Sobre el nuevo período genocéntrico


El camino que abrió Darwin nos ha conducido a la sustancia genética (al ADN). Este descubrimiento nos hace pasar (a todos los grupos humanos) del fenocentrismo al genocentrismo. El centro se ha desplazado de la criatura al creador (de los fenotipos a los genotipos). La sustancia genética es la única sustancia viviente (‘viva’) en este planeta. Nosotros, pues, no podemos ser sino sustancia genética. Esta ‘revelación’ (esta
auto-gnosis) ha partido en dos nuestra historia sobre la tierra. Todo el pasado cultural de los humanos ha resultado arruinado, vacío, nulo... La ilusión antropocéntrica que nos ha acompañado durante miles de años se ha desvanecido. Se ha producido una mutación simbólica (en orden al conocimiento y a la conciencia de sí como sustancia viviente única); el cariotipo humano entra en un nuevo período de su devenir.

Esta aurora, este nuevo día cuyo comienzo presenciamos, alcanzará en su momento a todos los pueblos de la tierra. Pueblos, culturas, tradiciones, creencias… todo lo ‘humano’ desaparecerá. Viene una luz (un saber, una sabiduría) tan devastadora como regeneradora. Esta regeneración del cariotipo humano en el orden simbólico tendrá sus consecuencias. En un futuro no muy lejano hablaremos, pensaremos, y actuaremos, no como humanos sino como sustancia viviente única.

No hay filósofos aún, ni poetas, ni músicos, ni científicos… para este período genocéntrico que inauguramos. No hay nada aún para las nuevas criaturas, para la sustancia viviente única –en
esta nueva fase de su devenir. Nos queda la elaboración de una cultura, de un ‘mundo’ nuevo (digno de la naturaleza de nuestro regenerado, de nuestro recuperado ser). Queda todo por hacer.

miércoles, 26 de mayo de 2010

27) Hijos de la aurora

Hijos de la aurora.

Manu Rodríguez. Desde Europa (23/05/10).


