Mens arya in corpore arya.
Manu Rodríguez.
Desde Europa (15/06/15).
*
*El nacionalismo étnico arya
es un movimiento identitario que aspira integrar en un todo a todos los nacidos
aryas. Es un movimiento étnico y cultural totalitario. Entendiendo por cultura
el conjunto de tradiciones económicas, políticas, artísticas, jurídicas,
espirituales… de un pueblo. Hablamos de
cultura total. Aspiramos a un todo biosimbólico arya.
Adviértase el carácter
integral, total, y autóctono de las culturas ancestrales. Nada extraño, nada
ajeno. Todo en todo. Un cosmos, un orden, un ‘rtá’, un mundo perfecto,
inmaculado, puro, sin fisuras.
El término ‘rtá’ procede de
la tradición arya védica y se traduce por orden, ley, bueno, justo, verdad… y
conceptos relacionados (verdadero, justicia, bondad, legal…); es un término
homólogo al verbo ‘ser’ (‘as’ en védico) –satyá (de ‘sat’, participio presente
del verbo ‘as’), se traduce por verdad, verídico. ‘Ánrta’, y ‘asat’, se
traducen indistintamente por falso, mentira (contrario al orden, a la verdad,
malo…) y no-ser. Hablamos, pues, de la verdad, y del ser; de nuestra verdad, y
de nuestro ser. Hace miles de años que nuestros ancestros ligaron
inextricablemente estos conceptos.
Ahora vivimos en el caos, en
el desorden, en el no-ser, en la mentira. Ahora vivimos la muerte, la
decadencia, el mal –nuestra muerte, nuestra decadencia, nuestro mal. Vivimos en
un mundo inmundo (impuro). Nuestro mundo (nuestra pureza) ha sido profanado,
étnica y culturalmente profanado, perturbado, trastornado, alterado; nuestro
orden, nuestro cosmos, nuestro bien, nuestra verdad, nuestro ser.
Le recuerdo a mis
connacionales que nuestra decadencia y nuestra ruina comenzaron cuando la
cristianización (judaización) de nuestros pueblos. Allí perdimos no sólo
nuestro mundo, con ello perdimos también nuestra identidad,
nuestra verdad, nuestro bien, y nuestro ser.
¿Para cuándo el tiempo de la
regeneración?
*El mundo propio
de nuestros antepasados era tanto un
escudo, como un arma. Proporcionaba a todos y a cada uno de sus miembros una
identidad espiritual. Les aportaba firmeza, seguridad, fuerza… Les aportaba
también el ser simbólico (colectivo y espiritual; psíquico si se quiere). Así
Píndaro podía decir aquello de “Llega a ser el que eres”, es decir, llega a ser
espartano, heleno… No hablaba de un oculto ser individual que habría que
revelarse mediante introspección, sino: ‘llega a ser aquel en lo que fuiste
educado”; cumple tu crianza, tu instrucción (tu ‘paideia’), lo que se espera de
ti. Llega a estar a la altura de los tuyos; no desmerezcas de tus antepasados;
responde a tu raza, a tu genio, a tu estirpe.
El cristianismo
introdujo principios execrables: la salvación personal, el dios personal, el
altruismo, el pacifismo, la hermandad universal… Todos estos conceptos fueron
(y son) el germen de disolución de los pueblos blancos (y de cualquier pueblo
ancestral). Separa, aísla a los individuos de su propio pueblo, de sus propias
tradiciones, de su propia personalidad social. Disgrega a los pueblos, los
desintegra; destruye tradiciones étnicas ancestrales.
Las ideologías
universales crean sociedades formadas por elementos racial y culturalmente
heterogéneos (las masas desarraigadas), pero nunca pueblos. Un pueblo requiere
homogeneidad étnica y cultural (y es obra de milenios).
El
individualismo es lo que se predica y se vende a cambio de la vida, porque no
hay destino, no hay futuro para las sociedades fundadas en el individualismo.
