Sobre el nuevo período genocéntrico


El camino que abrió Darwin nos ha conducido a la sustancia genética (al ADN). Este descubrimiento nos hace pasar (a todos los grupos humanos) del fenocentrismo al genocentrismo. El centro se ha desplazado de la criatura al creador (de los fenotipos a los genotipos). La sustancia genética es la única sustancia viviente (‘viva’) en este planeta. Nosotros, pues, no podemos ser sino sustancia genética. Esta ‘revelación’ (esta
auto-gnosis) ha partido en dos nuestra historia sobre la tierra. Todo el pasado cultural de los humanos ha resultado arruinado, vacío, nulo... La ilusión antropocéntrica que nos ha acompañado durante miles de años se ha desvanecido. Se ha producido una mutación simbólica (en orden al conocimiento y a la conciencia de sí como sustancia viviente única); el cariotipo humano entra en un nuevo período de su devenir.

Esta aurora, este nuevo día cuyo comienzo presenciamos, alcanzará en su momento a todos los pueblos de la tierra. Pueblos, culturas, tradiciones, creencias… todo lo ‘humano’ desaparecerá. Viene una luz (un saber, una sabiduría) tan devastadora como regeneradora. Esta regeneración del cariotipo humano en el orden simbólico tendrá sus consecuencias. En un futuro no muy lejano hablaremos, pensaremos, y actuaremos, no como humanos sino como sustancia viviente única.

No hay filósofos aún, ni poetas, ni músicos, ni científicos… para este período genocéntrico que inauguramos. No hay nada aún para las nuevas criaturas, para la sustancia viviente única –en
esta nueva fase de su devenir. Nos queda la elaboración de una cultura, de un ‘mundo’ nuevo (digno de la naturaleza de nuestro regenerado, de nuestro recuperado ser). Queda todo por hacer.

domingo, 20 de septiembre de 2020

219) Genogramas XLI

Genogramas XLI.

Manu Rodríguez. Desde Gaiia (20/09/20).

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1. La señora de los manantiales, de los vientos, de las auroras boreales. La señora de las tormentas y vientos solares. La señora de los fluidos acuáticos, aéreos, luminosos, simbólicos. La esplendida y fantástica; la augusta; la ilustre y hermosísima. La corona boreal.

