoy día. Lo tenemos muchísimo más difícil.
El
reconocimiento del nacionalsocialismo y del régimen de Hitler será la piedra de
toque de los movimientos identitarios puros. Estos formarán la célula inicial;
la que iniciará el ataque. Los que renieguen de Hitler y del ‘movimiento’ no
podrán entrar en este frente que digo. Es indispensable este reconocimiento,
esta afirmación.
Se ha de
renegar, por el contrario, de todo aquello que no sea específicamente arya
(religiones, filosofías, ideologías, tradiciones… ‘mundos’). Debemos
deshacernos de todo lo ajeno. Debemos recuperar lo propio.
*Con respecto a esto que comento
cabe una estrategia a nivel europeo, pero que no puede ser llevada a cabo hasta
que no se cuente con varios millares de seguidores. Habrá que poner de acuerdo
para esta acción a cientos o miles de personas en toda Europa. Esto va para
largo. Se trata de concertar unas jornadas de declaraciones y manifestaciones
públicas, simultaneas, en toda Europa, concernientes a nuestro reconocimiento
de la herencia nazi y demás. Esto provocaría necesariamente una reacción de los
Estados que no tendrían más remedio que actuar reprimiendo estas actuaciones.
Tendrían que tomar medidas contra nosotros. Lo pasaríamos mal. Pero nos daría
publicidad, nos darían la oportunidad de hablar, de emitir nuestro discurso.
Nuestra causa recorrería Europa. Todo está demasiado silencioso ahora. Debido a
la situación necesitaríamos abogados, y tendríamos la oportunidad de exponer
las causas históricas de nuestra ‘rebelión’. Habría entrevistas y todo lo
demás. Cuanto más masivo este movimiento tanto más repercusión pública
tendrá.
Uno a uno el ‘sistema’ puede
acabar con nosotros con facilidad y sin publicidad. Pero cuando tengan que
enfrentarse a mil, dos mil o tres mil juicios en toda Europa (o más si esto
fuera posible), las cosas se le irían de las manos. Necesariamente la población
europea empezaría a hacerse preguntas (¿qué está pasando aquí?). Tarde o
temprano las tesis revisionistas y de historiadores críticos comenzarían a ser
conocidas. Y es probable que se creara un debate público a nivel europeo.
Los casos aislados se pierden en
las noticias, o sencillamente no se les da publicidad. Necesitamos un caso
múltiple, lo más numeroso que se pueda (así estaríamos más arropados). Y no
sólo uno, sino varios y continuados. Una y otra vez. De manera incansable (algo
así como miles de ‘Zündel´s Trial’ simultáneos en toda Europa).
Esta estrategia tendría éxito
sólo en el caso, ya digo, de que fuéramos miles los enfrentados a la justicia.
Tendría que suceder en la mayor parte de las ciudades europeas. De norte a sur
y de este a oeste. Y todos con la misma causa, con el mismo discurso: La
reivindicación del período nazi, del cual todos los grupos nacionalistas identitarios
europeos nos consideramos herederos.
Las autoridades no tendrían más
remedio que actuar. Esta estrategia es a largo plazo, lógicamente. Primero
tenemos que conseguir que miles de europeos estén dispuestos a pasar por este
trance. Ya digo, no enfrentamientos
aislados, sino masivos, simultáneos, y continuados. Tengo que decir que
estas actuaciones o manifestaciones han de ser pacíficas, no violentas. Nada de
destrozos públicos y demás. Dejémosles estas salvajadas a la ‘izquierda’, a los
anti-fascistas, y a los anti-sistema. Nos comportaremos como caballeros, cuando
la policía proceda a detenernos les dejaremos hacer sin resistencia alguna.
Porque de lo que se trata es de que tengamos la oportunidad de hablar y de
hacer pública nuestras posiciones culturales y políticas. Los nacionalistas no
somos monstruos, que es la imagen que el
‘sistema’ suele ofrecer habitualmente de nosotros.
Mientras tanto hay que engordar,
hay que crecer. Lentamente, tranquilamente, sin prisas. Lo importante, ya digo,
es poner de acuerdo a centenares y
millares de europeos para realizar en su momento acciones públicas conjuntas
y desembozadas de reivindicación del periodo nazi, así como la voluntad de
restituir el nombre y el honor de la ideología, del período, y de las figuras
históricas que lo representaron. Limpiar el nombre del nacionalismo étnico,
privar al ‘sistema’ de la única arma de alienación masiva que posee (la
demonización del nacionalismo étnico). Esto incluye la revisión histórica del
periodo de manera pública y conocida. Se caerán los mitos y los engaños.
Forzar la situación, provocar el
enfrentamiento con la intención de esclarecer, públicamente, insisto, nuestra
más reciente historia. De esto se trata.
