Sobre el nuevo período genocéntrico


El camino que abrió Darwin nos ha conducido a la sustancia genética (al ADN). Este descubrimiento nos hace pasar (a todos los grupos humanos) del fenocentrismo al genocentrismo. El centro se ha desplazado de la criatura al creador (de los fenotipos a los genotipos). La sustancia genética es la única sustancia viviente (‘viva’) en este planeta. Nosotros, pues, no podemos ser sino sustancia genética. Esta ‘revelación’ (esta
auto-gnosis) ha partido en dos nuestra historia sobre la tierra. Todo el pasado cultural de los humanos ha resultado arruinado, vacío, nulo... La ilusión antropocéntrica que nos ha acompañado durante miles de años se ha desvanecido. Se ha producido una mutación simbólica (en orden al conocimiento y a la conciencia de sí como sustancia viviente única); el cariotipo humano entra en un nuevo período de su devenir.

Esta aurora, este nuevo día cuyo comienzo presenciamos, alcanzará en su momento a todos los pueblos de la tierra. Pueblos, culturas, tradiciones, creencias… todo lo ‘humano’ desaparecerá. Viene una luz (un saber, una sabiduría) tan devastadora como regeneradora. Esta regeneración del cariotipo humano en el orden simbólico tendrá sus consecuencias. En un futuro no muy lejano hablaremos, pensaremos, y actuaremos, no como humanos sino como sustancia viviente única.

No hay filósofos aún, ni poetas, ni músicos, ni científicos… para este período genocéntrico que inauguramos. No hay nada aún para las nuevas criaturas, para la sustancia viviente única –en
esta nueva fase de su devenir. Nos queda la elaboración de una cultura, de un ‘mundo’ nuevo (digno de la naturaleza de nuestro regenerado, de nuestro recuperado ser). Queda todo por hacer.

martes, 25 de octubre de 2022

270) Genogramas XCII

 

Genogramas XCII.

 

Manu Rodríguez. Desde Gaiia (25/10/22).

 

                                                                  *****

 

1.

La vida, lo vivo, lo viviente… Lo Uno.

No lo Uno cósmico, sino lo Uno referido

tan sólo a lo viviente, esto es, a la sustancia

viviente única –la ‘psykhé’ aristotélica–,

la que compartimos con todos los seres

vivos que pueblan este planeta. No más allá.

 

2.

El momento y el lugar en el que venimos a ser

conforma en gran medida nuestra personalidad.

Nos dotan de conciencia, de memoria, de  mundo…

de ‘ser’ lingüístico-cultural, de ‘ser’ simbólico.

 

Los ‘yoes’ simbólicos. Los sujetos culturales,

históricos, relativos, contingentes…;

las espurias identidades o conciencias étnicas,

religiosas, nacionales, culturales, políticas,

sociales, económicas –en demasiadas ocasiones

identidades o conciencias asesinas. Aquí y allí,

una y otra vez, la cultura contra la naturaleza,

contra la vida. Los sujetos naturales permanecen

ignorados, soterrados, alienados, extrañados

de su ser único desde hace milenios.

Lejos de sí mismos.

 

El acceso al ser único que somos pasa

por la destrucción –la anihilación– del ser

simbólico, del ser formateado por el momento

y lugar en el que venimos a ser; de las circunstancias

históricas, culturales, sociales, económicas…

que nos recibieron al nacer. Quedar en nada.

Limpiarnos de las palabras de la tribu. Es el ser

único que somos el que se revela en la experiencia

misteriosa. En la experiencia misteriosa la vida,

lo viviente, la sustancia viviente única, lo Uno

primordial… deviene consciente,

accede a la luz. La experiencia inefable.


El nihilismo colectivo que vivimos

en estos tiempos es, pues, camino,

vía regia al ser único que somos.

No debe desalentarnos o preocuparnos.

Son las condiciones que se requieren

para que nuestra verdad venga a la luz.

 

El nihilismo ni como fin ni como obstáculo,

sino como período o territorio de tránsito

obligado hacia lo Uno primordial, esto es,

hacia nosotros mismos; hacia Nos.

 

3.

Digamos que un modelo cultural

se ha agotado; una interpretación,

una representación, un sentido.

Los fundamentos, el suelo que nos

sustentaba, que nos daba sentido.

 

Los modelos de cultura se agotan,

se agotan las interpretaciones del mundo,

se agotan las validaciones…

 

4.

Sobre el júbilo de ser, de algo que crece.

La vida que se yergue en lugares insólitos.

Las dificultades… lo inhóspito…

Un árbol… Un organismo cualquiera.

El triunfo de la vida.

 

Una ‘representación’ que sugiera el júbilo

de ser, de llegar a ser; de vivir. La alegría,

el goce. La vida, lo viviente, que no conoce

ni la muerte, ni el olvido.

 

5.

La única contingencia existencial es la del ser

(‘yo’, sujeto, ‘self’…) simbólico.

