Sobre el nuevo período genocéntrico


El camino que abrió Darwin nos ha conducido a la sustancia genética (al ADN). Este descubrimiento nos hace pasar (a todos los grupos humanos) del fenocentrismo al genocentrismo. El centro se ha desplazado de la criatura al creador (de los fenotipos a los genotipos). La sustancia genética es la única sustancia viviente (‘viva’) en este planeta. Nosotros, pues, no podemos ser sino sustancia genética. Esta ‘revelación’ (esta
auto-gnosis) ha partido en dos nuestra historia sobre la tierra. Todo el pasado cultural de los humanos ha resultado arruinado, vacío, nulo... La ilusión antropocéntrica que nos ha acompañado durante miles de años se ha desvanecido. Se ha producido una mutación simbólica (en orden al conocimiento y a la conciencia de sí como sustancia viviente única); el cariotipo humano entra en un nuevo período de su devenir.

Esta aurora, este nuevo día cuyo comienzo presenciamos, alcanzará en su momento a todos los pueblos de la tierra. Pueblos, culturas, tradiciones, creencias… todo lo ‘humano’ desaparecerá. Viene una luz (un saber, una sabiduría) tan devastadora como regeneradora. Esta regeneración del cariotipo humano en el orden simbólico tendrá sus consecuencias. En un futuro no muy lejano hablaremos, pensaremos, y actuaremos, no como humanos sino como sustancia viviente única.

No hay filósofos aún, ni poetas, ni músicos, ni científicos… para este período genocéntrico que inauguramos. No hay nada aún para las nuevas criaturas, para la sustancia viviente única –en
esta nueva fase de su devenir. Nos queda la elaboración de una cultura, de un ‘mundo’ nuevo (digno de la naturaleza de nuestro regenerado, de nuestro recuperado ser). Queda todo por hacer.

domingo, 9 de febrero de 2020

205) Genogramas XXVII


Genogramas XXVII.

 


Manu Rodríguez. Desde Gaiia (09/02/20).

 

 
                                                                  *****


1.

No como hombres sino como vida,
no como soma sino como genouma
padecemos la voluntad de poder.
De no ser por la pulsión de dominio
no hubiéramos sobrevivido.
La supervivencia es secundaria, derivada.
Se quiere la supervivencia cuando
no se tiene o se ha perdido el dominio.

La adaptación o la supervivencia
son derivadas con relación al dominio.

Los somas no son meros diseños
supervivientes. Lo que se advierte
es el derroche, la sobreabundancia,
el plus… Las variaciones son
potencialmente infinitas. Las formas
fenotípicas tienen mucho de gratuito,
de lujo, de alegría, de riesgo, de valor,
de apuesta… de burlarse del peligro,
de situarse en el límite,
en los bordes, de probar…

La imaginación, la invención, los ensayos…
Calcular, ponderar, evaluar, interpretar…

La capacidad de lenguaje,
de expresión, del genouma.
El soma ya es expresión,
ya expresa, y con el soma
–el fenotipo– se comunica,
emite señales, atemoriza,
repele, atrae, seduce, indica…
Las señales engañosas…
Desde la creación del soma
hasta la conducta de ese soma.
Sus modos y maneras.

No hay otro sujeto que el genouma.
El soma es ya estrategia de dominio.
Su apariencia, su ‘potencia’… Todas
sus ‘virtudes’ son las del genouma,
no del soma.

El genouma avanza enmascarado
(‘larvatus prodeo’) en todo momento.
Tras la apariencia, tras lo que aparece,
tras el fenotipo, tras el soma.
Pero también en el soma.

2.

Que no debemos hablar como fenotipos
–como seres humanos–  sino como
genotipos, como sustancia viviente.
Que tenemos un nuevo mundo.

Que el fenocentrismo –antropocentrismo–
está tras toda nuestra hybris con respecto
al resto de la naturaleza viviente.

Que este antropocentrismo es el principio
fundamental en las religiones de salvación
(aquellas que mancillan la vida), y en todas
las tradiciones culturales del neolítico
(el período en el que aún vivimos).
Que el antropocentrismo es el causante
del engreimiento, la vanidad, la soberbia
de los seres humanos, de ese cariotipo.

Que hemos de lograr la victoria sobre
las tradiciones religioso/culturales
del neolítico (su antropomorfismo,
su fenocentrismo, su superficialidad,
su daño, su monstruosidad, su perversión…).
Que hemos de dejar atrás el período medio.