La salvación
personal, en la tierra o en los cielos, es el motivo recurrente de las
ideologías universales, sean religiosas (cristianismo, budismo…) o políticas (la democracia liberal…).
Una sociedad
fundada en principios individuales (espirituales, políticos, económicos…) es
una sociedad contradictoria, en pugna consigo misma. La unión que se procura es
falsa, fantasmal. Así pues, no importa lo que esas sociedades puedan durar,
llevan en sí mismas el germen de su propia destrucción, de su propia
imposibilidad.
(La
‘intelligentsia’ judía difunde entre los pueblos credos trans-étnicos
universales mientras guarda celosamente su propio patrimonio étnico y cultural.
Es su estrategia de dominio preferida.)
*La
idea es establecer una organización o grupo identitario a nivel europeo. Un ‘movimiento
identitario’ de alcance europeo. Nosotros aceptamos el legado nazi
absolutamente. No para seguirlo al pie de la letra, naturalmente. Las
circunstancias son otras. Pero consideramos la afirmación del nazismo como un
requisito indispensable, y como una de nuestras más fundamentales señas de
identidad. Por muchas razones. Hay que honrar a la primera nación arya (sus
hombres y mujeres, sus gestas, sus logros, su trágica historia…). Recuperar ese
espíritu, rescatar su memoria, recuperar su honor. Quien niegue o reniegue del
nazismo no es digno de pertenecer a la futura nación arya.
Con
relación a esto me parece conveniente traer aquí esta cita de Heidegger: “Lo
funesto es siempre el seguir ‘adelante’, en lugar de quedarse atrás en la
fuente del propio inicio.” (Heidegger, El eterno retorno de lo mismo, 1937). Esta
otra cita no es menos luminosa: “Forma parte del misterio del primer inicio
irradiar tanta claridad a su alrededor que no precisa una aclaración que vaya
arrastrándose detrás de él.” (Heidegger, La voluntad de poder como
conocimiento, 1939).
Este
‘movimiento’ que nosotros encarnamos tiene un inicio, un tiempo de fundación, y
unos Padres fundadores.
El
‘movimiento’ no puede ser local, o nacional. No digo que no alcancemos una
‘federación ibérica’, pongamos por caso. Pero la mira la tenemos puesta en Europa.
Una Europa que engloba a todos los pueblos o naciones de origen arya (nosotros,
los pueblos neolatinos, pero también los germanos, los celtas, los baltos, los
eslavos, los helenos…). La unión de los pueblos aryas europeos es esencial para
nuestra victoria.
Tenemos,
pues, que establecer relaciones con grupos identitarios europeos y crear una
Federación o Liga de Naciones Aryas. Probablemente no haya coincidencia
ideológica o espiritual entre estos grupos. Quiero decir: que no se comparta el
nacionalsocialismo étnico (el nazismo) –aunque fuera por razones tácticas, por
ejemplo. Sucede que muchos grupos identitarios en Europa no tienen el valor de
reconocer el nazismo (de reconocerse como nazis) temiendo las consecuencias
jurídicas, económicas y demás. No nos olvidemos de la situación política y
jurídica en la que se encuentra el nazismo, pero tampoco de la pésima imagen
pública (debido a la propaganda del ‘enemigo’) que del nacional socialismo
étnico se ofrece en nuestros medios de comunicación y en nuestra cultura de
masas desde hace décadas.
Hay
que tener valor, ciertamente, para reconocer, afirmar, reivindicar y pretender
restaurar el nombre y el honor del periodo nazi, en su conjunto, en los tiempos
que corren.
