Sobre el nuevo período genocéntrico


El camino que abrió Darwin nos ha conducido a la sustancia genética (al ADN). Este descubrimiento nos hace pasar (a todos los grupos humanos) del fenocentrismo al genocentrismo. El centro se ha desplazado de la criatura al creador (de los fenotipos a los genotipos). La sustancia genética es la única sustancia viviente (‘viva’) en este planeta. Nosotros, pues, no podemos ser sino sustancia genética. Esta ‘revelación’ (esta
auto-gnosis) ha partido en dos nuestra historia sobre la tierra. Todo el pasado cultural de los humanos ha resultado arruinado, vacío, nulo... La ilusión antropocéntrica que nos ha acompañado durante miles de años se ha desvanecido. Se ha producido una mutación simbólica (en orden al conocimiento y a la conciencia de sí como sustancia viviente única); el cariotipo humano entra en un nuevo período de su devenir.

Esta aurora, este nuevo día cuyo comienzo presenciamos, alcanzará en su momento a todos los pueblos de la tierra. Pueblos, culturas, tradiciones, creencias… todo lo ‘humano’ desaparecerá. Viene una luz (un saber, una sabiduría) tan devastadora como regeneradora. Esta regeneración del cariotipo humano en el orden simbólico tendrá sus consecuencias. En un futuro no muy lejano hablaremos, pensaremos, y actuaremos, no como humanos sino como sustancia viviente única.

No hay filósofos aún, ni poetas, ni músicos, ni científicos… para este período genocéntrico que inauguramos. No hay nada aún para las nuevas criaturas, para la sustancia viviente única –en
esta nueva fase de su devenir. Nos queda la elaboración de una cultura, de un ‘mundo’ nuevo (digno de la naturaleza de nuestro regenerado, de nuestro recuperado ser). Queda todo por hacer.

jueves, 29 de diciembre de 2011

76) El legado romano

El legado romano.

Manu Rodríguez. Desde Europa (27/12/11).


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*Roma no sólo le abrió las puertas de Europa a los hermanos griegos, también a los sirios, y a los fenicios, y a los judíos, y a los persas, y a los egipcios… Fue una inundación, una riada, un diluvio de cultos orientales. Finalmente, nada se pudo salvar -porque no estábamos anclados a nada firme. Desarraigados, errábamos. Tras un proceso de autodestrucción que había incluso corroído nuestras mismas raíces, nuestros mismos fundamentos (a los filósofos cínicos, escépticos o estoicos se les atribuye este ‘mérito’). Íbamos, pues, a la deriva, sin norte. Un viento sin norte. Quedamos a merced de cualquiera, de cualquier diablo listo. Y eso fue lo que nos pasó, un diablo listo nos atrapó, y nos retuvo en su cueva durante más de mil quinientos años.
De ninguna manera necesitábamos cualquier moral o culto oriental. Los indígenas europeos (‘indigenae’ –nacidos del interior) tenían sus dioses propios (‘indigetes’ –divinidades del interior), esto es, sus propias leyes, sus propias normas, su propia moral. Estábamos sobrados. Eran los tesoros de las familias, el legado ancestral; mientras se conservasen vivos, nada malo podía sucedernos.
Fue el menosprecio de tales claves simbólicas el principio de nuestra decadencia y ruina; la negligencia, el descuido de nuestro ser. Debimos ser fuertes ahí. En cambio adviértase nuestra ligereza en desprendernos de lo que más nos valía; nuestra necedad; nuestra estulticia, nuestra decadencia, nuestra debilidad. Defraudamos a nuestros Padres –que están en los cielos. Fuimos pérfidos, infieles; desleales.
Todo el que abandona a su pueblo, a su madre patria, es un descastado, un malnacido. Los que desertan de los Padres y de su legado. Estos son los verdaderos apátridas –sin patria, sin Padres-, y los únicos infieles. Pero tal fue, precisamente, nuestro comportamiento. Eso fue lo que hicieron, a la fuerza o de grado, todos nuestros antepasados: los romanos, los griegos, los germanos, los celtas, los eslavos… Todos renegaron de los Padres (cuando la fatídica cristianización de Europa). Hablo de nuestros antepasados. Sobre nosotros recae tal culpa, tal error, tal traición.
Nosotros, las presentes generaciones de europeos, hemos de reparar tal perfidia, tal deslealtad. Recuperar el hilo con nuestros antepasados. Recuperar el legado; volver a darle vida.
*He aquí lo que nos perdimos, lo que tiramos por la borda, lo que desconsideramos. Hablo del genio de Roma. De su ser y de su devenir. De una rama viva del árbol indoeuropeo; que no ha perecido. De su éxito y de su fracaso debemos aprender todos. Tuvieron éxito en tanto mantuvieron en alto sus señas de identidad, aquello que les había hecho fuertes; sus claves éticas, su moral ya ciudadana, ya familiar.
Las claves simbólicas que a continuación os expongo las podéis consultar en el Atlas Histórico Mundial de Hermann Kinder y Werner Hilgemann, en su página 88 (Roma. Organización social. Religión…). Son consignas que proporcionan fuerza, y firmeza, y coraje moral. Eran las armas que pudimos usar entonces, y no usamos, y las que podemos usar ahora. Aún estamos a tiempo. Es hora de recuperar aquello que nos fortalece y afirma.
Veamos si aquellas claves continúan siendo válidas. Lo que sigue es un resumen de lo allí encontrado.
La preservación (‘disciplina potestas’) del orden doméstico o familiar la realiza el padre (ambos padres diríamos hoy sin objeción) mediante la autoridad (‘sapientia’), madurez de juicio (‘consilium’) e integridad (‘probitas’). La circunspección (‘diligentia’), el rigor (‘severitas’), y el autodominio (‘continentia, y ‘temperantia’) definen el carácter solemne (‘gravitas’) de sus actos, que se adquiere por la laboriosidad (‘industria’) y la tenacidad (‘constantia’). A la descendencia se la educa en el ejemplo de los mayores (‘mos maiorum’). Humildad (‘modestia’) y veneración (‘reverentia’) son las virtudes que deben presidir la relación de las generaciones jóvenes con las mayores; a los jóvenes se les exige, además, obediencia (‘obsequium’), respeto (‘verecundia’), y pureza (‘pudicitia’, ‘integritas morum’).
En cuanto a la formación del ciudadano esto es lo que dice. El valor (‘virtus’), la independencia de juicio y acción (‘libertas’), la gloria, la devoción (‘pietas’), la fidelidad o fiabilidad (‘fides’) y el decoro en la vida pública (‘dignitas’) constituyen las virtudes ideales del ciudadano romano, que éste debe poner al servicio de la comunidad (‘res publica’) con el fin de contribuir al mayor poderío y grandeza de su pueblo (‘maiestas populi romani’). El bien común es la ley máxima (‘salus populi suprema lex’).
A los lectores le recomiendo también la lectura del tratado ‘De officiis’ (sobre las obligaciones o deberes), de Cicerón.
Cada uno de estos términos latinos tiene un campo semántico más amplio de lo que expresa la traducción (que copio del original). La ‘auctoritas’ tenía el sentido de prestigio moral, como cuando decimos que “fulano es una autoridad en tal o cual ciencia o rama del saber”. La ‘sapientia’ es tanto la sabiduría, el saber, como la inteligencia, la cordura. La ‘pietas’ es la devoción que les debemos a los Manes, a los Padres, a los mayores (‘mos maiorum’); a la ‘res publica’, a la madre patria. (‘Sacrae patria deserere’ y ‘deserere patriam’, eran expresiones romanas que designaban el abandono (la deserción) de los Padres y la adopción de una religión (religación) otra). La ‘gloria’ es justamente la fama, la buena reputación, la nombradía; alcanzar la honra general y pública, tras un ‘cursus honorum’ lleno de méritos. Al servicio de mi pueblo, para mayor honra de mi pueblo.
Estos valores pueden ser enarbolados hoy con toda dignidad, sin demérito alguno.
Les recuerdo a mis conciudadanos esta historia pasada nuestra porque en los momentos presentes Europa corre un riesgo semejante a aquel de la pérdida del mundo antiguo. Esta vez será mucho peor porque es gente extranjera y ajena a nuestro ser la que nos dominará. Aquella fue una dominación meramente ideológica, esta será además una dominación demográfica. La ‘umma’ (la muchedumbre de musulmanes asiáticos y africanos que nos inunda) nos superará. Estaremos en clara desventaja –en la tierra y en los cielos.
*La decadencia se muestra bien pronto en Grecia (desde el período alejandrino) y Roma (desde las guerras cartaginesas); la corrupción, el despotismo, la injusticia, la inmoralidad, la perfidia… en todos los terrenos de la vida. En el caso romano lo advirtió Polibio, y Cicerón, y Columela, y Salustio, y Tácito… y Persio, y Juvenal. Todos lo advirtieron y lo denunciaron. “Vuelve a las fuentes, romano, vuelve a los Padres; purifícate y recupera el aura, el prestigio (‘auctoritas’), la majestad.” Pero todo fue en vano. Aún resuena el eco de aquel fracaso.
No, no fueron los cultos extraños, no fueron los judíos o los cristianos, no fueron los bárbaros… Fuimos nosotros, nuestra indiferencia y nuestro nihilismo, los causantes de nuestra destrucción. Ahí radicaba nuestra debilidad. No estuvimos a la altura. No supimos responder adecuadamente a los apologetas cristianos, por ejemplo. No hubo ningún Demóstenes, ningún Cicerón en los primeros siglos cristianos. Nosotros nos dedicábamos a destruir nuestros fundamentos (ya lo he mencionado al principio). Las escuelas filosóficas proporcionaron argumentos a los propagandistas cristianos (la crítica a nuestros dioses, a nuestras tradiciones y costumbres, a nuestros valores). Debilitamos la seguridad y la confianza en nosotros mismos; en nuestra ciencia, en nuestro saber, en nuestro poder. Apenas les quedaba trabajo por hacer a los futuros señores de Europa.
¿No te suena esta historia, europeo? Contempla nuestro caso, los tiempos que corren. ¿No llevamos más de dos siglos autodestruyéndonos? ¿Qué resultado obtendremos de nuestro nihilismo actual; de nuestro escepticismo, de nuestro relativismo, de nuestra indiferencia política, moral, cultural; de nuestro profundo hastío? Repetimos la historia. Volvemos a cometer los mismos errores. Volveremos, pues, a ser derrotados.
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Que tengamos todos los europeos unas felices fiestas gentiles y un verdadero año nuevo.
Hasta la próxima,
Manu

jueves, 22 de diciembre de 2011

75) Multiculturalismo e islamofobia

Sobre multiculturalismo e islamofobia.

Manu Rodríguez. Desde Europa (20/12/11).