 

6.

Nihilismo en Dawkins y su gen egoísta,

en la sociobiología… Hostiles a la vida,

a la sustancia viviente única.

 

Dualistas –los genes y ‘nosotros’– los sujetos

conscientes, históricos, relativos… los sujetos

simbólicos. La lucha de ese ser simbólico

contra su ser natural, contra su dotación genética,

contra su único ser. Apoptosis, suicidio.

Negación de la vida. Nihilismo.

 

7.

Hay el nihilismo que niega esta vida

en el nombre de un mundo otro;

hay el  nihilismo que niega el mundo otro.

El nihilismo que niega la negación

es un nihilismo afirmativo, pues restaura

la vida como el mundo único.

 

Pero al acabar con el mundo otro

se acabó también con el mundo único,

pues el mundo otro se impuso como

el fundamento de nuestra existencia.

 

La vida pareció entonces carecer de sentido,

de valor… En palabras de Nietzsche, al acabar

con el mundo otro (trascendente, suprasensible;

el mundo del ‘ser’, el mundo ‘verdadero’),

se acabó también con el mundo único

(inmanente, sensible; el mundo del ‘devenir’,

el mundo ‘aparente’). Y aquí radica el error

del nihilismo que niega la negación (el mundo

‘verdadero’). No concluyó afirmando la vida

sino negándole a ésta todo valor o sentido.

 

Los que postulan un mundo ‘verdadero’,

un mundo otro, un mundo más allá…

puntos de fuga hacia el otro mundo,

hacia un futuro utópico… desde la filosofía,

la religión, la política, o la ciencia,

son nihilistas en primer grado.

Los que niegan los mundos otros,

son nihilistas en segundo grado

y se les podría calificar de anti-nihilistas.

 

El platonismo, la tradición judeo-cristiano-

musulmana, el hinduismo, el budismo…

Kant, Hegel, Schopenhauer, Marx…,

el existencialismo… el post-modernismo…

Tradiciones nihilistas en primer grado,

negadoras de la vida, del presente,

del aquí y ahora.  


8.

No hay dualismo, no hay maniqueísmo,

no hay dos ‘mundos’.

 

9.

Los creyentes en un mundo otro (filosófico,

religioso, político…) denominan

nihilistas a los ateos, a los descreídos,

a los escépticos, a los agnósticos,

a los materialistas… por no dar crédito

a ese mundo otro y afirmar este mundo.

Y a su vez estos responden: No hay más

allá, no hay mundo suprasensible, no hay

mundo trascendente, no hay otro mundo

más allá de este en el que vivimos y somos.

Sois vosotros los nihilistas, pues descalificáis

como cosa sin importancia este mundo nuestro

único, le negáis existencia, verdad, ser…

lo consideráis como apariencia, fenómeno;

como algo engañoso, falso, inesencial;

como algo sin valor… A toda nuestra vida,

a toda nuestra vida única. Nosotros negamos

vuestra negación y afirmamos con ello la vida.

 

El nihilismo no reside en quien niega

los mundos otros sino en quien los afirma

en detrimento del mundo único. Aquel que

los afirma es, pues, anti-nihilista.?

 

10.

Nosotros formamos parte del tejido

de la vida, somos parte de la sustancia

viviente única (del hologenoma) del planeta.

La individuación no debe confundirnos

o extrañarnos de lo Uno primordial.

 

11.

La invención del otro como culpable

de la propia pobreza, menesterosidad,

debilidad, cobardía, fealdad, torpeza,

desgracia… y su complementario,

la inoculación de la conciencia de culpa

en el fuerte, poderoso, rico, bello, hábil,

inteligente, valiente, afortunado…

La aportación del pueblo judío a la ‘moral’,

según el maestro del eterno retorno.


12.

Los fantasmas del pasado siguen

operando en nuestras ciudades,

en nuestros Estados… en todo el planeta.

Las ideologías religiosas, políticas, filosóficas…

Los creyentes cristianos, musulmanes,

budistas, hinduistas, comunistas, socialistas,

marxistas… Se vive en un pasado muerto;

lo que nunca fue sigue animando, moviendo,

orientando ‘espiritualmente’ a las poblaciones.

 

Las masas urbanas tomadas, poseídas,

instrumentalizadas. Los clones, los zombis,

los muertos vivientes divididos y enfrentados,

prestos para dar la batalla en el nombre

de sus ‘señores’, de sus ‘pastores’.

Se fomenta el odio nacional, el lingüístico,

el cultural, el étnico, el ideológico, el de ‘clase’…

Hay furor, ira, odio de unos contra otros.

 

Detenidos en un páramo de muerte.

En este periodo de transición,

en estas horas finales del neolítico.

Sacrificando generaciones.

A las puertas de un mundo nuevo;

de un futuro biocéntrico, genocéntrico.


*****

 

Saludos,

Manu

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