Otro
aspecto es el cultural, o el religioso/cultural. En nuestro movimiento (étnico,
blanco, arya) no pueden tener cabida los seguidores de ideologías políticas o
religiosas de origen no arya. La mayor parte de estas ideologías o corrientes
espirituales son, como se sabe, de origen semita. Me refiero al
judeo-mesianismo, al islamismo, y al judeo-comunismo. Quisiera llamar la atención
también acerca del hinduismo y el budismo. Estos, aunque provienen del ámbito lingüístico
indoeuropeo, carecen por completo de espíritu épico y heroico arya. Son ideologías
‘universales’ de liberación o salvación ‘personal’, nihilistas y decadentes, y
muy alejadas, como digo, del genio arya. Sus creadores nada tenían que ver, ni
étnica ni culturalmente, con los hombres que elaboraron los Vedas, textos que sí poseían este espíritu étnico (el
‘volksgeist’ arya). Otro tanto podemos decir del estoicismo, epicureísmo y
otras sectas de salvación ‘personal’ de carácter universal (transétnicas y
transculturales) que circularon durante
el decadente periodo alejandrino.
(En las culturas aryas no son
héroes precisamente aquellos que se sustraen o se apartan de la comunidad en
busca de una recompensa individual (en la tierra o en los cielos), sino
aquellos que se entregan en cuerpo y alma a su pueblo.)
Queremos
una nación arya en cuerpo y alma. Espiritualmente nos nutrimos de nuestras
viejas culturas pre-cristianas y de los aspectos de nuestra cultura no
específicamente cristianos –desde nuestra lamentable cristianización hasta
nuestros días (en ciencia, artes, literatura, pensamiento, derecho…). No es
poco. Después de Grecia y Roma comenzamos a despegar y a recuperar nuestra
identidad a partir de los XI y XII, con la aparición de los poetas
trovadorescos (el periodo del amor cortés o gentil), paralelamente se
desarrolló la literatura caballeresca (inspirada en el Mabinogion celta),
también por la misma época comenzaron a escribirse las Eddas germánicas, junto
con las ‘sagas’; a estos siglos medievales le siguieron el Renacimiento, los
siglos ilustrados, el XIX (Darwin, Nietzsche…), el XX… No hay pueblos que
cuenten con tal riqueza de tradiciones culturales o espirituales; con tal
herencia.
Nos
queda también la confección de un calendario específicamente arya. Con nuestras
fiestas y nuestros héroes. Debe abarcar desde el pasado pre-cristiano (griego,
romano, germano, celta…), hasta nuestros días (el periodo nazi y posterior),
pasando por el Medievo, el Renacimiento... Entresacar las fechas, los
sucesos, y las figuras más
significativas de este pasado (tanto en sentido positivo como negativo).
Se guarda memoria tanto de los buenos, como de los malos sucesos (la
cristianización, el Edicto de cristianización del Imperio por Teodosio, por
ejemplo).
*Esto
que digo (que escribo) no tiene nada que ver con lo pagano o con el paganismo
(términos que en su origen hacían referencia exclusivamente a los cultos
campesinos romanos). Nosotros no somos paganos, somos aryas. El término
‘pagano’ es demasiado vago, no especifica nada; no dice nada. Los cristianos lo
usaron para designar a los no cristianos, simplemente. Eran términos
despectivos, además.
La
intención que, en último término, tenían
estos términos vagos y despectivos era la de eliminar, la de negar las diferencias
étnicas y culturales; la extinción, conceptual al menos, de los diversos
pueblos y tradiciones. Es un mundo en el que sólo encontramos cristianos o
paganos (recuerda de pasada el mundo musulmán, donde no encontrarás otra cosa
que musulmanes e infieles).
Aquel
fue el tiempo de la desaparición de los pueblos. Los pueblos desaparecían ya
como cristianos, ya como no-cristianos (devenidos ‘paganos’). En aquella ‘globalización’, la
judeo-mesiánica, todos deveníamos iguales ante el nuevo ‘señor’; esto es, ante
el nuevo poder, el nuevo ‘amo’. Los nuevos ‘señores’: el dios extranjero y sus
sacerdotes. Diseñaron y dirigieron el devenir de la gente europea durante
siglos. Aún dura su influencia y su poder.
