Sobre el nuevo período genocéntrico


El camino que abrió Darwin nos ha conducido a la sustancia genética (al ADN). Este descubrimiento nos hace pasar (a todos los grupos humanos) del fenocentrismo al genocentrismo. El centro se ha desplazado de la criatura al creador (de los fenotipos a los genotipos). La sustancia genética es la única sustancia viviente (‘viva’) en este planeta. Nosotros, pues, no podemos ser sino sustancia genética. Esta ‘revelación’ (esta
auto-gnosis) ha partido en dos nuestra historia sobre la tierra. Todo el pasado cultural de los humanos ha resultado arruinado, vacío, nulo... La ilusión antropocéntrica que nos ha acompañado durante miles de años se ha desvanecido. Se ha producido una mutación simbólica (en orden al conocimiento y a la conciencia de sí como sustancia viviente única); el cariotipo humano entra en un nuevo período de su devenir.

Esta aurora, este nuevo día cuyo comienzo presenciamos, alcanzará en su momento a todos los pueblos de la tierra. Pueblos, culturas, tradiciones, creencias… todo lo ‘humano’ desaparecerá. Viene una luz (un saber, una sabiduría) tan devastadora como regeneradora. Esta regeneración del cariotipo humano en el orden simbólico tendrá sus consecuencias. En un futuro no muy lejano hablaremos, pensaremos, y actuaremos, no como humanos sino como sustancia viviente única.

No hay filósofos aún, ni poetas, ni músicos, ni científicos… para este período genocéntrico que inauguramos. No hay nada aún para las nuevas criaturas, para la sustancia viviente única –en
esta nueva fase de su devenir. Nos queda la elaboración de una cultura, de un ‘mundo’ nuevo (digno de la naturaleza de nuestro regenerado, de nuestro recuperado ser). Queda todo por hacer.

martes, 27 de octubre de 2009

8) Para Europa

Para Europa. De los últimos días…
Manu Rodríguez. (27/10/09)

*

*Invoco al Cielo y a la Tierra. Padre Zeus, madre Hera-Europa. Hermanos: Atenea, Ares, Hefaistos, Apolo, Hermes, Dioniso, Artemisa, Eros-Afrodita. Filósofos, poetas, científicos, ingenieros, historiadores, filólogos, juristas, economistas, guerreros, espirituales… enamorados. Europeos, peligra nuestra libertad, nuestra identidad, nuestro sentido. Europa toda corre el peligro de desaparecer. A la cabeza de Europa me dirijo, y a sus brazos laboriosos y combativos; al cielo y a la tierra.
Ni la Europa judeo-cristiana ni la Europa musulmana son la Europa nuestra, la Europa de los europeos ancestrales. Dos culturas extrañas (semitas) se disputan nuestra mente, nuestra voluntad, nuestras manos.
El componente judeo-cristianismo europeo es residual, pero el componente musulmán, reciente y extranjero en nuestras tierras, alcanza ya una población (25 o 30 millones) que les permite amenazarnos, desde sus congresos musulmanes europeos, y desde sus mezquitas europeas, con la futura conquista de Europa ¿a qué se atreverán dentro de veinte años, cuando hayan quintuplicado su número? Cada día más numerosos, más arrogantes, más seguros, más amenazantes. Estamos recibiendo la amenaza de unos extranjeros que nunca serán europeos; que siempre serán extranjeros en nuestra Europa; que odian todo lo europeo, todo lo nuestro. Que ya nos amenazan, nos intimidan, violan a nuestras mujeres y apalean a nuestros jóvenes, atacan nuestras propiedades, insultan nuestras tradiciones... nos matan; en nuestras calles, en nuestras ciudades, en nuestras tierras. Nadie les detiene (gobernantes, políticos…), sin embargo. Se les deja hacer, se les deja crecer. Estamos alimentando un monstruo que amenaza claramente con destruirnos. Mimamos a un monstruo que nos devorará.
Estos huéspedes indeseables han dejado claro sus intenciones de dominio. Es, o ellos, o nosotros.
Europa, amada Europa, despierta, despabila…
Padres celestiales, bienaventurados. Despertad a Europa de su letargo. Esto os ruego. Ésta es mi súplica. Despertadla a tiempo. Esta astenia primaveral, disipadla. Que madure la renacida, la renovada Europa. Padres, hermanos, antepasados: soplad sobre la doncella.
Madre Europa, Madre de las Auroras, Mater Matuta… Padre Zeus, propiciad esta nueva aurora, este nuevo sol, este nuevo día; no permitáis que caiga tan joven.
*Los judíos son anti-gentiles, los cristianos son anti-gentiles y anti-judíos, los musulmanes son anti-gentiles, anti-judíos, y anti-cristianos. Finalmente, los judíos niegan a los cristianos y a los musulmanes, los cristianos niegan a los judíos y a los musulmanes, y los musulmanes niegan a los judíos y a los cristianos. Las tres ramas se niegan entre sí.
Los gentiles son los pueblos negados, anatematizados, perseguidos, eliminados… por los judíos (en su tierra ‘prometida’), y por los cristianos y los musulmanes en todo el planeta.
Dicho esto, hay que decir que, por lo que respecta a la figura misma de Jesús como ‘Cristo’, no puede existir otro anti-Cristo que el hombre que fue Mahoma. Es justamente la antítesis, el antípoda perfecto del hombre que fue Jesús. Basta comparar las respectivas biografías.
Hay que decir también que Mahoma coincide en sus actuaciones con los líderes del Antiguo Testamento, aquellos que conquistaron la tierra ‘prometida’ y establecieron el reino de Israel. El dios de Moisés (el dios de los ejércitos), y de los primeros judíos (Josué y otros), y el dios de Mahoma están muy cerca.
Jesús es una figura excepcional en ese medio. Como hombre espiritual tuvo que seguir la senda de los escritos sapienciales judíos (Salmos, Sabiduría, Eclesiastés… hasta los textos del período alejandrino –Jesús ben Sirach). Probablemente tuvo conocimiento de la escuela de Filón de Alejandría -uno de los más grandes hombres espirituales judíos de todos los tiempos, afín a Jesús, y casi contemporáneo suyo.
El mundo de Jesús es el cielo. El de Moisés o Mahoma es la tierra.
Contamos con suficientes datos (fuentes musulmanas) acerca de Mahoma, los llamados ‘hadiz’o ‘hadices’. No hay que inventarse nada con respecto a la vida de Mahoma. Nada denigrante, quiero decir.
¿Cuál sería la intención de aquellos biógrafos (Bukhari y otros) cuando recogían y transcribían detalles tan ominosos de la vida de Mahoma? Detalles que ya repugnaban en aquella época; que repugnan a los humanos de todas las épocas. No creo que pueda darse un personaje más contrario a la figura y al espíritu de Jesús. Justamente los extremos.
¿Qué tipo de hombre (o mujer) puede seguir a un personaje como Mahoma? Su libido de placer y de poder, de riquezas. Su codicia. Su lujuria. Su rencor. Su crueldad. Su carácter dia-bólico, ambiguo, falaz. Su doble lengua. Está en las antípodas del hombre verdadero, justo, bueno; en las antípodas de la bondad-bella-de-ver. Justamente el anti-tipos.
Su pelo teñido, sus ojos pintados, sus lujosas túnicas, sus perfumes, su gordura…
Vuelvo a preguntarme, ¿cómo se puede tener a Mahoma como ‘gran hermano’, como ‘modelo’… quién? ¿Qué gente, qué espíritu? Nunca comprenderé las razones que mueven a un hombre (o a una mujer) a convertirse en musulmán, en un seguidor de Mahoma. Someterse a tal modelo, ¿quién? ¿Por qué? ¿Cómo?
Jesús es como un hijo de Dioniso y Afrodita nacido en un medio simbólico judío. Se expresó en términos simbólicos judíos. No dispuso de otro lenguaje. Como todos nosotros, en nuestros respectivos entornos lingüístico-culturales, pues estamos atrapados por el tiempo y el lugar en los que venimos a nacer. Y tanto más en la antigüedad. Hoy es posible conocer el legado espiritual de otros pueblos. Ampliar la mirada. Salir.
Mahoma imita un texto religioso -como el judío, o el cristiano. El estilo, el lenguaje. Es una parodia el Corán, una parodia de texto ‘revelado’. Su dios es un dios de los ejércitos, como el viejo Iahvé de los hebreos. Quiere tierras, quiere dominar sobre todas las tierras y todos los pueblos. Quiere ser adorado por todos los pueblos. El dios, el profeta, y el pueblo árabe. Ésta era la ambición de Mahoma. La sumisión (la islamización) de todas las tierras y todos los pueblos.
Ciertamente es también lo que quería Jesús, o al menos los primeros cristianos (Pablo). Un dios universal, una religión universal. Aún tenemos apóstoles y misioneros cristianos propagando la fe cristiana por todos los rincones del planeta. Desarraigando los pueblos, hay que decir, alienándolos. Rompiendo milenarias cadenas de generaciones.
Dudo que el hombre que fue Jesús hubiese aprobado la universalización de su doctrina (y sus efectos devastadores sobre las otras culturas), y mucho menos los medios que se usaron, y se usan, para hacer efectiva tal universalización. Jesús fue un hombre espiritual, y hablaba a los espirituales. Son los místicos los que le secundan, o le comprenden, no las masas. Religión de Estado, Estados teocráticos… todo eso es contrario al espíritu de Jesús, que se mueve en las acciones de la vida cotidiana y en la conducta de cada cual. Es cómo vivir cada uno. Despreocúpate de si el otro cumple o no cumple, no mires al otro, mírate a ti mismo, corrígete a ti mismo… Algo parecido decía también Hesíodo (Los trabajos y los días) con la metáfora del arado. Desnudo, sobre el arado, y ‘que, atento a su tarea lleve recto el surco y no haya de mirar en derredor a sus iguales, sino que ponga el corazón en la faena’. Es una vía personal, como se dice. Individual, intransferible. Es el camino de uno solo. Es un camino de purificación, pero también de iluminación. Jesús habla del fruto, del premio, de los chorros de agua viva… de la luz. De la dificultad de entrar en tal espacio. Habla como místico del espacio espiritual, de la vida espiritual, de la experiencia espiritual, de la vivencia misteriosa. Los pocos místicos que se han dado en el ámbito cristiano han sido sus únicos seguidores, los únicos que comprendieron su lenguaje. No ha habido otros cristianos que los místicos que tomaron su figura y su vida como referencia, como modelo, como camino.
Volviendo a la pregunta ¿quién puede ser seguidor/a de Mahoma? ¿Qué dice ese modelo, ese ‘gran hermano’ a imitar? ¿Hacia dónde conduce a sus seguidores? ¿Qué les mueve a hacer? ¿En qué situación psicológica hay que estar para seguir a un modelo así? ¿Qué mueve, qué encuentra el seguidor, qué parentesco, qué afinidad…?
Texto cínico, el Corán. Propio del canalla más grande que haya parido la humanidad. Nadie se le iguala. Su éxito es lo preocupante. La muchedumbre de sus seguidores. La ‘umma’. Las tinieblas y la muerte. Los sombríos. El Corán les da el lenguaje, los legitima. Los pone en marcha contra el otro. Quieren pisar cuellos, oprimir, humillar. La ‘umma’, la ‘ecclesia’ musulmana. Tienen el dios y el profeta que les corresponde. Ellos son así. Mahoma es el carnero guía para tal rebaño, el modelo ‘ideal’ de ese rebaño. El dios del odio, y de la venganza, y del rencor, les pastorea -el más cruel y sanguinario. El que animaba a Mahoma. Mahoma mismo, su creador.
Es el lenguaje del rencor y de la venganza. Es el lenguaje del que odia. Es el lenguaje del que quiere sangre. Es un dios terrorífico, es un profeta terrorífico y sangriento. Eso es lo que tenemos con Mahoma. Es el dios de la violencia, de la crueldad. Es el dios del que odia y guarda rencor. El profeta dio rienda suelta a su odio y a su sed de sangre, a su voracidad, a su codicia, a su lujuria, a su vanidad… El dios le permitía o le ordenaba todo lo que deseaba. La parte del botín, las mujeres… los asesinatos…
¿Cómo alguien puede ser musulmán, quién…?
Hay que carecer de nobleza y de belleza espiritual para ser conscientemente musulmán. Hay que ser un canalla. Cuanto más consciente, más canalla. No se sabe a quién excluir de la ‘umma’. Los idiotas, quizás. La muchedumbre guiada, conducida por las autoridades religiosas. Multitud de peones. Ciegos, fanatizados. Los clérigos, las autoridades religiosas son los responsables de su educación. Desde su infancia están en sus manos. Hombre y mujeres envilecidos y degradados, eso es lo que producen.
Sin embargo, y pese a su entorno y a su educación, muchos y muchas han despertado. Su espíritu noble les ha despertado y les ha sacado de allí. Su fondo de nobleza y de amor a la verdad, su espíritu de justicia. Su claridad, su luz natal, su genio propio. Su naturaleza clara y noble. Ibn Warraq, Amil Imani, Wafa Sultán… entre muchos, entre cientos, entre miles; hombres y mujeres valientes. Aunque no son suficientes. Se necesita más luz. El monstruo de los monstruos debe caer, los pueblos deben ser liberados. De Indonesia a Marruecos. Una gran revolución cultural en todo el ámbito islámico, contra la opresión espiritual y el poder de los clérigos o autoridades religiosas extranjeras. Contra el Corán, contra Mahoma, contra la colonización árabe-musulmana. Contra el dominio espiritual extranjero. Contra los que destruyeron sus culturas y le impusieron una ajena. Contra la primitiva alienación.
¿Es posible esto en el ámbito islámico, tal revolución cultural? Aquí no tiene que caer más que la cabeza del monstruo. Es un símbolo el que debe caer, el que debe dejarse atrás. Se puede salir. Los pueblos pueden dejar atrás modos y formas del pasado sin violencia; dejando caer, simplemente. Alejándose paso a paso de ese período. Esa transición pacífica les deseo a los pueblos islamizados: a Irán, a Egipto, a Irak… Pueblos cultos, con larga historia. Egipcios, fenicios (libaneses), sumerios (iraquíes), turcos, persas, indios, indonesios…
Invoco aquí la antigüedad y la sabiduría de estos pueblos. La ancestral y autóctona. Que brille, que renazca y se oponga al poder espiritual extranjero. Que los pueblos tengan en cuenta su historia, y que no nacieron con el islam.