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*Muchas de las civilizaciones del pasado desaparecieron debido a que los imperios, en su expansión, integraban culturas diversas y a veces antagónicas. Era el caos; el caos que tuvimos en Grecia y Roma. La unidad se revelaba como imposible. El multiculturalismo actual en nuestra Europa se resolverá en una confrontación en la que una y sólo una cultura prevalecerá. Y podría no ser la cultura ancestral europea. Desapareceríamos, en tal caso, como antaño desaparecieron Grecia y Roma (y las culturas germanas, celtas, eslavas y demás, cuando la cristianización de nuestro continente; cuando se nos impuso violentamente la ideología judeo-cristiana, una ideología venida de fuera).
El multiculturalismo ha fracasado siempre. Ésta es una lección aprendida desde antiguo. El mitema (y el mathema) de ‘la torre de Babel’ existe desde los primeros imperios y civilizaciones.
*¿Qué intención tiene la recomendación del multiculturalismo que de USA nos viene, y el apoyo de la clase política estadounidense al flujo masivo a nuestras tierras de emigrantes musulmanes asiáticos y africanos?
USA es un caos que a menos de volver sus ojos a sus orígenes europeos, carece por completo de identidad y de anclaje cultural. De ningún modo es un modelo a exportar, y tanto menos para la vieja Europa (la ‘metrópolis’). Digamos que, a este respecto, la jorobada USA quiere jorobarnos a todos.
Este multiculturalismo de última hora ha permitido la presencia en Europa de millones y millones de musulmanes asiáticos y africanos que compiten demográfica y culturalmente con los autóctonos europeos.
Es necesario que nos tomemos en serio a nosotros mismos. Nosotros, la ancestral Europa y los ancestrales europeos (pueblos indoeuropeos y no indoeuropeos que la habitan desde hace milenios).
Si todo sigue como hasta ahora, el final será la desnaturalización de la vieja Europa; la destrucción de su identidad étnica y cultural, y su sustitución o reemplazo por otras.
Es inexplicable cómo, en las actuales circunstancias, no nos ponemos en guardia contra la amenaza islámica en nuestras tierras.
Sorprende que apenas haya reacciones o respuestas a la altura de la ofensa y del peligro, y éstas son por lo general acalladas o negativamente designadas por nuestros medios de comunicación; los demás, gobiernos y ciudadanos, callan, sea por ignorancia, indiferencia, debilidad, complicidad, o cobardía –signos evidentes de nuestra decadencia.
*El odioso, el repulsivo islam. Mucho más ofensivo, agresivo, y peligroso que lo fueron los regímenes totalitarios fascistas y comunistas durante el siglo pasado, o el milenio cristiano (sus siglos de poder). No deja de ser curioso que sea la izquierda (el universalismo socialista o comunista, antidemocráticos en esencia) la que, en el nombre del multiculturalismo, le ha abierto las puertas de Europa (y occidente) a las hordas musulmanas (la ‘umma’) y hace uso prolijo del término ‘islamofobia’ contra los que se oponen a semejante invasión. Cabe preguntar qué es lo que pretenden, a largo plazo, los partidarios europeos (y estadounidenses) del destructivo multiculturalismo.
Hay que advertir que los islamófilos europeos se concentran en los partidos de izquierda y en las sectas cristianas, ambas ideologías universalistas y totalitarias. Cada una de estas facciones tiene sus razones y sus estrategias de dominio, aunque también, en los momentos presentes, de mera supervivencia –dada la naturaleza amenazante y violenta del totalitarismo islámico y su posible triunfo en Europa.
Los universalismos religiosos o políticos son el mal para todos los pueblos y culturas étnicas y ancestrales. Van contra la libertad, la verdad, y el ser. Estos universalismos son ideologías de poder, no persiguen ni pretenden otra cosa que el poder absoluto.
Exorcizar el fantasma totalitario que recorre de nuevo Europa. Derrotar, destruir, expulsar el islam de nuestras tierras. Antes de que sea demasiado tarde. El gran rechazo.
El islamofascismo no es tan sólo temible, es además repugnante, nauseabundo. Desde su inventor (su ‘gran hermano’), hasta sus más nimios detalles, pasando por su dios, sus tradiciones, y sus normativas. Cuanto más se le conoce más se le rechaza. Ofende a nuestras inteligencias su anacronismo, su ignorancia, y sus pretensiones de dominio mundial. Moverían a risa estos payasos, si no fueran tan crueles y miserables. No es sólo fobia o temor lo que produce, es también repugnancia, desprecio, asco.
Esta repugnancia es un síntoma de salud. De salud política, social, cultural… espiritual, en definitiva.
*El término ‘islamofobia’ fue acuñado por los pasdaran iranios con el fin de desacreditar a sus oponentes democráticos (en Marc Nievre, Riposte Laïque).
Este uso asocia a los ‘islamófobos’ con los demócratas, no con el fascismo, la derecha, o la extrema derecha, como suelen hacer insidiosamente en Europa (y en occidente) los políticos e intelectuales auto-denominados ‘progresistas’ y buena parte de los medios de comunicación.
Debemos, pues, establecer esta ecuación: islamófobo=demócrata, y las correspondientes inecuaciones. Téngase en cuenta a los críticos de la ideología cristiana a lo largo de los siglos XVII y XVIII (la Ilustración).
Es desde nuestras tradiciones políticas y culturales que le decimos no al islam. Desde nuestra democracia, desde nuestro período ilustrado. Es la Ilustración, la razón heredada, la que rechaza la presencia del islam en nuestras tierras; la duramente conquistada libertad política de nuestros días. La herencia más preciada de los actuales europeos.
No sé por qué los europeos asocian las conquistas democráticas con las ideologías totalitarias de izquierda, o incluso con el totalitarismo teocrático judeo-cristiano. El espíritu ilustrado se distancia tanto de los totalitarismos de izquierda como de los de derecha (conservadores y en su origen anti-democráticos; recuérdese el nacional-catolicismo franquista en España), y el siglo pasado nos dio buenas muestras de ambos –en toda Europa. Esta confusión forma parte de la incultura histórica y política de las actuales generaciones de europeos. Y de la profunda deshonestidad de izquierdistas y cristianos (sus historias fingidas).
Para preservar nuestro actual status socio-político y socio-cultural de ideologías totalitarias, sean éstas religiosas o políticas, debemos combatirlas desde su raíz; debemos erradicarlas de nuestras tierras. Esto requiere una crítica teórica, en principio; una destrucción de sus principios fundamentales. Así fue como nuestros ilustrados pudieron superar el Antiguo Régimen, y los siglos de horror y totalitarismo ideológico cristiano que nos dominaban (espiritual y materialmente).
*Éramos un pueblo nuevo, renovado… Lejos y atrás quedaban los terrores de la inquisición, de la caza de brujas, de la persecución, de las cámaras de tortura, de la quema de herejes… de la opresión espiritual que padecíamos. Recuperamos la libertad, la democracia, la alegría, la luz, el día… Comenzábamos de nuevo.
Pero he aquí que el viejo horror de nuevo nos visita, de nuevo inunda nuestras tierras y planta sus ominosos estandartes en nuestros lares. De nuevo nuestras libertades e identidades están amenazadas, corremos incluso el peligro de desaparecer del todo –nosotros y nuestras culturas. Malos, pésimos, horribles son los signos, las señales que de nuevo recorren nuestras tierras.
La aurora se ha convertido en crepúsculo; es la noche lo que se nos aproxima, no el día. La mixtificación, la esclavitud, y el no-ser campean de nuevo sobre nuestras cabezas; la destrucción, la muerte, las tinieblas y el olvido.
¡Oh, dioses; oh, antepasados! ¡Acudid, acudid en nuestra ayuda; no permitáis nuestra destrucción!
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Hasta la próxima,
Manu

sábado, 5 de noviembre de 2011

74) Desiderata urgente

Desiderata urgente.

Manu Rodríguez. Desde Europa (02/11/11).


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*Necesitamos medios de comunicación (radio, prensa, televisión) desde donde difundir nuestra europeidad y nuestra oposición a la islamización (ideológica y demográfica) de nuestros países. Necesitamos una organización a nivel europeo; unificar el anti-islamismo europeo; crear un movimiento de masas a nivel europeo que presione política y socialmente, que incida en el estado de cosas. No podemos desaparecer. Tenemos que propagarnos, tenemos que crecer; tenemos que superar esta fase, este nivel.
Tenemos que llegar al corazón y a la mente de los europeos (de Europa). Tenemos que crear una corriente de opinión lo suficientemente fuerte como para influir en la marcha de las cosas y detener lo que parece inevitable. Lo tenemos todo en contra: la indiferencia de la población, la mala opinión que acerca de nosotros difunden los medios de comunicación… ¿Lo conseguiremos a pesar de todo; venceremos?
Es la hora de la propaganda. Carteles, pins, pegatinas, objetos… anti-islamistas. Folletos, panfletos, pasquines. En la red y en la calle. Cada cual puede diseñar pequeños carteles desde donde remitir al ciudadano hacia determinadas webs, blogs, o facebook con información acerca de nosotros y acerca de lo que denunciamos. En estos carteles nos anunciamos y dirigimos la atención del lector hacia el Archivo Fjordman, Brussels Journal, Riposte Laïque, Gates of Viena, o Ibn Warraq, o Wafa Sultan… y otras prominentes páginas anti-islamistas. Que circulen por todos lados en internet. Además, podemos imprimirlos y dejarlos en cafeterías, librerías, tiendas de disco… en lugares amigos. Terminaríamos por conocernos. No estamos solos. Podríamos adoptar insignias anti-islamistas que prenderíamos en nuestras solapas. A las claras, dando la cara. Aquí estamos.
Ahora vivimos bajo tierra, lejos de la luz. Con nuestra imagen pública denigrada y falseada por los medios de comunicación. Lo primero es limpiar nuestra imagen. A partir de ahora seremos nosotros los creadores de nuestra imagen; y ésta será bien distinta de aquella que de nosotros difunden los medios, y más ajustada a la realidad. Ahora estamos en la noche, antes de la aurora. Pero ya llega el día, nuestro día. El día del reconocimiento. Habrá luz para todos, y será posible construir otro futuro; desbarataremos los ambiciosos planes de los invasores, los expulsaremos de aquí. Recuperaremos Europa.
Pero primero tenemos que recuperar a los europeos. Necesitamos ser reconocidos por los europeos. Nosotros no somos fascistas, ni xenófobos; no somos asesinos. No somos ningún totalitarismo amenazante. Nadie debe temer nada de nosotros. No traemos la espada, sino la pluma. Somos los últimos ‘ilustrados’.
La información, la cultura, es esencial en nuestros miembros. Nosotros amamos el saber y la sabiduría. La mayor parte de la oposición al islam en Europa, y en el resto del mundo, cabe decir, lo es justamente por su saber. Nosotros somos guerreros de la palabra; nuestra arma es la palabra verdadera, la información veraz.
Denunciamos un totalitarismo, un horror que se nos avecina. Hablamos del islamofascismo en Europa, y en el mundo entero. Su expansión demográfica (la ‘umma’) y cultural (la sharia, su ley). Sus efectos en Europa a corto, a medio, a largo plazo.
No tenemos (nuestros textos no tienen) otra intención que la de despabilar a nuestros compatriotas; que atiendan nuestro discurso, nuestra voz. Ganarnos su mente y su corazón será nuestro primer cometido. Si lo logramos será nuestra primera victoria, y como una aurora anunciará nuestro día.
Venimos a dar fuerza, firmeza, y seguridad, a los laxos, a los indecisos, a los cohibidos. Que no desistan, que no se resignen, que no lo dejen; que no están solos; que hay una oposición al estado de cosas al respecto. Que disponen de textos y videos que les informarán con claridad; que disponen de gente, de semejantes.
Denunciamos también a los falsos héroes, y a los monederos falsos –las causas lejanas. A los colaboracionistas de izquierda; a los cobardes, a los hipócritas, a los interesados; a los cretinos útiles de todas nuestras ciudades; a los ‘antifas’, a los falsos antifascistas.
Nosotros somos los únicos antifascistas que se pueden encontrar ahora mismo en Europa. Que quede claro esto. Y nos enfrentamos abiertamente a una ideología totalitaria religioso-político-jurídica… que medra cada día más en nuestras tierras. Es un dragón de múltiples cabezas, un monstruo; una monstruosidad ideológica que amenaza con devorarnos a todos, que tiene la férrea voluntad de que su faz sea la faz única del planeta, y pretende conseguirlo por todos los medios a su alcance. Hablo de la codiciosa ‘umma’, de sus textos programáticos, y de su sombrío dios.
Es preciso informar a los europeos de aquello que pasa de verdad. Mientras están en otra cosa, otros los desposeen. Están fuera de la realidad. ¡Ay, estos europeos! Siempre en lo lejano, en lo otro; siempre lejos de casa. No miran lo que tienen que mirar, lo que pasa en su casa y en su tierra. Ganan terreno cada día estos visitantes, estos extranjeros; estos intrusos. La casa descuidada; esto es lo que encuentran.
En nuestra propia tierra la ‘umma’ pugna y compite con nosotros los europeos, y logra triunfos. Se nos reta en nuestro propio hogar. Gente venida de fuera. Se nos amenaza, se nos intimida. Nos comen el terreno, nos pisan los pies. Quieren acabar con nosotros (demográfica y culturalmente) estos miserables; quieren que no seamos. Quieren quedarse con nuestras ciudades, con nuestros pueblos, con nuestras tierras. El legado completo de nuestros antepasados quedará en sus manos; nuestra memoria colectiva ancestral. Nuestra vida y nuestro ser quedarán en sus manos.
Luchamos contra el mal, contra nuestro mal; contra aquello que nos viene mal (en la tierra y en el cielo –arriba y abajo). Con esta lucha preservamos nuestro ser, defendemos nuestras tierras y nuestros cielos (nuestras culturas, nuestros mundos simbólicos todos).
Los europeos deben saber a qué se enfrentan. Nos esperan la muerte y el olvido, si nada hacemos. Nos aventuramos a la extinción. Es una guerra por la supervivencia y el dominio en nuestra propia tierra lo que vivimos. Si perdemos, perdemos la vida; desaparecemos. Día a día la ‘umma’ crece en población, fuerza, y poder; cada día más numerosa y poderosa. Nos podrán, se impondrán sobre nosotros. Podemos extinguirnos, si nada hacemos. Seríamos las últimas generaciones de europeos milenarios. Nos jugamos la vida, nos jugamos el ser.
No es necesario que nos superen en número. En la España de principios del siglo VIII bastaron dos grandes batallas para hacerse con el territorio e imponerse sobre una población inerme y amedrantada. Se supone que no pasaron de cien mil el número de musulmanes extranjeros en el territorio de la península ibérica (en una población de ocho o diez millones de habitantes) a lo largo de su período de dominio, y de nuestra reconquista. Un ejército poderoso (un número abundante de soldados) y el uso sistemático de la fuerza y de la violencia fueron suficientes, y la conciencia (o la creencia) de los sometidos de estar frente a una potencia imperialista dotada de contingentes armados innumerables al otro lado del estrecho.
Hoy es otro el caso, son ya millones los intrusos (africanos y asiáticos) que merodean por Europa ansiosos del saqueo, del rico botín que les espera; a ellos, o a sus descendientes. Nos podrán por la fuerza y la violencia que en su momento ejercerán. En cuanto puedan. Sólo han de tener paciencia; una, dos, tres… generaciones.
Tenemos que avivar el fuego europeo, y esto no podemos hacerlo más que por medio de la palabra. Ese fuego es el calor y es la luz de los europeos; es el genio de Europa. Se precisa la palabra encendida de Orfeo, capaz de poner en movimiento árboles y de ablandar rocas… Avivar, encender; conmover, remover; iluminar, aclarar… desvelar.
Ésta es la labor que nos queda a los anti-islamistas europeos. A la manera de aquellos ‘maestros de la verdad’ de la Grecia arcaica. Es la Atenea militante, la Atenea Promachos; armada y preparada para la batalla. Tenemos que estar armados, armados de conocimiento y de verdad.
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Hasta la próxima,
Manu

sábado, 29 de octubre de 2011

73) De profundis

De profundis.

Manu Rodríguez. Desde Europa (04/10/11).


