Sobre el nuevo período genocéntrico


El camino que abrió Darwin nos ha conducido a la sustancia genética (al ADN). Este descubrimiento nos hace pasar (a todos los grupos humanos) del fenocentrismo al genocentrismo. El centro se ha desplazado de la criatura al creador (de los fenotipos a los genotipos). La sustancia genética es la única sustancia viviente (‘viva’) en este planeta. Nosotros, pues, no podemos ser sino sustancia genética. Esta ‘revelación’ (esta
auto-gnosis) ha partido en dos nuestra historia sobre la tierra. Todo el pasado cultural de los humanos ha resultado arruinado, vacío, nulo... La ilusión antropocéntrica que nos ha acompañado durante miles de años se ha desvanecido. Se ha producido una mutación simbólica (en orden al conocimiento y a la conciencia de sí como sustancia viviente única); el cariotipo humano entra en un nuevo período de su devenir.

Esta aurora, este nuevo día cuyo comienzo presenciamos, alcanzará en su momento a todos los pueblos de la tierra. Pueblos, culturas, tradiciones, creencias… todo lo ‘humano’ desaparecerá. Viene una luz (un saber, una sabiduría) tan devastadora como regeneradora. Esta regeneración del cariotipo humano en el orden simbólico tendrá sus consecuencias. En un futuro no muy lejano hablaremos, pensaremos, y actuaremos, no como humanos sino como sustancia viviente única.

No hay filósofos aún, ni poetas, ni músicos, ni científicos… para este período genocéntrico que inauguramos. No hay nada aún para las nuevas criaturas, para la sustancia viviente única –en
esta nueva fase de su devenir. Nos queda la elaboración de una cultura, de un ‘mundo’ nuevo (digno de la naturaleza de nuestro regenerado, de nuestro recuperado ser). Queda todo por hacer.

martes, 19 de agosto de 2014

113) IdentitAry@s II

IdentitAry@s II.

Manu Rodríguez. Desde Europa (18/08/14).