Amigos, es una guerra secular, milenaria. En esta guerra son los pueblos los que han perdido en cada batalla, en cada momento de expansión de algunas de las ideologías totalitarias religiosas o políticas, en cada oleada. Los pueblos hemos sido destruidos, pisoteados, humillados, y espiritualmente (culturalmente, simbólicamente) alienados. Es desde las culturas étnicas que tenemos que librar esta última batalla. Desde lo nuestro, en defensa de lo nuestro ancestral y autóctono. No nos dejaremos arrebatar el legado milenario. Nunca más.
Todos los pueblos deben aprestarse a librar esta batalla contra el islam, el último rostro de Tánato. Contra las tinieblas, contra los tenebrosos. Contra el horror. Es la última batalla.
*Un espacio desde el cual reanudar nuestra historia. Cada pueblo. Un planeta con multitud de pueblos y culturas. Fuera de los laberintos del neolítico. Un período de abundancia y prosperidad para los pueblos. En el futuro.
Pero ahora estamos obligados a luchar contra la sumisión que viene; contra la amenaza islámica. Contra la muerte y el olvido. Contra la pesada noche que se alarga en demasía; contra la mala noche.
Contra Tánato, Surt, Vritra, Tifón. El islam es su último rostro. El que con violencia retiene en su reino sombrío a la nueva aurora, al nuevo sol, al nuevo día.
Tenemos que avanzar y hacer retroceder a las tinieblas, o las tinieblas nos destruirán. Los pueblos nos jugamos nuestro futuro, nos jugamos nuestra misma existencia.
En este período de transición, en esta aurora. Que no se prolongue más la noche. Decidíos por la claridad, la transparencia, el día. Decidíos por el futuro.
*La destrucción de nuestra memoria, de nuestras identidades culturales. Pues el mundo comienza con el islam, como otrora comenzó con el cristianismo. La nueva era cristiana, la nueva era musulmana. Anulación de la historia milenaria, así como de la sabiduría acumulada; pertenecen al tiempo de la ignorancia, son obra del diablo (para unos como para otros). Se satanizan, niegan, deforman, o destruyen, las culturas ancestrales (dioses, antepasados…). Que cada pueblo considere su caso.
Una nueva edad sombría se nos aproxima, liderada esta vez por el islam. Una larga noche, un invierno supremo. De nuevo.
No logramos deshacernos de las tinieblas y de la muerte.
Un esfuerzo supremo, a su vez, tendrán que hacer los pueblos para deshacerse de las tenebrosos, de los sombríos.
Primero, recomponer la maltrecha línea ancestral. Los pueblos cristianizados o islamizados. Enlazar con los antepasados; con los tiempos previos, anteriores. Con los tiempos condenados. Recuperación de la memoria. Dignificación. Desde el momento presente.
*¿Qué argumentos usar con los europeos? ¿Cómo advertirles de la peligrosa situación en la que se encuentran sin que te tomen por loco, o por racista? El islam es un enemigo real. Lo tenemos en casa. Crece, y se desarrolla, y se fortalece, en nuestro interior. Algún día podrá con el anfitrión, y lo abatirá. Podrán con nosotros. No quiero ni pensar lo que les queda a nuestros hijos, a nuestros nietos… En minoría. En su propia tierra, en su propio hogar.
No es sólo una guerra ideológica la que nos planta el islam en nuestra propia casa, es también una guerra demográfica. Cambiará el sustrato étnico y lingüístico-cultural de nuestro continente. La Europa europea desaparecerá. Los europeos milenarios desapareceremos. Nuestra cultura se pudrirá en los anaqueles, en los museos, en los laboratorios… Nuestra cultura, nuestro sentido, nuestro ser simbólico milenario. Como si nunca hubiéramos sido.
*No debimos darle ninguna oportunidad, no debemos darle ninguna más. Tenemos que comenzar la repatriación desde ya. Devolverlos a sus países de origen, al Muspel, al infierno de donde proceden. No traen sino la miseria y la muerte. Librarnos del peligro ideológico y demográfico que supone la población musulmana extranjera en Europa.
Todo el cuidado de los países occidentales con el ámbito geopolítico islámico, fuente de recursos energéticos. La población europea o los intereses económicos europeos en el ámbito islámico. Ese chantaje. Los gobiernos tienen las manos atadas. Hemos llegado a tal punto que cualquiera de las medidas que se establezcan para librarnos de la población musulmana extranjera nos causará problemas. Internos y externos. Problemas económicos, y problemas militares. Dentro y fuera. Es la inevitable guerra que viene, que ya es.
Las medidas que se tomen en su momento, pues se tomarán, nos traerán aún más problemas con los países musulmanes. Hay que estar preparados. Europa limita al sur y al este con estos países (el sur africano y el este asiático –Turquía, Cáucaso, Asia central). Estas fronteras deberán ser reforzadas. Es la línea de avance de las tinieblas.
Es necesaria una nueva generación de políticos capaces de enfrentarse a los retos que nos vendrán con la población musulmana extranjera. Políticos valientes. Y un pueblo valiente, para lo que se nos aproxima. Una actitud valiente y decidida frente a la amenaza islámica; de todos y cada uno de los europeos. La política contra el islam tendrá que estar más allá de las ideologías de los partidos. Unidad europea frente al islam. En su momento, todos estaremos enzarzados en esta ‘guerra’. Todos estamos amenazados, todo lo nuestro; nuestro pasado, nuestro presente, y nuestro futuro.

miércoles, 14 de octubre de 2009

7) Sobre Europa y el islam.

Sobre Europa y el Islam. De mis correos e intervenciones en foros. Desde el 14 de septiembre al 9 de octubre (6009).
Desde Europa,
Manu Rodríguez.

*

*Nuestros intelectuales y políticos no le están prestando la debida atención a la inmigración masiva de musulmanes asiáticos y africanos en Europa. Y los europeos que, en público, muestran su preocupación por tal hecho, son acusados de xenófobos o islamófobos. Se habla del Islam desde la ignorancia. La mayoría de los europeos ignoran por completo la historia criminal del islamismo, así como su naturaleza totalitaria y fascista; cuando la pones de manifiesto las reacciones son de incredulidad. Se supone que nos la estamos inventando, o que nuestro discurso es exagerado, o que, simplemente, somos racistas o islamófobos. Se nos ata de pies y manos. Se nos calla.
Es triste, muy triste lo que está sucediendo. La falta de dignidad, de orgullo, de cogones. De sentido común también. De honestidad. Sociedad decadente. Destruida de antemano. Apta para la sumisión (islamización) o la servidumbre (dimmi).
*Quienquiera que seas, Amil Imani, eres digno de elogio. Palabras claras y sin contemplaciones dichas por alguien que, podemos suponer, ha recibido educación islámica. Y es que cuanto más se le conoce (al islam), más se le desprecia. Si los europeos conocieran la historia del islam en el mundo, no se sorprenderían de las palabras que lo critican y censuran.
Tendríamos que aprestarnos a expulsarlos de aquí, de Europa. Hay que decirles en voz bien alta hasta que le revienten los tímpanos que Europa es nuestra tierra sagrada; que mancillan, que profanan nuestra tierra santa con su simple presencia; que su discurso es el fascismo más horrendo que haya visto la luz en este bendito planeta; que son, pura y simplemente, diabólicos; que son las tinieblas, que son la muerte. El islam es Tánato.
*El problema de los creyentes musulmanes es la ignorancia y la credulidad. Es el paradójico resultado de su ‘educación’; de su adoctrinamiento, más bien. Sus educadores son expertos en el arte de alienar, confundir, cegar.
Su propia historia está llena de horrores. Desde los comienzos. El tiempo de los cuatro primeros califas, que los creyentes consideran como el período de mayor pureza del Islam, está lleno de luchas por la sucesión y de asesinatos. Y sin embargo los creyentes no se cansan de repetir que ‘el Islam es paz’. ¿A quién pretenden engañar? Son ellos mismos los engañados en primer lugar.
N., no hay perlas en el Islam. El Corán es el libro religioso más chapucero que he podido leer en mi vida. Carece por completo de inspiración, de genuina espiritualidad. Sinceramente, no comprendo cómo los espirituales pusieron alguna vez los ojos en él.
El concepto ‘islamofascismo’ os viene que ni pintado. Reparemos, por ejemplo, en vuestro comportamiento ante la apostasía (‘ridda’), penada con la muerte. ¿Qué teméis que revelen vuestros apóstatas? Parece que sois tan felices que la apostasía os resulta inconcebible. Vuestros apóstatas revelan que las cosas no son tan fáciles ni tan ‘bonitas’ entre vosotros. Revelan vuestra mentira. Por eso los perseguís a muerte, para que no digan vuestra verdad. Pero nosotros, los que estamos fuera, no esperamos lo que vuestros apóstatas puedan decirnos acerca de vuestro insidioso modo de vivir. No estamos ciegos. Vemos todos los días los que pasa en el ámbito islámico, allí donde sois el poder y la cotidianidad. Y es un infierno real. Si os masacráis entre vosotros ¿qué podemos esperar los ‘infieles’, los no creyentes? La violencia y la intimidación son vuestra moneda corriente.
Infieles sí, gentiles a mucha honra, hay que decir. Lejos, libres de vosotros, o de ideologías religiosas (o políticas) como la vuestra. Así se lo plantearon en su momento nuestros hombres y mujeres, y así alcanzamos nuestra contemporánea manera de vivir. Piensa que vosotros podéis vivir aquí con libertad, pero nosotros no podemos vivir en vuestras tierras con la misma libertad. Tendríais que callar la boca, con todas vuestras contradicciones y mentiras. Vuestra propaganda y vuestro proselitismo engañoso (‘dawa’) repugnan. Lo vuestro es el arte del eufemismo. Las comunidades no musulmanas atrapadas en países islámicos (los ‘dimmi’) son consideradas como ciudadanos de segunda categoría, y sometidas a vejaciones y humillaciones que tienen carácter religioso, santo, y aún así tenéis la desfachatez de decir que éstas son comunidades que viven bajo la ‘protección’ del islam. No tenéis vergüenza. Pensáis que el resto del mundo es tan bobo y crédulo como vosotros. ¿Cómo os atrevéis a hablar o a predicar en esta tierra santa para los europeos? Tened claro que Europa es nuestra tierra sagrada. En cuanto la mayoría os haya ‘visto’, y no creáis que esto tardará mucho, os vais a enterar de lo que es la Europa libre dispuesta a eliminar un obstáculo en su camino.
No queremos regresiones, siniestros retornos a nuestras etapas más sombrías. La Edad media pasó. Pero he aquí que el islam viene, un fantasma que quiere hundirnos en el pasado, en vuestro mundo de tinieblas y de muerte. Por Europa que no lo conseguiréis.
Buscáis la guerra y el enfrentamiento, y los tendréis. Y dada vuestra estulta arrogancia, más pronto de lo que pensáis. Pues tenéis libertad para practicar vuestras creencias, pero no para insultar al anfitrión, que es lo que hacéis cada día desde vuestras mezquitas y allí donde os dan la oportunidad. Y esto revela vuestra falta de educación, de sensibilidad, de cordura.
Europa os expulsará como a una mala fiebre. Os sudaremos. Os rechazaremos. Venceremos.
*B., se agradece cada una de tus intervenciones. No hay nada mejor para desmontar las mentiras de estos islamofascistas que destacar su propio ideario ‘sagrado’, su manual de conducta. Sobre lo pedestre e insulso del Corán se han escrito cientos de cosas y desde hace bastante tiempo, e igualmente sobre sus aspectos siniestros (lo que les espera a los ‘otros’). Y aún así, estos ignorantes siguen enarbolando ese texto maldito.
Me preocupa mucho que los progres, los ‘multis’ y demás, apoyen, como veo en los videos y reportajes, las manifestaciones islamofascistas en Europa, incluso que vayan contra los contra-manifestantes europeos. Hay mucha ignorancia en nuestros adolescentes y jóvenes, y quizás convenga más instruir a los nuestros que a los creyentes musulmanes -la educación que estos reciben es a prueba de lógica, de verdad, de justicia… Es lamentable su ceguera y su cerrazón. En tanto su educación siga en manos de los clérigos, nada cambiará en el ámbito islámico.
Volviendo a los nuestros, pienso que merecería la pena dirigirnos mejor a estos sectores de la población europea que por diversos motivos apoyan al islamofascismo -sin saber lo que hacen. No advierten que cuando se alinean con los musulmanes es como si apoyaran a partidos fascistas.
Recuperar a nuestros hermanos europeos mediante la palabra informadora, no mediante el insulto. Reservemos las gruesas palabras para los islamofascistas. Guerra fría contra estos, pues, pero a los nuestros hay que volver a traerlos a Europa, que vean claro la horrenda naturaleza del islam.
Es una labor pedagógica y filosófica. Ilustrada. Despejemos la mente de los nuestros. Recuperemos a los nuestros. Que no cuenten, los islamofascistas, con ninguna simpatía o apoyo por parte de los europeos. Esto, me parece, es sumamente importante. Que los europeos todos tengamos claro con quien nos enfrentamos, qué clase de gente nos está invadiendo ‘pacíficamente’ (de momento), que conozcan el verdadero rostro y las verdaderas intenciones de estos inmigrantes, de estos inquilinos, de estos huéspedes indeseables.
El futuro de Europa peligra. Su número aumenta cada día. Aprovechan este despiste y esta confusión que amplios sectores de la población europea alberga sobre el islam. A los listillos musulmanes les viene de perlas esta ingenuidad, esta confusión, esta ignorancia. Prosperan cada día. Cada día más poder e influencia. Cada día más arrogantes e insidiosos.
No sé cuál será el final de este terrible asunto. Cuando vengamos a darnos cuenta estaremos inundados de extranjeros musulmanes que odian todo cuanto hemos logrado. No sé cómo volver a traer a Europa a nuestra gente. Los insultos que estos sectores progres y ‘multis’ nos prodigan son los clásicos ‘racistas’, ‘xenófobos’, ‘islamófobos’ y qué se yo más. De momento nos denigran. Somos nosotros, que advertimos de los peligros del islamofascismo, los fascistas. Ésta es la paradoja, la dolorosa contradicción que, en primer lugar, hay que resolver.
Nuestra gente tiene que tener claro que nosotros hablamos desde la democracia. Que el islam no es democrático en absoluto. No podemos establecer el rechazo desde el cristianismo, o desde el judaísmo. Volverían a enzarzarnos en una interminable polémica medieval, nos hundirían de nuevo en la Edad media (que es donde ellos viven y a donde quieren hundir al planeta entero), nos alejarían del momento presente. Es desde la democracia que hemos de hablar. Situarnos en la Europa democrática contemporánea. Desde el ‘status’ jurídico, político, económico, social, cultural… alcanzado.
