Sobre el nuevo período genocéntrico


El camino que abrió Darwin nos ha conducido a la sustancia genética (al ADN). Este descubrimiento nos hace pasar (a todos los grupos humanos) del fenocentrismo al genocentrismo. El centro se ha desplazado de la criatura al creador (de los fenotipos a los genotipos). La sustancia genética es la única sustancia viviente (‘viva’) en este planeta. Nosotros, pues, no podemos ser sino sustancia genética. Esta ‘revelación’ (esta
auto-gnosis) ha partido en dos nuestra historia sobre la tierra. Todo el pasado cultural de los humanos ha resultado arruinado, vacío, nulo... La ilusión antropocéntrica que nos ha acompañado durante miles de años se ha desvanecido. Se ha producido una mutación simbólica (en orden al conocimiento y a la conciencia de sí como sustancia viviente única); el cariotipo humano entra en un nuevo período de su devenir.

Esta aurora, este nuevo día cuyo comienzo presenciamos, alcanzará en su momento a todos los pueblos de la tierra. Pueblos, culturas, tradiciones, creencias… todo lo ‘humano’ desaparecerá. Viene una luz (un saber, una sabiduría) tan devastadora como regeneradora. Esta regeneración del cariotipo humano en el orden simbólico tendrá sus consecuencias. En un futuro no muy lejano hablaremos, pensaremos, y actuaremos, no como humanos sino como sustancia viviente única.

No hay filósofos aún, ni poetas, ni músicos, ni científicos… para este período genocéntrico que inauguramos. No hay nada aún para las nuevas criaturas, para la sustancia viviente única –en
esta nueva fase de su devenir. Nos queda la elaboración de una cultura, de un ‘mundo’ nuevo (digno de la naturaleza de nuestro regenerado, de nuestro recuperado ser). Queda todo por hacer.

miércoles, 30 de diciembre de 2015

133) Operación 'Reconquista'

Operación ‘Reconquista’.

Manu Rodríguez. Desde Europa (30/12/15).


