Sobre el nuevo período genocéntrico


El camino que abrió Darwin nos ha conducido a la sustancia genética (al ADN). Este descubrimiento nos hace pasar (a todos los grupos humanos) del fenocentrismo al genocentrismo. El centro se ha desplazado de la criatura al creador (de los fenotipos a los genotipos). La sustancia genética es la única sustancia viviente (‘viva’) en este planeta. Nosotros, pues, no podemos ser sino sustancia genética. Esta ‘revelación’ (esta
auto-gnosis) ha partido en dos nuestra historia sobre la tierra. Todo el pasado cultural de los humanos ha resultado arruinado, vacío, nulo... La ilusión antropocéntrica que nos ha acompañado durante miles de años se ha desvanecido. Se ha producido una mutación simbólica (en orden al conocimiento y a la conciencia de sí como sustancia viviente única); el cariotipo humano entra en un nuevo período de su devenir.

Esta aurora, este nuevo día cuyo comienzo presenciamos, alcanzará en su momento a todos los pueblos de la tierra. Pueblos, culturas, tradiciones, creencias… todo lo ‘humano’ desaparecerá. Viene una luz (un saber, una sabiduría) tan devastadora como regeneradora. Esta regeneración del cariotipo humano en el orden simbólico tendrá sus consecuencias. En un futuro no muy lejano hablaremos, pensaremos, y actuaremos, no como humanos sino como sustancia viviente única.

No hay filósofos aún, ni poetas, ni músicos, ni científicos… para este período genocéntrico que inauguramos. No hay nada aún para las nuevas criaturas, para la sustancia viviente única –en
esta nueva fase de su devenir. Nos queda la elaboración de una cultura, de un ‘mundo’ nuevo (digno de la naturaleza de nuestro regenerado, de nuestro recuperado ser). Queda todo por hacer.

sábado, 21 de marzo de 2015

124) Una fe y una religión

Una fe y una religión. El viejo y el nuevo testamento aryas.

Manu Rodríguez. Desde Europa (20/03/15).