*P., los que no hemos tenido la experiencia de vivir en tierra del islam (dar al-islam) agradecemos que voces sinceras hablen de lo que allí sucede. Mis críticas tienen un fundamento libresco, teórico, podríamos decir. Me baso en mis lecturas y en mis conocimientos indirectos acerca del mundo islámico. Las voces que contra el islam surgen dentro de su ámbito, o que han tenido contacto directo con ellos nos son inapreciables. Cuando a los musulmanes que pululan por aquí se les relata su propia historia, la antigua o la contemporánea, se tapan los oídos. No quieren escuchar lo que todo el mundo sabe, tanto por experiencia directa como por conocimientos indirectos. Consideran que todo el mundo los odia, y nos acusan (a los europeos) de racistas o de islamófobos. No tienen en cuenta nuestra tradición crítica, que ellos mismos pueden experimentar en nuestras tierras. Quiero decir, que pueden ver en nuestros informativos, por ejemplo, o en nuestra prensa, o en nuestros libros, nuestra voluntad de verdad y de justicia. Si hemos superado, los europeos, etapas denigrantes de nuestra propia historia ha sido gracias a nuestro espíritu crítico y nuestra búsqueda de la justicia y de la verdad. Por eso estamos donde estamos y vivimos como vivimos. Las formas de vida que exporta (o lo pretende) el islam, tú, y muchos otros lo han dicho, desde dentro y desde fuera, son denigrantes para todos salvo para la minoría dominante. El concepto 'islamofascismo', acuñado en Europa, le hace perfecta justicia. No se comprende cómo algunos europeos de izquierda (progres, multi-culturalistas) les siguen el juego a este fascismo encubierto. Sólo desde la ignorancia pueden apoyarse ideologías como el islam con la excusa del multiculturalismo. Esos progres que apoyan manifestaciones islámicas con la excusa de apoyar el multi-culturalismo es como si estuvieran apoyando a partidos fascistas sin ellos advertirlo. Son tontos útiles, como decimos por aquí, en manos del islam.
*¿Qué tienen ustedes contra todos los demás? Se les podría tal pregunta a los judíos, a los cristianos, y a los musulmanes, sin salir de sus respectivos libros religiosos. Contra la ‘gente’ (acordaos del término, en su momento despectivo, ‘gentil’), contra los paganos, los idólatras y demás. Esto es, contra el resto de las culturas. El judaísmo se limitó a un pequeño territorio donde destruyeron con saña a todas las poblaciones y culturas que allí vivían desde hacia milenios. Porque el dios de los ejércitos así se lo ordenaba. Esto puede leerse en los textos del Antiguo testamento que conciernen a la conquista de su tierra ‘prometida’. Pienso que es el primer racismo de la historia -avalado por el mismísimo dios. Esta actitud hostil contra la gente, contra los otros, contra los demás, la heredaron los cristianos y los musulmanes. La expansión de ambas ideologías, universalistas y totalitarias, supuso la extinción (por la violencia, por la destrucción, por la alienación de los pueblos) de la cultura egipcia, la fenicia, la griega, la romana, la celta, la germana… la persa, la india islamizada… Es innumerable la lista de culturas y pueblos desaparecidos bajo el cristianismo y el islam (en los cinco continentes). Y en ambos casos es la palabra del dios la que ordena convertir al otro, por las buenas o por las malas, en cristiano o en musulmán.
No hay otras culturas u otras tradiciones que hayan adoptado tal actitud hacia los otros. La historia pre-cristiana y pre-islámica nos muestra grandes expansiones y conquistas (europeas, asiáticas, y africanas), a veces muy violentas, donde sólo interesaban las riquezas de la zona o su situación geopolítica y demás; a la gente, una vez conquistada la tierra, se la dejaba en paz.
Lo único que decimos los que censuramos el islam (u otras ideologías universalistas y totalitarias), es ¿por qué? ¿Por qué esa hostilidad hacia el otro? Los mismos términos que usáis os delatan, son términos despectivos (idólatra, infiel, ‘gente’, pagano…). Esos términos y esa actitud están en vuestros mismos textos religiosos. Se os llama la atención sobre esto. Cuando os enfurruñáis y decís que mentimos, no comprendemos, y se nos ocurre la pregunta de P., ¿pero, es que no conocen ni su propio texto religioso?
S.,, Y., A.,… no tenemos nada contra los hombres y mujeres islamizados (por las buenas o por las malas), sino contra las ideologías.
Mirad, nosotros, los europeos, no hablamos ya desde el cristianismo, sino desde la democracia. No es el europeo cristiano el que os pone pegas, sino el demócrata.
Nosotros, los europeos, recuperamos la democracia (de origen griego), precisamente para acabar con los conflictos religiosos (cristianos) que durante siglos desgarraron a Europa.
Atended a vuestra historia. Aún hoy las distintas sectas musulmanas se masacran entre sí. Os llamamos la atención sobre las recientes y reiteradas matanzas de chiíes por suníes en Pakistán. Y cómo, incluso, los diversos grupos terroristas se niegan y se destruyen entre ellos; se niegan entre sí (su pureza islámica). Mutuamente se acusan de apostatas, infieles y demás. Es horrible. Tenéis que pasar página. La población de los países islámicos está en manos de los clérigos o las autoridades religiosas. Instrumentalizados y enfrentados. Es terrible vuestra misma situación. El ámbito islámico está múltiplemente dividido y enfrentado.
Tenéis que comprender nuestro temor y nuestra prevención. Porque la actitud hostil, arrogante, y ofensiva hacia el otro nos trae malos recuerdos. Porque estáis exportando vuestro fanatismo y vuestro modo violento de resolver las cuestiones aquí en Europa que, repito, es nuestra tierra sagrada, nuestra tierra santa. Porque no os interesa Europa, ni nuestra cultura, ni nada de nada.
Nosotros los europeos superamos el cristianismo. Su universalismo, su intolerancia, su dogmatismo, su horror… (la inquisición es sólo un aspecto de su historia criminal). Atended cómo no tenemos rubor en criticar los aspectos más denigrantes de nuestra propia historia. Tomad nuestro espíritu crítico, nuestra libertad de pensamiento, nuestra tolerancia democrática… Os aseguro que no os hará daño.
*Lectura precipitada, juicio precipitado. Y., no te pido que leas todo lo que escribe cualquier otro, pero una vez en el blog podrías haber echado una ojeada algo más detenida, habrías advertido que no todo trata sobre el islam. Por lo demás, mi crítica se extiende a lo que es una categoría filosófico-antropológica como son ‘las religiones universalistas’. En esta categoría entran el judaísmo, el cristianismo, el islamismo, el zoroastrismo, el hinduismo, el budismo… y algunas otras menos conocidas (o menos exitosas). Son las ideologías universalistas y totalitarias, sean religiosas o políticas (comunismo), lo que critico y censuro. Me interesan otros temas (Sobre bioética). Pero, repito, no estás obligada a leer todo lo que hay por ahí.
En cuanto a A., y el resto de los musulmanes que participan en este debate, parece que en cuanto éste alcanza cierto nivel, o no se puede con la oposición, se les descalifica, simplemente, y a otra cosa. No estáis acostumbrados a que se os contradiga con cierta contundencia. Descalificáis a los oponentes, no a las ideas que estos defienden o manifiestan.
Nosotros los europeos estamos acostumbrados a esta literatura filosófica crítica. Musitamos palabras de agradecimiento a los filósofos y pensadores que en estos doscientos últimos años nos han sacado de las tinieblas del pasado. A ellos les debemos nuestro actual status cultural, jurídico, político, científico y demás. De no ser por estas figuras, aún estaríamos en la Edad media. Por ello nuestra veneración por estos hombres y mujeres A nosotros nos fue bien, nos hizo bien. No nos hizo más grandes, ni más fuertes, sino mejores. Mejores hombres, mejores sociedades. Digamos que los europeos estamos ya en otro mundo, en otro espacio cultural.
Parece que es un diálogo imposible. Nosotros nos empeñamos en traeros al presente, y vosotros os empeñáis en hundirnos en el pasado.
Queremos seguir progresando y evolucionando. Vosotros representáis la regresión, la involución, la vuelta atrás. Perderíamos lo conseguido. Nuestra libertad, entre otras cosas.
Vuestro discurso nos resulta oscuro, sombrío, siniestro. No lo podemos evitar. Nos traéis el recuerdo del período cristiano (cuando los sacerdotes cristianos eran el poder). No encontramos diferencias entre vuestros clérigos o vuestras comunidades y ellos. Es como un fantasma del pasado que volviera con las más negras intenciones.
Podéis abandonar el debate si os place. Esta actitud no revela otra cosa que no queríais un debate sino un lugar donde envaneceros de vuestra fe, y donde, quizás, pudierais conseguir algún que otro converso o simpatizante.
*P., la situación del Islam en Europa es preocupante, muy preocupante. Es obvio que se están propagando, y no sólo en Europa. Hay flujo de musulmanes en todo el planeta (en las Américas, en Australia… en todos lados). En cuanto su número es suficiente en una ciudad o en un país, comienzan su táctica de complicarles la vida a los naturales, a los autóctonos. Se discuten sus leyes, se critican o censuran sus costumbres, se insulta… En fin, no sé cómo terminará esta historia. Tampoco sé cómo informar a los europeos sin que estos me acusen de racista, xenófobo o islamófobo. La crítica o censura del islam está mal vista, o es políticamente incorrecta. Es una situación un poco angustiosa que me llena de ira y de impotencia.
La hermosa tradición ilustrada y crítica europea (desde el XVIII) ha desaparecido, los intelectuales están en las nubes. Hay multitud de contradicciones y paradojas en nuestra conducta. A simple vista se diría que no sabemos qué hacer. Nuestro mismo ideario democrático nos ata de pies y manos. Esto lo están aprovechando bien los clérigos y las comunidades musulmanas. Estamos perdiendo un tiempo precioso. No quiero ni pensar qué sucederá en el futuro si persistimos en nuestra pasividad actual.
*P., el islam forma parte de un edificio que he intentado derribar. Si he conseguido derribar alguno de sus pilotes, es posible que el edificio se derrumbe solo. Con todo, esos mundos están para mí muertos o idos. Por lo que a mí respecta lo he conseguido.
*P., no he vuelto a colaborar en el debate. Es imposible. Están bien instruidos, bien aleccionados. Eso les honraría si defendiesen sus propias tradiciones, pero los islamizados pertenecen a pueblos que en su momento perdieron sus culturas; no defienden sus propias tradiciones autóctonas, sino las del pueblo que las destruyó, y que los alienó, incluso. Esto es un fenómeno que me apena por lo que respecta a la muchedumbre de hombres y mujeres desarraigados y, además, instrumentalizados.
Personalmente me interesan las tradiciones del mundo entero, sobre todo las autóctonas. No las denominadas religiones de salvación, que son universalistas y, en algunos casos, totalitarias. Me refiero a la tradición judeo-cristiano-musulmana, así como el hinduismo y el budismo. Estas tradiciones han destruido o deformado numerosas culturas autóctonas en todo el planeta. El hinduismo es una reforma sacerdotal de la antigua religión/cultura védica, que es la verdaderamente antigua, aunque los sacerdotes hinduistas siguen usando el Rig-Veda (los Vedas, en general). Y el budismo es una reforma a su vez del hinduismo. Estas tradiciones son muy destructivas, aunque no lo parezcan. El budismo en Tíbet, por ejemplo, deformó la cultura autóctona tibetana. Hay una fiesta en la que se celebra la expulsión de los ‘demonios’ por los sacerdotes budistas. Los demonios resultan ser las antiguas tradiciones tibetanas. A esto me refiero. También en Europa los sacerdotes cristianos ‘celebraban’ la caída o la destrucción de nuestros dioses y tradiciones autóctonas.
Es este fenómeno de alienación y extrañamiento espiritual de los pueblos con respecto a sus propias tradiciones milenarias (y la pérdida de estas tradiciones) a lo que constantemente aludo en lo que escribo. Finalmente son las tradiciones universalistas las únicas que quedan. ¿Por qué? ¿Por qué lo hicieron? ¿En nombre de qué o quién destruyeron o deformaron tantas culturas y desarraigaron espiritualmente a tantos pueblos? ¿Cómo…? También el hinduismo tuvo su momento de expansión sobre el sudeste asiático (llegaron hasta el Vietnam actual, donde se conservan templos hinduistas (que fueron malignamente bombardeados por los USA)). Esta expansión dejó incluso lenguas (Tailandia, Malasia…), fíjate en los nombres de los personajes, o de las ciudades (singa-pur, por ejemplo).
En mi opinión hay que deslindar estas religiones universalistas de las tradiciones autóctonas puras. Hay que establecer la distinción. Y los pueblos han de recuperar, en la medida de lo posible, sus propias tradiciones.
De lo que se trata es de usar nuestras propias tradiciones, sus conceptos, sus mitos, sus tradiciones, su sabiduría. Un retorno a lo étnico. Las ideologías universalistas, religiosas o políticas, han traído y traen muchos problemas. De todo tipo. Nos lo han demostrado y nos lo demuestran. Esto también he tratado de ponerlo de manifiesto en lo que escribo.
*P., estamos solos. Los debates sobre el islam están ocupados por ellos. Esto sólo quiere decir que los europeos no tienen el menor interés en este asunto. Ya se arrepentirán.
*P., es lo de siempre. Los pseudo-intelectuales, y los solidarios (con los otros), y los ‘multis’, y los ‘guays’…
El problema que tenemos en Europa con estos pseudo-intelectuales, pseudo-ilustrados, pseudo-solidarios… es tremendo. La desorientación, el despiste de este sector de la población. Coadyuvarán, sin duda, a la desaparición de Europa. Los ‘comunistas’ denominaban a estos ingenuos ‘tontos útiles’. En su narcisismo y en su vanidad no advierten la instrumentalización que de ellos hacen todos los sinvergüenzas.
Tremendo, tremendo. No sé cómo terminará toda nuestra historia. Ciegos, Torpes. Me entristece todo este asunto.
*…el totalitarismo islámico es el peor problema con el que se enfrentan las democracias europeas en los momentos presentes.
Lo del ‘sometimiento pactado’ aplicado a las poblaciones conquistadas que no se islamizaban es un eufemismo, como asimismo el concepto ‘protección’, que es el que suelen usar los textos musulmanes. Un eufemismo insultante y cínico. En el ‘diccionario de islam e islamismo’, de Luz Gómez García puedes leer (art. ‘dimmi’) que estas poblaciones han de reconocer la ‘superioridad’ del Islam y ‘acatar una serie de restricciones que los sitúa en inferioridad jurídica, fiscal y política frente a los musulmanes’. No parece que sepas mucho sobre este asunto. Infórmate, por favor. El concepto ‘dimmi’ es quicial para comprender la naturaleza totalitaria del islamismo y su comportamiento arrogante e insidioso para con las poblaciones no musulmanas que tienen la desgracia de vivir en tierras del islam (dar al-islam). Son los antípodas de un Estado democrático. Olvídate de la igualdad ante la ley y otras peculiaridades de nuestras democracias occidentales.
