Sobre el nuevo período genocéntrico


El camino que abrió Darwin nos ha conducido a la sustancia genética (al ADN). Este descubrimiento nos hace pasar (a todos los grupos humanos) del fenocentrismo al genocentrismo. El centro se ha desplazado de la criatura al creador (de los fenotipos a los genotipos). La sustancia genética es la única sustancia viviente (‘viva’) en este planeta. Nosotros, pues, no podemos ser sino sustancia genética. Esta ‘revelación’ (esta
auto-gnosis) ha partido en dos nuestra historia sobre la tierra. Todo el pasado cultural de los humanos ha resultado arruinado, vacío, nulo... La ilusión antropocéntrica que nos ha acompañado durante miles de años se ha desvanecido. Se ha producido una mutación simbólica (en orden al conocimiento y a la conciencia de sí como sustancia viviente única); el cariotipo humano entra en un nuevo período de su devenir.

Esta aurora, este nuevo día cuyo comienzo presenciamos, alcanzará en su momento a todos los pueblos de la tierra. Pueblos, culturas, tradiciones, creencias… todo lo ‘humano’ desaparecerá. Viene una luz (un saber, una sabiduría) tan devastadora como regeneradora. Esta regeneración del cariotipo humano en el orden simbólico tendrá sus consecuencias. En un futuro no muy lejano hablaremos, pensaremos, y actuaremos, no como humanos sino como sustancia viviente única.

No hay filósofos aún, ni poetas, ni músicos, ni científicos… para este período genocéntrico que inauguramos. No hay nada aún para las nuevas criaturas, para la sustancia viviente única –en
esta nueva fase de su devenir. Nos queda la elaboración de una cultura, de un ‘mundo’ nuevo (digno de la naturaleza de nuestro regenerado, de nuestro recuperado ser). Queda todo por hacer.

domingo, 22 de febrero de 2015

123) IdentitAry@s VI

IdentitAry@s  VI.

Manu Rodríguez. Desde Europa (21/02/15).


