Sobre el nuevo período genocéntrico


El camino que abrió Darwin nos ha conducido a la sustancia genética (al ADN). Este descubrimiento nos hace pasar (a todos los grupos humanos) del fenocentrismo al genocentrismo. El centro se ha desplazado de la criatura al creador (de los fenotipos a los genotipos). La sustancia genética es la única sustancia viviente (‘viva’) en este planeta. Nosotros, pues, no podemos ser sino sustancia genética. Esta ‘revelación’ (esta
auto-gnosis) ha partido en dos nuestra historia sobre la tierra. Todo el pasado cultural de los humanos ha resultado arruinado, vacío, nulo... La ilusión antropocéntrica que nos ha acompañado durante miles de años se ha desvanecido. Se ha producido una mutación simbólica (en orden al conocimiento y a la conciencia de sí como sustancia viviente única); el cariotipo humano entra en un nuevo período de su devenir.

Esta aurora, este nuevo día cuyo comienzo presenciamos, alcanzará en su momento a todos los pueblos de la tierra. Pueblos, culturas, tradiciones, creencias… todo lo ‘humano’ desaparecerá. Viene una luz (un saber, una sabiduría) tan devastadora como regeneradora. Esta regeneración del cariotipo humano en el orden simbólico tendrá sus consecuencias. En un futuro no muy lejano hablaremos, pensaremos, y actuaremos, no como humanos sino como sustancia viviente única.

No hay filósofos aún, ni poetas, ni músicos, ni científicos… para este período genocéntrico que inauguramos. No hay nada aún para las nuevas criaturas, para la sustancia viviente única –en
esta nueva fase de su devenir. Nos queda la elaboración de una cultura, de un ‘mundo’ nuevo (digno de la naturaleza de nuestro regenerado, de nuestro recuperado ser). Queda todo por hacer.

sábado, 28 de agosto de 2010

45) Más sobre el islam y la construcción de una mezquita en la Zona Cero

Más sobre el islam y la construcción de una mezquita en la Zona Cero. (Para ‘Daniel Pipes.org’).

Manu Rodríguez. Desde Europa (25/08/10).


