IdentitAry@s VI.
Manu Rodríguez.
Desde Europa (21/02/15).
*
*En la reciente entrevista a Pablo Iglesias en Vanity Fair,
a la pregunta: “¿Con quién se identifica?”, éste responde: “Hombre, no soy como Jesucristo, pero a mí la
interpretación que hace Francisco del Evangelio me convence. Creo que ahora
mismo Bergoglio y yo estamos en la misma barricada”. ¿Un nuevo guiño al Papado
(de nuevo mendigando el voto de los católicos españoles)?
En cualquier caso, podemos advertir cuáles son sus
referencias simbólicas; el ‘mundo’ en el que se mueve; sus ‘modelos’. Lejos de
Europa y de sus claves espirituales más propias, ciertamente. Su respuesta es
un producto típico de una determinada instrucción o educación. Es una
alienación cultural y espiritual muy corriente. Es lo que te encuentras por ahí
(en nuestras calles…, y en nuestros manicomios) –el síndrome mesiánico; el
‘mesianismo’ judío (religioso o político). Es debido al fuerte condicionamiento
que padecemos desde edades tempranas. Es la semilla del diablo que se esparce en
nuestras guarderías, en nuestras escuelas, en nuestras universidades, en
nuestros ‘medias’... Es la ‘paideia’ judeomesiánica –la vieja y la nueva (cristianismo
y marxismo). ¿Qué vamos a esperar? Lo raro es no sucumbir, o, una vez dentro
(atrapado), el lograr escapar/despertar de ese ‘mundo’ maquinado por la
propaganda del sistema –de su ‘Matrix’ y
de su ‘Nueva Sión’.
Obsérvese, de pasada, cómo mide su talla de líder
con la de Jesucristo –“no soy como él”. Un rasgo de vanidad, de engreimiento.
La psicología del ‘salvador’. La sombra de Narciso. Nuestro personaje se
encuentra ya junto con los grandes líderes universales de la historia de la ‘humanidad’,
con los que hacen historia (Jesucristo, Marx, Lenin…). Las cabezas de la hidra,
justamente.
Pues sí, estáis en la misma barricada. Y desde
siempre. Como ideologías universales. Ambos, marxistas y cristianos, son armas,
fuerzas del sistema. Contra las naciones y los pueblos; contra las identidades
étnicas y culturales.
Se trata del sistema; del viejo, del resabiado
enemigo; del adversario primordial. Con sus pestíferas lenguas, con sus nocivos
discursos. Es la tenebrosa complicidad. Son hijos de la misma madre; cabezas
del mismo tronco; ramas del mismo árbol.
La ‘humanidad’ que estos líderes predican e imponen.
El humanismo transnacional, transracial, transcultural. El que destruye
culturas y pueblos milenarios; el que arranca sin pudor ramas del árbol de la
vida.
He aquí su instrumento, su arma, su método: la
diseminación entre las naciones de ‘ideales’ humanitarios universales. Sus
regalos envenenados.
Naciones, etnias y tradiciones son un estorbo,
incluso un peligro (para los universalismos). Por ello los ingenieros sociales del
sistema se afanan ahora en construirnos sociedades abiertas, plurales; sin una
identidad precisa; sin rostro definido. Sociedades que ya no respondan a una
determinada identidad étnica y cultural. Sociedades que los ‘medias’ renuevan cada
día; sin historia, sin pasado.
Todo este descalabro, todas estas pérdidas, toda
esta ruina, en pro del libre flujo de capital (libre mercado) y mano de obra
(masas salariales desarraigadas). Los explotadores –los pescadores en este rio
revuelto: los oligarcas, los sacerdotes, los políticos…
La codicia de oro y de poder está detrás de todo
esto.
El ávido, el
insaciable estomago del adversario. El devorador de pueblos y culturas.
*De alguna
manera la persistente, la incesante
campaña de propaganda anti-nazi, la demonización del nazismo patrocinada por
judíos y secundada por los ‘libres’ Estados occidentales, desde antes incluso
de la II Guerra, son las responsables del uso perverso que los musulmanes, por
ejemplo (debido a su incongruente anti-semitismo), hacen de los nobles símbolos
nazis –que son, el último término, los símbolos nacionalistas étnicos de los
europeos. Todos los violentos hacen uso de estos símbolos (los ‘cabezas
rapadas’, entre otros).
En esta
propaganda que digo se usan técnicas de asociación inducida –una técnica
judeo-pauloviana de condicionamiento de la conducta que implanta ciertas
respuestas o reacciones ante determinados estímulos. Sus consecuencias las
padecemos todos los nacionalistas e identitarios europeos (todos los pueblos
blancos, en verdad), que vemos degradadas y manipuladas nuestras claves
espirituales a los ojos de todo el mundo.
Así como todos
los necios e ignorantes se acogen al ‘paganismo’ (que nunca existió), así todos
los violentos se sienten identificados con los símbolos nazis (lo cual,
históricamente, no está justificado).
Esta confusión
tan sólo favorece a los judíos, que ven corroborada así su ‘interpretación’ del nazismo (del nacionalismo étnico europeo),
y justificada su propaganda anti-nazi, así como su prohibición y persecución a
escala mundial.
