Genocentrismo XVIII.
Manu Rodríguez. Desde Gaiia (26/10/17).
*
*Lo insólito es el discurso de Zarathushtra hace unos
cuatro mil años (según el cómputo de Talageri). Los dos espíritus (ánimos,
talantes…). La doble elección, el doble camino…
La respuesta de Zarathushtra al caos, al desorden, a la mentira, a la
injusticia, a la violencia, al abuso, a la impiedad…
Hay un camino (una manera de proceder, de estar, de ser…
de vivir) que hace prosperar la vida (la tierra, los hombres, el ganado…), y hay
un camino que la destruye, la agosta, la aniquila.
Podemos elegir entre un camino u otro. Un camino
fortalece, otro debilita; uno beneficia, otro perjudica.
El buen camino afectaría a todos los grupos implicados en
la querella. A los seguidores de los ‘asuras’, y a los seguidores de los
‘devas’. Los seguidores de los ‘asuras’ escogieron el camino que hace
prosperar. Los seguidores de los ‘devas’ escogieron el camino que daña, que
destruye, que perjudica… (el robo, la violencia, la crueldad…).
Zarathushtra usa conceptos. Estamos ante conceptos, no
ante dioses. Se invoca la justicia, la verdad, la piedad, el buen dominio…
No es una simple reforma ‘religiosa’, la de Zarathushtra,
es una revolución espiritual, moral, filosófica, social, ecológica incluso… Se
pretende cambiar el ‘éthos’, la conducta, las costumbres (la moral)… Hacerla
cuidadosa, pacífica, constructiva con el entorno (humano y no humano).
Se combate con los ‘ideólogos’ de los ‘devas’
(poetas-sacerdotes). Con la palabra (el discurso) que legitima el abuso, la
violencia, el engaño… Contra los dioses (principios) violentos y
mixtificadores. Contra la insaciable ambición de dominio que destruye lo
logrado.
Se postula una manera de vivir (de estar, de habitar, de
morar… de convivir) positiva, constructiva, creativa… No violenta, no
mixtificadora. Basada en el trabajo, en el cuidado de la hacienda (de la
tierra, del suelo productivo, del ganado…), en el amor…
El ‘alma de la vaca’ (del mundo viviente, de la vida) se
lamenta… Así dice: “…La
violencia (aêshemo), y la opresión (hazas), / la sed de sangre me han
encadenado, y la rabia (deresh) y la fuerza (tevish)…” (Yasna 29,1).
Zarathushtra tiene oídos para el lamento
del ‘alma de la vaca’ (del mundo viviente). Como muchos hoy.
“Que
podamos ser nosotros (los seguidores de Asha (orden, verdad, justicia…)) aquellos
que hacen progresar (regenerar, renovar) este mundo (‘ahu’, existencia, vida)…”
(Yasna 30,9).
“Hablaré
de lo que es mejor para la vida
(‘ahu’).” (Yasna 45,4).
La
lectura de los cantos (gâthâs) de Zarathushtra es altamente recomendable. No
tienen nada que ver con las religiones de salvación personal (cristianismo,
budismo…), con los puntos de fuga individuales al lamentable estado de cosas
(la guerra interminable, la violencia gratuita, la destrucción, la hambruna, la
miseria, el engaño, la mixtificación...). Es una respuesta radical y colectiva.
Es una fuente de inspiración; un viento que inspira, que orienta, que encamina…
La conducta descuidada, negligente, torpe,
ciega… nos está conduciendo al borde de la extinción. Todo el planeta muge,
brama… Contaminado, mancillado, envenenado… con la soga al cuello. Nunca como
ahora. ¿Qué haremos; continuaremos por el mismo camino de destrucción y muerte?
El camino que llevamos no es bueno para la vida –la daña, la impide, la
obstaculiza... la malogra, la aniquila.