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*Querida Alba, hace tiempo que no te escribo. En realidad no tengo nada que decirte, nada nuevo quiero decir. La desnaturalización de Europa sigue a pasos agigantados. Pronto no seremos. La Europa nuestra habrá desaparecido. Estoy desolado.
Bruselas, la sede central del gobierno europeo y capital administrativa de Europa, en unos pocos años será casi en su totalidad una ciudad poblada por musulmanes extranjeros. No sé qué sentido tendrá allí entonces tal gobierno y tal capitalidad.
En Francia, en Alemania, en las Islas Británicas… en todos lados. Áreas de nuestras ciudades habitadas por pueblos extranjeros donde se aplican leyes extranjeras (musulmanas). Los europeos no pueden ni siquiera transitar por esas zonas. Cedemos y cedemos una y otra vez, y perdemos tierra europea en cada cesión. Es demencial lo que está sucediendo. La libanización de Europa, la destrucción de Europa. Las cesiones son derrotas, entiéndase esto, y pérdidas de territorio.
No hay apego ni amor a Europa en nuestros actuales gobernantes, ni en la mayor parte de nuestra población. Ni orgullo, ni dignidad. Ni conciencia clara de lo que pasa.
El éxito (relativo) del Partido Pirata en las últimas elecciones regionales de Berlín denota bien a las claras el alto grado de necedad y ruina espiritual que estamos alcanzando en nuestra Europa. Determinados sectores de nuestra juventud están más preocupados por descargarse libre y gratuitamente cosas de internet que por el presente y el futuro de su país.
Hace unos días (poco antes de estas elecciones), en el mismo Berlín, tres emigrantes musulmanes de origen turco ocasionaron un accidente mortal a la salida del metro persiguiendo a un joven al que previamente habían intimidado; el joven, huyendo de sus perseguidores, se atrevió a cruzar una gran avenida en el momento en el que ésta estaba abierta al tráfico, y un vehículo le atropelló mortalmente. Es otra muerte en vano, como el de otras tantas violaciones, robos, asesinatos, o ultrajes a nuestras personas cometidos por estos extranjeros.
No les hacen reflexionar estos graves sucesos cotidianos a estos miembros de nuestra sociedad, no tienen peso alguno en sus sueños y cavilaciones, no parecen ser sensibles a estos horribles hechos sociales. No, no les hace pensar esta muerte, ni el problema del islam (la ‘umma’) en nuestras tierras, ni las ‘no-go’ áreas, ni la aplicación de la sharia en estas áreas; ni el fascismo y el racismo practicado por estas hordas de musulmanes asiáticos y africanos contra nosotros, los europeos milenarios, aquí, en nuestra propia tierra; ni la pérdida de identidad de nuestros pueblos y ciudades (Berlín es ya una ciudad turca, dicen algunos). No, nada de esto les preocupa en lo más mínimo a estos retoños de nuestro ser. ¿Qué ha podido pasar; qué está sucediendo?
Es corriente el acoso que padecen los jóvenes europeos por parte de pandas de musulmanes extranjeros en nuestras ciudades; es la última moda entre los colectivos musulmanes en toda Europa, la caza del blanco, de los ‘petits fromages’, de los ‘comedores de cerdo’; de los autóctonos, de los no musulmanes, de los otros.
El acoso, la intimidación. Las armas de la ‘umma’. Intimidar, amedrantar, arrinconar a los pobladores autóctonos; hacerse con la calle, con el barrio, con la ciudad. Nos está sucediendo como con esos perros que huelen el miedo; que se vuelven más osados y violentos cada vez; cada vez más dueños de la casa.
Nos hemos convertido en un pueblo pusilánime, en un pueblo de corderos. Nuestro discurso es el discurso de la debilidad, la inseguridad, y la cobardía. Este pueblo mío castrado.
La emigración musulmana en Suiza quiere cambiar la bandera de este país, pues la cruz que ésta porta, dicen, les ‘ofende’ y no representa ya a la actual población y sus componentes no cristianos. Lo que tenemos con esta emigración, con estos indeseados e indeseables huéspedes, es más osadía, más arrogancia, más grosería cada vez. No sé cómo se les consiente. Sin duda que carecemos de orgullo y de dignidad. En nuestra propia tierra. Es una humillación permanente lo que padecemos con las insolentes demandas de los colectivos musulmanes en nuestra propia casa.
Arabia Saudí, un país que prohíbe, persigue, y condena la práctica de cualquier religión/cultura que no sea la musulmana, crea y financia en su totalidad un centro inter-religioso e inter-cultural en Austria. Para prevenir y moderar los conflictos y consolidar la paz, dicen. La noticia parece mentira, pero no lo es. Contará con un consejo de representantes de las confesiones judía, cristiana, musulmana, hinduista y budista. El centro llevará el nombre de su iniciador y promotor, el rey saudí Abdallah, y estará co-apadrinado además por Austria y España. Hemos perdido la luz, hemos devenido criaturas torpes, ciegas, bobas; las víctimas perfectas de los más toscos embaucadores, de los más burdos timos. Los musulmanes son los menos indicados para hablar de concordia y paz entre culturas o religiones. Imagínate qué hubiera sucedido si algún monarca o jefe de estado europeo se le hubiera ocurrido abrir un centro semejante en Arabia. “Márchese usted a su casa, y abra usted este centro en su país, que bien lo necesita”, esto es lo que se le debía haber contestado en su momento.
El presidente de la ONU, Ban Ki-Moon, advierte sobre el peligro de la creciente islamofobia en Europa. Con esas palabras se censuran y estigmatizan públicamente, pues, los primeros conatos de resistencia a la islamización (demográfica y cultural) de nuestro amado continente; y se ignora, como es habitual, la presencia hostil a los europeos de los más de cincuenta millones de musulmanes asiáticos y africanos en nuestras tierras. Para él no existe la eurofobia desplegada por los musulmanes (la ‘umma’) en la misma Europa, los cuales declaran abierta y explícitamente, en la calle, en sus centros de culto (y adoctrinamiento), en internet… en todos lados, su intención de destruir nuestras tradiciones culturales (políticas, jurídicas, estéticas… culinarias); de destruirnos, incluso, a nosotros mismos.
También el presidente turco, Abdula Gül, está muy preocupado por el rechazo de los europeos a la masiva emigración musulmana (legal e ilegal), y advierte que “Europa se verá obligada a recibir más emigrantes y a ser ‘más diversa’…”. Todavía es demasiado europea, parece. Esto quiere decir que la Europa ancestral se verá obligada a ser otra, estos es, que se verá obligada a desaparecer. Hay que desnaturalizarla aún más, hasta acabar con ella. ¿Podemos sugerir que también Irán, Arabia, o Turquía sean ‘más diversas’; o China, o Japón…? Esta advertencia, que parece contar con la aprobación general, no es tan sólo manifiestamente absurda, es también una amenaza, y una proposición criminal; es una propuesta de genocidio bio-cultural dirigido contra nuestras personas y nuestras tradiciones culturales todas. Es el método más rápido para hacer desaparecer pueblos y culturas milenarios. Es un arma esta emigración, este flujo migratorio masivo hacia nuestras tierras. Los que la están usando en nuestra Europa conocen bien sus efectos destructivos, saben muy bien lo que están haciendo.
Es la desaparición de la Europa europea lo que se persigue; se pretende conseguir una Europa africana y asiática. Cambiar la población europea. Que desaparezca el sustrato étnico que la puebla desde hace milenios; que desaparezcamos nosotros -nuestro genio, nuestra raza.
Nuestra Europa, nuestra tierra sagrada, la tierra de nuestros antepasados, nuestra madre patria; la madre natural y espiritual de los europeos todos; nuestra religión (nuestra cultura), nuestra historia sagrada… Nosotros mismos, los európidas, los hijos de Europa; nuestra estirpe milenaria. Todo esto es lo que va a desaparecer.
Para que este monstruoso proyecto tenga éxito hay que debilitar previamente el ‘sistema inmunitario’ de los habitantes primigenios (el nexo ancestral de los pobladores con sus raíces telúricas y culturales –la tierra, los antepasados; su patriotismo, su orgullo nacional, su amor propio), así como sus instintos de supervivencia más elementales, de tal manera que apenas opongan resistencia a su destrucción; a la destrucción de su ser natural y de su ser cultural. Y ésta parece ser la estrategia seguida –por algunos autóctonos (consciente o inconscientemente) y por los alóctonos invasores (los millones de musulmanes asiáticos y africanos en nuestras tierras, que tan sólo esperan su momento).
Deteriorar, minar los fundamentos de nuestro ser simbólico (cultural), de nuestro ser europeo; de nuestro carácter, del carácter de nuestros pueblos y naciones; de nuestra historia, de nuestros antepasados, de nuestros logros culturales todos. Ésta ha sido la labor de los medios de comunicación, de nuestros intelectuales, de los partidos progresistas, de los llamados formadores de opinión, en estas últimas décadas. Y es una actitud que, como era de esperar, se ha extendido a buena parte de nuestros ciudadanos. La censura y la burla de la cultura propia, la depreciación de nuestro ser. Un envilecimiento colectivo. No creo que haya existido jamás un pueblo y una cultura que se hayan negado tanto a sí mismos. Es una patología social. Es un proceso de autolisis, de apoptosis. Es un suicidio cultural generalizado. Un síntoma brutal de decadencia. Un pueblo que se quita de en medio a sí mismo, que se abandona, que cede su lugar. Los invasores tienen media guerra ganada.
¡Ay, Alba mía! ¿A qué se espera en Europa para reaccionar; a qué esperamos? Unos años más y la degradación será irreversible; será el comienzo efectivo de la cuenta atrás. Perderemos nuestra tierra; se destruirán nuestros cielos. ¿Qué haremos, tú y yo, entonces; adónde iremos?
Privados de memoria nuestros escasos herederos (con una memoria prestada, ajena, como ya nos sucedió cuando la cristianización de nuestros pueblos, hace mil seiscientos años), por segunda vez en nuestra historia culturalmente alienados, ¿adónde irán esta vez; qué será de ellos?
Habíamos renacido tras la primera alienación, tras aquel invierno supremo; conseguimos recuperar nuestro espíritu, éramos un pueblo nuevo con futuro. Nada parecía indicar en los cincuenta y sesenta del siglo pasado lo que estaba por venir. El diluvio, la riada musulmana; la irrupción de la tenebrosa ‘umma’ en nuestro hogar. Nadie la imaginaba, nadie la esperaba. No estábamos preparados. Estos últimos años han sido para nosotros los de la risa, la burla, la ironía, el cinismo... Años ‘lúdicos’. Mientras la ‘umma’ crecía. Nuestro presente es, sin embargo, una pesadilla, y nos presagia el futuro más sombrío.
Si la ‘umma’ llegara a vencer e imponerse en Europa, no sobreviviríamos, nosotros, lo europeos milenarios, a este nuevo invierno supremo. No estaríamos ante una simple alienación cultural (un proceso de aculturación y enculturación similar a la antigua cristianización) de la que siempre es posible liberarse, esta vez seríamos desposeídos también de la tierra. Esta vez lo perderíamos todo. Sería nuestro último crepúsculo. No habría más auroras para nuestro pueblo; nos extinguiríamos lentamente. Si tal caso llegara a producirse, sería verdaderamente el fin, nuestro fin.
*
Hasta la próxima,
Manu

miércoles, 14 de septiembre de 2011

72) La Europa de los pueblos. A propósito del reciente ‘Discurso de Berlín’ del Sr. Geert Wilders.

La Europa de los pueblos. A propósito del reciente ‘Discurso de Berlín’ del Sr. Geert Wilders.

Manu Rodríguez. Desde Europa (08/09/11).


