Sobre el nuevo período genocéntrico


El camino que abrió Darwin nos ha conducido a la sustancia genética (al ADN). Este descubrimiento nos hace pasar (a todos los grupos humanos) del fenocentrismo al genocentrismo. El centro se ha desplazado de la criatura al creador (de los fenotipos a los genotipos). La sustancia genética es la única sustancia viviente (‘viva’) en este planeta. Nosotros, pues, no podemos ser sino sustancia genética. Esta ‘revelación’ (esta
auto-gnosis) ha partido en dos nuestra historia sobre la tierra. Todo el pasado cultural de los humanos ha resultado arruinado, vacío, nulo... La ilusión antropocéntrica que nos ha acompañado durante miles de años se ha desvanecido. Se ha producido una mutación simbólica (en orden al conocimiento y a la conciencia de sí como sustancia viviente única); el cariotipo humano entra en un nuevo período de su devenir.

Esta aurora, este nuevo día cuyo comienzo presenciamos, alcanzará en su momento a todos los pueblos de la tierra. Pueblos, culturas, tradiciones, creencias… todo lo ‘humano’ desaparecerá. Viene una luz (un saber, una sabiduría) tan devastadora como regeneradora. Esta regeneración del cariotipo humano en el orden simbólico tendrá sus consecuencias. En un futuro no muy lejano hablaremos, pensaremos, y actuaremos, no como humanos sino como sustancia viviente única.

No hay filósofos aún, ni poetas, ni músicos, ni científicos… para este período genocéntrico que inauguramos. No hay nada aún para las nuevas criaturas, para la sustancia viviente única –en
esta nueva fase de su devenir. Nos queda la elaboración de una cultura, de un ‘mundo’ nuevo (digno de la naturaleza de nuestro regenerado, de nuestro recuperado ser). Queda todo por hacer.

miércoles, 26 de agosto de 2015

131) Identit@ryas VII

Identit@ryas VII.

Manu Rodríguez. Desde Europa (26/08/14).


