Identit@ryas VII.
Manu Rodríguez. Desde Europa
(26/08/14).
*
*“Hoy se habla mucho de
‘revolución permanente’. De 1937 a 1945 existió en Alemania una traición permanente y el pueblo
alemán necesitó una fuerza casi sobrenatural para resistir a tantas naciones
coligadas, servidas en el interior por una domesticidad tan variada.
La derrota militar alemana,
es decir, la capitulación sin condiciones, sólo pudo obtenerse nueve meses
después del atentado del 20 de julio, punto culminante de una traición que
duraba desde hacía siete años. Pero esta capitulación sin condiciones fue
también la de Europa: esto es lo que no quieren admitir, y que aparece con
mayor evidencia cada día.” Skorzeny (La guerra desconocida, p. 126 –edición
española Acervo 1976)
“Cuando Beck escribió al
mariscal von Manstein al final de 1942 para explicarle que ‘la guerra estaba
perdida’, el mariscal respondió: ‘Una guerra no está nunca perdida en tanto que
uno mismo no la considere como perdida.’” Skorzeny (idem, p. 127)
*Fundamento, causa, origen,
inicio, ‘arkhe’… ser. Verdad. Arraigo, morada, lugar, hogar… Camino
*La desnacionalización de los
pueblos blancos
*Mística étnica. Mística
arya. Espiritualidad arya
*Cultivo del ser. Cuidado
(sorge) del ser
*El combate por el ser. La
Reconquista del ser
*Amor a lo propio. Amor a los
ancestros, a los Padres. Amor a la raza. Amor a las palabras de tu pueblo. Amor
a la patria fundada por los antepasados. Amor, amor, amor…
*Esto de W. Darré: “Como arya
(como germano, dijo Darré), actúa de manera que tus compañeros de raza
(‘volksgenossen’) puedan verte como un modelo”.
*Ser dueños de nuestro
futuro. Hoy por hoy nuestro futuro está en manos de otros (no está en nuestras manos,
no depende de nosotros).
*Podrás dejar de ser
cristiano, musulmán, demócrata o comunista. Pero nunca dejaras de ser un arya;
nunca dejaras de ser lo que eres. El ser arya, el arya eterno.
*Integrar la historia de tu
pueblo, que es tu propia historia. Lo acontecido a tu pueblo forma parte de tu
experiencia, de tu vida, de tu ser. Las marcas, los hitos, los hechos… Seres
milenarios.
*El espacio, el reino de lo
alto; el espacio sagrado.
*Asumo y comparto el nazismo
de Heidegger. Su nacionalismo étnico; su aryanismo. Prevalece Europa,
Occidente, la aryanidad.
*El ser, la verdad; la
autenticidad, lo propio.
*Enseres –las propiedades: lo
propio.
*El ser nace, podríamos
decir: surge, brota. Se revela. Se da.
El ser transforma a los entes
en donde tiene lugar. Otorga sentido y destino. El ser no es, en ningún caso,
ni singular, ni universal. Hablo de comunidades humanas; de comunidades
étnicas, más específicamente. Cada pueblo tiene su propio ser; su identidad propia.
El ser es histórico, pues. Es
una marca, un hito, una señal en el devenir de los pueblos. Su verdadero
inicio. Su revelación. Su nacimiento. Su venir a la luz.
Divinos son los momentos en
los que un pueblo cobra conciencia de su ser, de su identidad, de su
singularidad; los momentos de su inicio. Tal revelación.
Son quizás los poetas, los
cantores de las glorias comunes, los principales artífices de esta toma de
conciencia, de esta epifanía –tanto más sublime cuanto más colectiva.
Las señas de identidad. Todos
y cada uno de los miembros de la comunidad se reconocen en tales gestas, en
tales historias. Se comparten los ancestros, los paradigmas, los modelos. He
aquí el origen del orgullo patrio (de los Padres). He aquí también el origen
del culto debido a los antepasados. Lo imperecedero mismo, de un pueblo, su
cielo, vale decir, tiene aquí su lugar natal.
La conciencia colectiva; la
memoria de los pueblos. La acrópolis; la ciudadela, el espacio de lo alto. Lo
que no se debe rendir jamás. So pena de perder algo más que la propia vida; so
pena de perder el propio ser. La muerte del ser es lo peor que le puede suceder
a un pueblo, pues esto significa a la postre su desaparición, su completa
extinción. Su ser arrojado a la muerte y
al olvido.