*


*El discurso de Berlín del Sr. Wilders apunta básicamente a dos problemas, el primero es el peligro de islamización de Europa, el segundo se refiere a la europeización de nuestro continente (y a los males que esto, supuestamente, conlleva). Podría pensarse que a más europeización tendríamos menos islamización; que la europeización podría ser un freno a la creciente islamización de nuestros pueblos, ciudades, y naciones. Pero no es este el pensamiento del Sr.Wilders. Me permitiré hacer algunas observaciones.
El Sr. Wilders considera que la culpa de lo que hoy nos sucede la tiene el gobierno central de Bruselas. No cabe duda que la política económica y la normativa concerniente a la emigración tienen su origen en el parlamento europeo. Es la clase política de los últimos treinta años la que nos ha metido en este atolladero, pero la solución no está en la disolución de ese parlamento y en una vuelta atrás, sino en la toma de ese parlamento mediante las urnas, mediante el voto democrático. Necesitamos una clase política nueva, éste es el caso; y está tendrá que ganarse a la población europea.
La vuelta al Estado-nación sería un retroceso, una regresión. Si no se está de acuerdo con las directrices económicas, u otras, que parten de Bruselas no queda sino un solo camino, repito, llegar democráticamente al parlamento de Bruselas y cambiar esas directrices. Y esto vale para todos los partidos nacionalistas de última hora.
Menos Europa, dice, y más Alemania, más Holanda, o más Dinamarca. ¿Cree el Sr. Wilders que el retorno a los Estados-nación solucionará los problemas económicos, políticos, o culturales que afectan a toda Europa? ¿Piensa que ese retorno resolverá el problema con los millones de musulmanes extranjeros que están destruyendo a la vieja Europa? No es Alemania u Holanda las que se desintegran; es Europa entera, la Europa nuestra, la Europa milenaria, la que corre el peligro de desaparecer (étnica y culturalmente).
La falta de solidaridad económica y la independencia legislativa que se preconizan nos conducirán a la falta de solidaridad política y militar. Debido al incremento de la población musulmana se perderán países. Los países con escasa población serán los primeros en caer: Bélgica, Dinamarca, Suecia, Noruega… incluso Holanda. ¿Que responderá el Sr. Wilders llegado el caso; les acusará de incompetentes o corruptos? ¿Dirá que se lo tienen merecido?
En las terribles circunstancias en las que ‘todos’ los pueblos de Europa nos encontramos, especialmente en lo concerniente al islam, lo que se nos predica es el ‘sálvese quien pueda’ (¡Este barco se hunde, salgamos de aquí!). Que cada cual resuelva el problema como mejor pueda. Me parece impropio de la talla de un hombre de Estado a nivel Europeo. Lo que ahora se precisa es unidad y solidaridad –en todos los ámbitos; un solo frente.
De tener éxito ese retorno al Estado-nación jugaría a favor de los musulmanes; a estos les interesa más una Europa fragmentada y desunida, con pequeños países aislados donde sea fácil superar su tasa de población, y donde no exista ninguna entidad supranacional que pueda acudir en su ayuda. Sociedades débiles, inermes, accesibles; sociedades pusilánimes fáciles de intimidar, y fáciles de conquistar. Será el principio del fin. Por lo demás, la libanización de algunos pueblos y ciudades europeas ya es un hecho (como todos sabemos).
Estos musulmanes extranjeros no van a respetar la idea que acerca de Europa tengamos los europeos, o el amor que le profesemos; ni mucho menos van a respetar a nuestros países (la idea de Francia, de España, de Alemania…), los cuartearan según las zonas de poder de los nuevos señores. Europa quedará en manos de asiáticos y africanos. Los viejos contornos desaparecerán. Tendremos una nueva geografía territorial; nuevas líneas divisorias. Volveremos a probar la violencia del amo. Viviremos bajo déspotas, y en minoría. Al final no quedará ni siquiera memoria de nosotros; será la memoria de la ‘umma’ la que circule. Seremos borrados del árbol de la vida. Con el tiempo acabaremos extinguiéndonos en la tierra y en el cielo, como si nunca hubiésemos sido.
Ahora tenemos que ser más europeos que nunca. Europeos de mente y de corazón.
Lo que se requiere en estos momentos es una suerte de ‘partido identitario europeo’ que vele por todos y cada uno de nuestros países en lo tocante a la islamización de nuestro amado continente. Necesitamos resolver cuanto antes el problema de esos millones de musulmanes extranjeros que nos están empobreciendo y aniquilando. Repugna el comportamiento grosero y arrogante de esta sombría ‘umma’ en nuestra propia casa (con sus insultantes amenazas de conquista); y la pasividad de nuestros gobernantes. Tarde o temprano nos convenceremos que su expulsión es la única salida.
*A la Europa de los Estados-nación se le puede oponer la Europa de los pueblos, me refiero a los pueblos germánicos, eslavos, celtas, baltos, latinos, helenos; a los fineses, húngaros, estonios y lapones. Pueblos indoeuropeos y no indoeuropeos (lingüísticamente hablando).
¿Por qué no Europa como patria? Ningún país europeo puede, por sí mismo, dar cuenta de lo que significa Europa. Europa es Homero, Píndaro, Pitágoras, Heráclito, Demócrito, Solón, Pericles, Demóstenes, Aristóteles, Arquímedes, Euclides… Horacio, Ovidio, Virgilio… Dante, Petrarca, Bocaccio, Marsilio de Padua… Las innumerables figuras del Renacimiento. Copérnico, Kepler, Galileo, Descartes, Leibniz, Newton… Bach, Rembrandt, Vermeer, Shakespeare, Cervantes, Velázquez, Goya… Kant, Euler, Gauss… Goethe, Beethoven… Darwin, Mendeleiev… Pushkin, Gogol, Dostoievski, Chejov… Esta escueta lista no da ni remotamente cuenta de las cientos, las miles de figuras, de Patriarcas, de Manes, de antepasados gloriosos de aquí y de allá. Músicos, pintores, poetas, arquitectos, estadistas, juristas, filósofos, físicos, matemáticos, biólogos… Sin olvidar las innumerables costumbres y tradiciones populares (la cultura del cerdo y la cultura del vino, entre otras). Todos los pueblos europeos han contribuido a hacer de Europa lo que aún hoy es. Y ésa es nuestra patria, nuestra morada espiritual. No España, Holanda, Francia, o Rusia. Esta Europa es como una atmósfera que nos contiene y nos envuelve a todos. Nacemos espiritualmente en esa Europa. Es nuestra herencia más preciada.
Desde hace milenios nuestra gente nace en Europa. Es nuestro hogar ancestral, y compartimos una memoria ancestral ligada a esta tierra. Nuestros Patriarcas no son Abraham, Noé, o Mahoma, y nuestra tierra sagrada o lugares santos no se encuentran en Israel o en Arabia. Llevamos milenios entretejiendo nuestras vidas con estos ríos, con estos bosques, con estas montañas… Sea sagrada nuestra tierra, Europa. Sean sagrados textos como la Ilíada, la Eneida, el Mabinogion, o los Eddas. Sea sagrada nuestra cultura en su conjunto –desde el paleolítico, desde las cuevas pintadas, pues ahí también se encuentran nuestros antepasados. Sea sagrada nuestra historia.
Hay que recordarles a los pueblos europeos su común herencia simbólica y su común identidad (étnica y lingüístico-cultural). A esto le llamo yo la re-europeización de Europa. Se trata de la recuperación de nuestras genuinas raíces, que es también la recuperación de la dignidad. Un pueblo privado de su cultura ancestral y del nexo con sus verdaderos antepasados es un pueblo privado de su dignidad.
El Sr. Wilders no es el único en mencionar las raíces judeo-cristianas de Europa, pero ese slogan reiterativo en boca de muchos de nuestros políticos e intelectuales es un insulto a los europeos. Es ignorar a griegos, romanos, germanos, celtas, eslavos… Dicha tradición es tan extraña a nuestro genio y a nuestra tierra como el islam. Digamos que estas dos tradiciones culturales extranjeras se disputan nuestras mentes y nuestros corazones. Pero no se trata de elegir entre una Europa judeo-cristiana y una Europa musulmana, sino de establecer de una vez por todas una Europa europea.
Las llamadas raíces cristianas de Europa son raíces espurias. Un injerto que no ha salido bien; que ha sido rechazado. Y el milenio cristiano (sus siglos de poder) que padecieron nuestros antepasados fue un periodo tenebroso y sangriento; fue un invierno supremo (‘fimbulvetr'). Los europeos que hoy defienden tales raíces no pueden hacerlo más que desde la ignorancia, o desde el interés. El estatus socio-cultural y socio-político que hoy vivimos no se consiguió gracias al cristianismo sino a su pesar (a pesar de su oposición; contra su voluntad).
Hacer derivar la libertad de expresión, los derechos humanos, o la democracia, de la tradición judeo-cristiana vale tanto que como hacerlas derivar del islam. Nada le debemos a estas tradiciones, no tenemos ninguna deuda con ellos. Más bien ellos la tienen con nosotros, pues en su momento destruyeron todas nuestras culturas autóctonas.
Cuando en el discurso del Sr. Wilders se hace alusión a la desaparición de antiguas culturas llevada a cabo por el islam en su área de dominio, se debería también hacer alusión a la cristianización de Europa y a la destrucción de las culturas autóctonas de griegos, romanos, celtas, germanos, eslavos, baltos y demás. Lo que tememos hoy con el avance del islam en nuestras tierras, la pérdida de nuestras identidades culturales, ya lo vivimos cuando la cristianización. Aquello fue una alienación cultural, una privación de nuestras genuinas raíces culturales. Y fue cruenta y despiadada, e incluyó la destrucción de innumerables documentos y monumentos; allí se nos privó de la memoria propia, y se insultó gravemente a nuestros antepasados... Pero hoy será mucho peor, pues no sólo perderemos nuestras culturas, perderemos también nuestra tierra.
No deberíamos olvidar al dios del antiguo testamento, el dios de los ejércitos, tan inquietantemente parecido al dios de los musulmanes y usado como estandarte por todas las sectas cristianas durante sus periodos de expansión y dominio. El ‘amor al prójimo’ es tan instrumento de poder como ‘el islam es paz’. Son como la patita enharinada que asoma el lobo por debajo de la puerta.
La Biblia y el Corán son textos deliberadamente ambiguos, sirven tanto para la guerra como para la paz. La abrogación coránica es una fábula, o es innecesaria. Ni los pasajes finales violentos abrogan los del principio, relativamente pacíficos, ni el mensaje de paz del nuevo testamento abroga la violencia del antiguo. Pues no se trata de eso. Los clérigos cristianos y musulmanes saben extraer en cada momento de sus libros ‘sagrados’ los pasajes que necesitan para enfurecer o apaciguar a sus seguidores; pasajes para el odio y para el amor. Cuando se requiera se usarán los pasajes para incitar a sus creyentes el odio o la persecución del otro (judío, cristiano, musulmán, pagano o infiel), o para legitimar la represión, la guerra, y la violencia, o para promover el diálogo pacífico con otras creencias y culturas. Los musulmanes usan los pasajes pacíficos en estado de debilidad, cuando son minoría y quieren ser aceptados por un entorno que desconfía de ellos (y con razón); cuando el momento les es propicio usan los pasajes violentos. Y de la misma manera se comportaron los cristianos en Roma, hasta que alcanzaron el poder. Lo que podemos decir del islamismo podemos decirlo también del cristianismo, son el mismo mal; a la historia me remito. Consúltense las fuentes cristianas desde su irrupción en Europa; sus discursos, sus sermones, su retórica a lo largo de los siglos aquí y allá en las más variadas circunstancias.
Cristianos y musulmanes tienen dominado casi el planeta entero. Lo tienen dividido y enfrentado. Es una locura. Lo que tenemos con unos y con otros es un pan-judaísmo y un pan-arabismo (tan semejante éste al pan-germanismo nazi) mutuamente excluyentes. Unos y otros tienen la desfachatez de conceptualizar los tiempos pre-cristianos o pre-islámicos de los diversos pueblos como era de las tinieblas y del pecado, o era de la ignorancia. Ellos son los salvadores, y vienen a librarnos del pecado o de la ignorancia. Mienten repugnantemente ambos, pues no buscan sino nuestra destrucción, la destrucción de nuestra memoria ancestral, de nuestro ser ancestral. Se trata de la destrucción de nuestros cielos, y la imposición de los suyos. La estrategia consiste en arrojar nuestros mundos de nuestras cabezas para poder colocar los suyos. Son unos cucos. Estamos ante impostores y usurpadores; ante embaucadores. Los pueblos cristianizados o islamizados del planeta tienen a los antepasados, la historia, o la misma tierra de Israel (Jerusalén) o la de Arabia ya islámica (La Meca) como sagrados, ignorando o menospreciando de todo punto a sus propios antepasados, a sus propias tradiciones y a su propia tierra (a modo de ejemplo, los salafistas de cualquier lugar (de Indonesia a Marruecos) no van más allá de los tiempos de Mahoma). Y esto sucede en Europa, en Asia, en África, en las Américas… En todas partes. Es una alienación espiritual y cultural a gran escala. Ambas tradiciones (la cristiana y la musulmana) tienen a su cuenta la destrucción o la desfiguración de innumerables culturas. Es un genocidio cultural a escala planetaria; multitud de pueblos y culturas arrancados del árbol de los pueblos y culturas del mundo y arrojados a la muerte y al olvido, como si nunca hubiesen sido. Miles de años de historias, de palabras, de vida. El pasado de los pueblos y el nexo con sus verdaderos antepasados negado, tachado, ocultado, desfigurado, roto. Y ambas tradiciones quedan impunes hasta ahora de semejante crimen.
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Hasta la próxima,
Manu

martes, 6 de septiembre de 2011

71) A los anti-islamistas europeos

A los anti-islamistas europeos.

Manu Rodríguez. Desde Europa (02/09/11).