*


*Digamos que no se está dando una ofensiva nacionalsocialista a las agresiones que padecemos desde hace décadas. Estamos obligados a la reacción, a actos meramente defensivos. Hay ofensivas aisladas, ciertamente. Pero ineficaces. Necesitamos un frente común. Y planes de ataques conjuntos.
Un frente común de movimientos nacionalistas étnicos a nivel europeo. Y acciones conjuntadas, sincronizadas. Carácter pan-arya y paneuropeo. Ahora es la batalla de Europa. Debemos concentrarnos en ello.
Lo que debe ser vencido, superado, son los Juicios de Núremberg y nuestra situación legal, moral, social, pública… desde entonces. Nuestras actuales circunstancias superan con mucho al lamentable estado en que quedó Alemania tras la derrota en la I Guerra y el posterior Tratado de Versalles.
Núremberg es, para las actuales generaciones identitarias europeas, lo que Versalles fue para la Alemania de Hitler, para la primera nación arya.
Debemos reparar aquel daño, aquella injusticia. Poner las cosas en su lugar. Es una lucha que compete a todos los movimientos identitarios europeos. Ya en la segunda mitad de la guerra, junto a los ejércitos nacionalsocialistas, participaron jóvenes voluntarios provenientes de todas las tierras de Europa (recuérdense las legiones extranjeras de las Waffen SS). Debemos recuperar el espíritu de aquellas legiones.
Una ofensiva nacionalista étnica desde todos los rincones de Europa. Presencia (pacífica) en las calles. Presencia en la red. Conjuntada, concertada, sincronizada.
Es importante insistir en la no-violencia. No olvidemos que la gente, de acuerdo con la omnipresente propaganda anti-nazi, espera de nosotros actos violentos, e incluso crueles. Debemos contrarrestar esa injuriosa propaganda con nuestra ‘pacífica’ oposición a cierto estado de cosas: La prohibición, la persecución, la penalización del nacionalismo étnico europeo; por qué se le persigue. Queremos esclarecer este asunto, nuestra reciente historia. Lo consideramos vital para nuestra existencia, para nuestro futuro (para el futuro de los pueblos blancos).
Las insignias, las banderas, los estandartes nacionalistas aryas yacen sepultados bajo una pesada losa llamada ‘Juicios de Núremberg’.
Es la demonización del nacionalismo étnico –tras su derrota y los citados Juicios. Su prohibición, su deslegitimación, su persecución… Éste es el origen de nuestros males (población extranjera en aumento, degradación, desintegración de nuestras ciudades, de nuestros modos de vida; devaluación del trabajo, del salario; aumento del paro, de la miseria, de la corrupción…). No podemos repeler esta invasión; detener esta degeneración. Impotencia. Estamos atados de pies y manos. Moralmente, ideológicamente, jurídicamente, políticamente… espiritualmente desarmados.
Es obvio que nos estamos debilitando, que las naciones, una vez étnicamente homogéneas, de los europeos se están degradando. Que se nos impone la sociedad  multiétnica y multicultural (¿quién; desde dónde; cómo; por qué?); que la Europa milenaria nuestra, la Europa que heredamos de nuestros antepasados, desaparecerá.
*Núremberg es el problema, el obstáculo. Tenemos que luchar contra la imagen del nazismo que de los Juicios se deriva. Núremberg es el muro tras el cual vivimos los ‘nazis’. Éste es el muro que tenemos que derribar.
Las consecuencias sociales, políticas, económicas, morales, culturales… de esa imagen construida han resultado nefastas para nuestros pueblos. Nos paralizan, y nos enmudecen. Cualquier conato de liberación, cualquier muestra de nacionalismo o identitarismo son reducidos al ‘nazismo’ y apartados de la circulación. Todos los movimientos nacionalistas europeos están ya criminalizados, ya perseguidos, ya mal vistos, ya moral y socialmente rechazados…
Así opera el dispositivo de Núremberg. Tal dispositivo está presente en todos los aspectos de nuestra vida: educación, medios de comunicación, ocio… Y tiene efectos conductuales, psicosociales. Es la guerra. Nosotros los pueblos blancos somos los agredidos. Se nos bombardea cada día con propaganda tan multicultural y multiétnica, como antipatriótica y antinacionalista… Nos rodea por doquier. Formatea y programa nuestras vidas. Hace de nosotros lo que quiere. Cumplimos los designios y la voluntad del Amo.
 Núremberg es el arma esencial del enemigo nuestro –de aquel que busca y procura nuestra perdición. La clave de bóveda de su montaje, de su edificio; la actual fuente de su prestigio y de su poder.
La Reconquista de Núremberg. De esto de trata.
Exigiremos la legitimación del nacionalsocialismo, del nacionalismo étnico arya; la reparación de su nombre y de su honor. Justicia y verdad, esto queremos.
El conocimiento y rechazo social de los difamadores y calumniadores es fundamental. Que nuestros pueblos conozcan la historia de estos estafadores, de estos sinvergüenzas. Sepamos quiénes son; de dónde provienen; cuáles son sus intenciones; qué quieren. Qué medios, qué armas utilizan para lograr sus propósitos.
*PEGIDA huye de Hitler y del nacionalsocialismo étnico. Se desmarca. Reniega. Estos ‘patriotas’ europeos no son de los nuestros. No tienen el valor suficiente para reconocer a Hitler y el período nazi –amedrantados por la propaganda anti-nazi que circula desde hace décadas, por la represión moral y espiritual, por las leyes coercitivas. No quieren que se les identifique con el ‘monstruoso’ nazismo. No saben que, con su cobarde actitud, se alejan cada vez más de la ‘salida’, de la solución.
Es posible que muchos de sus miembros pudieran ser perfectos militantes aryas. Pero antes tendrán que tener el valor de acercarse al nazismo; de superar, de vencer las barreras morales, jurídicas, sociales… interpuestas por el enemigo.
Son décadas de propaganda anti-nazi; de represión, de persecución. Hay que tener valor. Se requiere un espíritu fuerte; una potente dosis  de voluntad de verdad.
La verdad sobre el período nazi, sobre la guerra, sobre la postguerra, sobre los Juicios de Núremberg… La verdad pura y simple acerca de estos episodios de nuestra reciente historia hace añicos la diabólica imagen pública del nazismo pergeñada por el ‘sistema’.
Los movimientos nacionalistas o patrióticos europeos que reniegan públicamente del nazismo no saben lo que hacen. Le siguen el juego al enemigo y contribuyen a sostener la mentira que nos cuentan. Se cierran la única salida que nos queda (aunque obstruida). Sus esfuerzos resultarán estériles.
Es imprescindible acercarse a las tesis sostenidas por los revisionistas. Reivindicar con valor el nazismo. Enfrentarse sin temor al ‘sistema’. Los futuros nos lo agradecerán.
*Tenemos que reconquistar la tierra, la libertad, el honor; el derecho. Recuperar la autonomía, la independencia, la soberanía; la palabra, la voz.
Se nos oponen todas las Instituciones Internacionales o supranacionales (los Señores de estas Instituciones, claro está),  que coartan nuestra libertad y nos privan de soberanía. Todas las ideologías universales (religiosas, morales, filosóficas, jurídicas, políticas…). Se nos opone la opinión pública –bien construida por la poderosa maquinaria de propaganda del enemigo (que dispone de todos los medios; que diseña toda la cultura de masas por sectores y generaciones). Se nos opone la injusta ley, igualmente construida, que pende sobre nosotros.
Ni en sus peores momentos estuvo el nacionalsocialismo de Hitler tan constreñido, tan perseguido, tan denostado…  como lo estamos nosotros hoy día. Lo tenemos muchísimo más difícil.
El reconocimiento del nacionalsocialismo y del régimen de Hitler será la piedra de toque de los movimientos identitarios puros. Estos formarán la célula inicial; la que iniciará el ataque. Los que renieguen de Hitler y del ‘movimiento’ no podrán entrar en este frente que digo. Es indispensable este reconocimiento, esta afirmación.
Se ha de renegar, por el contrario, de todo aquello que no sea específicamente arya (religiones, filosofías, ideologías, tradiciones… ‘mundos’). Debemos deshacernos de todo lo ajeno. Debemos recuperar lo propio.
*Con respecto a esto que comento cabe una estrategia a nivel europeo, pero que no puede ser llevada a cabo hasta que no se cuente con varios millares de seguidores. Habrá que poner de acuerdo para esta acción a cientos o miles de personas en toda Europa. Esto va para largo. Se trata de concertar unas jornadas de declaraciones y manifestaciones públicas, simultaneas, en toda Europa, concernientes a nuestro reconocimiento de la herencia nazi y demás. Esto provocaría necesariamente una reacción de los Estados que no tendrían más remedio que actuar reprimiendo estas actuaciones. Tendrían que tomar medidas contra nosotros. Lo pasaríamos mal. Pero nos daría publicidad, nos darían la oportunidad de hablar, de emitir nuestro discurso. Nuestra causa recorrería Europa. Todo está demasiado silencioso ahora. Debido a la situación necesitaríamos abogados, y tendríamos la oportunidad de exponer las causas históricas de nuestra ‘rebelión’. Habría entrevistas y todo lo demás. Cuanto más masivo este movimiento tanto más repercusión pública tendrá. 
Uno a uno el ‘sistema’ puede acabar con nosotros con facilidad y sin publicidad. Pero cuando tengan que enfrentarse a mil, dos mil o tres mil juicios en toda Europa (o más si esto fuera posible), las cosas se le irían de las manos. Necesariamente la población europea empezaría a hacerse preguntas (¿qué está pasando aquí?). Tarde o temprano las tesis revisionistas y de historiadores críticos comenzarían a ser conocidas. Y es probable que se creara un debate público a nivel europeo.
Los casos aislados se pierden en las noticias, o sencillamente no se les da publicidad. Necesitamos un caso múltiple, lo más numeroso que se pueda (así estaríamos más arropados). Y no sólo uno, sino varios y continuados. Una y otra vez. De manera incansable (algo así como miles de ‘Zündel´s Trial’ simultáneos en toda Europa).
Esta estrategia tendría éxito sólo en el caso, ya digo, de que fuéramos miles los enfrentados a la justicia. Tendría que suceder en la mayor parte de las ciudades europeas. De norte a sur y de este a oeste. Y todos con la misma causa, con el mismo discurso: La reivindicación del período nazi, del cual todos los grupos nacionalistas identitarios europeos nos consideramos herederos.
Las autoridades no tendrían más remedio que actuar. Esta estrategia es a largo plazo, lógicamente. Primero tenemos que conseguir que miles de europeos estén dispuestos a pasar por este trance. Ya digo, no enfrentamientos  aislados, sino masivos, simultáneos, y continuados. Tengo que decir que estas actuaciones o manifestaciones han de ser pacíficas, no violentas. Nada de destrozos públicos y demás. Dejémosles estas salvajadas a la ‘izquierda’, a los anti-fascistas, y a los anti-sistema. Nos comportaremos como caballeros, cuando la policía proceda a detenernos les dejaremos hacer sin resistencia alguna. Porque de lo que se trata es de que tengamos la oportunidad de hablar y de hacer pública nuestras posiciones culturales y políticas. Los nacionalistas no somos monstruos, que  es la imagen que el ‘sistema’ suele ofrecer habitualmente de nosotros.
Mientras tanto hay que engordar, hay que crecer. Lentamente, tranquilamente, sin prisas. Lo importante, ya digo, es poner de acuerdo a centenares y  millares de europeos para realizar en su momento acciones públicas conjuntas y desembozadas de reivindicación del periodo nazi, así como la voluntad de restituir el nombre y el honor de la ideología, del período, y de las figuras históricas que lo representaron. Limpiar el nombre del nacionalismo étnico, privar al ‘sistema’ de la única arma de alienación masiva que posee (la demonización del nacionalismo étnico). Esto incluye la revisión histórica del periodo de manera pública y conocida. Se caerán los mitos y los engaños.
Forzar la situación, provocar el enfrentamiento con la intención de esclarecer, públicamente, insisto, nuestra más reciente historia. De esto se trata.
*Nada provocaría más a las autoridades que el reconocimiento tácito y público del nacionalsocialismo y del legado de Hitler; además de negar, de discutir la historia oficial que se nos cuenta acerca del nazismo y la II Guerra Mundial. Se ponen en cuestión los Juicios de Núremberg y sus consecuencias –sus corolarios jurídicos, económicos, políticos… Se rechaza el ‘mundo’ construido tras la II Guerra Mundial –el ‘mundo’ que se nos impone. Estas afirmaciones y negaciones suponen ya toda una declaración de guerra al sistema.