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*Me temo que también en U.S.A. se han perdido la lucidez, el coraje, y la dignidad; no sólo en Europa. Parece que la imbecilidad, la debilidad, y la cobardía se han asentado en las tierras del mundo libre; y no sólo los musulmanes. Quizás una cosa responda a la otra.
No sé a qué esperamos para enfrentarnos decidida y valientemente a este absurdo y tenebroso enemigo de nuestro modo de vida que es el islam; para expulsar de nuestras tierras tanto a los musulmanes (como personas ‘non grata’) como al propio islam (Corán, Charia, y demás), al cual podríamos prohibir, con nuestras leyes en la mano, como hacemos con el nazismo.
Dadas las circunstancias actuales (nuestros conflictos en varios puntos del planeta con países musulmanes) se les debe negar a los musulmanes residentes en nuestras tierras, y tanto a los autóctonos conversos como a los alóctonos ya nacionalizados, el acceso al ejército, a los cuerpos de seguridad, y al resto de las instituciones civiles.
Es importante impedir que el proselitismo musulmán prosiga su labor en nuestras tierras. Este proselitismo priva a los pueblos de los suyos, entiéndase esto. Un converso al islam es un ciudadano perdido para su propio país, su propia sangre, y su propia gente, pues desde el momento mismo de su conversión se debe a la fe recién adquirida; ya tiene nueva patria, nueva familia, y nuevos conciudadanos (la nación islámica y los hermanos musulmanes). Estamos hablando de traición, de sedición; y de instigación a las mismas.
Deberíamos prestar atención a esas voces claras y veraces que proceden del ámbito islámico, como Ibn Warraq o Wafa Sultan, y que nos avisan sin desmayo sobre el peligroso islam. Ésta última nos proporcionó recientemente datos que proceden del Centro de Estudios del Islam Político (www.politicalislam.com) donde podemos encontrar las cifras de los mártires de las distintas confesiones no islámicas asesinados, desde la aparición del islam hace mil cuatrocientos años, por los musulmanes y en nombre de su siniestra fe (270 millones de ‘paganos’, 60 millones de cristianos, 80 millones de hindúes, alrededor de 10 millones de budistas, y unos 120 millones de ‘animistas’ africanos esclavizados). Este criminal acoso a las otras confesiones y culturas se mantiene aún hoy en el área de dominio del islam (países islamizados, o ‘sometidos’). En esta macabra lista no se menciona a los mártires judíos, ni a los miles o millones de musulmanes (se trata de la discordia milenaria y también criminal entre sectas musulmanas que se prolonga hasta el momento presente; y de esto somos testigos todos los habitantes del planeta, y todos los días, a través de nuestros informativos).
*En cuanto a las interrogaciones (ya tópicas y rancias, y nada inteligentes) hechas por el Imán Feisal Abdul Rauf (el promotor del dia-bólico proyecto de la mezquita en la Zona Cero) en una reciente entrevista (¿Por qué un suicida palestino que mata a inocentes es llamado ‘terrorista’ y si EEUU o sus aliados bombardean por error un edificio en el que mueren civiles se le denomina ‘daño colateral’?), hay que decirle que él mismo se responde en cuanto distingue conceptualmente entre la intencionalidad (de matar inocentes) y la no-intencionalidad (el accidente, el error; aunque también la información malintencionadamente falsa).
Añado que también se le podría preguntar que cómo prefiere que denominemos a las actos violentos cometidos por los musulmanes en las tierras del mundo libre y en nombre del islam, ¿actos de terrorismo, actos de guerra, o daños colaterales?
Con lo de ‘actos violentos’ me refiero a la intimidación de la población civil y la violencia callejera (estrategias seguidas últimamente en Europa, donde la población musulmana extranjera supera ya la muy preocupante cifra de treinta millones –y hablo sólo de los legales), así como a los sanguinarios atentados (estos a nivel internacional y, en la mayoría de los casos, sobre objetivos claramente civiles).
Otra ‘perla’ del Imán Rauf es la siguiente: “Siete siglos antes de la Declaración de Independencia fue escrita la Ley Charia, que estaba destinada a proteger la vida, la religión, la propiedad, la familia y el bienestar mental. Ésta es la razón por la que afirman (¿quién?) que Estados Unidos es de hecho un Estado conforme a la Charia”. Éstas son las barbaridades que escuchan, y luego repiten, los musulmanes. Es el arte de confundir, de tergiversar.
Ruego, por favor, a los historiadores, politólogos, y filósofos (de la historia, del derecho, del lenguaje…) estadounidenses que desenreden este burdo sofisma más propio de un ignorante o de un mentiroso que de alguien amante del bien y de la verdad. Es deber de la ‘inteligencia’ de los países libres velar, justamente, por sus tradiciones (políticas, jurídicas… culturales en amplio sentido), así como el proteger a sus pueblos de semejantes trampas conceptuales; también el desenmascarar y callarles la boca de una vez a estos ominosos e insidiosos predicadores de la servidumbre, de la violencia, de la mentira, y de la muerte. Pido a los intelectuales del mundo libre que tomen partido en esta guerra fría (verbal, conceptual), y que tomen partido por la verdad (histórica, o filosófica); que no abandonen, por favor, a sus respectivos pueblos en estos graves momentos de confusión espiritual.
La Charia es un texto legal terrorífico que choca contra nuestra sensibilidad y nuestras tradiciones legales todas. Está en las antípodas de la Declaración de Independencia estadounidense, o de la Declaración sobre Derechos Humanos francesa, algo posterior, que son las fuentes políticas, jurídicas, y filosóficas de las democracias contemporáneas en el mundo libre.
*Para terminar. Yo esperaba que, con relación a la futura mezquita en la Zona Cero, fueran millones los estadounidenses que se lanzaran a la calle para impedir tan monstruoso proyecto. Pero, a juzgar por lo que hemos podido ver, apenas si han sido unos pocos cientos los que se han manifestado en contra (miembros de la estimable SIOA y ciudadanos directamente afectados por el atentado del 9/11). Y esto sucede en la moderna patria de la democracia y de la libertad.
Esta débil respuesta popular (que implica también indiferencia y/o falta de solidaridad) hace pensar en nuestra efectiva decadencia; en la decadencia de todo el mundo libre. Malbaratamos la hacienda; nuestro actual status económico, político, social, cultural… que costó a nuestros inmediatos antepasados sangre, sudor, y lágrimas. Vergüenza, vergüenza, vergüenza.
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Hasta la próxima. Saludos,
Manu

miércoles, 25 de agosto de 2010

44) Esta somnolienta y decadente Europa

Esta somnolienta y decadente Europa. Carta a un amigo.

Manu Rodríguez. Desde Europa (22/08/10).