Actualizar, poner al día el dualismo
zarathushtriano. Ahora es un discurso para la vida, no para tal o cual tribu, pueblo
o nación, ni siquiera para el hombre. Ahora es la vida en el cariotipo humano
la que tiene que reflexionar y elegir. Es una decisión que compete a la vida, a
la sustancia viviente única –al genoma, no al soma.
Los tiempos de Zarathushtra –rodeado de hostilidad, de
ambición de dominio… El entorno
agresivo, violento, cruel… del neolítico histórico temprano, los primeros
imperios bélicos… acadios, asirios, los ‘bharatas’, los ‘turanios’… Las nuevas
armas. El bronce. El carro de combate. El imperio del terror.
Dudo que se haya escuchado alguna vez una voz más inteligente,
más cuerda. En un entorno tan tosco, tan
primitivo.
El movimiento que inicia Zarathushtra, en tiempos tan
tempranos. La comunidad de los ‘pobres’. Aquellos que eligieron el camino de la
vida, de la verdad, de la justicia, del bien…
No hay dioses, sino conceptos, principios. Es un nuevo ‘éthos’,
una nueva manera de vivir, de estar, de morar, de habitar… Lejos de la
violencia gratuita, de la codicia, de la mentira, del engaño…
El uso de conceptos en Zarathushtra. El primer filósofo,
tal vez. No dioses, sino conceptos: la sabiduría, la verdad, la justicia, el
buen gobierno, las buenas intenciones, la piedad (la empatía), el buen hacer,
la libertad (de elección)… la plenitud, la indestructibilidad… La recompensa.
Son palabras.
Los dotados (magauuan), los veraces (ashauuan), los
rectos (erezuuan)…
*Caminos divergentes. El hinduismo (y el posterior
budismo) nihilista y el zoroastrismo. Un
proceso que se inicia, según el cómputo de Talageri, hace unos cuatro mil
quinientos años. En el periodo medio védico.
Hay un año cero, hace seis mil años (la escritura
sumeria). El movimiento hacia el oeste de los Bharata (Purus) desde Uttar
Pradesh, hacia las actuales Punjab, Cachemira y Afganistán, se inicia tal vez a
mediados del primer milenio (hace unos cinco mil quinientos años). La Batalla
de los Diez Reyes (en tierras del Punjab) se fecha (según datos astronómicos en
el Mahabharata) a finales del sexto siglo del primer milenio (véase Achar,
Astronomía védica, 2000). Ulteriormente hubo otra batalla significativa en la
que parece estar implicado Zarathushtra y Vishtaspa (‘kavi’, jefe, rey…) contra
un intento de proseguir el avance por tierras iranias de los Bharata (Purus, arios).
A juzgar por los textos avésticos la batalla la perdieron los Bharata y freno
su avance hacia el oeste, ocupado ya plenamente por los iranios. Esto se
produce a mediados del segundo milenio (hace cuatro mil quinientos años). Las
dos ramas (arios e iranios) toman caminos divergentes. La rama aria culmina en
el nihilismo hinduista, la rama irania persiste en el ‘activismo’ zoroastriano.
Las dos ramas desarrollaron sus culturas/religiones de manera independiente y
en paz.
Es muy posible que Zarathushtra no hubiera tenido
problemas con el hinduismo. Es incluso posible que el hinduismo fuera una
respuesta al discurso ‘ético’ de Zarathushtra. El ‘éthos’ bélico, imperialista,
guerrero (kshatria) de los Bharata desapareció tanto en un lado como en otro. Tal
vez los restos de aquel espíritu belicoso se encuentra entre los arios de
Mittani (en el reino hurrita situado al sureste de los hititas), los
posiblemente arios casitas en Babilonia, e incluso entre los filisteos o los
‘pueblos del mar’, que se expandieron por Oriente próximo y llegaron hasta
Egipto. Estos ya portarían los carros de combate (finales del
segundo/principios del tercer milenio). Los escasos registros lingüísticos de
estos pueblos lo correlacionan con el védico en un determinado estadio de su
evolución que se corresponde con los tardíos mandalas (5, 8, 1, 9, 10). Los
textos gáticos (el viejo avéstico) se corresponde con los mandalas del período
medio (4, 2). El periodo tardío supuso una gran interacción
lingüístico-cultural entre arios e iranios. Los mandalas del primer período (6,
3, 7) relatan el avance hacia el oeste (las tierras ocupadas por los iranios)
de las ‘tropas’ arias comandadas por los Bharata. En este período apenas si hay
contacto entre iranios y arios. Esto se puede estudiar en los textos de
Talageri (véase en la wiki).