*Nada provocaría
más a las autoridades que el reconocimiento tácito y público del
nacionalsocialismo y del legado de Hitler; además de negar, de discutir la historia
oficial que se nos cuenta acerca del nazismo y la II Guerra Mundial. Se ponen
en cuestión los Juicios de Núremberg y sus consecuencias –sus corolarios
jurídicos, económicos, políticos… Se rechaza el ‘mundo’ construido tras la II
Guerra Mundial –el ‘mundo’ que se nos impone. Estas afirmaciones y negaciones
suponen ya toda una declaración de guerra al sistema.
No rehuir el
enfrentamiento temiendo la cárcel o lo que sea –disimulando, camuflando,
ocultando nuestra fe, incluso renegando (desmarcándose) públicamente del
nazismo. Se rehúye el combate, el enfrentamiento directo. No es una estrategia ofensiva en absoluto. Es
la estrategia del que teme desaparecer. Es una cueva, un reducto, un cobijo. No
produce resultados. Podríamos estar así, arrastrándonos, durante siglos.
Cuantos más
individuos o grupos entren en colisión con el estado de cosas tanto mejor.
Provocar a las autoridades a tomar medidas
–“dada la gravedad de los hechos”.
Las leyes
anti-nazis y contra los revisionistas tienen vigencia en toda Europa (incluida
la Rusia de Putin). Las autoridades no tendrán más remedio que actuar.
Mientras más ciudadanos
europeos estemos encausados por la justicia como neonazis, como revisionistas,
o como quieran denominarnos, más publicidad tendremos. Cientos, miles de
juicios en toda Europa.
Se nos oirá. Se
oirá una y mil veces nuestro discurso. Tendremos la oportunidad de hablar.
Precipitaremos la batalla, el enfrentamiento final.
Esto es una
estrategia ofensiva; un ataque frontal. Tiene como finalidad el precipitar los
acontecimientos; el provocar la lucha final.
El motivo no es
otro que el de limpiar el nombre, el de restituir el honor del
nacionalsocialismo y de la Alemania de Hitler. Ésta será nuestra causa. La
verdad será nuestra arma de ataque. Hay que decir que cada una de las acusaciones
de las que fue víctima el nazismo ha sido ya debidamente desmontada y desechada
por historiadores e investigadores honestos, verdaderos amantes de la verdad. En un puñado de mentiras, difamaciones,
calumnias, perjurios y falsos testimonios. En esto han quedado los crímenes de
que se les acusaba.
No le queda al
enemigo más que su dominio de los medios de comunicación –su poder mediático
(que no es poco). Insistirán en su mentira (les va en ello su vida, su futuro),
pero no podrán evitar que salgan a la luz las tesis revisionistas.
Los eruditos
revisionistas de Europa (y la Magna Europa) intervendrán en esta última
batalla. Tendrá el enemigo que entregarse de lleno en este asunto. Se mostrará
en toda su plenitud ante la opinión pública. Desplegará todas sus armas
(económicas, jurídicas, policiales…). Se pondrá en evidencia. Llegará el momento en el que de nada le servirá
ya su ‘patita’ enharinada.
Un
enfrentamiento frontal con el enemigo. Discutir su ‘primera ley’, que viene a
decir: “la maldad del nazismo no se discute”. Por medios digitales e inundando
de posters las ciudades más importantes de Europa. Y sin ocultar al remitente.
Una provocación firmada y rubricada.
Si de buenas a
primeras el enemigo –el sistema– se
viera obligado a enfrentarse públicamente con cientos o miles de ciudadanos europeos
por el mismo motivo… La cuestión nazi
–lo que ha de esclarecerse aún. En el nombre de los pasados, los
presentes, y los futuros.
Poner en
discusión en toda Europa la cuestión nazi. La justa valoración del nazismo, de
la Alemania Nazi, de la derrota del nazismo en la II Guerra Mundial, de los Juicios
de Núremberg y de la postguerra. La verdad queremos. Que respondan, que
aparezcan todos los ‘actores’. Queremos un debate público en Europa al
respecto. Un debate clarificador, libre de supuestos y mentiras. Un debate
histórico, y jurídico.
Un debate en el
que vencerá, sin duda alguna, el nacionalismo étnico arya. La verdad está de
nuestra parte. Y el enemigo lo sabe.
La oculta
intención de la historia que sobre tales sucesos nos cuentan. La historia
‘oficial’. Y sus corolarios. Su criminal moraleja. Su finalidad: la definitiva
derrota moral, jurídica, política… del nacionalismo étnico arya y, a la larga,
la extinción étnica y cultural de los pueblos aryas. Ésta es la hoja de ruta
del enemigo desde la aparición misma del nacionalismo étnico arya. La historia
‘oficial’ que se nos impone desde los Juicios de Núremberg es la excusa moral
perfecta, la coartada para la legítima prohibición, persecución, y penalización
del nacionalismo arya. Contra la diabólica imagen del ‘nazismo’ que sale de los
juicios, todo vale.