*M., la única ignorancia construida es la de la población musulmana. Carentes de libertad de expresión en sus propios países, absolutamente dirigidos por los clérigos y las autoridades religiosas. Manipulados desde la cuna a la sepultura.
*Aprecio la democracia en lo que vale. Conozco su valor. Algo que las jóvenes generaciones parecen ignorar. Pensarán que la democracia nos llovió del cielo. La democracia cuesta. Nos costó a nosotros los europeos sangre, sudor y lágrimas.
No soy partidario de plantear el debate como un enfrentamiento entre las religiones del libro (judíos, cristianos y musulmanes). Lo que hicieron unos y otros y todo lo demás. La Edad media pasó, por los dioses. Nuestro siglo LXI (era de la escritura), y el lugar dónde nos encontramos, Europa, nos obliga a replantear el debate. Es un debate entre ideologías. Y entre ideologías totalitarias (religiosas o políticas) y la democracia.
No me parece preocupante la falta de prácticas cristianas en la Europa actual (católicas, reformistas o de cualquier otra secta). Tampoco me parece un resultado de la hipocresía. Nuestro ‘cristianismo’ es meramente nominal (por nuestra incontrolable educación infantil), pero, una vez adultos, ni conocemos, ni creemos, ni seguimos, ni nos interesan la(s) dogmática(s) cristiana(s), vengan de donde vengan. Al menos a la inmensa mayoría de los europeos. Hoy no somos cristianos en Europa, sino demócratas. Y no hay que lamentarse por ello. Hemos evolucionado ideológicamente. Y los conceptos, así como las maneras de vivir, que nos traemos y nos llevamos ahora son los de esta época democrática.
El Islam es una ideología totalitaria (y repito de alguna intervención anterior), y quizás la más terrible que haya visto la luz en este planeta. Su aspecto religioso engaña a primera vista.
Cuando en este debate se ha hizo alusión a los aspectos duros y terribles del islamismo es cuando comenzaron los insultos. Ya dije en una intervención anterior que nosotros los europeos estamos acostumbrados a la auto-crítica. Pero este no parece ser el caso de los musulmanes que intervienen o han intervenido aquí.
Quizás, sí, este debate se debería llamar ‘anti-islam’. ¿Y qué problema habría con ello? ¿No tenemos derecho los demócratas europeos, que tantas malditas dictaduras hemos padecido, a denunciar la naturaleza totalitaria y fascista del islam? Tenemos derecho y libertad para hacerlo. Por los dioses.
*Ya respondí en su momento a la pregunta del debate y dije que no, que no creía que los musulmanes aceptasen a creyentes de otras religiones (te remito al Corán). Tan sólo tienen cierta consideración hacia los cristianos y los judíos (la gente del libro, como dicen); y, cuando tienen el poder, bajo condiciones humillantes y vejatorias (te remito a la historia y al concepto ‘dimmi’). Que algún musulmán me discuta esto.
No ignoro en absoluto la cultura musulmana; ni su literatura, ni su filosofía, ni su arte. La aprecio en lo que vale. Una de las grandes culturas de la humanidad. Pero nada más, no es la única cultura (aunque lo pretenda). Se debería conocer más la cultura china, la cultura japonesa, las culturas pre-cristianas y pre-islámicas del planeta entero (Egipto, Grecia, Roma, Persia…las culturas pre-colombinas), o las culturas de los pueblos cazadores-recolectores supervivientes. Hay muchas culturas. Y mucha sabiduría en estas culturas. En los momentos actuales los seres humanos deberíamos tener una cultura universal. Y apreciar por igual a todas ellas, incluida la nuestra…
*J. P., me gustó mucho esta frase tuya: ‘los progres españoles besan la mano de cualquier teocracia que no sea aquella que ellos conocieron’. Breve, contundente, clara, precisa, acertada. Justo en el blanco. ‘Tirar bien con el arco y decir siempre la verdad’, decían los persas aqueménides.
He observado con dolor y perplejidad la evolución de la izquierda española en estos últimos veinte o treinta años.
Recuerdo en mi adolescencia y en mi juventud las mesas petitorias que el nacional-catolicismo franquista montaba en algunas ocasiones; cuando las damas de la alta burguesía se nos acercaban con aquellas huchas para pedir para los pobres negritos o los pobres moritos. No sé si has llegado a conocer esto. Personalmente me repugnaba tal imagen. ¡Ay, la caridad cristiana! Era la viva imagen del cinismo y de la hipocresía.
No otra es la sensación que me produce en estos momentos la izquierda o los progres españoles. Es una izquierda que ha perdido los papeles, que se solidariza con la dictadura castrista, con dictadores camuflados como Chávez; que guardan silencio sobre cualquier atropello que no sea el cometido por los USA o algún país europeo. No les veo manifestarse contra las matanzas de cristianos y animistas en Sudán, pongamos por caso.
*Nos insultan, nos agreden, nos amenazan. En nuestras calles, en nuestras ciudades, en nuestras tierras. En nuestra propia casa, en nuestro propio hogar. No hay cogones en Europa. No hay dignidad, no hay orgullo. Generaciones castradas. Hombres y mujeres. ¿Hasta cuándo?
*Te recordaré, B., que la primera gran destrucción de las tradiciones ancestrales la llevo a cabo el cristianismo en Europa , así como la difamación de los antepasados, la pérdida de nuestros dioses autóctonos, y otras tristes historias. La primera gran alienación. Es ahí cuando los europeos perdieron la dignidad, el orgullo, y el honor. Cuando se abandonó lo propio y se adoptó lo ajeno. Estos ‘valores’ se pierden sólo una vez. Y también de una sola vez se recuperan.
La recuperación de la dignidad y el orgullo y el honor pasa necesariamente por la recuperación de estas tradiciones autóctonas (siquiera sea espiritualmente), la recuperación de los dioses autóctonos, y la veneración a nuestros antepasados verdaderos (no Abraham o Moisés).
Lo primero es situarnos. ¿Qué tememos ahora? La pérdida de nuestras tradiciones culturales, religiosas, artísticas, científicas… es decir, tememos perderlo todo. Pero esto ya pasó una vez. La primera. La pérdida primordial no ha sido resuelta. Seguimos alienados. No somos nosotros, los europeos, sino los europeos cristianos. Mira esto, los germanos eran los germanos, los celtas eran los celtas, los romanos eran los romanos, los griegos eran los griegos… ¿Que paso después de la cristianización? No hubo más que cristianos y ‘paganos’. Así comenzó nuestra historia alienada.
*Honra a tus padres, venera y cultiva a tus antepasados y a tus dioses autóctonos. Recupera tu tierra sagrada. Europa es la tierra sagrada de los europeos.
Acordaos de Balder, su retorno. Ya llega, ya es. No viene solo. Le acompañan Indra, y Heracles, y Arturo, y los hijos de Odín y de Thor. Y todos los dioses de la vieja Europa. Ese espíritu viene, ya está entre nosotros. Expulsaremos a los musulmanes de Europa, los echaremos de aquí, los echaremos a patadas.
*Habéis perdido el oído y habrá que enseñaros de nuevo. Vosotros sois Balder, y Arturo, y Heracles, y Thor… Vosotros sois los héroes que liberaréis a Europa de la amenaza musulmana, no hay otros. Nadie lo hará por vosotros. Nadie lo hará sino vosotros. Vosotros o vuestros hijos. Ése es vuestro destino. Os ha tocado.
No sea ésta una batalla entre cristianos y musulmanes (erráis el camino por ahí), sino entre europeos y musulmanes. Recuperad primero vuestras identidades autóctonas pre-cristianas. La griega, la romana, la germana, la celta, la eslava… Volved a ser europeos. Por eso, venera a tus antepasados; los tuyos, no los de un pueblo otro (no Abraham o Moisés). Os desarraigaron de aquí y os injertaron en el árbol judío. Tus antepasados verdaderos están aquí, en Europa. Fueron celtas, germanos, romanos… Vuelve a venerarlos. Recupera los dioses autóctonos.
Recuperarás el honor, la dignidad, y el orgullo que te fueron quitados (que les fue quitado) cuando la cristianización. Fue una alienación espiritual. Difamaron a nuestros antepasados, profanaron nuestros lugares santos, nos privaros de nuestros dioses.
Situaos. Enfrentaos como europeos a este problema. Considerad a Europa como nuestra tierra santa, sagrada. Llenaos de ira y de furia. Recuperad la maza de Heracles, el martillo de Thor… Expulsad al enemigo.
*Hay que comenzar con la tarea de la recuperación espiritual de la Europa gentil. Este lenguaje. Expandir estos nuevos conceptos.
Es un lenguaje nuevo que puede unificar toda la oposición al islam que en estos momentos se da en Europa. Supuestos nuevos. Mundos nuevos. Conceptos nuevos. No son arbitrarios, no son caprichosos. Se fundamentan en nuestras tradiciones europeas (o indoeuropeas) ancestrales y autóctonas.
Sólo el lenguaje simbólico nos separa. Yo recurro a los dioses y a los manes autóctonos; a los parámetros simbólicos europeos autóctonos, pre-cristianos. Recupero mis claves simbólicas. Que son también las vuestras. No vienen de Asia, o de África, o de América, estos mitemas y teologemas. Los produjeron nuestros antepasados aquí, en tierras europeas. Podemos expresarnos espiritualmente con ellos. No necesitamos lenguajes simbólicos ajenos.
Yo os propongo que volváis a usar el lenguaje ancestral y autóctono. Vuestro espíritu se verterá igualmente en ellos. Porque el espíritu no es esclavo de los discursos simbólicos, sino el señor de estos discursos. El espíritu es creador de mundos simbólicos.
*Es la última oportunidad. No habrá otra. El islam irá creciendo en Europa. Las armas contra el islam se han agotado. Ni el cristianismo ni la democracia movilizarán a nuestra gente. Lo estamos viendo. Bien al contrario. Son estos ideales los que moderan o confunden. Necesitamos un lenguaje fuerte, un pensamiento fuerte. Que nos fortalezca, que imprima carácter y seguridad a la lucha. Un frente concreto. En toda Europa.
Unificar a Europa bajo estos supuestos simbólicos que os propongo. Seremos un bloque, una nación. Espiritualmente unida. Religada a sus raíces autóctonas. Renacida, nueva.
Apuraos que apenas queda tiempo.
*Llew, llevas el nombre de una divinidad celta. Es un heterónimo de Lug, el dios luminoso de los celtas. Aparece en el Mabinogion, un texto tardío (s. XII) de la religión celta. Numerosos topónimos de la península ibérica tienen que ver con Lug. Pese a tu nombre, divino y autóctono, enarbolas la cruz cristiana, y te arrodillas ante un dios extranjero. Sirves a un dios extranjero. Contra los tuyos.
Todo tiempo es el tiempo cuando se trata de la recuperación de lo perdido. Nunca es tarde. Las prendas, propias, que disfrazan a ese dios no lo hacen menos extranjero. Piensa que todos los parámetros (geográficos, históricos, lingüísticos, espirituales…) nos remiten a una tierra extranjera. Patriarcas, ríos, montañas… Nos extraña de nosotros mismos, tal dios.
Cuando salte la chispa, dices. Te pones en manos del destino. Cuando salte la chispa… En un futuro incierto, indeterminado. ¿Crees que la chispa se encenderá sola? Es una manera de no hacer nada. De postergar la acción. De dejarla en manos de otros. ¿Sois vosotros, entonces, de aquellos que esperan que la chispa la enciendan otros? No es propio de guerreros. Os doy la oportunidad de ser vosotros la chispa, y aún el mismo fuego. De ser vosotros los primeros. Lo que os propongo es una labor de largo alcance. Es una labor pedagógica y revolucionaria. Es un comienzo, una aurora. Iniciar un movimiento.
Os entrego armas conceptuales tanto más potentes que el ‘Santiago y cierra España’. Te diré de paso que ese Iaco del que procede el nombre de sant-iaco (compáralo con el caso ‘sant-ander’) es una divinidad céltica gallega. Los sacerdotes cristianos usurparon tantas cosas…
Son nuestras tradiciones deformadas, profanadas, desfiguradas… las que como tristes exvotos disfrazan a ese dios. Así lo hicieron los sacerdotes cristianos para hacérnoslo menos extranjero. Pero hay que carecer de orgullo y de dignidad para contemplar tal impostura y tal usurpación con complacencia. O estar muy alienado. Después de todo han pasado mil setecientos años. Pero nunca es tarde para que un pueblo recupere lo que es suyo, lo que le fue quitado. Nos privaron de nuestros antepasados, de nuestros dioses autóctonos. Desacralizaron nuestra tierra. Perdimos Grecia, Roma, la cultura celta, la germana… Lo perdimos todo.
Es una nueva conciencia. Un ser simbólico renovado. Nos enfrentaremos a este nuevo enemigo (el mal, como tú dices) con las armas de los antepasados. Desde la Europa gentil. Bajo el signo de la Europa gentil. Es una dignidad ancestral y autóctona, propia, lo que necesitamos. No una dignidad prestada, y emparentada con el enemigo. Nos enzarzan en una polémica fraternal semita. Judíos, cristianos, musulmanes. ¿Qué nos va a nosotros esa demencial querella? Tenemos que abandonar ese lenguaje. Salir de ese laberinto conceptual. Nos extraña de nosotros mismos; se trata de la Europa judeo-cristiana o la Europa musulmana. Entiéndase esto. No sea ésta la querella, pues, no sea ésta la batalla. No bajo esos parámetros simbólicos.
Ya dije en un envío anterior que no debemos plantar esta batalla como cristianos, sino como europeos.
*J. P., perdona que te haya dejado solo en el debate. Me ha echado el tema, que para mí está muerto y más que muerto. Es como hablar con fantasmas del pasado. Son almas muertas, detenidas.
El problema de los enfrentamientos de las culturas está ya para mí más que ido, más que pasado, más que resuelto, más que muerto. Inexistente pará mí todo eso. Desde hace tiempo.
*¿Se trata aquí de una discusión entre judeo-cristianismo y ‘paganismo’? No es el caso.
No se trata de eso. Somos un pueblo alienado desde antiguo. Desde la cristianización. Los que ahora teméis de los musulmanes es lo que ya nos pasó a manos de los sacerdotes cristianos. La pérdida de nuestras culturas.