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*Querido J. P. Antes que nada, disculparme por no responder a tus peticiones para participar en el debate que me propones (sobre economía y crisis económica en Europa). El tema me desborda, y yo estoy completamente entregado a mi lucha contra el islam. Es el peligro de los peligros en los momentos presentes, y para todo el mundo libre. Sigo páginas y blogs internacionales sobre este asunto. Y sigo escribiendo artículos para mi blog. No tengo ni tiempo, ni ánimo, ni cabeza para otra cosa.
Por cierto, también económicamente la numerosa población musulmana extranjera en nuestras tierras nos está perjudicando. Me refiero a su excesivo costo económico. ¿Por qué no estudiáis este problema en vuestro debate?
En fin, ¿qué te voy a decir sobre esto que no te haya dicho o que no haya dicho ya en aquellos debates de ‘emagister’? Por lo demás, todo va de mal en peor. No hay manera de despertar a esta somnolienta y decadente Europa. Estamos en fase terminal, parece. Esta dejadez de nuestros conciudadanos en lo que respecta a sus responsabilidades generacionales y culturales me entristece cada día más; esta indiferencia. Y son deberes, deudas que tenemos para con nuestros antepasados, y con los que vendrán después de nosotros.
Estamos permitiendo (por omisión, por dejación de responsabilidades, y de soberanía) que estos extranjeros se adueñen espiritual y materialmente de nuestra Europa. Sobre todo nuestra clase política, que es la que, en países democráticos, debe tener la iniciativa. Pero son la estupidez, la debilidad, y la cobardía las que nos gobiernan. No hay políticos de talla (con muy pocas excepciones) que se enfrenten con claridad, valor, y vigor al avance del islam en nuestras tierras. Los ciudadanos estamos solos y desprotegidos.
Como se sigue sin tomar medidas contundentes y efectivas, hay que esperar, lamentablemente, lo peor; la pérdida de Europa. Perderemos Europa, nosotros los europeos milenarios.
Lo que más me preocupa es el carácter involutivo y regresivo de lo que viene. El fascismo, la intolerancia, y el terror intrínseco a la ideología islámica. Su odio, sacralizado, hacia todo lo que no es islam. Su afán destructivo. Acabarán con lo poco que quede del genio europeo. Lo lamento por las generaciones futuras. Nos maldecirán, de eso estoy seguro.
¿Qué será de nuestro arte, de nuestra literatura, de nuestra filosofía, de nuestro derecho, de nuestra cocina… de nuestras costumbres todas? ¿Qué será de nuestra gente? Se verán alterados no sólo nuestros modos de vida seculares, también nuestra geografía, nuestras ciudades, nuestros pueblos. Desaparecerán nuestras lenguas. Nuestra memoria colectiva ancestral desaparecerá. Piensa en todos los grandes hombres y mujeres de nuestro pasado. Piensa en nosotros mismos, en nuestra labor. Seremos barridos de la faz de la tierra, no quedará memoria de nosotros. Como lágrimas en la lluvia.
No hay para mí otro debate, ni otro frente, que éste que te digo. Si hoy no somos europeos mañana seremos musulmanes (nuestros hijos y herederos); extranjeros, de nuevo, en nuestra propia tierra. Ése es el futuro.
De nuevo vuelvo a recordarte los primeros siglos cristianos. La quema de libros, de documentos; la destrucción o deformación de monumentos, de nuestro arte (el Partenón, entre miles otros). De todo el legado pre-cristiano (en el ámbito europeo) no nos quedan sino restos, fragmentos, ruinas. Los textos que anunciaban o censuraban el ascenso del poder de los cristianos han desaparecido (Celso, por ejemplo).
Pero, ¿cómo vamos a encontrar un paralelismo entre nuestra antigua cristianización y la islamización que viene si todavía no hemos superado la alienación cristiana que sufrimos? Dilucidar este genocidio cultural padecido por nuestros antepasados, esta alienación espiritual ya casi olvidada, forma parte también de mis preocupaciones, y sobre ello abundan mis escritos.
Esta primitiva alienación incide en nuestra confusión espiritual actual, pues el debate no está entre la ideología cristiana (o su supuesta influencia en nuestras constituciones democráticas actuales) y la musulmana, ya que ambas son ajenas a nuestro genio; y ambas nos extrañan de nosotros mismos. La democracia, la igualdad ante la ley (isonomía), y otros valores, tienen su origen en Grecia, Roma, y nuestros pueblos autóctonos (celtas, germanos…). El cristianismo pretende usurpar este legado. Es su impostura habitual.
Lo primero es que el europeo se conozca a sí mismo, que conozca su historia milenaria en esta tierra sagrada nuestra (desde nuestra llegada en el paleolítico); que recupere su identidad, su genio, su ser. Que no quiera perder, bajo ningún concepto, este nexo con sus antepasados y con su tierra; nexo natural, y cultural, espiritual. Que luche por todo ello con su vida, si fuera necesario.
Bueno, J. P. Ya ves que sigo igual que siempre. Combatiendo contra estas quimeras ideológicas violentas, mixtificadoras, y destructivas. No descansaré hasta el final (mi final); que no será, por desgracia, el final de éstas.
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Saludos, y hasta la próxima.
Manu

viernes, 20 de agosto de 2010

43) La construcción de una mezquita en la Zona Cero

La construcción de una mezquita en la Zona Cero.

Manu Rodríguez. Desde Europa (18/08/10).


