Genogramas
CI.
Manu
Rodríguez. Desde Gaiia (09/03/23).
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1.
Cuando lo que se pretende es marcar
la diferencia (‘ser’ diferente) en el juego
de lo social, en la representación del gran
teatro del mundo –los roles simbólicos,
los ‘personajes’. Para mayor gloria del ‘ego’
simbólico. El triunfo de la apariencia,
del aparecer, de la imagen que se proyecta,
de la máscara, de las ‘personas’… Ignoran
que en su vida cotidiana ya se comportan
como personajes sin necesidad de ‘aparentar’.
2.
Las relaciones que los seres humanos
sostienen entre sí son necesariamente
superficiales, periféricas… se relacionan
como personajes, como ‘personas’,
desde el espacio de representación social.
Hablan y se comunican los ‘roles’,
los seres simbólicos (la edad, el género,
la profesión, el estatus, la etnia,
la nacionalidad...). En ningún momento
son conscientes los humanos de su ser
genético, de su unidad esencial,
de su co-pertenencia a lo Uno primordial.
La alienación, el extrañamiento natural
y el cultural. Vivimos ciertamente un sueño,
una representación… una ilusión… Nuestras
culturas, nuestros ‘mundos’ nos alejan
de nuestro centro vital, de nuestro ser
primordial. La instrucción que recibimos
desde que nacemos, nuestra formación,
nos destruye –nuestro llegar a ser lo que somos
en el espacio de representación.
Nuestro fenotipo o nuestro ser simbólico
no deben confundirnos. Nuestro cuerpo responde
a un cariotipo específico, nuestro ser simbólico
responde al momento y al lugar en el que venimos
a nacer. Lo único real y verdadero en nosotros
es nuestro ser genético. Lo demás es ilusión,
apariencia, fenómeno, representación…
Uno sólo es el que piensa, siente y quiere…
pese a las apariencias, y nosotros no somos
“la cáscara que envuelve ese núcleo inmortal”,
sino el elemento nuclear mismo de lo viviente,
virtualmente imperecedero.
3.
Nos concebimos como animales, o
como
humanos’, pero nunca como ‘vida’.
Es el resultado de la
individuación
somática y la cultural. Esa
‘ceguera’.
Las criaturas son la obra del ser
viviente
único y primordial. La vida es
siempre
una y la misma en cada una de sus
criaturas
(no una en el árbol y otra en el
ave).
Es la misma vida en la presa y en
el depredador.
El delicado y frágil ser de la
sustancia viviente
única. Podemos ver a las
criaturas (los organismos)
como superestructuras protectoras
del ser primordial
–como vehículos, máquinas,
dispositivos…
de supervivencia y dominio. Las
apariencias.
Los organismos creados le
permiten a la sustancia
viviente volar, trepar, correr,
nadar… Y el cariotipo
humano, en particular, le ha
permitido conocerse
a sí misma, llegar a sí misma,
tener conciencia de sí.
Los organismos nos engañan, nos
ciegan,
nos confunden… Nos impiden ver su
‘esencia’.
No perder de vista al piloto en
cada movimiento
de la ‘maquina’, al actor en cada
gesto, acto
o palabra del personaje. No debe
cegarnos
las innumerables criaturas o los
innumerables
personajes. Uno sólo el piloto,
uno sólo el actor.
Los cuerpos, los organismos, las
máscaras,
las personas… Y, tras estos, lo Uno primordial.
4.
Es la misma vida, la sustancia
viviente
única, la que está detrás de todo
movimiento,
de toda actividad… de todo lo que
advertimos
en los organismos. No podemos
ignorar
al piloto en la máquina. El soma
es al genoma
lo que el automóvil o el avión
al conductor o al piloto.
En cualquier antagonismo es la
misma
vida la que consigo misma
combate.
La vida contiene todos los
opuestos.
A sí misma se combate, a sí misma
se desgarra, de sí misma se
nutre…
A sí misma se ama, a sí misma se
odia…
Consigo misma discute, habla, se
comunica…
5.