No rehuir el enfrentamiento temiendo la cárcel o lo que sea –disimulando, camuflando, ocultando nuestra fe, incluso renegando (desmarcándose) públicamente del nazismo. Se rehúye el combate, el enfrentamiento directo.  No es una estrategia ofensiva en absoluto. Es la estrategia del que teme desaparecer. Es una cueva, un reducto, un cobijo. No produce resultados. Podríamos estar así, arrastrándonos, durante siglos.
Cuantos más individuos o grupos entren en colisión con el estado de cosas tanto mejor. Provocar a las autoridades a tomar medidas  –“dada la gravedad de los hechos”.
Las leyes anti-nazis y contra los revisionistas tienen vigencia en toda Europa (incluida la Rusia de Putin). Las autoridades no tendrán más remedio que actuar.
Mientras más ciudadanos europeos estemos encausados por la justicia como neonazis, como revisionistas, o como quieran denominarnos, más publicidad tendremos. Cientos, miles de juicios en toda Europa.
Se nos oirá. Se oirá una y mil veces nuestro discurso. Tendremos la oportunidad de hablar. Precipitaremos la batalla, el enfrentamiento final.
Esto es una estrategia ofensiva; un ataque frontal. Tiene como finalidad el precipitar los acontecimientos; el provocar la lucha final.
El motivo no es otro que el de limpiar el nombre, el de restituir el honor del nacionalsocialismo y de la Alemania de Hitler. Ésta será nuestra causa. La verdad será nuestra arma de ataque. Hay que decir que cada una de las acusaciones de las que fue víctima el nazismo ha sido ya debidamente desmontada y desechada por historiadores e investigadores honestos, verdaderos amantes de la verdad.  En un puñado de mentiras, difamaciones, calumnias, perjurios y falsos testimonios. En esto han quedado los crímenes de que se les acusaba.
No le queda al enemigo más que su dominio de los medios de comunicación –su poder mediático (que no es poco). Insistirán en su mentira (les va en ello su vida, su futuro), pero no podrán evitar que salgan a la luz las tesis revisionistas.
Los eruditos revisionistas de Europa (y la Magna Europa) intervendrán en esta última batalla. Tendrá el enemigo que entregarse de lleno en este asunto. Se mostrará en toda su plenitud ante la opinión pública. Desplegará todas sus armas (económicas, jurídicas, policiales…). Se pondrá en evidencia.  Llegará el momento en el que de nada le servirá ya su ‘patita’ enharinada.
Un enfrentamiento frontal con el enemigo. Discutir su ‘primera ley’, que viene a decir: “la maldad del nazismo no se discute”. Por medios digitales e inundando de posters las ciudades más importantes de Europa. Y sin ocultar al remitente. Una provocación firmada y rubricada.
Si de buenas a primeras el enemigo –el sistema–  se viera obligado a enfrentarse públicamente con cientos o miles de ciudadanos europeos por el mismo motivo… La cuestión nazi  –lo que ha de esclarecerse aún. En el nombre de los pasados, los presentes, y los futuros.
Poner en discusión en toda Europa la cuestión nazi. La justa valoración del nazismo, de la Alemania Nazi, de la derrota del nazismo en la II Guerra Mundial, de los Juicios de Núremberg y de la postguerra. La verdad queremos. Que respondan, que aparezcan todos los ‘actores’. Queremos un debate público en Europa al respecto. Un debate clarificador, libre de supuestos y mentiras. Un debate histórico, y jurídico.
Un debate en el que vencerá, sin duda alguna, el nacionalismo étnico arya. La verdad está de nuestra parte. Y el enemigo lo sabe.
La oculta intención de la historia que sobre tales sucesos nos cuentan. La historia ‘oficial’. Y sus corolarios. Su criminal moraleja. Su finalidad: la definitiva derrota moral, jurídica, política… del nacionalismo étnico arya y, a la larga, la extinción étnica y cultural de los pueblos aryas. Ésta es la hoja de ruta del enemigo desde la aparición misma del nacionalismo étnico arya. La historia ‘oficial’ que se nos impone desde los Juicios de Núremberg es la excusa moral perfecta, la coartada para la legítima prohibición, persecución, y penalización del nacionalismo arya. Contra la diabólica imagen del ‘nazismo’ que sale de los juicios, todo vale.
La imagen pública que del nazismo ha construido el enemigo es la que hemos de limpiar. Su nombre, su figura, su historia, su destino, su mensaje. No nos será fácil restablecer su nombre y su honor. No nos lo pondrá fácil el enemigo.
Los Juicios de Núremberg privaron de legitimidad y de honorabilidad nuestra misma esencia; nuestro mismo ser.
La estrategia ofensiva viene de donde no se quiere desaparecer; de donde hay voluntad de futuro.
*Los violentos están excluidos del ‘movimiento’. Todos aquellos que realicen actos violentos contra cualquiera, nacionales o extranjeros, serán expulsados. E igualmente todos aquellos que atenten contra la propiedad (bancos, comercios y demás), o contra el mobiliario urbano.
No responder a las provocaciones de los contra-manifestantes (izquierdistas, anti-nazis y otros), o de la misma policía. Cuando en una manifestación la policía proceda a nuestra detención nos entregaremos sin ofrecer la más mínima resistencia.
*Los doberman del sistema: las ‘izquierdas’, los anti-fascistas…
*El universalismo es el mal (sea religioso, filosófico, político, económico, jurídico, o militar –las fuerzas ‘internacionales’); las organizaciones e instituciones internacionales o supranacionales. Quien dirige estas organizaciones dirige el mundo; es el verdadero amo, el soberano único. Resultan ser unas pocas naciones, unas pocas manos.
Contra este estado de cosas se rebeló el nacionalismo étnico arya. Contra la internacionalización de la economía, del derecho, de la política (la S.deN.); contra la globalización de la época –que no difiere mucho de la nuestra.
El nacionalismo étnico es la salida de esta trampa, de este agujero negro en el que nos ha metido el enemigo de los pueblos. La salida para todos los pueblos (que hayan sobrevivido a las globalizaciones cristiana, musulmana, budista, comunista, demócrata…).
La satanización del nazismo tiene como finalidad evitar el re-nacimiento de este movimiento en cualquier lugar del planeta. La ‘reducción al nazismo’, tal como éste es presentado al mundo en los tiempos que corren, es motivo más que suficiente para destruir el más pequeño intento de recuperación; para hacer retroceder cualquier brote de nacionalismo a las catacumbas –de nuevo bajo la pesada losa.
La satanización del nazismo (del nacionalismo étnico) tiene su lógica, pues, en esta guerra. La globalización actual lo considera su peor enemigo, su enemigo mortal.
Hay que, por consiguiente, liberar el nazismo de esta imagen fabricada. Limpiar su imagen. Públicamente, además.
El nacionalismo étnico es un arma poderosa. La multiplicación de los movimientos étnicos en el planeta acabaría en poco tiempo con las diversas globalizaciones (las ideologías universales). Las privaría de eficacia, de predicación, de prestigio, de poder.
Todos estos universalismos se oponen, y se opondrán, al renacimiento de los pueblos; al florecimiento, a la regeneración del árbol de los pueblos y culturas del mundo.
La liberación del nacionalismo étnico es, pues, esencial. Es el arma, el derecho; la palabra, la voz. La salud, el futuro de los pueblos.
*Veamos, esto es una lucha. Estamos en guerra. Los estandartes, las insignias, los principios, la historia verdadera… están en manos del enemigo. Tenemos secuestrado nuestro nombre, nuestro honor, nuestra dignidad, nuestro orgullo; nuestras armas espirituales, simbólicas. ¿Cómo recuperarlos?
El nacionalismo étnico arya es el más formidable adversario del enemigo de los pueblos. Es el adversario por antonomasia. Anuncia otro orden, el orden étnico. Es contrario a todos los universalismos, a todos los globalismos, a todos los ideologemas destructores de pueblos y culturas. Es normal que el nazismo haya sido satanizado por los enemigos de los pueblos –por el ‘sistema’.
Con el término ‘sistema’ me refiero a todos los grupos interesados en mantener el actual ritmo de globalización –de extinción de pueblos mediante los flujos migratorios, el desarraigo, y el mestizaje. Hablo de judíos, cristianos, musulmanes, budistas, marxistas, comunistas, demócratas… de los ‘progresistas’, de toda la gente de ‘izquierda’. Hablo de los internacionalistas, de los enemigos de los pueblos. Hablo también de sus ideologías universales, tan apropiadas para organizar y dar forma a la nueva ‘raza’ de esclavos, a las masas desarraigadas y mezcladas del futuro –a la masa salarial universal que ya viene; que ya es.
Sí, somos el adversario (el ‘satán’) de todo esto. El adversario único de la araña universal, del mal universal –del ‘sistema’. De la ruina de los pueblos –comenzando por el nuestro. De la mentira, de la impostura, de la injusticia. De las perversas maquinaciones del ‘sistema’; de sus tenebrosos planes. Nos enfrentamos con un polifacético monstruo, con un dragón policéfalo viejo y resabiado.
El adversario único, señalado, tiene que emerger y recuperar las armas simbólicas para poder enfrentarse con visos de victoria contra el enemigo de la luz, de la verdad, y de la justicia. Tiene que salir a la luz, tiene que difundir su luz. Tiene que recuperar la palabra –la palabra del nacionalismo étnico, la palabra arya. Clara y directa. El ataque ha de ser frontal.
El nacionalismo étnico arya es el adversario del adversario, la negación de la negación.
*Retomaremos los estandartes y las banderas, los cantos, y las consignas. No esperaremos que se nos dé permiso. Retomamos lo nuestro, simplemente. Pese a las prohibiciones y los perjuicios. Venceremos a los ‘Juicios de Núremberg’ (como otrora vencimos al ‘Tratado de Versalles’). Los arrasaremos con la verdad. Venceremos; recuperaremos la dignidad, el honor, el ser nuestro.
Una reivindicación del nazismo sin paliativos, sin embozos, sin disimulo. Un enfrentamiento directo con el ‘sistema’. En toda Europa. 
*Los nazis tenemos que ser hoy más espirituales, pero también más apasionados, más vehementes, más atrevidos. La verdad y la justicia están de nuestro lado. Debemos ser miles los que nos enfrentemos con el ‘sistema’; miles los sujetos encausados. El día elegido; el día de la liberación.
Hoy somos más conscientes, más sabios. Más maduros. Más resueltos; más firmes, más seguros. Más fieles a nuestro destino, al destino arya.
Nuestra prueba es distinta a la de nuestros inmediatos antepasados (el período nazi; el nacimiento de la nación arya). Otras son  las barreras, las dificultades, los obstáculos. Otras han de ser nuestras estrategias para salir a la luz. Sólo pocas cosas no varían: nuestra lucha, y nuestro mortal enemigo. Nuestra lucha por el ser –por el seguir siendo. Por la luz. Por la verdad. Por la justicia. Contra el no-ser; contra la muerte y el olvido. La guerra aún no ha terminado.
*El noble, el sagrado nazismo –la joya de nuestro nuevo testamento. Tratado como un bandido, como un proscrito, como un criminal. Vejado, humillado. Mancillada su memoria. Anatematizado, maldito. Expuesto al mundo como la expresión del mal.
El muro de vergüenza, de infamia, que rodea  al nazismo. Éste es el muro que tenía, y tiene, que caer; éste, y no otro, el muro que teníamos, y tenemos, que derribar ante los ojos del mundo.  Para que todos aprecien en su pureza el alcance y profundidad del movimiento; su interna verdad y grandeza; su terrible bondad.
*
Retomo estas palabras con las que me despedí el año pasado:
*Con doce años apenas cumplidos cayó dormida la bella Aurora –el sol, la luz nuestra. Pero ya viene la hora de su despertar, de su volver en sí; de su volver a la vida.
La experiencia de aquella primera nación arya (de aquella esperanza; de aquel futuro que nos fue arrancado de las manos) tiene aún mucho que decirnos a nosotros, sus herederos. Es, además, el nacimiento de nuestra nación –de la idea misma de ‘nación arya’. Este episodio requiere ser pública  y devotamente conmemorado.
 Son los tiempos de Júl. En estos días festejamos a la gran familia de los pueblos aryas; el nacimiento mismo de nuestros pueblos –nuestro venir a la luz. Giramos alrededor de esa realidad que es el frondoso árbol arya. Festejamos el ser nuestro (la familia, el clan, la tribu, el pueblo… la nación de los nacidos aryas). Son tiempos dedicados a los presentes y a los ausentes; a los ancestros, y a los futuros. A todos los nuestros.
Celebremos también en estos días el nacimiento de nuestra nación. Incluyámoslo en el calendario sagrado arya –el que ha de venir; el que hemos de configurar.
Celebremos religiosamente, de hoy en adelante, el nacimiento, pasión, muerte y resurrección de la nación arya; del sol invicto nuestro.”
Buen Júl (Yule) a todos.