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*Ciertamente, el islam es el problema más importante y urgente con el que se enfrenta Europa en estos momentos. Y hasta ahora, los que lo combatimos, no conocemos sino derrotas.
No les reprocho a los musulmanes su voluntad de poder, su ambición de dominio. Pero si les reprocho a los europeos de las actuales generaciones su estupidez, su confusión, su debilidad, y su cobardía. Nuestra decadencia, en suma. Nuestra falta de orgullo y de dignidad. Es, quizás, nuestro momento más bajo, y esto lo están aprovechando bien los musulmanes.
La mayor parte de los europeos ignoran lo que está sucediendo. Y las nuevas generaciones sólo reparan en menudencias y banalidades. En Europa no se encuentra ni conciencia del peligro real de desaparecer (todo nuestro mundo milenario, nosotros mismos), ni espíritu de lucha. ¿Cuáles pueden ser las motivaciones psicológicas de nuestra confusión y nuestra debilidad? ¿Nuestros hogares, nuestras escuelas, nuestros medios de comunicación, nuestra cultura de masa o nuestra sociedad de consumo? Esto merece un auto-examen. Hemos terminado despreciando nuestras patrias y nuestras culturas, y en todo momento apostamos por el otro practicando un altruismo absurdo y suicida.
Merece también un análisis el comportamiento de las últimas generaciones. El hedonismo, el altruismo ya citado, la indiferencia, los anti-sistemas… Toda una serie de ‘alternativas’ (de caminos y formas de vida) que tienen a la mayor parte de nuestros jóvenes completamente fuera de la realidad actual de nuestra Europa.
No podemos olvidar el deleznable comportamiento de nuestra clase política, principalmente la izquierda, así como el de nuestros ideólogos progresistas y multi-culturalistas. Las maniobras de aproximación y simpatía de las jerarquías de las sectas cristianas hacia el islam hay que verlo como un movimiento de cálculo y de estrategia. Prevén, supongo, el triunfo final del islam en Europa; se adelantan a las circunstancias, se curan en salud.
Una cuestión a resolver (jurídica y políticamente) es la imagen pública (la peor) que se ofrece en los medios de comunicación de los anti-islamistas. Se nos tilda de racistas, fascistas, xenófobos, islamófobos, ultra-derechistas… e incluso de antidemocráticos. De poco sirven nuestras palabras en nombre de la democracia y la libertad, o en defensa de nuestros valores culturales. Por lo demás, estos medios apenas si dan noticias acerca del detestable comportamiento de los colectivos musulmanes así como de sus logros (victorias) en cuestiones sociales, culturales, políticas y económicas. Tenemos que recurrir a blogs y páginas no-oficiales (no gubernamentales) para estar informados.
También se ha de intentar, desde nuestras leyes jurídico-políticas, prohibir el islam en base a sus propios textos programáticos (Corán, Sunna, Hadices…). Como textos genocidas, que promueven el odio y la violencia. Impedir legalmente su expansión, o su proselitismo. Como hacemos con el nazismo.
*El número de seguidores de las páginas web, blogs o facebook anti-islamistas es ridículo, comparado con la magnitud del problema. Unos pocos miles, en toda Europa. (SIOE no alcanza los siete mil seguidores, ‘Gates of Vienna’ no alcanza los setecientos). En España somos unos pocos cientos, yo diría que nos conocemos todos.
A modo de contra-ejemplo diré que el facebook de los ‘indignados’ del ‘15M’ (los recientes movimientos sociales de protesta en mi país –erráticos e insustanciales a mi entender) en España ha alcanzado en poco tiempo casi medio millón de seguidores. Estos ‘indignados’ se dedican ahora a impedir la detención de traficantes de droga subsaharianos, acusando a la policía de racista y demás, o impedir el desahucio de grupos de magrebíes en nombre de los derechos humanos, o solidarizarse con manifestaciones de inmigrantes en Salt (pueblo cercano a Barcelona que cuenta con el 42% de población inmigrante, la mayor parte musulmanes) con slogans tales como ‘Fuera los fascistas de Salt’ (los ‘fascistas de Salt’ son los ciudadanos autóctonos que no toleran más robos, violaciones, y delincuencia en general protagonizados por estos inmigrantes). Estos despropósitos son el pan nuestro de cada día en nuestras sociedades europeas; estas inconscientes traiciones a nuestra gente, a nuestros pueblos, a nuestras instituciones. ¿Qué está sucediendo? Asistimos, tal vez, a un proceso de auto-destrucción.
Los anti-islamistas no hemos conseguimos crear aún un movimiento de masas verdaderamente poderoso y eficaz, y esto es lo que necesitamos. Un movimiento que consiga enfrentarse con visos de victoria a los enemigos de Europa (de dentro y de fuera).
Las páginas anti-islamistas no hacen sino pasarse la misma información unos a otros acerca de lo mal que van las cosas en un lamentable ejercicio de auto-compasión. Parece complacernos la caída de nuestro mundo; saboreamos de antemano el fin.
Necesitamos una página web para la acción, con actividades programadas, y no meramente sugeridas. Acciones concertadas en toda Europa, no acciones individuales o nacionales. Una suerte de Liga de Defensa Europea. Una manifestación en Londres (como la reciente en Tower Hamlets) ha de ser simultánea a otras celebradas en otras ciudades europeas, y por el mismo motivo. En este asunto, vital para Europa, tenemos que solidarizarnos con todo lo que ocurra en todos los países europeos (incluida Rusia y el resto de la Europa del Este). Hay que alcanzar la masa crítica capaz de presionar a nuestros políticos y de influir en nuestra sociedad.
Necesitamos textos breves donde se exponga con claridad la situación angustiosa en la que nos encontramos (datos, estadísticas… información veraz). Una biblioteca mínima de textos anti-islamistas de autores europeos, americanos y ex-musulmanes (Amil Imani, Wafa Sultan, Ibn Warraq…) que la gente pueda descargarse. Una guía intelectual y precisa. Literatura de combate, en resumidas cuentas.
Estos textos, una vez impresos, han de ser distribuidos gratuitamente entre la población europea. Necesitamos jóvenes conscientes de la situación, y valientes, dispuestos a esta acción de proselitismo europeo (en nuestra propia tierra). Necesitamos recuperar intelectual y afectivamente a las nuevas generaciones de europeos. Tendremos que europeizar a Europa.
Necesitamos… necesitamos… Lo necesitamos todo. Necesitamos empezar de una vez, con las armas políticas, jurídicas, sociales… a nuestro alcance, a enfrentarnos a esa monstruosidad que es el islam. Una coalición europea, a todos los niveles, de grupos, partidos e individuos anti-islamistas. Necesitamos hacer retroceder al enemigo de nuestra tierra, de nuestra cultura, de nuestra cotidianidad, de nuestra vida, de nuestro ser. Necesitamos vencer, vencer, y vencer; conocer la victoria, conocer la alegría de la victoria.
*Esto es lo que hay que decirles a las comunidades musulmanas en Europa (la ‘umma’ europea): “Pueblo desagradecido, pueblo indeseable. Habéis recibido hospitalidad, protección, cuidados. Habéis vivido en democracia, rodeados de libertad e igualdad. Y habéis devuelto mal por bien; habéis mordido la mano del que os alimentaba –como perros ingratos. Pueblo desvergonzado, habéis ofendido gravemente a vuestros anfitriones. Es un insulto vuestra respuesta; un insulto el totalitarismo, la servidumbre, y la miseria que nos predicáis en nuestra propia casa, en Europa, que es nuestro hogar milenario. Habéis profanado nuestra tierra sagrada y mancillado nuestras bienaventuradas instituciones. Pueblo despreciable. Os expulsaremos de aquí. Malditos seréis hasta el fin de los tiempos.”
Y esto es lo que hay que decirles a los europeos: “Sea Europa la causa de los europeos de las presentes y futuras generaciones. Sea Europa nuestra tierra sagrada. Sea la cultura europea nuestra religión.”
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Hasta la próxima,
Manu

viernes, 26 de agosto de 2011

70) Carta abierta a los miembros de 'Europa Laica'

Carta abierta a los miembros de ‘Europa Laica’.

Manu Rodríguez. Desde Europa (24/08/11).


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*Perdéis el tiempo en vuestra querella con el Papado. Os enfrentáis a una institución caduca, a un tigre de papel. Erráis completamente el tiro y el objetivo. Prestad atención más bien al avance del islam en tierras europeas. Ahí está el verdadero peligro, aquí y ahora, para toda nuestra cultura –y no sólo para la tradición política. Nuestras instituciones laicas (jurídicas, políticas o sociales) y sus conceptos fundamentales (libertad, igualdad, democracia…) no están amenazadas por la iglesia católica o cualquiera de las sectas cristianas, que hace tiempo que perdieron su poder sobre nuestras mentes y nuestros corazones, sino por la actual expansión demográfica e ideológica del Islam en nuestros pueblos, ciudades, y naciones. Consultad las estadísticas sobre población musulmana extranjera en Europa; consultad acerca de sus demandas políticas, jurídicas o sociales, y sus logros (sus conquistas) aquí y allá (la ‘no-go’ áreas pululan). Perdemos tierra y cielo (ideología, cultura) europeos; perdemos también ciudadanos que se islamizan.
Ya está bien de considerar ultraderechistas a los que se oponen al islam y progresistas a los que se oponen a cualquiera de las sectas cristianas. Informaos. Despertad. Acercaos a los grupos republicanos y laicos franceses anti-islamistas, pongamos por caso, que hace tiempo que se oponen a la degradación de sus instituciones (os recomiendo ‘Riposte Laïque’, o ‘Bivouac’: http://ripostelaique.com/; http://www.bivouac-id.com/).
Conoced la situación europea al respecto. Los laicos tenemos que liderar (teórica y prácticamente) esta oposición, tenemos que impedir el progreso del islam en Europa; y la más que posible destrucción de nuestro patrimonio (si nada hacemos).
La mayor parte de la población europea le está dando la espalda a este gravísimo problema que pone en peligro todo lo conseguido por nuestros inmediatos antepasados, y aún la misma identidad europea; sea por indiferencia, ignorancia, inconsciencia, complicidad o, simplemente, cobardía (los creyentes musulmanes no tienen nada que ver con los santurrones cristianos, y nosotros, en Europa, ya tenemos experiencia de esto; ya conocemos su respuesta a nuestras críticas –la amenaza, la violencia, y la muerte). Tenéis que cobrar conciencia acerca de esto; tenéis que mirar de frente la angustiosa situación en la que nos encontramos.
Nuestros herederos lamentarán nuestra torpeza, nuestra confusión, y nuestra cobardía. Estamos perdiendo el tiempo; un tiempo precioso, vital. Cada día aumenta su poder e influencia (la absurda ‘alianza de civilizaciones’ es un ejemplo), y su número. En un par de generaciones no podremos hacer nada.
Hoy por hoy se atenta contra la libertad y contra la igualdad en nuestras tierras (la condición de la mujer, por ejemplo, en los colectivos musulmanes); se intimida y aterroriza a nuestros ciudadanos; se roba, se insulta, se golpea… se mata; y no veo que los ciudadanos se manifiesten por estos abusos. Tampoco veo que los europeos se solidaricen con los movimientos pro-democráticos en países dominados por el islam. Nadie mueve un dedo contra las masacres diarias de los musulmanes en Paquistán sobre su propia gente; o contra las guerrillas musulmanas que impiden la llegada de ayuda humanitaria a los necesitados en Somalia (esto, entre cientos de casos atroces que recorren el área islamizada).
Mientras tanto nosotros perdemos el tiempo con vanas sutilezas acerca de nuestras democracias, o arremetiendo contra fantasmas del pasado.
Un monstruo devorador nos ronda ahora, un viejo fantasma que se ha despertado con hambre de pueblos y naciones. ¿Seguiremos mirando hacia otro lado?
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Hasta la próxima,
Manu

domingo, 14 de agosto de 2011

69) La marcha anti-Papa

La marcha anti-Papa.

Manu Rodríguez. Desde Europa (13/08/11).


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*Los inútiles, los improductivos, los parásitos, los charlatanes, los ‘falsos héroes’… Estos son los componentes de los grupos que pretenden montar una marcha contra el Papa –grupos laicos, ateos, miembros del 15M, e incluso cristianos ‘auténticos’ (fundamentalistas cristianos que viven como pequeños burgueses de provincias). Qué antiguos, qué anacrónicos, qué trasnochados; tanto como la institución contra la que combaten –el Papa, el Papado; su poder, su historia, su influencia.
Esta ‘gesta’, digna de Aristófanes o de Moliere, abunda en la incoherencia o la falta de reflexión habitual en los actos y palabras de estos movimientos.
No sé por qué no incluís en vuestro multiculturalismo al secular Papado, y a la multitud de católicos que éste representa. ¿Si os oponéis al islam sois fascistas y ultraderechistas y si os oponéis al Papado sois lo más de lo más? Pero ¿qué lógica es ésta? ¡Ah, generaciones vanas, indoctas, y arrogantes!
Estos grupos se auto-enmarcan entre los modernos y progresistas. Estos grupos absurdos e incongruentes (al mismo tiempo anti-taurinos y pro-abortistas). Los muy modernos, los más que modernos, los postmodernos, los ‘multi-culti’…
Miembros de los vuestros han profanado recientemente templos cristianos, no hace mucho, en la Capilla de la Universidad de Madrid, creo recordar. ¿Por qué no profanáis también una mezquita? ¿Qué os lo impide? ¿O un templo budista; o una sinagoga? ¿Contra qué vais, en verdad? Yo digo que vais contra lo vuestro. Consciente o inconscientemente. Contra instituciones y tradiciones vuestras.
Gente que está más con y por los extraños, que con y por los propios. Que muera lo propio y que viva lo ajeno parece ser su consigna. Células sociales que destruyen las instituciones bajo las cuales nacieron y se desarrollaron, instituciones que constituyen buena parte de su ser simbólico. La auto-censura, la auto-crítica, la auto-destrucción. Minando los fundamentos culturales de su ser. ¿Por qué? No traen nada, no ponen ni proponen nada; sólo están capacitados para la destrucción -la destrucción de lo suyo.
Es una sociedad que se auto-agrede; se auto-mutila. Como cuando el sistema inmunitario de un ser vivo va contra su propio organismo, como sucede en el ‘Lupus Eritematoso Sistémico’, por ejemplo. Estamos ante una patología social.
Muerte lenta de la madre Europa a manos de sus propios hijos. Negando su ser, privándola de su ser.
¿Qué puede hacer una sociedad así enferma, así afectada?
Dejar estar, dejar ser. Dejar que estas instituciones y tradiciones nuestras vivan y mueran en paz; que tengan su vida en paz. Dejar evolucionar estas instituciones y tradiciones nuestras.
Instituciones políticas, religiosas, científicas, filosóficas, artísticas, jurídicas… que apadrinan mi ser; que forman parte de ‘mi’ historia.
*Neolítico, antropocentrismo y nihilismo están íntimamente relacionados. Desde Sumer, desde Egipto, desde China… pasando por Grecia y Roma. El nihilismo, activo o pasivo, en las ideologías y culturas del periodo gira en torno al hombre. Su ser, su sentido, su destino. No preocupa otra cosa.
La desacralización de la naturaleza, la cosificación. El menosprecio, la indiferencia hacia el resto de la naturaleza, viva o inerte. Útiles, recursos para el hombre. La tecnología invasora y destructora aquí y allá –desde el principio.
No es el fin de la historia lo que vivimos (la tesis de Fukuyama) sino de un período histórico determinado, el neolítico. Los últimos ocho o diez mil años.
En realidad todo el pasado humano es dejado atrás. Es una mutación, una metamorfosis. Un cambio sin precedentes.
Es el post-Renacimiento (desde Copérnico) el que nos ha traído aquí, a las circunstancias presentes. Comienza la caída del ‘hombre’, la declinación del hombre del neolítico, antropocéntrico. El paso del geocentrismo al heliocentrismo. Ni el pensamiento judío ni el helénico tenían ya nada que decirnos en aquellos momentos; ni el Génesis, ni Ptolomeo; ni Platón, ni Aristóteles. Copérnico, Kepler, Galileo, Newton… son los Padres de este período nuevo y primero; de este despegue del antropocentrismo. Con Darwin da comienzo el descentramiento definitivo (el paso del fenocentrismo al genocentrismo); el ser natural (el plasma germinal) acaba revelándose como el centro de la vida en este planeta. No cualquiera de sus criaturas. El extrañamiento que del resto de la naturaleza padecía el hombre del neolítico desaparece gradualmente y van surgiendo seres biosimbólicos nuevos. Las ciencias de la vida nos ilustran acerca de nuestro ser biológico, de nuestro ser único. Las ciencias del hombre nos ilustran acerca de nuestro ser simbólico. Nuestro mundo es otro. La vida, la naturaleza, el cosmos, la sociedad… todo ha cambiado. Cielo nuevo, tierra nueva. El período antropocéntrico ha terminado, el ‘hombre’ ha desaparecido.
En sólo tres pasos hemos dejado atrás al neolítico. El dado por las ciencias físicas, el dado por las ciencias de la vida, y el dado por las ciencias del hombre.
Ésta es la cultura de la que ahora gozamos, la luz nueva. Los parámetros simbólicos nuevos, los formantes de nuestro ser nuevo, renovado, futuro. Los mundos y discursos del neolítico desaparecerán tarde o temprano.
*El panorama social europeo (por lo que respecta a los autóctonos, a los europeos ancestrales) está roto, resquebrajado; escindido y enfrentado. Secciones, sectas; sectores sociales enfrentados. Política y culturalmente. Estas sociedades nihilistas nuestras.
Forma parte de ese panorama un buen porcentaje de seres de los que podríamos decir que componen el sector nulo de nuestras sociedades. Seres socialmente anulados. No se puede contar con ellos para nada en común. Faltos de interés por las cosas, por la vida; incultos, ignorantes. Indiferentes a todo lo esencial. Su ‘cultura’ (de masas); su gusto por la basura cultural (televisiva y otras). Su cinismo, su hedonismo, su ‘individualismo’ (siendo, como son, los más adocenados). Pierden su vida, tratando de ganarla o salvarla (¿para qué?). Pequeños egoístas. Malos ciudadanos, malos padres, malos hijos, malos hermanos, malos amigos, malos amantes.
Sólo una minoría se salva. Son los necesarios, los creativos; los claros, los lúcidos. Los responsables también, los honestos; los puros. Los constructores del futuro, que afortunadamente nunca faltan.
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Hasta la próxima,
Manu