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*Hablemos del robo del ganado de Apolo que Hermes llevó a cabo apenas recién nacido. ¿Cómo responde Zeus cuando Apolo le da cuenta de lo sucedido? Zeus se ríe de buena gana con las triquiñuelas de Hermes y las quejas y reclamaciones de Apolo. Es la risa olímpica. Hermes está aquí para que recordemos que el mixtificador existe, que está entre nosotros y que es, además, divino, hijo legítimo del cielo y de la tierra, de Zeus y Hera (ésta como Maya). Está aquí también para que estemos sobre aviso, para que no bajemos la guardia, pues en cualquier momento podemos ser víctima de sus tretas, y objeto, por ello mismo, de las burlas y risas del magnánimo Zeus.
Continuando sobre el mitema del “robo del ganado”. También en los himnos védicos, y en las epopeyas celtas, se habla a menudo de ganado, y de robos (y recuperaciones) de ganado. Espero que se tengan oídos espirituales para éstas expresiones. El ganado que era de Apolo pasó a manos de Hermes. El pastor es desde entonces Hermes. Ya no el poeta (el creador), ya no el cantor, sino el mixtificador. Es también la transformación que se produce en el seno de la comunidad india, donde los primitivos poetas de los Vedas terminaron convirtiéndose en sacerdotes y, finalmente, en ‘dioses’. La ‘hibris’, la ambición de poder, pudo con ellos.
*Si, no cabe duda, la clero-cracia es cosa de Hermes. El manipulador, el mixtificador; el ilusionista, el mago. La ‘religión’ es uno de sus negocios.
*Hay que acallar el parloteo alrededor de la experiencia mística (me refiero a la gracia, al ‘satori’, a la iluminación súbita y fugaz; a la experiencia extática). Ningún discurso pues; con esto se evita el parasitar y el manipular de políticos y sacerdotes, de Hermes.
*La fecundidad de Dyaus/Zeus se puso de manifiesto desde el principio; con las hermanas de la madre Rea –Mnemosine, Themis, Metis.... Vinieron las Musas, las Horas, las Gracias… vino Atenea. Las Madres del ser.
*La lírica monódica y la lírica coral hablan la misma lengua, habitan el mismo mundo.  Nada las distingue pues.
*La polaridad apolíneo (orden, razón)/dionisiaco (caos, irracionalidad), postulada en su momento por Nietzsche, perjudica la comprensión de los griegos           –implica  una reducción del panteón y de la vida espiritual de los pueblos griegos (del alma olímpica), o lo que es lo mismo, de su completo ‘lenguaje/mundo’, e introduce un dualismo psicosocial inexistente. Es un filtro inadecuado, procrustiano diría yo.
Algunos teóricos contemporáneos, siguiendo esta interpretación, y pensando sólo en el Apolo Délfico o el Apolo Musageta, ignoran el Apolo Likaon, o el Apolo arquero. Apolo es un dios vinculado a las ‘männerbund’, a las bandas de guerreros jóvenes, a la ‘juventus’. El Apolo ‘lobo’. En Esparta, y hasta su final, Apolo siempre estuvo vinculado a la tradición guerrera; semejante al Rudra védico y su séquito (los Maruts).
Recordemos que las formas de Apolo son duras, rígidas, severas… como corresponde a un guerrero.
Diríamos que Apolo (en su origen) era un dios atmosférico. La atmósfera es el espacio heroico en la tradición védica. Entre la tierra y el cielo (como el ‘éter’ griego). Es el lugar de los dioses y héroes protectores de los aryas. En este espacio habitan los dioses o héroes guerreros. Atentos a la tierra y al cielo. Su cometido es velar por su pueblo y preservar la pureza y la grandeza del legado. Para mayor gloria de los aryas.
*La noche sagrada y el amor trajeron la clara atmósfera y el día.
*Dionisio habla a la comunidad, está ligado a la madre. Todas las mujeres le siguen y le aman –es  el amado de la comunidad (de la madre comunidad). Su discurso es pan-helénico, o pan-arya. El salvador de ‘todos’. El renacimiento dionisiaco, la embriaguez divina. No se trata aquí de salvación individual, a la manera de las religiones universales de salvación personal (hinduismo, budismo, cristianismo…).
El discurso de Dioniso afecta a todos los miembros de la comunidad arya. Incluidas las bandas de jóvenes guerreros, separadas del resto de la población. Por otro lado, estas bandas se dedican a la defensa y ampliación del territorio patrio (el heredado de los Padres) y a la defensa de sus instituciones y tradiciones. También Apolo es pan-espartano, pan-helénico, o pan-arya; también se ocupa de todos (presentes y ausentes). También Apolo habla la lengua de Dioniso (en la lírica de Tirteo).
