IdentitAry@s II.
Manu Rodríguez. Desde Europa
(18/08/14).
*
*Hablemos del robo del ganado
de Apolo que Hermes llevó a cabo apenas recién nacido. ¿Cómo responde Zeus
cuando Apolo le da cuenta de lo sucedido? Zeus se ríe de buena gana con las
triquiñuelas de Hermes y las quejas y reclamaciones de Apolo. Es la risa
olímpica. Hermes está aquí para que recordemos que el mixtificador existe, que
está entre nosotros y que es, además, divino, hijo legítimo del cielo y de la
tierra, de Zeus y Hera (ésta como Maya). Está aquí también para que estemos
sobre aviso, para que no bajemos la guardia, pues en cualquier momento podemos
ser víctima de sus tretas, y objeto, por ello mismo, de las burlas y risas del
magnánimo Zeus.
Continuando sobre el mitema
del “robo del ganado”. También en los himnos védicos, y en las epopeyas celtas,
se habla a menudo de ganado, y de robos (y recuperaciones) de ganado. Espero
que se tengan oídos espirituales para éstas expresiones. El ganado que era de
Apolo pasó a manos de Hermes. El pastor es desde entonces Hermes. Ya no el
poeta (el creador), ya no el cantor, sino el mixtificador. Es también la
transformación que se produce en el seno de la comunidad india, donde los
primitivos poetas de los Vedas terminaron convirtiéndose en sacerdotes y,
finalmente, en ‘dioses’. La ‘hibris’, la ambición de poder, pudo con ellos.
*Si, no cabe duda, la
clero-cracia es cosa de Hermes. El manipulador, el mixtificador; el
ilusionista, el mago. La ‘religión’ es uno de sus negocios.
*Hay que acallar el parloteo
alrededor de la experiencia mística (me refiero a la gracia, al ‘satori’, a la
iluminación súbita y fugaz; a la experiencia extática). Ningún discurso pues;
con esto se evita el parasitar y el manipular de políticos y sacerdotes, de
Hermes.
*La fecundidad de Dyaus/Zeus
se puso de manifiesto desde el principio; con las hermanas de la madre Rea
–Mnemosine, Themis, Metis.... Vinieron las Musas, las Horas, las Gracias… vino
Atenea. Las Madres del ser.
*La lírica monódica y la lírica coral hablan la misma lengua, habitan el mismo mundo. Nada las distingue pues.
*La polaridad apolíneo (orden,
razón)/dionisiaco (caos, irracionalidad), postulada en su momento por
Nietzsche, perjudica la comprensión de los griegos –implica
una reducción del panteón y de la vida espiritual de los pueblos griegos
(del alma olímpica), o lo que es lo mismo, de su completo ‘lenguaje/mundo’, e introduce
un dualismo psicosocial inexistente. Es un filtro inadecuado, procrustiano
diría yo.
Algunos teóricos
contemporáneos, siguiendo esta interpretación, y pensando sólo en el Apolo
Délfico o el Apolo Musageta, ignoran el Apolo Likaon, o el Apolo arquero. Apolo
es un dios vinculado a las ‘männerbund’, a las bandas de guerreros jóvenes, a
la ‘juventus’. El Apolo ‘lobo’. En Esparta, y hasta su final, Apolo siempre
estuvo vinculado a la tradición guerrera; semejante al Rudra védico y su
séquito (los Maruts).
Recordemos que las formas de
Apolo son duras, rígidas, severas… como corresponde a un guerrero.
Diríamos que Apolo (en su
origen) era un dios atmosférico. La atmósfera es el espacio heroico en la
tradición védica. Entre la tierra y el cielo (como el ‘éter’ griego). Es el
lugar de los dioses y héroes protectores de los aryas. En este espacio habitan
los dioses o héroes guerreros. Atentos a la tierra y al cielo. Su cometido es velar
por su pueblo y preservar la pureza y la grandeza del legado. Para mayor gloria
de los aryas.
*La noche sagrada y el amor
trajeron la clara atmósfera y el día.
*Dionisio habla a la comunidad,
está ligado a la madre. Todas las mujeres le siguen y le aman –es el amado de la comunidad (de la madre
comunidad). Su discurso es pan-helénico, o pan-arya. El salvador de ‘todos’. El
renacimiento dionisiaco, la embriaguez divina. No se trata aquí de salvación
individual, a la manera de las religiones universales de salvación personal
(hinduismo, budismo, cristianismo…).
El discurso de Dioniso afecta a
todos los miembros de la comunidad arya. Incluidas las bandas de jóvenes
guerreros, separadas del resto de la población. Por otro lado, estas bandas se
dedican a la defensa y ampliación del territorio patrio (el heredado de los
Padres) y a la defensa de sus instituciones y tradiciones. También Apolo es
pan-espartano, pan-helénico, o pan-arya; también se ocupa de todos (presentes y
ausentes). También Apolo habla la lengua de Dioniso (en la lírica de Tirteo).