Pueblos olvidados, sin
memoria. Pueblos que han sido pero que ya no son, y de los cuales no quedan más
que vagos, fantasmales residuos. Nadie los cuida, nadie los cultiva, apenas
nadie los rememora a no ser como objetos del pasado –como objetos muertos, sin
actualidad, sin vida.
*¿Qué sucede con los pueblos
aryas? Nuestros ser se esfuma, se extingue, se difumina, pierde contorno y
realidad. Se desdibuja cada día.
Pobre ser nuestro. Semi
abandonado. Descuidado, inculto, seco.
Algunos, los enemigos de
nuestro ser, lo degradan y censuran en cada oportunidad. Aprovechándose de su
debilidad, de su lamentable estado, lo critican, lo difaman, lo mancillan; lo
injurian, lo maltratan. Y desde nuestras filas se les deja hacer. Apenas nadie
sale en su defensa. Estos pueblos míos carentes de dignidad, de orgullo, de
honra… de coraje.
Nuestros Padres pasan hambre
y sed. Allá se encuentran indefensos, desprotegidos, solos. Ningún fuego,
ninguna palabra los invoca y convoca. Es, sin duda, nuestra hora más oscura.
La soledad de los Padres es
también nuestra propia soledad. El descuido del ser es también nuestro propio
descuido.
Esta incuria, esta
negligencia, este olvido. Perderemos el ser si todo continúa como hasta ahora.
Nos perderemos a nosotros mismos. Desapareceremos.
*A veces siento la alegría de
ser, la alegría, tal vez, del mismo ser. Es una experiencia misteriosa.
Desbordante. Sublime. Inefable.
Como me gustaría que mis
connacionales pasaran por esta experiencia. Un fervor, un clamor, un entusiasmo
colectivo. Un reconocimiento; una anagnórisis colectiva.
Hoy por hoy, al espejo
nuestro se le fue el azogue. No nos reconocemos, no nos identificamos, no nos
vemos, no nos encontramos. Perdidos, sin norte, errantes. El lugar nuestro,
vacío. Nadie concurre. El lugar de los Padres. El lugar del inicio. Nuestro
espacio reservado.
*Poetas y videntes, sí,
maestros de la verdad (Homero, Hesíodo… Virgilio). Pero antes fue la acción;
las gestas, las epopeyas. El período épico, heroico. Los tiempos de fundación. El
establecimiento de la morada, del hogar. Las luchas insólitas; los monstruos
derrotados, vencidos, aniquilados. Las pruebas.
Los verdaderos hacedores,
creadores, constructores, instauradores de un pueblo son sus hombres y mujeres
de acción; sus héroes y heroínas. Seres de leyenda. Poetas y filósofos vendrán
después. Lo primero es la acción.
Los diversos pueblos aryas
(védicos, griegos, romanos, germanos, celtas, eslavos, baltos…). Sus diversos
inicios. Sus videntes, sus poetas.
Dyaus/Zeus. El dios que
acompaña a los aryas desde el principio, desde sus comienzos. Nuestro cielo protector.
*Las historias de los pueblos
no son comparables entre sí. Las culturas de los pueblos no son comparables
entre sí. Las lenguas, el genio… el ser de los pueblos. Únicos, singulares,
incomparables. Irrepetibles.
Cuidado con las intromisiones
de un pueblo sobre otro. Con las falsificaciones, con las mixtificaciones. Con
las comparaciones indeseables. Con los juicios que un pueblo realiza sobre
otro.
Los pueblos no son
comparables entre sí.
*Volver a su ser. Recuperar
el ser. Reconquistar el ser.
Los pueblos, a veces,
pierden, extravían, descuidan, olvidan su propio ser. Los pueblos pueden
también ser privados de su ser –por imposición de un ser ajeno, por ejemplo;
del ser de otro pueblo.
Anamnesis. Recuperar la
memoria. Cobrar conciencia. Volver en sí. Despertar.
Deshacerse, desprenderse de
todo lo extraño, de todo lo ajeno. Un proceso de purificación.
La vía mística, misteriosa.
La revelación del propio ser. Del ser al que se pertenece. Del ser que nos
pertenece. Del ser singular y propio.
*
Saludos,
y hasta la próxima
Manu
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