*Esparta y Atenas no son tan diferentes. En ambos casos son los ‘aristos’, los excelentes, los bien nacidos, aquellos que detentan el poder (la soberanía). La asamblea aristocrática espartana es democrática, de la misma manera que la democrática ateniense es aristocrática. Es una imagen en espejo.
*El individualismo conduce más a los cíclopes que a los titanes.
Los cíclopes, a diferencia de los humanos, no tienen más que un solo ojo. Son grandes, son gigantes.  Viven aislados unos de otros (en islas). No miran más que por sí. El único ojo del cíclope está relacionado con su aislamiento, con su feroz independencia. Pienso que se trata de una figura alegórica del individualismo y egoísmo extremos. Se diría que señala a los grandes, a los poderosos. Caer en manos de un cíclope.
¿Quién ha podido cegar a un cíclope? ¿Qué pierde el cíclope cuando pierde su único ojo?  ¿Qué diferencia la ceguera del cíclope de la ceguera de Tiresias, Fineo, o Edipo? 
¿Qué pierden los humanos cuando pierden la vista –la  mirada? ¿Qué ganan? (Tiresias, Fineo…).
Tenemos como diferentes usos alegóricos del término ‘ceguera’. La ceguera sobrevenida al cíclope le humilla y le invalida. Odiseo/Nadie se ha burlado de él. Ha destruido su mirada, le ha cegado.  Ha abatido su arrogancia y su soberbia (su hibris).
La ceguera de los videntes griegos no tiene nada que ver tampoco con la ceguera de Holder, el hermano de Balder. La ceguera de Holder es inconsciencia; es el no saber, el no ver (“¿es que estás ciego; es que no ves lo que pasa?”); es una ignorancia. Este uso está más cerca del uso figurado que aún hoy hacemos de términos como ‘ciego’, ‘ceguera’ y demás.
*“Por un huerto de bocas perfumadas relumbrará mi sombra”. Hernández dijo, Balder cantó.
*El ‘Pater familia’ romano o indoeuropeo no tiene nada que ver con el  ‘pater familia’ semita (hebreo o árabe). Puede advertirse esta diferencia en todos los textos que nos quedan de griegos, romanos, celtas o germanos. Las relaciones entre hombre y mujer, entre padres e hijos, entre hermanos.
*Hay algo de Hesíodo que me viene a bien citar. Habla de la labranza y de los surcos, y recomienda a aquel que tal cosa hace “que, atento a su tarea, lleve recto el surco y no haya de mirar en derredor a sus iguales”. Un poco más adelante nos dice también: “Desnudo haz la siembra, desnudo labra, desnudo siega”. En el Libro III de “Los trabajos y los días” ambos fragmentos.
Las palabras reverberan; se escanden. ¿De qué habla Hesíodo? ¿Desde dónde habla? ¿A quién habla?
*El tercer milenio (de la escritura), el milenio de los griegos micénicos… Es el período mítico griego –que será cantado siglos más tarde por Homero y Hesíodo. Estos nos trasladan en sus textos a un mundo primigenio semi-histórico, semi-legendario. A la raíz misma del árbol heleno. El núcleo originario, el inicio, el origen (el ‘arkhé’). El copioso y variado árbol que llegó a ser (en tiempos de Homero y en los inmediatamente posteriores) tiene su principio  (y sus ‘principios’) en aquel período. El alma heroica, trágica, sublime… olímpica. La excelencia. El ser heleno, el genio heleno.
Es el milenio también de los aryas védicos y de los himnos que componen los Vedas. Los relatos de este período, ausentes o apenas aludidos en los himnos, fueron recogidos siglos después en textos como el Mahabharata, el Ramayana, los Puranas y otros, que son, lamentablemente, obras de ascetas, de sacerdotes, en muchas ocasiones contrarios al espíritu heroico de los primitivos aryas védicos. Son manifiestas en estas obras la ‘censura’ sacerdotal, las manipulaciones anti-heroicas, nihilistas, las subversiones de valores. El mundo hinduista o budista (post-védico) nada tienen que ver con el mundo puro arya o indoeuropeo que podemos palpar en los Vedas. Son mundos (y valores) antagónicos.
Es el genio (el genotipo) de cada pueblo el que genera su propia lengua y su propia cultura (su mundo). A la medida de su ser.
*Además de los mitemas y teologemas de los diversos pueblos aryas que pueden ser comparados (y que estudian nuestros comparatistas), hay que tener en cuenta los diversos relatos que se conservaron o que se desarrollaron en una determinada tradición y no en otras. Estos relatos sueltos, no susceptibles de comparación, aportan datos que contribuyen a completar la figura ancestral de nuestro pueblo. Son relatos que se complementan, como piezas de un  puzle.