Lo que yo reivindico es lo nuestro. Lo griego, lo romano, lo celta, lo germano… Lo ancestral y autóctono. Es una recuperación espiritual de lo que se trata. Que formen parte de nuestra cotidianidad y de nuestra vida. De la educación de nuestros hijos. Que estén presentes en nuestras vidas. En nuestras calles, en nuestras ciudades. Que recuperemos nuestras identidades europeas pre-cristianas. La griega, la celta, la germana… Que sea desde ese espacio y desde esos mundos simbólicos que arremetamos contra el enemigo, contra cualquier enemigo. Contra cualquiera que quiera hacernos daño. En el nombre de nuestros antepasados, de nuestros dioses autóctonos, de nuestra tierra sagrada. ¿Qué locura hay ahí?
Tenéis que observar la manera de funcionar de los musulmanes, ellos sí, guerreros. Sus claves simbólicas les mueven. Mirad lo claro que tienen las cosas. ¿Y nosotros, los europeos, tenemos las cosas claras? ¿Desde dónde ‘disparamos’? ¿Tenemos un lugar único desde donde repeler la agresión? ¿Unas consignas claras para todos?
Es una ofensiva verbal, cultural, espiritual, lo que os propongo. Una guerra fría. Armas conceptuales. Lucha cultural. ¿Desde dónde? Desde Europa, os propongo yo, desde la Europa europea, desde la Europa gentil.
Vosotros no sois de quien decís ser. No os lo reprocho. No os llamo hipócritas. Nuestro cristianismo es meramente ‘nominal’. No pudimos controlar la educación que se nos daba de pequeños. Se nos hizo cristianos como se nos podía haber hecho musulmanes. Pero el lenguaje judeo-cristiano-musulmán ha perdido calor, sabor, vida. Se ha deteriorado solo, ante nuestros ojos. No sólo esta tradición, sino todas.
Nuestros tiempos son tiempos de transición. Han sucedido muchas cosas en el orden epistemológico que han arruinado los mundos simbólicos del pasado neolítico. Es el lenguaje espiritual del neolítico, las culturas del neolítico las que han perdido fuelle, fuerza, vigor. Estos nuevos conocimientos nos han aportado un nuevo cosmos, una nueva naturaleza viviente, un nuevo hombre. Nosotros somos criaturas de este período. No podemos evitarlo. Todos los mundos del neolítico han caído.
Atended a esto. El sol, la luna, las estrellas… del neolítico han perdido su luz. Estamos espiritualmente a oscuras. Lo reconozcamos o no. Aquí, en Europa.
Por diversas razones, nosotros, los europeos, somos la vanguardia espiritual del planeta entero. Os lo explicaré. Es aquí en Europa donde se ha gestado este nuevo período que vivimos. Copérnico, Galileo, Newton, Einstein, Darwin, Marx (el filósofo), Nietzsche, Wittgenstein, Lévi-Strauss… Hemos cambiado el mundo. Nueva cosmología, nueva biología, nueva antropología… nuevo arte y pensamiento. Todo ha nacido aquí. Es Europa la que se ha renovado, por sí misma, en sí misma. Nosotros somos los hijos de esa Europa nueva, renovada. Nuevos parámetros simbólicos que mamamos desde pequeños. Nos han hecho inexorablemente criaturas nuevas. Aunque no lo advirtamos.
Esta transición es, simbólicamente, como un diluvio, una catástrofe. Lo arrastrará todo. Ya lo ha hecho. A nuestros ojos europeos muchas cosas han muerto. Lo reconozcamos o no.
La hora es la hora del futuro. Os hablo ahora de la nave Futuro. Hemos de proseguir el camino, como seres vivientes, y como seres simbólicos (culturales). Dada la situación. ¿Qué llevaremos con nosotros a la nave Futuro? ¿Qué, del pasado, llevaremos con nosotros, los europeos, a la nave Futuro?
Ésta es la tesitura, entre otras, que yo os propongo. Hay que pesar nuestro pasado neolítico, el autóctono, y el alóctono. ¿Llevaremos con nosotros al futuro las tradiciones y la fe de otro pueblo? ¿Por qué no transportar al futuro a los nuestros? Pensad que si dejamos aquí a los nuestros los condenamos a la muerte y al olvido. Cientos de generaciones de nuestra sangre, de nuestro genio. Antepasados, Manes griegos, romanos, celtas, germanos… ¿Preferís transportar los Manes de otro pueblo? ¿Preferís abandonar, pues, a los vuestros?
Lo que os digo es que lo que pase aquí repercutirá en el mundo entero. El paso que ahora nosotros demos lo seguirá en su momento el planeta entero. ¿De qué se trata, pues? De que seamos nosotros, los europeos, los primeros en dar el paso que os propongo. Recuperación de nuestros mundos ancestrales y autóctonos y hacia la nave Futuro. Que cada pueblo haga lo propio. Cada pueblo con sus respectivos Manes. Porque estos son los tiempos.
¿Qué pasa con los musulmanes…? Los pueblos cristianizados o islamizados son pueblos extrañados de sus orígenes. Son pueblos espiritualmente alienados. En su momento perdieron sus culturas autóctonas. Egipcios, griegos, fenicios, romanos, celtas, persas, indios… Perdieron sus culturas ancestrales y las sustituyeron por una religión/cultura ajena. Si esto se ve claro. Es más que probable que los pueblos se rebelen contra las ideologías que en su momento los alienaron de sí. Es probable que estas ideas que aquí os expongo contribuyan a arruinar el poder del clero musulmán, por ejemplo, en su área de dominio.
Lo que os propongo es más revolucionario de lo que a primera vista pudiera parecer. Puede precipitar el paso de los pueblos al nuevo período, a la nueva era. Muchas cosas quedarán atrás. Es un juicio también. Es el momento del juicio.
*P., los debates sobre el islam con musulmanes no valen gran cosa, la verdad. Yo ya comprobé que en estos debates sólo participan para hacer apología de su fe y conseguir prosélitos y simpatizantes. Los ingenuos somos nosotros. Hemos pecado de honestos, de sinceros.
Ese musulmán español que me citas es un pobre diablo. No va más allá del periodo musulmán. Pero eso les pasa a todos los musulmanes, como tú bien sabes. Cuando hablan de antepasados o ancestros (los salafistas) se remiten a los del período de los ‘cuatro califas’. No van más allá, ignoran sus antepasados indonesios, o persas, o egipcios… o españoles de la Bética romana, o pre-romanos (pueblos de lenguas celtas en su mayoría, incluidos los famosos tartesios). Es la ignorancia, pero también la instrucción que reciben. Es deplorable este asunto. ¿Qué puedes decir a alguien tan rematadamente alienado? Es un muro, un bloque, un ladrillo. Me espanta tanta oscuridad mental.
Tenemos, a mi manera de ver, que repensar, nosotros los europeos, nuestra posición en el mundo, en la vida. Tomar partido. Decidirnos claramente por un mundo.
A nuestro pesar participamos en los debates. Estas son las contradicciones que nuestro fondo nihilista imprime a nuestra acción. Hemos de creer, y comprometernos porque sí, sobre bases nuevas como puede ser la voluntad, el querer. Queremos que las cosas sean así. Pura y simplemente. Para nosotros y para nuestros herederos. Hemos de jugar de nuevo. No podemos abandonar el juego, se lo dejamos en exclusiva a ellos. Han de tener oposición estos sombríos. No es sólo nuestra vida la implicada. También lo está la vida de nuestros hijos y de nuestros nietos. Hemos de ampliar la mirada. Participamos en esta lucha por esto, por esto, y por esto. Hemos de superar el nihilismo.
Tengo para mí que Europa es la vanguardia espiritual del planeta. Que cualquier paso espiritual/cultural que se dé en Europa será seguido por el planeta entero.
Si queremos que nuestros semejantes y nuestros herederos vayan en una cierta dirección tenemos que establecer estrategias. Hay que proporcionar una base espiritual, simbólica, a nuestro pueblo europeo. ¿Cuál ha de ser?
El Islam ha hablado. Ha dicho bien claro lo que quiere. Quiere el mundo. Quieren imponerse en el mundo. De una u otra forma; por las buenas o por las malas.
Europa debe responder. Tiene que darse una respuesta de Europa.
La respuesta de Europa debe clarificar nuestra posición en el mundo. Una oposición clara y neta a los abusos de la población musulmana que en la calle y desde sus mezquitas censuran y difaman nuestras tradiciones culturales, espirituales, políticas, científicas… En nuestra propia casa, en nuestro propio hogar. Una posición clara desde donde responder a estos peligrosos creyentes, a estos huéspedes indeseables. Desde donde, incluso, rechazarlos. Una concepción religiosa, simbólica, vinculante. Una Europa concreta.
*P., volviendo sobre el tema de un debate sobre Europa, yo lo plantearía como un debate de los europeos sobre su futuro. Qué clase de futuro quieren para sus hijos y herederos. Un debate de europeos de corazón. Qué les parece los momentos presentes. Cómo les parece que va a evolucionar. Hacia dónde nos dirigimos.
El islam se extenderá por todas partes. En todas partes tendremos estas comunidades discordantes e insidiosas. ¿Qué haremos cuando peligren nuestras alcaldías, nuestros parlamentos…, en virtud del derecho al voto democrático que se les concede? Aumentarán progresivamente su población. Se unirán. Perderemos pueblos, ciudades… Podríamos anunciar ese peligro, ese futuro. Que a mi manera de ver es real.
Tenemos que partir de un futuro concreto. Hecho, por así decir. Y queremos que la gente se sume a ese proyecto. Tenemos que ofrecer ese futuro. He ahí la cuestión. Tenemos que tener claro ese futuro. Si queremos que otros se sumen a él.
Los creyentes no tienen tal problema. Los cristianos, los musulmanes, los comunistas… El mundo está dado, las consignas están dadas… Pero resulta que los europeos que (nos) importan no creen; no creen en el hombre, o en el ser humano… no creen en la cultura, no creen en nada…
Me limito a discutir la operatividad de ese nihilismo que a veces comparto. Piensa que estamos en inferioridad de condiciones frente a los creyentes musulmanes (y otros).
Esto que te comento tiene que ver con nuestra debilidad actual. Se tiene que convencer a ese europeo que está, ciertamente, más allá, para que retorne a este acá y se plantee ciertas cosas. Pero es toda Europa la que tiene que tomar una determinada dirección.
Tenemos que volver a creer los europeos. En esto, en aquello. Tenemos que volver a entusiasmarnos con una idea de futuro. Con una identidad determinada y con un futuro determinado. Tenemos que ver claro desde esos supuestos los peligros que nos puedan sobrevenir en el camino…
¿Crees que es posible esto en la Europa actual, que está madura la cosa para un proceso de auto-gnosis colectiva semejante?
Superar ese nihilismo, ese negro sol. Vencer este monstruo europeo. Es el primer enemigo que tenemos que vencer. La primera batalla. El monstruo propio, cultural, que nos detiene. Dejar atrás. Tomar partido. Ese tomar partido supone dar a nuestros hijos una educación determinada.
Es una forma de vida lo que se adopta. Algo más que unas consignas intelectuales. Formas de vida que hemos de transmitir a nuestros hijos. Tenemos que situar a nuestros hijos, prepararlos, adiestrarlos. Proporcionarles argumentos que tranquilicen sus mentes inquietas. Tenemos que darles un mundo. Y un mundo que los eleve, que los ilumine, que los dignifique.
Como antídoto también, la historia. El orgullo propio, el honor propio. Como sistema inmunitario de una cultura, podríamos decir. Los credos universales procuran destruir las culturas autóctonas. Procuran alienarnos de nuestra propia cultura. Pululan los ‘alien’. Es lucha cultural, de discursos. Son los instrumentos de los sacerdotes. Tenemos que vencer, pues, a esos discursos. No hay otros monstruos que estos discursos, que estas ideologías. Su poder sobre las mentes. Tenemos que destruir su poder.
Es una lucha P. Es una lucha real. Y yo creo que tú lo sabes. Sabes que el islam viene a por todas. Viene a por Europa. Viene a por nosotros. Tenemos que enfrentarnos con ese monstruo ideológico y demográfico que amenaza con destruir nuestra cultura, que amenaza con destruirnos.
Esto toca. Nos tocó. A nosotros y a las próximas generaciones. Cada generación que pase se agudizará el problema. Cada vez serán más. Siguen una estrategia, no hay duda. Son malos, son astutos. Y nosotros...
Necesitamos el ‘desde dónde’ lo hacemos. El lugar, la base, el fundamento, el por qué lo hacemos, qué defendemos… Tener claro esto.
*J. P., realmente comprendo tus razones. Me sabe mal no participar. Pero me sabría peor el seguir interviniendo. A los críticos del islam se nos convierte en los malos de la película y terminamos siendo los intolerantes y demás. Dialéctica infernal.
‘Hablo’ con P. Prefiero esta comunicación con vosotros. ¿Qué necesidad tenemos de salir apaleados? Son quijotadas, reconócelo.
Si, prefiero este coloquio constructivo y confortador. Cálido. Hace frío, ya, ahí afuera. Y más que va a hacer. Serán más y más. Se unirán. Contarán con partidos, votarán, serán mayoría en ayuntamientos, en parlamentos regionales… Habrá zonas con mayoría musulmana, y extranjera. Perderemos Europa democráticamente.
Hay muchas páginas/debates del islam, no sé si las has visto. Todas llevadas por musulmanes. Se meten muchachos incautos. Es terrible. Están haciendo proselitismo en nuestras narices. Nos están robando a los que pueden. Nos roban a los nuestros, esto debería estar claro. Perdemos a los nuestros. A nuestros hermanos, a nuestros hijos, a nuestra juventud. El proselitismo debería estar mal visto. Es repulsiva la mera idea. Es como incitar a la traición. Busca destruir las bases culturales propias del otro y redirigirlo luego en contra de estas. Mira a las conversas que participan en el debate. Es escandaloso. Son descastados estos conversos. Infieles. Han abandonado la fidelidad debida a los suyos. Han adoptado un pueblo otro. Van contra los suyos.
*M., has dado casi en el clavo evocando los antecedentes cristianos de la conducta de los musulmanes en tierra de ‘infieles’. Casi. Tendrías que haberte remitido al pueblo judío. Es el primero que escinde a la humanidad en dos partes, ellos y los demás, la gente. El término gentil proviene de ahí. Los gentiles, los paganos. Los infieles. Los otros.
Éste es problema, y aquél es el origen. Cristianos y musulmanes heredaron de los judíos este maniqueísmo. Esta actitud hostil hacia el otro.
Es un problema psicológico, es un problema de conducta. Tiene que ver con el ser simbólico, el lingüístico-cultural. Tiene que ver con el adoctrinamiento que reciben los niños cristianizados o islamizados a conciencia.