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*La postura favorable de Obama ante la futura construcción de una gran mezquita en la Zona Cero (en nombre de la democracia y de la libertad, por supuesto) es un insulto y un ultraje. La magnitud de esta ofensa rebasa el caso particular.
El anuncio fue hecho en una cena dada por prominentes musulmanes a propósito del comienzo del Ramadán en la que el presidente estaba invitado.
Resulta difícil imaginar el dolor, la rabia, y la indignación del pueblo estadounidense, y en particular de los neoyorquinos. Deben haberse sentido vejados, abandonados, y traicionados por su propio presidente.
Repugna, por lo demás, la retórica torpemente engañosa del discurso (como si fuéramos idiotas), pues, como ya se ha advertido, no se trata de prohibirles a los musulmanes la construcción de una mezquita (aunque ¿por qué no?), sino del lugar elegido. La Zona Cero se verá atestada de musulmanes triunfantes y arrogantes, precisamente. Con horror e indignación se debería haber rechazado tal propuesta.
Es triste, muy triste, todo este asunto. Es un nuevo triunfo del islam en el mundo libre. Y un triunfo escandaloso.
Hace tiempo, y con relación a la ‘Alianza de Civilizaciones’, escribí esto:
“La ‘alianza de civilizaciones’ es una insensatez, y un insensato aquel de entre nosotros que la promueve. Un ciego instrumento en manos del enemigo, en manos del islam.
Tal invención, en las presentes circunstancias, no puede ser obra más que de un estúpido, o de un tramposo. O miente, o se miente, o ambas cosas.
Al parecer, es una idea conjunta de Zapatero y Erdogan. La ‘brillante’ idea.”
(Ahí tenéis al estúpido, y al tramposo).
Lo mismo se puede decir de Obama. O es un estúpido, o es un tramposo. O ambas cosas.
‘¿Podemos llegar a la Casa Blanca?’ ‘Si, podemos’. Es obvio que el islam se ha colado en la Casa Blanca, y que los antecedentes musulmanes del actual presidente deberían haber sido tenidos en cuenta por la población y los votantes estadounidenses. Por el sur de Europa tenemos claro que es norma de supervivencia el no fiarse nunca, pero nunca, de un musulmán (de un moro, como decimos por aquí).
Vaticino, con todo, que los demócratas perderán las próximas elecciones, y que la mezquita en la Zona Cero no se construirá. (Esto no es tanto un vaticinio como un deseo y un resto de confianza, aún, en los seres humanos).
Este suceso bien podría ser una muestra histórica del alcance de la ‘taqiya’, de la mentira, del disimulo. De la ‘santa’ mentira, tal y como la concibe un musulmán (para mayor gloria de Alá y del islam). Le han tomado el pelo no sólo a los estadounidenses, sino a todo el mundo libre.
No estamos en guerra contra un puñado de terroristas, sino contra todo el mundo islámico. El mundo islámico está en guerra contra el mundo libre desde hace decenios. No sé cuándo se van a enterar nuestros políticos, y nuestros pueblos. Entretanto no conocemos sino derrotas. ¿Hasta cuándo?
*La democracia y la libertad es el comodín usado por toda esta muchedumbre de asiáticos y africanos musulmanes que se está asentando e imponiendo su indeseada e indeseable presencia en buena parte del mundo libre. Gente que una vez instalados, y confiados en su número, escupen sobre nuestras democracias, exigen la charia para todos (musulmanes o no), y mandan a la libertad al infierno (‘Freedom go to Hell’).
Gente a los que últimamente se les ha escuchado decir cosas como que “el islam forma parte de la cultura sueca”. Ni más ni menos. Sin pudor ni vergüenza alguna. Es notorio y público su desprecio absoluto por la verdad (en este caso, histórica). Todo hace suponer que piensan en el futuro (el islam ‘formará’ parte de la cultura sueca… ‘por las buenas, o por las malas’).
*
*Hernández, ‘pido a mi lengua el alma de la tuya’, ‘tanto dolor se agrupa en mi costado que por doler me duele hasta el aliento’.
Siento deseos de llorar, de gritar, de clamar. De bramar, como un animal herido. Herido en el alma, en lo más profundo.
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Hasta la próxima,
Manu

lunes, 16 de agosto de 2010

42) El gran rechazo

El gran rechazo. Para Christine Tasin (‘Riposte laïque’).

Manu Rodríguez. Desde Europa (14-15/08/10).