Mitemas no comparables son el Midgard de los textos escandinavos, por ejemplo. La tierra del centro. El lugar del origen. También tenemos la emigración celta  desde algún lugar próximo al Mar Caspio hasta Irlanda, pasando por el Mar Cimerio, Asia Menor, Alpes, y España (en el Leabhar Gabhála). O el caso de los Tuatha dé Danam, provenientes de una isla del norte. No se recogen tales relatos de emigraciones entre los eslavos, o los baltos, o entre los helenos o los romanos.
*Los relatos que recoge Tácito (en la Germania) sobre el origen de los pueblos germánicos (Tuisto, Mannus…) y que debían circular entre todos los germanos de la época, no aparecen en los textos germánicos posteriores  como la Edda poética o la Edda prosaica (de Snorri Sturlusson). ¿Qué fue de ellos?
Buri, a quien se le equipara con Tuisto (comparte la androginia), no aparece citado más que una vez en la Edda prosaica  junto con Bor, su hijo (y padre de Odín, Vili, y Ve), que es a su vez comparado con Mannus (hijo de Tuisto, y padre de Ing, Irmin, e Istaev –las tres principales ramas germánicas hace dos mil años). Son, ciertamente, dos genealogías análogas, pero distintas. En un caso se trata del origen de los dioses, en el otro de los hombres.
El Mannus germánico ignora el diluvio, que sí está recogido en las tradiciones conservadas del Manu védico.
Tenemos otro origen de los hombres en la Edda prosaica (Ask y Embla).
*Un árbol es una magnífica metáfora o alegoría para designar a un pueblo, o con la que un pueblo puede identificarse. La raíz, el tronco, las ramas, los frutos… Están implicados el crecimiento, el robustecimiento, el desarrollo, la proliferación (las familias, las ramas)… el paso del tiempo. La vitalidad del árbol es la vitalidad del pueblo. Lo que le suceda al árbol le sucede al pueblo.
Los primeros padres en la rama germánica (escandinava) son dos troncos de árbol que los dioses (la trinidad Odín, Vili, Ve/Odín, Hoenir, Loki) encuentran en uno de sus paseos y a los que tallan dando forma humana y posteriormente insuflándoles vida. Eran los troncos de un fresno (Ask, el hombre), y de un olmo (Embla, la mujer). Dichos árboles, a mi manera de ver, representan o son alegorías de pueblos. El origen, pues, estaría en la unión de dos árboles/pueblos diferentes. La nueva comunidad que se forma, que será un solo pueblo, vivirá bajo el Yggdrasil (un fresno perenne). 
Son los dioses los que dan forma humana y animan a estos troncos, a estos trozos de madera. El modo del encuentro (mientras deambulaban) y el lugar (a la orilla del mar) ya son sugerentes. En primer lugar, no había premeditación o intención de crear la estirpe humana. Es una idea que les viene después del encuentro. Digamos que como artistas vieron la figura humana engastada en el tronco. El modo de extraer al hombre y a la mujer de aquellos maderos informes: tallando, desbastando… Operaciones de un escultor, de un artista. Ésta era la idea que Miguel Ángel tenía al respecto, el ‘veía’ la figura escondida en la piedra, sólo tenía que quitar lo que sobraba. Crearon como artistas, pues. Crearon hombres y mujeres tallados, cincelados, escopleados. De una pieza.
La tradición no habla de árboles sino de troncos, y de troncos arrojados o yaciendo en la orilla. Desechos de algún diluvio, quizás. Inertes. Faltos de raíces, y de ramas. Fragmentos, trozos. Aunque identificables. Dos troncos, desarraigados, arrancados de su lugar, a la deriva. Caídos, llevados y traídos por las olas –que las olas del tiempo han depositado en la orilla, en la playa. Como náufragos.
Hay que decir del tronco que es el que da lugar a ramas. Solemos decir de familias emparentadas que éstas pertenecen al mismo tronco.
La ‘visión’ que se desprende del relato.
Algo tienen en común el origen que nos viene de Mannus/Manu (en las tradiciones germánica y védica), con el que nos viene de Ask y Embla (en la tradición germano-escandinava). También Tuisto (el padre de Mannus) es de naturaleza arbórea.
Pero ya es hora de hablar del fin del invierno supremo, de Líf y Lífthrasir,  del retorno de Balder, de los dioses jóvenes; de la nueva tierra y del nuevo cielo; de los futuros,  de la nueva aurora…
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Hasta la próxima,

Manu