Vuestra actitud actual es la misma que la de los cristianos en tiempos de Roma. La misma ‘filosofía’. No participar. Censurar las tradiciones y costumbres del anfitrión. Nosotros somos los puros, nosotros somos los buenos. Esto lo tienen por igual claro tanto los judíos, como los cristianos, como los musulmanes. Fijaos en las comunidades judías, cristianas, y musulmanas a través de la historia. Me refiero a circunstancias como la que se encuentran los musulmanes actuales en tierra de infieles. Los judíos, durante cientos de años han vivido así. A espaldas de los pueblos que los han hospedado. Los cristianos hasta que tomaron el poder. Los musulmanes, sólo en las circunstancias presentes. Es la primera vez que prueban este método ‘pacífico’ de propagación. Anteriormente siempre lo consiguieron por medio de la violencia.
Los judíos recibieron desde el principio un trato humillante y vejatorio por parte de los cristianos. Cuando los musulmanes aparecen, adoptan, a su vez, el mismo comportamiento humillante y vejatorio para con los judíos y los cristianos.
Éste es el comportamiento que tienen entre ellos. Con respecto a los otros tendríamos que remitirnos a la historia de la expansión del cristianismo y del islamismo. La suerte de las poblaciones y de las tradiciones culturales que cayeron en sus manos. La humanidad entera perdió la cultura egipcia, su evolución natural; perdimos Grecia, Roma, Fenicia, Persia… Parte de la India… las culturas pre-colombinas… Cientos de culturas. Cristianos y musulmanes practicaron desde un principio el genocidio cultural, la destrucción de las culturas que encontraban a su paso.
Es un mal que afecta a ambos, a los cristianos y los musulmanes. Tendríamos que salir del laberinto conceptual y teológico de la tradición judeo-cristiano-musulmana, con sus profetas y sus promesas (de poder) ‘divinas’; todos tendríamos que abandonar ese discurso. Todos los pueblos afectados por el área de dominio ideológica de estas tradiciones. Salir de ese discurso, de ese lenguaje, de esas reivindicaciones, de esa querella demencial, de esa locura. Salir de la pesadilla judeo-cristiano-musulmana.
Reparad sobre esto que os digo porque es clave en los momentos presentes y para toda la humanidad. Dado que el área judeo-cristiano-musulmana se extiende por casi todo el planeta. Afecta a numerosos pueblos. Pueblos que en su momento fueron extrañados de sus tradiciones ancestrales, de sus orígenes; que fueron cristianizados o islamizados a la fuerza. Pueblos, pues, violentados, alienados, instrumentalizados, divididos, y enfrentados.
Ésta es mi posición al respecto. Os invito a que salgamos de ese discurso. Ese discurso nos separa. Los individuos afectados de cristianismo o islamismo se auto-excluyen de la comunidad. Nosotros y/o ellos. Estas ideologías escinden a la población. Dividen y enfrentan a la población. O con nosotros o contra nosotros. Es el discurso el que ordena eso. Comprendedlo. Estamos atrapados por un discurso y una tradición cultural que nos aliena, nos divide, y nos enfrenta.
*P., …el peligro de regresión, de involución. No debemos permitirlo. Nos lo jugamos todo. Cientos, miles de años de historia.
Estamos sufriendo una campaña de intoxicación. Nos dan por donde más nos duele. Saben que somos nobles y que amamos la verdad. Pretenden desmoralizarnos. Eso está claro. Es una guerra psicológica. Se usa desde antiguo. Tendría que darse una contra-propaganda. Pero no estamos en guerra. Al menos así lo creen nuestros gobernantes. Éste es el problema. El islam es cada vez más ofensivo y hostil en nuestras tierras. Cada vez se atreve a más.
La lucha cultural e ideológica la introdujeron en el mundo las religiones de salvación. La tradición judeo-cristiano-musulmana, y el hinduismo y el budismo. El proselitismo. Ganarse a la población. Convertir al otro en uno de los suyos.
Propaganda de desmoralización. A los gentiles les recordaban los cristianos constantemente desde sus iglesias lo malos que eran, censuraban las tradiciones en general, las censurables y las no censurables. Debilitaban, minaban la firmeza, la seguridad en sí mismas y en su pasado de las comunidades autóctonas. La cristianización de Europa fue triste, muy triste. Violenta y sin posibilidades. Todos nuestros antepasados tuvieron que cristianizarse.
Es un problema cultural. Es una guerra. Nosotros los europeos nos estamos jugando en estos momentos el futuro de nuestra cultura, de nuestra gente, de nuestro ser. Un lenguaje concreto necesitamos. Unos argumentos prestos. Armas conceptuales preparadas. Y unirnos.
Ésta es la causa. No hay otra para nosotros, ni para las futuras generaciones. Nos ha tocado, es el destino. Como europeos natos que somos, no queremos ese futuro para nuestros hijos y herederos. Estos son los sentimientos que deben circular más y más. Y los que así sentimos tenemos que prodigar nuestro discurso. Tenemos que poner en circulación nuestras aprehensiones y temores, pero también el antídoto, el remedio. La salida.
Hay pereza, y negligencia, y cobardía… y miseria espiritual en nuestra Europa actual. Hay que despertarlos, despabilarlos. Es a ellos que debe ser dirigido nuestro discurso. Proseguir la guerra fría (conceptual) contra el islam, pero dirigirnos a los europeos. Son los europeos los que tienen que reaccionar. Una vez que esta conciencia impregne a los europeos no habrá nada que temer.
Destruimos y construimos. Desatamos y atamos. Desatamos de allí, y atamos aquí. Atamos a la gente a Europa, a su tierra, a su gente, a sus tradiciones ancestrales. A sus antepasados. Se despejan las brumas judeo-cristiano-musulmanas. Se aclara la historia. Recuperamos nuestra historia.
Enlazamos con nuestro pasado pre-cristiano o pre-islámico. Desde este presente prodigioso, y acompañado de nuestros Manes, nos encaminamos hacia el futuro.
Hay que hablar en términos étnicos. Sólo desde las culturas étnicas (grandes y pequeñas, presentes y pasadas, propias y ajenas) es posible para los diversos pueblos defenderse de las agresiones universalistas y totalitarias, religiosas o políticas. En nombre de nuestras tradiciones, en nombre de nuestros antepasados. No romperemos nunca más el nexo con nuestros antepasados. Acuérdate del pueblo judío, que es modélico en esto, en fidelidad a los antepasados. Pues ésta es la verdadera fidelidad, la que les debemos a nuestro pueblo y a nuestros antepasados. No podemos desertar, no podemos abandonarlos a la muerte y al olvido (cosa que ya se hizo cuando la cristianización). Su memoria depende de nosotros.
Repito, ésta es la causa. Es grande, es digna, es hermosa, es sublime, es verdadera… es nuestra.
*P., las discusiones siguen girando en torno a los cristianos, a los musulmanes… se tornan interminables. Hay que desembarazarse de ese discurso. El discurso judeo-cristiano-musulmán. A los musulmanes hay que decirles que, simplemente, no consentimos su presencia aquí. Lo decimos no como cristianos, sino como europeos. Como europeos de antes y de ahora. Como europeos de siempre. Defendemos nuestra tierra. La queremos libre de extranjeros hostiles. Preservamos nuestro ser.
Defendemos nuestras tierras y nuestras culturas, preservamos nuestro ser. Estos son los argumentos, no hay otros. Hemos de usar con autoridad ese lenguaje. Hemos también que destruir, conceptualmente, a esos monstruos ideológicos. Tenemos que poder desarmarlos. Al menos para los nuestros, los europeos autóctonos.
Sobre esa propaganda que mandan por ahí. Nosotros podríamos hacer cosas semejantes. Contra-propaganda. Una campaña de moralización, podríamos decir. Combativa. Lo que decimos con claridad en los debates, y en nuestros correos. Lo que tenemos claro. Propongo que sean breves e intensos. Como rayos, como centellas. Fulminantes. Tres o cuatros pasos como mucho. Y silencio. Que incidan en la recuperación de la dignidad, del orgullo, del honor. Una reconquista espiritual, simbólica. Es el corazón de nuestros hermanos europeos.
Hay que recoger en esa propaganda anti-islámica las declaraciones arrogantes y ofensivas, para nosotros los europeos, que emiten desde sus mezquitas los clérigos musulmanes que radican en Europa. Aquí en nuestro hogar, en nuestra tierra sagrada. Poner en evidencia sus designios de dominio a largo plazo. Sus tácticas, sus estrategias. La contaminación de nuestra cultura a largo plazo. Nuestra desaparición.
Vienen a por todas. Esto cada día lo tengo más claro. Y cada día tienen más poder e influencia. Su número aumenta cada día. También hay musulmanes entre los subsaharianos. Engruesan sus filas. Está claro que es una guerra de ocupación. Una táctica nueva para los musulmanes. Y lo están haciendo con inteligencia. Usando nuestras prerrogativas y nuestras leyes. Asentándose. Multiplicándose.
Construyamos nosotros mensajes antígenos. Nuestras cosas tienen que tener la potencia de los macrófagos y linfocitos. Capaces de devorar, de aniquilar estos cuerpos extraños que amenazan con destruirnos. Tienen que ser eficaces. Como dardos directos. Tienen que derribar bestias, monstruos. Es una guerra simbólica. Aquí se requieren héroes de la palabra. Vencer mediante la palabra. La palabra clara, la palabra verdadera, la palabra acertada. La palabra que destruye, que fulmina. La palabra también que dignifica, eleva. Para los nuestros. La palabra que no censura, que no critica; la palabra que anima a participar en la lucha, a sumarse. Entusiasmar, dignificar.
*Os he invitado a salir del discurso judeo-cristiano-musulmán. A que hablemos fuera, desde otro lugar. ¿Desde dónde? Yo os lo diré. El bereber que hable como bereber, no como musulmán (o cristiano); el egipcio, que hable como egipcio, no como musulmán (o cristiano); el libanés, que hable como fenicio, no como musulmán o cristiano; el griego, que hable como griego, no como cristiano (ortodoxo); el romano, el europeo… Que cada pueblo hable con su voz. Antes de que fueran alienados por ideologías religiosas universalistas y totalitarias. Recuperemos el lenguaje de nuestros antepasados pre-cristianos o pre-musulmanes. Salgamos de ahí, de ese infierno que nos aliena, nos divide, y nos enfrenta.
Situémonos donde estamos. En esta Europa del siglo XXI, hablemos los europeos como europeos, y los bereberes como bereberes… Desde nuestros antepasados y nuestras culturas autóctonas.
Que no nos instrumentalice ninguna ideología extranjera. Pues esto es lo que son el cristianismo y el islamismo por nuestros lares. Nosotros teníamos nuestras culturas, nuestros hombres sabios, nuestras costumbres piadosas… Nuestro santo y nuestro sagrado. ¿Por qué se nos privó de lo nuestro?
Os propongo que recuperemos nuestras voces propias. Que prolonguemos las voces de nuestros respectivos antepasados. Que hablen nuestros pueblos. Seamos portavoces de nuestros respectivos pueblos.
Háblame como bereber, yo te hablaré como europeo. Tú representas para mí un pueblo. No una fe, o una doctrina… sino un pueblo, una cultura ancestral, una etnia incluso.
*Silencio, silencio, silencio… No aparecen los invitados. Era una fiesta. Hubiera sido una fiesta.
Se os han tendido todas las manos. Demostráis vuestra ingratitud. Pero es una ingratitud musulmana, hay que decir. No europea, no norte-africana, no asiática... No la de vuestros pueblos, a los que deshonráis con vuestra actitud y conducta servil y alienada, ofensiva para los otros pueblos. Dais una fea imagen a vuestros antepasados, los que os ven desde las alturas. Ellos os juzgan. El cielo os juzga. No os quepa duda.
Tenéis el alma cambiada, sustituida, engañada. Ignoráis a vuestros propios pueblos. A vuestros antepasados verdaderos. Dais y quitáis la vida por dioses, pueblos, y profetas extranjeros. Un pueblo otro os domina espiritualmente. Una lengua, una historia otra. No sois. Habéis perdido vuestra identidad ancestral y autóctona.
M., no hablas como europea, sino como musulmana, la fe te ciega. Atacas como musulmana, no como europea. No sabes lo que haces. Hieres a tu propio hermano, a tu padre, a tu madre… a tu gente. Pero se os dijo con astucia y crueldad que si vuestro amor al Profeta o al Mesías no era superior al amor que les debíamos a nuestros padres y hermanos, ese amor no valía nada. Había que sacrificar a la familia, a nuestra gente, abandonarlos, si era necesario, para responder a ese amor a Jesús, o a Mahoma. Esa fe os secuestra, M., y os pone a su servicio.
Redimiros de vuestros redentores, eso es lo que pretenden mis palabras; eso es lo que deseo. Lo digo claramente. Desataros, liberaros. Devolveros a vuestros padres y hermanos, a vuestra gente. A casa.
*El cielo y la tierra alientan la verdad. El aire, el agua, la luz... el sol, la luna, las estrellas. Los vivientes. Todo responde a la verdad. ¿Los humanos? Unos sí y otros no, otros a medias.
A los pueblos convoqué, la fiesta de los pueblos preparaba. Pero estos no respondieron. Severos obstáculos lo impidieron. Los pueblos parecen haber desaparecido. ¿Cómo es posible esto? ¿No hay ya griegos, romanos, celtas, germanos…, no hay ya bereberes, egipcios, fenicios, persas…? ¿Qué ha sucedido? Ahora hay cristianos, y musulmanes, y budistas… Los pueblos han sido sofocados, acallados, alienados, divididos y enfrentados, por estas ideologías universalistas y totalitarias que no les dejan ser griegos o romanos, egipcios o persas. ¿Qué pueblos quedan, pues? Apenas quedan pueblos puros, apenas quedan pueblos que no hayan perdido el vínculo sagrado con sus antepasados. Muy pocos los que se han librado de la cristianización, o de la islamización. Muy pocas las voces milenarias y autóctonas que quedan. Atended, mirad a vuestro alrededor… ¿qué cultura ancestral ha sobrevivido? Ninguna, en nuestro entorno. Europa dejó de ser Europa cuando la cristianización, y Egipto dejó de ser Egipto cuando la cristianización, y la posterior islamización, y Persia… Los pueblos perdimos nuestras identidades en el proceso de cristianización o islamización, o estas fueron deformadas, manipuladas. Una máscara ajena, horrible e indigna, llevamos los pueblos cristianizados o islamizados.
El islam llueve sobre mojado aquí, en una Europa ya cristianizada, esto es, ya alienada. Dos extraños a nuestra carne y a nuestra sangre, a nuestro genio europeo, se disputan nuestra tierra y nuestros corazones. Esta perspectiva os muestro. Vedlo así.