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*Estimada Christine Tasin, gracias por la recepción de mi correo y de mi blog. Sólo una precisión, no hablo de expulsar a todos los extranjeros de Europa, sino sólo a los musulmanes. Los musulmanes no se integrarán jamás en otra cultura. Bien al contrario, la desintegrarán (o lo intentarán). El islam es una ‘cultura’ antagónica de toda otra. (Como por otro lado lo es el cristianismo, que acabó, en su momento, con todas nuestras culturas autóctonas). Esto es, pura y simplemente, historia. Estas ideologías, universalistas y totalitarias, no tienen otra finalidad que la de imponerse como únicas allí donde se asientan. Por las buenas, o por las malas.
No cabe duda de que ésta será la próxima guerra en Europa; la guerra contra la población musulmana extranjera residente en nuestras tierras y en nuestras ciudades. Para el islam esta guerra ya es. Padecemos desde hace años su tercera oleada. La estrategia actual (en Europa y en todo el mundo libre) es la ofensiva pacífica (valga el oxímoron) enmascarada con la masiva emigración. Esta ‘quinta columna’ que aumenta cada día nos dará la sorpresa dentro de algunos años.
Si no se toman medidas drásticas contra el islam, desde ya, destruirán nuestra cultura. Nos destruirán. Acabarán con nosotros. Ése será nuestro futuro; un futuro perfecto. Habremos sido. ¿Qué piensa que dirán nuestros descendientes de nosotros, las actuales generaciones?
Leer noticias acerca de los progresos del islam en nuestra Europa es desalentador. Y nuestros gobernantes, así como nuestra clase política europea, están demostrando ser incompetentes, débiles, y cobardes. Pues son ellos los que, tras los últimos decenios, han colocado a Europa al borde de su ruina, de su caída, de su extinción. Me refiero a la Europa europea, la de nuestros antepasados milenarios; la que las generaciones presentes hemos heredado.
De momento la excesiva población musulmana, asiática y africana, está desnaturalizando, desvirtuando nuestros pueblos y ciudades, y nuestras tierras todas. Ya no me reconozco en ellas. Europa ya no es Europa. El paso del ‘jus sanguinis’ al ‘jus solis’, la concesión de la nacionalidad (y el voto), los reagrupamientos familiares, la posibilidad de adquirir tierras y propiedades… En fin, los errores son demasiados y nuestra situación no puede ser más preocupante. Y lo peor está por venir.
También observo falta de solidaridad entre las naciones y pueblos europeos. No nos hacemos eco de lo que pasa en Europa sino sólo en nuestro país (con relación a los problemas que cada cual tiene con la población musulmana extranjera, siempre extranjera). No hay conciencia europea, no nos duele Europa. Hay, sí, franceses, e ingleses, y españoles, y holandeses… Pero no hay europeos, aún.
Los musulmanes, ellos mismos, no nos dejarán otra salida que su expulsión. Será o ellos, o nosotros. No debemos olvidar que la escisión de la población del planeta en dos mitades antagónicas es el mismo islam el que la establece. Eso sí que es un pensamiento ‘esquizo’.
*Estimada Christine, no me esperaba su respuesta, que vuelvo a agradecerle. Yo comprendo que lo de la expulsión suena muy fuerte, aunque nosotros, en España, ya tuvimos esta experiencia una vez terminada la Reconquista (siglos XVI y XVII); no nos quedó otro remedio. A situaciones extremas, soluciones extremas.
Las medidas que proponéis siguen siendo débiles. De ninguna manera van a la raíz del asunto. Son soluciones formales o superficiales, podríamos decir.
Aunque los musulmanes abandonaran los aspectos de la charia que chocan contra nuestra sensibilidad y nuestras constituciones democráticas, no lo harían sino de una manera circunstancial, táctica, por así decir; en espera de tiempos mejores. Entretanto la población musulmana extranjera seguirá aumentando, cada día, en toda Europa. ¿Qué sucederá dentro de cincuenta años? Me temo que seremos nosotros (nuestros descendientes) los que tendremos que adaptar nuestras constituciones democráticas, si sobreviven, a la charia. Todas nuestras formas de vida (políticas, jurídicas, sanitarias, estéticas, culinarias…) desaparecerán.
En cuanto a los reticentes en abandonar estos aspectos contrarios a nuestras leyes y constituciones podrán ir, sí, a las zonas ‘fieramente’ islamizadas (sometidas), pero lo harán en nuestra propia Europa; en la Europa ya perdida (las ‘no-go areas’).
Una anécdota reciente. En una escuela alemana, en una clase con veinte alumnos adolescentes donde sólo cuatro eran alemanes, los alumnos extranjeros (todos musulmanes, la mayoría turcos) se niegan a hablar alemán; cuando el profesor les llama la atención al respecto estos les responden que por qué no empieza él a aprender turco, dado que en cincuenta años, o menos, todos los comedores de cerdo alemanes lo hablarán.
Tenemos pruebas cotidianas del talante violento, arrogante, e insidioso de esta población en nuestra Europa. Cuanto más numerosa, más segura de sí, y más arrogante. Temo por los pequeños países con escasa población (Bélgica, Holanda, Países escandinavos…). Por vía democrática podrían pasar, en el futuro, a manos de musulmanes extranjeros. Así fue como Hitler accedió al poder. No habrá nada más absurdo en la historia de la humanidad, los europeos autóctonos perderemos Europa democráticamente.
Estamos ante un fascismo tanto más siniestro que el hitleriano o el estaliniano; o el cristiano en su período de dominio (el horrible milenio cristiano, con su inquisición, su quema de brujas, y todo lo demás). Y, además, extraño a nuestra naturaleza, a nuestra sensibilidad, y a nuestra voluntad (desde el siglo ilustrado y la Revolución francesa, precisamente). Cabe incluso la posibilidad de prohibir el islam mismo (Corán, charia y demás), como ideología totalitaria. Desde nuestras propias leyes.