La imagen pública
que del nazismo ha construido el enemigo es la que hemos de limpiar. Su nombre,
su figura, su historia, su destino, su mensaje. No nos será fácil restablecer
su nombre y su honor. No nos lo pondrá fácil el enemigo.
Los Juicios de
Núremberg privaron de legitimidad y de honorabilidad nuestra misma esencia;
nuestro mismo ser.
La estrategia
ofensiva viene de donde no se quiere desaparecer; de donde hay voluntad de
futuro.
*Los violentos
están excluidos del ‘movimiento’. Todos aquellos que realicen actos violentos
contra cualquiera, nacionales o extranjeros, serán expulsados. E igualmente
todos aquellos que atenten contra la propiedad (bancos, comercios y demás), o
contra el mobiliario urbano.
No responder a
las provocaciones de los contra-manifestantes (izquierdistas, anti-nazis y
otros), o de la misma policía. Cuando en una manifestación la policía proceda a
nuestra detención nos entregaremos sin ofrecer la más mínima resistencia.
*Los doberman
del sistema: las ‘izquierdas’, los anti-fascistas…
*El
universalismo es el mal (sea religioso, filosófico, político, económico,
jurídico, o militar –las fuerzas ‘internacionales’); las organizaciones e
instituciones internacionales o supranacionales. Quien dirige estas organizaciones
dirige el mundo; es el verdadero amo, el soberano único. Resultan ser unas
pocas naciones, unas pocas manos.
Contra este
estado de cosas se rebeló el nacionalismo étnico arya. Contra la
internacionalización de la economía, del derecho, de la política (la S.deN.);
contra la globalización de la época –que no difiere mucho de la nuestra.
El nacionalismo
étnico es la salida de esta trampa, de este agujero negro en el que nos ha
metido el enemigo de los pueblos. La salida para todos los pueblos (que hayan
sobrevivido a las globalizaciones cristiana, musulmana, budista, comunista,
demócrata…).
La satanización
del nazismo tiene como finalidad evitar el re-nacimiento de este movimiento en
cualquier lugar del planeta. La ‘reducción al nazismo’, tal como éste es
presentado al mundo en los tiempos que corren, es motivo más que suficiente
para destruir el más pequeño intento de recuperación; para hacer retroceder cualquier
brote de nacionalismo a las catacumbas –de nuevo bajo la pesada losa.
La satanización
del nazismo (del nacionalismo étnico) tiene su lógica, pues, en esta guerra. La
globalización actual lo considera su peor enemigo, su enemigo mortal.
Hay que, por
consiguiente, liberar el nazismo de esta imagen fabricada. Limpiar su imagen.
Públicamente, además.
El nacionalismo
étnico es un arma poderosa. La multiplicación de los movimientos étnicos en el
planeta acabaría en poco tiempo con las diversas globalizaciones (las
ideologías universales). Las privaría de eficacia, de predicación, de
prestigio, de poder.
Todos estos
universalismos se oponen, y se opondrán, al renacimiento de los pueblos; al
florecimiento, a la regeneración del árbol de los pueblos y culturas del mundo.
La liberación
del nacionalismo étnico es, pues, esencial. Es el arma, el derecho; la palabra,
la voz. La salud, el futuro de los pueblos.
*Veamos, esto es
una lucha. Estamos en guerra. Los estandartes, las insignias, los principios,
la historia verdadera… están en manos del enemigo. Tenemos secuestrado nuestro
nombre, nuestro honor, nuestra dignidad, nuestro orgullo; nuestras armas
espirituales, simbólicas. ¿Cómo recuperarlos?
El nacionalismo
étnico arya es el más formidable adversario del enemigo de los pueblos. Es el
adversario por antonomasia. Anuncia otro orden, el orden étnico. Es contrario a
todos los universalismos, a todos los globalismos, a todos los ideologemas
destructores de pueblos y culturas. Es normal que el nazismo haya sido
satanizado por los enemigos de los pueblos –por el ‘sistema’.
Con el término
‘sistema’ me refiero a todos los grupos interesados en mantener el actual ritmo
de globalización –de extinción de pueblos mediante los flujos migratorios, el
desarraigo, y el mestizaje. Hablo de judíos, cristianos, musulmanes, budistas,
marxistas, comunistas, demócratas… de los ‘progresistas’, de toda la gente de
‘izquierda’. Hablo de los internacionalistas, de los enemigos de los pueblos.