Si en nuestras
manos estuviera, ni los musulmanes ni los violentos harían uso de nuestros
símbolos. Estos símbolos son exclusivos del nacionalismo étnico europeo.
*Los
descerebrados violentos que enarbolan banderas o motivos nazis en los campos de
futbol no tienen nada que ver con el genuino nazismo. Si los movimientos
etno/culturales nazis estuvieran legalizados en Europa esto no sucedería.
Seriamos nosotros los primeros en arrojar a patadas a estos violentos de
nuestros centros y estadios deportivos; los primeros en tomar medidas legales
por el uso indebido, por la usurpación
de símbolos espirituales que no les pertenecen.
Si estos necios
tuvieran el menor conocimiento de la historia reciente de Europa no se les
ocurriría usar los símbolos nazis. La violencia gratuita que estos bobos
practican no formó en momento alguno parte de la ‘cultura’ nazi.
Son las
‘izquierdas’ en general las que tienen el patrimonio de la violencia y el
terror. Repásese la historia de los movimientos ‘obreros’ en la primera mitad
del siglo pasado; de las ‘revoluciones’ socialistas o comunistas.
La mendaz
‘izquierda’ aprovecha bien este abuso y confusión, como es natural. Un motivo
más para desprestigiar al nazismo.
Con la
prohibición que pende sobre nosotros no podemos siquiera defender y limpiar
nuestro nombre y nuestro honor.
*Unas palabras
sobre el absurdo, sobre el incongruente
anti-semitismo practicado por cristianos y musulmanes. Es inexplicable, pues
tanto unos como otros les deben su existencia y su ser a los judíos. Sin los
judíos ellos no serían. Si los judíos no hubieran existido, ellos no hubieran
llegado a ser. Pienso que ambos son conscientes de que su existencia y su ser
dependen de la existencia misma de los judíos; que necesitan de la existencia
de judíos –pues sin estos su completo discurso carecería de sentido.
A todo esto se
le puede llamar el monstruoso complejo judeo-cristiano-musulmán. Es un vórtice,
un ‘maelstrom’, un agujero negro, un atractor infernal. Se podría decir que hoy
afecta a todos los pueblos del planeta. La locura judeo-cristiano-musulmana.
Han conseguido que todo el mundo participe en sus delirantes querellas.
Yo no veo en
absoluto difícil o imposible el que los pueblos nos liberemos, nos deshagamos de esta plaga. Por
lo demás, el mundo sería otro bien distinto lejos de esta pesadilla; libre de
estos querellantes, de estos cizañeros, de estos locos pretendientes al
‘gobierno mundial’. Todos (los demás) saldríamos ganando con su desaparición.
Miremos hacia
otro lado; no les prestemos atención. Como si ‘ya’ no fueran –o no estuvieran;
como si ‘ya’ hubieran dejado de existir. Ignoremos sus querellas, sus pretensiones,
sus mundos. Desenredémonos. Liberémonos. A nosotros mismos, por nosotros
mismos. Nada más fácil. Como tomar un baño; como mudar de ropa.
La renovación de
los pueblos; la regeneración del árbol de los pueblos y culturas del mundo. En
fin, todo un número de resplandecientes auroras, de futuros posibles –si del
horizonte de sucesos del agujero negro en el que estamos atrapados logramos
liberarnos, conseguimos escapar.
*En Israel se
usa la ley de sangre, no la ley de suelo. Es ciudadano judío aquel nacido de
madre judía. En Europa se nos impuso la ley de suelo (¿por qué; quién; cómo…?):
es ciudadano alemán, francés, italiano o inglés aquel que nace en suelo alemán,
francés, italiano, o inglés.
¿Qué sucedería
si el nacionalismo étnico arya de hoy declarara públicamente que su precedente
y modelo es el Estado Nacional del Pueblo Judío; que su voluntad es lograr,
para Europa, un status de Estado semejante al actual Israel? Si empezáramos a
hablar abiertamente del Estado étnico (del ‘etno-estado’) del pueblo judío.
El
estado/nación/pueblo que soñó Hitler para los suyos (y para todos los pueblos,
en verdad). Nuestro enemigo milenario se apropió de su sueño; se lo apropió en
exclusividad. No quiere otros naciones étnicas; no quiere otros pueblos a su
alrededor.
*El sueño
deshecho de Hitler: La nación arya; la comunidad de pasado, presente, y futuro
de los pueblos aryas; la comunidad de destino de los aryas todos. Arrancaron de
mala manera aquellos tallos –aunque no de raíz.
Pero mira cuan
recias, cuan resistentes, cuan voluntariosas resultaron ser aquellas raíces; cuan
cargadas de razón y de verdad. La fuerza que impulsa es la savia, el ‘genos’,
el genio, la raza, la sangre… arya.
Todavía está por
cumplirse la nación arya. Éste es nuestro cometido, nuestro encargo, nuestra
misión. El cometido de los supervivientes; de los resistentes.
*
Hasta la
próxima,
Manu
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