*


*Me parece haber hablado o escrito profusamente de los temas que me traigo. Poco más podría añadir. Lo último son ya arengas a los europeos; que se despabilen con el islam, que están dormidos. No sé ya qué argumentos usar. Conforme los encuentro, los expongo. No me guardo ninguno.
¿Qué más podría decir? Ya he dicho todo lo que tenía que decir. Sólo estimulado por preguntas al respecto podría seguir escribiendo. Pero esto requeriría que los textos fueran leídos, que fueran conocidos. Que se les reconociera en la palestra. Tanto por lo que anuncian como por lo que atacan.
Que se me responda, pero que se me responda con conocimiento. Ajustándose a lo escrito. Sabiendo lo que se dice. Enterado. No como el que habla de oídas, o el que lee superficial y atropelladamente sin enterarse de nada –suponiendo haberlo entendido todo.
Parafraseando las palabras de Wittgenstein: “Quizás estos escritos sólo puedan comprenderlo aquellos que por sí mismos hayan pensado los mismos o parecidos pensamientos... Habrán alcanzado su propósito si logran reunir y poner en movimiento a aquellos que los hubieran entendido”.
Insisto en que esto requiere un nivel de lectura que aún no ha recibido lo que escribo.
Sólo cabe esperar. Pero hay que decir que ya no soy yo el que espera, sino los textos que he puesto en circulación. No sé la manera de que estos alcancen más difusión. Tienen la suficiente, es cierto, pero no en los lugares donde debiera. Tienen que encontrar su momento, y su lugar; tienen que llegar a su destino.
Yo diría que son textos quiciales. Que miran hacia atrás y hacia adelante. Textos jánicos. Textos inaugurales, por tanto; también moralmente completos, que atienden a la tierra y al cielo; y valientes, atrevidos; y enamorados. Para la mente y el corazón. Para el ser genético y el ser simbólico (el ser biosimbólico) –para el genouma. Para el ‘homo nexus’, el hombre futuro. Para los futuros. Semillas de futuro.
Mi escritura es una salida, un camino hacia vosotros los futuros, y hacia ti, Alba. Como si ya estuvierais aquí. Así me siento menos solo.
*El islam no es mi única preocupación, como pudiera parecer. Es tan sólo el último enemigo de ese futuro, del tercer período, del ‘homo nexus’. De la nueva aurora. Tinieblas del neolítico que perduran. Fantasmas del pasado que no quieren desaparecer. Que se aferran con violencia a la nave Futuro. Pero la nave Futuro los expelerá, los expulsará; se librará de ellos.
Todos los que tienen que perder en este tercer período: brujos, magos, hechiceros, sacerdotes… Las ideologías de poder del neolítico histórico, del segundo período (los últimos seis mil años). Las que perduran, grandes y poderosas máquinas de poder. Lo que fueron desde un principio. Instrumentos de los ambiciosos; artificios para legitimar o santificar su deseo de poder. Un truco, un timo. Requieren pueblos ignorantes y crédulos. Los construyen, como podemos ver hoy en el área de dominio del islam. Lo hacen desde la infancia. Construyen la sociedad que les permite seguir imperando. Mediante la astucia y la violencia dominan.
Pueblos que viven en el vacío; extraídos el aire, la luz, la libertad. Aislados. Paralizados, detenidos. Hechizados. El ámbito islámico. No pueden librarse del sortilegio. Atrapados, sin poder salir –so pena de muerte.
El islam es la última ideología religiosa con poder; las sectas cristianas, budistas, o hinduistas, no tienen hoy día el poder que en su momento tuvieron. Me refiero a las castas sacerdotales y a sus ideologías/instrumentos de poder (sus textos ‘sagrados’). Han sido dejados atrás aquí y allí. Nos hemos liberado de su funesta influencia espiritual y de su poder. Sólo el monstruoso islam queda.