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*“Hoy se habla mucho de ‘revolución permanente’. De 1937 a 1945 existió en Alemania una traición permanente y el pueblo alemán necesitó una fuerza casi sobrenatural para resistir a tantas naciones coligadas, servidas en el interior por una domesticidad tan variada.
La derrota militar alemana, es decir, la capitulación sin condiciones, sólo pudo obtenerse nueve meses después del atentado del 20 de julio, punto culminante de una traición que duraba desde hacía siete años. Pero esta capitulación sin condiciones fue también la de Europa: esto es lo que no quieren admitir, y que aparece con mayor evidencia cada día.” Skorzeny (La guerra desconocida, p. 126 –edición española Acervo 1976)
“Cuando Beck escribió al mariscal von Manstein al final de 1942 para explicarle que ‘la guerra estaba perdida’, el mariscal respondió: ‘Una guerra no está nunca perdida en tanto que uno mismo no la considere como perdida.’” Skorzeny (idem, p. 127)
*Fundamento, causa, origen, inicio, ‘arkhe’… ser. Verdad. Arraigo, morada, lugar, hogar… Camino
*La desnacionalización de los pueblos blancos
*Mística étnica. Mística arya. Espiritualidad arya
*Cultivo del ser. Cuidado (sorge) del ser
*El combate por el ser. La Reconquista del ser
*Amor a lo propio. Amor a los ancestros, a los Padres. Amor a la raza. Amor a las palabras de tu pueblo. Amor a la patria fundada por los antepasados. Amor, amor, amor…
*Esto de W. Darré: “Como arya (como germano, dijo Darré), actúa de manera que tus compañeros de raza (‘volksgenossen’) puedan verte como un modelo”.
*Ser dueños de nuestro futuro. Hoy por hoy nuestro futuro está en manos de otros (no está en nuestras manos, no depende de nosotros).
*Podrás dejar de ser cristiano, musulmán, demócrata o comunista. Pero nunca dejaras de ser un arya; nunca dejaras de ser lo que eres. El ser arya, el arya eterno.
*Integrar la historia de tu pueblo, que es tu propia historia. Lo acontecido a tu pueblo forma parte de tu experiencia, de tu vida, de tu ser. Las marcas, los hitos, los hechos… Seres milenarios.
*El espacio, el reino de lo alto; el espacio sagrado.
*Asumo y comparto el nazismo de Heidegger. Su nacionalismo étnico; su aryanismo. Prevalece Europa, Occidente, la aryanidad.
*El ser, la verdad; la autenticidad, lo propio.
*Enseres –las propiedades: lo propio.
*El ser nace, podríamos decir: surge, brota. Se revela. Se da.
El ser transforma a los entes en donde tiene lugar. Otorga sentido y destino. El ser no es, en ningún caso, ni singular, ni universal. Hablo de comunidades humanas; de comunidades étnicas, más específicamente. Cada pueblo tiene su propio ser; su identidad propia.
El ser es histórico, pues. Es una marca, un hito, una señal en el devenir de los pueblos. Su verdadero inicio. Su revelación. Su nacimiento. Su venir a la luz.
Divinos son los momentos en los que un pueblo cobra conciencia de su ser, de su identidad, de su singularidad; los momentos de su inicio. Tal revelación.
Son quizás los poetas, los cantores de las glorias comunes, los principales artífices de esta toma de conciencia, de esta epifanía –tanto más sublime cuanto más colectiva.
Las señas de identidad. Todos y cada uno de los miembros de la comunidad se reconocen en tales gestas, en tales historias. Se comparten los ancestros, los paradigmas, los modelos. He aquí el origen del orgullo patrio (de los Padres). He aquí también el origen del culto debido a los antepasados. Lo imperecedero mismo, de un pueblo, su cielo, vale decir, tiene aquí su lugar natal.
La conciencia colectiva; la memoria de los pueblos. La acrópolis; la ciudadela, el espacio de lo alto. Lo que no se debe rendir jamás. So pena de perder algo más que la propia vida; so pena de perder el propio ser. La muerte del ser es lo peor que le puede suceder a un pueblo, pues esto significa a la postre su desaparición, su completa extinción.  Su ser arrojado a la muerte y al olvido.
Pueblos olvidados, sin memoria. Pueblos que han sido pero que ya no son, y de los cuales no quedan más que vagos, fantasmales residuos. Nadie los cuida, nadie los cultiva, apenas nadie los rememora a no ser como objetos del pasado –como objetos muertos, sin actualidad, sin vida.
*¿Qué sucede con los pueblos aryas? Nuestros ser se esfuma, se extingue, se difumina, pierde contorno y realidad. Se desdibuja cada día.
Pobre ser nuestro. Semi abandonado. Descuidado, inculto, seco.
Algunos, los enemigos de nuestro ser, lo degradan y censuran en cada oportunidad. Aprovechándose de su debilidad, de su lamentable estado, lo critican, lo difaman, lo mancillan; lo injurian, lo maltratan. Y desde nuestras filas se les deja hacer. Apenas nadie sale en su defensa. Estos pueblos míos carentes de dignidad, de orgullo, de honra… de coraje.
Nuestros Padres pasan hambre y sed. Allá se encuentran indefensos, desprotegidos, solos. Ningún fuego, ninguna palabra los invoca y convoca. Es, sin duda, nuestra hora más oscura.
La soledad de los Padres es también nuestra propia soledad. El descuido del ser es también nuestro propio descuido.
Esta incuria, esta negligencia, este olvido. Perderemos el ser si todo continúa como hasta ahora. Nos perderemos a nosotros mismos. Desapareceremos.
*A veces siento la alegría de ser, la alegría, tal vez, del mismo ser. Es una experiencia misteriosa. Desbordante. Sublime. Inefable.
Como me gustaría que mis connacionales pasaran por esta experiencia. Un fervor, un clamor, un entusiasmo colectivo. Un reconocimiento; una anagnórisis colectiva.
Hoy por hoy, al espejo nuestro se le fue el azogue. No nos reconocemos, no nos identificamos, no nos vemos, no nos encontramos. Perdidos, sin norte, errantes. El lugar nuestro, vacío. Nadie concurre. El lugar de los Padres. El lugar del inicio. Nuestro espacio reservado.
*Poetas y videntes, sí, maestros de la verdad (Homero, Hesíodo… Virgilio). Pero antes fue la acción; las gestas, las epopeyas. El período épico, heroico. Los tiempos de fundación. El establecimiento de la morada, del hogar. Las luchas insólitas; los monstruos derrotados, vencidos, aniquilados. Las pruebas.
Los verdaderos hacedores, creadores, constructores, instauradores de un pueblo son sus hombres y mujeres de acción; sus héroes y heroínas. Seres de leyenda. Poetas y filósofos vendrán después. Lo primero es la acción.
Los diversos pueblos aryas (védicos, griegos, romanos, germanos, celtas, eslavos, baltos…). Sus diversos inicios. Sus videntes, sus poetas.
Dyaus/Zeus. El dios que acompaña a los aryas desde el principio, desde sus comienzos.  Nuestro cielo protector.
*Las historias de los pueblos no son comparables entre sí. Las culturas de los pueblos no son comparables entre sí. Las lenguas, el genio… el ser de los pueblos. Únicos, singulares, incomparables. Irrepetibles.
Cuidado con las intromisiones de un pueblo sobre otro. Con las falsificaciones, con las mixtificaciones. Con las comparaciones indeseables. Con los juicios que un pueblo realiza sobre otro.
Los pueblos no son comparables entre sí.
*Volver a su ser. Recuperar el ser. Reconquistar el ser.
Los pueblos, a veces, pierden, extravían, descuidan, olvidan su propio ser. Los pueblos pueden también ser privados de su ser –por imposición de un ser ajeno, por ejemplo; del ser de otro pueblo.
Anamnesis. Recuperar la memoria. Cobrar conciencia. Volver en sí. Despertar.
Deshacerse, desprenderse de todo lo extraño, de todo lo ajeno. Un proceso de purificación.
La vía mística, misteriosa. La revelación del propio ser. Del ser al que se pertenece. Del ser que nos pertenece. Del ser singular y propio.
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Saludos, y hasta la próxima

Manu