Genogramas
XC.
Manu
Rodríguez. Desde Gaiia (26/09/22).
*****
1.
El
nacionalismo es el camino
de
la negación, de la exclusión,
de
la eliminación del otro, de lo otro.
El
nacionalismo divide y enfrenta,
es
el camino de la discordia –interna
y
externa, individual y colectiva.
El
odio, la violencia y el rencor dominan
en
todos los seguidores de credos étnicos,
nacionales,
religiosos, o políticos; rigen
sus
pensamientos, sus palabras, sus actos.
Al
otro, al diferente, al no-yo, “se le quiere
muerto,
lejos, o viviendo su mentira”.
Ficciones
virulentas, nocivas, letales.
Fábrica
de almas escindidas, esquizoides;
fanatizadas,
enloquecidas. Fábrica de ‘yoes’,
de
‘conciencias’, de ‘identidades’ asesinas.
El
otro, o lo otro, es el enemigo, el obstáculo,
el
impedimento, el mal… Se hace necesaria,
pues,
su destrucción, su aniquilación. Es la razón
de
la sinrazón; la lógica de la locura. El horror.
El
final de todo fanatismo nacionalista,
étnico,
religioso, o político, es la muerte.
2.
El
sujeto lógico, consciente, racional.
El
sujeto que aprende, que acumula
datos,
información, recuerdos. El sujeto
educado,
instruido, cultivado. El sujeto
con
memoria –individual y colectiva.
El
sujeto histórico, social, cultural,
político,
jurídico… Los sujetos siempre
relativos
a tiempo y lugar; los sujetos
siempre
efímeros, circunstanciales,
superfluos.
Estos son los sujetos,
las
‘individualidades’, las ‘personas’
que
las viejas religiones quieren
‘rescatar’,
‘salvar’, ‘eternizar’.
No
sólo las religiones de salvación,
también
la reciente informática sueña
con
extraer este ‘software’, esta materia,
estos
sujetos, e insertarlos en ‘hardware’
duraderos,
imperecederos. Pretenden,
de
este modo, ‘salvar’ el ‘espíritu’,
el
‘alma’ de los individuos fugaces.
Aun
cuando lo consigan, no dejarán
de
ser copias inertes. Si, ¿cómo harán
para
que estas copias interactúen
y
prosigan participando en el mundo,
realizando
actividades, creando obras,
evolucionando;
para que sigan ‘vivas’?
Está
claro que ignoran al motor único,
al
sujeto natural proactivo, al genuino
creador;
ignoran la pulsión creativa
de
la misma vida – el dónde reside
la
iniciativa, el dónde comienza
la
acción; el ‘quién’ verdaderamente
mueve,
el ‘quién’ verdaderamente
actúa.
Seguimos prendidos en psicologías
neolíticas,
pre-genocéntricas.
El
‘ánima’, la ‘psykhé’, la sustancia
viviente
única no aparece por ningún
lado.
El sujeto natural yace recubierto
por
capas y capas de ‘información’,
de
noticias, de recuerdos; soterrado,
oculto,
ignorado. Solo. Lo único
viviente;
lo Uno primordial.
3.
No
que en algún momento de tu pasado
estuvieras
en la hierba, en las bacterias,
o
en cualquier clase de vida. Es en este
presente
que tu esencia, la esencia
a
la que perteneces y la esencia que eres,
vive
y anima en toda criatura. Vives
en
la ameba, en las bacterias, en las plantas;
en
aves, peces, reptiles…; en todas y cada una
de
las criaturas que pueblan este planeta.
Ahora
como entonces, y en lo futuro.
Vivo,
viví, y viviré. Vivimos y viviremos.
Aunque
no tengamos conciencia de ello.
Tú,
yo, nosotros… todos. Somos fragmentos,
trozos,
pedazos… de la sustancia viviente
única
–virtualmente imperecedera.
Esencia
intemporal, ubicua, eterna.