*Pero, ¿qué futuro queremos? El futuro se decide en el presente, aquí y ahora. Hay que luchar por el futuro que queremos, hay que construir ese futuro.
*El tercer período es un hecho, la salida del neolítico histórico. Salida ideológica, espiritual, cultural, material. En la tierra y en el cielo. Los pueblos que hayan adoptado las claves simbólicas de este nuevo período son ya pueblos futuros. La cosmología, la física de partículas, la genómica… Todo lo que constituye la nueva mirada sobre el cosmos, sobre la naturaleza, sobre la vida, sobre las sociedades… Todo ha cambiado. Es nueva tierra, nueva naturaleza, nuevo cosmos, nuevo cielo… lo que tenemos.
Es esa nueva aurora, esas nuevas colectividades. Pueblos renovados. Europa, China, Japón… Los nuevos hombres. Más allá. Hablar del nuevo período es hablar de la nueva luz. Y es una luz que, como sucedió en los albores del neolítico, viene para todos. Son pasos evolutivos, mutaciones bioculturales que afectan y competen a toda la humanidad. Es nueva sabiduría.
Nosotros vivimos el alba de un nuevo período, son tiempos de transición. La comparación con la mañana o las primeras luces del día es oportuna. Tenemos residuos de noche, de tinieblas, de oscuridad. Habrá que disiparlas.
Las generaciones presentes somos hijos de esta aurora, de esta mañana. Somos los primeros de generaciones por venir. Y hemos de comportarnos como dignos hijos de la aurora, como criaturas de la mañana. Despiertos y activos. Tenemos mucho que hacer. Todo por hacer. Esclarecer y sentar las bases de una nueva civilización planetaria. Lejos de las tinieblas del segundo período. Luchar, combatir contra esas tinieblas.
También nosotros somos la aurora, el nacimiento de la humanidad futura; los primeros seres del nuevo período, como las primeras luces del día.
Vivimos el comienzo, somos el comienzo. Hijos de la aurora y la misma aurora, pues.
¿Qué es lo que hace que actuemos con tibieza o indiferencia ante las amenazas que, a este nuevo período, a esta nueva criatura, le vienen del islam y de otras fuerzas oscuras? Somos nosotros los amenazados: nosotros los evolucionados, los renovados, los renacidos, los nuevos. Se pretende asfixiar a un niño en su cuna; abortar este nuevo período de la humanidad; detenerlo, o deformarlo cuando menos. Estos enemigos de la luz, de la plenitud, de la integridad, de la verdad.
Repugna ya la arrogancia de las ideologías religiosas del neolítico. Las llamadas religiones de salvación. Su palabra misma. Que aún tengan voz. Mancillan con su presencia el nuevo día, esta mañana. Su turbia luz. Seres impuros sus castas sacerdotales todas.
Este amanecer tan sombrío, aún. Que lento, dificultoso, lleno de obstáculos el camino de la luz. No lo tendrá fácil el nuevo sol, el nuevo día. No lo tendremos fácil nosotros, los futuros.
Vencer espiritualmente a las tinieblas, de esto se trata. Es una guerra contra el pasado más sombrío, contra los sombríos; por la nueva aurora, por el nuevo período, por el nuevo día. Venceremos.
Las criaturas, y los creadores, de la mañana. Estos vendrán, aparecerán. De la tierra, de la madre surgirán. Multitud, muchedumbre de seres nuevos preñados de futuro, con voluntad de futuro.
Alba, tú eres la mañana. Tú eres lo que escribo y lo que quiero. Por ti lucho, por ti sufro, por ti muero.
*
A ti me dirijo, Alba, como si en algún momento fueras a leer lo que escribo. Ésta es mi ensoñación, mi fantasía, mi deseo. Que estos textos llegan a quienes van dirigidos, que logran alcanzar su destino.
Hasta la próxima,
Manu