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*Sea Europa la causa de los aryas europeos de las presentes y futuras generaciones; sea Europa nuestra tierra sagrada. Sean la etnia y las culturas aryas europeas nuestra religión (lo que nos une o religa). Con éstas consignas venceremos.
*El nacionalismo étnico es algo más que un partido político, o que una ideología política. El nacionalismo étnico es una revolución radical que afecta a todos los órdenes culturales o espirituales de un pueblo. Es una fe y una religión. Es social en la medida que integra a todos los miembros de la etnia, sin distinción de clases, en un todo común; porque no descuida a ninguno de sus miembros, y promueve el cuidado mutuo y la solidaridad étnica. Es, pues, ‘socialista’ en el más alto grado. Un socialismo nacional, étnico, y cultural, hay que decir, y no universalista o internacionalista, o meramente economicista.
Hoy las naciones europeas están desquiciadas, rotas, después de décadas de multiculturalismo, y de multi-racialismo (desde fines de la II Guerra). Los flujos migratorios han destruido la milenaria homogeneidad étnica y cultural de nuestros pueblos. Falta unidad en todos los órdenes. Vivimos en el caos. No hay manera de unir a gente de orígenes tan diversos; de raíces étnicas y culturales tan diferentes; de intereses vitales tan encontrados.
La violencia inter-étnica e inter-cultural se asentará cada vez más; se tornará cotidiana. Los indígenas o nativos europeos serán las víctimas más recurrentes. Ya lo estamos viendo; ya lo estamos padeciendo.
Para atajar estos terribles problemas el nacionalismo étnico europeo promueve, en primer lugar, la defensa de la tierra que fundaron nuestros antepasados –de  la patria milenaria. Y en segundo lugar la preservación de las identidades étnicas y culturales. Esto es lo sagrado arya. He aquí las claves de nuestra religiosidad, de nuestra espiritualidad, de nuestra cultura.
La tierra, la etnia, y la cultura son los tres pilares básicos del movimiento identitario europeo. Un partido político de carácter identitario ha de tener en cuenta estos tres factores.
*La múltiple alienación religiosa y política de raíces judías (los universalismos o internacionalismos cristiano y marxista) que padecemos desde hace siglos es un severo obstáculo para lograr la regeneración de nuestros pueblos. A estos se le añade el flujo migratorio, desde hace décadas, de millones de musulmanes asiáticos y africanos hacia nuestras tierras. Y no debemos olvidar las numerosas entidades supranacionales (políticas, económicas, jurídicas, militares…) que privan de genuina soberanía a las naciones y hacen poco menos que imposible la independencia, la autonomía, la libertad, o la defensa –la auto-protección ante los flujos migratorios, por ejemplo. Esto es, que estamos obligados a acogerlos, pues de lo contrario somos ‘malos’: xenófobos, racistas, no demócratas, no cristianos… inhumanos, en una palabra; y es entonces legítimo coaccionarnos mediante bloqueos, sanciones económicas, o guerra. No son pocos los enemigos con los que tenemos que enfrentarnos en los tiempos que corren.
(Obama dijo no hace mucho que sólo los nativos americanos tendrían derecho a oponerse a la inmigración (en EEUU). ¿Y qué pasa en Europa? ¿Podemos los nativos europeos oponernos a la masiva inmigración que padecemos desde hace décadas de pueblos africanos, asiáticos y amerindios?)
*La comunidad de los nacidos aryas. La religión de los nacidos aryas. Los militantes se comprometen de forma religiosa, mediante juramentos de lealtad al propio pueblo. Se trata también de una profesión de fe. Es un compromiso de por vida. Afecta a todos los órdenes de nuestra existencia. Es un cambio, una transformación. Una ‘conversión’.
Los  militantes aryas no son como los militantes de cualquier facción política. Estos ignoran la fidelidad y la devoción.
El comportamiento de un militante arya se tiene que distinguir. Ahora representa a todos los nacidos aryas. Hablo de su aspecto, de su conducta, de sus palabras, y de sus pensamientos. Aspecto arya, conducta arya, palabras aryas, pensamientos aryas. No debe hacer nada que perjudique a su pueblo. Debe contribuir al prestigio, a la honra de su pueblo.
Ahora el peso recae en la entera comunidad. Es la comunidad lo único que importa. La salud, el futuro de la comunidad.
El culto a los antepasados es esencial. El nexo con  el pasado.
*Los pueblos aryas tenemos un numeroso legado religioso/cultural. El viejo legado comprende las reliquias de los pueblos hititas, aryas védicos, iranios, griegos, romanos, germanos, celtas, eslavos, baltos… El nuevo legado comprende las manifestaciones culturales no cristianas o no tocadas por el cristianismo desde la cristianización  hasta nuestros días (hablo de literatura, artes plásticas, música, filosofías, ciencias de la naturaleza, ciencias políticas y económicas, costumbres y tradiciones varias…).
No estamos faltos, pues, de información, de enseñanzas. Hay mucha sabiduría en Grecia y Roma (relatos mitológicos, poemas épicos, literatura, artes plásticas, filosofía, derecho, ciencias…), en los himnos védicos, en la literatura jurídica y mitológica de los hititas, en el Mabinogion celta, en lo Eddas germánicos… Esto por lo que respecta al viejo legado. En el nuevo legado tenemos toda la cultura ‘profana’ (no cristiana) que conservamos de los últimos mil seiscientos años. Es un legado espiritual propio, único, exclusivo de los pueblos aryas.
*Hay mucha espiritualidad en este amor a la propia tierra, al propio pueblo, y a la propia historia.
