Sobre el nuevo período genocéntrico


El camino que abrió Darwin nos ha conducido a la sustancia genética (al ADN). Este descubrimiento nos hace pasar (a todos los grupos humanos) del fenocentrismo al genocentrismo. El centro se ha desplazado de la criatura al creador (de los fenotipos a los genotipos). La sustancia genética es la única sustancia viviente (‘viva’) en este planeta. Nosotros, pues, no podemos ser sino sustancia genética. Esta ‘revelación’ (esta
auto-gnosis) ha partido en dos nuestra historia sobre la tierra. Todo el pasado cultural de los humanos ha resultado arruinado, vacío, nulo... La ilusión antropocéntrica que nos ha acompañado durante miles de años se ha desvanecido. Se ha producido una mutación simbólica (en orden al conocimiento y a la conciencia de sí como sustancia viviente única); el cariotipo humano entra en un nuevo período de su devenir.

Esta aurora, este nuevo día cuyo comienzo presenciamos, alcanzará en su momento a todos los pueblos de la tierra. Pueblos, culturas, tradiciones, creencias… todo lo ‘humano’ desaparecerá. Viene una luz (un saber, una sabiduría) tan devastadora como regeneradora. Esta regeneración del cariotipo humano en el orden simbólico tendrá sus consecuencias. En un futuro no muy lejano hablaremos, pensaremos, y actuaremos, no como humanos sino como sustancia viviente única.

No hay filósofos aún, ni poetas, ni músicos, ni científicos… para este período genocéntrico que inauguramos. No hay nada aún para las nuevas criaturas, para la sustancia viviente única –en
esta nueva fase de su devenir. Nos queda la elaboración de una cultura, de un ‘mundo’ nuevo (digno de la naturaleza de nuestro regenerado, de nuestro recuperado ser). Queda todo por hacer.

lunes, 26 de septiembre de 2022

268) Genogramas XC

 

Genogramas XC.

 

Manu Rodríguez. Desde Gaiia (26/09/22).

 

                                                                  *****

 

1.

El nacionalismo es el camino

de la negación, de la exclusión,

de la eliminación del otro, de lo otro.

El nacionalismo divide y enfrenta,

es el camino de la discordia –interna

y externa, individual y colectiva.

 

El odio, la violencia y el rencor dominan

en todos los seguidores de credos étnicos,

nacionales, religiosos, o políticos; rigen

sus pensamientos, sus palabras, sus actos.

 

Al otro, al diferente, al no-yo, “se le quiere

muerto, lejos, o viviendo su mentira”.

Ficciones virulentas, nocivas, letales.

Fábrica de almas escindidas, esquizoides;

fanatizadas, enloquecidas. Fábrica de ‘yoes’,

de ‘conciencias’, de ‘identidades’ asesinas.

 

El otro, o lo otro, es el enemigo, el obstáculo,

el impedimento, el mal… Se hace necesaria,

pues, su destrucción, su aniquilación. Es la razón

de la sinrazón; la lógica de la locura. El horror.

 

El final de todo fanatismo nacionalista,

étnico, religioso, o político, es la muerte.

 

2.

El sujeto lógico, consciente, racional.

El sujeto que aprende, que acumula

datos, información, recuerdos. El sujeto

educado, instruido, cultivado. El sujeto

con memoria –individual y colectiva.

El sujeto histórico, social, cultural,

político, jurídico… Los sujetos siempre

relativos a tiempo y lugar; los sujetos

siempre efímeros, circunstanciales,

superfluos. Estos son los sujetos,

las ‘individualidades’, las ‘personas’

que las viejas religiones quieren

‘rescatar’, ‘salvar’, ‘eternizar’.

 

No sólo las religiones de salvación,

también la reciente informática sueña

con extraer este ‘software’, esta materia,

estos sujetos, e insertarlos en ‘hardware’

duraderos, imperecederos. Pretenden,

de este modo, ‘salvar’ el ‘espíritu’,

el ‘alma’ de los individuos fugaces.

Aun cuando lo consigan, no dejarán

de ser copias inertes. Si, ¿cómo harán

para que estas copias interactúen

y prosigan participando en el mundo,

realizando actividades, creando obras,

evolucionando; para que sigan ‘vivas’?

Está claro que ignoran al motor único,

al sujeto natural proactivo, al genuino

creador; ignoran la pulsión creativa

de la misma vida – el dónde reside

la iniciativa, el dónde comienza

la acción; el ‘quién’ verdaderamente

mueve, el ‘quién’ verdaderamente

actúa. Seguimos prendidos en psicologías

neolíticas, pre-genocéntricas.