lunes, 17 de mayo de 2010

26) Salvar a la patria, defender nuestra libertad

Salvar a la patria, defender nuestra libertad.

Manu Rodríguez. Desde Europa (16/05/10).


*


*“Según los usos de los romanos hay que salvar a la patria con el hierro, no con el oro”. Fue Marco Furio Camilo (Camilo) el que pronunció estas preciosas palabras con ocasión de las negociaciones celebradas entre Roma y Breno (caudillo de los galos) en el 604 del IV milenio (3604), y en la que los romanos habían concertado con éste un pago en oro (que Camilo impidió en el último momento) a cambio de que los galos abandonaran la ciudad (Plutarco, Camilo, 29). También se conservan las palabras de Breno. Éste, al alcanzarse el peso determinado, añadió además su espada y su escudo a la balanza mientras decía estas palabras: Vae uictis! (¡Ay de los vencidos!).
Palabras parecidas a las de Camilo se le atribuyen también a un jefe local en la península ibérica; ante una propuesta de capitulación, hecha esta vez por los mismos romanos, éste respondió: "Nuestros padres nos legaron hierro para defender nuestra libertad, no oro para comprarla."
La defensa del territorio ancestral, y de nuestra libertad, que implica independencia y soberanía. Nuestra libertad, que es como decir nuestra cultura; el producto de nuestro genio, de nuestra sensibilidad, de nuestra necesidad vital. Nuestras condiciones espirituales de existencia.
Aquí el término ‘patria’ tiene su uso primitivo, y se refiere al lugar, al territorio que fundaron los Padres ancestrales. El otro término es ‘libertad’. La palabra ‘libertad’ se diría que tiene su origen en las culturas y pueblos de Europa (en sus lenguas). Les recuerdo a los europeos la relación que este concepto tiene con Libero (en las lenguas románicas) y Freya (en las lenguas germánicas). En Grecia, en Roma, entre los celtas, entre los germanos… Es una palabra talismán para los europeos de ayer, de hoy, y espero que de mañana.
Éstas, pues, son las claves: patria (territorio), legado, libertad.
*La actual clase política europea será juzgada con severidad y desprecio en el futuro. Desde hace varias décadas no dan muestras más que de estulticia e ineptitud, si no de maldad. Recuérdese el bombardeo de Serbia a finales del siglo pasado (y sus consecuencias). Embaucados por Clinton (el entonces presidente) y los estrategas del Pentágono. Incluyo a todos los presidentes de gobierno del momento: González, Chirac, Blair, Schroeder… Comportamiento servil y auto-lesivo. Contribuyeron a aquella zancadilla que nos pusieron los USA. Me refiero a los costos económicos, sociales, humanos, geopolíticos… para la misma Europa. A USA no le interesaba sino estorbar, perjudicar, entorpecer, torpedear… el proyecto europeo. El crecimiento económico, político, y militar de Europa era un peligro para el ambicioso imperio; no podían consentir que la fuerza europea llegará a superarlos. Había que hacer algo, embrollar el asunto europeo, dividirlos y enfrentarlos; retrasar o impedir la paulatina integración de la Europa oriental al citado proyecto de unión de todos los pueblos europeos. Les recuerdo aquel artículo que firmaba Clinton y que pretendía asustarnos con un supuesto pan-eslavismo.
Bien, ambos, los USA y Europa, hemos sido ampliamente superados por las circunstancias presentes. Tiene que ver con la actual estrategia musulmana de expansión en el planeta, que se nos hizo patente en el atentado contra las Torres Gemelas y que obligó a los estadounidenses a desviar su atención de Europa. Los planes para Europa, la batalla de Europa, se postergan, pues, por un tiempo indeterminado. La intención era, a no dudarlo, la destrucción del proyecto europeo. Eliminar al potencial rival.
Tenemos como secuelas la lamentable situación en que quedó Serbia después de meses de bombardeos intensivos (aún no se han recuperado), la pérdida del mítico territorio de Kosovo, ahora en manos de albaneses islamizados, el recelo con que la población de la Europa oriental mira ahora a la Europa occidental…