No sé cómo los cristianos se atreven a censurar este amor nuestro tildándolo de idolatría. Ellos, que idolatran al pueblo judío (el pueblo ‘elegido’): su etnia, su tierra, su historia, su dios…
También nos acusan de ‘paganos’. Pero nosotros no somos ‘paganos’, somos aryas. Podemos decir que no hay, ni jamás hubo, pueblos paganos. El término ‘pagano’ es un término despectivo usado por los cristianos  para referirse a los pueblos no cristianos (similar al de ‘kafir’ (que proviene del nombre de una tribu africana –los ‘cafres’), usado por los musulmanes). En su origen el término hacía alusión a los cultos campesinos (pagus-i, en latín). Era como llamar a los no cristianos ‘rústicos’, ‘toscos’, y similares. Recuérdense también que los términos germanos ‘heide’, ‘heathen’ y derivados, que son igualmente usados para denominar a los no cristianos, vienen a significar ‘silvestre’, ‘salvaje’, no cultivado. A menudo he comentado en estas páginas esta manipulación lingüística; esta maldad.
Destino semejante han tenido términos como  ‘nazi’, ‘nazismo’, ‘fascismo’ y semejantes. Estos han sido demonizados por la judería internacional y sus siervos Estados ‘democráticos’ occidentales. El nacionalismo étnico es el mal… para los otros. No olvidemos que el Estado de Israel es el único Estado étnico permitido.
Así pues, la estrategia fue (y es) asociar el término latino ‘pagano’, como el germano  ‘heathen’, con lo rústico, lo salvaje, lo inculto, lo incivilizado, lo ineducado y demás, de la misma manera que términos como ‘nazi’, ‘nazismo’, o ‘fascismo’ se asocian con la violencia gratuita, con la crueldad, con  el sadismo incluso.
(No recuerdo que papa reciente asociaba el nazismo (el nacionalsocialismo étnico) con el paganismo. Ambos términos ya absolutamente demonizados. Si ahora le añadimos la idolatría, ya tenemos el cuadro perfecto.)
*Una fe y una religión, sí. Para el futuro de Europa, para el futuro de los aryas europeos.
‘Cielo’ es la palabra. El espacio simbólico, el reino de lo alto, el ‘dyaus’. La morada espiritual de los aryas todos. De ahí vienen los rayos, las iluminaciones, las auroras. ¡Oh, Cielo bienaventurado!
El ser no es el cielo, no es el dios. Pero ni el dios ni el cielo serían sin el ser. Decimos de ambos que son la morada del ser simbólico. El dios/cielo es el remitente y el destino de este ser. Como el gran océano: de él parten las aguas y a él vuelven.
Antes que la morada del ser simbólico fuese, antes que el gran océano fuese, era el ser. El ser es el creador de la morada, y del morador. Padre/madre de ambos. Somos los seres simbólicos los pastoreados por el ser.
*Los pueblos aryas somos los pueblos del ser; los pueblos pastoreados por el ser. Es el ser el que nos pastorea. El ser es la verdad. Es la verdad la que nos pastorea.
Las lenguas aryas se articulan en torno al ser. El ‘ser’ es esencial en nuestras lenguas y en nuestras vidas.
*El viejo testamento arya recoge las tradiciones culturales pre-cristianas o pre-islámicas de los pueblos aryas (las hititas, las aryas védicas, las iranias, las griegas, las romanas, las celtas, las germanas…). Toda su cultura –aquello que les religaba y les hacia uno. Éste es el legado arcaico de los pueblos aryas.
El nuevo testamento arya recoge las tradiciones culturales no específicamente judeo-cristianas o judeo-islámicas: literatura, artes plásticas, ciencias de la naturaleza, filosofía, política, derecho, economía… hasta Darwin, Nietzsche, Heidegger… Hitler. Particularmente el movimiento nazi, con su etnicismo y su biologismo.
Es también nuestra historia sagrada. La antigua, y la nueva. El periodo nazi, desde sus comienzos en los años 20’  hasta finales de la guerra y poco más allá, se constituye como episodio final de nuestra más reciente historia, como su testamento final. Cierra el nuevo legado. Son los tiempos heroicos del nacimiento de la nación arya.
El legado ‘nazi’ es legado sagrado. Sus personajes, su historia; sus pensamientos, sus palabras, y sus obras… Su vida, su pasión, y su muerte. Su trágico final.
*El cuido, la guarda, la defensa del ser. Siempre en vela.
Nosotros, los nuevos aryas. Los renacidos.
*El camino hitita, el camino arya védico, el iranio, el griego, el romano, el germano, el celta, el balto, el eslavo… Los caminos que trazaron los pueblos aryas. Los mundos creados tras las sucesivas dispersiones. El viejo legado. El antiguo testamento de los pueblos aryas.
Podemos considerar el nacionalismo étnico arya de Hitler como parte del nuevo testamento de los pueblos aryas, como parte esencial del nuevo legado. Todo el pasado post-cristiano (el no-cristiano –el autóctono, el racial) parecía confluir en el ‘movimiento’ por él iniciado. Aún más, podemos considerar el periodo nazi (personajes, historia, textos…) como el novísimo testamento de los pueblos aryas.
El nacionalismo étnico hitleriano habría hecho justicia a nuestra historia. A nuestro pasado más propio –al antiguo y al nuevo testamento arya. Fue un nuevo inicio (frustrado) para los pueblos aryas europeos. Un nuevo comienzo –desde aquel remoto nacimiento del pasado. Los pueblos aryas europeos, liderados por la Alemania nazi, iban camino de ser, de nuevo, un solo pueblo.
El legado arya. El legado prohibido; proscrito. El antiguo, por los cristianos. El nuevo, por todas las fuerzas del sistema (religiosas, políticas, jurídicas, filosóficas, morales, sociales, públicas…). Todo lo sagrado arya. Lo que hemos de liberar y enarbolar, llevar a lo alto.
La materia religiosa arya. La materia sagrada arya, la vieja y la nueva; el viejo y el nuevo testamento. Nuestro ‘santo grial’.
Amigo, bebe de lo tuyo; apura la copa del recuerdo. Purifícate. Renace.
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Saludos, y hasta la próxima

Manu