Es justamente a finales del segundo milenio, y a lo largo
del tercero, que se desarrollan las tradiciones espirituales post-védicas
(Brahmanas, Aranyakas, Upanishades… Sutras…), el hinduismo propiamente dicho, y
el conjunto de los textos del Avesta (en viejo y joven avéstico).
Los más viejos textos del Avesta (las gâthâs del propio
Zarathushtra y la propia existencia de éste) se remontan pues a mediados del
segundo milenio (hace cuatro mil quinientos años).
Puedo imaginar que entre los iranios y los arios (al
oeste y al este del Indo) hubo un período de paz prolongado desde la última
batalla mencionada (a mediados del segundo milenio) hasta bien entrado el
cuarto milenio. (El imperio persa (los aqueménidas), Asoka desde la India, y el
posterior imperio de Alejandro fueron,
ya en el cuarto milenio, los grandes perturbadores de la zona.) El Avesta,
durante todo ese prolongado periodo no registra batallas entre arios e iranios.
Los iranios se concentran y expanden hacia el norte, sur y oeste. Los arios se
expanden en el subcontinente indio. Fue un periodo fecundo para ambas ramas. En
la India desde el Atharva Veda, las Brahmanas y demás, hasta la redacción del
Mahabharata, el Ramayana, las Puranas, las escuelas filosóficas, los
gramáticos, los compiladores, los estudiosos, los matemáticos… Entre los
iranios todo el cuerpo del Avesta. Los iranios no tuvieron tanta suerte,
perdieron sus libros santos (el Avesta) cuando Alejandro Magno ordenó incendiar
Persépolis. Fue con los arsácidas y los posteriores sasánidas que lograron
recomponerse parcialmente aquellos tesoros.
La cultura védica sería la primera gran cultura llevada a
cabo por pueblos indoeuropeos. Le seguiría la avéstica. Y mil años después (ya en
el tercer milenio) vendrían la hitita y la griega micénica.
Los tiempos inmediatamente post-zarathushtrianos viven la
victoria sobre los belicosos, el freno puesto a los avances de los
belicosos. Es una paz lograda,
conseguida. Se vive una victoria. Puedo imaginar aquellas exultantes primeras
comunidades regidas por Vishtaspa y sus herederos en las tierras al noroeste
del Indo (actual Afganistán, a las faldas del Hindukush, y quizás más al norte
en Bactria).
Todo esto que relato viene al caso para contextualizar el
estado de cosas contra el que reacciona Zarathushtra. La invasión, la venida y
el triunfo (el imperio) de los violentos y los astutos (mentirosos), de los
‘kakós’; la violencia desatada, la crueldad, el desorden, la hambruna, la
miseria….
Los colectivos humanos vivimos en un medio enloquecido
desde hace miles de años –al menos desde los inicios del neolítico histórico y
los primeros imperios, hace seis mil años.
Los males que aquejaban a la sociedad del tiempo de
Zarathushtra son los males que nos aquejan hoy… agravados.
Un proceso destructivo imparable desde hace miles de
años. Una deriva absurda, insensata, ‘irreal’… Ningún pueblo se libra, ningún
colectivo.
Cambiar la mirada, el ‘éthos’, la conducta, el hacer… Lo
que propone Zarathushtra. Por el bien de todo y de todos. Podemos elegir entre
un modo y otro, entre un camino y otro. Y hay dos caminos fundamentales, el
camino que contribuye a la vida y el camino que daña o perjudica a la vida –el
que hace bien y el que hace mal; el que fortalece y el que debilita… El que
nada contribuye, el que deja las cosas como están no nos interesa.