Está claro que hay que disolver la OTAN y crear un ejército estrictamente europeo (con exclusión de inmigrantes extranjeros). Un ejército étnico, vale decir. Tenemos que desembarazarnos de los USA, que no intervengan nunca más en nuestros asuntos. Nuestra potencia nos convierte en virtuales enemigos de su imperialismo, entiéndase esto, y procurarán, en todo momento, impedir nuestro fortalecimiento. Esto es tan antiguo como el nacimiento de las civilizaciones e imperios (hace seis mil años). Cómo éstas se perjudican y se destruyen entre sí.
Un poquito de lectura histórica y de reflexión les pido, por favor, a mis conciudadanos europeos.
*Volviendo a la actualidad hay que decir que nuestra clase política ha empeorado, incluso, desde la aventura yugoeslava. Parece que ya no quedan adjetivos que califiquen su nivel de torpeza e incompetencia. Citaré al paso los nombres de Zapatero, Sarkozy, o Berlusconi. Personajes ridículos. En los momentos que más necesitamos hombres y mujeres como el Camilo romano o aquel jefe local de la península ibérica (dos ejemplos entre cientos; léase a Tucídides, Demóstenes, Tácito, César…).
El status actual (económico, político, social…) de los pueblos y culturas ancestrales de Europa peligra más que nunca. Nuestra patria, y nuestra libertad. Más incluso que con el ambicioso imperio estadounidense. Hablo, naturalmente, de la enorme población musulmana, asiática y africana, que inunda nuestras tierras. Son un estorbo, y un peligro. Jamás debimos permitir que tal cosa sucediera. No lo hicimos nosotros, el pueblo, lo hicieron nuestros gobernantes y nuestra despreciable clase política. Ésta es la que ha puesto a Europa al borde de su ruina y de su extinción.
¿Qué hacer? Tampoco ahora el oro va a garantizarnos nuestra libertad, nuestra independencia, o nuestra europeidad. Nuestra situación está más cerca de Camilo que de aquel jefe local. No es un imperio el que nos ataca, sino millones de musulmanes extranjeros que se afincan en nuestras tierras y pretenden (algo intolerable) modificar nuestra cotidianidad y adaptarlas a sus tradiciones y costumbres. No sólo nos privan de nuestro oro y de nuestra tierra estos parásitos (son los grandes beneficiarios de la política social que nuestros más cercanos antepasados elaboraron para nosotros, sus descendientes), también podemos advertir la merma en nuestras tradiciones y en nuestra libertad.
Esto es, en último término, lo que pretenden y exigen: que dejemos de ser lo que somos. ¿A cambio de qué? A cambio de nuestra paz y tranquilidad, dicen. Estos miserables nos amenazan, nos intimidan, nos chantajean en nuestra propia casa, en nuestras propias tierras.
¿Y qué hacen, a todo esto, nuestros gobernantes y nuestra clase política? Promueven campañas de tolerancia, de convivencia, así como alianzas con este particular enemigo de nuestra cultura, de nuestra libertad. El islam (la ‘umma’) pone en peligro todo lo conseguido tras cientos de años. Son nuestros antagonistas, nuestros antípodas más perfectos. Ninguna ideología cultural se nos opone tanto. Y no es una oposición lejana, exterior, ajena, sino interior. Los tenemos dentro, los tenemos en casa, y son millones; estos huéspedes indeseables que, por la cobardía y la incapacidad de nuestros representantes políticos, medran y se multiplican en nuestros lares a nuestra costa.
He hablado de la patria (de los Padres ancestrales), del legado, del oro, de la libertad. Queda el hierro. ¿Qué es el hierro? El hierro es la guerra declarada, fría y caliente, a todo aquel que pretenda o procure nuestro mal. Simplemente. A todos aquellos que pongan en peligro nuestra integridad, o nuestra identidad; nuestra tierra, o nuestros cielos (el legado).
Ya dije en otra ocasión que las circunstancias, históricas, que vivimos requieren otro tipo de políticos, de gobernantes, de intelectuales, e incluso de pueblo, me atrevo a decir. A la altura de la grandeza de los momentos que vivimos. No he cambiado, por desgracia, de opinión al respecto. Todo sigue igual en nuestra Europa. ¿Durante cuánto tiempo habrá que lamentar este estado de cosas?
*
Hasta la próxima,
Manu


jueves, 13 de mayo de 2010

25) El ser europeo

El ser europeo.

