Eterna sombra.
Manu Rodríguez. Desde Gaiia
(27/12/17).
*
*El triunfo, una vez más, de la mentira. Los políticos
independentistas catalanes, los más mentirosos de nuestra reciente historia,
han vuelto a ganar las elecciones. La mentira es más rentable que la verdad.
¿Puede una comunidad, una sociedad, un pueblo… fundarse
en la mentira? Si, indudablemente. Y la prueba incontestable la tenemos en el
pueblo judío. Sus sacerdotes urdieron aquello del pueblo elegido, y el pueblo
les siguió. Fue un auto-engaño muy productivo. Y lo fue tanto más cuando
consiguieron que otros pueblos así lo creyeran. El cristianismo, una secta
judeo-mesiánica creada para difundir semejante cuento entre las naciones, lo
consiguió. Los pueblos cristianizados perdieron sus culturas, sus tradiciones,
el nexo con sus propios antepasados; adoptaron (o fueron obligados a adoptar)
las creencias y tradiciones del pueblo judío –con todas sus consecuencias.
Ahora el dios de los judíos ha devenido para tales pueblos el único dios, y el
pueblo judío el único pueblo elegido entre todos los pueblos. Mayor triunfo no
se podría ni siquiera haber imaginado.
Si, la mentira es más rentable que la verdad.
Hoy a la mentira se la llama posverdad. Hoy es en la
política donde triunfa la mentira. Hoy, como ayer, los que urden mentiras
ganan, los que juegan a la verdad pierden.
En el juego de la vida los tramposos y los violentos
ganan la partida. Es un mundo donde la mentira y la violencia triunfan una y
otra vez, y donde los veraces y los pacíficos llevan siempre las de perder.
Toda la historia de los humanos, al menos desde que
tenemos memoria, desde comienzos del neolítico histórico (hace unos seis mil
años), está plagada de engaños y violencias colectivas. Los engañados y
violentados son constantemente usados como fuerza de trabajo, o como brazo
armado. Las superestructuras, las ideologías (religiosas, jurídicas,
políticas…), son tan sólo instrumentos de alienación y de dominio en manos de
los tramposos y los violentos –siempre aliados.
Las oligarquías dominantes, los sistemas de poder –y sus
beneficiarios. Las ‘clases’ dominantes, los ‘poderosos’. A los más, a los
muchos, se les convierte, a la fuerza o de grado, en mano de obra o carne de
cañón.
Los ‘amos’ se suceden y todo sigue igual. No hay cambios,
ni perspectiva alguna de cambio. ‘La noche se amontona sin esperanzas de día’.
Es siempre la misma historia. De un lado los menos dirigiendo, urdiendo,
maquinando, del otro los más (las masas) movilizados, dirigidos, manipulados,
instrumentalizados. Los ‘listos’ y los ‘tontos’. Los instrumentos de movilización
(los engaños colectivos): ayer la ideología religiosa, o la fe común, hoy las ideologías políticas ‘liberadoras’
(el comunismo o el socialismo, la democracia…), o la patria o nación. Las
muchedumbres, una vez adoctrinadas, se dejan conducir, hacen lo que se les dice
que hagan –para conseguir la ‘libertad’, la ‘justicia’, la ‘democracia’, la
‘nación’… En el calor de las movilizaciones no advierten su calidad de
instrumentos, de útiles en manos de los menos –los verdaderos amos de la
situación. Los únicos responsables son aquellos que siembran la división, el
odio, el resentimiento, el enfrentamiento… los únicos que sacan algo de la
contienda –los ‘listos’, los poderosos, los menos…
Los menos y los más, los pocos y los muchos. Entre unos y
otros es preciso encontrar un espacio, un lugar donde vivir lejos de unos y de
otros; lejos de la mentira y de la violencia destructivas. Lejos de los listos,
de los formadores de opiniones colectivas, y de las muchedumbres alienadas,
idiotizadas, enloquecidas.
Desviar la vista de la penumbra, de la oscuridad, de la
noche. Es una vida absurda las que nos hacen vivir, una vida sumida en la
estupidez, en la violencia, en el engaño… Perdemos el tiempo, perdemos la vida.
Necesitamos un lugar fuera, un lugar aparte de la locura y del horror. Un lugar
lo más cerca posible de la creación, y de la verdad. ¿Dónde ese lugar?
Necesitamos luz, claridad, vida.
El espacio ‘entre’. No la interfase, sino lejos, fuera.
Otro lugar, otro espacio, otra vida.
Hay un espacio ya construido, ya habitado, donde la
verdad y la belleza gobiernan las vidas. Hay una humanidad creativa y luminosa
que ama el conocimiento y la sabiduría. Hablo de los aislados, de los solos; de
los excluidos de la contienda; de los no vistos, de los no seguidos, de los no
escuchados.
Una sabiduría
fundamentada en las ciencias de la vida es el conocimiento que más nos
concierne, pues nosotros somos la vida. Es un saber que nos habla del ser que
somos, y nos habla de la unidad de la vida. No hay sino una sola vida. Una sola
sustancia viviente, una sola esencia; una y la misma en el árbol y en el ave…
Es una unidad, es un Uno.
¿Por qué no somos uno? ¿Qué nos divide y nos enfrenta?
Ideas y palabras probadamente engañosas nos dividen y nos enfrentan; desgarran
nuestra esencial unidad; desgarran el Uno que somos. Así andamos, dentro y
fuera, en lo grande y en lo pequeño, divididos y enfrentados. Por nada, por
naderías; por cosas inexistentes; por graves ficciones, por mitos, por
mentiras.
Camino de la verdad y de la belleza; del conocimiento,
del arte, de la creación. El camino de los solos, de los unos. Uno con el
cosmos, uno con la vida. El camino de la
unidad. No lejos, ni fuera, sino dentro de la vida, del cosmos, del ser.
*
Hasta la próxima,
Manu
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