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*En la reciente entrevista a Pablo Iglesias en Vanity Fair, a la pregunta: “¿Con quién se identifica?”, éste responde: “Hombre, no soy como Jesucristo, pero a mí la interpretación que hace Francisco del Evangelio me convence. Creo que ahora mismo Bergoglio y yo estamos en la misma barricada”. ¿Un nuevo guiño al Papado (de nuevo mendigando el voto de los católicos españoles)?
En cualquier caso, podemos advertir cuáles son sus referencias simbólicas; el ‘mundo’ en el que se mueve; sus ‘modelos’. Lejos de Europa y de sus claves espirituales más propias, ciertamente. Su respuesta es un producto típico de una determinada instrucción o educación. Es una alienación cultural y espiritual muy corriente. Es lo que te encuentras por ahí (en nuestras calles…, y en nuestros manicomios) –el síndrome mesiánico; el ‘mesianismo’ judío (religioso o político). Es debido al fuerte condicionamiento que padecemos desde edades tempranas. Es la semilla del diablo que se esparce en nuestras guarderías, en nuestras escuelas, en nuestras universidades, en nuestros ‘medias’... Es la ‘paideia’ judeomesiánica –la vieja y la nueva (cristianismo y marxismo). ¿Qué vamos a esperar? Lo raro es no sucumbir, o, una vez dentro (atrapado), el lograr escapar/despertar de ese ‘mundo’ maquinado por la propaganda del sistema –de  su ‘Matrix’ y de su ‘Nueva Sión’.
Obsérvese, de pasada, cómo mide su talla de líder con la de Jesucristo –“no soy como él”. Un rasgo de vanidad, de engreimiento. La psicología del ‘salvador’. La sombra de Narciso. Nuestro personaje se encuentra ya junto con los grandes líderes universales de la historia de la ‘humanidad’, con los que hacen historia (Jesucristo, Marx, Lenin…). Las cabezas de la hidra, justamente.
Pues sí, estáis en la misma barricada. Y desde siempre. Como ideologías universales. Ambos, marxistas y cristianos, son armas, fuerzas del sistema. Contra las naciones y los pueblos; contra las identidades étnicas y culturales.
Se trata del sistema; del viejo, del resabiado enemigo; del adversario primordial. Con sus pestíferas lenguas, con sus nocivos discursos. Es la tenebrosa complicidad. Son hijos de la misma madre; cabezas del mismo tronco; ramas del mismo árbol.
La ‘humanidad’ que estos líderes predican e imponen. El humanismo transnacional, transracial, transcultural. El que destruye culturas y pueblos milenarios; el que arranca sin pudor ramas del árbol de la vida.
He aquí su instrumento, su arma, su método: la diseminación entre las naciones de ‘ideales’ humanitarios universales. Sus regalos envenenados.
Naciones, etnias y tradiciones son un estorbo, incluso un peligro (para los universalismos). Por ello los ingenieros sociales del sistema se afanan ahora en construirnos sociedades abiertas, plurales; sin una identidad precisa; sin rostro definido. Sociedades que ya no respondan a una determinada identidad étnica y cultural. Sociedades que los ‘medias’ renuevan cada día; sin historia, sin pasado.
Todo este descalabro, todas estas pérdidas, toda esta ruina, en pro del libre flujo de capital (libre mercado) y mano de obra (masas salariales desarraigadas). Los explotadores –los pescadores en este rio revuelto: los oligarcas, los sacerdotes, los políticos…
La codicia de oro y de poder está detrás de todo esto.
El ávido, el insaciable estomago del adversario. El devorador de pueblos y culturas.
*De alguna manera la persistente,  la incesante campaña de propaganda anti-nazi, la demonización del nazismo patrocinada por judíos y secundada por los ‘libres’ Estados occidentales, desde antes incluso de la II Guerra, son las responsables del uso perverso que los musulmanes, por ejemplo (debido a su incongruente anti-semitismo), hacen de los nobles símbolos nazis –que son, el último término, los símbolos nacionalistas étnicos de los europeos. Todos los violentos hacen uso de estos símbolos (los ‘cabezas rapadas’, entre otros).
En esta propaganda que digo se usan técnicas de asociación inducida –una técnica judeo-pauloviana de condicionamiento de la conducta que implanta ciertas respuestas o reacciones ante determinados estímulos. Sus consecuencias las padecemos todos los nacionalistas e identitarios europeos (todos los pueblos blancos, en verdad), que vemos degradadas y manipuladas nuestras claves espirituales a los ojos de todo el mundo.
Así como todos los necios e ignorantes se acogen al ‘paganismo’ (que nunca existió), así todos los violentos se sienten identificados con los símbolos nazis (lo cual, históricamente, no está justificado).