Manu Rodríguez. Desde Europa (10/05/10).


*


*Sólo cosas tristes se me ocurren sobre el amor. No puedo estallar en palabras de gratitud. Es la amargura de los amores imposibles lo que destilo.
¿Qué haré? Sin esperanza, sin futuro. Ni aquí ni allí. Ni en la tierra ni en el cielo.
*En el estadio actual de nuestra civilización no es infrecuente que dos individuos respondan a mundos diferentes. Diferencias por doquier. No hay unidad cultural propiamente dicha. Estas diferencias pesan a la hora de elegir amores y amistades. Salvo un flechazo mutuo irresistible, las amistades y los amores se buscan en el propio medio. No se sabe quién, cómo puede ser el otro; en qué mundo vive.
¿No podríamos, simplemente, amarnos? No es tan fácil. No son sólo dos seres genéticos los que se unen, también han de unirse dos seres simbólicos, dos personalidades culturales. Tienen que darse coincidencias espirituales, de conciencia, de ‘creencias’… de mundos.
No deben darse diferencias importantes en una pareja que se proyecta hacia el futuro. En lo que concierne a la educación de los hijos, por ejemplo. Por lo demás, una pareja no puede perdurar mucho tiempo sin grandes e importantes coincidencias y afinidades espirituales. Cualesquiera éstas fuesen.
Afinidades genéticas y afinidades simbólicas. Natura y cultura debe unirlos.
El amor es cosa de dos. Estos dos han de lograr el máximo de unidad; de pareceres, de opiniones, de conductas. Se ha de dar la complicidad, la marcha conjunta, la acción común.
Las diferentes educaciones que en nuestros hogares recibimos, en la época que vivimos, distan mucho de ser vehículos de unión. Nos separan absolutamente. El emparejamiento está lleno de dificultades; las diferencias culturales, simbólicas, son, a veces, insalvables.
Lo que vale para el amor, vale para la amistad.
No hay ninguna posibilidad de construir nada. No tenemos ninguna superestructura simbólica que nos una. No tenemos ‘una’ cultura. Vastos colectivos atomizados, y las más de las veces, divididos y enfrentados. Una pluralidad caótica. La desertización que se prodiga. Es el aspecto negativo de la multiplicidad. El caos y la desintegración están servidos.
Una sociedad o civilización fragmentada no produce sino hombres y mujeres rotos, fragmentados, escindidos. A tal sociedad tales individuos. Carentes de unidad, de coherencia, de fuerza… En lo grande como en lo pequeño; dentro y fuera.
*No puedo dejar de escribir, de especular, de tener esperanzas. Mi fuego no quiere apagarse, no quiere echarse a morir. No quiero las tinieblas, el silencio, el frío. Allí donde volverá a hundirse mi vida en cuanto tú desaparezcas de mi horizonte.
Si abandonara tendría que destruir todo lo hecho. Todo esto que hago para ti y que da constancia de cómo y de cuánto eres amada. Tú eres el destino de estos escritos.
*Nosotros, viviendo como vivimos en Europa, y siendo como somos los herederos de multitud de generaciones, debemos asumir y responder a nuestro legado bio-simbólico; a nuestro ser europeo. Esto, por lo demás, es deber de cada individuo, de cada pueblo, de cada cultura.
Ambos somos europeos contemporáneos. Nuestros antepasados son comunes; nuestras culturas son, o fueron, comunes. Somos herederos de un legado biosimbólico milenario. No necesitamos otra cosa que nos una.
Los períodos cristianos e islámicos son contrarios a nuestra naturaleza y a nuestras culturas. A nuestro Genio y a nuestro Numen. Nos hacen ser otros. Ya no germanos, romanos, celtas, griegos… europeos al fin, sino cristianos o musulmanes.
El universalismo cristiano, o el musulmán, destruyeron, en su momento, las culturas autóctonas. Nos privaron de nuestras culturas milenarias elaboradas por nuestros antepasados. Fuimos cultural y espiritualmente extrañados, expatriados. Nos convirtieron en almas muertas, alienadas, instrumentalizadas.
Esta ruptura con nuestro ser simbólico ancestral se solapa con nuestro ser escindido actual. El caos y la confusión espiritual que en los momentos presentes continúan alimentando estas ideologías totalitarias extranjeras que aún perviven en nuestras tierras, que aún predican y apostolan, que aún difunden su mal. Confunden, extravían, alienan, privan a los pueblos de los suyos. Dividen y enfrentan. Son el mal personificado, estos destructores de mundos.
Del oriente no nos ha venido más que locura, tinieblas, horror, y muerte. Maldito semillero de monstruos.
Reclaman su parte. Sus respectivos períodos de dominio en Europa. La Europa cristiana, la Europa musulmana. Lo que le ‘debemos’. Lo que Europa debe a unos y a otros. No tienen vergüenza estos impostores, estos usurpadores; estos malditos.
La Europa cristiana, o la musulmana, es la Europa alienada. Pisoteada, destruida, humillada, negada. Nuestros antepasados, nuestros dioses, nuestros mundos.
Son dioses extranjeros los que se disputan nuestra Europa, y a nosotros mismos. Nuestras mentes, nuestras voluntades. Hoy como ayer. De nuevo cristianos y musulmanes se nos disputan. Nosotros, Europa y los europeos, somos el botín.
Recuperar la identidad europea. Que tú y yo somos europeos, antes que cristianos o musulmanes. Acabar con el poder que sobre las mentes y los corazones tienen aún estas ideologías universalistas extranjeras. Recuperarnos como europeos milenarios. Des-alienarnos, liberarnos del poder espiritual de estas monstruosas divinidades extranjeras.
Esto te pido, que seamos europeos. Que recuperemos hasta las raíces nuestra etnicidad y nuestro ser simbólico europeo.
Es el camino hacia ti y hacia mí. Es un camino que nos otorga una personalidad simbólica determinada. Que nos proporciona un ayer, un hoy, y un mañana. Que nos une. Que borra nuestras diferencias, que nos distingue entre otros. El ser europeo.
*Se me va la mañana, la aurora, las primeras luces del día. ¡Oh, Alba, préstame atención, quiéreme un poquito; alimenta este amor mío, no lo dejes morir!