Hablo también de sus ideologías universales, tan apropiadas para organizar y
dar forma a la nueva ‘raza’ de esclavos, a las masas desarraigadas y mezcladas
del futuro –a la masa salarial universal que ya viene; que ya es.
Sí, somos el
adversario (el ‘satán’) de todo esto. El adversario único de la araña
universal, del mal universal –del ‘sistema’. De la ruina de los pueblos
–comenzando por el nuestro. De la mentira, de la impostura, de la injusticia.
De las perversas maquinaciones del ‘sistema’; de sus tenebrosos planes. Nos
enfrentamos con un polifacético monstruo, con un dragón policéfalo viejo y
resabiado.
El adversario
único, señalado, tiene que emerger y recuperar las armas simbólicas para poder
enfrentarse con visos de victoria contra el enemigo de la luz, de la verdad, y
de la justicia. Tiene que salir a la luz, tiene que difundir su luz. Tiene que
recuperar la palabra –la palabra del nacionalismo étnico, la palabra arya.
Clara y directa. El ataque ha de ser frontal.
El nacionalismo
étnico arya es el adversario del adversario, la negación de la negación.
*Retomaremos los
estandartes y las banderas, los cantos, y las consignas. No esperaremos que se
nos dé permiso. Retomamos lo nuestro, simplemente. Pese a las prohibiciones y
los perjuicios. Venceremos a los ‘Juicios de Núremberg’ (como otrora vencimos
al ‘Tratado de Versalles’). Los arrasaremos con la verdad. Venceremos;
recuperaremos la dignidad, el honor, el ser nuestro.
Una
reivindicación del nazismo sin paliativos, sin embozos, sin disimulo. Un
enfrentamiento directo con el ‘sistema’. En toda Europa.
*Los nazis
tenemos que ser hoy más espirituales, pero también más apasionados, más
vehementes, más atrevidos. La verdad y la justicia están de nuestro lado.
Debemos ser miles los que nos enfrentemos con el ‘sistema’; miles los sujetos
encausados. El día elegido; el día de la liberación.
Hoy somos más
conscientes, más sabios. Más maduros. Más resueltos; más firmes, más seguros.
Más fieles a nuestro destino, al destino arya.
Nuestra prueba
es distinta a la de nuestros inmediatos antepasados (el período nazi; el
nacimiento de la nación arya). Otras son
las barreras, las dificultades, los obstáculos. Otras han de ser
nuestras estrategias para salir a la luz. Sólo pocas cosas no varían: nuestra
lucha, y nuestro mortal enemigo. Nuestra lucha por el ser –por el seguir
siendo. Por la luz. Por la verdad. Por la justicia. Contra el no-ser; contra la
muerte y el olvido. La guerra aún no ha terminado.
*El noble, el
sagrado nazismo –la joya de nuestro nuevo testamento. Tratado como un bandido,
como un proscrito, como un criminal. Vejado, humillado. Mancillada su memoria. Anatematizado,
maldito. Expuesto al mundo como la expresión del mal.
El muro de
vergüenza, de infamia, que rodea al nazismo.
Éste es el muro que tenía, y tiene, que caer; éste, y no otro, el muro que teníamos,
y tenemos, que derribar ante los ojos del mundo. Para que todos aprecien en su pureza el alcance
y profundidad del movimiento; su interna verdad y grandeza; su terrible bondad.
*
Retomo
estas palabras con las que me despedí el año pasado:
*Con doce años
apenas cumplidos cayó dormida la bella Aurora –el sol, la luz nuestra. Pero ya
viene la hora de su despertar, de su volver en sí; de su volver a la vida.
La experiencia
de aquella primera nación arya (de aquella esperanza; de aquel futuro que nos
fue arrancado de las manos) tiene aún mucho que decirnos a nosotros, sus
herederos. Es, además, el nacimiento de nuestra nación –de la idea misma de
‘nación arya’. Este episodio requiere ser pública y devotamente conmemorado.
Son los tiempos de Júl. En estos días
festejamos a la gran familia de los pueblos aryas; el nacimiento mismo de
nuestros pueblos –nuestro venir a la luz. Giramos alrededor de esa realidad que
es el frondoso árbol arya. Festejamos el ser nuestro (la familia, el clan, la
tribu, el pueblo… la nación de los nacidos aryas). Son tiempos dedicados a los
presentes y a los ausentes; a los ancestros, y a los futuros. A todos los
nuestros.
Celebremos
también en estos días el nacimiento de nuestra nación. Incluyámoslo en el
calendario sagrado arya –el que ha de venir; el que hemos de configurar.
Celebremos
religiosamente, de hoy en adelante, el nacimiento, pasión, muerte y
resurrección de la nación arya; del sol invicto nuestro.”
Buen Júl (Yule)
a todos.
Manu
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