Aquella
globalización, tan semejante a la actual, con su destrucción de mundos, de
tradiciones; la dispersión y el desarraigo de los pueblos, las poblaciones
errantes; la mezcla indeseable de razas y culturas…
Así
como con las globalizaciones cristianas o musulmanas era lícito cristianizar o
islamizar (entiéndase: conquistar) a los pueblos ‘paganos’, así, en la
globalización actual, los pueblos o Estados que no siguen los requerimientos político-económicos
de la oligarquía internacional (‘democracia’, ‘apertura’…) son boicoteados de
mil maneras, o incluso pueden ser, impunemente, destruidos (los recientes Estados ‘fallidos’).
Hoy
como ayer. La prohibición de las culturas autóctonas de los pueblos europeos
por los cristianos, así como la quema y destrucción de sus documentos y
monumentos. Se deshonró la memoria de nuestros venerables ancestros y se
produjo el falseamiento y la vilificación de nuestro pasado. Es semejante a la
situación en la que se encuentra el nazismo en la actualidad. Padecemos la
prohibición y la persecución, se difama a los caídos, a los Padres fundadores de
la primera nación arya, y se falsea y criminaliza toda nuestra historia.
Los
sacerdotes judeo-mesiánicos, los ideólogos políticos judeo-marxistas, los
fiscales y jueces de Núremberg, los ‘chantres’ de la ‘shoa’, los principales
teóricos de la sociedad multiétnica y multicultural (anti-nacionalista), los
poderosos sionistas que dominan y gobiernan nuestro mundo Occidental blanco…
Son los mismos. Es la hidra judía de siempre. El enemigo milenario nuestro,
justamente.
*Los europeos
padecemos un falseamiento de nuestra historia reciente absolutamente intolerable. Episodios como la
IGM, la Revolución judeo-bolchevique, el nazismo y el periodo nazi, la IIGM y
la postguerra nos están siendo manifiestamente escamoteados o manipulados.
*Una
prensa y una editorial digitales, de esto se trata. Lo importante es la
difusión a gran escala del nacionalismo arya europeo de una manera limpia,
decente, culta, seria; estéticamente aceptable y moralmente irreprochable. Sin
extravagancias, sin ‘esoterismos’ que extravíen; ciñéndonos a la historia, a la
erudición, al conocimiento verdadero (tanto del pasado arya o indoeuropeo
pre-cristiano, como al presente histórico –primera mitad del siglo pasado,
revisionistas, etc.). Una ‘web’ arya ejemplar, en definitiva.
Si
contáramos, además, con un grupo de personas expertas en historia, filología,
economía, derecho, ciencias naturales (biología, genética)… que guiaran a los
lectores hacia la información pertinente, nuestra ‘web’ arya sería insuperable.
Se convertiría en el faro de las comunidades aryas; en el guía
indispensable. Hay demasiada basura,
demasiados callejones sin salida, demasiadas trampas por la red que circulan
bajo el paraguas ‘nazi’ o nacionalista.
Estas
personas informadas que digo son las únicas que podrían en algún momento crear
o formar un ‘partido’ identitario europeo capaz de callarles la boca a todos
los manipuladores, a todos los mistificadores, a todos los sinvergüenzas que, o bien atacan el nacionalismo étnico
arya (desde la mentira histórica o científica), o bien se escudan en el mismo
nacionalismo (nazismo) para desviar o confundir a nuestra gente con
extravagancias y estupideces de todo tipo haciéndoles perder el tiempo y el
camino.
*Jewish
solicitude for Blacks in America today is as much a fraud as was the claim of
Jewish sympathy for the oppressed proletariat of Russia on the eve of the
Bolshevik Revolution. (La
solicitud judía por los negros en Estados Unidos hoy es tan fraudulenta como lo
fue la pretensión de simpatía judía por el proletariado oprimido de Rusia en
vísperas de la Revolución Bolchevique.)
Esta
inteligente observación la extraigo de un artículo de William Pierce de 1992
que lleva por título “By way of deception
thou shalt do war (Mediante engaños tú harás la guerra)”, que César Tort publicó
hace algunas semanas en su blog (The West´s Darkest Hour).
