Genogramas
LVI.
Manu
Rodríguez. Desde Gaiia (27/04/21).
*****
1.
Es
un neolítico no superado el periodo
que
vivimos en las sociedades occidentales.
Un
neolítico tardío, un período de transición.
Durará
siglos, tal vez. Pero vencerá al fin
la
nueva mirada, la nueva luz. La rueda
ya
ha comenzado a girar. Hacia el nuevo
período,
hacia la nueva era. El nuevo ciclo
ya
ha comenzado.
2.
Seis
mil años de neolítico histórico,
seis
mil años de escritura. Período medio,
Edad
media generalizada. Este séptimo
milenio
es el primero de una nueva era.
En
los dos últimos siglos están los Padres
y
las Madres; los creadores, los generadores
de
este nuevo período. Apenas empezamos.
Así
como los protobiontes del pasado
comenzaron
a metabolizar oxígeno
y
a transformar la atmósfera del planeta.
Éste
es el papel de los futuros. El clima,
la
atmósfera adecuada a las nuevas criaturas
por
venir. El aire, el agua, la luz. Purificar,
renovar,
innovar. En la tierra y en el cielo.
La
nueva mirada apenas se ejerce,
no
circulan suficientes simbolemas
y
culturemas nuevos. Necesitamos
la
nueva atmósfera, el nuevo alimento,
la
nueva luz.
Vivimos
algo más que la postmodernidad,
vivimos
el post-neolítico. No es un breve
período
el que se cierra, son miles de años
los
que se dejan atrás. Ésta es la grandeza
de
nuestro tiempo. Sólo en los albores
del
neolítico se vivió algo semejante.
Nos
ha venido este futuro. Es un nuevo
espacio,
un lugar nuevo. Desde donde ser,
desde
donde hablar. De otro modo
nos
percibimos, de otro modo
nos
concebimos.
Las
nuevas prácticas y los nuevos
saberes
del hombre de principios
del
neolítico acabaron trasformando
la
visión que éste tenía acerca de sí mismo
(la
mirada paleolítica). Se hizo otro, mutó,
cambió.
Pecó de hibris, de soberbia,
de
arrogancia, la nueva criatura, sin embargo.
Se
creyó criatura especial, más allá incluso
de
la naturaleza, otra cosa que naturaleza.
Con
el neolítico comienza la desacralización
de
la naturaleza. Se explota sin piedad al resto
de
las formas vivas, se las manipula sin escrúpulos.
El
pecado del hombre del neolítico (sucedió
en
todas las civilizaciones y tradiciones culturales).
El
que aún hoy se comete –en nombre,
precisamente,
de aquel o aquellos ‘hombres’.
El
menosprecio del resto de la naturaleza,
que
está poco menos que a su servicio.
Es
ese ‘hombre’ el que sigue
actuando
y protagonizando en nuestra
sociedades
‘avanzadas’.
En
tanto perduren y dominen los mundos
y
los hombres del neolítico, perdurarán
los
males que padecemos en la naturaleza
y
en la cultura; en la tierra y en el cielo.
En
otro orden de cosas, nuestras
sociedades
avanzadas son típicamente
decadentes.
Se solazan en el cieno,
en
la podredumbre, en la canalla;
se
encanallan. Gustan de lo zafio,
de
lo soez, de lo vulgar. Se ensalza
al
ladrón, al timador, al mentiroso,
al
trepa –son nuestros héroes en los relatos,
películas,
o series de ficción. Nuestras
comedias
televisivas están repletas
de
personajes y comportamientos
detestables,
y nuestras calles. Es la bajeza,
el
punto más bajo en el que puede caer
una
sociedad. El envilecimiento
colectivo.
Es la memoria que vais
a
dejar de vosotros. Los últimos hombres.
Vuestro
imaginario colectivo y vuestra
vida
cotidiana. Mientras agoniza el neolítico
y
nace un mundo nuevo.
No
son estas generaciones aptas
para
el nuevo período, ni dignas de él.
A
los futuros espero.
3.
Neolítico,
antropocentrismo,
y
nihilismo, están íntimamente
relacionados.
Desde Sumer,
desde
Egipto, desde China…
pasando
por Grecia y Roma.
El
nihilismo, activo o pasivo,
en
las ideologías y culturas
del
periodo gira en torno al hombre.
Su
ser, su sentido, su destino.
No
preocupa otra cosa.
La
desacralización de la naturaleza,
la
cosificación. El menosprecio,
la
indiferencia hacia el resto
de
la naturaleza, viva o inerte.
Útiles,
recursos para el hombre.
La
tecnología invasora y destructora
aquí
y allá –desde el principio.
No
es el fin de la historia
lo
que vivimos, sino de un período
histórico
determinado, el neolítico.
Los
últimos ocho o diez mil años.
En
realidad todo el pasado humano
es
dejado atrás. Es una mutación,
una
metamorfosis. Un cambio
sin
precedentes.
4.
En
sólo tres pasos hemos dejado
atrás
al neolítico. El dado por las ciencias
físicas,
el dado por las ciencias de la vida,
y
el dado por las ciencias del hombre.
Ésta
es la cultura de la que ahora
gozamos,
la luz nueva. Los parámetros
simbólicos
nuevos, los formantes
de
nuestro ser nuevo, renovado, futuro.
Los
mundos y discursos del neolítico
desaparecerán
tarde o temprano.
5.
El
panorama social está roto,
resquebrajado;
escindido
y
enfrentado. Secciones, sectas;
sectores
sociales enfrentados política
y
culturalmente. Estas sociedades
nihilistas
nuestras.
Forma
parte de ese panorama un buen
porcentaje
de seres de los que podríamos
decir
que componen el sector nulo
de
nuestras sociedades. Seres socialmente
anulados.
No se puede contar con ellos
para
nada en común. Faltos de interés
por
las cosas, por la vida; incultos,
ignorantes.
Indiferentes a todo lo esencial.
Su
‘cultura’ (de masas); su gusto por la basura
cultural
(televisiva y otras). Su cinismo,
su
hedonismo, su ‘individualismo’
(siendo,
como son, los más adocenados).
Pequeños
egoístas. Malos ciudadanos,
malos
padres, malos hijos, malos hermanos,
malos
amigos, malos amantes.
Sólo
una minoría se salva. Son los necesarios,
los
creativos; los claros, los lúcidos.
Los
responsables también, los honestos;
los
puros. Los constructores del futuro,
que
afortunadamente nunca faltan.
6.
Tenemos
que avivar el fuego,
y esto
no podemos hacerlo
más
que por medio de la palabra.
Calor
y luz. Se precisa la palabra
encendida
capaz de poner
en
movimiento árboles
y
de ablandar rocas…
Avivar,
encender; conmover,
remover;
iluminar, aclarar…
desvelar.
Ésta
es la labor que nos queda.
A
la manera de aquellos
‘maestros
de la verdad’ de la Grecia
arcaica.
Es la Atenea militante,
la
Atenea Promachos; armada
y
preparada para la batalla.
Tenemos
que estar armados,
armados
de conocimiento y de verdad.
7.
Son
momentos trascendentales
los
que vivimos, más allá
de
las regresiones culturales
que
eventualmente podamos
padecer.
Los mundos del neolítico
han
perecido; el nuevo mundo,
más
universal que nunca, está
en
estos momentos haciéndose,
forjándose.
Este mundo nuevo
se
impondrá sobre todos; a todos
vencerá
y convencerá. Y lo hará solo,
por
sus propios méritos. Por su justicia,
por
su bondad, y por su verdad.
*****
Hasta la próxima,
Manu
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