*El principio de la libertad de elección se fundamenta en
la primacía del pensamiento y la libre voluntad. Es porque pensamos y
ponderamos que podemos elegir.
Un dualismo ético, o mejor, etológico. Hablar de ecología
humana (el impacto del ‘hombre’ en el medio ambiente) es hablar de etología
humana (de su con-ducta, de su com-portamiento, de su manera de vivir…).
Pudiera parecer que, en último término, es la conducta lo
que cuenta, el proceder, pero todo comienza en el ámbito del pensamiento.
Primero se planea y luego se ejecuta. Así pues, es en el pensamiento donde
comienza todo. La violencia y la astucia son los medios para conseguir lo
proyectado.
Es preciso tomar partido, elegir. Y elegir el buen camino
para la vida, el que conduce a la plenitud y a la prosperidad de todo y de
todos. Cuidar, cuidarnos. No habrá futuro si proseguimos el camino que
llevamos, si no cambiamos, todos, de camino, de proceder.
Lamentablemente el dualismo psicológico, etológico,
conductual… de Zarathushtra fue usado políticamente por los imperialistas
aqueménidas. Se soslayaba el debate sobre el ‘éthos’ (el modo de estar, de
vivir, de morar…). Ahora era: ‘nosotros’, los fieles de Ahura Mazda, somos los
buenos (los justos, los veraces…), y los ‘otros’, cualesquiera estos fuesen,
son los malos (los violentos, los mentirosos). Este dualismo belicoso es el que
se impone y el que recoge y transmite la tradición judía y, por mediación de
ésta, las posteriores cristiana y musulmana (los ‘otros’ para estos son: los
goy, los paganos, los infieles…, estos es, los no judíos, los no cristianos,
los no musulmanes…). Un dualismo ofensivo; un dualismo (étnico, ideológico,
cultural…) que divide y enfrenta. Un arma para la guerra. Un instrumento
ideológico al servicio de los violentos y los astutos. Un instrumento de
alienación y de poder.
La diabolización o satanización del otro, del no-yo,
cualquiera fuese éste y cualquiera que fuese su comportamiento, esto es lo que
vivimos con los judíos, cristianos, musulmanes, demócratas, y comunistas. A ese
‘otro’, una vez satanizado (convertido en lo malo, en el ‘mal), se le puede
mentir, robar, matar… hacerle la guerra…
Queda a salvo el genuino discurso de Zarathushtra. No se
le toca, podríamos decir. La libertad de elección ante los dos caminos. El
camino que hace bien (a todo y a todos), y el camino que hace mal, que daña,
que perjudica. La distinción entre uno y otro, entre las diferentes maneras de
morar y sus consecuencias para el mundo viviente.
Un dualismo psicológico, anímico (psicolingüístico), y un
dualismo etológico (conductual) –que concierne al ‘éthos’. Un dualismo interno
y otro externo. Un dualismo que se manifiesta dentro y fuera.
Se trata de actos conscientes y deliberados, que
previamente han sido pensados. La conducta sigue al pensamiento. Primero
deliberar, reflexionar, distinguir, dirimir, elegir… La conducta es fiel
reflejo del ámbito intelectivo, de lo que se cuece ahí.
El pensar-decir, y el actuar. El pensamiento-palabra, y
la obra. No hay contradicción entre lo que se piensa y lo que se hace. Para lo
bueno o para lo malo, quiero decir, se elija el camino que se elija. El que
obra-mora bien, y el que obra-mora mal, ambos, han elegido el camino en virtud
de su libertad (de elección), y son responsables de sus actos. Cada uno sabe lo
que se hace.
No ya cómo vivir, sino cómo con-vivir. Nosotros no
vivimos sino con-vivimos (con otros miembros de la especie, con otras especies,
con un entorno físico-químico…).