lunes, 1 de agosto de 2011

68) A propósito de Anders B. Breivik

A propósito de Anders B. Breivik.

Manu Rodríguez. Desde Europa (31/07/11)


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*Ese pobre diablo ha conseguido lo contrario de lo que pretendía. Con su estupidez criminal se ha convertido en enemigo de su propio pueblo, ha desprestigiado el anti-islamismo europeo, y ha proporcionado armas y argumentos a aquellos que están causando la destrucción de Europa, de nuestra madre patria.
Con esta acción se ha asemejado a los criminales musulmanes, que no dudan en masacrar (amedrantar, intimidar, aterrorizar…) a sus propios pueblos para la obtención de sus fines (el poder absoluto). Por desgracia la red está llena de ‘cruzados’ como él. De un golpe nos ha retrotraído a la Edad Media. Con su lenguaje, con su discurso (‘de novae militiae’…); un lenguaje y un discurso en los que los musulmanes se encuentran como peces en el agua. Esto es, entre otras cosas, lo que esperaban, hundirnos en el pasado, llevarnos a su terreno. Que abandonemos la actualidad, los tiempos presentes; el lenguaje (político, filosófico, sociológico, científico…) de los tiempos que corren (en Occidente); el status, el nivel socio-cultural alcanzado. Siento pena y dolor por los que han de venir, por nuestros hijos, nietos y herederos, pues ya no podrán usar las armas intelectuales que hasta ahora nos han protegido.
Hay que tener presente que buena parte del anti-islamismo europeo (y Occidental en general) lo es más por demócrata que por cristiano.
Con todo, tiene razón, él y miles otros. Me refiero a sus datos, sus estadísticas. Nos están destruyendo lenta y fríamente. La ineptitud de nuestra clase política en los últimos veinte o treinta años (de izquierda y de derecha), y la escalofriante estrategia del islam, que no tiene otra meta en nuestras tierras que la destrucción de nuestro ser biológico (étnico), y de nuestro ser cultural. Ambos milenarios.
Desde nuestra posición no puede sentirse más que desprecio y asco por el islam en su conjunto (político-religioso-jurídico…).
La disolución, la desaparición, la desnaturalización de la Europa milenaria, de la Europa nuestra. Nuestros descendientes nacerán en una Europa no europea, en una Europa desvirtuada. ¿Qué pensarán de nosotros? Las presentes generaciones, inconscientes y absurdas, serán las responsables de la pérdida de Europa.
“De fuera vendrá quien de tu casa te echará”. Así dice un refrán español. Eso es lo que se está cumpliendo en nuestros días en nuestra amada Europa.
Dada la evolución demográfica que se está dando en nuestro continente, no habrá Reconquista posible. Nuestro escaso número lo impedirá. Perderemos Europa irreversiblemente, nosotros los europeos milenarios. Será nuestro último ocaso (‘Ragnarök’). No habrá nueva primavera ni nuevo amanecer para nuestro pueblo. Pereceremos para siempre. Mañana seremos historia.
¿Podemos cambiar este infausto destino? ¿Qué necesitamos? ¿Qué podemos hacer? Hemos de ser serios, graves, y veraces. Hemos de convencer a nuestros conciudadanos mediante la palabra; la palabra informadora y liberadora. Hemos de recordarles nuestra común identidad ancestral y autóctona, nuestro común destino. Hemos de hacer proselitismo europeo en nuestra propia casa, en nuestra propia tierra; en Europa, nuestra tierra sagrada. Casa a casa, puerta a puerta. Hemos de recuperar intelectual y afectivamente a los europeos para Europa, para la causa europea. Hemos de despertar, despabilar a Europa. Mediante la pasión, mediante el amor, mediante la ternura. Mediante nuestros besos, esta, nuestra Blancanieves, despertará.
Una dulce tormenta será el despertar de Europa.
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Hasta la próxima,
Manu

viernes, 15 de julio de 2011

67) Los últimos hombres

Los últimos hombres.

Manu Rodríguez. Desde Europa (02/07/11).


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*Éramos pocos y parió la burra; habló el burro medio catalán que es el Sr. Carod Rovira. Una vez más, y aprovechando los recientes acontecimientos violentos protagonizados por anti-sistemas en Cataluña, ha cargado contra los españoles. Ningún catalán de pura cepa hablaría así del resto de los españoles (o pueblos de la península ibérica, si se prefiere –incluyo a los portugueses). Ése es el lenguaje de un patán. Un patán de esos que hay en todas las tierras, en todos los lugares. Una vergüenza para los pueblos; antitipos vivientes de todos los finos, inteligentes, y cultivados. Algo despreciable, algo que produce asco. Con voz y voto en la cosa de todos, para desgracia nuestra. Alzado por unos pocos que se le asemejan a lugar sagrado.
Estos ‘nacionalistas’ y separatistas que no escatiman el voto favorable de un emigrante subsahariano o magrebí en sus referéndums independentistas; que se aúpan sobre cualquier cosa; que carecen de escrúpulos. Estos trepas nauseabundos.
¿Cómo, con esta gentuza, se va a poder construir jamás una Europa de los pueblos?
*Con el movimiento 15M la democracia universal ha encontrado a sus fundamentalistas. Podemos llamar a estos jóvenes ‘fundamentalistas democráticos’. Son los puritanos de siempre. Un sector de la población dice tener el sentido real de la democracia. Sólo ellos poseen la democracia real, la pura y verdadera. La otra democracia, la nuestra de todos los días, no es auténtica. Tenemos que ser más y mejores demócratas, esto es, demócratas a su manera. ¿No os suena esta canción; no es un ‘déjà-vu’ toda esta historia?
Ellos tienen la medida, ellos son la medida. Es otro lecho de Procrustes. Es una nueva homologación; otra más. Nuevo prototipo universal, nuevo ‘gran hermano’; otro más.
Desde Marruecos se solicita una democracia como la española; sí, como la nuestra, que os permite manifestaros, ocupar espacios públicos por tiempo indefinido, y jugar vuestro juego, en definitiva. No reclamáis nada que no tengáis, niños vanos e improductivos, vuestros padres y abuelos se encargaron de ello. En África y Asia se están jugando la vida. Ofendéis con vuestra actitud a esos pueblos.
*Mediante el ser simbólico la sustancia genética, la sustancia viviente única, ha logrado acceder a sí misma. No ha sido fácil el camino. Desde donde la memoria simbólica alcanza hasta nuestros días podemos seguir las incidencias del camino aquí y allá. Las diversas culturas, y los diversos ‘hombres’.
No es una nueva ética lo que necesitamos, sino toda una cultura, una mirada nueva; un mundo nuevo. Previa autognosis. No salimos del antropocentrismo (los ‘humanismos’ pululan), ni siguiera en las corrientes más próximas a nuestros días como el ecologismo y el post-modernismo.
Período neolítico, período antropocéntrico, fenocéntrico; lejos del sol, del centro, del genocentro. Lejos de nosotros mismos. Lejos de la verdad, de nuestra verdad.
No nos sabemos aún como sustancia viviente única. No somos aún el verdadero sujeto. El ‘hombre’ usurpa el lugar del centro; el fenotipo usurpa o ignora al genotipo, la criatura al creador. No hablamos aún como sustancia viviente única. No somos aún lo que somos.
En nosotros habla la vida, aunque sea confundida y alienada (en una de sus criaturas). No ha sido fácil el camino hacia nosotros mismos. La revelación del ser genético, de nuestro ser primordial y único. La pulsión de conocimiento y de verdad nos ha conducido aquí. Este saber y esta verdad nos transformarán; serán comunes y consustanciales, simbólicas. Habrá seres biosimbólicos nuevos, distintos, otros.
Ése es el futuro por venir, el nuevo período que inauguramos. Nos, las nuevas criaturas; las criaturas renovadas; los seres nuevos.
Hay ya visiones no humanas. El neo-evolucionismo, el materialismo histórico, la antropología estructural, la sociología, la etología humana o bio-sociología, la psicología social… Por lo que respecta a la vida y al cariotipo humano en particular, aplicables al ser y al devenir individual y social de los humanos. Son los caminos nuevos hacia la autognosis, y hacia el renacimiento. Nuestro ser simbólico y nuestro ser genético están descifrados. Hemos llegado al final de este camino. El período antropocéntrico ha terminado. El hombre ha desaparecido.
La perspectiva genocéntrica es la que ha de venir. Más allá de los planteamientos antropocéntricos del neolítico. Más allá del cariotipo humano. Esto es lo que inauguramos. El nuevo período que ya vivimos. Nos, la vida.
*Un amor lleno de silencio y complicidad. El amor nuevo. Es la vida quien ama; la sustancia viviente única. Se ama a sí misma.
Queda por vivir y por pensar este amor nuevo. Fragmentos, cifras genéticas sexuadas que se buscan. Ya no ciegamente. Ahora sabemos. Es natural que este saber nuevo transforme la vivencia del amor, de la pasión amorosa. Se requiere un nuevo lenguaje. Porque no habla ya el fenotipo, el hombre, o el mero ser simbólico, sino el ser viviente único, el ser que se sabe.
*El artículo de Sánchez Dragó sobre el 15M es de lo más lúcido que se haya dicho o escrito sobre el citado movimiento. Lúcido y brillante.
Adolece, con todo, de europeidad, con sus llamadas al budismo y al taoísmo. No ha encontrado en Europa, parece, formas de vida culturales (poéticas, científicas, filosóficas…) que le satisfagan. Prefiere el ámbito conceptual budista o taoísta (nirvana, reencarnación, vacío…) -indio y chino, respectivamente.
Prevalece en este autor, como en tantos otros, la perspectiva nihilista y antropocéntrica. Se ignora o no se tiene en cuenta la revelación del genoma, que pulveriza el hombre y el mundo tal y como los concibe el budismo, pongamos por caso. Los mundos del neolítico han perdido valor, significación, sentido; han quedado devaluados.
Al espejo en el que nos mirábamos se le fue el azogue. Nada cabalmente del pasado nos sirve. Nuestra perspectiva es otra. Nuestro camino es nuevo. Genocéntrico, biocéntrico.
Hay que empezar a producir desde ya metabolitos simbólicos, simbolemas; la atmósfera espiritual del futuro. Los seres nuevos se puede decir que carecemos de literatura, de filosofía, de cine, de música… Todo por hacer.
Vivimos la aurora de un nuevo período. Son tiempos inaugurales, primeros. Son también tiempos de transición. Lo viejo se desmorona lentamente, lo radicalmente nuevo es aún escaso. Tiempos mezclados, tiempos impuros. No acaba de amanecer del todo. Apenas destellos, apenas luz. Apenas nada que llevarnos a la boca. Apenas aire nuevo.
Seis mil años de neolítico histórico, seis mil años de escritura. Período medio, Edad media generalizada. Este séptimo milenio es el primero de una nueva era. En los dos últimos siglos están los Padres y las Madres; los creadores, los generadores de este nuevo período. Apenas empezamos.
Así como los protobiontes del pasado comenzaron a metabolizar oxígeno y a transformar la atmósfera del planeta. Éste es el papel de los futuros. El clima, la atmósfera adecuada a las nuevas criaturas por venir. El aire, el agua, la luz. Purificar, renovar, innovar. En la tierra y en el cielo.
La nueva mirada apenas se ejerce, no circulan suficientes simbolemas y culturemas nuevos. Necesitamos la nueva atmósfera, el nuevo alimento, la nueva luz.
Vivimos algo más que la postmodernidad, vivimos el post-neolítico. No es un breve período el que se cierra, son miles de años los que se dejan atrás. Ésta es la grandeza de nuestro tiempo. Sólo en los albores del neolítico se vivió algo semejante.
Nos ha venido este futuro. Es un nuevo espacio, un lugar nuevo. Desde donde ser, desde donde hablar. De otro modo nos percibimos, de otro modo nos concebimos.
Las nuevas prácticas y los nuevos saberes del hombre de principios del neolítico acabaron trasformando la visión que éste tenía acerca de sí mismo (una mirada paleolítica). Se hizo otro, mutó, cambió. Pecó de hibris, de soberbia, de arrogancia, la nueva criatura, sin embargo. Se creyó criatura especial, más allá incluso de la naturaleza, otra cosa que naturaleza. Con el neolítico comienza la desacralización de la naturaleza. Se explota sin piedad al resto de las formas vivas, se las manipula sin escrúpulos. El pecado del hombre del neolítico (sucedió en todas las civilizaciones y tradiciones culturales). El que aún hoy se comete. En nombre, precisamente, de aquel o aquellos ‘hombres’. El menosprecio del resto de la naturaleza, que está poco menos que a su servicio. Es ese ‘hombre’ el que sigue actuando y protagonizando en nuestra sociedades ‘avanzadas’.
En tanto perduren y dominen los mundos y los hombres del neolítico, perdurarán los males que padecemos en la naturaleza y en la cultura; en la tierra y en el cielo.
El segundo período (neolítico, civilizaciones) contiene además elementos autodestructivos y antisociales, como el individualismo y las religiones de salvación ‘personal’. La indiferencia hacia el otro, el ‘sálvese quien pueda’ –en la tierra o en el cielo.
En otro orden de cosas, nuestras sociedades avanzadas son típicamente decadentes. Se solazan en el cieno, en la podredumbre, en la canalla; se encanallan. Gustan de lo zafio, de lo soez, de lo vulgar. Se ensalza al ladrón, al timador, al mentiroso, al trepa -son nuestros héroes en los relatos, películas, o series de ficción. Nuestras comedias televisivas están repletas de personajes y comportamientos detestables, y nuestras calles. Es la bajeza, el punto más bajo en el que puede caer una sociedad. El envilecimiento colectivo. Es la memoria que vais a dejar de vosotros. Los últimos hombres. Vuestro imaginario colectivo y vuestra vida cotidiana. Mientras agoniza el neolítico y nace un mundo nuevo.
No son estas generaciones aptas para el nuevo período, ni dignas de él.
A los futuros espero.
*
Hasta la próxima,
Manu