Nuestra educación, instrucción, formación…
nos proporciona una suerte de segunda
naturaleza, podríamos decir, nuestra naturaleza
o ser simbólico. Nuestra humanización,
nuestro ‘llegar a ser lo que se es’ en el interior
de un grupo humano, en un ‘mundo’
lingüístico-cultural determinado.
La individuación simbólica.
6.
Inteligencia,
astucia, voluntad de poder/pulsión
de
dominio, memoria… Las potencias de la vida…
Organismos
jerarquizados (en protozoos y en metazoos),
con
órganos y sistemas coordinados y subordinados…
Rección
jerárquica desde la sustancia genética.
La
sustancia genética como jerárquicamente
organizada.
La sustancia genética manda y obedece,
emite y
recibe órdenes… La sustancia genética
como
centro de control, coordinación, decisión…
Grafos,
diagramas, organigramas… algoritmos…
7.
El perspectivismo específico.
El fenocentrismo antropocéntrico
de los humanos; el fenocentrismo
gatuno,
el perruno, el vacuno, el equino…
Los organismos atrapados por su
forma
específica… atrapados en la
‘superficie’,
en lo que aparece a la vista, al
oído, al tacto…
No más allá. El papel de la ‘percepción
consciente’ en los organismos
complejos
(metazoos): un horizonte
determinado, fijo,
un freno, un límite… La
percepción consciente,
necesariamente superficial.
8.
Con el fenocentrismo giramos
alrededor
de los cuerpos, de los somas, de
los fenotipos...,
alrededor de los ‘animales’ (las
superestructuras
orgánicas diseñadas por la
sustancia genética);
con el antropocentrismo giramos
alrededor del ser
humano (su cariotipo específico).
El fenocentrismo
y el antropocentrismo son los
obstáculos que hay
que superar para acercarnos a la
sustancia
viviente única, a lo Uno
primordial.
9.
Son las perspectivas fenocéntrica
y antropocéntrica
las que están detrás de las
culturas (los ‘mundos’)
elaboradas por los humanos en los
últimos milenios
(paleolítico y neolítico), y son
las responsables
de las confusiones y
malentendidos que los seres humanos
mantienen acerca de su entorno
(viviente y no viviente)
y acerca de sí mismos (de su
naturaleza primordial) –aún hoy.
De lo superficial a lo profundo;
de la periferia
al centro; de la ‘apariencia’ a
la realidad.
Del fenómeno al noúmeno–en lo que
concierne
a las formas vivas. El centro de
lo viviente
es la sustancia viviente única,
la sustancia
genética. No hay otro sujeto, no
hay otra
alma, no hay otro ‘espíritu’…
La perspectiva genocéntrica. El paso del fenocentrismo
(y antropocentrismo) al
genocentrismo cambiará
nuestras vidas. El otrora paso
dado del geocentrismo
al heliocentrismo apenas si
influyó en nuestra conducta.
La evolución cultural y el
próximo ‘salto evolutivo’.
La perspectiva genocéntrica y las
culturas/mundos
por venir (por crear). Lo que
queda por hacer.
10.
Lo Uno primordial (el ser
primordial) y el devenir…
¿Evolución del ser primordial? Lo
que evoluciona
son los dispositivos de
supervivencia y dominio
del ser primordial (los cariotipos específicos,
los organismos…). La ‘voluntad de poder’
como motor de
la evolución…
11.
No es la ‘humanidad’ o el ‘hombre’ el que conquista,
consigue o logra, como se suele decir ante cualquier
gesta o hito de los seres humanos, sino la
vida.
Es la vida la que ha llegado a la Luna, y es la vida
la que llegará a Marte y explorará el Sistema
Solar… El fenocentrismo y el antropocentrismo
llenan nuestro lenguaje.
No es que la vida (la sustancia genética) consiga
algo por medio de ‘nosotros’, sino que nosotros,
antes que nada, somos la ‘vida’. El ‘nosotros’
humano, simbólico, nos desvía de nuestro ser
primordial y único. La vida es el único sujeto,
el único agente en cualquiera
de los organismos que pueblan la tierra.
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Saludos,
Manu
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