*Esparta y Atenas no son tan
diferentes. En ambos casos son los ‘aristos’, los excelentes, los bien nacidos,
aquellos que detentan el poder (la soberanía). La asamblea aristocrática
espartana es democrática, de la misma manera que la democrática ateniense es
aristocrática. Es una imagen en espejo.
*El
individualismo conduce más a los cíclopes que a los titanes.
Los cíclopes, a
diferencia de los humanos, no tienen más que un solo ojo. Son grandes, son
gigantes. Viven aislados unos de otros
(en islas). No miran más que por sí. El único ojo del cíclope está relacionado
con su aislamiento, con su feroz independencia. Pienso que se trata de una
figura alegórica del individualismo y egoísmo extremos. Se diría que señala a
los grandes, a los poderosos. Caer en manos de un cíclope.
¿Quién ha podido
cegar a un cíclope? ¿Qué pierde el cíclope cuando pierde su único ojo? ¿Qué diferencia la ceguera del cíclope de la
ceguera de Tiresias, Fineo, o Edipo?
¿Qué pierden los
humanos cuando pierden la vista –la
mirada? ¿Qué ganan? (Tiresias, Fineo…).
Tenemos como
diferentes usos alegóricos del término ‘ceguera’. La ceguera sobrevenida al
cíclope le humilla y le invalida. Odiseo/Nadie se ha burlado de él. Ha
destruido su mirada, le ha cegado. Ha
abatido su arrogancia y su soberbia (su hibris).
La ceguera de
los videntes griegos no tiene nada que ver tampoco con la ceguera de Holder, el
hermano de Balder. La ceguera de Holder es inconsciencia; es el no saber, el no
ver (“¿es que estás ciego; es que no ves lo que pasa?”); es una ignorancia.
Este uso está más cerca del uso figurado que aún hoy hacemos de términos como
‘ciego’, ‘ceguera’ y demás.
*“Por un huerto
de bocas perfumadas relumbrará mi sombra”. Hernández dijo, Balder cantó.
*El ‘Pater
familia’ romano o indoeuropeo no tiene nada que ver con el ‘pater familia’ semita (hebreo o árabe).
Puede advertirse esta diferencia en todos los textos que nos quedan de griegos,
romanos, celtas o germanos. Las relaciones entre hombre y mujer, entre padres e
hijos, entre hermanos.
*Hay algo de
Hesíodo que me viene a bien citar. Habla de la labranza y de los surcos, y
recomienda a aquel que tal cosa hace “que, atento a su tarea, lleve recto el
surco y no haya de mirar en derredor a sus iguales”. Un poco más adelante nos
dice también: “Desnudo haz la siembra, desnudo labra, desnudo siega”. En el
Libro III de “Los trabajos y los días” ambos fragmentos.
Las palabras
reverberan; se escanden. ¿De qué habla Hesíodo? ¿Desde dónde habla? ¿A quién
habla?
*El tercer milenio (de la escritura), el milenio de los
griegos micénicos… Es el período mítico griego –que será cantado siglos más
tarde por Homero y Hesíodo. Estos nos trasladan en sus textos a un mundo
primigenio semi-histórico, semi-legendario. A la raíz misma del árbol heleno.
El núcleo originario, el inicio, el origen (el ‘arkhé’). El copioso y variado
árbol que llegó a ser (en tiempos de Homero y en los inmediatamente
posteriores) tiene su principio (y sus
‘principios’) en aquel período. El alma heroica, trágica, sublime… olímpica. La
excelencia. El ser heleno, el genio heleno.
Es el milenio también de los aryas védicos y de los himnos
que componen los Vedas. Los relatos de este período, ausentes o apenas aludidos
en los himnos, fueron recogidos siglos después en textos como el Mahabharata,
el Ramayana, los Puranas y otros, que son, lamentablemente, obras de ascetas,
de sacerdotes, en muchas ocasiones contrarios al espíritu heroico de los
primitivos aryas védicos. Son manifiestas en estas obras la ‘censura’
sacerdotal, las manipulaciones anti-heroicas, nihilistas, las subversiones de
valores. El mundo hinduista o budista (post-védico) nada tienen que ver con el
mundo puro arya o indoeuropeo que podemos palpar en los Vedas. Son mundos (y
valores) antagónicos.
Es el
genio (el genotipo) de cada pueblo el que genera su propia lengua y su propia
cultura (su mundo). A la medida de su ser.
*Además
de los mitemas y teologemas de los diversos pueblos aryas que pueden ser
comparados (y que estudian nuestros comparatistas), hay que tener en cuenta los
diversos relatos que se conservaron o que se desarrollaron en una determinada
tradición y no en otras. Estos relatos sueltos, no susceptibles de comparación,
aportan datos que contribuyen a completar la figura ancestral de nuestro
pueblo. Son relatos que se complementan, como piezas de un puzle.
