Sobre el nuevo período genocéntrico


El camino que abrió Darwin nos ha conducido a la sustancia genética (al ADN). Este descubrimiento nos hace pasar (a todos los grupos humanos) del fenocentrismo al genocentrismo. El centro se ha desplazado de la criatura al creador (de los fenotipos a los genotipos). La sustancia genética es la única sustancia viviente (‘viva’) en este planeta. Nosotros, pues, no podemos ser sino sustancia genética. Esta ‘revelación’ (esta
auto-gnosis) ha partido en dos nuestra historia sobre la tierra. Todo el pasado cultural de los humanos ha resultado arruinado, vacío, nulo... La ilusión antropocéntrica que nos ha acompañado durante miles de años se ha desvanecido. Se ha producido una mutación simbólica (en orden al conocimiento y a la conciencia de sí como sustancia viviente única); el cariotipo humano entra en un nuevo período de su devenir.

Esta aurora, este nuevo día cuyo comienzo presenciamos, alcanzará en su momento a todos los pueblos de la tierra. Pueblos, culturas, tradiciones, creencias… todo lo ‘humano’ desaparecerá. Viene una luz (un saber, una sabiduría) tan devastadora como regeneradora. Esta regeneración del cariotipo humano en el orden simbólico tendrá sus consecuencias. En un futuro no muy lejano hablaremos, pensaremos, y actuaremos, no como humanos sino como sustancia viviente única.

No hay filósofos aún, ni poetas, ni músicos, ni científicos… para este período genocéntrico que inauguramos. No hay nada aún para las nuevas criaturas, para la sustancia viviente única –en
esta nueva fase de su devenir. Nos queda la elaboración de una cultura, de un ‘mundo’ nuevo (digno de la naturaleza de nuestro regenerado, de nuestro recuperado ser). Queda todo por hacer.

viernes, 11 de marzo de 2022

255) Genogramas LXXVII

 

Genogramas LXXVII.

 

Manu Rodríguez. Desde Gaiia (11/03/22).

 

                                                                  *****

 

1.

El camino que los colectivos humanos,

en su conjunto (pueblos, naciones, Estados,

imperios, culturas, civilizaciones…),

llevamos desde hace milenios es el camino

de la muerte. La multitud de guerras

de dominio, imperialistas; la depredación

descontrolada, la esquilmación, la explotación,

la devastación, la ‘contaminación’… del planeta.

 

Ahora que sabemos lo que teníamos

que saber, es el momento crucial

en el que se decide el futuro de la vida.

¿Qué camino elegiremos los colectivos

humanos de aquí en adelante? ¿Seguiremos

deliberadamente el camino de la destrucción?

¿De nada vale nuestro saber y las advertencias

de nuestros sabios? ¿Tanta es nuestra codicia,

nuestra confusión, nuestra ceguera?

 

Una guerra, una lucha contra la ciega

codicia de dominio material, contra

la voluntad de apropiación. Contra

las pulsiones o fuerzas destructivas.

Dentro y fuera. En lo grande

como en lo pequeño.

 

No como hombres hemos de librar

esta batalla. No bajo consignas

y estandartes humanos. Es vida

contra vida. Es una batalla cósmica

en la que la vida se juega el ser,

el seguir siendo. Para ello ha de

combatir y reducir a una parte de sí.

Ha de poder sobre sí. Ha de dominarse.

La ciega voluntad de poder es vida

que no se domina a sí misma.

Es vida desmadrada, desquiciada, loca…

Es preciso aportar luz aquí;

cordura, sensatez. La vida

lúcida ha de comprometerse

en esta lucha contra las fuerzas

destructivas, contra la vida ciega,

contra la vida enloquecida.

 

2.

El dominio de sí, la posesión de sí.

El autodominio. La rección

del ámbito pulsional; de la fuerza,

de la potencia. La dirección,

el camino a tomar. La elección.

 

La conciencia, el saber de lo bueno

y de lo malo (de lo que viene bien

y de lo que viene mal). Lo que viene

bien y lo que viene mal para la vida.

