Sobre el nuevo período genocéntrico


El camino que abrió Darwin nos ha conducido a la sustancia genética (al ADN). Este descubrimiento nos hace pasar (a todos los grupos humanos) del fenocentrismo al genocentrismo. El centro se ha desplazado de la criatura al creador (de los fenotipos a los genotipos). La sustancia genética es la única sustancia viviente (‘viva’) en este planeta. Nosotros, pues, no podemos ser sino sustancia genética. Esta ‘revelación’ (esta
auto-gnosis) ha partido en dos nuestra historia sobre la tierra. Todo el pasado cultural de los humanos ha resultado arruinado, vacío, nulo... La ilusión antropocéntrica que nos ha acompañado durante miles de años se ha desvanecido. Se ha producido una mutación simbólica (en orden al conocimiento y a la conciencia de sí como sustancia viviente única); el cariotipo humano entra en un nuevo período de su devenir.

Esta aurora, este nuevo día cuyo comienzo presenciamos, alcanzará en su momento a todos los pueblos de la tierra. Pueblos, culturas, tradiciones, creencias… todo lo ‘humano’ desaparecerá. Viene una luz (un saber, una sabiduría) tan devastadora como regeneradora. Esta regeneración del cariotipo humano en el orden simbólico tendrá sus consecuencias. En un futuro no muy lejano hablaremos, pensaremos, y actuaremos, no como humanos sino como sustancia viviente única.

No hay filósofos aún, ni poetas, ni músicos, ni científicos… para este período genocéntrico que inauguramos. No hay nada aún para las nuevas criaturas, para la sustancia viviente única –en
esta nueva fase de su devenir. Nos queda la elaboración de una cultura, de un ‘mundo’ nuevo (digno de la naturaleza de nuestro regenerado, de nuestro recuperado ser). Queda todo por hacer.

martes, 26 de enero de 2021

228) Genogramas L

 

Genogramas L.

 

Manu Rodríguez. Desde Gaiia (26/01/21).

 

                                                                  *****

1.

 

Este amanecer tan sombrío, aún.

Que lento, dificultoso, lleno

de obstáculos el camino de la luz.

No lo tendrá fácil el nuevo sol,

el nuevo día. No lo tendremos

fácil nosotros, los futuros.

 

Vencer espiritualmente

a las tinieblas, de esto se trata.

Es una guerra contra el pasado

más sombrío, contra los sombríos;

por la nueva aurora, por el nuevo

período, por el nuevo día.

 

Las criaturas, y los creadores,

de la mañana. Estos vendrán,

aparecerán. De la tierra,

de la madre surgirán.

Multitud, muchedumbre

de seres nuevos preñados

de futuro, con voluntad de futuro.

 

Alba, tú eres la mañana.

Tú eres lo que escribo

y lo que quiero.

Por ti lucho,

por ti sufro,

por ti muero.

 

2,

Hablar del futuro es hablar

de victorias, de las victorias

de la aurora. Son victorias

de la claridad, de la luz

del nuevo día, de la nueva era.

 

Estas victorias están siendo

difuminadas, desdibujadas…

por las tinieblas residuales

del neolítico. No acaba

de amanecer, de verse claro.

Generaciones perdidas.

Criaturas de la mañana

que no se conocen,

que no se saben;

que no se escuchan,

que no se ven. Aturdidos

por el ruido del neolítico;

por los gritos, amenazas,

y zarpazos del neolítico.

Su violenta agonía.

 

3.

La sombría luz del neolítico.

Esas ideologías (de poder),

esos discursos, esas palabras,

esas voces… No terminan

de hundirse en la noche,

no terminan de callar.

 

Todo ese maldito ruido

que ahoga, oculta, desfigura

la luz y el sonido de las criaturas

de la mañana. El bendito sonido

del comienzo, del despertar;

los primeros compases,

las primeras luces

del nuevo día.

 

Nunca fue más duro

y difícil un nacimiento.

Peor está siendo la lactancia.

En tan difíciles condiciones.

 

Turbio el panorama; turbio

comienza el nuevo día.

