Genogramas
LXXVII.
Manu
Rodríguez. Desde Gaiia (11/03/22).
*****
1.
El camino que los colectivos humanos,
en su conjunto (pueblos, naciones, Estados,
imperios, culturas, civilizaciones…),
llevamos desde hace milenios es el camino
de la muerte. La multitud de guerras
de dominio, imperialistas; la depredación
descontrolada, la esquilmación, la explotación,
la devastación, la ‘contaminación’… del planeta.
Ahora que sabemos lo que teníamos
que saber, es el momento crucial
en el que se decide el futuro de la vida.
¿Qué camino elegiremos los colectivos
humanos de aquí en adelante? ¿Seguiremos
deliberadamente el camino de la destrucción?
¿De nada vale nuestro saber y las advertencias
de nuestros sabios? ¿Tanta es nuestra codicia,
nuestra confusión, nuestra ceguera?
Una guerra, una lucha contra la ciega
codicia de dominio material, contra
la voluntad de apropiación. Contra
las pulsiones o fuerzas destructivas.
Dentro y fuera. En lo grande
como en lo pequeño.
No como hombres hemos de librar
esta batalla. No bajo consignas
y estandartes humanos. Es vida
contra vida. Es una batalla cósmica
en la que la vida se juega el ser,
el seguir siendo. Para ello ha de
combatir y reducir a una parte de sí.
Ha de poder sobre sí. Ha de dominarse.
La ciega voluntad de poder es vida
que no se domina a sí misma.
Es vida desmadrada, desquiciada, loca…
Es preciso aportar luz aquí;
cordura, sensatez. La vida
lúcida ha de comprometerse
en esta lucha contra las fuerzas
destructivas, contra la vida ciega,
contra la vida enloquecida.
2.
El dominio de sí, la posesión de sí.
El autodominio. La rección
del ámbito pulsional; de la fuerza,
de la potencia. La dirección,
el camino a tomar. La elección.
La conciencia, el saber de lo bueno
y de lo malo (de lo que viene bien
y de lo que viene mal). Lo que viene
bien y lo que viene mal para la vida.
La conciencia, el saber genético.
La conciencia de sí genética,
la conciencia que viene.
3.
La vida, en el cariotipo humano,
está destinada a luchar consigo
misma, a enfrentarse consigo misma,
a combatirse, a superarse, a dominarse…
Autodominio y autognosis son los ejes
que articulan nuestras vidas. En el grado
de autodominio y de autognosis radica
la excelencia en los cariotipos humanos.
4.
El cariotipo humano tiene un destino
fijado en el orden viviente, ciertamente.
Por ser el cariotipo más poderoso,
y el único consciente de sí. Pero si
el cariotipo humano es incapaz
de poner orden en sí mismo, ¿cómo
podrá ejercer algún dominio más allá
de sí? Los ‘humanos’ no dominan este
planeta viviente, se limitan a explotarlo,
a esquilmarlo, a
degradarlo...
5.
La conciencia de sí como vida nos abre
el camino de un morar otro. La perspectiva
genocéntrica. Es una mirada otra.
La sustancia viviente única se convierte
en el centro del mirar. Esta mirada
trae un nuevo morar. Lo exige.
6.
En general nuestras sociedades viven
prendidas (y prendadas) en los mundos
antropocéntricos del neolítico. Viven
alejadas de su ser viviente único.
El individuo, la sociedad, la nación,
la patria, la etnia, la cultura… marcan
sus pautas de pensamiento y comportamiento.
Esos ‘hombres’, esos ‘humanismos’,
son un obstáculo para el conocimiento
de sí como sustancia genética,
como sustancia viviente única.
7.
¿El saber precede a la acción
–la autognosis al autodominio?
La autognosis implicaría, exigiría
el autodominio (una nueva jerarquía,
un nuevo orden en el ser, un nuevo
proceder…). Un
autodominio
que se ejerce a partir del saber de sí.
Un autodominio que se fundamenta
en un conocimiento cierto, en un saber
de sí cierto, verdadero. Donde
no hay engaño –ni auto-engaño.
8.
Nada altera el camino
de autodestrucción
que llevamos. Ningún
discurso, ninguna palabra,
ninguna voz. No se quiere oír,
no se quiere ver,
no se quiere pensar…
De manera irreflexiva
y obcecada nos dirigimos
hacia nuestra destrucción.
Tanta potencia, y tanto poder.
Es el poder de la vida, ciertamente.
Pero es un poder ciego, sin guía,
sin luz; un poder que consume,
devora, aniquila… Un poder
irreflexivo, o indiferente.
Se diría que la dificultad estriba
en dominar tanta potencia.
La multiplicidad pulsional
y volitiva. El autodominio
–mandarse y obedecerse.
9.
La vida en lucha consigo misma
ha de poderse, ha de dominarse,
ha de conducirse con inteligencia
–previendo, adelantándose
a las circunstancias… eligiendo lo mejor.
10.
La complejidad conductual del cariotipo
humano es la complejidad de la vida.
Todas las tendencias, todas las pulsiones
tienen cabida en nuestro ser.
Las positivas y las negativas.
11.
La vida responsable, consciente
de sí, beneficiosa… la buena vida.
Vida religada a la vida.
La vida irresponsable, no consciente
de sí, nociva… la mala vida.
Vida que se extraña de la vida.
Es una guerra al desorden,
a la desmesura, a la codicia,
a la violencia, al engaño…
A mundo nuestro de cada día.
Guerra personal, y guerra colectiva.
Hacía el buen camino.
12.
Hay una vida que se afana,
vence, y progresa. Hay otra
vida que destruye, consume,
desertiza…
13.
Se precisa la ‘visión’,
el conocimiento,
el saber. Se precisa
la conciencia
de sí como vida.
El saber y la verdad
urgen, apremian…
mandan…
14.
Una humanidad (una vida)
codiciosa, insaciable…
una huida hacia adelante…
Estos son los momentos.
*****
Saludos,
Manu
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