Esta confusión tan sólo favorece a los judíos, que ven corroborada así su ‘interpretación’  del nazismo (del nacionalismo étnico europeo), y justificada su propaganda anti-nazi, así como su prohibición y persecución a escala mundial.
Si en nuestras manos estuviera, ni los musulmanes ni los violentos harían uso de nuestros símbolos. Estos símbolos son exclusivos del nacionalismo étnico europeo.
*Los descerebrados violentos que enarbolan banderas o motivos nazis en los campos de futbol no tienen nada que ver con el genuino nazismo. Si los movimientos etno/culturales nazis estuvieran legalizados en Europa esto no sucedería. Seriamos nosotros los primeros en arrojar a patadas a estos violentos de nuestros centros y estadios deportivos; los primeros en tomar medidas legales por el uso indebido, por la usurpación  de símbolos espirituales que no les pertenecen.
Si estos necios tuvieran el menor conocimiento de la historia reciente de Europa no se les ocurriría usar los símbolos nazis. La violencia gratuita que estos bobos practican no formó en momento alguno parte de la ‘cultura’ nazi.
Son las ‘izquierdas’ en general las que tienen el patrimonio de la violencia y el terror. Repásese la historia de los movimientos ‘obreros’ en la primera mitad del siglo pasado; de las ‘revoluciones’ socialistas o comunistas.
La mendaz ‘izquierda’ aprovecha bien este abuso y confusión, como es natural. Un motivo más para desprestigiar al nazismo.
Con la prohibición que pende sobre nosotros no podemos siquiera defender y limpiar nuestro nombre y nuestro honor.
*Unas palabras sobre el absurdo, sobre el  incongruente anti-semitismo practicado por cristianos y musulmanes. Es inexplicable, pues tanto unos como otros les deben su existencia y su ser a los judíos. Sin los judíos ellos no serían. Si los judíos no hubieran existido, ellos no hubieran llegado a ser. Pienso que ambos son conscientes de que su existencia y su ser dependen de la existencia misma de los judíos; que necesitan de la existencia de judíos –pues sin estos su completo discurso carecería de sentido.
A todo esto se le puede llamar el monstruoso complejo judeo-cristiano-musulmán. Es un vórtice, un ‘maelstrom’, un agujero negro, un atractor infernal. Se podría decir que hoy afecta a todos los pueblos del planeta. La locura judeo-cristiano-musulmana. Han conseguido que todo el mundo participe en sus delirantes querellas.
Yo no veo en absoluto difícil o imposible el que los pueblos nos  liberemos, nos deshagamos de esta plaga. Por lo demás, el mundo sería otro bien distinto lejos de esta pesadilla; libre de estos querellantes, de estos cizañeros, de estos locos pretendientes al ‘gobierno mundial’. Todos (los demás) saldríamos ganando con su desaparición.
Miremos hacia otro lado; no les prestemos atención. Como si ‘ya’ no fueran –o no estuvieran; como si ‘ya’ hubieran dejado de existir. Ignoremos sus querellas, sus pretensiones, sus mundos. Desenredémonos. Liberémonos. A nosotros mismos, por nosotros mismos. Nada más fácil. Como tomar un baño; como mudar de ropa.
La renovación de los pueblos; la regeneración del árbol de los pueblos y culturas del mundo. En fin, todo un número de resplandecientes auroras, de futuros posibles –si del horizonte de sucesos del agujero negro en el que estamos atrapados logramos liberarnos, conseguimos escapar. 
*En Israel se usa la ley de sangre, no la ley de suelo. Es ciudadano judío aquel nacido de madre judía. En Europa se nos impuso la ley de suelo (¿por qué; quién; cómo…?): es ciudadano alemán, francés, italiano o inglés aquel que nace en suelo alemán, francés, italiano, o inglés.
¿Qué sucedería si el nacionalismo étnico arya de hoy declarara públicamente que su precedente y modelo es el Estado Nacional del Pueblo Judío; que su voluntad es lograr, para Europa, un status de Estado semejante al actual Israel? Si empezáramos a hablar abiertamente del Estado étnico (del ‘etno-estado’) del pueblo judío.
El estado/nación/pueblo que soñó Hitler para los suyos (y para todos los pueblos, en verdad). Nuestro enemigo milenario se apropió de su sueño; se lo apropió en exclusividad. No quiere otros naciones étnicas; no quiere otros pueblos a su alrededor.
*El sueño deshecho de Hitler: La nación arya; la comunidad de pasado, presente, y futuro de los pueblos aryas; la comunidad de destino de los aryas todos. Arrancaron de mala manera aquellos tallos –aunque no de raíz.
Pero mira cuan recias, cuan resistentes, cuan voluntariosas resultaron ser aquellas raíces; cuan cargadas de razón y de verdad. La fuerza que impulsa es la savia, el ‘genos’, el genio, la raza, la sangre… arya.
Todavía está por cumplirse la nación arya. Éste es nuestro cometido, nuestro encargo, nuestra misión. El cometido de los supervivientes; de los resistentes.
*
Hasta la próxima,

Manu