 

La conciencia, el saber genético.

La conciencia de sí genética,

la conciencia que viene.

 

3.

La vida, en el cariotipo humano,

está destinada a luchar consigo

misma, a enfrentarse consigo misma,

a combatirse, a superarse, a dominarse…

Autodominio y autognosis son los ejes

que articulan nuestras vidas. En el grado

de autodominio y de autognosis radica

la excelencia en los cariotipos humanos.

 

4.

El cariotipo humano tiene un destino

fijado en el orden viviente, ciertamente.

Por ser el cariotipo más poderoso,

y el único consciente de sí. Pero si

el cariotipo humano es incapaz

de poner orden en sí mismo, ¿cómo

podrá ejercer algún dominio más allá

de sí? Los ‘humanos’ no dominan este

planeta viviente, se limitan a explotarlo,

 a esquilmarlo, a degradarlo...

 

5. 

La conciencia de sí como vida nos abre

el camino de un morar otro. La perspectiva

genocéntrica. Es una mirada otra.

La sustancia viviente única se convierte

en el centro del mirar. Esta mirada

trae un nuevo morar. Lo exige.

 

6.

En general nuestras sociedades viven

prendidas (y prendadas) en los mundos

antropocéntricos del neolítico. Viven

alejadas de su ser viviente único.

El individuo, la sociedad, la nación,

la patria, la etnia, la cultura… marcan

sus pautas de pensamiento y comportamiento.

 

Esos ‘hombres’, esos ‘humanismos’,

son un obstáculo para el conocimiento

de sí como sustancia genética,

como sustancia viviente única.

 

7.

¿El saber precede a la acción

–la autognosis al autodominio? 

La autognosis implicaría, exigiría

el autodominio (una nueva jerarquía,

un nuevo orden en el ser, un nuevo

 proceder…). Un autodominio

que se ejerce a partir del saber de sí.

Un autodominio que se fundamenta

en un conocimiento cierto, en un saber

de sí cierto, verdadero. Donde 

no hay engaño –ni auto-engaño.

 

8.

Nada altera el camino

de autodestrucción

que llevamos. Ningún

discurso, ninguna palabra,

ninguna voz. No se quiere oír,

no se quiere ver,

no se quiere pensar…

De manera irreflexiva

y obcecada nos dirigimos

hacia nuestra destrucción.


Tanta potencia, y tanto poder.

Es el poder de la vida, ciertamente.

Pero es un poder ciego, sin guía,

sin luz; un poder que consume,

devora, aniquila… Un poder

irreflexivo, o indiferente.

 

Se diría que la dificultad estriba

en dominar tanta potencia.

La multiplicidad pulsional

y volitiva. El autodominio

–mandarse y obedecerse.

 

9. 

La vida en lucha consigo misma

ha de poderse, ha de dominarse,

ha de conducirse con inteligencia

–previendo, adelantándose

a las circunstancias… eligiendo lo mejor.

 

10. 

La complejidad conductual del cariotipo

humano es la complejidad de la vida.

Todas las tendencias, todas las pulsiones

tienen cabida en nuestro ser.

Las positivas y las negativas.

 

11.

La vida responsable, consciente

de sí, beneficiosa… la buena vida.

Vida religada a la vida.

 

La vida irresponsable, no consciente

de sí, nociva… la mala vida.

Vida que se extraña de la vida.

 

Es una guerra al desorden,

a la desmesura, a la codicia,

a la violencia, al engaño…

A mundo nuestro de cada día.

Guerra personal, y guerra colectiva.

Hacía el buen camino.

 

12.

Hay una vida que se afana,

vence, y progresa. Hay otra

vida que destruye, consume,

desertiza…

 

13.

Se precisa la ‘visión’,

el conocimiento,

el saber. Se precisa

la conciencia

de sí como vida.

 

El saber y la verdad

urgen, apremian…

mandan…

 

14. 

Una humanidad (una vida)

codiciosa, insaciable…

una huida hacia adelante…

Estos son los momentos.

 

*****

 

Saludos,

Manu

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