Adenda:

*Llevamos años presenciando el progreso de la población extranjera musulmana residente en nuestra amada Europa. Cada día consiguen más y más espacio (en la tierra y en el cielo). También con los países musulmanes limítrofes (norte de África, Turquía…) tenemos enfrentamientos y problemas, y no cesan sus exigencias y demandas.
La prudencia que nuestros gobernantes reclaman ante cualquier conflicto con los musulmanes, dentro y fuera de Europa, no revela más que la cobardía, la confusión, y la debilidad de nuestra despreciable clase política. No hay nada peor; ya sabemos cómo se comportan los perros cuando huelen el miedo. Atacan sin dilación.
Tampoco hay solidaridad entre las naciones europeas. No preocupa a los franceses o a los ingleses lo que suceda en España, por ejemplo. Se podría decir que ya tienen bastante con lo suyo. Pero mientras no exista esta solidaridad que digo estaremos perdidos; sólo el islam avanza y progresa.
Esto viene a cuento no sólo por la reacción y las palabras de nuestros políticos (Chávez) ante los recientes acontecimientos en Melilla, ciudad autónoma española (y europea) del norte de África (junto con Ceuta y otros pequeños territorios), sino también por el silencio del resto de los gobiernos europeos al respecto, así como de Bruselas.
*El gran rechazo está por venir. En caso contrario lo que viene es una gran calamidad para la humanidad. Un desastre sin precedentes. Algo terrible. Para los individuos, para los pueblos, y para las culturas. Para todos. Todo el planeta será sumido en la violencia, en el horror, en la miseria, y en la muerte (como ya lo está el área islamizada). No se le puede dar ninguna oportunidad al islam.
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Hasta la próxima,
Manu

domingo, 8 de agosto de 2010

41) Sobre biosociología y territorialidad

Sobre biosociología y territorialidad.

Manu Rodríguez. Desde Europa (06/08/10).


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*Tenemos que hablar de biosociología (que es el estudio de las sociedades humanas siguiendo los principios o conceptos evolutivos aplicados al resto de las especies). Y de territorialidad (uno de tales principios). Nosotros, los humanos, combatimos por la tierra, y por el cielo. Por lo general los pueblos habitan tierras ancestrales; es un territorio establecido por los antepasados, por los primeros padres. De ahí la palabra ‘patria’, o ‘madre patria’. También los pueblos establecen culturas, espacios espirituales comunes, compartidos, de consenso. Es el espacio simbólico; el espacio de la palabra, de la lengua, de las tradiciones lingüístico-culturales todas. Es el cielo.
La defensa del territorio, así como de la identidad cultural, es lo natural. Lo mismo que podemos ser privados de nuestras tierras, podemos ser privados de nuestros cielos. En los últimos milenios, y en todo el planeta, muchos pueblos han perdido ambos, el territorio, y la cultura generada por sus antepasados. Algunos otros han perdido sólo la tierra, o sólo la cultura. Perder la cultura es perder el ser simbólico que somos; un ser en evolución, además. Una cultura que desaparece es una rama del árbol de la vida que se arranca, que se pierde para toda la humanidad.
Tierra y cultura están más relacionadas de lo que a primera vista pudiera parecer. Las tradiciones están imbricadas en el territorio: los teologemas, mitemas, leyendas, o conocimientos diversos que tuvieron lugar en ríos, montes, lagos... Los individuos recorren una tierra sagrada ligada a los antepasados heroicos, a los creadores; a momentos y lugares decisivos en la propia evolución cultural. Esto puede verse en los antiguos territorios romanos, griegos, celtas, o germanos (por citar sólo tradiciones europeas). Son una geografía y una historia sagradas.
Un territorio perdido es un territorio mancillado, profanado. Pero también la pérdida de la cultura mancilla la tierra de los ancestros. Recuérdese en Europa, tras la cristianización, o la posterior islamización, cómo se re-nombraron lagos, ríos, fuentes, montes, caminos… ciudades y regiones. Borrando las huellas de nuestro ser; destruyendo en la tierra y en el cielo la memoria ancestral y el vínculo lingüístico-cultural (simbólico, espiritual) con nuestra propia tierra y nuestro propio pasado.
La territorialidad tiene que ver, pues, con la tierra y con el cielo. Ambos espacios se han de defender con la vida, si fuera menester. Y esto en el nombre de los pasados, de los presentes, y de los futuros.
*La pérdida del territorio o de la cultura es también pérdida de la dignidad, del honor, y del orgullo. El orgullo no es la arrogancia, o la soberbia. Se trata del orgullo de ser quien se es y de donde se es. Orgullo de su genio, de su estirpe; y de su ser simbólico milenario.
La arrogancia, y la soberbia, así como la impostura y el espíritu de usurpación, lo encontramos en las ideologías, culturas, y pueblos, que se legitiman a sí mismos para destruir la cultura de otro pueblo, o para privarlos de su territorio. En el nombre de algún dios étnico y local (al cual se le convierte en universal y único), o de principios igualmente étnicos y locales (que también se convierten en universales y únicos). Tales pueblos e ideologías tienen su nombre y su origen. Todos los conocemos. Hablo de las religiones universales de ‘salvación’, de la tradición judeo-cristiano-musulmana, del hinduismo, y del budismo (todas de origen asiático), así como de ideologías políticas como el ‘internacionalismo’ proletario (comunismo), o la democracia ‘universal’ (ambas de origen europeo). Estas ideologías son precisamente las que aún hoy siguen compitiendo por el dominio espiritual y material del planeta. La mixtificación, la violencia, y la destrucción son su patrimonio, podríamos decir; su criminal legado.
Una reacción popular en Europa, por ejemplo, contra estas ideologías, sería algo digno de ver. Hablo de un rechazo natural del propio pueblo; de un gran rechazo. Sería un síntoma de nuestra salud. Como un cuerpo sano que arrojara o expeliera de sí un cuerpo extraño. Se cura, se purifica.
Pero, ¿a quién hablo, a quién me dirijo? ¿Dónde están los europeos, dónde están los pueblos sanos y orgullosos de sí, dónde están los pueblos con vocación de futuro?
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Hasta la próxima,
Manu





