Genogramas
CIV.
Manu
Rodríguez. Desde Gaiia (26/04/23).
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1.
La
sustancia genética tiene casi cuatro
mil
millones de años –casi la edad
del
planeta. No es posible ignorar
la
experiencia acumulada, e integrada
en el
propio ser –en nuestro ser genético.
La epopeya
de la vida; las gestas de la vida.
La
experiencia de la vida, la memoria
de la
vida, la sabiduría de la vida…
Es
lamentable el que no seamos
conscientes
de esta experiencia,
esta
memoria y esta sabiduría. El saber
que no se
sabe, el saber no consciente.
Los
fenómenos de consciencia son
necesariamente
superficiales.
La
conciencia/memoria de los humanos
‘sometida’
al entorno (tempo-espacial)
lingüístico-cultural
en el que viene a nacer.
Contenido
relativo, histórico, local…
El sujeto
consciente, simbólico, como
instrumento
de nuestro ser genético…
Los
pensamientos, los datos
de
consciencia/memoria como signos,
como
síntomas ya verbalizados y,
por
consiguiente, socializados,
del ámbito
pulsional –que proviene
del fondo
genouménico (del hologenouma
propio).
Los sujetos conscientes, los seres
simbólicos,
nos malentendemos
en las
interpretaciones y representaciones
que nos
hacemos de nuestro ‘mundo interior’
(sensaciones,
intenciones, intuiciones,
emociones,
valoraciones, voliciones…).
El
hologenouma propio como fragmento
del
pangenoma, de la sustancia
viviente
única del planeta.
2.
Epigénesis
de lo ‘mental’. No es posible
separar lo
‘mental’ de lo lingüístico-cultual.
La
formación y el desarrollo de nuestro
cerebro
(centro de coordinación y control…)
y el
entorno lingüístico-cultural.
La epigénesis de la individualidad, de la persona,
del ‘sujeto’, de la vieja alma, del ‘yo’
y de la conciencia/memoria, del ser simbólico…
La pedagogía, la formación, la instrucción…
La subjetividad social, colectiva, histórica…
3.
La ‘ley’, las ‘normas’ de conducta sociales;
lo conveniente, lo prudente, la moral social;
lo supra-individual, la conciencia colectiva,
la voz del rebaño. Los conflictos con el ámbito
pulsional del ser simbólico
Los conflictos del ser simbólico con las pulsiones
(consideradas brutales, ‘animales’, egoístas
o anti-sociales) en Platón, Schopenhauer
(la negación de la ‘voluntad’), von Hartmann,
Freud o Dawkins (‘los genes son egoístas,
el individuo no’). La guerra de la ‘cultura’
contra la naturaleza.
No comprendo cómo los críticos de Dawkins
(Gould, Lewontin y otros) no advierten en la obra
de éste las semejanzas con la ‘psicología’ de
Platón,
el judeo-cristianismo, Schopenhauer, von Hartmann
y Freud, y las coincidencias con sus propias tesis.
Dawkins y sus críticos comparten el dualismo
(los ‘genes’ y ‘nosotros’), además
del
antropocentrismo y el fenocentrismo.
Por lo demás, no hay conflictos sino entre pulsiones
de dominio, entre voluntades de poder… entre
‘genes’…
Podríamos decir que la sustancia genética,
el ser primordial
y la voluntad de poder/pulsión
de dominio son indistinguibles (son uno y lo mismo).
4.
Nuestro
sistema nervioso no sólo coordina
y controla
la información que le llega
de los
sentidos, sino la totalidad del organismo.
Buena
parte de su labor nos es inconsciente.
¿El querer
y el pensar de lo viviente llegan
a la
conciencia; están presentes en nuestro
espacio
consciente? Habida cuenta que no hay otro
sujeto que
el ser genético, no otro es el que habla
o el que
se expresa… si bien en nosotros no puede
hacerlo
sino al modo humano, tiene necesariamente
que hacer
uso de nuestra fisiología, de nuestros
lenguajes…
Las constricciones, las limitaciones…
y las
confusiones y malentendidos.
No podemos
decir que la parte no consciente
de nuestro
sistema nervioso no ejerza ninguna
influencia
en nuestra parte consciente (sistema
nervioso
central…). Por lo demás, nuestro
sistema
nervioso está en permanente contacto
con el
sistema inmunitario y el sistema endocrino
(sistemas
inter-relacionados que afectan
a nuestro
desarrollo y a nuestra conducta).
La unidad,
en cualquier caso, de nuestro
organismo
viene comandada por la sustancia
genética.
La sustancia genética está presente
y activa
en todas y cada una de las células
de nuestro
organismo, controlando y coordinado
todos y
cada uno de los órganos y sistemas…
No hay
otro sujeto, no hay otro agente, no hay
otro
actor… Está presente y activa, por consiguiente,
en nuestra
conciencia/memoria… en nuestro ‘yo’.
La
sustancia genética (la propia y la ajena)
de nuestro
organismo afecta necesariamente
a nuestro
‘yo’ (múltiple y complejo), que es
reflejo de
la complejidad y multiplicidad
genética
(pulsional…) de nuestro organismo.
La
conciencia/memoria como escenario y campo
de
batalla. Es el entorno lingüístico-cultural
quien aquí
pone orden, por así decir, quien impone
las
demandas y prioridades ‘lícitas’ (permitidas).
El orden y
la preeminencia de lo colectivo,
de lo
social frente a lo individual. Los individuos
devienen
miembros, partes del organismo
y de la
organización social; devienen
sujetos
(naturales, genéticos) domesticados.
La
instrucción, la formación, la educación…
La
formación del espíritu nacional, étnico,
religioso,
político (de clase), económico…
el ‘llegar
a ser lo que se es’ (uno de los ‘nuestros’),
acaba
sofocando, soterrando, reprimiendo…
a nuestro
ser primordial. Hay que decir
que en
cualquiera de estas formaciones
del
espíritu están presentes todas
las
voliciones o pulsiones ‘malas’
o
indeseables, pero veladas, encubiertas,
disimuladas,
y canalizadas hacia el exterior.
El engaño,
la simulación, la violencia…
están
permitidas contra los ‘otros’.
La
ignorancia radical acerca de nuestro
ser
primordial. La malinterpretaciones,
las
demonizaciones…
La
sustancia genética es omnipresente.
Y toda
nuestra conducta la revela.
No hay
nada en el comportamiento del resto
de las
formas vivas que nos resulte ajeno.
Nuestro
comportamiento es más sofisticado,
simplemente.
En el resto de las formas vivas
vemos el
comportamiento (la voluntad
de
poder/pulsión de dominio) de la vida
en estado
puro, por así decir,
sin
manipulaciones, sin tergiversaciones…
Es el
espejo donde nos tenemos que mirar
–si
queremos conocernos en profundidad.
Nosotros,
la vida, somos eso.
Demos,
pues, por supuesto, que en el sujeto
consciente,
parlante, instruido… (en el ‘yo’)
también
habla y se expresa la sustancia genética,
el ser
primordial. No necesitamos recurrir
a ninguna
psicología de las ‘profundidades’.
5.
Escribo fragmentos, más o menos
monotemáticos; fragmentos
que son diferencias, variaciones,
tientos, recercadas, fugas…
sobre unos pocos temas comunes.
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Saludos,
Manu