Qué actitud tomar con otros humanos, con otros seres
vivos; con el entorno viviente y el no viviente. Qué camino elegir. El camino
común que a todo y a todos beneficia, o el camino del provecho o beneficio
propio (sin importar las consecuencias).
La conciencia de sí como sustancia viviente única, el
conocimiento que hoy es dable tener acerca de nuestra naturaleza, de nuestra
esencia. Nuestro conocimiento acerca de la vida que somos. La luz de este
conocimiento está tardando en llegar a todos. Estoy convencido que la asunción
de este conocimiento cierto, inclinará la balanza a favor del camino de la
vida.
Donde está el máximo peligro está también lo que salva.
Heidegger.
Un planeta viviente que se duele, que se lamenta… pero
que, al mismo tiempo, tiene la respuesta o la solución a mano. La revelación,
el descubrimiento, el desvelamiento de nuestra naturaleza coincide con los
momentos del máximo peligro para el futuro de la vida en la tierra. En el
momento más oportuno para cambiar de actitud, para cambiar de camino, de
proceder; para transformar por completo nuestro modo de estar en este planeta.
El peso del conocimiento, el peso de la verdad, han de
incidir necesariamente en la deliberación, en la reflexión acerca del qué
hacer, del cómo morar... de cómo proseguir nuestra estancia en este planeta
cuyas condiciones de existencia nosotros mismos (la vida) hemos contribuido a
optimizar. La buena elección viene de suyo. Es lo que se espera, lo razonable,
lo justo.
El futuro será genocéntrico (biocéntrico, ecológico…) o
no será. Un ‘éthos’ nuevo. Un nuevo modo de vivir, de estar, de morar, de
habitar… (de ‘ser’).
Un ser que muta. La sustancia de sí como sustancia
viviente única hace que dejemos de ser humanos. Entiéndase esto. Ahora nos
consideramos como vida. El sujeto del pensar-decir y del hacer es otro. La
perspectiva ha cambiado. El ser simbólico, el ser lingüístico-cultural, cambia su
consideración acerca de sí.
*La libertad de elección. El doble camino. Nada más
sencillo. Ahora toca a la vida (en el cariotipo humano) la elección. Ahora es
la vida la que se encuentra ante el doble camino.
Lo cierto es que no podemos seguir por el camino que
llevamos (los colectivos humanos a escala planetaria). El cómo moramos. Nuestra
conducta, nuestras actividades, nuestro hacer. El ‘éthos’ ha de cambiar de
manera radical y absoluta –la conducta,
el hacer. Nos va en ello el futuro –no el futuro del ‘hombre’, insisto, sino el
futuro de la vida.
Es como vida que debemos vivir; y es como vida que
debemos elegir lo que es bueno para la vida –para Nos.
La vida en el cariotipo humano ha de convertirse en la
cuidadora de la vida –del resto de las formas vivas, del entorno abiótico… de
todo.
La conciencia de sí como vida ha de tener su peso en
nuestras deliberaciones y decisiones –el periodo genocéntrico que se abre tras
el conocimiento de la sustancia genética, de la sustancia viviente única, de
Nos. El antropocentrismo tiene sus días contados –el ‘hombre’, los ‘hombres’,
los ‘humanismos’… El panorama es otro, radicalmente otro. El centro, la
perspectiva es radicalmente otra.
Piénsate como vida. Considérate como vida y no como
‘hombre’, o criatura. Comienza desde este punto. Parte de ahí.
*Se precisa la ‘visión’, el conocimiento, el saber. Se
precisa la conciencia de sí como vida. Y se precisa también el ser conscientes
del doble camino, de la libertad de elección. Es justamente la libertad de
elección la que nos hace responsables de nuestros actos.
Cuanto más conocimientos, más conciencia, y cuanta más
conciencia, más responsabilidad…
El saber y la verdad urgen, apremian… mandan…
*
Hasta la próxima,
Manu
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