miércoles, 4 de agosto de 2010

40) Una renovación universal

Una renovación universal.

Manu Rodríguez. Desde Europa (04/08/10).


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*Vuelvo a escribir sobre lo mismo; a decir lo mismo. Para vencer al tenebroso islam se requiere que todos los individuos del mundo libre intervengan en esta batalla. Será una lucha cuerpo a cuerpo, uno a uno, por así decir.
Es una guerra declarada contra lo más tenebroso de nuestra condición. Es un conflicto histórico que afecta a todos los individuos y a todos los pueblos. Y es un conflicto de leyenda que será recordado durante milenios. ¿Qué recordaremos en el futuro, qué recordarán nuestros hijos y herederos; la derrota, o la victoria? ¿Lograrán hacerse con el planeta los musulmanes?
La escisión del planeta en dos mitades antagónicas es el propio islam el que la instaura. Desde el islam tenemos el mundo sometido (islamizado), y el mundo por someter (libre). Todos estamos, pues, amenazados. Lo próximo es el califato mundial. No tienen prisa. Es una estrategia a largo plazo con varios frentes. Uno de ellos es la desnaturalización de los países del mundo libre mediante el flujo de población musulmana extranjera. Para los pueblos del mundo libre el islam es el mal, simplemente. Una amenaza para su identidad, su integridad, y su mundo.
Los sucesos por venir afectarán a todos los pueblos. Hemos alcanzado la sincronización en todo el planeta -por primera vez en la historia de la humanidad. Recién comenzamos una historia universal. Ahora marchamos todos a una.
*El árbol de los pueblos y culturas forma parte del árbol de la vida. Las diferentes etnias y culturas deben ser conservadas en la medida de lo posible. Es un error monstruoso la opinión generalizada de que estas diferencias deben desaparecer. Los discursos que tal idea sostienen proceden de las ideologías universales de salvación (religiosas o políticas), que son las responsables de la desaparición de centenares de culturas en el mundo, grandes y pequeñas. Cada una de estas ideologías universalistas y totalitarias pretende la homologación cultural del planeta (cada una a su manera, a su medida).
Es incomprensible que estas ideas se consideren positivas y progresistas. Así como hay especies en vías de extinción, hay pueblos y culturas, grandes y pequeños, también en peligro de extinción. Las pérdidas del pasado nos muestran que los daños son irreparables. Nos privan de conocimiento y de información acerca de nosotros mismos. La reconstrucción del árbol de los pueblos y culturas se revela como imposible, debido a la deliberada y voluntaria destrucción de documentos, de monumentos, de lenguas, de culturas, en los procesos de cristianización o islamización de los pueblos.
Abolir las diferencias étnicas y culturales. Esto se hace, consciente o inconscientemente, en nombre de una etnia y de una cultura. Lo que resulta es la universalización del discurso judeo-cristiano (el judío como pueblo elegido), o la universalización del discurso musulmán (el pueblo y la lengua árabe son ahora los elegidos). Tenemos un pan-judaísmo y un pan-arabismo, pues, a escala universal. Son las culturas y las lenguas que prevalecen en detrimento de las demás. Una cultura, una rama, destruye o hace desaparecer a las otras.
Las áreas del planeta cristianas, islámicas, hinduistas, o budistas, así como las dominadas por el comunismo (universalismo político), son áreas cuyos pueblos y culturas autóctonas, en su momento, sufrieron un proceso de aculturación y enculturación. Se les privó de la cultura propia, y se les impuso la ajena. El tiempo ha hecho lo demás. Pueblos desarraigados; pueblos olvidados. Información perdida. En Europa, en Asia, en África, en las Américas… en todo el planeta.
Pueblos e ideologías que van contra la vida, contra la diversidad, contra los otros. En el nombre de un dios, en el nombre de la justicia, en el nombre de la humanidad, en el nombre de la libertad, en el nombre del amor… Ésta es su impostura milenaria. Malditos sean por toda la eternidad.
*Un movimiento planetario contra el islam y el resto de las ideologías universalistas y totalitarias (religiosas o políticas) del pasado neolítico; contra las ideologías de poder del neolítico. Una renovación universal. Un renacimiento universal. Desde las propias culturas autóctonas, y desde el nuevo período. Reverdecería el árbol de los pueblos y culturas del mundo.
*Vendrán las generaciones necesarias, conscientes, decididas. Las generaciones heroicas. A la altura de los acontecimientos históricos que nos ha tocado vivir.
Será la última batalla, el combate final. Las tinieblas se disiparán, la mañana se aclarará. Lo conseguiremos con nuestras lenguas y con nuestras manos. Venceremos. Purificaremos el nuevo día para los venideros.
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Hasta la próxima,
Manu