Desde un mundo otro. Desde el árbol de los pueblos y culturas del mundo, que es también el árbol de la vida, el árbol más puro. Desde una nueva era de las relaciones entre los pueblos. Desde la nave Futuro. Dejad fuera lo ajeno. Recuperad vuestras claves simbólicas ancestrales, las de vuestros pueblos; con ello recuperaréis la dignidad, y el orgullo, y el honor. Subid. Os vuelvo a invitar. Os espero. La nave no partirá sin vosotros.
*Si hubiera algo de espíritu por alguna parte, esas palabras que más arriba os he escrito hubieran sido respondidas. Los espirituales hubieran vibrado, sentido, sonado; habrían hecho acto de presencia. Habrían respondido a mi voz. Los armónicos.
No encuentro espíritu. Los ‘creyentes’ han sido privados de su espíritu. Otro los gobierna. Es como el caso del cuco. La mama cuco busca nidos descuidados, aprovecha la menor oportunidad para arrojar fuera del nido el huevo propio y poner el suyo. Incubamos huevos ajenos. Cuando venimos a darnos cuenta somos la voz de otro.
¿Qué hacer, entonces; cuando no hay voces propias? Unas pocas voces hablan en los individuos y en los pueblos. Son estas voces las que se enfrentan. A pesar de individuos y de pueblos. Para que tal cosa haya podido suceder las miríadas de voces propias (pueblos e individuos) han tenido que ser destruidas. Europeos, y asiáticos, y africanos, y americanos… sujetos transformados, pueblos transformados. Unas pocas voces dividen y enfrentan al planeta entero, unas pocas ideologías lo dominan por completo.
Muchas fueron las culturas y los pueblos. Y los individuos de las respectivas culturas se conformaban a ellas. Se distinguían. Se enorgullecían, a su vez, de su origen, de su pueblo, de sus antepasados. No eran estas diferencias lo que les enfrentaba, empero; se limitaban a luchar entre sí por el medio, por la tierra, por los recursos… Algo secular, milenario. No hablamos de esto ahora.
Hay que decir que hace tiempo que estos enfrentamientos enarbolan pretextos ideológicos (religiones universales desde su origen, y últimamente, también políticos (el internacionalismo comunista)); son áreas ideológicas las que se enfrentan, no pueblos, puesto que estos están subsumidos en tal o cual área ideológica. ¿Cuándo empezaron las guerras ideológicas? Las guerras de religión. ¿Cuándo se comenzó a transformar culturalmente las zonas conquistadas, a destruir la cultura autóctona de un pueblo vencido, e imponerle la cultura del vencedor? Cuándo, quiénes, cómo… El genocidio cultural. Responded vosotros.
Cada uno de estos discursos escinde en dos mitades antagónicas a la humanidad. Son discursos dia-bólicos, maniqueos.
Yo soy una voz que os recuerda vuestro ser ancestral y autóctono, vuestra pertenencia al árbol de los pueblos y culturas del mundo. Hablad como miembros de pueblos ancestrales. Recuperad las voces de vuestros pueblos. Sean éstas las bases de vuestro ser simbólico. Hablad desde ellos. Esto es lo que os digo.
¿Qué ganaríais con ello? Ganaríamos todos. De momento, evitaríamos ese escollo a los futuros. Dejaríamos definitivamente atrás el período de las ideologías universales de salvación (religiosas o políticas). El peligroso período que aún vivimos. Estamos detenidos. Espiritualmente detenidos, divididos, y enfrentados. Es una locura lo que vivimos.
A los espirituales les digo que el espíritu es señor y creador de las superestructuras simbólicas, no esclavo de ellas.
Sé que mis escritos han destruido esos mundos. Os han liberado. Estamos fuera. Por lo que a mí respecta, eso que os detiene, no existe ya. Esos mundos han quedado atrás. ¿No advertís ya la nueva atmósfera, la nueva luz, el nuevo mundo?
*Hago un llamamiento a todos los europeos no ligados espiritualmente a la tradición judeo-cristiano-musulmana, o a la hinduista, o a la budista… a las llamadas religiones universales de salvación. A los desligados de todo internacionalismo religioso o político. Espíritus libres, espiritualmente libres, que al mismo tiempo se sientan europeos. Europeos dispuestos a religarse a Europa; a su cultura, a sus gentes, a sus pueblos. Al europeo gentil me dirijo, al ‘buen vasallo si hubiera buen señor’.
*P., el legado de la humanidad es doble. Compete a la naturaleza, y a la cultura; al ser natural y al ser simbólico. Nos, los seres biosimbólicos. Un individuo íntegro de los nuevos tiempos ha de tener en cuenta la herencia natural y la cultural. Salvar ambas. Deberes para con ambas. Preservar, proteger, llevar más allá… a la naturaleza, y a la cultura. Nuevas devociones. Religaciones nuevas. El ecologismo viene de suyo en estos tiempos nuevos. Hoy sabemos. No podemos alegar ignorancia. Nuestro saber actual implica responsabilidades nuevas que competen a todos los humanos. Aquí hay verdaderamente una ética universal. Estamos en una nueva era.
Esta nueva atmósfera, este nuevo mundo recién nacido, esta nueva criatura, es lo que peligra con fantasmas del pasado como el Islam. Es el peligro de los peligros en los momentos actuales. Nos detendrá cuanto tiempo pueda. Hay que atacarles desde muchos frentes. Todo nuestro status político, jurídico, económico, cultural, espiritual… está en peligro. El legado cultural de los europeos natos, de los autóctonos. Llevamos aquí desde el principio. Nosotros somos herederos de aquellos que llegaron aquí hace cincuenta mil años. Es nuestra tierra desde el principio. Es nuestra tierra sagrada.
Esta conciencia es la que hay que prodigar. Hay que convencer a nuestros conciudadanos del peligro cultural que nos acecha. De los conflictos que nos vienen, que nos vendrán. Del peligro que, para nosotros, los europeos autóctonos, supone la población musulmana extranjera residente en Europa. Es preciso que los más conozcan qué dicen de nosotros en sus mezquitas. Todo el mal que nos desean, abiertamente, en nuestras calles, al lado de la policía. Arrogantes, insidiosos, malintencionados… Aprovechándose de nuestras tradiciones jurídicas. No encuentro palabras ya. Por lo demás, el silencio en nuestras televisiones y medios de comunicación es preocupante. No importa el motivo que aduzcan para no darnos esa información. No tienen derecho a regateárnosla. Es vital para Europa. Nos obligan a recurrir a esas fuentes dudosas, como son todos esos blogs de neonazis, fascistas, nacionalistas… de todo tipo.
Ese espacio es el que se tiene que ocupar. Desde Europa. Europeos, sin más. Eso somos. Como europeos defenderemos a Europa. Por Europa y por un futuro que recién comienza. Queremos que esta Europa renacida alcance mayoría de edad; que se prolongue en las generaciones; que no perdamos lo conseguido, que vayamos a más. Europa, Europa.
Europeos de este momento. Actuales. Respetuosos con su pasado autóctono. Orgullosos de sus antepasados europeos. Dispuestos a defender lo conseguido. El momento actual. Porque es de lo nuestro de lo que se trata. Es una lucha cultural. Pretenden imponer su cultura (el islam). Los musulmanes quieren imponernos su cultura. Los europeos tienen que ver esto claro.
Tenemos que proyectarnos hacia el futuro. Tenemos que trabajar también por ese futuro. Porque ese futuro se cumpla. Aquí, somos nosotros, también, predicadores y guerreros. Predicadores del territorio espiritual recién conquistado, de la nueva Europa; y guerreros de la palabra. Afirmamos el ser simbólico alcanzado, y lo defendemos. Una suerte de sistema inmunitario de la propia cultura. Dado que nadie ha asumido la defensa de Europa. Nosotros lo haremos.
*J. P., no sigo los debates. Tan sólo aquel en el que participo o participaba. Esperaba que algún musulmán hubiera dicho algo. Pero nada. Cegados como están por el islam, no sospechan siquiera un discurso como el que les planteo. No sé si comprenderían su alcance. Su mundo ha caído. Los mundos del neolítico han caído. Estamos en una nueva era. No me cabe duda. Son los comienzos. Aún se tambalea. Los peligros acechan. Los movimientos religiosos retrógrados, regresivos, involucionistas. Paralizantes. Nos detendrán mientras puedan.
*Europeo, a ti que buscas; a ti te digo. El islam es una trampa. Una vez dentro, ya no te permitirán que los abandones. No te dejaran marchar, seguir tu camino. Te intimidarán. Estarás en sus manos. Te arrepentirás. Y tanto peor si no lo haces. Serás entonces uno de ellos. Tu monstruosa transformación habrá tenido éxito. Teme. No es broma. Teme, y aléjate del islam.

*P., te comento la salida de M. No tiene nada que ver con las intervenciones mías. En fin. No te responden a lo que le preguntas. No se ha enfrentado a mis textos. A lo que digo. Así son las cosas. Están bien instruidos. Bien destruidos, diría yo. Es también una estrategia. Si te fijas, las preguntas incomodas (sobre la apostasía, la ‘dimmi’, la ‘yihad’, y otras) nunca han sido respondidas. Eluden la respuesta insultándote y sacando a colación un par de historietas musulmanas.
Con respecto a las otras culturas, estos creyentes se pasarán la vida sin haber echado siquiera una ojeada a las tradiciones espirituales de otros pueblos. No es el camino, sin embargo. Se pierden la sabiduría espiritual de la humanidad.
Si fueran naturalezas verdaderamente espirituales, no despreciarían como desprecian al resto de las tradiciones espirituales. Si fueran naturalezas espirituales detectarían el espíritu hasta debajo de las piedras; debajo de las ruinas de las culturas antiguas (buena parte de ellas destruidas por los creyentes cristianos o musulmanes). Para empezar. Lo detectarían en Egipto, en Grecia, en Persia, en la India, en China, en Japón…
Las naturalezas espirituales tienen hoy en herencia el legado cultural de la humanidad tal como ha llegado a nuestros días. El que tiene instinto y olfato espiritual detecta al espíritu en los relatos conservados de los ‘inui’ (esquimales), de los ‘san’ (africanos), de los lakotas o de los siouxs americanos, en los relatos del chamanismo euroasiático (que tiene el sabor del paleolítico nuestro); gusta del espíritu en los relatos maoríes, o en los relatos de los aborígenes australianos. Los relatos iniciáticos de estos pueblos. Todos los pueblos y todas las culturas han conocido al espíritu.
Los espirituales de hoy beben del rocío gentil que empapa el árbol de los pueblos y culturas del mundo, que es también el árbol de la vida. El árbol más puro. Hay mérito espiritual en todos los pueblos que han sido y son en el planeta. Cada cultura ha usado un ‘lenguaje’, una manera de decir lo indecible. De figurarlo al menos. Esa riqueza, esa pluralidad.
El espíritu único es el que anima todas esas figuraciones, o interpretaciones; todos esos mundos simbólicos. Cada uno de estos ‘lenguajes’ ha sido elaborado por el espíritu para el espíritu. Así como nuestro arte, nuestra música, nuestras manifestaciones culturales todas. No importa aquí su grado de refinamiento, o de ‘civilización’. Aquí prevalece el concepto ‘cultura’.
El entorno y los modos de vida condicionan, como se sabe, las superestructuras simbólicas que elabora cada pueblo. Cada pueblo, en su momento, étnicamente diferenciado, elaboró un mundo. Nosotros, los presentes, somos herederos de esos mundos. Su mantenimiento y su conservación, como parte del legado de la humanidad, es un deber espiritual. Su defensa, incluso. Nos debemos a ese legado múltiple. Son nuestros ‘textos’ religioso/culturales, podríamos decir. No sólo el judío, o el griego, o el egipcio, o el maorí… Todos nos hablan del espíritu. En todos habla el espíritu. No hay otro que hable en este planeta. El espíritu único, la sustancia viviente única. Nos.
Hay aún discursos feos, ciegos, maniqueos, dia-bólicos… que escinden en dos mitades antagónicas a la humanidad. Contra esos discursos luchamos los espirituales. Es nuestro deber. No perdamos más pueblos y culturas. Queremos que el árbol de los pueblos y culturas del mundo se enriquezca aún más. Que florezca y fructifique. Que alcance a los venideros.
P., esa chica ya no es europea, sino musulmana, su patria es el islam. Así desaparecen los pueblos y las culturas. Así perdimos, y perdemos, miembros y ramas del árbol de los pueblos y culturas del mundo.
Lo que pretenden siempre es desviarnos de la pregunta, llevarnos a otro lugar. El caso es no responder a las preguntas incómodas. Por nuestra parte, por supuesto, se trata de volver a hacerles siempre las mismas preguntas: ¿qué pasa con la apostasía…? En fin, tú ya conoces las mañas de esta gente.
Mintiendo, ocultando, o disimulando, esos aspectos sombríos de su fe, denotan su mala conciencia. Saben, en el fondo, que lo que decimos es verdad. Que las críticas son acertadas. Pero… No se enfrentan con su verdad. Esto los destruiría. Temen desaparecer.
Lidiamos con una fe, una creencia. Arraigada en los cerebros y los corazones de esta gente. Es ‘su’ mundo. No tienen otro. No van más allá. Su religión es la única verdadera y basta. No quieren saber nada más. Esto denota, por otro lado, una fuerte necesidad de espíritu. Ansían encontrarlo, yo diría. Como los conversos cristianos, o hinduistas… Yo no lo dudo. Adoptan el discurso lingüístico-cultural, conceptual, del hinduismo, o del islamismo, o del cristianismo… Y ahí comienzan a errar. Creer que un discurso determinado, y no otro, es la manera correcta de hablar sobre el espíritu, o sobre la experiencia espiritual. Yo pienso que lo hacen por necesidad de acogerse a un lenguaje. Por miedo, en definitiva.
No ofendemos, pues, al espíritu. Nuestra censura es contra los impostores y los usurpadores. Representados por los sacerdotes, por los clérigos, que son los que han urdido esas teologías, y esas antropologías, y esas normas. Pensadas para poner a la muchedumbre en sus manos. Para dominar, simplemente. Nuestra lucha es legítima.
*J. P., hola P. Con los creyentes no se puede hablar, eso es lo que demuestran estos debates sobre el islam. Los creyentes que participan están curados de espanto. Les da igual lo que le digas. Puedes acumular argumentos y argumentos, verdades tras verdades… Todo es inútil. Digamos que nosotros estamos ahí para poner a prueba la consistencia de su fe. Ellos resisten. Lo más probable es que se sientan orgullosos de no haber sido convencidos por nuestros argumentos.