Hay ruido por doquier.

Fuego y humo. Y sangre,

mucha sangre. Es la sangre

de las víctimas que los tenebrosos 

sacrifican a sus dioses sombríos.

 

Es obligación, deber de los futuros,

la expulsión de estos tenebrosos.

Combatir,  disipar, destruir…

acabar con estas monstruosidades

ideológicas. Derrotarlos espiritualmente.

Callarles la boca de una vez.

Que suene y luzca de una vez

el nuevo día sin ruidos ni interferencias.

 

4.

Esos nuevos seres, esos seres

renovados; que no se conocen,

que no contactan. Aquellos

para los que ese pasado sombrío

está simplemente muerto.

Su nueva mirada, su nueva faz.

Promesas de futuro.

 

Dispersos y sin reconocerse.

Sin consignas comunes. Aislados.

Solos. Los hijos de la aurora.

Los padres del futuro. Los futuros.

 

5.

A ti únicamente me dirijo,

Alba, Aurora. A las criaturas

de la mañana. A los futuros.

Ahí tenéis los cadáveres

de aquellos que os retenían.

Han quedado inexorablemente

atrás. Aquella alianza de civilizaciones

muertas, aquella reunión de fantasmas.

Están espiritualmente acabados.

No pertenecen al futuro.

Nada podrá detener el nuevo día.

 

Los niños del alba,

de la mañana.

A estos espero.

 

6.

Seguir destilando, seguir produciendo

soma simbólico para los futuros.

Aire para el futuro, la nueva atmósfera;

esto es lo que hay que crear.

Colaborar con aquellos que sacan

a la humanidad de las pesadillas

del neolítico; del cenagal espiritual

del neolítico, de su aire viciado y letal.


Sigo por donde voy, pues.

Destruyendo y construyendo.

Diciendo sí y no. Amando y odiando. 

Como un ser pleno. Prodigando,

amplificando esta alba, esta nueva

aurora de la humanidad. Disipando

las tinieblas residuales;

purificando esta mañana.

 

7.

No duermas, no calles.

Es la mañana. Tú eres la mañana.

Disipa las tinieblas. Despierta

y activa a las criaturas.

Da comienzo al nuevo día.

Esto les digo a los futuros.

 

8.

Los neolíticos se encaminan

hacia su definitiva desaparición.

Lo sepan o no lo sepan;

lo quieran o no lo quieran.

Ya están espiritualmente vencidos.

Hace ya tiempo que deambulan

como clones, como zombis;

como fantasmas del pasado.

Testigos somos de su agonía

–de su violenta y destructiva agonía.

 

Serán vencidos, como digo, material

y espiritualmente vencidos;

arrojados de la tierra y del cielo.

 

9. 

Los momentos presentes

son momentos de confusión

semántica, lingüística,

cultural, ideológica…

Es confusión sembrada

desde antiguo. Rebrota,

tristemente, en nuestros días;

se recrudece en estos tiempos

de transición, en esta aurora.

 

Voces que ya deberían estar

apagadas vuelven a sonar.

Vienen del pasado. Son fantasmas

del pasado. Nos confunden,

nos ciegan. Nos dividen

y nos enfrentan.

 

No terminan de callar

esos discursos dia-bólicos

que nos retienen con astucia

y violencia en esta pesadilla

(locura) colectiva milenaria.

 

Sal de ahí, te lo ruego.

Sitúate en el futuro,

piensa en el futuro,

sé tú uno de los futuros.

Aclárate, purifícate,

renuévate, renace.

Disponte  al nuevo día.

Alégrate.

 

10.

Vuelvo a ti, Alba, Aurora.

Lo que me preocupa te cuento.

 

Ese futuro, que ya es, que ya vivimos,

es más que el futuro de la humanidad;

Es el alba de un nuevo período.

Como un recién nacido en su cuna.

Una niña, la nueva aurora.

Un niño, el nuevo día.

Tenemos que proteger ese futuro;

no puede perderse ese futuro.

No podemos perder,

es el futuro de la vida.

 

*****

Saludos,

 Manu

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