La ‘intelligentsia’ judía usó
al oprimido proletariado ruso como instrumento, arma, fuerza de choque, carne
de cañón…. para la toma de poder y la destrucción de la vieja Rusia. La
revolución no tenía otra finalidad que la conquista del poder. Entiéndase esto,
no se tomó el poder para hacer la revolución, sino a la inversa, como advirtió
Orwell en su ‘1984’. En el apoyo que las minorías en USA (negros, emigrantes…)
reciben de los judíos desde hace algunos decenios debemos ver el mismo fenómeno, la misma estrategia. A
buen seguro las usarán de la misma manera, como fuerza, como instrumento para
acabar con el predominio étnico y cultural blanco. Se está fraguando la
revolución anti-blanca en USA, y la están dirigiendo los judíos. Y otro tanto
sucede en nuestra Europa.
*Cientos de años
después de nuestra cristianización (nuestra judaización), que tan desastrosas
consecuencias y repercusiones espirituales tuvo, la destrucción étnica y
cultural de los pueblos blancos se renueva con la Revolución francesa y sus ideales
universales (transétnicos, transnacionales, transculturales) impregnados de
judeo-mesianismo. Prosigue con el judeo-comunismo de Marx, la Revolución
judeo-bolchevique (erróneamente denominada ‘Revolución rusa’), y la derrota del
nacionalismo étnico arya (la derrota de la Alemania nazi) en la IIGM.
La segunda mitad
del siglo pasado ha sido trágica, fatal para nuestros pueblos. La estrategia
económica, política, jurídica, filosófica, cultural, espiritual… que se está
siguiendo. La guerra total que la ‘intelligentsia’ judía mantiene contra la
nación arya. Contra los pueblos eslavos, contra los pueblos germanos, contra
los baltos, los celtas, los neolatinos… Contra todos; contra los fundamentos,
contra las raíces étnicas y culturales de nuestro ser.
Ante
el panorama, el peligro, y las circunstancias actuales (la masiva inmigración,
el control del pensamiento, la represión, las leyes contra el nazismo o contra
el revisionismo, la propaganda constante en prensa, libros, televisión, cine…
ideológicamente multiculturalista y multiétnica, y descaradamente anti-nazi),
los pequeños nacionalismos son el más severo obstáculo. Ahora la ‘contraseña’
debería ser no “Deutschland (o la patria que quieras) über alles”, sino “Europe
über alles”. En toda Europa está sucediendo lo mismo, tenemos nacionalismos de
todos los colores, no sólo el de las grandes naciones (ruso, francés,
italiano…), sino también los regionales. Trascender patrias y regiones es lo
primero. El objetivo es la “nación arya”.
(Dicho
sea de paso, los problemas que tenemos afectan no sólo a Europa, sino a todas
las naciones blancas, a todo el Occidente blanco –incluyendo a EEUU, Canadá,
Australia, Nueva Zelanda… y países sudamericanos con mayoría de población
blanca como Argentina, Chile, Paraguay…)
No
es un tópico eso de que los judíos están organizando esta debacle, esta ruina
de los pueblos blancos. Si todo sigue como hasta ahora, en uno o dos siglos
desaparecemos, dejaremos de ser naciones étnicas (es el caso europeo). Milenios
echados por la borda. No comprendo cómo no nos revolvemos ante un panorama que
dejará a nuestros descendientes la más ruinosa herencia. Por esto insisto que
hay que reivindicar el nacionalismo étnico hitleriano, aunque proyectado a
escala, en principio, europea. Los judíos saben que la criminalización del
nazismo es la única manera que tienen de reprimir nuestro etnicismo y nuestro
patriotismo. Núremberg es nuestro Versalles. Núremberg (los juicios y sus
consecuencias políticas, jurídicas, ideológicas, culturales…) es el arma que actualmente
usan los judíos (su vanguardia intelectual) para reprimirnos y sofocarnos; para
acabar de una vez por todas con los pueblos blancos.