domingo, 1 de agosto de 2010

39) En plena aurora

En plena aurora.

Manu Rodríguez. Desde Europa (01/08/10).


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*El progreso musulmán en el mundo sigue adelante. La bestia sigue avanzando; el mal. Un cuerpo extraño se ha alojado en el tejido social del mundo libre, crece sin medida; terminará por destruirlo. Nos destruirán, acabarán con nosotros. Con nuestras culturas, con nuestras libertades, con nuestro ser.
El mundo libre sigue sin darse por aludido. No pasa nada, parece. Este descuido de lo propio, esta dejación de responsabilidades, esta negligencia. Malditos sean nuestros gobernantes, nuestra clase política, nuestros intelectuales. Los que deberían ser la vanguardia de nuestros pueblos y naciones. Los puestos al frente, los adelantados. Los responsables.
Este mundo mío se hunde. Este mundo maternal mío, el europeo. Mi casa, mi hogar. Madre Europa. Tú me enseñaste a hablar y guiaste mis pasos por caminos de dignidad. Todo te lo debo. Madre fecunda. Te vas, te me vas. Y contigo me voy yo, y toda tu prole milenaria.
Aquellos que honran, y te honran, aquellos que perlan tus caminos; tus hijos más queridos, los que guardas en tu cielo. No guían ya nuestros pasos. No son escuchados, no son atendidos. Los Padres y las Madres. Los creadores, los generadores.
Generaciones funestas, las presentes. Despistadas, descuidadas, distraídas. Sin energía, sin fuerza. Hemos devenido un pueblo decadente, a punto de desaparecer. ¿Qué ha sucedido?
*Descuidamos los deberes que tenemos con los pasados, y con los futuros. Defraudamos por igual a ambos. No cumplimos como pueblo. No estamos a la altura de nuestro deber. A nuestro pasado le debemos el ser lo que somos aquí y ahora. Lo que hagamos las generaciones presentes, en las circunstancias históricas que nos ha tocado vivir, repercutirá en la vida de los futuros, en nuestros hijos y herederos. Lo que hagamos, y lo que dejemos de hacer.
Ama a tu pueblo, a tu gente, a tu historia, a tu tierra, a tus antepasados, a los venideros. Es responsabilidad de todos y cada uno de nosotros proseguir el camino milenario; seguir generando en la tierra y en el cielo. Defender nuestra identidad, nuestras tierras, nuestras vidas. Ser un nexo necesario entre el pasado y el futuro.
Hablo como europeo y desde Europa. Pero que tomen nota los individuos y los pueblos del mundo libre. Que se comprometan con su pasado y su futuro. Que se fortalezcan. Que no quieran dejar de ser. Que se recupere la voluntad de futuro. Son milenios por venir los que nos jugamos los individuos y los pueblos del mundo libre; nuestra misma existencia.
Las circunstancias históricas que vivimos nos envuelven a todos. En este tercer período comienza verdaderamente la historia universal; los procesos y movimientos son ya a nivel planetario.
Nos ha tocado, a los individuos y a los pueblos del presente, ser más que testigos de esta tercera oleada del islam. La estamos padeciendo en nuestras tierras, en nuestras ciudades, en nuestros cuerpos. Tal horror no sucede tan sólo en lugares remotos de Asia o África.
Esa bestia que es el islam (la ‘umma’ y sus ‘pastores’) tiene múltiples cabezas; con unas miente, con las otras mata.
*Es tiempo de refrescar la memoria, de renacer; de retomar las viejas armas, los viejos recursos. De responder a las viejas consignas, a las consignas de tu pueblo ancestral. De responder a tu pueblo. De corresponder.
Aquí y ahora, en plena aurora.
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Hasta la próxima,
Manu