Manu

miércoles, 9 de septiembre de 2015

132) Réquiem por Europa

Réquiem por Europa.

Manu Rodríguez. Desde Europa (08/09/15).


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*Estamos asistiendo al fin de la Europa milenaria, de la Europa europea, de la Europa nuestra. Las últimas oleadas migratorias son definitivas, y hay alrededor de veinte millones de africanos y de asiáticos que aguardan su oportunidad para entrar –y que se sumarán a los ya incontables millones que pululan por nuestras tierras. No se les considera intrusos o invasores. Son ‘refugiados’, dicen. Es la última excusa; el último subterfugio.
Los patriotas que nos atrevemos a alzar la voz contra este estado de cosas somos denominados, entre otras cosas, ‘gentuza’ (Merkel, en una de sus últimas apariciones). Se nos niega el derecho a la legítima defensa. Se nos insulta; se nos demoniza.
La derrota de la Alemania nazi –del nacionalismo étnico– fue el principio del fin. Se nos privó de independencia, de libertad, de soberanía.  
Henos aquí, pues, maniatados ante estas últimas avalanchas. Con lazos invisibles, mediante hechizos malvados nos paralizan. Como encantados o embrujados vivimos. Engañados, manipulados. La población arya (y no arya: finougrios, vascos) europea. Impotentes.
Una alucinación, un hechizo. Algo nos ciega, algo nos detiene.
Una pesadilla de la que no acabamos de despertar. Una pesadilla que comenzó cuando aquella capitulación incondicional; una pesadilla que se nos impuso tras los juicios de Núremberg. El destino, el futuro, el devenir de Europa estaba ya trazado. Los caminos de su destrucción. La tragedia de Europa.
Pueblos míos derrotados, confundidos, extraviados, perdidos.
Se nos ha extirpado el corazón, los nervios, el cerebro… el sexo. Carecemos de sentimientos, de decisión, de luz… de coraje, de valor. 
Débiles, apocados, cobardes. Cegados. Apáticos. Enmudecidos. Ninguneados. Otros mandan e imponen su palabra, su ley. Nos llevan por donde quieren –nos llevan al matadero, a la extinción.
*Se anuncia el final de Europa, de la Europa blanca. Será el final de la luz nuestra; se extinguirá nuestra luz. ¿Qué será de nosotros, aryas y no aryas europeos? Perderemos la tierra de nuestros antepasados, la tierra que nuestros antepasados nos legaron. Esta tierra, que es una sola cosa con nuestras historias, con nuestras gestas. No hay rincón de Europa que no esté marcado, señalado, roturado… por nuestros ancestros. Nos reconocemos en nuestra flora, en nuestra fauna, en nuestros mares, en nuestros lagos y ríos… en nuestros pueblos y ciudades. Son milenios de vida entretejidos con sus bosques y montañas. Somos co-creadores de Europa. De su aspecto, de su atmósfera, de su luz. Tierra amasada con nuestra carne y nuestros huesos, regada con nuestra sangre. Suena, y huele, y sabe a nosotros, esta nuestra tierra. Tiene nuestro rostro, nuestra faz. El hogar milenario de los pueblos blancos. La tierra que nuestros Padres fundaron. Europa, nuestra madre patria.
Perderemos tierra y cielo; lo perderemos todo. Quedaremos huérfanos de madre y de padre. A los escasos europeos del futuro no les quedará apenas suelo, apenas sangre, apenas cielo. Pobres, aislados, ignorantes, solos. Serán los últimos europeos; será nuestro último ocaso. No tendremos más auroras. El sol, nuestro sol, no nos volverá a iluminar nunca más.
Hermanos, connacionales. Si todo continúa como hasta ahora, esto último que os digo es nuestro futuro más probable; el futuro que padecerán nuestros descendientes. En las manos de las presentes generaciones está el impedirlo. ¿Qué vamos a hacer al respecto? ¿Qué haremos?
Debemos retomar nuestras armas, nuestra palabra, nuestra voz. Nuestro legítimo derecho a repeler esta agresión, esta invasión. ¿Cómo lo conseguiremos?
*Es preciso, es vital, que las actitudes y los grupos identitarios se multipliquen en Europa. Es importante que la mayor parte de nuestra gente tenga conciencia de la situación en la que nos encontramos desde la IIGM. Los flujos migratorios incontrolados que padecemos, y ante los que no podemos hacer nada, son consecuencia de nuestra derrota  en la ya citada guerra, y la posterior demonización del nacionalismo étnico en nuestras tierras (que destruye nuestros argumentos, nuestras razones, nuestra única arma de defensa).
Basta cualquier acto de patriotismo o de nacionalismo para ser acusado de ‘nazismo’ o ‘fascismo’ (además de ser presentado ante la opinión pública con términos infamantes). Previamente estos conceptos, que nos definen, y de los cuales nosotros no renegamos, han debido ser, como digo, demonizados. Es un chantaje moral, político; una amenaza jurídica, policial. Estamos atados de pies y manos. Prohibidos, perseguidos. Paralizados y enmudecidos.
La estrategia que se sigue, pues, para acabar con los pueblos blancos tiene su origen en la derrota de Alemania y en los posteriores Juicios de Núremberg –como vengo diciendo. No podemos quejarnos, no podemos invocar los intereses de nuestros pueblos, o las preocupaciones que tenemos por el futuro de nuestra gente. No podemos defendernos. Éste es el resultado de aquella vergonzosa derrota, que fue en verdad, la derrota de los pueblos blancos; el comienzo del fin de nuestros pueblos.
La constante y ubicua propaganda anti-nacionalista y anti-patriótica que padecemos desde hace decenios se la combina con la prédica, igualmente omnipresente, del altruismo (ciertamente suicida) y la sociedad abierta (sociedades multiculturales, multiétnicas…) –para curarnos de nuestro egoísmo y de nuestro etnocentrismo, nos dicen. Es pura propaganda de guerra –operaciones psicológicas (‘psyops’), como ahora se las llama. En estas estrategias combinadas coinciden, y no por casualidad, judíos, cristianos, musulmanes, demócratas, comunistas, progresistas, izquierdistas… a los que se les añaden las organizaciones internacionales (la ONU y sus tentáculos europeos). Éstas son las variadas fuerzas del ‘sistema’. Ellos se dicen los  buenos, los humanitarios. Pero su ‘bondad’ acabará destruyéndonos étnica y culturalmente –que es lo que, en último término, se pretende.
La primera medida ha de ser, pues, limpiar nuestro nombre, acabar con la imagen que del nacionalismo étnico europeo sale de los Juicios (es la coartada del enemigo). Con esa imagen se nos paraliza y se nos enmudece. Es un arma en manos de nuestros enemigos, de los enemigos de los pueblos blancos –es su única arma.
Advierte que la afirmación del nacionalismo étnico y su negación están en guerra. La negación deslegitima, persigue, prohíbe, penaliza… el nacionalismo étnico. Una minoría tiene el poder de negar y deslegitimar el nacionalismo étnico de los europeos –de los pueblos blancos –, privándole así de su única arma, de su derecho a la defensa; de su identidad, de su ser.
Es preciso preguntarse quién exige, quién ordena, quién impone tal deslegitimación, y en base a qué (hay toda una legislación al respecto). Pregúntate quién manda aquí; quién es el amo. Quién o quiénes son los represores de los pueblos blancos; quién o quiénes procuran nuestra destrucción. Advierte también que la afirmación del nacionalismo étnico es nuestra única arma; y que la negación (previa demonización) de nuestro nacionalismo étnico es la única arma del enemigo –del ‘sistema’.
Advierte, finalmente, que hay una guerra declarada y abierta (jurídica, política, policial, moral, social, cultural…) contra los pueblos blancos; y que hasta ahora vamos perdiendo.
Tenemos que recuperar la legitimidad del nacionalismo étnico. Ésta es nuestra primera lucha, nuestro primer combate. Tenemos que recuperar el derecho a defendernos legítimamente de estas invasiones, de este flujo migratorio incontrolado que asola nuestras tierras –sin que se nos acuse de nada. Y tenemos que hacerlo con argumentos  jurídicos, e históricos. Tenemos que desmontar, pues, la farsa de los Juicios de Núremberg, y la infame historia ‘oficial’ del nazismo y de la IIGM que nos cuentan por todos lados (en películas, en documentales, en nuestra literatura, en nuestros libros de textos…).  Esto es, tenemos que neutralizar el arma (la única arma, repito) que usan contra el nacionalismo étnico europeo y que hace poco menos que imposible nuestra defensa.
Los momentos que viven nuestros pueblos no pueden ser más angustiosos. Y el tiempo urge, en pocas generaciones llegaremos a ser minoría en nuestras propias tierras. Si todo continúa como hasta ahora, ¿qué será de nuestros nietos, de nuestros herederos, de los que vendrán después de nosotros? ¿Qué será de nuestros logros sociales, culturales y demás? Estos extranjeros africanos, asiáticos, amerindios, chinos… heredarán nuestras tierras y nuestras cosas (nuestras bibliotecas, nuestros museos… nuestras ciudades). No tienen nada que ver con nuestro pasado, ni con nuestra historia, ni con nuestra gente. No cuidarán nuestro legado; nuestra labor milenaria se arruinará, se perderá para siempre. Nuestro recuerdo; nuestra memoria. Nuestro ser. Será como si nunca hubiéramos sido.
*¡Oh, Europa; Madre Europa! ¡Despierta, despabila a los tuyos! ¡Oh, Padre! ¡Oh Dyaus! ¡No consientas nuestra perdición, nuestra ruina, nuestra extinción!
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Hasta la próxima,

Manu

miércoles, 26 de agosto de 2015

131) Identit@ryas VII

Identit@ryas VII.