Que la naturaleza viva ha de verse desde
el genouma, desde la sustancia genética.
Que el genocentrismo, y la genómica,
han de ser el futuro.

Que ha habido un malentendido, y que
ha sido en esta época cuando hemos podido
resolverlo –hemos llegado a nosotros mismos.
El auto-descubrimiento. La autognosis
que supone el haber llegado a la sustancia
viviente única; al saber qué, quiénes somos.

Que no debemos consentir, ni permitir,
ni tolerar, que nadie se apropie de este
conocimiento –las empresas farmacéuticas,
los laboratorios ‘privados’, que pretenden
adueñarse del más grande descubrimiento
que nos sea dable concebir. Esta monstruosidad
es signo bien claro de nuestro antropocentrismo
(fenocentrismo), de nuestra enajenación,
de nuestro descentramiento, del ‘lugar’
en el nos encontramos, aún.
Que no acabamos de salir del neolítico.

Que nos es vital el dejar atrás
el antropocentrismo; que tenemos
que acabar con la ilusión antropocéntrica
–con la aberración antropocéntrica.
Que lo que está en juego no es el futuro
del hombre, sino el de la vida.

3.

Todas las formas, todos los modos,
todos los procedimientos… debemos
retrotraerlos a la sustancia viviente única.

Nosotros somos lo viviente. Un fragmento
de la sustancia única. Toda la violencia,
toda la astucia, toda la crueldad incluso
que advertimos en el resto de las formas
vivas, podemos atribuírnosla a nosotros.
Nosotros somos el espíritu, el genio
de toda cosa viva, de todo lo viviente.

La inteligencia es heurística –capacidad
de cálculo y estrategias de dominio.
Superar el medio, sobrevolar, danzar…
Lograr ligereza, más que dominio.
Superdominio. Dejar atrás dificultades.
Es una finta, una burla a todo obstáculo.
Nos reímos de los obstáculos y dificultades.
Una pirueta sobre un mar agitado,
erizado de dificultades. Superando
toda constricción. Más aún. Buscamos
los obstáculos, la disciplina, la dureza, el rigor…
Y gozamos ante toda dificultad vencida.
En cada triunfo, en cada victoria.

El espíritu poderoso. El espíritu que es
en todo momento pulsión de dominio,
ímpetu puro, fuerza pura. Siempre
dirigida, orientada... hacia la victoria.

Todos los diseños somáticos, así como
toda estrategia de dominio, nos tienen
que resultar familiares, naturales, lógicos…
(dadas las circunstancias).

Podemos. Somos creadores, fuertes,
inteligentes. Nuestra fragilidad la superamos
mediante nuestros diseños somáticos.

Creador en todo momento, y criatura, en tanto
que ha de aprender, ha de adquirir dominio.
Dominio de sí, de sus miembros, de sus virtudes,
de su poder. Ha de hacerse uno. Mediante
repeticiones, insistencia, disciplina. Devenir
agudo, resistente, flexible. Como un filamento
vibrante, ardiente, encendido.

4.

Verdadero en todo momento
lo que pasa a nuestro alrededor.
El alma a flor de piel.
No hay nada oculto.

5.

La mujer, temible y llena de vida.
La compañera. Vida plena. La plenitud
de la vida. La alegría de la vida.

La faz amable y temible. La más
sutilmente poderosa. La belleza.
La atracción. La seducción femenina.
El pozo más profundo. El abismo más
hermoso. Silenciosa potencia. Muda.
Callada. Callado poder. Inquietante.
Temor y el más piadoso amor suscita
la hermosa compañera.

¿Y tú, qué dices, compañera, acerca
del varón; acerca de todo esto;
acerca de lo nuestro?

La condición sexual divide, escinde
a la vida misma. Unidades que
mutuamente se deben. Pero unidades,
al cabo, de vida. Esto enfrenta
a las unidades sexuadas incluso
en el acto de la regeneración.

La cópula es rendición. ¿Se rinden
armas? ¿Se rinde la mujer en todo
encuentro amoroso? La rendición
femenina es una treta, una estrategia
de dominio. Es el varón el que se desarma
ante la mujer, queda indefenso;
esto es, se entrega –se rinde.

 
*****

Hasta la próxima,

Manu

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