Genogramas
LXV.
Manu
Rodríguez. Desde Gaiia (12/09/21).
*****
1.
El único
cariotipo que piensa
y que se
piensa en el mundo.
El único
que se ‘objetiva’,
que va
más allá de sí y,
por ello
mismo, el único ser vivo
que
puede modificar su conducta.
Esta
autoconciencia es, quizás,
la
fuente de nuestra libertad.
El
‘plus’ que caracteriza
al
cariotipo humano.
2.
¿El
cariotipo humano como vértice
de la
evolución? La especia ‘elegida’,
dicen.
¿Elegida para qué?
¿Para
dominar este mundo viviente;
el
mundo? ¿Para destruirlo?
El
cariotipo humano es la especie
elegida
por la sustancia viviente
única para el gran acontecimiento
de su
revelación en el mundo
–de su
auto-revelación.
3.
El
‘hombre’ ha de ser dejado atrás.
Ahora se
requiere una ‘cultura’
para la
vida. Ahora la vida ha de crear
su
propia cultura. Una cultura
a la
altura de la vida. Una cultura
dirigida
a la vida, centrada
en la
vida, destinada a la vida.
Una
palabra digna de la vida.
La vida
no dispone de cultura.
No tiene
nada. Carece por completo
de
palabras que la digan, que la acunen,
que la
expresen. Nada del pasado
antropocéntrico
y antropomórfico
puede
satisfacer su hambre y su sed
de
palabras, de verdades…
Habrá
que empezar desde cero.
Una
nueva cultura desde la nada.
4.
El largo
camino hacia sí mismo
de la
sustancia genética.
La
autognosis de la vida.
La
revelación.
5.
Una vida
ya no confundida,
perdida,
presa… alienada
en sus
criaturas –en el hombre
en
particular. Una vida ya libre
y
consciente de sí.
6.
Lo
uno-primordial (Ur-eine). Xenus.
La
sustancia genética, la sustancia
viviente
única. Carente de palabras,
de
música… Ninguna cultura humana
la dice;
nada en la sabiduría humana
la
presagiaba o adivinaba.
El
inesperado Xenus/Nexus.
Xenus/Nexus
no puede quedar
prendido
en las diversas culturas
que los
humanos han llegado a crear.
No puede
comprometerse con ninguna
cultura,
con ningún grupo humano.
Ha de
trascenderlas a todas. Más allá.
El nuevo
período genocéntrico,
post-humano,
ha de dejar todo
lo
humano atrás. Ahora la alienación
le
compete a la misma vida.
La vida
no puede seguir siendo
esclava de
una determinada
rama
étnica o lingüístico-cultural.
En cada
‘cultura’ los hombres
se
decían a sí mismos. Trataban
de
encontrar un sentido a su propia
existencia.
El hombre era el centro
de
aquellos mundos elaborados
a través
de las generaciones.
El
hombre era el límite y la raíz
de sus
preocupaciones.
Todo el
legado humano
ha
quedado inútil para Xenus/Nexus.
Todo
equivocado, errado, descentrado…
El
sujeto ahora es la vida.
Es un año cero absoluto.
Todo por hacer.
7.
¿A quién
invocamos? Carecemos
de
dioses, de mitos… de historia,
de
‘pasado’… Lo nuestro es el futuro.
Tenemos
que construir para el futuro
una
morada para Xenus/Nexus.
Para la
nueva (y vieja) criatura;
para la
vida imperecedera.
8.
La vida
es el único sujeto
de la
actividad; el único
protagonista.
No hay otro.
No hay
nadie más.
Todo lo
humano ha quedado atrás.
El
‘hombre’ ha desaparecido.
Ahora es
la mirada de la vida,
de la
sustancia viviente única,
de
Xenus/Nexus. Ahora es la vida
la que
tiene la palabra. El hombre
(la
criatura) ya nada tiene que decir.
9.
Nuevos
pensamientos, nueva actividad,
nuevos
mensajes… Nueva arquitectura,
nueva
música, nueva poesía, nueva filosofía…
Una
cultura a la altura de Xenus/Nexus.
Genousse
y Genoussin.
Más allá
de culturas, razas, naciones…
Pero no
en nombre de una abstracta
humanidad,
sino en nombre de la vida.
10.
Todo
humanismo o antropocentrismo
(religioso,
filosófico, político…)
ha
quedado arruinado, pulverizado,
ante la
‘revelación’ de la sustancia
genética,
de la sustancia viviente única.
11.
La
revelación de la sustancia
viviente
única cambiará la faz
del
planeta en el futuro. Esta
revelación
sí que es una verdadera
novedad;
algo verdaderamente
nuevo, e
inesperado. No adivinado,
no
presagiado, no anunciado, no profetizado…
Esta
revelación, este saber, partirá en dos
la
historia del cariotipo humano sobre
la
tierra. Habrá un antes y un después
como
nunca antes lo hubo.
Seres
nuevos, futuros…
Conscientes
de su ‘ser’ único.
12.
Es el
‘hombre’ con sus impertinencias,
con sus
exigencias, con sus demandas…
el gran
perturbador. Ahora reclama aire
limpio,
aguas puras… en nombre
de la
humanidad… como un derecho.
Incluso
los más radicales, los ecologistas
‘profundos’,
usan un lenguaje antropocéntrico.
Se habla
de la auto-realización del ‘hombre’…
No sé
cuando nos libraremos
de ese
‘hombre’ que lleva miles
de años
explotando al resto
de la
naturaleza viviente
y
emponzoñando el planeta.
No sé
cuando ese ‘hombre’
se
apartará a un lado para darle
paso a
la vida; para hablar como
vida, y
en nombre de la vida.
13.
“La
morada del hombre es su ‘daemon’”,
dice
Heráclito. La morada, esto es,
su morar
sobre la tierra, el cómo mora
o habita;
su modo y manera de estar.
Así la
morada, así el hombre que la habita.
El
hombre que hasta ahora mora
es el
hombre del neolítico,
el
depredador sin escrúpulos…
Es ese
hombre el que mancilla
la
morada de la vida. Es ese hombre
último
el que debe desaparecer
para dar
lugar a la vida. Ahora
es la
vida la que tiene la palabra.
El hogar
de la vida. Ahora
no es el
hombre quien mora,
o el
morador, sino la misma vida.
La vida
cuida de su morada.
Limpiar,
purificar todo
lo que
el hombre ha manchado.
Recuperar
la tierra,
el aire,
el agua, la luz…
La cuna
de la vida. El hogar
prístino
y puro.
*****
Hasta la próxima,
Manu
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