Núremberg
supone la conceptualización del nacionalismo étnico y la imagen que del nazismo
se nos ofrece desde entonces en nuestras escuelas, en nuestras universidades,
en nuestros medios de comunicación, en nuestra cultura de masas toda. El poder
cultural y económico que tenían los judíos en la Alemania que se encontró
Hitler, es el que ahora tienen en Francia, Inglaterra, y EEUU principalmente
–en los focos o centros de la cultura Occidental. Desde ahí difunden sus letales
‘ensalmos’ (económicos, jurídicos, políticos, culturales…), rigen nuestro
destino, y dominan nuestras vidas.
Esta
situación no es algo que afecte solamente a los trabajadores, o a la economía,
o a la política social… No es sólo la vieja discusión con el capitalismo
sionista y el marxismo o judeo-comunismo (que también). Hoy por hoy es un
problema primordialmente étnico, cultural, espiritual…, e incluso de
supervivencia. Se trata del futuro étnico y cultural de los pueblos blancos.
Sí, ¿qué va a ser de nosotros; de nuestros descendientes?
*La conducta de
nuestros intelectuales y de nuestros ‘formadores de opinión’ en Europa (y la
Magna Europa). Los necios que difunden las consignas ideológicas
judeo-demócratas-liberales, o la judeo-comunista (tan internacionalista, tan
universalista, tan judeo-mesiánica como el cristianismo). Conducta auto-destructiva,
anti-nacionalista, anti-patriótica… La cantinela que no cesa es la destrucción de lo propio, y el elogio de
lo ajeno. Son la vanguardia de lo ‘políticamente correcto’. Son fuerzas
indispensables del ‘sistema’ –junto a los violentos anti-fascistas y otros.
Fíjate
como nos venden ahora el cielo en la tierra con estas sociedades abiertas, plurales, multiétnicas y
multiculturales. La nueva Sion, nos dicen. Pero el resultado final será una
masa salarial anónima, desarraigada, mezclada… Una nueva raza de esclavos. Matrix,
de nuevo. Es la oligarquía financiera internacional (principalmente judía,
sionista) la que diseña ahora estas sociedades infernales.
La sociedad
futura. La sociedad mezclada, desarraigada, atomizada, apátrida del futuro. La
masa salarial universal manejable, disponible… menesterosa, esclava.
“Dark City”. Los
sombríos ingenieros sociales. El futuro que ya viene, que ya es.
Frenar esta
marea destructiva. Despertar de esta
pesadilla. Recobrar el sentido, la conciencia, la memoria… la salud. Generaciones
identitarias necesitamos.
*“Dark City” (la
película) es una obra antisemita y nietzscheana. Es una esplendida alegoría de
nuestra situación –la de los pueblos blancos.
La vetusta y
moribunda raza extranjera (ajena, alienígena) de los ingenieros sociales que
modelan nuestras vidas son los judíos –el papel que como tal cumplen en
nuestras sociedades blancas; el poder de conformación social que logran en
virtud de sus medios de comunicación y de sus industrias de ocio (cine, series
de televisión, prensa, literatura…). La ‘mitología’ (el conjunto de opiniones,
creencias…) de nuestra época es, en gran medida, obra de la ‘intelligentsia’
judía. El ‘mundo’ nuestro de cada día, podríamos decir, es obra suya.
Difunden modas y
corrientes de opinión que les favorecen (que son ‘buenas’ para ellos, que les
vienen bien). Alteran nuestra atmósfera política, social, cultural… en su
beneficio. Introducen consignas ideológicas que les permiten prosperar en
nuestras tierras: el altruismo suicida (la hospitalidad incondicional), las
sociedades abiertas, el multiculturalismo, la democracia universal… Van en pos
de un mundo globalizado, sin fronteras, donde ellos puedan operar (económica,
política, culturalmente,..) con entera libertad y proseguir su labor
explotadora y destructora de pueblos. Al mismo tiempo, combaten con todas sus
armas todo nacionalismo, todo etnicismo. El nacionalismo étnico está prohibido,
perseguido, criminalizado.
El nacionalismo
étnico, tal como lo encarna el hitleriano, es su enemigo mortal. Acaba con sus
poderes y privilegios. Los excluye, como extranjeros, de la vida (cultural,
política, económica…) de la nación. Destruye su ‘negocio’ –su modo parasitario
de vida. Por ello nos combaten con tanta saña y obstinación. No hay descanso.