 

El ‘ánima’, la ‘psykhé’, la sustancia

viviente única no aparece por ningún

lado. El sujeto natural yace recubierto

por capas y capas de ‘información’,

de noticias, de recuerdos; soterrado,

oculto, ignorado. Solo. Lo único

viviente; lo Uno primordial.

 

3.

No que en algún momento de tu pasado

estuvieras en la hierba, en las bacterias,

o en cualquier clase de vida. Es en este

presente que tu esencia, la esencia

a la que perteneces y la esencia que eres,

vive y anima en toda criatura. Vives

en la ameba, en las bacterias, en las plantas;

en aves, peces, reptiles…; en todas y cada una

de las criaturas que pueblan este planeta.

Ahora como entonces, y en lo futuro.

Vivo, viví, y viviré. Vivimos y viviremos.

Aunque no tengamos conciencia de ello.

Tú, yo, nosotros… todos. Somos fragmentos,

trozos, pedazos… de la sustancia viviente

única –virtualmente imperecedera.

 

Esencia intemporal, ubicua, eterna.

El tiempo no le afecta. Siempre una

y la misma. La vida, lo viviente;

la sustancia viviente única; ‘xenus’;

lo Uno primordial.

 

4.

Puñados de materia viviente

heterogénea, de diferentes orígenes

y procedencias (víricos, bacterianos),

esto somos. Nuestros genoumas.

Puzles. Quimeras.

 

Todos lo cariotipos específicos

llevan la huella de millones

y millones de años de interacciones,

de cohabitaciones, de coexistencia…

La materia viviente circula, fluye…

va de soma en soma, de especie

en especie, de nicho ecológico

en nicho ecológico.

 

5.

Todos somos máscaras de lo mismo,

rostros de la sustancia viviente única.

Máscaras de un único actor.

Un único agonista tras las ‘personae’.

Un único sujeto encarna todos

los personajes, todos los roles.

 

Todos los seres vivos que pueblan

este planeta están animados por una

única sustancia. Una y la misma

es la ‘vida’ (la sustancia vital,

la ‘psykhé) de toda criatura viviente.

En lo grande como en lo pequeño.

 

Todo el murmullo y todo el verdor

de este planeta lo eleva Xenus, el señor

de las criaturas, su genuino creador.

El inmenso cosmos que nos rodea

es el escenario donde se ‘juega’ su vida.


6.

Los mutantes, las almas reanudadas,

las semillas de futuro… Los ‘dionexus’.

 

La ‘post-humanidad’ por venir.

 

La perspectiva genocéntrica –desde

la sustancia viviente única. La nueva era.

 

7.

Los prototipos o ejemplares, los modelos

de excelencia, de virtud; la ‘humanidad’,

los ‘hombres’ del neolítico en las diversas

culturas –hasta nuestros días. Ya no nos dicen.

La perspectiva ‘humana’ ha perdido sentido,

significación; realidad, verdad, vida.

Cada vez nos resulta más incomprensible.

 

Las ciencias de la vida son ahora el lugar

desde donde se mira. La mirada que tiene

su origen en las ciencias de la vida;

la perspectiva centrada en la vida.

 

De la mirada centrada en el ‘hombre’

a la mirada centrada en la vida.

Éste es el cambio que vivimos.

 

8.

Los ‘mundos’ del pasado neolítico

ya no nos valen. Ideologías, filosofías,

religiones… culturas enteras han quedado

reducidas a polvo, a cenizas, a nada.

 

La ‘humanidad’ que aún habita en estos

mundos son los últimos ‘hombres’.

Son tiempos de transición; vivimos

entre mundos que agonizan y el alba

de un nuevo período, de una nueva

era. Entre dos mundos. Un momento

sólo comparable a la transición

que se vivió entre los mundos plenos

de los cazadores-recolectores

del paleolítico y los primeros mundos

elaborados en el neolítico; las primeras

‘representaciones’ acordes con los nuevos

conocimientos, con las nuevas maneras

de vivir –los asentamientos permanentes,

la agricultura, la ganadería, la minería,

el comercio... la escritura… Todo lo

novedoso del nuevo período encontraba

acomodo en los nuevos mundos

–que colisionaron, claro está, con los mundos

de aquellos cazadores-recolectores nómadas.

Un choque semejante vivimos nosotros

en estos tiempos. La muerte de los viejos

mundos, y de un ciclo evolutivo,

y el nacimiento de un nuevo mundo

y de un nuevo ciclo evolutivo.

Post-neolítico. Post-humano.

 

Las ciencias cosmológicas y las ciencias

de la vida son ahora los fundamentos

de nuestro nuevo mundo; los cimientos

del nuevo período. Nuevo mundo y nueva

vida tenemos. La visión, el horizonte,

el panorama ha cambiado por completo.

 

*****

 

Hasta la próxima,

Manu

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