El
tiempo no le afecta. Siempre una
y
la misma. La vida, lo viviente;
la
sustancia viviente única; ‘xenus’;
lo
Uno primordial.
4.
Puñados
de materia viviente
heterogénea,
de diferentes orígenes
y
procedencias (víricos, bacterianos),
esto
somos. Nuestros genoumas.
Puzles.
Quimeras.
Todos
lo cariotipos específicos
llevan
la huella de millones
y
millones de años de interacciones,
de
cohabitaciones, de coexistencia…
La
materia viviente circula, fluye…
va
de soma en soma, de especie
en
especie, de nicho ecológico
en
nicho ecológico.
5.
Todos
somos máscaras de lo mismo,
rostros
de la sustancia viviente única.
Máscaras
de un único actor.
Un
único agonista tras las ‘personae’.
Un
único sujeto encarna todos
los
personajes, todos los roles.
Todos
los seres vivos que pueblan
este
planeta están animados por una
única
sustancia. Una y la misma
es
la ‘vida’ (la sustancia vital,
la
‘psykhé) de toda criatura viviente.
En
lo grande como en lo pequeño.
Todo
el murmullo y todo el verdor
de
este planeta lo eleva Xenus, el señor
de
las criaturas, su genuino creador.
El
inmenso cosmos que nos rodea
es
el escenario donde se ‘juega’ su vida.
6.
Los
mutantes, las almas reanudadas,
las
semillas de futuro… Los ‘dionexus’.
La
‘post-humanidad’ por venir.
La
perspectiva genocéntrica –desde
la
sustancia viviente única. La nueva era.
7.
Los
prototipos o ejemplares, los modelos
de
excelencia, de virtud; la ‘humanidad’,
los
‘hombres’ del neolítico en las diversas
culturas
–hasta nuestros días. Ya no nos dicen.
La
perspectiva ‘humana’ ha perdido sentido,
significación;
realidad, verdad, vida.
Cada
vez nos resulta más incomprensible.
Las
ciencias de la vida son ahora el lugar
desde
donde se mira. La mirada que tiene
su
origen en las ciencias de la vida;
la
perspectiva centrada en la vida.
De
la mirada centrada en el ‘hombre’
a
la mirada centrada en la vida.
Éste
es el cambio que vivimos.
8.
Los
‘mundos’ del pasado neolítico
ya
no nos valen. Ideologías, filosofías,
religiones…
culturas enteras han quedado
reducidas
a polvo, a cenizas, a nada.
La
‘humanidad’ que aún habita en estos
mundos
son los últimos ‘hombres’.
Son
tiempos de transición; vivimos
entre
mundos que agonizan y el alba
de
un nuevo período, de una nueva
era.
Entre dos mundos. Un momento
sólo
comparable a la transición
que
se vivió entre los mundos plenos
de
los cazadores-recolectores
del
paleolítico y los primeros mundos
elaborados
en el neolítico; las primeras
‘representaciones’
acordes con los nuevos
conocimientos,
con las nuevas maneras
de
vivir –los asentamientos permanentes,
la
agricultura, la ganadería, la minería,
el
comercio... la escritura… Todo lo
novedoso
del nuevo período encontraba
acomodo
en los nuevos mundos
–que
colisionaron, claro está, con los mundos
de
aquellos cazadores-recolectores nómadas.
Un
choque semejante vivimos nosotros
en
estos tiempos. La muerte de los viejos
mundos,
y de un ciclo evolutivo,
y
el nacimiento de un nuevo mundo
y
de un nuevo ciclo evolutivo.
Post-neolítico.
Post-humano.
Las
ciencias cosmológicas y las ciencias
de
la vida son ahora los fundamentos
de
nuestro nuevo mundo; los cimientos
del
nuevo período. Nuevo mundo y nueva
vida
tenemos. La visión, el horizonte,
el
panorama ha cambiado por completo.
*****
Hasta la próxima,
Manu
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