Apenas si hay día en el que no aparezca alguna noticia, alguna anécdota, alguna
novedad (literaria, cinematográfica, ‘histórica’…) contra el nazismo en
nuestros medios de comunicación. En realidad son ‘sus’ medios de comunicación;
sus ‘aparatos’, sus dispositivos de alienación, de manipulación y de dominio. Estamos
en sus manos, no le quepa duda de esto a mis cándidos connacionales.
La vetusta raza
extranjera y el ‘volksgeist’ que busca en nosotros. Pretenden adueñarse de
nuestro espíritu, hacerse con el genio nuestro, con nuestro ser; con aquello
que nos hace ser lo que somos. Tal esencia les daría vida. La envidian, la
codician, la pretenden. Medítese este aspecto de la película. Sus maquinaciones
para obtener la citada esencia.
El relato es
afirmativo en el sentido nietzscheano. Una vez destruido el mundo y el dispositivo
de modelación social de los sombríos, el protagonista desenladrilla muros y
recupera la imagen de aquel mundo de antes de la llegada de estos. No se limita
a destruir aquel mundo nocturno e infernal, también recupera el mundo soleado y
luminoso, aunque escondido y casi
olvidado, que los sombríos ocultaron. No sólo niega, también afirma. Como la
transformación en ‘niño’ en el Zarathushtra de Nietzsche, dice sí; prosigue el
juego.
*Las
culturas aryas son nuestro referente espiritual. Sean las pre-cristianas
(tradiciones culturales griegas, romanas, germanas, celtas…), sean las tradiciones no específicamente
cristianas surgidas desde los siglos XI y XII hasta nuestros días –desde la
literatura ‘profana’ trovadoresca y caballeresca…, hasta Darwin, Nietzsche,
Heidegger… Hitler... Éstas son nuestras tradiciones sagradas. Ahí están
nuestros Padres, nuestros ancestros verdaderos. Lo pre-cristiano, y lo
posterior no específicamente cristiano, forman nuestro viejo, y nuestro nuevo testamento.
La
religión de los nacidos aryas consiste en el vínculo sagrado y solemne que con su
propia etnia y con sus propias tradiciones establecen todos y cada uno de los
miembros de la comunidad (de estas familias étnicas emparentadas que somos).
Este vínculo ‘religioso’ supone la asimilación del legado, de la herencia más nuestra. Es una identificación. Son
nuestras señas de identidad –en lo étnico y en lo cultural. Se trata del ser
biosimbólico arya. (Se ‘comulga’ con lo propio, podríamos decir. La ‘comunión’
arya –un rito de iniciación por venir.)
“Mens
arya in corpore arya”. De esto se trata.
Nosotros
somos el legado; nosotros somos la herencia. Es preciso llegar a esta asunción,
a esta revelación, a esta ‘conversión’ (transformación, vuelco…).
La
vía espiritual arya consiste únicamente en “llegar a ser lo que somos”. Esta
vía espiritual conlleva una catarsis o purgación (de lo ajeno), y una
iluminación (una epifanía de lo propio). Cuanto más ‘limpio’ (de lo ajeno), más
iluminado, más regenerado –más recuperado.
La Reconquista y la expulsión de
elementos extraños. La recuperación del ‘ser’. Y la alegría, la dicha que
sobreviene al triunfo, a la victoria, a la regeneración. Esto les deseo a mis iguales.
*
Hasta
la próxima,
Manu
Muy buen blog, espero tu próxima entrada
ResponderEliminarEstimado Rybensax gracias por tu apoyo. No he podido hasta hoy responder a tus comentarios (unos días de vacaciones). Ya seguiremos en contacto.
EliminarSi te interesa puedes enviarme un correo electrónico y te enviaré lo que tengo publicado.
Hasta la próxima,
Manu
quizas te interese leer el último post de www.bergman3000.blogspot.com
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