Manu Rodríguez. Desde Europa (26/08/14).


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*“Hoy se habla mucho de ‘revolución permanente’. De 1937 a 1945 existió en Alemania una traición permanente y el pueblo alemán necesitó una fuerza casi sobrenatural para resistir a tantas naciones coligadas, servidas en el interior por una domesticidad tan variada.
La derrota militar alemana, es decir, la capitulación sin condiciones, sólo pudo obtenerse nueve meses después del atentado del 20 de julio, punto culminante de una traición que duraba desde hacía siete años. Pero esta capitulación sin condiciones fue también la de Europa: esto es lo que no quieren admitir, y que aparece con mayor evidencia cada día.” Skorzeny (La guerra desconocida, p. 126 –edición española Acervo 1976)
“Cuando Beck escribió al mariscal von Manstein al final de 1942 para explicarle que ‘la guerra estaba perdida’, el mariscal respondió: ‘Una guerra no está nunca perdida en tanto que uno mismo no la considere como perdida.’” Skorzeny (idem, p. 127)
*Fundamento, causa, origen, inicio, ‘arkhe’… ser. Verdad. Arraigo, morada, lugar, hogar… Camino
*La desnacionalización de los pueblos blancos
*Mística étnica. Mística arya. Espiritualidad arya
*Cultivo del ser. Cuidado (sorge) del ser
*El combate por el ser. La Reconquista del ser
*Amor a lo propio. Amor a los ancestros, a los Padres. Amor a la raza. Amor a las palabras de tu pueblo. Amor a la patria fundada por los antepasados. Amor, amor, amor…
*Esto de W. Darré: “Como arya (como germano, dijo Darré), actúa de manera que tus compañeros de raza (‘volksgenossen’) puedan verte como un modelo”.
*Ser dueños de nuestro futuro. Hoy por hoy nuestro futuro está en manos de otros (no está en nuestras manos, no depende de nosotros).
*Podrás dejar de ser cristiano, musulmán, demócrata o comunista. Pero nunca dejaras de ser un arya; nunca dejaras de ser lo que eres. El ser arya, el arya eterno.
*Integrar la historia de tu pueblo, que es tu propia historia. Lo acontecido a tu pueblo forma parte de tu experiencia, de tu vida, de tu ser. Las marcas, los hitos, los hechos… Seres milenarios.
*El espacio, el reino de lo alto; el espacio sagrado.
*Asumo y comparto el nazismo de Heidegger. Su nacionalismo étnico; su aryanismo. Prevalece Europa, Occidente, la aryanidad.
*El ser, la verdad; la autenticidad, lo propio.
*Enseres –las propiedades: lo propio.
*El ser nace, podríamos decir: surge, brota. Se revela. Se da.
El ser transforma a los entes en donde tiene lugar. Otorga sentido y destino. El ser no es, en ningún caso, ni singular, ni universal. Hablo de comunidades humanas; de comunidades étnicas, más específicamente. Cada pueblo tiene su propio ser; su identidad propia.
El ser es histórico, pues. Es una marca, un hito, una señal en el devenir de los pueblos. Su verdadero inicio. Su revelación. Su nacimiento. Su venir a la luz.
Divinos son los momentos en los que un pueblo cobra conciencia de su ser, de su identidad, de su singularidad; los momentos de su inicio. Tal revelación.
Son quizás los poetas, los cantores de las glorias comunes, los principales artífices de esta toma de conciencia, de esta epifanía –tanto más sublime cuanto más colectiva.
Las señas de identidad. Todos y cada uno de los miembros de la comunidad se reconocen en tales gestas, en tales historias. Se comparten los ancestros, los paradigmas, los modelos. He aquí el origen del orgullo patrio (de los Padres). He aquí también el origen del culto debido a los antepasados. Lo imperecedero mismo, de un pueblo, su cielo, vale decir, tiene aquí su lugar natal.
La conciencia colectiva; la memoria de los pueblos. La acrópolis; la ciudadela, el espacio de lo alto. Lo que no se debe rendir jamás. So pena de perder algo más que la propia vida; so pena de perder el propio ser. La muerte del ser es lo peor que le puede suceder a un pueblo, pues esto significa a la postre su desaparición, su completa extinción.  Su ser arrojado a la muerte y al olvido.
Pueblos olvidados, sin memoria. Pueblos que han sido pero que ya no son, y de los cuales no quedan más que vagos, fantasmales residuos. Nadie los cuida, nadie los cultiva, apenas nadie los rememora a no ser como objetos del pasado –como objetos muertos, sin actualidad, sin vida.
*¿Qué sucede con los pueblos aryas? Nuestros ser se esfuma, se extingue, se difumina, pierde contorno y realidad. Se desdibuja cada día.
Pobre ser nuestro. Semi abandonado. Descuidado, inculto, seco.
Algunos, los enemigos de nuestro ser, lo degradan y censuran en cada oportunidad. Aprovechándose de su debilidad, de su lamentable estado, lo critican, lo difaman, lo mancillan; lo injurian, lo maltratan. Y desde nuestras filas se les deja hacer. Apenas nadie sale en su defensa. Estos pueblos míos carentes de dignidad, de orgullo, de honra… de coraje.
Nuestros Padres pasan hambre y sed. Allá se encuentran indefensos, desprotegidos, solos. Ningún fuego, ninguna palabra los invoca y convoca. Es, sin duda, nuestra hora más oscura.
La soledad de los Padres es también nuestra propia soledad. El descuido del ser es también nuestro propio descuido.
Esta incuria, esta negligencia, este olvido. Perderemos el ser si todo continúa como hasta ahora. Nos perderemos a nosotros mismos. Desapareceremos.
*A veces siento la alegría de ser, la alegría, tal vez, del mismo ser. Es una experiencia misteriosa. Desbordante. Sublime. Inefable.
Como me gustaría que mis connacionales pasaran por esta experiencia. Un fervor, un clamor, un entusiasmo colectivo. Un reconocimiento; una anagnórisis colectiva.
Hoy por hoy, al espejo nuestro se le fue el azogue. No nos reconocemos, no nos identificamos, no nos vemos, no nos encontramos. Perdidos, sin norte, errantes. El lugar nuestro, vacío. Nadie concurre. El lugar de los Padres. El lugar del inicio. Nuestro espacio reservado.
*Poetas y videntes, sí, maestros de la verdad (Homero, Hesíodo… Virgilio). Pero antes fue la acción; las gestas, las epopeyas. El período épico, heroico. Los tiempos de fundación. El establecimiento de la morada, del hogar. Las luchas insólitas; los monstruos derrotados, vencidos, aniquilados. Las pruebas.
Los verdaderos hacedores, creadores, constructores, instauradores de un pueblo son sus hombres y mujeres de acción; sus héroes y heroínas. Seres de leyenda. Poetas y filósofos vendrán después. Lo primero es la acción.
Los diversos pueblos aryas (védicos, griegos, romanos, germanos, celtas, eslavos, baltos…). Sus diversos inicios. Sus videntes, sus poetas.
Dyaus/Zeus. El dios que acompaña a los aryas desde el principio, desde sus comienzos.  Nuestro cielo protector.
*Las historias de los pueblos no son comparables entre sí. Las culturas de los pueblos no son comparables entre sí. Las lenguas, el genio… el ser de los pueblos. Únicos, singulares, incomparables. Irrepetibles.
Cuidado con las intromisiones de un pueblo sobre otro. Con las falsificaciones, con las mixtificaciones. Con las comparaciones indeseables. Con los juicios que un pueblo realiza sobre otro.
Los pueblos no son comparables entre sí.
*Volver a su ser. Recuperar el ser. Reconquistar el ser.
Los pueblos, a veces, pierden, extravían, descuidan, olvidan su propio ser. Los pueblos pueden también ser privados de su ser –por imposición de un ser ajeno, por ejemplo; del ser de otro pueblo.
Anamnesis. Recuperar la memoria. Cobrar conciencia. Volver en sí. Despertar.
Deshacerse, desprenderse de todo lo extraño, de todo lo ajeno. Un proceso de purificación.
La vía mística, misteriosa. La revelación del propio ser. Del ser al que se pertenece. Del ser que nos pertenece. Del ser singular y propio.
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Saludos, y hasta la próxima

Manu

lunes, 15 de junio de 2015

130) Mens arya in corpore arya

Mens arya in corpore arya.

