En plena aurora.
Manu Rodríguez. Desde Europa (01/08/10).
*
*El progreso musulmán en el mundo sigue adelante. La bestia sigue avanzando; el mal. Un cuerpo extraño se ha alojado en el tejido social del mundo libre, crece sin medida; terminará por destruirlo. Nos destruirán, acabarán con nosotros. Con nuestras culturas, con nuestras libertades, con nuestro ser.
El mundo libre sigue sin darse por aludido. No pasa nada, parece. Este descuido de lo propio, esta dejación de responsabilidades, esta negligencia. Malditos sean nuestros gobernantes, nuestra clase política, nuestros intelectuales. Los que deberían ser la vanguardia de nuestros pueblos y naciones. Los puestos al frente, los adelantados. Los responsables.
Este mundo mío se hunde. Este mundo maternal mío, el europeo. Mi casa, mi hogar. Madre Europa. Tú me enseñaste a hablar y guiaste mis pasos por caminos de dignidad. Todo te lo debo. Madre fecunda. Te vas, te me vas. Y contigo me voy yo, y toda tu prole milenaria.
Aquellos que honran, y te honran, aquellos que perlan tus caminos; tus hijos más queridos, los que guardas en tu cielo. No guían ya nuestros pasos. No son escuchados, no son atendidos. Los Padres y las Madres. Los creadores, los generadores.
Generaciones funestas, las presentes. Despistadas, descuidadas, distraídas. Sin energía, sin fuerza. Hemos devenido un pueblo decadente, a punto de desaparecer. ¿Qué ha sucedido?
*Descuidamos los deberes que tenemos con los pasados, y con los futuros. Defraudamos por igual a ambos. No cumplimos como pueblo. No estamos a la altura de nuestro deber. A nuestro pasado le debemos el ser lo que somos aquí y ahora. Lo que hagamos las generaciones presentes, en las circunstancias históricas que nos ha tocado vivir, repercutirá en la vida de los futuros, en nuestros hijos y herederos. Lo que hagamos, y lo que dejemos de hacer.
Ama a tu pueblo, a tu gente, a tu historia, a tu tierra, a tus antepasados, a los venideros. Es responsabilidad de todos y cada uno de nosotros proseguir el camino milenario; seguir generando en la tierra y en el cielo. Defender nuestra identidad, nuestras tierras, nuestras vidas. Ser un nexo necesario entre el pasado y el futuro.
Hablo como europeo y desde Europa. Pero que tomen nota los individuos y los pueblos del mundo libre. Que se comprometan con su pasado y su futuro. Que se fortalezcan. Que no quieran dejar de ser. Que se recupere la voluntad de futuro. Son milenios por venir los que nos jugamos los individuos y los pueblos del mundo libre; nuestra misma existencia.
Las circunstancias históricas que vivimos nos envuelven a todos. En este tercer período comienza verdaderamente la historia universal; los procesos y movimientos son ya a nivel planetario.
Nos ha tocado, a los individuos y a los pueblos del presente, ser más que testigos de esta tercera oleada del islam. La estamos padeciendo en nuestras tierras, en nuestras ciudades, en nuestros cuerpos. Tal horror no sucede tan sólo en lugares remotos de Asia o África.
Esa bestia que es el islam (la ‘umma’ y sus ‘pastores’) tiene múltiples cabezas; con unas miente, con las otras mata.
*Es tiempo de refrescar la memoria, de renacer; de retomar las viejas armas, los viejos recursos. De responder a las viejas consignas, a las consignas de tu pueblo ancestral. De responder a tu pueblo. De corresponder.
Aquí y ahora, en plena aurora.
*
Hasta la próxima,
Manu
Manu Rodríguez. Desde Europa (01/08/10).
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*El progreso musulmán en el mundo sigue adelante. La bestia sigue avanzando; el mal. Un cuerpo extraño se ha alojado en el tejido social del mundo libre, crece sin medida; terminará por destruirlo. Nos destruirán, acabarán con nosotros. Con nuestras culturas, con nuestras libertades, con nuestro ser.
El mundo libre sigue sin darse por aludido. No pasa nada, parece. Este descuido de lo propio, esta dejación de responsabilidades, esta negligencia. Malditos sean nuestros gobernantes, nuestra clase política, nuestros intelectuales. Los que deberían ser la vanguardia de nuestros pueblos y naciones. Los puestos al frente, los adelantados. Los responsables.
Este mundo mío se hunde. Este mundo maternal mío, el europeo. Mi casa, mi hogar. Madre Europa. Tú me enseñaste a hablar y guiaste mis pasos por caminos de dignidad. Todo te lo debo. Madre fecunda. Te vas, te me vas. Y contigo me voy yo, y toda tu prole milenaria.
Aquellos que honran, y te honran, aquellos que perlan tus caminos; tus hijos más queridos, los que guardas en tu cielo. No guían ya nuestros pasos. No son escuchados, no son atendidos. Los Padres y las Madres. Los creadores, los generadores.
Generaciones funestas, las presentes. Despistadas, descuidadas, distraídas. Sin energía, sin fuerza. Hemos devenido un pueblo decadente, a punto de desaparecer. ¿Qué ha sucedido?
*Descuidamos los deberes que tenemos con los pasados, y con los futuros. Defraudamos por igual a ambos. No cumplimos como pueblo. No estamos a la altura de nuestro deber. A nuestro pasado le debemos el ser lo que somos aquí y ahora. Lo que hagamos las generaciones presentes, en las circunstancias históricas que nos ha tocado vivir, repercutirá en la vida de los futuros, en nuestros hijos y herederos. Lo que hagamos, y lo que dejemos de hacer.
Ama a tu pueblo, a tu gente, a tu historia, a tu tierra, a tus antepasados, a los venideros. Es responsabilidad de todos y cada uno de nosotros proseguir el camino milenario; seguir generando en la tierra y en el cielo. Defender nuestra identidad, nuestras tierras, nuestras vidas. Ser un nexo necesario entre el pasado y el futuro.
Hablo como europeo y desde Europa. Pero que tomen nota los individuos y los pueblos del mundo libre. Que se comprometan con su pasado y su futuro. Que se fortalezcan. Que no quieran dejar de ser. Que se recupere la voluntad de futuro. Son milenios por venir los que nos jugamos los individuos y los pueblos del mundo libre; nuestra misma existencia.
Las circunstancias históricas que vivimos nos envuelven a todos. En este tercer período comienza verdaderamente la historia universal; los procesos y movimientos son ya a nivel planetario.
Nos ha tocado, a los individuos y a los pueblos del presente, ser más que testigos de esta tercera oleada del islam. La estamos padeciendo en nuestras tierras, en nuestras ciudades, en nuestros cuerpos. Tal horror no sucede tan sólo en lugares remotos de Asia o África.
Esa bestia que es el islam (la ‘umma’ y sus ‘pastores’) tiene múltiples cabezas; con unas miente, con las otras mata.
*Es tiempo de refrescar la memoria, de renacer; de retomar las viejas armas, los viejos recursos. De responder a las viejas consignas, a las consignas de tu pueblo ancestral. De responder a tu pueblo. De corresponder.
Aquí y ahora, en plena aurora.
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Hasta la próxima,
Manu
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