lunes, 13 de junio de 2011

66) Para nada la luz

Para nada la luz.

Manu Rodríguez. Desde Europa (06/06/11).


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*El movimiento del 15M en España no tiene nada que ver con las recientes manifestaciones multitudinarias en Grecia. Éstas son serias, son los millones de afectados por otra pésima conducción económica. Allí es la población helena en su conjunto. En España se ha producido una usurpación. Los jóvenes acampados en la Puerta del Sol, o en otras plazas públicas españolas, no representan a los cinco millones de parados del país; se representan a sí mismos y a sus ‘ideales’ socio-políticos. Son una sección particular que ha usurpado la indignación general. A sí misma se ha erigido en cabeza y voz de los afectados.
En España, su lugar de origen, estos movimientos han devenido un circo, una bufonada. La prolongada acampada en la Puerta del Sol, por ejemplo. Hasta han editado un plano del campamento. En él pudimos ver la estructura jerárquica y diferenciada del movimiento. El suelo jerarquizado. Su centro. Sus ‘oficinas’, sus ‘ministerios’. Ya empiezan a repetir el sistema aquellos que pretenden destruirlo o transformarlo. Pobres diablos.
Es un circo lo que habéis montado, bobos. Un ‘Barrio Sésamo’ a lo grande. Una parodia, un simulacro de lo de siempre. A la vista de todos. Algo cutre y hediondo, por cierto.
La verdad es que el asunto merece una comedia aristofanesca. Está toda la ‘basca’ reunida, todo el variopinto mundo de los más ‘guays’. Todas las ‘pintas’ imaginables.
¿Visteis el ‘look’ de los portavoces el otro día, cuando el comunicado a la prensa? Peluquería, maquillaje, vestuario, iluminación, decoración… La puesta en escena. Toda la vanidad y la superfluidad del movimiento estaba allí presente. Narcisos inconscientes. Prendados en su propia imagen. Los ‘líderes’. Es todo un espectáculo, ya os digo.
Fijaos en cómo venden su producto los portavoces entrevistados. Cómo se promocionan. Cómo se venden, cómo se ponen en circulación. Estos monederos falsos.
No parece que los medios de comunicación tengan nada mejor que hacer que entrevistar a estos ‘representantes’. Por lo demás, las acampadas son noticia en nuestras televisiones desde hace semanas, y no sólo en los telediarios. Una proyección inmerecida la de estos ‘falsos héroes’. ¿Cómo es que callan los millones de parados? Una minoría ha usurpado su indignación y su dolor.
*Vivimos un nuevo período tan ajeno al neolítico como éste lo fue al paleolítico. Me refiero a las claves simbólicas, aquellas que forman, rigen, conducen… nuestro ser simbólico. Las claves simbólicas del neolítico (antropológicas, cosmológicas, biológicas…) no rigen ya, no mueven ya, no dicen nada.
Hay nuevo hombre, nuevo cielo, nueva vida, nuevo mundo en fin. Hay nuevas antropologías (la biológica y la socio-cultural), nueva cosmología, nueva biología. Nueva luz. Nuevos puntos de partida; para construir, para ser. Apenas comenzamos, queda todo por hacer.
No ilumina, no impulsa a prácticamente nadie esta luz nueva en las sociedades ‘avanzadas’ nuestras. Seguimos moviéndonos con consignas del neolítico; seguimos siendo hombres del neolítico. La mentalidad de los ciudadanos en estas sociedades avanzadas, digo. Sus ‘mundos’ y ‘mentalidades’ siguen perteneciendo al neolítico. Sus ‘utopías’ antropocéntricas, sus mitos, sus figuras emblemáticas, sus ‘grandes hermanos’… Para nada la luz.
Es un neolítico no superado el periodo que vivimos en las sociedades occidentales. Un neolítico tardío, un período de transición. Durará siglos, tal vez. Vencerá al fin la nueva mirada, la nueva luz. La rueda ya ha comenzado a girar. Hacia el nuevo período, hacia la nueva era. El nuevo ciclo ya ha comenzado.
El éxito de ciertos movimientos ciudadanos –sus tópicos ‘revolucionarios’- como el reciente del ‘15M’ nos muestra claramente el retraso, el desfase, el anacronismo en el que vivimos en nuestras sociedades avanzadas. Y no son de los menos rezagados aquellos que piden “extender los derechos humanos (universales, desde la perspectiva occidental) al resto de los ‘animales’” (tal es su lenguaje). No se vive al día en nuestras sociedades occidentales contemporáneas. El nuevo conocimiento, el nuevo saber, aún no ha transformado las mentes, las miradas. Aquellos que a sí mismos se consideran la vanguardia social y cultural del planeta, los más avanzados, no perciben aún la luz de este nuevo período. Sus razones, su lógica, su lenguaje, sus ‘mundos’… siguen siendo antropocéntricos, aún. (Véase su arte de masas –su imaginario colectivo (su cine, su literatura…)).
No es común la nueva atmósfera, el nuevo día, la nueva claridad. Sólo unos pocos la viven. Aquellos que la crearon y la crean cada día. La nueva realidad. La nueva cotidianidad, la nueva vida. La nueva mirada, el nuevo ser; el ser renovado.
*Un gran ciclo ha comenzado. No para la humanidad, sino para la vida. Para Nos, la vida. Para Genous y Genoussin.
Nos, los genes. Nos, la vida. Nos, la luz. La sustancia viviente única. El sujeto único en todo hecho biológico.
La humanidad es trascendida, dejada atrás. El antropomorfismo, el antropocentrismo. Es un nuevo mundo, un nuevo día, una nueva aurora.
¿Cuánto tiempo tardará la luz de esa estrella, de ese amanecer, en iluminarnos plenamente? ¿Para cuándo esa ilustración?
Es renovación, transformación, evolución, mutación simbólica. Es un saber nuevo y universal.
Es una nueva razón. Se cambia la mirada, el lugar. Es otro lugar, otro espacio. El lugar desde el cual se mira; no como individuo, no como humanidad, sino como vida. Desde la misma vida.
Nuestro ser impalpable, diminuto; nuestro ser último; nuestro ser genético.
*Los mitos acerca del origen del hombre que se produjeron durante el neolítico, vengan de donde vengan, no nos dicen nada. Ni el griego, ni el judío, ni el indio… Son venerables por proceder de donde proceden, de nuestros antepasados; de nuestra carne y nuestra sangre, de nuestro genio. Son los ‘mundos’ que habitaron nuestros antepasados durante milenios. Para conectar e intimar con nuestros antepasados hemos de conocer sus mundos; las coordenadas lingüístico-culturales que creaban, movían y articulaban socialmente su ser; su sueño y su vigilia.
Tenemos la edad de esos mundos. Desde el paleolítico. La memoria simbólica. La que poseen todos los pueblos. Desde su primer amanecer. Como seres bio-simbólicos; como humanos.
El ser simbólico (los ‘yoes’ culturales) es el que va al cielo, permítaseme este lenguaje, cuando el ser bio-simbólico muere. El cielo es la memoria colectiva de los pueblos; el espacio simbólico todo. La memoria colectiva es el mundo lingüístico-cultural en su plenitud; el espacio espiritual único. En el que nos movemos y somos.
En tanto el ser simbólico se eterna en ese cielo, el ser genético se perpetua en la tierra (mediante la reproducción).
El ser genético es el soporte del ser simbólico, el que sub-yace en toda actividad; es el sujeto único. El ser simbólico en el ser genético instruido, hominizado (según tal o cual cultura) –devenido ser bio-simbólico. Creador también de tales culturas (los mundos simbólicos).
Como seres genéticos tenemos la edad de la vida. Millones de años. El ser genético es nuestro ser primordial, nuestro ser único (nuestro genouma). Tiene la edad de la vida. Es una razón, un fragmento ordenado y sexuado de la sustancia viviente única, virtualmente imperecedera.
La vida se perpetúa a sí misma. A sí misma se sucede. Generación tras generación. En la tierra y en el cielo.
Nos, la vida; nos, la luz.
*No se habla aquí de economía o de política. Hay algo más en nuestras vidas que la economía o la política.
Aquí se habla de una religación con la naturaleza y la cultura. Con el ser natural y con el ser simbólico. Los dos polos de nuestro ser.
Hay que reflexionar la vida y la cultura que somos; el ser biosimbólico que somos. Abrir espacio ahí. Ser desde ahí.
Las ciencias de la vida pertenecen a este espacio. Aquí el conocimiento es vital. Nos instruye acerca de nosotros mismos. Habla de nosotros; de Nos, la vida. De nuestro pasado, de nuestro presente, y de nuestro posible futuro.
Como vida hemos de argumentar, desde la misma vida. Desde la sustancia viviente única. Con el lenguaje adecuado (el bioquímico o el ecológico). Las razones de la vida.
El fascismo ecológico practicado y legitimado por las culturas del neolítico (sus biologías, sus antropologías…). El lugar del hombre en la naturaleza. La antropología y la biología implícitas en el Génesis judío, pongamos por caso, que recoge tradiciones anteriores. Pero también en el hinduismo y en el budismo.
En Sumer, en Egipto, en China… En todas partes el hombre se colocó a sí mismo en la cúspide de la creación. Por encima de él, el dios.
*Sigue sonando el silbo tenebroso. Siguen saliendo cabezas de la moribunda hidra. Sigue su discurso, su voz. La doctrina, los dogmas de fe de las religiones universales de salvación. Sus antropologías, sus teologías, sus sociologías… sus mundos.
No tienen ya nada que decir vuestros ‘hombres’, o vuestros ‘mundos’. Habláis en vano. Todas vuestras concepciones del hombre o de la vida han sido ampliamente refutadas por la revelación del genouma, por la lógica de lo viviente. Habéis quedado definitivamente atrás. Judíos, cristianos, musulmanes, hinduistas, budistas…
Tampoco tienen nada que decirnos el ‘hombre’ de Platón, o el de Aristóteles. Ni los ‘hombres’ urdidos desde el Renacimiento hasta casi nuestros días (las diversas antropologías (de las últimas, la ‘existencialista’)). Nada tienen que decirnos ya las teorías de la naturaleza o del hombre que surgieron a lo largo del neolítico histórico (desde Sumer). No nos dicen. Ni se nos aproximan.
Hoy el cariotipo humano queda plenamente parametrizado en la naturaleza y en la cultura. De modo nuevo nos sabemos, y nos decimos. En nuestras escuelas, en nuestras calles. Estamos fuera de aquellos discursos.
Este saber nuevo se irá integrando más y más en nuestro ser simbólico. Nos transformaremos. Seremos otros.
Seres biosimbólicos, seres futuros. Los pocos que hoy circulan aquí y allá en el planeta. Seres renovados, nuevos; semillas de futuro.
Más allá del hombre, en verdad. Las criaturas del tercer período.
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Saludos,
Manu

domingo, 29 de mayo de 2011

65) Sobre el '15M'

Sobre el ‘15M’.

Manu Rodríguez. Desde Europa (27/05/11).