Manu Rodríguez. Desde Europa (15/06/15).


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*El nacionalismo étnico arya es un movimiento identitario que aspira integrar en un todo a todos los nacidos aryas. Es un movimiento étnico y cultural totalitario. Entendiendo por cultura el conjunto de tradiciones económicas, políticas, artísticas, jurídicas, espirituales… de un pueblo.  Hablamos de cultura total. Aspiramos a un todo biosimbólico arya.
Adviértase el carácter integral, total, y autóctono de las culturas ancestrales. Nada extraño, nada ajeno. Todo en todo. Un cosmos, un orden, un ‘rtá’, un mundo perfecto, inmaculado, puro, sin fisuras.
El término ‘rtá’ procede de la tradición arya védica y se traduce por orden, ley, bueno, justo, verdad… y conceptos relacionados (verdadero, justicia, bondad, legal…); es un término homólogo al verbo ‘ser’ (‘as’ en védico) –satyá (de ‘sat’, participio presente del verbo ‘as’), se traduce por verdad, verídico. ‘Ánrta’, y ‘asat’, se traducen indistintamente por falso, mentira (contrario al orden, a la verdad, malo…) y no-ser. Hablamos, pues, de la verdad, y del ser; de nuestra verdad, y de nuestro ser. Hace miles de años que nuestros ancestros ligaron inextricablemente estos conceptos.
Ahora vivimos en el caos, en el desorden, en el no-ser, en la mentira. Ahora vivimos la muerte, la decadencia, el mal –nuestra muerte, nuestra decadencia, nuestro mal. Vivimos en un mundo inmundo (impuro). Nuestro mundo (nuestra pureza) ha sido profanado, étnica y culturalmente profanado, perturbado, trastornado, alterado; nuestro orden, nuestro cosmos, nuestro bien, nuestra verdad, nuestro ser.
Le recuerdo a mis connacionales que nuestra decadencia y nuestra ruina comenzaron cuando la cristianización (judaización) de nuestros pueblos. Allí perdimos no sólo nuestro  mundo,  con ello perdimos también nuestra identidad, nuestra verdad, nuestro bien, y nuestro ser.
¿Para cuándo el tiempo de la regeneración?
*El mundo propio de nuestros antepasados  era tanto un escudo, como un arma. Proporcionaba a todos y a cada uno de sus miembros una identidad espiritual. Les aportaba firmeza, seguridad, fuerza… Les aportaba también el ser simbólico (colectivo y espiritual; psíquico si se quiere). Así Píndaro podía decir aquello de “Llega a ser el que eres”, es decir, llega a ser espartano, heleno… No hablaba de un oculto ser individual que habría que revelarse mediante introspección, sino: ‘llega a ser aquel en lo que fuiste educado”; cumple tu crianza, tu instrucción (tu ‘paideia’), lo que se espera de ti. Llega a estar a la altura de los tuyos; no desmerezcas de tus antepasados; responde a tu raza, a tu genio, a tu estirpe.
El cristianismo introdujo principios execrables: la salvación personal, el dios personal, el altruismo, el pacifismo, la hermandad universal… Todos estos conceptos fueron (y son) el germen de disolución de los pueblos blancos (y de cualquier pueblo ancestral). Separa, aísla a los individuos de su propio pueblo, de sus propias tradiciones, de su propia personalidad social. Disgrega a los pueblos, los desintegra; destruye tradiciones étnicas ancestrales.
Las ideologías universales crean sociedades formadas por elementos racial y culturalmente heterogéneos (las masas desarraigadas), pero nunca pueblos. Un pueblo requiere homogeneidad étnica y cultural (y es obra de milenios).
El individualismo es lo que se predica y se vende a cambio de la vida, porque no hay destino, no hay futuro para las sociedades fundadas en el individualismo.
La salvación personal, en la tierra o en los cielos, es el motivo recurrente de las ideologías universales, sean religiosas (cristianismo, budismo…)  o políticas (la democracia liberal…).
Una sociedad fundada en principios individuales (espirituales, políticos, económicos…) es una sociedad contradictoria, en pugna consigo misma. La unión que se procura es falsa, fantasmal. Así pues, no importa lo que esas sociedades puedan durar, llevan en sí mismas el germen de su propia destrucción, de su propia imposibilidad.
(La ‘intelligentsia’ judía difunde entre los pueblos credos trans-étnicos universales mientras guarda celosamente su propio patrimonio étnico y cultural. Es su estrategia de dominio preferida.)
*La idea es establecer una organización o grupo identitario a nivel europeo. Un ‘movimiento identitario’ de alcance europeo. Nosotros aceptamos el legado nazi absolutamente. No para seguirlo al pie de la letra, naturalmente. Las circunstancias son otras. Pero consideramos la afirmación del nazismo como un requisito indispensable, y como una de nuestras más fundamentales señas de identidad. Por muchas razones. Hay que honrar a la primera nación arya (sus hombres y mujeres, sus gestas, sus logros, su trágica historia…). Recuperar ese espíritu, rescatar su memoria, recuperar su honor. Quien niegue o reniegue del nazismo no es digno de pertenecer a la futura nación arya.
Con relación a esto me parece conveniente traer aquí esta cita de Heidegger: “Lo funesto es siempre el seguir ‘adelante’, en lugar de quedarse atrás en la fuente del propio inicio.” (Heidegger, El eterno retorno de lo mismo, 1937). Esta otra cita no es menos luminosa: “Forma parte del misterio del primer inicio irradiar tanta claridad a su alrededor que no precisa una aclaración que vaya arrastrándose detrás de él.” (Heidegger, La voluntad de poder como conocimiento, 1939).
Este ‘movimiento’ que nosotros encarnamos tiene un inicio, un tiempo de fundación, y unos Padres fundadores.
El ‘movimiento’ no puede ser local, o nacional. No digo que no alcancemos una ‘federación ibérica’, pongamos por caso. Pero la mira la tenemos puesta en Europa. Una Europa que engloba a todos los pueblos o naciones de origen arya (nosotros, los pueblos neolatinos, pero también los germanos, los celtas, los baltos, los eslavos, los helenos…). La unión de los pueblos aryas europeos es esencial para nuestra victoria.
Tenemos, pues, que establecer relaciones con grupos identitarios europeos y crear una Federación o Liga de Naciones Aryas. Probablemente no haya coincidencia ideológica o espiritual entre estos grupos. Quiero decir: que no se comparta el nacionalsocialismo étnico (el nazismo) –aunque fuera por razones tácticas, por ejemplo. Sucede que muchos grupos identitarios en Europa no tienen el valor de reconocer el nazismo (de reconocerse como nazis) temiendo las consecuencias jurídicas, económicas y demás. No nos olvidemos de la situación política y jurídica en la que se encuentra el nazismo, pero tampoco de la pésima imagen pública (debido a la propaganda del ‘enemigo’) que del nacional socialismo étnico se ofrece en nuestros medios de comunicación y en nuestra cultura de masas desde hace décadas.
Hay que tener valor, ciertamente, para reconocer, afirmar, reivindicar y pretender restaurar el nombre y el honor del periodo nazi, en su conjunto, en los tiempos que corren.
Otro aspecto es el cultural, o el religioso/cultural. En nuestro movimiento (étnico, blanco, arya) no pueden tener cabida los seguidores de ideologías políticas o religiosas de origen no arya. La mayor parte de estas ideologías o corrientes espirituales son, como se sabe, de origen semita. Me refiero al judeo-mesianismo, al islamismo, y al judeo-comunismo. Quisiera llamar la atención también acerca del hinduismo y el budismo. Estos, aunque provienen del ámbito lingüístico indoeuropeo, carecen por completo de espíritu épico y heroico arya. Son ideologías ‘universales’ de liberación o salvación ‘personal’, nihilistas y decadentes, y muy alejadas, como digo, del genio arya. Sus creadores nada tenían que ver, ni étnica ni culturalmente, con los hombres que elaboraron los Vedas,  textos que sí poseían este espíritu étnico (el ‘volksgeist’ arya). Otro tanto podemos decir del estoicismo, epicureísmo y otras sectas de salvación ‘personal’ de carácter universal (transétnicas y transculturales)  que circularon durante el decadente periodo alejandrino.
(En las culturas aryas no son héroes precisamente aquellos que se sustraen o se apartan de la comunidad en busca de una recompensa individual (en la tierra o en los cielos), sino aquellos que se entregan en cuerpo y alma a su pueblo.)