Mitemas
no comparables son el Midgard de los textos escandinavos, por ejemplo. La
tierra del centro. El lugar del origen. También tenemos la emigración
celta desde algún lugar próximo al Mar
Caspio hasta Irlanda, pasando por el Mar Cimerio, Asia Menor, Alpes, y España
(en el Leabhar Gabhála). O el caso de los Tuatha dé Danam, provenientes de una
isla del norte. No se recogen tales relatos de emigraciones entre los eslavos,
o los baltos, o entre los helenos o los romanos.
*Los
relatos que recoge Tácito (en la Germania) sobre el origen de los pueblos
germánicos (Tuisto, Mannus…) y que debían circular entre todos los germanos de
la época, no aparecen en los textos germánicos posteriores como la Edda poética o la Edda prosaica (de
Snorri Sturlusson). ¿Qué fue de ellos?
Buri, a
quien se le equipara con Tuisto (comparte la androginia), no aparece citado más
que una vez en la Edda prosaica junto
con Bor, su hijo (y padre de Odín, Vili, y Ve), que es a su vez comparado con
Mannus (hijo de Tuisto, y padre de Ing, Irmin, e Istaev –las tres principales
ramas germánicas hace dos mil años). Son, ciertamente, dos genealogías
análogas, pero distintas. En un caso se trata del origen de los dioses, en el
otro de los hombres.
El
Mannus germánico ignora el diluvio, que sí está recogido en las tradiciones
conservadas del Manu védico.
Tenemos
otro origen de los hombres en la Edda prosaica (Ask y Embla).
*Un
árbol es una magnífica metáfora o alegoría para designar a un pueblo, o con la
que un pueblo puede identificarse. La raíz, el tronco, las ramas, los frutos…
Están implicados el crecimiento, el robustecimiento, el desarrollo, la
proliferación (las familias, las ramas)… el paso del tiempo. La vitalidad del
árbol es la vitalidad del pueblo. Lo que le suceda al árbol le sucede al
pueblo.
Los
primeros padres en la rama germánica (escandinava) son dos troncos de árbol que
los dioses (la trinidad Odín, Vili, Ve/Odín, Hoenir, Loki) encuentran en uno de
sus paseos y a los que tallan dando forma humana y posteriormente insuflándoles
vida. Eran los troncos de un fresno (Ask, el hombre), y de un olmo (Embla, la
mujer). Dichos árboles, a mi manera de ver, representan o son alegorías de
pueblos. El origen, pues, estaría en la unión de dos árboles/pueblos
diferentes. La nueva comunidad que se forma, que será un solo pueblo, vivirá
bajo el Yggdrasil (un fresno perenne).
Son los
dioses los que dan forma humana y animan a estos troncos, a estos trozos de
madera. El modo del encuentro (mientras deambulaban) y el lugar (a la orilla
del mar) ya son sugerentes. En primer lugar, no había premeditación o intención
de crear la estirpe humana. Es una idea que les viene después del encuentro.
Digamos que como artistas vieron la figura humana engastada en el tronco. El
modo de extraer al hombre y a la mujer de aquellos maderos informes: tallando,
desbastando… Operaciones de un escultor, de un artista. Ésta era la idea que
Miguel Ángel tenía al respecto, el ‘veía’ la figura escondida en la piedra,
sólo tenía que quitar lo que sobraba. Crearon como artistas, pues. Crearon
hombres y mujeres tallados, cincelados, escopleados. De una pieza.
La
tradición no habla de árboles sino de troncos, y de troncos arrojados o
yaciendo en la orilla. Desechos de algún diluvio, quizás. Inertes. Faltos de
raíces, y de ramas. Fragmentos, trozos. Aunque identificables. Dos troncos,
desarraigados, arrancados de su lugar, a la deriva. Caídos, llevados y traídos
por las olas –que las olas del tiempo han depositado en la orilla, en la playa.
Como náufragos.
Hay que
decir del tronco que es el que da lugar a ramas. Solemos decir de familias
emparentadas que éstas pertenecen al mismo tronco.
La
‘visión’ que se desprende del relato.
Algo
tienen en común el origen que nos viene de Mannus/Manu (en las tradiciones
germánica y védica), con el que nos viene de Ask y Embla (en la tradición germano-escandinava).
También Tuisto (el padre de Mannus) es de naturaleza arbórea.
Pero ya
es hora de hablar del fin del invierno supremo, de Líf y Lífthrasir, del retorno de Balder, de los dioses jóvenes; de
la nueva tierra y del nuevo cielo; de los futuros, de la nueva aurora…
*
Hasta la
próxima,
Manu
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