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Los recientes movimientos de masas en España (el ‘15M’) denotan bien a las claras cuan estúpidos, vanos y superficiales nos estamos volviendo. La vaciedad de las proclamas, la charlatanería de sus ‘líderes’, la futilidad del ‘movimiento’. La ‘solidaridad’ de otras ciudades europeas y americanas nos indica que el despiste afecta a los occidentales en general. Nuestra frivolidad; nuestra decadencia intelectual y moral. No sé qué pensarán de nosotros los ciudadanos de los países islamizados que demandan una democracia real (y aquí no es superfluo el calificativo), y que están dando su vida por ello en estos días.
Lo que en un principio pareció como manifestaciones de los afectados (cinco millones de parados) por la pésima gestión (administrativa, económica…) del partido en el gobierno ha terminado convirtiéndose en un nuevo movimiento político alternativo. Otro más.
Ha fracasado una opción política y un determinado liderazgo (un modo y manera de conducir), no la democracia.
Es significativo que los verdaderamente afectados (los millones de parados) no se hayan sumado a esa farsa. Están solos estos cientos de monederos falsos, estos parásitos ignorantes y ofensivos. Dado el ‘éxito’ de la movilización (la cobertura en los medios de comunicación –prensa y televisión- ha sido excesiva, la publicidad gratuita), ahora se apresuran a extender su ‘mensaje’ a los barrios… más allá de la Puerta del Sol. Se lo han creído.
Es un insulto tales movimientos en el mundo libre. Un insulto a sus antepasados que lucharon y murieron por la democracia. Un insulto para los pueblos oprimidos por tiranías y dictaduras. Un insulto a los centenares de muertos en las movilizaciones de estos últimos meses en los países norteafricanos y asiáticos.
Quisiera llamar la atención sobre la falta de solidaridad de los occidentales en general para con los movimientos pro-democráticos en los países islamizados. No les preocupa la represión política en tales países; no son sensibles a los cientos de muertos en Irán, Siria, Yemen, Egipto, Libia…. que son verdaderos mártires de la democracia, y que serán recordados como tales en sus respectivos pueblos. Es otra madera allí, sin duda, otra pasta; otros hombres y mujeres. Reclaman libertad; se juegan la vida. Es muy serio lo que allí sucede.
A la vista está que a estos jóvenes europeos u occidentales no los movilizan más que consignas retóricas, proclamas vacías; excusas para sus particulares fiestas, sus ‘happening’, sus ‘instalaciones’. Algo que los saque de su mortal aburrimiento, de su profunda apatía; de su vacío, de su horror, de su nada.
No hay seriedad aquí, entre vosotros. No sois serios, no sois creíbles. No os jugáis nada en éste vuestro juego. Y lo sabéis, niños occidentales. Es una frivolidad, un montaje, un número; habéis montado un número para vuestro gozo y diversión.
Ofendéis la memoria de vuestros padres y abuelos; su seriedad y su profundidad; su verdad, la sinceridad de sus vidas. Los últimos doscientos años, nuestros inmediatos antepasados. Ellos sí dieron a luz un mundo nuevo. El mundo que habéis heredado, el que ignoráis. El espacio de libertad que os permite hacer el ridículo y poneros en evidencia de tal manera. Histriones inconscientes. Mostráis vuestra vanidad, vuestra nada.
Gozosos, exultantes de ser el centro de atención; de ser el sol por unos días. Esta secta superflua, vana, infecunda; esta secta de narcisos; este camino sin salida.
Ya pasan vuestros minutos de gloria, ya se apaga vuestro sol, se acaba vuestro día… ¿qué será de vosotros cuando todo esto haya terminado? Esa efímera gloria os cegará aún más; quedareis prendados, detenidos, colgados de ella; petrificados por esa Gorgona. Esto os vaticino.
Que estas palabras mías sirvan para sacar de allí siquiera sea a unos pocos.
*
Saludos,
Manu

viernes, 25 de febrero de 2011

64) El dualismo moral

El dualismo moral.

Manu Rodríguez. Desde Europa (10(02/11).


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*El dualismo (ético, psicológico… universal, cósmico) de Zarathushtra, que fue adoptado por la tradición judía y posteriormente por los cristianos y los musulmanes, no puede responder a la pregunta de por qué un dios creador omnipotente admite el ‘mal’ en el mundo (la destrucción, la enfermedad… la muerte). ¿Cómo es posible que en una creación ‘buena’ aparezca el ‘mal’? Las respuestas (interesadas) dadas por judíos, cristianos y musulmanes a esta cuestión a lo largo del tiempo no merecen ni siquiera ser tenidas en cuenta. La respuesta viene por sí misma. No puede haber otro origen de ese ‘mal’ en el mundo que el ‘único’ dios creador.
Éstas son algunas claves de tal dualismo: el espíritu maléfico (angra mainyu) se opone al espíritu benéfico (spenta mainyu); el mal pensamiento (aka manah) se opone al buen pensamiento (vohu manah); la mentira (druj) se opone al orden, la justicia o la verdad (asha); la ira violenta (aeshma: rebeldía) se opone a la obediencia (sraosha: el que escucha y hace lo que se le dice, dócil) y al buen dominio (vohu xshathra)… En lo grande como en lo pequeño; dentro y fuera.
Digamos que lo destructivo se opone a lo constructivo, como el odio al amor… O eres constructivo o eres destructivo. Pero Zarathuhshtra no duda en desear y usar la violencia (la destrucción) contra los ‘malos’, y la guerra contra el ‘mal’ (recuérdese, en la escatología de las ‘Gâthâs’, el destino (ashi: la recompensa) de los ‘malos’). Se usa lo ‘malo’ para luchar contra el ‘malo’. Todo lo que se repudia en el otro se usa para luchar contra ese otro. Ésta es la contradicción en la que se encuentra todo dualismo moral. Los ‘buenos’ no pueden prescindir de lo ‘malo’ siquiera sea para defenderse de eso ‘malo’.
Por lo demás, esta estructura dual (cósmica, ética, socio-política) ha sido y es usada por todos los tiranos, por todos los represores, por todos los explotadores. Adviértase el lenguaje de los déspotas. La buena conciencia (moral, religión (vohu daena)) de Zarathushtra no puede evitar ser instrumentalizada por los ‘malos’, por el espíritu maléfico (por ‘angra mainyu’) y por los falsos, mentirosos, manipuladores y embaucadores (los seguidores de ‘druj’, ‘dregvan’). Se usa para legitimar (y sacralizar) todo tipo de abuso. Es un arma, un instrumento de dominio. Triunfa en todo momento el espíritu maléfico y su hueste (la mala intención (aka manah), la mentira (druj), la violencia (aeshma) ya sacralizada…); en el nombre de lo único sabio (Mazda), de lo único señor (Ahura), del espíritu benéfico (spenta mainyu), del buen pensamiento (vohu manah), de la verdad (asha), de la piedad (armaiti)… El dominio (xshathra) está en manos del espíritu maléfico (angra mainyu); y es un dominio imperecedero. Por eso no alcanzamos nunca la plenitud (haurvatat) y la inmortalidad (ameretat).
Hay que descartar, pues, al dios creador ‘bueno’ (cabe pensar lo contrario), así como la existencia de ese ‘mal’. Hay que relativizar (en el tiempo y en el espacio) estos conceptos. No sólo relativizarlos, sino remitirlos estrictamente a los seres humanos (el cariotipo humano).
Cada forma viva y cada pueblo tienen su bien y su mal. Lo que es bueno para el progreso de unos es malo para otros (en la naturaleza y en la cultura). Tal forma viva, tal individuo, tal pueblo, tal cultura, se ven amenazados, aquí y ahora, por tal otra forma viva, tal otro individuo, tal otro pueblo, o tal otra cultura.
Cierto que hay bienes y males que podemos generalizar o universalizar (para todos los grupos humanos y aún para todas las formas vivas). La contaminación ambiental, por ejemplo, es un mal que afecta a todos los seres vivos del planeta. El expansionismo imperialista y universalista de naciones e ideologías afecta a los diferentes grupos humanos (pues pueden desaparecer).
Lo que contribuye al progreso y a la plenitud de ‘todos’ los grupos humanos, sin merma de sus respectivas identidades, es bueno. Lo que obstaculiza ese progreso, o pone en peligro las identidades ancestrales y la integridad de los pueblos, es malo. E igualmente en lo que respecta al resto de la vida en este planeta.
¿Es posible trabajar por el bien de todos, por el progreso de todos? No, de ninguna de las maneras. Tienes que elegir. Por ejemplo, si queremos intervenir en ecosistemas tratando de evitar que una determinada especie o que un determinado nicho ecológico desaparezcan o se vean alteradas por el crecimiento desmesurado de otro u otros (el caso de las ‘posidonias’ del Mediterráneo entre miles otros), tenemos que tomar partido. Pero, ¿son ‘malas’ las especies cuando procuran su crecimiento y expansión, aun cuando estos se realicen a expensas de otras? Es obvio que no podemos usar el lenguaje moral en ese contexto, salvo el caso de que la especie agresora sea la humana. ¿Dónde, pues, podemos usar el lenguaje moral? Entre nosotros los humanos, únicamente entre nosotros. Únicamente a los seres humanos se les pueden pedir responsabilidades; por naturaleza, y por instrucción.
Así como hay especies en vías de extinción, hay culturas en vías de extinción. La extinción de especies y culturas es debida, fundamentalmente, a otras especies y a otras culturas (ignoro aquí el caso de cataclismos naturales, o la propia decadencia de la especie o la cultura).
Sólo nosotros los seres humanos somos conscientes de nuestros actos, y responsables de las consecuencias de estos. Es nuestra naturaleza la que nos hace conscientes y responsables. Es la misma naturaleza (la sustancia viviente única) la que introduce la ‘moral’ (conciencia y responsabilidad) en el mundo a través de una de sus criaturas. Somos la especie consciente y responsable, y libre para obedecer o no, para seguir o no las indicaciones que se nos hacen, o las enseñanzas de nuestro saber. El cariotipo humano sabe, o puede saber; tiene entendimiento y memoria. El saber implica deberes y responsabilidades.
Conciencia (conocimiento), deberes, responsabilidades. Deberes hacia la vida, hacia nosotros mismos, hacia nuestra familia, gente, y pueblo; hacia otros humanos, hacia otros pueblos. Hacer lo correcto, lo que se debe hacer. Sólo previo conocimiento (previa instrucción). Pero también la libertad.
*En nosotros se inculca la conciencia y la responsabilidad de nuestros actos desde muy pequeños. Pero ¿qué conciencia, o qué responsabilidad? Las del propio ser, el propio pueblo (o nación), o la propia cultura. Se nos instruye moral, o socialmente, sin perder de vista la cultura, la tribu, o la nación. Se nos convierte en miembros útiles de la sociedad en la que venimos a nacer (como soldados o como productores).
El comportamiento de los humanos hacia el resto de la naturaleza puede ser llamado egoísta, inconsciente, e irresponsable (practicamos una suerte de fascismo ecológico). Y por supuesto el comportamiento hacia otros individuos, otros pueblos, u otras culturas. Cada cual, individuo, pueblo o nación no mira más que por sí, con total indiferencia hacia otros individuos, pueblos o naciones, y aún de la misma vida entorno.
Nos comportamos como si no fuéramos conscientes y responsables. Nos degradamos. Perdemos sublimidad, nos embrutecemos. Perdemos belleza, potencia, y señorío. Ahora hay fealdad, decadencia, y bajeza.
No basta conocer el camino de lo justo o correcto; no basta el buen pensamiento o la buena intención (la buena voluntad, la recta intención); no bastan los buenos pensamientos, o las buenas palabras…
La acción es lo que importa. Lo que vemos, lo que sucede, lo que es; la verdad. Y nuestra verdad (lo que vemos, nuestra conciencia, nuestra ‘daena’) es fea, horrible, perversa, dia-bólica. Este período civilizatorio que vivimos y que se resiste a desaparecer, el neolítico histórico, está maldito. Así no atravesaremos el puente; no alcanzaremos la otra orilla. Seguirá reinando la destrucción; seguirán gobernando los violentos y los mixtificadores.
*La vía simbólica también evoluciona; el espacio de lo alto. Y en todo momento nos dice lo que hemos de hacer. El saber, desde lo alto, nos indica el buen camino. En todo momento y en todo lugar. Es la luz de los seres biosimbólicos, de nosotros los humanos.
Esa memoria a largo plazo. Ese discernimiento. Esa reflexión. Esa libertad.
Prevengo contra las ideologías ‘universales’ de salvación. No han traído sino males. Apartan a los hombres de sus pueblos, de su gente, de su sangre, de su genio, de su casa; dividen y enfrentan a pueblos e individuos; introducen en el mundo el fanatismo y la intolerancia… traen la locura y el horror. Su palabra es amor y paz, pero su obra es represión, persecución, destrucción, y muerte.
No son el buen camino en absoluto. Son callejones sin salida.
*Apostilla para los pueblos e individuos islamizados.
*Los pueblos islamizados actuales pueden volver a caer en manos de las autoridades religioso-político-militares, de esa particular ‘hermandad’. Los violentos y los mixtificadores (los guerreros-sacerdotes). Esa hermandad está ávida de poder, y no cederá su presa (la ‘umma’) tan fácilmente, el dominio que sobre esos pueblos posee –su autoridad y poder. Aprovechará los disturbios actuales.
Les deseo a esos pueblos que triunfen sobre las tiranías religiosas o políticas que les dominan; que renazcan, que conozcan el amanecer de un verdadero nuevo día. Esa alegría.
Pueblos árabes, pueblos persas, pueblos turcos, pueblos indios, pueblos indonesios y malayos, pueblos norteafricanos, pueblos subsaharianos… Pueblos islamizados, sometidos, instrumentalizados. Pueblos que han perdido su libertad de elección. Pueblos tanto más antiguos que el islam. El egipcio, el persa, el indio, el turco… Pero la alienación es profunda, y no se ven sino como musulmanes (o incluso árabes). Han olvidado su pasado, su historia, su ser simbólico ancestral.
Primero han de recuperar su historia pre-islámica, que no fue la ‘era de la ignorancia’, como le dicen los clérigos musulmanes. El área sumeria, el área fenicia, el área persa, el área egipcia… Soterradas por ideología universales (cristianismo e islamismo); pisoteadas, humilladas, hundidas.
Pero los pueblos se rescatan a sí mismos. Tarde o temprano se recuperarán. Renacerán, y no precisamente como nuevos musulmanes. Volverán a ser egipcios, y persas, y turcos… Volverán a ser libres.
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Saludos, y hasta la próxima
Manu