Queremos una nación arya en cuerpo y alma. Espiritualmente nos nutrimos de nuestras viejas culturas pre-cristianas y de los aspectos de nuestra cultura no específicamente cristianos –desde nuestra lamentable cristianización hasta nuestros días (en ciencia, artes, literatura, pensamiento, derecho…). No es poco. Después de Grecia y Roma comenzamos a despegar y a recuperar nuestra identidad a partir de los XI y XII, con la aparición de los poetas trovadorescos (el periodo del amor cortés o gentil), paralelamente se desarrolló la literatura caballeresca (inspirada en el Mabinogion celta), también por la misma época comenzaron a escribirse las Eddas germánicas, junto con las ‘sagas’; a estos siglos medievales le siguieron el Renacimiento, los siglos ilustrados, el XIX (Darwin, Nietzsche…), el XX… No hay pueblos que cuenten con tal riqueza de tradiciones culturales o espirituales; con tal herencia. 
Nos queda también la confección de un calendario específicamente arya. Con nuestras fiestas y nuestros héroes. Debe abarcar desde el pasado pre-cristiano (griego, romano, germano, celta…), hasta nuestros días (el periodo nazi y posterior), pasando por el Medievo, el Renacimiento... Entresacar las fechas, los sucesos,  y las figuras más significativas de este pasado (tanto en sentido positivo como negativo). Se  guarda memoria tanto de  los buenos, como de los malos sucesos (la cristianización, el Edicto de cristianización del Imperio por Teodosio, por ejemplo).
*Esto que digo (que escribo) no tiene nada que ver con lo pagano o con el paganismo (términos que en su origen hacían referencia exclusivamente a los cultos campesinos romanos). Nosotros no somos paganos, somos aryas. El término ‘pagano’ es demasiado vago, no especifica nada; no dice nada. Los cristianos lo usaron para designar a los no cristianos, simplemente. Eran términos despectivos, además.
La intención que, en último término,  tenían estos términos vagos y despectivos era la de eliminar, la de negar las diferencias étnicas y culturales; la extinción, conceptual al menos, de los diversos pueblos y tradiciones. Es un mundo en el que sólo encontramos cristianos o paganos (recuerda de pasada el mundo musulmán, donde no encontrarás otra cosa que musulmanes e infieles).
Aquel fue el tiempo de la desaparición de los pueblos. Los pueblos desaparecían ya como cristianos, ya como no-cristianos (devenidos ‘paganos’).  En aquella ‘globalización’, la judeo-mesiánica, todos deveníamos iguales ante el nuevo ‘señor’; esto es, ante el nuevo poder, el nuevo ‘amo’. Los nuevos ‘señores’: el dios extranjero y sus sacerdotes. Diseñaron y dirigieron el devenir de la gente europea durante siglos. Aún dura su influencia y su poder.
Aquella globalización, tan semejante a la actual, con su destrucción de mundos, de tradiciones; la dispersión y el desarraigo de los pueblos, las poblaciones errantes; la mezcla indeseable de razas y culturas…
Así como con las globalizaciones cristianas o musulmanas era lícito cristianizar o islamizar (entiéndase: conquistar) a los pueblos ‘paganos’, así, en la globalización actual, los pueblos o Estados que no siguen los requerimientos político-económicos de la oligarquía internacional (‘democracia’, ‘apertura’…) son boicoteados de mil maneras, o incluso pueden ser, impunemente, destruidos  (los recientes Estados ‘fallidos’).
Hoy como ayer. La prohibición de las culturas autóctonas de los pueblos europeos por los cristianos, así como la quema y destrucción de sus documentos y monumentos. Se deshonró la memoria de nuestros venerables ancestros y se produjo el falseamiento y la vilificación de nuestro pasado. Es semejante a la situación en la que se encuentra el nazismo en la actualidad. Padecemos la prohibición y la persecución, se difama a los caídos, a los Padres fundadores de la primera nación arya, y se falsea y criminaliza toda nuestra historia.
Los sacerdotes judeo-mesiánicos, los ideólogos políticos judeo-marxistas, los fiscales y jueces de Núremberg, los ‘chantres’ de la ‘shoa’, los principales teóricos de la sociedad multiétnica y multicultural (anti-nacionalista), los poderosos sionistas que dominan y gobiernan nuestro mundo Occidental blanco… Son los mismos. Es la hidra judía de siempre. El enemigo milenario nuestro, justamente.
*Los europeos padecemos un falseamiento de nuestra historia reciente  absolutamente intolerable. Episodios como la IGM, la Revolución judeo-bolchevique, el nazismo y el periodo nazi, la IIGM y la postguerra nos están siendo manifiestamente escamoteados o manipulados.
*Una prensa y una editorial digitales, de esto se trata. Lo importante es la difusión a gran escala del nacionalismo arya europeo de una manera limpia, decente, culta, seria; estéticamente aceptable y moralmente irreprochable. Sin extravagancias, sin ‘esoterismos’ que extravíen; ciñéndonos a la historia, a la erudición, al conocimiento verdadero (tanto del pasado arya o indoeuropeo pre-cristiano, como al presente histórico –primera mitad del siglo pasado, revisionistas, etc.). Una ‘web’ arya ejemplar, en definitiva.
Si contáramos, además, con un grupo de personas expertas en historia, filología, economía, derecho, ciencias naturales (biología, genética)… que guiaran a los lectores hacia la información pertinente, nuestra ‘web’ arya sería insuperable. Se convertiría en el faro de las comunidades aryas; en el guía indispensable.  Hay demasiada basura, demasiados callejones sin salida, demasiadas trampas por la red que circulan bajo el paraguas ‘nazi’ o nacionalista.
Estas personas informadas que digo son las únicas que podrían en algún momento crear o formar un ‘partido’ identitario europeo capaz de callarles la boca a todos los manipuladores, a todos los mistificadores, a todos los sinvergüenzas  que, o bien atacan el nacionalismo étnico arya (desde la mentira histórica o científica), o bien se escudan en el mismo nacionalismo (nazismo) para desviar o confundir a nuestra gente con extravagancias y estupideces de todo tipo haciéndoles perder el tiempo y el camino.
*Jewish solicitude for Blacks in America today is as much a fraud as was the claim of Jewish sympathy for the oppressed proletariat of Russia on the eve of the Bolshevik Revolution. (La solicitud judía por los negros en Estados Unidos hoy es tan fraudulenta como lo fue la pretensión de simpatía judía por el proletariado oprimido de Rusia en vísperas de la Revolución Bolchevique.)
Esta inteligente observación la extraigo de un artículo de William Pierce de 1992 que lleva por título “By way of deception thou shalt do war (Mediante engaños tú harás la guerra)”, que César Tort publicó hace algunas semanas en su blog (The West´s Darkest Hour).
La ‘intelligentsia’ judía usó al oprimido proletariado ruso como instrumento, arma, fuerza de choque, carne de cañón…. para la toma de poder y la destrucción de la vieja Rusia. La revolución no tenía otra finalidad que la conquista del poder. Entiéndase esto, no se tomó el poder para hacer la revolución, sino a la inversa, como advirtió Orwell en su ‘1984’. En el apoyo que las minorías en USA (negros, emigrantes…) reciben de los judíos desde hace algunos decenios debemos  ver el mismo fenómeno, la misma estrategia. A buen seguro las usarán de la misma manera, como fuerza, como instrumento para acabar con el predominio étnico y cultural blanco. Se está fraguando la revolución anti-blanca en USA, y la están dirigiendo los judíos. Y otro tanto sucede en nuestra Europa.
*Cientos de años después de nuestra cristianización (nuestra judaización), que tan desastrosas consecuencias y repercusiones espirituales tuvo, la destrucción étnica y cultural de los pueblos blancos se renueva con la Revolución francesa y sus ideales universales (transétnicos, transnacionales, transculturales) impregnados de judeo-mesianismo. Prosigue con el judeo-comunismo de Marx, la Revolución judeo-bolchevique (erróneamente denominada ‘Revolución rusa’), y la derrota del nacionalismo étnico arya (la derrota de la Alemania nazi) en la IIGM.
La segunda mitad del siglo pasado ha sido trágica, fatal para nuestros pueblos. La estrategia económica, política, jurídica, filosófica, cultural, espiritual… que se está siguiendo. La guerra total que la ‘intelligentsia’ judía mantiene contra la nación arya. Contra los pueblos eslavos, contra los pueblos germanos, contra los baltos, los celtas, los neolatinos… Contra todos; contra los fundamentos, contra las raíces étnicas y culturales de nuestro ser.
Ante el panorama, el peligro, y las circunstancias actuales (la masiva inmigración, el control del pensamiento, la represión, las leyes contra el nazismo o contra el revisionismo, la propaganda constante en prensa, libros, televisión, cine… ideológicamente multiculturalista y multiétnica, y descaradamente anti-nazi), los pequeños nacionalismos son el más severo obstáculo. Ahora la ‘contraseña’ debería ser no “Deutschland (o la patria que quieras) über alles”, sino “Europe über alles”. En toda Europa está sucediendo lo mismo, tenemos nacionalismos de todos los colores, no sólo el de las grandes naciones (ruso, francés, italiano…), sino también los regionales. Trascender patrias y regiones es lo primero. El objetivo es la “nación arya”.