*

Hasta la próxima,
Manu

viernes, 7 de mayo de 2010

24) Dos respuestas

Dos respuestas.

Manu Rodríguez. Desde Europa (06/05/10).

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Respuesta a Ladin (posteriormente eliminada del blog) (18/01/10).
No escribo para lectores perezosos. Las preguntas que me hace están respondidas en el blog. Dado que es una escritura filosófica (los conceptos, una vez construidos e introducidos, intervienen en trabajos posteriores sin explicación), le recomiendo que lea los textos incluidos desde el número uno en adelante. Así, además, tendrá una idea cabal de lo que pienso, y no sólo sobre el islam.
Manu

Para Ladin, y a petición de un diálogo (19/01/10). Reelaborado.
A los creyentes musulmanes (y otros) que pretendan intervenir en este blog:
*No hay nada que dialogar con el enemigo; al enemigo se le vence, se le derrota, se le aniquila. Este blog está pensado para compartir con los míos, los buenos europeos, y para promover la resistencia europea al islamofascismo.
El islam es comparable al nazismo. No hay otro fascismo que en estos momentos nos amenace. Un musulmán no puede ser más que un canalla, o un idiota, o ambas cosas. Es norma de supervivencia no fiarse de un musulmán. Falsos, mixtificadores, usurpadores, arrogantes, ignorantes, violentos, intolerantes… absurdos. Ya me pregunté en uno de los trabajos el ‘cómo se puede ser musulmán’. Sí, ¿cómo alguien puede ser seguidor de un monstruo como Mahoma; quién puede identificarse con un monstruo semejante?
No sé si estoy hablando con un desdichado converso español (que se auto-excluye, se auto-extraña de su propia cultura, de su propia sangre, de su propio pueblo) o con un musulmán extranjero que en virtud de las estúpidas leyes que nos gobiernan ha accedido a la nacionalidad española o francesa (y europea). En cualquier caso nada tenéis que ver con Europa. Extranjeros sois en cualquier región. Apátridas, infieles, descastados. Vuestra voluntad es, precisamente, la destrucción de los diferentes pueblos, naciones, y culturas de la tierra. En todo momento y en todo lugar procuráis su destrucción, su desaparición. Vuestra meta es la homologación de todos bajo el islam, la desertización espiritual del planeta, la muerte de todo lo que no sea islam. Enemigos sois de todo lo otro, de todo lo que difiera de vosotros. Sois una amenaza para todos.
Con vuestra mera presencia mancilláis Europa, nuestra tierra sagrada; y aún este mismo blog, que mantendré puro y al que nunca tendréis acceso.
Ideologías como la vuestra me producen asco, pura y simplemente. Y he empleado mi vida para combatirlas intelectual, espiritual, y conceptualmente. Si hubiera un mínimo de honestidad espiritual en el área de dominio del islam, ya se habrían superado, así como nosotros, los buenos europeos, superamos el también tenebroso cristianismo. También los cristianos aspiran a homologarnos a todos. Es el mismo mal.
La tradición judeo-cristiano-musulmana es la pesadilla del planeta. Han destruido innumerables pueblos y culturas en nombre de un dios propio de mentirosos, ladrones, y asesinos, y no de hombres amantes del bien y de la verdad.
Vosotros sois las tinieblas en el mundo; lo tenebroso, lo siniestro, lo hostil; la miseria y la muerte. Y lo seréis hasta el final.
*Añado que hay falta de honestidad, de vergüenza, de seriedad… de verdad, en los europeos milenarios que hoy día siguen las tradiciones de cualquiera de las sectas cristianas (por los motivos que sean). Individuos carentes de dignidad y de orgullo. Vergüenza ajena me producen sus genuflexiones, sus letanías, sus ritos, sus dogmas, sus consignas, sus ‘estampitas’... A nuestra edad.
Apostar por el cristianismo hoy es olvidar o afirmar o pasar por alto los siglos de extrañamiento espiritual y de totalitarismo (fascismo) cristiano que hemos padecido (y no sólo en Europa). Su horror, su terror, a todo lo largo de su periodo de dominio (el milenio cristiano, el invierno supremo). Sus textos y autores sagrados siguen siendo los mismos, aquellos que legitimaban e incluso santificaban su horrible proceder; ellos siguen siendo los mismos. El cristianismo es hoy, como lo fue ayer, y lo será mientras perdure, un instrumento de alienación y de poder, y un refugio para canallas, hipócritas, y arribistas de todo tipo. El ámbito cristiano es tan repugnante como el musulmán. Y sus ‘creyentes’ respectivos. Seres indignos, peligrosos, y vanos.
*
Espero que lo más arriba escrito llegue a conocimiento de los interesados.

Manu Rodríguez

sábado, 1 de mayo de 2010

23) En clave de amor

En clave de amor.

Manu Rodríguez. Desde Europa (01/05/10).