Pienso que el mundo tiene un verdadero problema con los musulmanes. Me refiero a la instrucción que reciben (la sumisión). Son perversos sus educadores. Son ellos los que crean el problema del fanatismo. Los pastores. Los conductores, los educadores. Son ellos los que dirigen a las masas de creyentes desde su infancia. Hacen con ellos lo que quieren.
Nosotros no discutimos con los pastores, con los educadores, sino con los instruidos, los aleccionados. Conversos o no, estos no tienen suficiente cultura, lo están demostrando. Son peones que se agotan en la discusión y no dicen más que tonterías. En tanto nosotros nos esmeramos y desplegamos nuestra lógica y nuestros conocimientos y experiencias.
Es con los educadores con los que nosotros tendríamos que discutir y exponer y defender nuestras ideas. El debate es ínfimo dada la características de nuestros contendientes. Quisiera ver cómo un clérigo o un imán responden a las interpelaciones que se han hecho en nuestro debate. Que hablen los expertos. Pero en estos debates no mandan sino a los levemente instruidos aunque, eso sí, lo poco que se les enseñó está grabado a fuego. Son las autoridades religiosas las que tienen que hacer acto de presencia en estos debates. Que veamos su sabiduría y sus argumentos.
Es a los pastores, a los conductores, que hay que atacar, y poner en evidencia. Hay que arremeter contra la poderosa casta sacerdotal. Los que gobiernan esas mentes, los que alienan e instrumentalizan.
Perdemos tiempo y energía discutiendo con los creyentes de base. Son clones, zombis… Hacen lo que les dicen. Tienen una función de contención o de distracción. Nada ni nadie consigue disuadirlos. Y los grandes expertos (clérigos, teólogos, imanes o lo que sea) no son ni siquiera tocados. Permanecen en la sombra.
Necesitamos una plataforma de oposición al islam desde lo que se ha dado en llamar la cultura occidental (que no me gusta), o desde Europa, mejor. Desde nuestra cultura. Se trata de avisar a los europeos. Evitar que sigan consiguiendo conversos. Los hay ya por todos lados. Es una lástima. Vienen aquí a privarnos de los nuestros, a quitarnos los nuestros, a ponerlos en contra nuestra. Ya he dicho en alguna ocasión que el proselitismo religioso debería estar mal visto. Es como alentar la traición a tu patria, a tu gente, a los tuyos… Tenemos que cuidar de nosotros, de los nuestros, de nuestros adolescentes, de nuestros hombres y mujeres. Tienen que estar preparados. Tenemos que encontrar argumentos para ellos. Que puedan responder con rigor y contundencia a los intentos de conversión y expansión del islam. Necesitamos una ‘resistencia’, una oposición que no provenga de los grupos cristianos (radicales), o los neonazis, o los nacionalistas italianos, o franceses, o alemanes... que es lo que he encontrado por internet.
Hay un espacio por cubrir, que aún no existe. Me refiero a Europa. Nuestras culturas ancestrales, nuestras tradiciones jurídicas, políticas, económicas, artísticas, científicas… Es desde Europa y como europeos que tenemos que enfrentarnos contra la expansión ‘pacífica’ del islam en nuestras tierras.
*La mitología parece que trata de cuentos y leyendas, pero se refiere a las religiones/culturas del pasado, muchas de ellas destruidas por la cristianización o islamización de los pueblos. (Egipto, Grecia, Roma…)
Se trata de reivindicar las culturas ancestrales de los pueblos. Estos pueblos fueron privados de sus tradiciones ancestrales, y por lo general de forma violenta
*Y., ¿sabes algo de tu pueblo antes de que fuera islamizado, y anteriormente cristianizado? De tu pueblo ancestral, digo ¿De dónde procede tu pueblo? ¿Conoces algo de sus tradiciones, o de sus creencias arcaicas pre-cristianas o pre-islámicas? ¿Eres bereber? ¿Qué sabes de tus antepasados, o de tu historia más antigua? ¿Piensas en ellos alguna vez? ¿Has pensado alguna vez que tu pueblo no nació con el islam, o con el cristianismo? ¿Qué sabes de los númidas? ¿Adoraba tu pueblo algún dios por encima de otros? ¿Qué sabes de tus verdaderos ancestros?
Los salafistas musulmanes (de Indonesia a Marruecos) hablan de los antepasados, pero se refieren a los antepasados del período de los cuatro califas, antepasados que no tienen nada que ver con ellos. ¿Qué pasa con sus antepasados indonesios, o egipcios, o persas, o bereberes…? ¿Nunca existieron? ¿Carecieron de espiritualidad, de religión, de cultura?
Te pido un ejercicio intelectual. No hables como musulmán, sino como norte-africano, o como bereber, o como miembro del grupo etno-lingüístico al que pertenezcas. Háblame de ese pueblo.
*La cultura elaborada por un pueblo a través de las generaciones es su religión. El concepto ‘re-ligión’ es un término latino (pre-cristiano) que tiene que ver con el grado de re-ligación que tiene un individuo con sus propias tradiciones, con su propia historia, con su propio pueblo. Su grado de respeto, su fidelidad. El concepto que se le opone es ‘neg-ligencia’, que denotaba la indiferencia o descuido de dichas tradiciones.
Los sacerdotes cristianos se adueñaron de estos términos. La única religión era la suya. Lo otro o era satánico, obra del diablo, o era, simplemente, profano. La cristianización modificó el alcance y el sentido de estos conceptos (religión, sagrado, profano…).
Tal vez se pueda ver esto mejor analizando un pueblo (una cultura) que no haya sido cristianizado o islamizado. Que no haya padecido ningún proceso de aculturación (perdida de lo propio) y enculturación (imposición de lo ajeno). En estos pueblos y tradiciones culturales no se concibe siquiera tal distinción (religioso y/o profano). Toda su cultura es sagrada, sin más. Le vincula a un pasado milenario y unos ancestros que se pierden en el tiempo de los sueños (por usar un concepto de los aborígenes australianos).
Y éste era el sentimiento que tenía de sí un romano, un griego, un celta o un germano, antes de la cristianización de sus respectivos pueblos.
Todos los pueblos cristianizados o islamizados han perdido su historia ancestral, el vínculo con sus verdaderos antepasados. Han sido espiritualmente desarraigados. Tanto los clérigos cristianos como los posteriores musulmanes se dedicaron a desacreditar y a mancillar la memoria y la imagen que teníamos de nuestro pasado y de nuestros antepasados. Los conceptos más denigrantes y terribles llovieron sobre este período de nuestra historia, y sobre nuestros ancestros. Cientos de generaciones (nuestras) fueron condenadas y arrojadas a la muerte y al olvido (al infierno cristiano o musulmán). Se negaba la cultura o lo conseguido aduciendo que eran obra del diablo o de satán. Nos desposeyeron de nuestro ser milenario. Nuestros pueblos tienen miles de años de historia. No nacimos ni con el cristianismo, ni con el islam.
Las religiones universalistas y totalitarias han destruido cientos, miles de culturas. Han desmochado el árbol de los pueblos y culturas del mundo, que es también el árbol de la vida, hasta reducirlo casi a un tocón. Han practicado, desde su origen, el genocidio cultural.
No es sólo mitología, no son sólo relatos fabulosos. Es el genio de los pueblos quien las creó afanosamente a lo largo de las generaciones. Es el legado, la herencia espiritual de los pueblos.
Tras la cristianización o islamización de los pueblos estos desaparecen. Ya no hay egipcios, ni persas, ni griegos, ni romanos… Ya sólo hay cristianos y paganos; o musulmanes e infieles. Son credos que dividen en dos mitades antagónicas a la humanidad. Son credos maniqueos, dia-bólicos. Se ha reducido la multiplicidad cultural del planeta a unas pocas ideologías religiosas. Justamente las que dividen y enfrentan a los pueblos de la tierra.
*Según las últimas noticias, Irán quiere reforzar su identidad musulmana frente a la ‘occidentalización’ -cualquier cosa que este concepto pudiera significar ya; frente a lo no musulmán, diríamos para simplificar. Lo hará además mediante la vigilancia (secreta), el control, la penalización…
A los iraníes, después de estas últimas normativas, que pretenden salvaguardar las tradiciones musulmanas frente a la occidentalización (perversa, dañina… y extranjera), se les podría recordar que ellos ya han sufrido el imperialismo árabe musulmán, que se les islamizó a la fuerza, así como que se les hizo chiíes por decreto. Se les podría decir que ya podrían haber tomado algunas medidas cuando el panarabismo islámico les destruía su propia cultura y les imponía la suya. Que ya están alienados. Que, como todos los pueblos cristianizados o islamizados… son pueblos espiritualmente desarraigados. Que ya fueron privados de sus tradiciones, y no mediante la forma blanda de la publicidad, el cine, las modas y otros ‘peligros’ que les vienen de occidente, precisamente. Que recuerden cuándo, y cómo, se les privó de su cultura y se les obligó a adoptar tradiciones culturales ajenas.
Adviértase que son las autoridades religiosas las que legislan, salvaguardan, refuerzan, vigilan, condenan, castigan, controlan… y contienen la evolución cultural del pueblo iranio. Que no son los iraníes, sino las autoridades religiosas iraníes. Que la casta sacerdotal es la única que tiene que perder con esta evolución natural de los pueblos. Evolución científica, política, cultural… espiritual al cabo. Estamos (todos) en una nueva era.
*Ponte al día. Es en espíritu que retomamos el vínculo con nuestros ancestros y con nuestras culturas autóctonas. Es un nexo espiritual con el ser simbólico ancestral y autóctono. Basta de túnicas y diademas y rituales anacrónicos.
¿Actos de culto? Cultiva en tu espíritu. Tus palabras y tu conducta dirán lo que hay en tu mente y en tu corazón.
No digo que no tengamos templos, ámbitos sagrados, recintos acotados de religación. Pero un fuego, no más, siempre encendido, así como una fuente que no cesa, tendrían que ser los únicos (o parecidos) elementos simbólicos que albergasen estos recintos; como signos de nuestra fidelidad, y de nuestra espiritualidad. Siempre vivas y activas.
Recintos iluminados, luminosos, transparentes. Luz natural. El fuego encendido y el rumor de la fuente nos recordarán en el silencio de la noche quiénes somos y dónde estamos; aliviarán nuestra sed de agua y de luz.
Templos a lo más alto, al ‘sentido’. (Con el ‘sentido’ me refiero al sentido de todo, al cual nosotros no podemos acceder, porque está más allá de nuestras posibilidades lógicas y empíricas.) El ser cósmico.
Templos dedicados a la vida. A la sustancia viviente única. A Nos, en último término. Porque nosotros somos la vida, la sustancia viviente única. Deberes para con la naturaleza, para con la vida.
Templos dedicados al ser cultural. Deberes para con la cultura (la propia, la ancestral, la autóctona). Cada pueblo, cada cultura. En memoria de los antepasados y del ser ancestral y autóctono.
Templos dedicados a la tierra y al cielo. A la naturaleza y a la cultura. A los seres biosimbólicos que somos. Culto a la naturaleza y a la cultura. Deberes múltiples. Biológicos, ecológicos, culturales. Mantener, preservar, aumentar… Evolucionar, progresar.
Templos. Recintos acotados de religación. Con el cosmos (el ‘sentido’), con la naturaleza, y con la cultura.
Nos religamos con nuestro pueblo, con la naturaleza, y con el cosmos. Es un árbol cósmico. El de la vida, el de los pueblos y culturas del mundo. Su hogar es el cosmos silencioso.
Nada podemos decir acerca de la naturaleza del cosmos. Si es finito o infinito, si es uno o muchos, si es temporal o eterno, si es creado o increado… Nada podemos decir. Es una imposibilidad empírica. Tanto los modelos religiosos, o filosóficos, como los físico-matemáticos no pueden ser comprobados. Tendríamos que salir, que estar fuera. No hay modo de saber si nuestros modelos coinciden o no con lo que hay, con lo que es…
Aquí, las culturas, los modelos, no quedan en entredicho porque no den con el sentido, o no puedan decirnos con verosimilitud en qué mundo o universo vivimos. Las culturas, las interpretaciones, tienen otras funciones. El mismo pueblo las genera a través de las generaciones. Cada pueblo elabora un mundo. Un mundo con sentido. Las palabras de la tribu, la cultura, el mundo simbólico todo. Da seguridad a los miembros de la tribu, les da un sentido, un ser. Un sentido como seres vivos, y como individuos pertenecientes a un grupo humano específico. Les sitúa en el cosmos, en la superficie de la tierra, en el entorno viviente, en la tribu, entre otras tribus. No están perdidos, no están a oscuras. El mundo simbólico elaborado les conduce, les guía, les ilumina. Les nutre también, les alimenta. Las palabras de la tribu son el alimento espiritual. El tesoro espiritual de todos y cada uno de los miembros de la tribu. Es algo más que información. Es la memoria colectiva de la tribu. Es el nexo que une a una comunidad. La une en el presente, la unió en el pasado, y la unirá en el futuro. Son un pueblo en marcha. Con un pasado, un presente, y un futuro.
La cadena aurea, la cadena de las generaciones. La que une cielo y tierra. La que no se debe romper, so pena de perder el sentido, el ser ancestral y autóctono. Saber de dónde venimos, y hacia dónde vamos. Saber quiénes somos en el concierto de los pueblos y culturas. Saber quiénes somos en la naturaleza y en la cultura.
Malditos sean quiénes tales cadenas rompen o rompieron. Los cortes y rupturas de esas cadenas milenarias. Las grandes revoluciones culturales que quisieron que el mundo empezara con ellos. Los que desviaron a los pueblos de su origen, los desarraigaron. La cronología cristiana, la musulmana… Grandes narcisos, grandes megalómanos lo hicieron. Partir en dos el tiempo de las culturas, el antes y el después. Antes de mí, después de mí. Y al diablo todo lo demás. Eso fue, así pasó.
¿Cuánto tiempo tardarán los pueblos en recomponer su historia, en retomar el hilo que les une al pasado? Restablecer la cadena aurea, el puente de las generaciones. Recuperar sus prendas, sus bienes espirituales. Recuperar su memoria; la memoria de los suyos, de lo suyo. Renacer.
Es en espíritu que recuperamos esos mundos… Es un deber, por lo demás. Es un nexo espiritual.
Cultivemos el árbol de los pueblos y culturas del mundo, que es también el árbol de la vida. El árbol más puro. Cultivemos el agua, y el aire, y la luz. Cultivemos la naturaleza y la cultura. Nos, los seres biosimbólicos.
Seres nuevos somos. Seres biosimbólicos nuevos. Nuevo cosmos tenemos, y nueva tierra, y nuevo cielo, y nueva naturaleza, y nuevo hombre. La nave Futuro.