2. Vuelve a fluir el agua. Es el deshielo. Se acaba la sequía, es ‘ver novum’ –nueva primavera. La casa ha crecido. Ahora es el entero sistema solar, la heliosfera. Hasta las mismas fronteras. Seno, lecho, fluido, plasma… La heliosfera va, la nave va. A bordo vamos. En el costado de la Galaxia, a más de seiscientos kilómetros por segundo. La Galaxia es como la nave nodriza; como un inmenso pájaro de alas desplegadas. Es el pájaro de fuego. Sus plumas son soles. Soles animados, habitados, vivos. Heliosferas encendidas, vivas, pobladas, colonizadas por nosotros, la vida. Nos, la vida. Nos, la luz. Nos, los creadores. Los genotipos sexuados. Los fragmentos sexuados de la sustancia viviente única. Nos, los filamentos vivos, encendidos. Es como sustancia viviente que hemos de mirar, de mirarnos. No como hombres, como criaturas, sino como creadores. No el hombre, no la criatura, sino el creador somos. No el fenotipo, sino el genotipo. Vida e inteligencia son una misma cosa. Ser y pensar. No sólo luz, también activa y creadora. Todo el esplendor del planeta es obra nuestra; obra de la sustancia viviente única. El planeta tal cual hoy lo vivimos es obra de nuestros antepasados. Es el producto de la interacción entre la sustancia viviente y el entorno físico-químico. Es obra de esta interacción buena parte del entorno medio ambiental. Su acondicionamiento. Las bases nucléicas. Las cuatro bases. El alma del planeta. Los ingenieros. El planeta era una roca cuando aparecimos. Es toda una épica. La victoria sobre todo tipo de adversidades, de dificultades. No hay sino victoria o muerte. La derrota es tinieblas y frío; muerte y olvido. La victoria es vida y memoria, y luz, y esplendor, y alegría. Es amor y goce. El planeta es una roca colonizada, habilitada, acondicionado por nos y para nos. Al genouma me dirijo, al creador. Nuevo cielo y nueva tierra tenemos. Nuevas claves simbólicas. A nosotros hemos llegado. Desde nosotros ahora, desde ahora. Como sustancia viviente única. No al hombre nos dirigimos, no a las razas y a las culturas creadas. No a las criaturas humanas, sino a sus creadores, a la sustancia viviente única que subyace en toda forma viva. A Nos, pues, nos dirigimos y hablamos. A las cuatro bases, a los genes, a los genoumas, a los creadores. Con vuestros oídos oíd, con vuestros ojos atended, contemplad las nuevas. Tomad nota. Hay nuevo material simbólico. Se dirige al alma, al creador, al único, a sí mismo. Se dirige él mismo a sí mismo. Se anuncia. Se notifica. Se dice. Somos nosotros. No a este o aquel pueblo. A vosotros, a nosotros. A lo único vivo y pensante en este planeta. A la sustancia creadora única. Más allá de pueblos, razas y naciones. Una nueva era ha comenzado. Más allá de la criatura, más allá del hombre en verdad. Es un nuevo comienzo. Hay novedad absoluta. Un mundo nuevo ha surgido. Un nuevo sujeto, único. El que oye, el que ve, el que hace… El único. Una sola sustancia la que sintetiza materia simbólica. La atmósfera misma lingüístico-cultural que nos envuelve. Biosintetizada por nos y para nos. La casa, la nave, el alimento simbólico del genouma, del espíritu. El soma simbólico. El soma celeste que nos envuelve. El biotipo simbólico. El ser cultural, simbólico. El nuevo y universal. La nueva atmósfera simbólica del planeta. El nuevo aire para el espíritu. A nosotros hemos nacido. A nosotros venimos, nos anunciamos. Somos la sustancia viviente única. Somos el ser. El imperecedero. Somos la vida. Nosotros somos la vida eterna, imperecedera, inmortal. La luz de este cosmos. La luz creadora del ojo, del pie, de la lengua, del oído, de la mano… del soma terrestre y del celeste. Los ingenieros. Los Señores de pueblos, de lenguas, de culturas, de criaturas… Envuelto en soma celeste y terrestre aparece siempre el ser. Protegido, adornado, presto. Parejas primeras. Alimentadas de rocío. Se disipa la niebla, el viento fresco purifica el aire. Vuelven a correr las aguas manantiales. Los acuíferos se limpian. El agua, el aire, la luz. Es una epifanía. La trasparencia. La claridad. El resplandor del día. Y los murmullos que crecen hasta el clamor. Crepita el planeta, se despereza; cruje, trina, gruñe, tiembla… Nos acercamos al Sol, a la aurora, al día. La plataforma se desliza, se desplaza, avanza… patina hacia el día; suavemente, gradualmente rota hacia el día. El planeta entero cruje y suena. Son como motores de nave, es como nave. El hogar central de los vivientes, de la vida. Planeta colonizado por vida, viviente, vivo. El asiento, la sede de la vida. Primer hogar. Desde aquí nos extenderemos, recorreremos la heliosfera. El sistema solar entero colonizaremos, poblaremos, habitaremos. En tal estrella, en tal sol. En su heliosfera. Los planetas y los satélites son bases, plataformas, rampas de lanzamiento. Es el fluido interno del sistema. Luz, viento solar… El escenario actual, el entero sistema solar. El tablero de juego. El espacio. Materia y elementos de juego. Espacios, lugares. Viajes, expediciones, descubrimientos, gestas… de la vida, de la sustancia viviente única. No como hombres recorreremos la heliosfera, sino como vida. Como vida llevaremos vida. Colonizaremos el sistema. Nos, la vida. Son tiempos de luz y de vida, de proyectos de vida, de actividad, de lucha, de conquistas. Las generaciones primeras de esta nueva era. Las que colonizarán la heliosfera. Las que esparcirán la vida por todo el sistema. Esa actividad, esos proyectos, esas empresas. Los filamentos, las espirales de la vida. No como criaturas, no como hombres, sino como creador, como sustancia viviente. Como Nos. Como Genousse y Genoussin. Pululan los atrevidos, los argonautas. Los deseosos de navegar, de recorrer la heliosfera. Es una nueva edad heroica. Una carrera. La colonización del sistema. Compiten los pueblos –las ramas del ser. Es una fiesta sin igual. Es la alegría. Es la epopeya. Tendremos el legendario de la colonización; la épica, los relatos instructivos. Es la épica de la vida. Sobre este planeta nuestro. Desde esta plataforma leve, ligera.

***** Saludos,

Manu

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