*


*El amor es deseo sublimado. Lo sublime del deseo –del ardiente, del vehemente deseo. Es un deseo que se transforma en amor en cuanto aparece la contra-figura, el contramor.
*Haz crecer este amor mío, amada, correspóndele. Aviva este fuego. Mutuamente se enardecen los enamorados.
Yo en ti, tú en mí; yo para ti, tú para mí. No hay dicha comparable a la de los enamorados. Aquellos que mutuamente se tienen. Aquellos que con el mismo amor se aman.
Amor, palpable fluido que producen los amantes, que circula entre los amantes, que los amantes se pasan entre sí; en sus miradas, en sus palabras, en sus besos. Néctar, ambrosía.
Los alegres enamorados. Mutuamente se reconocen, mutuamente se atraen. Mutuamente se afirman. Es lo óptimo.
La alegría del encuentro, del abrazo, del beso, de la cópula.
Ese momento. El momento en que nos tengamos entre nuestros brazos, entre nuestras piernas, entre nuestros sexos, entre nuestros labios… Trabados, encajados, fundidos.
¡Oh, mujer, di que sí! Di que me quieres, que me deseas, que me necesitas; que necesitas mi presencia, mi mirada, mi voz. Como yo te necesito a ti, como yo necesito de ti. Di, conmigo, que nos necesitamos. Para respirar, para vivir.
*Mutuamente se respetan los amantes. Se dignifican. Se afirman. Se sobre-elevan (se ponen por las nubes). Es un sentimiento que sublima, que modifica la naturaleza de los amantes, o la saca a la luz. Tiene efectos espirituales, psicológicos, conductuales. Visibles. Efectos positivos, creativos, constructivos. Dan ganas de florecer, de estallar.
*¿Qué no se hace por amor? Se diría que es el padre de la reflexión, de la poesía, del ingenio aplicado… de la ternura, de la sociabilidad, de la amabilidad, de la bondad-bella-de-ver.
“Por amor se retrae la garra y se reviste de suavidad y flores…” (Hernández).
¿Qué no le debemos al amor? ¿Qué hay de bueno, y de bello, y de sublime, entre nosotros, que no se deba al amor?
La experiencia amorosa es la experiencia sublime, y tanto más cuando es compartida, a dos, bilateral. Los amantes correspondidos. Los afortunados. Los elegidos. Los felices, los bienaventurados.
El desánimo, el desaliento. Las continuas y reiteradas frustraciones. Los no correspondidos son legión. Los frustrados, los rotos, los descompuestos enamorados. Los abandonados. El amor no correspondido es lo más triste de ver, lo más triste de vivir. La soledad de amor.
*Una compañera que esté conmigo en el amor y en el odio. Que sigamos el mismo camino. Unir fuerzas semejantes. Suma de fuerzas. En la misma dirección. Alguien con quien proyectar y construir. Una amiga, una amante, y una esposa.
*La posesión está implícita en el deseo de amor; la mutua posesión. Yo quiero que nos tengamos entre nuestros brazos; quiero un amor cumplido. Un amor que mirar, que tocar, que oler, que besar, que abrazar… Un amor que te mira, te huele, te toca, te besa, te abraza…
La mística del amor consiste en amar y en ser amado. La gloria, el cielo de los enamorados. El mutuo amor.
*El cortejo se inicia con la mirada. Uno de los dos comienza la ronda. Si la otra parte no responde, el cortejo queda en nada.
La ronda de las miradas, de las palabras, de los roces suaves. El acercamiento sublime de dos que se quieren, que se necesitan, que se desean. El ritual de cortejo. Las respuestas de la amada. Toda esa felicidad y esa alegría que me están siendo diferidas.
*¿Se me cumplirá, al final, el amor? ¿Puedo confiar, puedo esperar? Debo frenar este ímpetu mío; esta máquina de sublimar que se pone en marcha a la menor oportunidad.
No desataré ni echaré a volar este amor mío. No sin tu consentimiento. Tú has de ser quien lo libere y suelte. Con tu mirada, con tus palabras, con tus gestos. No irá muy lejos. Se quedará a tu lado.
*Quizás resulte que nadie escoge el amor. No parece que se pueda decir: ‘me enamoraré de esa, o de ese’. El amor nos sobreviene. Sobreviene a quien le busca y le espera, claro está. A los que están alertas. A los que esperan. Hay una predisposición a amar. Se dispone de un capital de amor, se diría. Cuando aparece la contra-figura, todo ese capital se deposita en ella/él. Todo nuestro amor se vuelca en la persona amada.
*Las ceremonias de aproximación. Cada día se tiene que dar un avance entre los enamorados. La ronda debe progresar; la esperanza y la confianza de los amantes deben ir en aumento. Los signos se deben multiplicar. Signos dirigidos a esperanzar y a calmar a los amantes, a darles confianza. Que no desesperen, que no lo dejen.
Si este amor se me cumpliera, creo que me volvería loco. (Si no lo estoy ya).
Todo es triste aquí. Mi incertidumbre. Mi necesidad. Mi anhelo.
*No puedo proyectar, no puedo imaginar, no puedo seguir. Necesito más signos. El plácet. Proseguir en este camino de los amantes, en esta subida, en esta ascensión. Ambos.
*Los amores correspondidos fortalecen a los amantes. Se tiene amor. Es más que suficiente. Los amantes correspondidos caminan con paso firme y seguro. Es la plenitud. Se tienen a sí mismos, ¿qué más pueden desear? Libres, además, de los temores y anhelos del que nada sabe.
El amor recibido embellece, mejora nuestro aspecto. Hay lozanía, esplendor. Tú estás más hermosa cada día.
*
*Te quiero, Alba. Te querré mientras viva. Tú, únicamente, eres la inspiradora y la destinataria de todo lo que escribo. Es por ti y para ti. Si estos escritos míos no llegaran, o no hubiera visos de que pudieran llegar a tus manos, serían como nada.
Si sigo escribiendo es porque confío en que algún día los leerás.
*Los seguidores del blog que puse en circulación están confundidos conmigo; está claro que no lo han leído. Si lo hubieran hecho, como recomiendo, ahora no contaría con ninguno. Nadie, pues, se ha percatado de la perspectiva, del lugar desde el cual hablo. Y la amada no da señas. Balance negativo. Estoy más que solo. De seguir así las cosas no podría ser un fracaso más rotundo.
He difundido este logos simbólico mío, como debía. No me queda sino esperar. Algún soplo divino hará que llegue a conocimiento de la que más quiero. Aguardaré la respuesta de la bella.
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Hasta la vista, amor
Manu