(Dicho sea de paso, los problemas que tenemos afectan no sólo a Europa, sino a todas las naciones blancas, a todo el Occidente blanco –incluyendo a EEUU, Canadá, Australia, Nueva Zelanda… y países sudamericanos con mayoría de población blanca como Argentina, Chile, Paraguay…)
No es un tópico eso de que los judíos están organizando esta debacle, esta ruina de los pueblos blancos. Si todo sigue como hasta ahora, en uno o dos siglos desaparecemos, dejaremos de ser naciones étnicas (es el caso europeo). Milenios echados por la borda. No comprendo cómo no nos revolvemos ante un panorama que dejará a nuestros descendientes la más ruinosa herencia. Por esto insisto que hay que reivindicar el nacionalismo étnico hitleriano, aunque proyectado a escala, en principio, europea. Los judíos saben que la criminalización del nazismo es la única manera que tienen de reprimir nuestro etnicismo y nuestro patriotismo. Núremberg es nuestro Versalles. Núremberg (los juicios y sus consecuencias políticas, jurídicas, ideológicas, culturales…) es el arma que actualmente usan los judíos (su vanguardia intelectual) para reprimirnos y sofocarnos; para acabar de una vez por todas con los pueblos blancos.
Núremberg supone la conceptualización del nacionalismo étnico y la imagen que del nazismo se nos ofrece desde entonces en nuestras escuelas, en nuestras universidades, en nuestros medios de comunicación, en nuestra cultura de masas toda. El poder cultural y económico que tenían los judíos en la Alemania que se encontró Hitler, es el que ahora tienen en Francia, Inglaterra, y EEUU principalmente –en los focos o centros de la cultura Occidental. Desde ahí difunden sus letales ‘ensalmos’ (económicos, jurídicos, políticos, culturales…), rigen nuestro destino, y dominan nuestras vidas.
Esta situación no es algo que afecte solamente a los trabajadores, o a la economía, o a la política social… No es sólo la vieja discusión con el capitalismo sionista y el marxismo o judeo-comunismo (que también). Hoy por hoy es un problema primordialmente étnico, cultural, espiritual…, e incluso de supervivencia. Se trata del futuro étnico y cultural de los pueblos blancos. Sí, ¿qué va a ser de nosotros; de nuestros descendientes?
*La conducta de nuestros intelectuales y de nuestros ‘formadores de opinión’ en Europa (y la Magna Europa). Los necios que difunden las consignas ideológicas judeo-demócratas-liberales, o la judeo-comunista (tan internacionalista, tan universalista, tan judeo-mesiánica como el cristianismo). Conducta auto-destructiva, anti-nacionalista, anti-patriótica… La cantinela que no cesa  es la destrucción de lo propio, y el elogio de lo ajeno. Son la vanguardia de lo ‘políticamente correcto’. Son fuerzas indispensables del ‘sistema’ –junto a los violentos anti-fascistas y otros.
Fíjate como nos venden ahora el cielo en la tierra con estas  sociedades abiertas, plurales, multiétnicas y multiculturales. La nueva Sion, nos dicen. Pero el resultado final será una masa salarial anónima, desarraigada, mezclada… Una nueva raza de esclavos. Matrix, de nuevo. Es la oligarquía financiera internacional (principalmente judía, sionista) la que diseña ahora estas sociedades infernales.
La sociedad futura. La sociedad mezclada, desarraigada, atomizada, apátrida del futuro. La masa salarial universal manejable, disponible… menesterosa, esclava.
“Dark City”. Los sombríos ingenieros sociales. El futuro que ya viene, que ya es.
Frenar esta marea destructiva. Despertar de  esta pesadilla. Recobrar el sentido, la conciencia, la memoria… la salud. Generaciones identitarias necesitamos.
*“Dark City” (la película) es una obra antisemita y nietzscheana. Es una esplendida alegoría de nuestra situación –la de los pueblos blancos.
La vetusta y moribunda raza extranjera (ajena, alienígena) de los ingenieros sociales que modelan nuestras vidas son los judíos –el papel que como tal cumplen en nuestras sociedades blancas; el poder de conformación social que logran en virtud de sus medios de comunicación y de sus industrias de ocio (cine, series de televisión, prensa, literatura…). La ‘mitología’ (el conjunto de opiniones, creencias…) de nuestra época es, en gran medida, obra de la ‘intelligentsia’ judía. El ‘mundo’ nuestro de cada día, podríamos decir, es obra suya.
Difunden modas y corrientes de opinión que les favorecen (que son ‘buenas’ para ellos, que les vienen bien). Alteran nuestra atmósfera política, social, cultural… en su beneficio. Introducen consignas ideológicas que les permiten prosperar en nuestras tierras: el altruismo suicida (la hospitalidad incondicional), las sociedades abiertas, el multiculturalismo, la democracia universal… Van en pos de un mundo globalizado, sin fronteras, donde ellos puedan operar (económica, política, culturalmente,..) con entera libertad y proseguir su labor explotadora y destructora de pueblos. Al mismo tiempo, combaten con todas sus armas todo nacionalismo, todo etnicismo. El nacionalismo étnico está prohibido, perseguido, criminalizado.
El nacionalismo étnico, tal como lo encarna el hitleriano, es su enemigo mortal. Acaba con sus poderes y privilegios. Los excluye, como extranjeros, de la vida (cultural, política, económica…) de la nación. Destruye su ‘negocio’ –su modo parasitario de vida. Por ello nos combaten con tanta saña y obstinación. No hay descanso. Apenas si hay día en el que no aparezca alguna noticia, alguna anécdota, alguna novedad (literaria, cinematográfica, ‘histórica’…) contra el nazismo en nuestros medios de comunicación. En realidad son ‘sus’ medios de comunicación; sus ‘aparatos’, sus dispositivos de alienación, de manipulación y de dominio. Estamos en sus manos, no le quepa duda de esto a mis cándidos connacionales.
La vetusta raza extranjera y el ‘volksgeist’ que busca en nosotros. Pretenden adueñarse de nuestro espíritu, hacerse con el genio nuestro, con nuestro ser; con aquello que nos hace ser lo que somos. Tal esencia les daría vida. La envidian, la codician, la pretenden. Medítese este aspecto de la película. Sus maquinaciones para obtener la citada esencia.
El relato es afirmativo en el sentido nietzscheano. Una vez destruido el mundo y el dispositivo de modelación social de los sombríos, el protagonista desenladrilla muros y recupera la imagen de aquel mundo de antes de la llegada de estos. No se limita a destruir aquel mundo nocturno e infernal, también recupera el mundo soleado y luminoso,  aunque escondido y casi olvidado, que los sombríos ocultaron. No sólo niega, también afirma. Como la transformación en ‘niño’ en el Zarathushtra de Nietzsche, dice sí; prosigue el juego.
*Las culturas aryas son nuestro referente espiritual. Sean las pre-cristianas (tradiciones culturales griegas, romanas, germanas, celtas…),  sean las tradiciones no específicamente cristianas surgidas desde los siglos XI y XII hasta nuestros días –desde la literatura ‘profana’ trovadoresca y caballeresca…, hasta Darwin, Nietzsche, Heidegger… Hitler... Éstas son nuestras tradiciones sagradas. Ahí están nuestros Padres, nuestros ancestros verdaderos. Lo pre-cristiano, y lo posterior no específicamente cristiano, forman nuestro viejo, y nuestro  nuevo testamento.
La religión de los nacidos aryas consiste en el vínculo sagrado y solemne que con su propia etnia y con sus propias tradiciones establecen todos y cada uno de los miembros de la comunidad (de estas familias étnicas emparentadas que somos). Este vínculo ‘religioso’ supone la asimilación del legado, de la herencia  más nuestra. Es una identificación. Son nuestras señas de identidad –en lo étnico y en lo cultural. Se trata del ser biosimbólico arya. (Se ‘comulga’ con lo propio, podríamos decir. La ‘comunión’ arya –un rito de iniciación por venir.)
“Mens arya in corpore arya”. De esto se trata.
Nosotros somos el legado; nosotros somos la herencia. Es preciso llegar a esta asunción, a esta revelación, a esta ‘conversión’ (transformación, vuelco…).
La vía espiritual arya consiste únicamente en “llegar a ser lo que somos”. Esta vía espiritual conlleva una catarsis o purgación (de lo ajeno), y una iluminación (una epifanía de lo propio). Cuanto más ‘limpio’ (de lo ajeno), más iluminado, más regenerado –más recuperado.
 La Reconquista y la expulsión de elementos extraños. La recuperación del ‘ser’. Y la alegría, la dicha que sobreviene al triunfo, a la victoria, a la regeneración. Esto les deseo a mis iguales.
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Hasta la próxima,

Manu